Capítulo 5: Last Christmas
Alaska, Gohan y Ashton fueron a sentarse a unas mesas en una zona de descanso que estaba casi desierta, exceptuando por un grupo de cuatro personas que se encontraba en otra mesa.
—¿No tienen hambre? —preguntó Alaska.
—Sí, pero estoy cansado —dijo Gohan, haciendo un puchero.
Alaska lo miró enternecida y luego le dio un pequeño beso en los labios.
—Yo les traeré algo.
Ambos chicos dieron aplausitos infantiles.
—Que sea vegetariano —pidió Ashton.
Alaska rio.
—Me lo dices como si fuera a olvidarlo —fue hacia él y también le dio un beso en los labios—. No se muevan de aquí, ya vuelvo.
Ambos chicos miraron como Alaska se alejaba.
—Ya la extraño —dijo Ashton cuando Alaska estuvo fuera de su vista.
—Yo también…, pero consuela saber que volverá con comida en sus manos —dijo Gohan, pensando en que sería lo que Alaska le traería para comer.
—¿Sabes que extraño también?
—¿La hierba?
—Amo como me lees la mente, hermano.
Gohan, sin decir nada, comenzó a mirar hacia todos lados y cuando se aseguró de que no hubiera ningún guardia cerca y que las únicas personas además de ellos en esa zona era ese grupo de cuatro que tenía a sus espaldas, metió su mano dentro del bolsillo de su pantalón y sacó una bolsa plástica con tres porros armados.
Ashton lo miró con los ojos muy abiertos.
—¿Cómo…?
—También hay traficantes de hierba en Londres, aunque claro, me costó un poco considerando que aquí no es legal —respondió.
—No podemos fumarlos aquí —susurró Ashton—. Primero, porque es un lugar público, segundo, porque hay guardias haciendo rondas y, tercero, porque mi papá no tiene tanto poder en Inglaterra.
—No dije que los fumáramos aquí y ahora, pero una calada cada uno no levantaría sospechas.
Ashton se quiso negar, realmente quiso, pero su lado estúpido, que salía a relucir principalmente cuando estaba Gohan a su lado, lo forzó a aceptar la propuesta.
De pronto, Trish sintió un olor muy conocido y cuando se giró a ver de dónde provenía el olor, pudo ver a dos chicos, sentados uno al lado del otro, con las cabezas metidas de bajo la mesa de picnic en la que estaban sentados.
—Trish —la llamó Grecia—, no me estás oyendo.
—Dame un momento.
Trish se puso de pie y fue en dirección a los chicos desconocidos y le tocó la espalda a uno con un dedo. El chico se pegó en la nuca contra la mesa y comenzó a toser sin control. El amigo de este salió de debajo y miró a Trish.
—¿Hola?
Trish miró al chico de cabellera oscura.
—¿Sabían que el cannabis es ilegal aquí?
—¿Eres policía?
—No, en realidad soy una de ustedes, así que, si no me dan de lo que están fumando, me encargaré de que aparezca un verdadero policía por acá —amenazó Trish.
Ashton le entró el porro sin dudarlo.
—Un gusto conocerte, soy Ashton Johnson…
En ese momento, los otros tres presentes, se levantaron de sus asientos y se acercaron a Trish, quien estaba dando una calada del porro y cuando terminó, se presentó con loso extraños:
—Trish Cullen.
—¡Trish! —le dijo Oliver con desapruebo.
—Él es mi novio abogado, Oliver, y ellos mis mejores amigos Grecia y Carter.
—¿Un abogado? —cuestionó Ashton.
—Una ironía, ¿no?
—Al menos sabemos quién nos puede ayudar en cualquier caso… —Ashton miró a Gohan, quien recién había salido de debajo de la mesa—. Él es mi mejor amigo y a veces como mi novio, Gohan Bridge.
—¿Cómo la comida japonesa? —preguntó Grecia.
—Sí, cuando se baña lo hace con salsa teriyaki.
Gohan rodó los ojos.
—Amigo, tienes que cambiar de chiste, hermano.
—¿De dónde son? —preguntó Grecia—. Su acento no es de aquí.
—California —dijo Gohan—. ¿Y ustedes?
—Seattle…
—¿Han vivido toda la vida en un estado donde la hierba es legal? —preguntó Trish.
—Sí, aunque cuando comenzamos todavía no lo era —contestó Ash.
—Que envidia…
En ese momento, Alaska volvió a aparecer y cuando vio gente nueva conviviendo con sus chicos, se acercó con una sonrisa amable y una bolsa con bocadillos colgando de un brazo.
—Hicieron nuevos… —la vista de Alie se posó en el porro que Trish tenía en la mano.
—¡No es nuestro! —se desligó Han, de inmediato.
Trish los miró extrañada.
—Ah, no, claro —dijo Alaska, irónica—. Yo no soy tonta, ese porro solo puede ser de ustedes dos… ¡Aquí es ilegal!
—También lo fue en California y nunca nos arrestaron por… —Gohan cerró la boca un momento—. Era un delito de posesión menor y nos revisaron de manera ilegítima.
—Pues ahora no será de esa manera porque puedo sentir el olor a marihuana.
—¿Y ella es? —preguntó Oliver.
—Alaska, mi novia y la amante de Gohan.
Alaska no pudo evitar ponerse roja y miró a Ashton con furia.
—Está bromeando —dijo Gohan—. Normalmente tengo sexo con los dos al mismo tiempo, eso solo me hace la tercera rueda de la relación.
Los otros cuatro quedaron algo sorprendidos por la información, pero en ese momento, Grecia miró a Alaska y se dio cuenta de algo.
—¿Tú no eres actriz?
Alaska miró a Grecia, aun avergonzada.
—Ah, sí… soy Alaska White.
—Oh, por Dios, ella es una estrella —chilló Grecia.
—Eso explica esta relación poliamorosa tan rara… es clásico de una estrella de Hollywood —dijo Trish.
Alaska iba a decir algo, pero al final no encontró de qué manera defenderse ante tal acusación más que decir “no es porque sea estrella de Hollywood”, lo que no era una gran defensa realmente. Después de todo, ya muchos medios de comunicación habían puesto sobre la mesa el tema de la relación extraña entre el hijo menor del juez Johnson, la actriz de Alaska y el pobre diablo que vivía con ellos.
—Bien, devuélveles el porro —le dijo Oliver a Trish—. No quiero tener que estar defendiéndote legalmente en el extranjero… y gratis.
Trish suspiró y le entregó a Gohan el porro.
—Y ustedes guarden eso… no creo que el juez Johnson venga hasta acá para defenderlos.
Las palabras de Alaska llamaron la atención de Oliver.
—¿El juez Johnson de la Corte Suprema de California?
—Es mi papá —dijo Ashton.
—Por Dios, es uno de los jueces más respetables de todo Estados Unidos —dijo Oliver—. ¿Y tú eres su hijo?
—Decepcionante, ¿no? —Ashton asintió ante su propia pregunta—. No te preocupes, tiene cuatro hijos más que lo compensan.
De pronto, un grito femenino se oyó en la zona y todos se giraron a ver de quien había salido.
—¡Aquí está, sabía que la había visto! ¡Es Alaska White!
Alaska le sonrió nerviosa a la chica y cuando estaba por decir algo, un grupo de personas con cámaras y micrófonos empezaron a aparecer.
—Yo sabía que no podíamos pasar tan desapercibidos —dijo Ashton, poniéndose de pie.
—¿Qué hago? —preguntó Alaska, nerviosa.
—Ve al auto, nosotros los distraeremos y de alguna forma llegaremos al estacionamiento —dijo Gohan, quien también se encontraba de pie ya.
En el momento en que los medios de comunicación comenzaron a acercarse, Ashton y Gohan comenzaron a tapar a Alaska.
Casi de inmediato, Carter agarró el brazo de Alaska y comenzó a jalarla, con Grecia corriendo detrás de ellos.
Trish y Oliver habían decidido quedarse con los otros dos chicos e intentar impedirles el paso a los acosadores.
—¡Corres muy rápido! —dijo Alaska, mientras intentaba seguirle el paso a Carter.
—¡Es que fui corredor de fútbol americano!
En unos minutos, Grecia, Carter y Alaska habían llegado al camino principal del Winter Wonderland, el que, por suerte no estaba tan lleno.
—¿En qué estacionamiento están?
—El de la puerta dorada…
—Oh, nosotros igual —dijo Grecia—. Vamos.
Los tres comenzaron a moverse a paso rápido, al menos hasta que un chico alto que iba corriendo, chocó con Alaska.
—L-lo siento —le dijo el chico.
—No, tranquilo…
—¡Kyle! —Amanda llegó junto a él, apenas respirando—. Creo que los perdimos…
La vista de Amanda se posó en Alaska y su mandíbula inferior se separó de la superior.
—Alaska White…
—¿Quién? —preguntó Kyle.
—La actriz estadounidense, Alaska White… acaba de hacer una película navideña.
Alaska le tapó la boca con la mano a Amanda.
—Por favor, no se lo digan a nadie…
—No me digas que a ti también te están siguiendo —le dijo Kyle—. Si me hubieran dicho que tantos paparazis andarían hoy por aquí, no entro ni a golpes.
Alaska lo miró, sintiéndose culpable.
—Seguramente están aquí por mí y la promoción de la película navideña…
Kyle la miró con los ojos entrecerrados.
—Así que tú eres la responsable de ese tumulto de locos.
—¿Y tú quién eres? —le preguntó Carter.
—Kyle Brown, soy un DJ y productor musical canadiense o eso dice Google.
Entonces, fueron interrumpidos por Shaun, Lisa, Elsa, Caroline y Nicholas.
—Los perdimos —dijo Shaun—. Al parecer, están persiguiendo a dos desquiciados que se bajaron los pantalones.
Alaska emitió un quejido.
—Ash y Han…
—Al menos los tienen ocupados —dijo Carter—. Y Oliver es abogado, algo se le ocurrirá para defenderlos, en cualquier caso.
—¿A dónde van ustedes? —le preguntó Grecia a Kyle.
—A la puerta dorada.
Eso fue suficiente para que todos juntos caminaran entre las demás personas para llegar al estacionamiento que estaba al otro lado de una de las entradas al parque, conocida como “puerta dorada”.
[…]
—¿Siempre son así de desquiciados? —cuestionó Trish.
Ella, Oliver, Ashton y Gohan se encontraban escondidos detrás de unos contenedores de basura, esperando a que los reporteros acosadores les perdieran la pista.
—Podemos ser peores —aseguró Han.
Una vez que ya no se escuchó ruido, los cuatro salieron de su escondite.
—Bien, creo que somos…
Entonces una chica castaña apareció en el lugar junto a un chico que traía una cámara colgando del cuello, interrumpiendo a Oliver.
—¡Atrás! —le gritó Gohan.
Summer y Harry se quedaron mirando a los otros cuatro, extrañados.
—¿Disculpa? —preguntó Summer.
—No queremos fotos, así que váyanse si quieren salir con su cámara completa —advirtió Ashton.
—¿Fotos? —preguntó Harry, mirando su cámara—. ¿Por qué usaría la memoria de mi cámara para fotografiar extraños sin consentimiento? Eso es un crimen.
—¿No son paparazis? —preguntó Oliver.
Summer y Harry compartieron una mirada y luego soltaron una risa.
—No… odiamos a los reporteros —dijo Summer.
—Sí, no puedes hacer una fiesta masiva sin que aparezcan reportajes diciendo “hijo de juez es multado por fiestas masiva con sustancias ilícitas y petardos ilegales”.
—¿Hijo de juez? —preguntó Ashton.
—Sí, mi papá es juez —dijo Harry.
—¿Hay alguna razón por la que todos los hijos de jueces que he conocido hoy sean así? —preguntó Oliver.
El hecho de que Harry y Ashton tuvieran padres con la misma profesión, hizo que empatizaran fácilmente y, sin pensarlo mucho más, luego de oír la historia de los cuatro extraños, Summer y Harry les ofrecieron su ayuda.
—¿No que solo iban a botar…?
Jack, Heather y Eiden se quedaron mirando a Summer y Harry junto a los desconocidos.
Summer les explicó rápidamente a los tres que habían llegado recién lo que sucedía y cómo tenían que ayudarlos a llegar a la puerta dorada del parque sin que los guardias de seguridad o los paparazis los encontraran.
—La puerta dorada está al otro lado del parque —dijo Eiden.
—Hay que crear una distracción —dijo Heather.
Eiden miró dudoso a Heather. Lo que fuera que su novia estuviera pensando, no debía ser una buena idea.
Heather comenzó a mirar a su alrededor, entonces su vista se posó en unos cables que corrían por el suelo, probablemente de las luces que adornaban los árboles. Siguió con la vista hasta que llegó al enchufe, donde se encontraba un cable con el comienzo algo desgastado.
—¿Alguien aquí es muy moralmente correcto?
Trish apuntó a Oliver.
—Solo porque soy abogado —se defendió Oli—, pero vivo con la persona menos moralmente correcta que he conocido y no hago nada al respecto.
—Bien, entonces espero que finjas que nada de lo que haré a partir de ahora pasó.
Heather se acercó al cable y comenzó a manipularlo con cuidado, tomando la parte en la que el aislante aun no estaba desgastado. Empezó a moverlo de un lado a otro, lo que provocó que algunas chispas saltaran.
—Maldición, eso puede causar un incendio —dijo Oliver.
—Sí, un incendio completamente accidental debido a que los prevencionistas de riesgos y los electricistas no se dieron cuenta del cable sin aislante, el que se puso en contacto los conductores internos del cable…
—Y dicen que yo soy una sociópata —dijo Trish.
—Ama la química y la física —dijo Eiden—. Aunque no sé si es verdadero interés o su simple placer por el caos.
El olor a plástico fundido comenzó a sentirse cada vez más fuerte y entonces, el cable explotó y varias luces se apagaron, al mismo tiempo que el cable se prendía fuego.
—Ahora, salgamos de aquí antes de que llegue seguridad.
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