Capítulo 7

CAPITULO 7

Estaba en shock por el tenso intercambio de palabras y las miradas desafiantes que tenían los dos, pero reaccione y antes de que pasara algo más me acerque rápidamente a ellos separándolos. Puse mi manos en el pecho de Inuyasha y lo mire suplicándole que se tranquilizara, el me miro tiernamente pero volvió la mirada a Kouga,  lleno de furia.


-Creo que deberías irte –dijo Inuyasha.


-Tú deberías callarte…


-¡Ya basta! –le dije a los dos- Kouga… dime lo quieres decirme y vete.


-Quiero hablar contigo a solas –me miro fríamente.


-No… lo que quieras decirme puedes decírmelo aquí, rápidamente por favor –le dije viéndolo esperando su respuesta.


-Está bien –susurro- Creo que tengo una solución para… tu problema –miro mi vientre como sintiendo asco.


-¿Mi problema? Te recuerdo que tu también colaboraste en crear este “problema”, como tú le dices –le grite.


-Escúchame… no vine a pelear –creo que en eso fallo definitivamente- He decidido ayudarte con tu embarazo, voy a asumir esa responsabilidad.


-¿En serio? –una sonrisa de esperanza ilumino dentro de mí, pero lo mire con confusión- ¿Qué quieres decir?


-Te ayudare con todos los gastos del  embarazo, pero lo que hagas luego se tu responsabilidad… Quiero decir… encontré una agencia de adopciones que donde pueden ayudarte y te desharás de tu problema rápidamente.


-Estás loco –mis últimas esperanzas desparecieron- Eres un ¡idiota! No quiero que me ayudes… No me busques nunca más en tu vida! Olvídate de que existo, de que existió algo entre nosotros, olvídate de tu hijo –lagrimas comenzaron a salir de mis ojos- ¡Lárgate!


-Fuera de aquí – le grito Inuyasha, ubicándose delante de mí para encarar a Kouga- Lárgate… Ahora mismo!


Kouga estaba furioso por como Inuyasha le grito y se arrojo a golpearlo, Inuyasha logro esquivar un poco el golpe pero rozo un poco su cara, esta vez fue él quien lanzo un golpe que si acertó, las personas que estaban alrededor miraban la escena.  Justo en ese momento llego Miroku y junto con otro hombre los separaron antes de que la pelea llegara a mas.


-¡Si vuelves, te voy terminar de partir de la cara! –le grito Inuyasha, mientras Miroku lo agarraba fuertemente de la cintura y lo empujaba hacia atrás.


-Inuyasha tranquilízate! –le grito Miroku.


Kouga se giro molesto con la nariz rota, se subió en su Yukon GMC, arranco y se fue rápidamente. Sango estaba a mi lado tomando de un hombro, intentando consolarme mientras yo seguía botando lágrimas de furia, con las manos a los lados convertidas en puños y mirando al suelo con rabia.


Miroku continuaba empujando a Inuyasha, hasta que cedió y camino de nuevo hacia donde nos encontrábamos Sango y yo, levante la mirada para poder verlo, tenía un pequeño moretón el su mejilla izquierda y los nudillos de su mano derecha rasgados, una vena en su frente estaba un poco brotada pero se notaba que ya estaba volviendo a la normalidad.


Al mirarlo mi corazón empezó a latir rápidamente y se volvió a romper, comencé a sollozar de nuevo,  me miro tiernamente y tomo de mi mano  tirando suavemente de ella para abrazarme. Mantuve mi rostro recostado en su pecho y lo tome del brazo con mi mano libre, mientras el acariciaba mi cabello suavemente.


-Tranquila Kagome –me susurro mientras acariciaba mi espalda- Te juro que nunca más dejare que ese hijo de . . . .  Se te acerque. No te permitiré que nadie te lastime.


-Inuyasha –levante mi mirada, viéndolo con mis ojos cristalizados- Estas herido.


-Tranquila… solo un leve rasguño – me sonrió y acaricio mi mejilla suavemente- Me preocupa más tu herida que la mía.


Lo mire tristemente y baje la mirada de nuevo, Sango puso su mano en mi hombro nuevamente y me miro…


-Kagome… vamos a tu casa, creo que debes descansar de todo este alboroto. Nos quedaremos contigo, debes tranquilizarte o le puedes hacer daño al bebe –me dijo la chica de cabello castaño.


-Sí, es cierto –asentí y comencé a caminar junto con ellos hacia mi departamento.


Cuando llegamos, busque mis llaves y abrí la puerta entrando rápidamente. Inuyasha me siguió, Sango y Miroku también se disponían a entrar pero Inuyasha los detuvo en la puerta…


-¿Pueden esperarme en el pent-house? –Le ofreció las llaves a Miroku- Tengo que hablar algunas cosas con Kagome.


-Si –asintió Miroku tomando las llaves y saliendo hacia las escaleras.


-Kagome…si necesitas algo estaremos en el departamento de Inuyasha –me dijo Sango mientras salía.


Yo asentí y los vi salir, Inuyasha cerró la puerta tras y se volteo a mirarme. Fui a la pequeña cocina, tome un vaso de agua y volví para sentarme en el mini sofá silenciosamente, mientras Inuyasha continuaba postrado delante de la puerta…


-Se suponía que hoy tenia consulta con tu madre –le dije finalmente.


Cerró los ojos, suspiro y volvió a mirarme…


-No importa… Luego la llamo –dijo suavemente mientras se acercaba. Se sentó frente en el pequeño baúl de madera que tenía como centro, anverso al mini sofá. Quedo a unos centímetros frente a mí y tomo de mis manos.


-Quiero hablar contigo… Tengo que contarte algo también –dijo seriamente.


-¿Qué pasa? –le pregunte confundida.


-Bueno –suspiro y tomo aire de nuevo, fuertemente- Ayer hable con Kikyo… pensé que quizás ella te brindaría ayuda o podría al menos apoyarte…


-Ella nunca hará algo así –lo interrumpí.


-Sí, lo sé… Lo comprobé, mientras hablaba con ella. Dijo cosas terribles sobre ti y se puso como loca cuando dije que tú y yo éramos amigos ¿Qué hiciste para que te odiara así? –bromeo un poco.


-Pues no lo sé –encogí los hombros y sonreí, el me sonrió también. Suspire y comencé a relatarle suavemente- Mi padre y su madre, Kagura, se casaron cuando yo tenía diez años y ella catorce. Mi padre nos complacía mucho a ambas, pero supongo que como yo era la menor y su hija me daba muchísimo más cariño a mí. Su madre no era muy cariñosa con ella y nunca conoció a su padre,  así que empezó a sentir celos… trate de ser su amiga, pero ella era muy fría. Al tiempo mi padre obtuvo un muy buen trabajo y empezaron sus reuniones sociales en clubs y viajes a otros países… se volvió un típico hombre rico arrogante y me dejo a un lado, me daba lo que quería solo para librarse de mí y solo tenía ojos para su dinero y Kagura –tome un poco de aire dando una pausa al relato- Un día estaba tan molesta por esto que tuve una fuerte pelea con mi padre, reclamándole considerables cosas… mi padre entendió y cuando cumplí los dieciséis nos fuimos de viaje solo nosotros dos… Kikyo se puso furiosa y comenzó a odiarme mucho más. Obviamente mi padre volvió a ser el “arrogante rico” y yo busque apoyo en mis compañeros de clases y mi novio… Pero cuando se enteraron que estaba embarazada, dejaron de hablarme... Supongo que al igual que a mi padre les importaba mucho eso de la alta alcurnia.


-¡Wooow! –Dijo impresionado por el relato- Entonces lo que tiene Kikyo contra ti, solo es envidia.


-Puede ser, pero no creo… ella es muy bonita y tiene clase, yo solo soy…


-Sencillamente hermosa –me interrumpió y lo mire sonriente- Delante de ti Kikyo es una cabeza hueca.


Permanecimos mirándonos unos minutos, sonriendo tontamente. Luego Inuyasha comenzó a sonrojarse y corto el contacto que teníamos, tanto en las manos como en la mirada…


-No era solo eso lo que quería decirte –me miro seriamente-… Creo que deberías hablar con tu padre… el tiene que ayudarte, eres su hija.


-No –murmure y también me levante, cruzando los brazos sobre mi- El ya me dijo lo que pensaba… Nunca más sabrá de mí.


-Kagome debes dejar tu orgullo atrás, debes hacerlo por tu hijo –camino hacia mí y me tomo de los hombros- Yo siempre estaré apoyándote en lo que puedo, te protegeré en la medida que me alcance. Tu empleo no te dará para todo lo que necesitas… Sabes perfectamente que necesitas mucho más. Debes hablar con tu padre –sentencio.


La mirada que tenía me derretía completamente y  termine convencida por lo que me dijo…


-Está bien –susurre- Hablare con él.

CONTINUARA.

Maratón 3/3
N/A.
Ya saben el choro de la ortografía XD Nos leemos en una semana poco más tal vez.
No olviden regalarme estrellitas si les gusta la lectura. Recuerden que esta historia tiene más de diez años que la empecé, si en algún momento ven algo que no es moderno, esa es la razón.

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