Capítulo 1: A Nonsense Christmas

—¿El Winter Wonderland? —preguntó Ally.

—Oye, es una actividad muy bonita y pueden ir niños y adultos… Emma lo va a amar —le dijo Alexander.

Ambos estaban en la habitación del hotel que habían reservado en la ciudad de Londres, debido a una campaña de publicidad de la colaboración de Cosméticos Athena con la actriz Emma Watson por las fiestas de fin de año.

—Alex, tu hija tiene dos años, apenas puede hablar —le dijo Ally.

—Sabes que es más lista de lo normal… y necesita estímulos. En este hotel no los tiene —alegó.

—Y por eso la vamos a llevar a un lugar lleno de gente y luces brillantes, ¿no?

—Necesita convivir con más gente, mi amor, si no será como tú y a sus veinte años va a comprar amigos y novios.

Ally frunció el ceño, pero no estaba enojada realmente. En el fondo, ella no quería que Emma se convirtiera en el ser asocial que ella había sido toda su vida.

—Además ya compré las entradas, no las queremos perder.

—Yo soy millonaria…

Alexander se sentó en la cama tamaño king en la que estaba sentada su esposa.

—Ally, yo sé que no te gusta salir a esta clase de lugares, pero tienes que admitir que es aburrido viajar a otro país y quedarse encerrados en el hotel —Alex le dio un beso en la mejilla—. ¿Qué no te gustaría conocer Londres?

—Alex, ¿tú recuerdas que yo he viajado por toda Europa?

—¿Cuándo fue la última vez que viajaste a Londres?

Ally se encogió de hombros.

—A los veinte años, tal vez.

—Hace más de diecisiete años.

—Gracias por recordarme lo vieja que estoy, amorcito —dijo con ironía.

—No es ese mi punto. En tanto tiempo, Londres debe haber cambiado y tú nunca has ido al Winter Wonderland.

—No, pero…

—Fin del debate.

En ese momento, Emma comenzó a hacer ruido desde su cuna, por lo que Alex se levantó y fue a buscarla.

—Está bien, pero tú llevaras el coche —accedió Ally.

Alex tomó a Emma en sus brazos y luego miró a Ally para lanzarle un beso.

—Lo que mi reina quiera.

[…]

Summer no decidía que usar. Llevaba ya dos horas en el cuarto que tenía en el Airbnb que habían alquilado sus padres y sus suegros para pasar esa semana de vacaciones en Londres.

De pronto, Harry salió del baño privado del cuarto y se la quedó viendo con los ojos muy abiertos.

—¿Aun no te decides?

—No —Summer no dejaba de mirarse al espejo de cuerpo completo que tenía en el cuarto.

—Yo ya estoy listo…

Summer se giró a verlo y lo analizó.

—Londres tiene un tipo de clima templado oceánico, lo que quiere decir que el ambiente es frio y húmedo —le dijo—. Vas a necesitar más que ese suéter para sobrevivir allá afuera en unas horas.

Harry bufó.

—Muy estudiante de geografía serás, pero no puedes predecir el tiempo.

—No…, no soy meteoróloga, pero si analizamos el clima de…

—Summer, vístete ya —le dijo Harry—. Tenemos que ir a cenar en diez minutos.

Summer emitió un quejido y volvió al armario que tenía con ropa para buscar nueva. En ese momento, alguien tocó la puerta.

—¡Pasa! —gritó Harry.

Jack entró a la habitación y miró a Harry lleno de furia.

—Sabía que tú me habías robado mi suéter.

Jack fue hacia Harry, quien de inmediato se subió a la cama para pararse sobre ella y correr de su hermano.

—¡Préstamelo!

—¡No, no tengo otro y el rojo no es tu color!

Jack se subió a la cama también y ambos comenzaron a luchar, mientras Summer seguía revisando el armario.

—¿Qué ninguno averiguo el clima de Inglaterra en invierno? —Summer se giró a verlos con ropa en las manos—. Era cosa de ver Harry Potter.

Harry abrió su boca, sorprendido, mientras Jack estaba tironeándole el suéter, intentando quitárselo.

—¿Hogwarts queda en Inglaterra?

Summer rodó los ojos.

—Ya dale el suéter a Jack.

—No, que use uno mío.

—¡No! ¡Odio tu perfume!

Summer estaba por decir algo, pero en ese momento se dio cuenta que mientras los hermanos Roberts siguieran peleando, ella más tiempo tendría de elegir ropa, por lo que cerró la boca y fue frente al espejo nuevamente.

[…]

—¿Cuándo fue la última vez que vivimos todos juntos? —preguntó Dominic.

—¿Hace como cinco años? —preguntó Eliza, insegura—. No sé, me da igual, ¿puedes salir de delante de la televisión?

Eliza estaba en la sala del Airbnb donde ella y sus amigos se estaban quedando por esas vacaciones juntos en Londres.

—¡Tenemos que hacer cosas juntos! —insistió Domi—. ¡Amelie!

Amelie, quien estaba en otro sofá de la sala, ni siquiera estaba oyendo a su amigo, ella solo estaba pendiente de su celular y del ruido que emitían sus enormes auriculares rosados.

—¿Tú no tienes una hija? —cuestionó Lucy, quien estaba junto a Eliza.

—Jade está con ella.

—¿De qué hablas? —preguntó Eliza—. Jade salió con Javi, Jake y Penny hace como media hora.

Dominic abrió los ojos, espantado, y sin decir nada más, corrió al segundo piso para entrar al cuarto donde dormía con Jade y su hijita: Gemma.

Para su suerte, Gemma estaba profundamente dormida en su cuna.

Dominic suspiró aliviado. Gemma era una bebé un tanto inquieta, por lo que no le hubiera sorprendido que, de haber estado despierta, hubiera intentado sobrepasar las barreras de la cuna para ser libre.

En ese momento, Ackerley entró lentamente al cuarto con Agatha, su hija. Al parecer, Agatha también estaba dormida.

—¿No te quiere soltar? —le preguntó Domi.

—No, la intenté dejar tres veces en la cuna y despierta como si tuviera un botón —le dijo Ackerley—. Penny dice que tiene ansiedad por separación. Les pasa a los bebés entre seis y tres años.

—¿Tiene como un año y ya tiene ansiedad? —cuestionó Domi.

—Así parece… al menos le da ansiedad quedarse sola, no estar rodeada de gente.

—O sea, es igual a su mamá, no a ti —bromeó Domi.

—O quizás se parece a ti, como son sagitario ambos.

Después de todo, Penny había logrado tener el hijo sagitario que siempre había querido. ¿Lo había calculado a propósito? Quizás, nunca lo había dejado realmente claro.

—¿Entonces Agatha no tendría problemas con salir a un parque de diversiones, por ejemplo? —preguntó Domi con curiosidad.

Ackerley se sentó en la cama, aun sosteniendo a su hija.

—No… —Ackerley lo miró dudoso—, pero yo sí, si te lo preguntas.

—Ay, Ackerley, tú eres un hombrecito ya, casi tienes tres décadas de vida —le dijo Dominic—. Vas a tener que aguantarte.

—¿Por qué? ¿Qué demonios quieres hacer?

—Ya verás, amigo mío, ya verás.

Fuera la idea que fuera que tuviera Dominic, Ackerley sabía que la odiaría.

[…]

Gohan y Ashton estaban hartos de ese frio horroroso y eso que apenas llevaban cuatro días ahí.

—¿Qué no sale el sol en Londres? —cuestionó Gohan, mientras caminaban por las calles levemente nevadas.

—Han, estamos en invierno.

—¿Has visto los inviernos en Los Ángeles? —le preguntó Ashton a Alaska.

—Sí, eso ni siquiera es un invierno decente —dijo Alie—. Esto es un invierno…

Alie tomó un puñado de nieve en su mano, la cual se derritió en su guante por el calor que ella emitía. Entonces soltó un suspiro, la nieve le recordaba a sus raíces.

—Nubes, nieve, bajas temperaturas… después de tanto tiempo en Los Ángeles comienzo a extrañar esto de vez en cuando.

—Yo llevo toda mi vida en California y nunca lo he extrañado —dijo Gohan.

—¿Cómo podrías…? —Alie se calló al ver la cara de fastidio de Gohan—. Cómo sea…

—¿No pudiste promocionar tu tonta película navideña en Miami? —preguntó Gohan.

Alie rodó los ojos y detuvo su caminar para ver a los dos chicos que caminaban detrás de ella.

—Mi película no es tonta… y tampoco es mía, yo solo soy la hermana de la protagonista. En total, aparezco doce minutos en pantalla.

Gohan y Ashton abrieron los ojos, impactados.

—¿Y por doce minutos viajamos a este refrigerador? —cuestionó Ash—. Te amamos, pero esto es como si te lleváramos a la Patagonia a medir el retroceso glacial.

Alaska se encogió de hombros.

—Llévenme entonces.

Ashton y Gohan compartieron una mirada y luego volvieron su vista a Alie.

—¿Por qué no mejor vamos al hotel, pedimos servicio al cuarto, nos acostamos los tres juntitos en la cama y vemos tontas películas de navidad? —preguntó Gohan.

—Ay, está bien, pero mañana tienen que ir al Winter Wonderland y sin quejas.

Los dos asintieron felices por poder dejar de pasear por la ciudad y, por fin, volver a su hotel con calefacción.

Alie se puso en medio de los dos y tomó a cada uno de la mano para caminar hacia donde estaba el hotel.

¡Holis!

Aun no es navidad, así que aun no voy a desearles feliz navidad... Esperen al sexto y último capítulo de esta historia sjsj

Hoy subiré los 3 primeros capítulos y en la madrugada del 25 (aquí en Chile) subiré los siguientes tres para que, sí se aburren después de abrir los regalos, tengan algo que leer sjsj

¡Besitos!

PD: Los capítulos son mi playlist navideña.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top