Capítulo 3: Santa Tell Me
Alexander iba empujando el coche de Emma, quien iba mirando todo a su alrededor con curiosidad, mientras Allison estaba caminando al lado de su marido, mirando todo con desagrado. Allison Roche odiaba los lugares con aglomeraciones y moriría odiándolos, pero ahí estaban su marido y su hija felices.
Solo había dos personas existentes en ese planeta por las que Allison era capaz de soportar esa clase de cosas: Alexander Meyer y Emma Roche-Meyer. No por sus hermanos, no por sus primos… aunque si agregábamos cosas inertes como opción, quizás por cosméticos Athena lo hubiera hecho.
—Ahí está —dijo Alex, apuntando hacia el frente.
Sí, ahí estaba Santaland.
—¿Seguro de que quieres que tu hija se siente en las piernas de un viejo barbudo que vive en una zona aislada del planeta a la que la policía dudo que llegue?
Alexander soltó una risa.
—Ally, Santa no es real, es un tipo cualquiera que no debe tener antecedentes penales ni prohibición de acercarse a menores de edad —la quiso tranquilizar.
—No me digas… —dijo irónica.
—No seas amargada, estaremos con ella en todo momento.
—Está bien…
Alex y Ally entraron a Santaland, encontrándose con un lugar decorado con luces, renos, nieve falsa y casitas falsas como si eso fuera una verdadera villa. Luego de entrar, se unieron a la fila para que los niños pudieran hablar con Santa, la cual no era muy grande debido a que ese día era un miércoles.
Alexander ubicó el coche detrás de un grupo de personas. Allison analizó al grupo de enfrente, notando que parecían ser ocho adultos, una niña y dos bebés. A su perspectiva, era una familia excesivamente grande.
Justo delante de la familia Roche-Meyer, Amelie seguía quejándose de estar ahí.
—Yo no quería venir, Dominic me manipuló —se quejó—. ¿Al menos puedo usar mi celular?
—Ame, tienes una adicción tan grave como lo sería a la hierba… —le dijo Eliza.
—Entonces no es tan grave.
—No, yo diría que es más a la heroína —dijo Lucy.
Amelie se quedó pensando y luego soltó una risa.
—Yo sí soy funcional, ¿acaso actuó como los drogadictos de Trainspotting?
—Pues, al igual que ellos, tú pierdes la conciencia de la realidad cuando juegas League Of Legends —dijo Eliza.
—Ya no vivo contigo, no puedes manejar mi vida.
—Te aguantas —le dijo Ackerley como una orden.
—Pero…
—Te aguantas.
Amelie apretó los puños, pero decidió hacerle caso a su mellizo porque lo que menos quería era discutir con él, en especial considerando que él sería el que le diera una cena de navidad ese año… sin él, ella hubiera terminado comiendo fideos chinos instantáneos.
De pronto, Jade fijó su vista en una mujer que se encontraba justo detrás de Amelie y Lucy. Su rostro se le hacía conocido, pero no de alguna persona que hubiera conocido en personas, sino que de una celebridad… entonces sus neuronas conectaron y una foto de la CEO de la empresa de Cosméticos Athena llegó a su cabeza.
Jade abrió la boca, sorprendida.
Penny la miró curiosa.
—¿Qué pasó?
Todos prestaron atención a Jade luego de oír a Penny hablar.
—No se giren, pero…
Jade no había terminado la frase cuando todos comenzaron a mirar a sus alrededores.
—¡Que no miren!
—¿Qué pasa entonces? —insistió Javier, impaciente.
—Justo atrás de Ame y Lucy está la directora general de Cosméticos Athena.
Eliza abrió la boca.
—Yo uso esa marca, es cruelty free.
—¿Ella es de aquí? —preguntó Javier, dudoso.
—No, es francesa —dijo Eliza.
—Que Domi le hable —dijo Penny.
Dominic la miró extrañado.
—¿Yo por qué? Tengo novia…
—¿Tú apellido no es francés?
Lucy aguantó la risa, mientras los demás miraron a Penny decepcionados.
—Rizzo es italiano —le aclaró Domi—. Y eso da igual considerando que la última vez que hablé italiano debió ser en el funeral de mi abuela hace quince años.
En ese momento, la fila avanzó, por lo que todo el grupo se movió hacia adelante.
—Bueno, ella es una empresaria internacional, debe saber inglés —supuso Eliza.
—¿Y para qué le vamos a hablar? —preguntó Jade—. ¿Y qué le vamos a decir?
Todos se quedaron en silencio por un momento, hasta que Amelie soltó un suspiro y se giró hacia atrás, provocando que todos quedaran en un trance por la sorpresa.
Allison se quedó mirando a la chica frente a ella con extrañeza. Tenía notorias ojeras, aunque con el corrector de su empresa hubiera podido cubrirlas.
—¿Eres la empresaria Allison Roche?
Allison sabía hablar inglés perfectamente, por lo que entendió sin problemas lo que la chica le había preguntado.
—Sí… —le dio una mirada extrañada—. ¿Necesitas algo?
Amelie apuntó a Eliza.
—Mi amiga usa tu maquillaje. Es tu fan.
Allison miró a la chica pelirroja que estaba a unos metros, era obvio que usaba mucho maquillaje y le alegraba saber que, en parte, era el que ella producida.
—Qué bueno, muchas gracias…
—Yo, en realidad, aunque no uso mucho, prefiero Maybelline —comentó Ame.
Allison la miró con los ojos muy abiertos y, antes de que pudiera decirle algo a esa chica, un chico alto le tapó la boca con su mano.
—Es broma, siempre es así de chistosita —mintió Lucy para evitar hacer la situación más incómoda.
Ally miró a la muchacha bajita que le había hablado, dándose cuenta de que no era una menor de edad como ella había pensado.
—¿Eres una mujer?
—¿Disculpa? —cuestionó Lucy.
—Eres enana…
Alexander fue hacia Ally para hacerla a un lado.
—Discúlpela, ella también es muy bromista.
Alexander también sabía hablar muy bien inglés, por lo que no dudó en entrometerse en la conversación.
—¿Tú eres su pareja? —le preguntó Lucy.
—Su marido, de hecho.
—Mi más sentido pésame.
—Oye, oye… —Ally intentó llegar a Lucy, pero Alexander se puso entremedio y no se movió de ahí.
—Ally, tranquilízate —le pidió Alex.
Un silencio de funeral se instaló en el ambiente, al menos así fue hasta que Emma Roche lo rompió.
—Hola —saludó, moviendo su mano y mirando a Agatha.
Agatha no sabía hablar, pero sí pudo mover su mano para responder al saludo de Emma.
—Soy Emma —balbuceó—. ¿Tú?
Penny le sonrió a Emma y se cercó con Agatha en sus brazos.
—Ella es Agatha, aun no habla.
—¿Por qué?
—Es muy pequeña aún.
Agatha comenzó a intentar agarrar el móvil del coche de Emma.
—¿Podemos jugar?
Allison inmediatamente abrió los ojos, espantada, pero Alexander ni siquiera la vio, solo se enterneció de que Emma quisiera convivir con otra bebé.
—Si están de acuerdo, quizás podemos pasear juntos.
Penny asintió sin dudarlo, mientras todos los demás estaban un poco inseguros, en especial porque la expresión de Allison Roche era un tanto intimidante.
Aun así, una vez que Gemma, Agatha y Emma se tomaron la foto con el hombre vestido de rojo que llevaba un saco con regalos que repartía mágicamente en una noche por todo el mundo, los once adultos y las tres bebés salieron juntos de Santaland.
En el momento en que iban saliendo, Allison chocó con una chica, tirándola al suelo.
—Maravillosa tarde —dijo irónica.
La chica de pelo naranjo estaba en el suelo tirada, al menos hasta que, un hombre que iba detrás de ella, se detuvo a ayudarla y ponerla de pie.
—Te dije que no corrieras.
—Pero la fila…
Milo miró a la mujer con la que Jess había chocado.
—Perdone… ¿Allison Roche?
—¿Milo Griffin?
—¿El empresario y escritor? —preguntó Ackerley en susurro.
Alguna vez había oído hablar de él en la universidad, aunque parecía ser que ninguno de sus otros amigos lo hacía.
Alexander y Jessica miraban a sus parejas con curiosidad. ¿Por qué había sonado a que no era la primera vez que se veían?
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