Parte cuatro
Minos sonreía con confianza mientras presionaba a Albafica con una serie de ataques rápidos y precisos. Albafica intentaba defenderse, pero Minos era demasiado fuerte y demasiado rápido.
Albafica retrocedió, intentando ganar tiempo y espacio para recuperarse. Pero Minos no le dio tregua, siguió presionando con sus ataques.
De repente, Albafica vio una oportunidad y lanzó un contraataque desesperado. Minos se rió y esquivó el ataque con facilidad, pero Albafica no se rindió.
Albafica se recuperó rápidamente y lanzó otro ataque, esta vez con más fuerza y determinación. Minos se sorprendió por la repentina explosión de energía de Albafica y se vio obligado a retroceder.
Albafica aprovechó la oportunidad y presionó a Minos con una serie de ataques rápidos y precisos. Minos intentaba defenderse, pero Albafica había encontrado un ritmo y no lo iba a dejar escapar.
De repente, Albafica lanzó un ataque final, un golpe poderoso que podría decidir el destino del duelo. Minos intentó esquivarlo, pero Albafica había calculado perfectamente el ángulo y la fuerza del ataque.
El golpe impactó con fuerza en la espada de Minos, y este se vio obligado a retroceder varios pasos. Albafica se acercó, su espada lista para el golpe final.
Justo cuando Albafica estaba a punto de dar el golpe final, Minos sonrió.
- No te rindas, Albafica. Todavía no he mostrado mi verdadera fuerza.
Y con eso, Minos desencadenó una explosión de energía que hizo que Albafica se tambalease hacia atrás.
Albafica sorprendido por la repentina explosión de energía de Minos. Intentó recuperarse, pero Minos no le dio tiempo.
Minos se acercó a Albafica, su espada brillando con una luz intensa. Albafica intentó defenderse, pero Minos era demasiado fuerte. Con un golpe preciso y controlado, Minos desarmó a Albafica y lo hizo caer al suelo.
Albafica se rindió, reconociendo la superioridad de Minos. Minos se acercó a él, su espada aún en alto, pero no la utilizó para lastimar a Albafica.
- Has luchado con honor - Dijo Minos - No tienes nada de qué avergonzarte. Eres un guerrero digno de respeto.
Albafica se puso de pie, dolorido pero sin lastimaciones graves. Miró a Minos con admiración y respeto.
- Eres un oponente formidable - Respondió Albafica - Me has enseñado mucho sobre la verdadera fuerza y la habilidad.
Minos sonrió, satisfecho con la victoria.
- La verdadera fuerza no se mide por la capacidad de lastimar a otros. Se mide por la capacidad de controlar y dominar uno mismo.
Y con eso, Minos y Albafica se dieron la mano, sellando su respeto mutuo y claro aunque los dos serán muy pronto esposos no quitaba el hecho que ambos trabajarían mano a mano.
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Después del duelo, unos días después todo marchaba según lo planeado, y el castillo cada vez se adecuaba para la próxima boda que estaba prevista a unos meses más adelante.
Sin embargo, Valentine, había descubierto parte de la vida sobre Albafica y su pasado en Eldrida. Valentine deseaba ganar lugar en las filas del reino de Minos, quizá así lograría ser mano derecha del rey y quizá algún día tomar ese lugar. Ideó una oportunidad para sembrar discordia despues de aquel día al sostener su plática fugaz con Albafica en el patio de armas, decidido se dirigió al padre de Minos, el rey de Valtania.
- Su Majestad - dijo Valentine con una reverencia frente al gobernante de esas prósperas tierras - Debo informarle sobre un asunto grave. El consorte de Minos, Albafica, no es quien parece ser. Es un guerrero de Eldrida, y su pasado es oscuro y peligroso.
El rey de Valtania se molestó al escuchar las palabras de Valentine. Siempre había sido un hombre justo y honorable, y la idea de que su hijo despose a un ser con un pasado tan turbio le resultaba inaceptable.
- ¿Cómo es posible que Minos no me haya informado sobre esto? - Preguntó el rey, con su voz llena de ira y decepción, jamás le menciono sobre la idea de casarse tan pronto.
Valentine se encogió de hombros. -No lo sé, su Majestad. Pero creo que es importante que sepa la verdad sobre el pasado de Albafica.
El rey de Valtania se levantó de su trono, su rostro enrojecido por la ira - Voy a hablar con Minos, voy a descubrir la verdad sobre este asunto.
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Mientras el rey de Valtania se preparaba para confrontar a Minos sobre el pasado de Albafica, en otro lugar del castillo, un grupo de sirvientas se peleaban por ver quién sería la asistente personal de Albafica.
Cada una de ellas quería ser la elegida para atender a la consorte de Minos, y la competencia era feroz. Las sirvientas se empujaban y se gritaban entre sí, cada una tratando de demostrar que era la más capacitada para el puesto.
Justo cuando la situación estaba a punto de salirse de control, Pandora, la fiel sirvienta de Minos, apareció en la escena. Su presencia fue como un bálsamo para las sirvientas, que se detuvieron en seco al verla.
- ¿Qué está pasando aquí?- Preguntó Pandora con voz firme pero calmada.
Las sirvientas se miraron entre sí, avergonzadas. - Estamos peleando por ver quién será la asistente de Albafica - dijo una de ellas.
Pandora sacudió la cabeza - Esa no es una decisión que corresponda a ninguna de ustedes. La decisión de quién será la asistente de Albafica es exclusivamente de Albafica.
Las sirvientas se miraron entre sí, decepcionadas. Pero Pandora continuó - Si alguna de ustedes desea ser considerada para el puesto, debe hablar con Albafica directamente y demostrarle sus habilidades y capacidad para servirle.
Las sirvientas asintieron, comprendiendo. Y Pandora, satisfecha de haber restaurado el orden, se dirigió a buscar a Albafica para informarle sobre la situación.
Albafica se encontraba en el jardín del castillo, rodeado de plantas medicinales y hierbas aromáticas. Había pasado la mañana explorando el jardín y descubriendo nuevas especies que podrían ser útiles para sus prácticas
Mientras se agachaba para examinar una planta en particular, vio a Pandora acercarse a él desde la distancia. La sirvienta de Minos caminaba con su característica elegancia y compostura, y Albafica no pudo evitar sentir una sonrisa al verla.
Pandora se acercó a él y se inclinó ligeramente en una reverencia - Señor Albafica, espero que esté disfrutando del jardín. He venido a hablar con usted sobre un asunto importante.
Albafica se puso de pie y se sacudió las manos para eliminar el polvo de las plantas - Por supuesto Pandora ¿Qué asunto es?
Pandora miró a su alrededor para asegurarse de que estaban solos, y luego comenzó a hablar en un tono bajo y serio - Señor Albafica, hay una situación en el castillo que requiere su atención. Las sirvientas están peleando por ver quién será su asistente personal, y la situación está empezando a salirse de control.
Albafica frunció el ceño, sorprendido por la noticia - ¿Pelean por ser mi asistente?- repitió asombrado - Eso es ridículo. ¿Por qué no se lo dijeron a Minos?
Pandora sacudió la cabeza - No lo sé, señor. Pero creo que es importante que usted tome cartas en el asunto y decida quién será su asistente personal de una vez por todas
Albafica asintió, pensativo - Tienes razón, Pandora, Minos tiene sus propios asuntos y lo ideal es que le ayude a tomar responsabilidades. Iré a hablar con las sirvientas y resolveré este asunto de una vez por todas.
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