Capítulo 2

CAPITULO 2

La amabilidad de los extraños…

Estaba muy cansado, tenía muchísimo sueño. La noche anterior había bebido demasiado, obviamente me embriague hasta qué no pude más, ni siquiera recordaba lo qué había pasado, pero qué más da le preguntaría a Miroku después, cuándo logrará qué está condenada migraña desapareciera, no quería levantarme de la cama…

-…¡Definitivamente ¿Qué quieres?!...

¿Quién demonios grita? No lo puedo creer! Interrumpen mi sueño y hacen qué los oídos me retumben aún más. Y seguían los molestos gritos…

-¡Déjame en paz de una vez por todas… Te odio!

Era una mujer… Qué molesta persona! ¿A quién se le ocurre gritar así? De seguro todo el edificio la escuchó, pero esto no se quedaría así. Me levanté de la cama, me puse unos zapatos, salí de mí pent-house y bajé las escaleras; ahí estaba sentada en las escaleras de la entrada, me acerqué, se veía mal, probablemente estaba llorando. Al principio pensé en gritarle por haber interrumpido mi sueño, creó qué cambié de opinión cuando la escuché decir algo en susurros mientras seguía llorando, me senté a su lado y puse una mano en su hombro, la chica volteó a verme con su rostro llenó de lágrimas, no sé porqué pero ése rostro angelical despertó en mí un sentimiento de protección muy extraño…

-Ummm –no sabía que decirle- ¿Estás bien?

Ella seguía confundida, era obvio ni siquiera me conocía y yo me sentaba a su lado a consolarla ¿Qué demonios esperabas?

-Oh… sí estoy bien gracias –empezó a limpiar las lágrimas en su rostro.

-Ten... –le ofrecí un pequeño pañuelo qué tenía en mi bolsillo.

-Gra…gracias –lo tomó y continuó.

-Creo qué no deberías gritar ni llorar tan fuerte… de seguro todos te escucharon –bromee intentando animarla y le sonreí.

-Si… tienes razón, lo siento –me sonrió- Y tu no deberías salir en ropa de dormir a la calle… sólo para ofrecerle un pañuelo a una desconocida –bromeo también.

-Oh… Buen punto –miré mi ropa y le sonreí- Soy Inuyasha…

-Yo soy Kagome… Gracias –me devolvió el pañuelo amablemente.

-Bueno Kagome… ven conmigo, te daré un vaso de agua para que te tranquilices – tomé su mano rápidamente y la lleve hasta las escaleras.

-Pe.. Pero –tartamudeo ella sorprendida.

-Tranquila… no te haré daño –le dije llevándola al pent-house.

Abrí la puerta del lugar y la invité a entrar amablemente…

-Siéntate por favor –le dije mientas iba a la cocina- Te traeré agua…

Fui a la cocina, serví el vaso y recordé que mi casa estaba vuelta un desastre por la fiesta de la noche anterior, y se me ocurre invitarla a pasar que tonto. Fui hacía la sala y le ofrecí el vaso…

-Ten –se lo di.

-Gracias –lo tomó y se bebió el agua lentamente.

-Disculpa éste desastre… normalmente no es así –le sonreí- Es sólo que anoche…

-Tuviste una fiesta –me dijo ella ya calmada.

-Ummm… si –me senté a su lado- Y si no me equivocó tu eres mi nueva vecina ¿no?

-Si… -asintió-

-Ummmm –no tenía idea de que hablar con ella.

-Y tu eres mi vecino Inuyasha –me dijo- Miroku y Sango me hablaron de ti…

-¿Los conoces? –la miré interrogante.

-No... Bueno sí… nos conocimos ayer –contestó lentamente- Bueno… gracias por el vaso de agua… fue un placer conocerte… creó que…

Cuándo empezó a hablar se levantó y se dispuso a salir pero se desmayó y cayó al suelo rápidamente. Me levanté del mueble agresivamente para ayudarla. Cuándo la alce noté que se había golpeado un poco la cabeza al desplomarse, así que rápidamente llamé a Miroku y la llevamos al hospital que estaba cerca.

Ya en emergencias, una enfermera nos atendió y Miroku y yo nos mantuvimos en la sala de esperas…

-Inuyasha –me llamó Miroku.

- ¿Qué? –le dije indiferente.

-¿Qué pasó con la chica? No me has dicho nada en todo el caminó hacía acá…

-Te dije que se desmayó y se golpeó la cabeza… Obviamente cómo tu tenías mi auto… te llamé –le dije molestó.

-Claro… Oye sabías que tu vecinita allí adentró, es hermana de tu querida Kikyo –me dijo sonriente.

-¿Qué? -lo miré confundido- Kikyo me dijo que era hija única…

-Oh… -se froto la barbilla- Bueno no es su hermana... es su hermanastra.

-¿Y cómo sabes eso Miroku? –entrecerré mis ojos mirándolo.

-Bueno ayer cuando la conocimos ella nos dijo algo –decía sonriente- Pero Sanguito se encargó de sacarle la sopa completita a la tonta de Kanna… Obviamente es la mejor amiga de Kikyo y sabe todo…

-Son unos chismosos –fruncí el ceño y me voltee a ver la hora.

-Tranquilo Inuyasha –me dio unas palmaditas en el hombro- Increíblemente Kanna no nos dijo mucho… fue la misma Kikyo la que decidió divulgar el problema de su hermanastra… a decir verdad creó que no la quiere mucho…

-Ummm… -escuche lo que decía pero no lo miraba- ¿Y qué te dijo?

-Bueno Kanna le dijo a Sanguito que Kagome tiene 17 años y acaba de entrar a la universidad... pero Kikyo nos dijo que Kagome ya no vivía con su família, ahora vive solá en Hoyuro… dónde tu vives… la corrieron de su casa.

-¿Qué? –Lo miré incrédulo- La corrieron de su casa… que extraño.

-Si –dijo seriamente- La abandonó su família y su novio también… Está embarazada.

- Es sólo una niña –abrí los ojos de par en par impresionado- ¿A quién se le ocurre abandonarla en ese estado?

-Si… pero no me parecería extraño, si todos en su família son igual que Kikyo…

-¿Qué quieres decir? –lo miré arqueando una ceja.

-Sabes perfectamente a lo qué me refiero querido amigo –me sonrió y me dio tres palmadas en el hombro.

-No Miroku… Estoy seguro qué Kikyo la ayudará –le dije seriamente.

Kagome era sólo una niña y estaba embarazada, no tengo idea de la razón por la cual su família la abandonó, deberían ayudarla ¿no? Esto era increíble, pero lo más increíble era qué sin conocer a ésa chiquilla, quería ayudarla, alguna manera encontraría para ayudarla, ésa niña despertó algo en mí que nunca sentí, un sentimiento protector qué obviamente debía aprovechar.

Desperté en la camilla de un hospital, lo último que recordaba era que estaba sentada en el sofá de este chico tan extraño, Inuyasha, y me desmaye. No sabía cómo había llegado ahí, recordé al bebe y acaricie mi vientre, esperaba que nada malo hubiera pasado con él, vi a una enfermera y resolví levantarme a preguntarle...

-Disculpe! –la llame mientras intentaba ponerme de pie.

-Oh… no te levantes –me tomo de los hombros y me acostó de nuevo- Así está mejor debes descansar.

-Gracias –le dije- ¿Estoy bien? ¿No paso nada con…?

-Tranquila… -me interrumpió- Tu bebe está bien.

-Oh –suspire aliviada- Gracias a Kami... ¿Dónde estoy?

-En el Hospital Takayama –me sonrió amablemente- Muy bien cuidada…

-¡¿Qué?! –Grite y asuste a la enfermera tratando de levantarme- Tengo que irme…

-Tranquila jovencita –me dijo- No debes levantarte… todo está bien.

-Pero… quiero decir… este hospital es muy costoso –le dije con el ceño fruncido.

-Todo está bien… los consumos corren por el joven Inuyasha –me sonrió.

-¿Cómo? –le pregunte confundida.

-Así es – dijo el chico de ojos ámbar entrando en la habitación.

-Si -dijo la enfermera, sonrió y me dio un bolígrafo y su carpeta- Solo necesito que llenes esta planilla.

-Claro –tome lo que me daba y llene la planilla con todos mis datos.

Inuyasha se acerco a la camilla sonriente y miraba como llenaba todos los espacios en blanco rápidamente…

-Kagome Higurashi… -analizo y me sonrió- Lindo nombre…

-Tenga… Gracias –le entregue el papel a la enfermera, ella sonrió y se fue.

-Muy bien… Parece que todo está bien –me dijo Inuyasha sonriente.

-Si –le sonreí también- Gracias… pero tendrás que esperar mucho tiempo para poder pagarte…

-No quiero que me pagues – me interrumpió y se sentó al final de la camilla- Solo quería ayudarte… Me preocupe

-Oh… gracias –estaba totalmente sonrojada.

-Bueno, dime el teléfono de tus padres para avisarles que….

-No! –me grite interrumpiendo- No puedes hacer eso!

-Tranquila… no me asustes –me dijo viéndome impresionado- Solo quería avisarle a tu madre que estas bien.

-Mi madre… murió –le susurre mirando mis manos.

-Oh… Lo siento –me dijo- Miroku no me dijo eso…

-¿Ah? –me confundí- Miroku te dijo que…

-Si bueno, a Sango y a él… Kikyo les dijo que tu… bueno ya sabes… les conto y ellos me dijeron a mí. No quiero ser entrometido, lo siento.

-No, está bien –sonreí tristemente.

-Bueno voy a bajar a la cafetería… ¿Tienes hambre? ¿Quieres algo? –se levanto y camino hacia la puerta.

-No… Gracias –le sonreí aun un poco triste- Estoy bien así.

-Está bien… Ya regreso –se fue.

Me mantuve tranquila en la habitación durante unos segundos, luego comencé a pensar… ¿Cómo era posible que una persona fuera tan agradable con una total desconocida? Conocí a Inuyasha esa mañana y el se comportaba como si fueran amigos de todo una vida, era tan inesperado que alguien le tratara tan bien en tan poco tiempo de conocerse, pero estaba verdaderamente agradecida, se encontraba en el hospital más costoso de toda la cuidad, probablemente Inuyasha era rico o un heredero…

-Holaaaaaaa… -una chica interrumpió mis pensamientos.

-Ah –suspire y mire hacia la entrada de la habitación.

-Soy Sango! –me sonrió, se acerco y me dio un gran abrazo.

-Hola! – Sonreí y correspondí el abrazo apenada- Sango… ¿Qué haces….?

-Miroku me aviso… ¿Cómo te encuentras? –me dijo y coloco unas flores que traía en la mesita a un lado.

-Muy bien…Gracias –le sonreí- Pero…

-Te traje estas flores, son muy lindas –me dijo arreglando los tulipanes lila- ¿Te gustan?

-Si… son hermosos –continuaba un poco embrollada.

CONTINUARA.

N/A
Esta sera la primer vez que diré esto. Esta historia la base un poquito en mi vida, yo fui madre joven, muy joven en realidad. Con tan solo 14 años me enfrente a una realidad difícil como consecuencia de mis actos, hoy mi hijo tiene 9 años, se llama Manuel.

No es mi vida exactamente, esa la relataré más adelante en un nuevo escrito, pero varias cositas si me inspire en mi. 😊

Ya saben, perdón por los horrores ortográficos, escribo con celular. Cuando yo sea rica me compraré una PC y les editaré.

Gracias, nos leemos.

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