Capítulo 6
CAPITULO 6
Disposiciones que lastiman..
7 SEMANAS DESPUES.
Hasta ahora todo iba perfectamente bien. Kagome iba seguido a sus consultas con mi madre, algunas veces yo la llevaba y otras ella iba sola o acompañada por Sango, la cual se había convertido su guardiana extrema, últimamente no se separaban para nada, aunque cuando se los comentaba ellas decían que era un exagerado. La rutina era la misma, las clases por la mañana y mis pasatiempos, trabajos universitarios y charlas con amigos por la tarde; Kagome seguía con sus clases matutinas y su empleo en la carreta de la vieja Kaede.
Me encontraba sentado en las escaleras del pórtico del edificio, viendo hacia el otro lado de la calle, donde se hallaba Kagome vendiendo hermosas lisonjas con Sango ayudándola, su vientre ahora estaba un poco más voluminoso, pero se veía muy bonita…
-¡Hey! ¿Qué haces aquí? –me grito un personaje.
-Miroku… –Lo mire con el seño fruncido- ¿Por qué gritas? Me asustaste…
-Lo siento –se disculpo y se sentó a mi lado- Es extraño que estés aquí sentado solo, haciendo… no se qué.
-Pensando –le conteste, aun mirando al otro lado de la calle.
-¿Tú piensas? – me miro interrogante.
-Idiota! –le di un pequeño golpe en la cabeza.
-Tranquilo Inuyasha –dijo sonriente sobándose- Solo bromeaba.
-¿Y tú qué quieres? –lo mire arrogantemente.
-Pues… ¿No sabes dónde está Sanguito? He estado llamándola y no contesta –me dijo mirando su celular.
-Así que… ¿Sigues intentando conquistar con Sango? –lo mire sonriente.
-No te burles amigo –me contesto sensatamente- Ella realmente me gusta… tú lo sabes más que nadie.
-Bueno… Ahí la tienes –le señale hasta donde se encontraban ella y Kagome- Esta con Kagome, vendiendo flores.
-Oh, se han vuelto muy buenas amigas ¿no? –Me dijo mirando hacia la carreta a la par- Me alegro, Kagome necesita mucho apoyo.
-Así es… -le dije con una sonrisa cálida en el rostro, mirando aun a Kagome lejos de mi.
-Oye –me miro fijamente entrecerrando los ojos- Tu también te has vuelto muy buen amigo de Kagome… y la proteges mucho… y la miras mucho y…
- ¿Qué estas queriendo decir? –me acerque y lo mire de la misma manera que el a mí.
-Puede que sea una locura… pero creo que te gusta Kagome –lo mire confundido y luego reaccione y me aleje de él.
-No seas estúpido!... Que ideas tienes ¿no? –Me levante de las escaleras y sacudí con una mano mis pantalones- Me voy… tengo cosas que hacer.
-Está bien… Te acompaño –se levanto también mientras yo tomaba mi mochila.
Subimos rápidamente y nos sentamos en la mesa del comedor a charlar, mientras yo organizaba unos trabajos de la universidad y Miroku se devoraba una bolsa de nachos y tomaba una soda…
-Inuyasha, suena tu teléfono –dijo Miroku con la boca llena mientras encendía la tv- Contesta!
-No subas mucho el volumen –le dije tomando el teléfono y contestándolo- Hola…
-Hola bonito –dijo una mujer con voz seductora- ¿Cómo estás?
-Kikyo –susurre- Pues… bien, gracias.
-No me llamas desde hace mucho ¿Has estado ocupado?
-Sí, tengo muchos trabajos que hacer… entre otras cosas –le contestaba yo tranquilamente.
-Ummm… eso pensé. Oye… ya conoces mi tonta hermanastra… ¿Kagome? –dijo un poco emocionada.
-Si Kikyo, la conocí apenas se mudo… -iba a continuar hablando pero me interrumpió.
-Oh! ¿Pudiste notar lo tonta que fue? Le conté a tus amiguitos toda su historia…
-Kikyo –susurre.
-La pobre fue tan idiota… Lo que hizo fue estúpido, hubiese sido humillante si los del club se enteran ¿Lo imaginas?...
-Kikyo –le hable un poco más fuerte, pero ella no hacía caso, continuaba haciendo esos tontos comentarios que me molestaban. La escuchaba molesto, con los ojos cerrados y tomando mi nariz con los nudillos de mis dedos, con el ceño fruncido en un gesto de molestia que ella no podía ver…
-Que humillación! Sería mejor si abortara o abandonara a ese niño… Pero igual seguirá siendo igual de estúpida toda su vida… la verdad me alegro de que ya no viva aquí, su presencia era tan molesta…
-Kikyo! –Finalmente le grite callándola- ¡¿Por qué dices cosas tan espantosas?!
-¿Qué sucede? Es la verdad… -intentaba seguir sus insultos.
-No puedes hablar así de Kagome… creí que tu podías ayudarla –le dije confundido.
-¿Qué? Yo… ¿Ayudarla? –me contesto carcajeándose- Jamás!... Ella se metió solita en ese lio, nunca la he ayudado… y esta vez no será diferente.
-Pero… es miembro de tu familia!
-No… solo es la tonta hija de mi padrastro –dijo alegre.
-Estás loca Kikyo… Kagome es una bueno persona no creo que…
-¡¿Loca?! –Me interrumpió- ¿Qué tanto la conoces? No me digas que…
-Somos amigos y no creo que ella merezca que hables así de ella –le conteste seriamente.
-Creo que tú eres el que está loco… ¿La mocosa te engatuso? Esto es el colmo –decía alterada- Explícame bien ¿Por qué eres su amigo?
-No estoy de humor Kikyo… mejor hablamos luego…
-No Inuyasha!... Espera! –me grito.
-Adiós –colgué de mala gana y me senté de nuevo en la silla, totalmente furioso.
-Wooow! ¿Le colgaste? ¿A Kikyo? –Me dijo Miroku impresionado- Gran discusión… creo que no tendrás sexo en mucho tiempo amigo…
No le conteste, no quería hablar, simplemente me pareció lo más estúpido que había oído en mi vida. Realmente pensaba que Kikyo le ofrecería su ayuda a Kagome, pero me equivoque totalmente, en realidad Kagome estaba sola pero aun así seguía luchando por ella y su hijo, era algo admirable… Y cada vez se convencía más de que debía prestarle su ayuda y protegerla, sin duda alguna lo haría.
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Ya eran cerca de las dos de la tarde, volvía de la universidad con Sango, que me había estado custodiando las últimas semanas, ella, Inuyasha y Miroku estudiaban en el mismo campus que yo, diferentes carreras pero obviamente ganándome con varios semestres de adelanto. Ya estábamos en la urbanización, caminando lentamente y platicando un poco, hasta que recordé que ese misma tarde tendría la cita con la madre de Inuyasha, para saber el sexo del bebe.
-Sango! –me detuve y puse una mano en mi frente, alarmada.
-¿Qué sucede? –También se detuvo volteo a mirarme confundida- ¿Te sientes mal?
-No… Olvide por completo que hoy tengo consulta con la señora Izayoi –la mire con los ojos bien abiertos angustiada.
-¿Qué hora es? – Miro el reloj en su muñeca- Aun tienes tiempo… son solo las dos.
-No!... Hoy mi cita era para las dos y media –le dije empezando a caminar rápidamente- Ya debería estar allá!
-Está bien –suspiro y luego vio que me alejaba rápidamente- Espérame!
-Deprisa… tengo que buscar mi ficha de citas –dije caminando más rápido, intentando empezar a correr.
-Espera Kagome!... No corras… es peligroso –me grito corriendo tras de mí.
Yo seguí caminando rápido con una mano en mi vientre hasta llegar al edificio, donde me detuve colocando auxilio en la baranda de las escaleras apoyándome en una de mis rodillas, tomando aire, precipitada por el trote. Mire hacia atrás viendo como Sango se acercaba cansada, le dedique una sonrisa y me dispuse a subir las escaleras del pórtico para adentrarme en la planta baja del edificio. Lo que vi cuando me gire para subir las escalera, me dejo estática en el lugar en el que estaba erguida, Sango llego a mi lado extrañada porque yo no avanzaba y viendo el gesto de rabia que yo mantenía…
-Hey… ¿Qué pasa? –Me miro y enseguida volteo a mirar hacia donde yo miraba rabiosamente- ¿Quién es él? –pregunto.
-Hola… Kagome –estaba totalmente serio, sus ojos azules estaban entrecerrados mirándome.
-Kouga –susurre duramente, mirándolo con desprecio. El comenzó acercarse y yo me aleje mas- ¿Qué haces aquí?
Se detuvo aun con su intensa mirada, Sango solo veía la escena extrañada. Yo nunca les nombre a Kouga cuando relate lo que en realidad había pasado, quiero decir que no ninguno de mis tres nuevos amigos tenían idea de quién era Kouga, de que él era el desgraciado que decidió no prestarme su apoyo…
-Necesito hablar contigo, podríamos…
-No tengo nada que hablar contigo –continuaba hablándole despectivamente, luego voltee a hablarle a mi amiga- Vamos Sango… debemos darnos prisa.
Sango asintió y camino primero que yo, adelantándose. Me dispuse a seguirla, después de que le lance a Kouga una mirada mortal, camine pero una fuerte mano tomo mi brazo y me detuvo, lo mire enseguida y trate de soltarme.
-Suéltame! –le grite, dando codazos para intentar zafarme.
-No! Hasta que no hables conmigo. –Me dijo fuertemente apretando mas mi brazo- Necesito hablar contigo…
-Ya te dije que no tengo nada que hablar contigo! –Le grite mucho mas fuerte- Suéltame, me estas lastimando –gemí tratando de soltarme nuevamente.
-Suéltala, ahora mismo!- grito una voz conocida.
-Kagome! –grito Sango, acercándose un poco más.
Cuando voltee a ver a Sango, vi que Inuyasha estaba parado justo frente a la puerta, mirando a Kouga como si quisiera matarlo. Sentí angustia de repente cuando vi la tensión en sus miradas, aproveche el instante de silencio y distracción, pude zafarme del agarre de su mano y me situé detrás de Sango.
-Vete de aquí Kouga –le dije sobando mi brazo, que me dolía por el fuerte agarre- No tengo nada que hablar contigo… Ya todo está dicho.
-Kagome, quiero que me escuches –continuaba hablándome duramente, como si fuera mi padre- Tengo que…
-Ya te dijo que no quiere habar contigo! –Inuyasha le grito caminando hacia el- Vete!
-No te metas en lo que no te importa –le dijo Kouga irritado mirándolo momentáneamente, luego mirándome de nuevo. Después de varios segundos de silencio volteo de nuevo a ver Inuyasha- ¡¿Tu quién demonios eres?!
-Soy la persona que te va patear el trasero si no te vas de aquí y dejas en paz a Kagome –le dijo en un tono normal pero tensamente.
-¿Qué? –sonrió maliciosamente- ¿Dices que me vas a patear el trasero?... Quiero ver que lo hagas – se irguió con las manos convertidas en puños en la cintura, a pocos centímetros delante de Inuyasha.
CONTINUARA.
N/A.
Muchos errores ortográficos, gramáticos y un léxico deplorable ¿cierto?
Pues en mi defensa recordaré que no tengo PC y estoy aún con el celular, de aquí subo y aquí escribo, Wattpad borra el guion largo, algo que también me estresa. Una disculpa, ya sabes jajaja cuando yo sea rica, me compraré una PC y de verás que les edito.
MARATÓN 2/3
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