- ¡LES JURO, YO NO ENTREGUÉ NADA, LO JURO!

- Solo cállate, ¿quieres?

El gatillo del AWC Amphibian II fue disparado y la sangre cayó de su frente a su ropa, manchando esta. Un hombre, amarrado de pies a manos en una silla, yacía muerto en su misma casa después de un ajuste de cuentas con la mafia más fuerte de la tierra del sol naciente:  "Bonten".

Una organización como esta no se andaría con rodeos ante una pérdida de su cargamento. Habían perdido cargamentos (500 kg de narcóticos) durante 7 semanas y los seguimientos apuntaban a uno de sus seguidores que habían contratado hace la misma cantidad de semanas que habían perdido el cargamento.

Cuando ya habían terminado con el trabajo, casi de inmediato escucharon un fuerte llanto en el piso superior de la casa. Se encontraban tranquilos porque eso no era nada nuevo, así que solo subieron al piso de arriba y entraron al cuarto de la izquierda que tenía decorados infantiles en su puerta.

Encontraron a dos personas en ese cuarto, una mujer de unos 34 años aproximadamente que estaba acurrucada en una esquina del cuarto de apariencia infantil, abrazando con fuerza a una manta en donde se producía el llanto mientras sostenía un revolver Smith & Wesson 627 en una de sus temblorosas manos.

 - ¡ALÉJENSE DE MI Y MI BEBÉ, NO L-

Una bala ya había sido disparada justo en el entrecejo de la mujer, haciendo que su cabeza cayera al frente y que el arma cayera de igual forma al suelo, lo cual ocasionó un llanto mucho más fuerte.

- Mierda, ¿acaso no sabes ser delicado, Sanzu?

-Delicado no está en mi vocabulario, Haitani. Ahora quítale el mocoso que tiene en brazos esa puta.

- Ya ya, amargado..

El Haitani menor fue a donde la mujer muerta para tomar a ese ser que tenía en brazos pero al sentir el fuerte agarre del cadáver no evitó chistar y mover los brazos de forma brusca, tomando así al bebé para darle dos tiros en la cabeza más al cuerpo inerte.

- ¡Oye Rin, déjame ver a esa cosa!

- ¿Quieres callarte? Nos van a escuchar y van a llamar a la policía- ¡DAME ESO, RAN!

- Vaya, así que eres una mocosa y no un mocoso.

El adulto dijo eso después de ver el borde de la manta de, ahora, esa bebé. Al escuchar eso el Akashi del medio y el Haitani menor no evitaron acercarse al mayor de los 3, viendo a la bebé moverse entre los brazos del hombre de cabello corto. Al parecer quería el calor de su madre o padre aunque bueno, los dos están muertos.

- Mierda..bueno, será mejor para nosotros dejarla muerta, ¿No?

- Ni lo creas, un orfanato es lo mejor.

- ¿Y si nos la quedamos y la llevamos con los demás, Rin?

Al escuchar esas palabras, el de cicatrices debió contenerse para no golpear al de cabellos cortos por decir tremenda estupidez, ¿Como se atrevía incluso a pensar en esa estúpida idea?

- ¿Acaso eres un animal?, ¡Somos criminales, personas que estamos siempre al acecho de policías y enemigos que hemos echo durante años en el negocio!

- ¿Y que? Podemos hacer un aparte para tener a esta cosa a nuestro cuidado.

-¿Para que, Haitani? Van a matar a esta porquería en cualquier momento, no vamos a ser niñeros o una madre para esta cosa, es más, mejor me deshago del problema ahora.

Tomó a la bebé de la manta y la lanzó hasta la cuna con una fuerza desmedida para apuntarle en la cabeza, la niña no dejó de llorar ante todo lo sucedido junto que, al parecer, se había golpeado con las barras de la cuna.

- Yo me largo, no estoy cómodo con muerte de infantes y MENOS a manos de un drogadicto.

Chistó el de corte mullet rosa mientras veía salir al menor de los hermanos saliendo del cuarto. 

- Maricón..

- Cállate ya y termina el trabajo, Haruchiyo.

- No me vuelvas a decir así, maldito mujeriego.

Con esas últimas palabras dirigió su vista de nuevo hasta la infante la cual no paraba de llorar aterrorizada. Esto solo lo hizo fastidiarse aún más así que apuntó hacia la niña para  dispararle a quema ropa.

Ya no se escuchaban gritos o llantos de infante en el cuarto, todo era un silencio grande.

- Ya acabamos, hay que ir con los demás.

- Dame un segundo, no quiero volver a ver a la mocosa en mis pesadillas.

El mayor tomó una manta de jirafas ensangrentada y se dirigió hasta la cuna, desviando la mirada para poner la manta encima de la criatura, viendo como esta se teñía rápidamente de un carmín oscuro debido a la sangre al igual que la lobreguez de esa noche.

- ¿Acabaste de una vez? Debemos ir a ver a Mikey para acabar con esta cosa.

- Lo que digas perrito faldero.

El de cabello rosado gruñó molesto antes de salir de la habitación seguido de Ran y cerrar esta con seguro.

- Me das asco, Akashi..

- Y a mi me importa un culo, Rindou. Cállate y camina.

Algo mosqueado por la actitud del pelirosa,  caminó junto a su hermano hacia la salida trasera del antiguo hogar familiar donde un hombre de cabello rubio y barba negra los esperaba fumando en la cerca.

- Hasta que llegan, debemos prender este lugar en llamas. Takeomi terminó de poner la gasolina con Kakucho hace rato pero eso si, ¿Porque carajo se tardaban tanto?

- Pregúntale al asesino de niños, Kanji.

Mencionó Rindou antes de robarse uno de los cigarros del de barba y prenderlo con su propio mechero e ir junto con Ran a la camioneta, sentándose al lado de Kakucho.

- ¿Que hiciste ahora, Sanzu?

- Lo que siempre hago, Mochizuki. No podía dejar testigos ni mucho menos algún tipo de vida dentro de esa jodida casa.

- Sabes que Mikey se va a enfadar con esto, ¿verdad?

- Lo se, pero es mejor eso que traer un maldito bebé con nosotros.

Cuando terminó de decir esas palabras se metió al lado del copiloto mientras veía al hombre de pelo cenizo frotarse el entrecejo con fastidio antes suspirar y meterse en el lado del piloto mientras tomaba una bomba molotov en una de sus manos pero al ver pelirosa con un mechero encendido, lo dejó prender la bomba.

Al estar ya prendida, la lanzó hacia la casa para ver como esta se prendía lentamente en llamas debido a la gasolina que habían echado con anterioridad y no se tardaría mucho en consumir toda la casa junto con los cadáveres dentro.

- Ah, y Kanji.

- ¿Que cosa, Sanzu?

- Recuerda mis palabras..

Somos criminales y nadie podrá cambiar eso.

El de cabello rubio asintió con un suspiro pesado antes de arrancar la camioneta hasta la sede oculta de Bonten, tendría que darle un informe a Mikey sobre esto.