Capítulo 5
El viernes, mientras las tres mujeres almorzaban en el patio interno de la peluquería, la más joven comenzó a contarles algo a su madre y a Lizzy.
—Mañana tengo una cita.
Ambas mujeres la miraron con atención.
—¿De verdad? —le preguntó Lizzy y la muchacha asintió con la cabeza—, ¿y quién es el afortunado? ¿Cómo lo conociste? ¿Hace mucho que se conocen?
Lizzy estaba más desesperada por saber quién era que la propia Tabatha, hasta que la calló con el nombre de la cita.
—Es Darrell.
—¿¡Qué!? —casi gritó su madre en un acto de asombro.
—Supuse que ibas a ponerte así.
—Fue una sorpresa, ¿por qué él? —le preguntó su madre.
—Porque está para chuparse los dedos —le contestó Lizzy mientras se reía.
Tabatha sin poder evitarlo, terminó por reírse ante las palabras de Lizzy. Pero fue Uma, la madre de la joven, quien aún no estaba del todo convencida de la decisión que había tomado su hija.
—Sé que no esperabas algo así, pero no pude negarle la cita.
—Se la pudiste haber negado, porque es el hermano de Evan, un hombre que intentó abusar de ti y matarte, ¿y aceptas salir con Darrell, sabiendo bien quién es el hermano? ¿Quién te asegura a ti que él no es igual o peor que ese monstruo?
—No pensé que te fuera a afectar así.
—Pues me afecta, porque parece que no mides por lo que has pasado, me afecta porque tú eres la que está por salir con él.
Cada vez que le salía una palabra de su boca, más histérica se ponía, al punto de levantar la voz.
—¡Ya basta, Uma! —le gritó su amiga para frenarla—. Me dijiste que Darrell fue quien la ayudó siempre y que tú misma lo llamaste cuando a tu hija le dieron el alta para que la lleve a su casa. Así que, no seas tan jodida en decirle que se fije bien con quien va a salir, porque a como yo lo veo, Darrell es un excelente hombre, es el indicado para tu hija. Sé que tienes miedos y ella los tiene también, incluso hasta ahora los debe de tener, pero déjala ser.
Uma quedó petrificada ante las palabras de desahogo de su amiga y quedó callada. Apretó la boca y bebió de su gaseosa pero enseguida le volvió a hablar.
—Solo te diré que no te hagas tantas ilusiones con él, recuerda que es el hermano de tu expareja —comentó sin expresión en su rostro.
—Sí, me doy cuenta de eso mamá, pero él siempre ha estado para mí en mis peores momentos, y tú misma me dijiste una vez que ya no era más mi cuñado y por lo que me dijiste aquella vez, interpreté que le tendría que dar una oportunidad si él me invitaba a salir o decirme lo que sentía por mí —le respondió con sensatez y su madre quedó callada de nuevo.
—Es la primera vez que veo a Uma Darhent callada —dijo Lizzy sorprendida.
—Sí, lo dije y te lo comenté con esa clase de intención también, pero no pensé que lo llegarías a tomar al pie de la letra, casi nada tomas al pie de la letra lo que te digo últimamente —comentó con seriedad.
—Bueno, intentaré hacerte caso a partir de ahora, aunque ya lo he hecho. Le estoy dando una oportunidad a Darrell y me la di a mí misma también —acotó su hija con una sonrisa en sus labios.
—Me alegro mucho por mi amiga, estoy contenta de saber que por fin eres feliz, Tabatha —le expresó con sinceridad.
—Gracias Lizzy. Estoy intentando tener ánimos.
—No es nada, te mereces ser inmensamente feliz después de todo lo que te ha pasado.
—Es lo que intento pero me cuesta aún.
—Con el tiempo lo superarás —le dijo ésta vez su madre, apretando la mano de su hija y sonriéndole.
—¿No estás enojada conmigo? —le preguntó asombrada y mirándola con atención a los ojos.
—No estoy enojada contigo, estoy sorprendida por saber que vas a tener una cita con Darrell pero debo apoyarte, así como lo hice una vez cuando decidiste salir con su hermano. Solo espero que no te termine lastimando.
—Sé cómo debes sentirte y lo que piensas, igual estoy yo pero le di una oportunidad a Darrell porque siempre estuvo a mi lado en cualquier situación, sin cuestionarme algo. Es muy incómodo en parte saber que fue mi cuñado pero sé la clase de hombre que es. Vio cosas que no eran dignas de mostrarse, fue todo lo que debió ser Evan cuando convivíamos. Ambos son totalmente diferentes, uno hacía las cosas por interés. el otro las hace porque quiere y con eso, me demuestra cómo es en verdad. Mi ex, si me atrasaba en algo que debía de hacerle estaba gritándome, agrediéndome verbalmente o intentando levantarme la mano.
—¿Se lo has contado a Darrell éstas cosas? —le preguntó su madre.
—Sabe algunas cosas, más no todo.
—¿Es igual de grave de lo que intentó hacerte? —volvió a cuestionarle y Lizzy se mantenía callada escuchando con atención la conversación.
—Sí, mamá y prefiero omitir lo que pasó, por favor —le dijo en súplica.
—De acuerdo, no hablaremos más del tema si te hace sentir mejor.
—Te lo agradezco.
—Sí ahora estás feliz verdaderamente, yo estoy feliz también —le contestó con una genuína sonrisa.
—Y yo también —le dijo Lizzy sonriéndole—, me encanta que le hayas dado una oportunidad a Darrell, es un gran hombre y te hará muy feliz, Tabatha.
—Gracias, Lizzy —expresó con una sonrisa.
Mientras las tres terminaban de almorzar, dentro del estudio de arquitectura de Darrell, se presentó sin aviso previo, el oficial que había interrogado a Tabatha cuando ella estuvo en el hospital.
—Siento molestarlo, señor Rossdale pero necesito hablarle sobre su hermano.
—Siéntese por favor —le ofreció el asiento delante suyo y el hombre lo aceptó—, dígame, ¿qué debo saber de él?
—¿Usted sabe que abandonó el país desde hace cuatro meses?
—Para nada, de todas formas no hablo con él desde mucho antes que todo esto sucediera. ¿Pudieron localizarlo? —fue Darrell quien preguntó mirando al oficial con atención.
—En efecto, se encuentra en Canadá con su otra familia.
Darrell miró al sujeto sin entenderle una palabra.
—Disculpe oficial, ¿pero no le comprendo? —le inquirió frunciendo el ceño.
—Su hermano desde hacía más de ocho meses que mantenía una relación paralela aparte de la que tenía con la señorita Valentic. Lamento informarle que incluso a un menor de por medio.
—¿Un menor? —volvió a fruncir el ceño.
—Tiene un hijo.
—Eso es imposible, Evan no haría algo así.
—Con todo respeto señor Rossdale, su hermano es golpeador y mantuvo una doble vida con un hijo de por medio, un hombre así es capaz de cualquier cosa.
—Sinceramente no puedo creerlo pero le agradezco que me lo haya informado. Lo único que le pido es que no se lo comente a la señorita Valentic, no le haría ningún bien saber la noticia.
—¿Prefiere decírselo usted? —le cuestionó el oficial.
—Puede ser pero no de inmediato.
—Está bien, lo entiendo señor Rossdale. Me retiro, le agradezco su tiempo.
—Gracias a usted por avisarme de esto.
—Con su permiso.
Darrell estuvo toda la tarde de aquel día trabajando en varios proyectos y antes de acomodar todo para cerrar el estudio, el teléfono sonó. Tenía una llamada del exterior.
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