Escena 17

Hace unos años me gradué en la Facultad de Arte en la Universidad WT de Tailandia. Al contrario de lo que había planeado y dándole la vuelta a mi destino, terminé no solo tontamente enamorado de Boun sino que ahora estamos casados. Por fin estamos disfrutando nuestra vida juntos.
Ya han pasado semanas desde que Boun fue a un viaje con la agencia de modelaje que lo contrató para realizar pasarelas este año. Hoy sería su último desfile antes de unas merecidas vacaciones. Tendría por fin, a mi esposo solo para mí durante un mes entero. Únicamente pienso en encerrarlo en nuestro departamento por días. Ansiedad y tensión era lo que describía la alerta contínua de mi cuerpo esperando por mi amor en casa. No sabía cómo mantenerme quieto, había limpiado, desempolvado y organizado todo, varias veces.
Tarde en la noche escuché el claxon de un auto, y recibí su llamada -Baja amor- . Nada más bajar, estaba ahí abriendo la puerta para mí. Antes de entrar, me colgué de su cuello para besarlo apasionadamente. De más decir que las pocas personas que pasaban cerca de nosotros daban miradas de sorpresa y hasta desagrado, cosa que me importó menos. Me llevó a su lugar favorito fuera de la ciudad donde vivimos, un resort frente al mar. Hace años no veníamos este lugar. Nos quedamos dentro del auto por el frío (era noviembre) viendo a la playa, pero aún podía sentir ese increíble olor a sal en el aire. Horas después el frío aumentaba y dejamos de hablar de trabajo y cosas sin importancia, me atrajo por el brazo y me sentó sobre su regazo.
-Pao ¿me extrañaste tanto como yo a ti?- Quitó el pelo de mi frente y la besó.
-Te extrañe mucho Hia.- Dije acurrucándome en su abrazo cálido. Boun besa mi cabeza mientras acaricia mis cabellos suavemente. -Se me hizo eterno el tiempo. Ya estaba contando los minutos para verte.
-Y yo estaba deseando ver al dueño del anillo de bodas que compré. Mi Pao. No pude dormir bien ayer pensando en besarte cuando regresara a ti.
Mi boca no resistió más tiempo, lo besé sin pensar en nada más. Su lengua pedía permiso para entrar y claro que se lo concedí. Cómo podría negarme a sus manos en mi cintura y a su dulce aroma en mi piel. Pronto su lengua pasó por el lóbulo de mi oreja y bajó lentamente a mi cuello, proporció mordidas que me hacían gemir su nombre y ladeé mi cabeza para darle espacio en señal de sumisión voluntaria.
Cuando la sensación florecía llegando al punto donde no podíamos separarnos, un toque en la ventana nos sacó del trance del deseo. Nuestros amigos estaban fuera riendo. Esperamos un rato para salir del auto, pues nuestros miembros tenían que calmarse. Y luego salimos, sería ridículo saludarlos con un wai* cuando no he visto a la mayoría desde hace un año, así que nada más salir al exterior, me lancé a abrazarlos.
<<''Wai* es el saludo tradicional tailandés''>>
-¿A dónde fueron tus mejillas?- Dijo Ken dando un considerable apretón en ellas. -Tus cachetes parecían melocotones rosas. y ahora son normales.
-Ah, eso.- me sobé por el dolor -Bajé mucho de peso por el trabajo.
-Oh, ¿solo por el trabajo? ¿No será que te dejan descansar poco?- Dijo Thani casi hogándome en su abrazo. Definitivamente, ella no iba a cambiar. Al menos no por esa parte, porque su novia, mi hermana de sangre, Pin, era la única persona que podría hcaer que centrara su cabeza.
..........
Lo que restó de noche tuvimos una velada genial entre amigos. Entre risas, bebidas y muchas insinuaciones para molestarnos como cuando estudiábamos juntos, casi caímos rendidos en las mantas sobre la arena hasta que nong Pin llegó con su nueva creación de dulces. Mi estómago me hizo dejar de lado el sueño y me llevé los sabrosos dulces como bellotas a mis mejillas. Boun rió pero igual me alimentó más, amaba verme de comer.
En la mañana Ken y yo estábamos desayunando solos, las chicas fueron temprano de compras y nuestras parejas, estaban dormidos.
-¿Estás enojado?- Pregunté al ver la cara de molestia de mi amigo.
-No- Dijo Ken desganado.
-Y entonces ¿por que llevas aún el cuchillo en pie de guerra?- Volteó serio a ver a su novio que llevaba cara de miedo. No sabía si acercarse o no. Me preguntaba ¿qué habían hecho en la noche para terminar así?
-Ai'Prem, alguien va a dormir en el sofá está noche.- Hia y yo no podíamos ocultar nuestra risa ante esa peleita tonta. Dio un beso en mi mejilla y se sentó a mi lado con su hermosa sonrisa. No había de qué preocuparse, esos dos tórtolos arreglaban las cosas tan rápido como se desvestían, no los juzgo. Hia y yo hacemos lo mismo.

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