CAPÍTULO 5: LOS HERMANOS
CAPÍTULO 5: LOS HERMANOS
El primero de los hermanos en poder hablar con ellos fue Steve. Se había licenciado hacía poco en Veterinaria y ejercía en Misuri, en una clínica que, además de a animales de compañía, también visitaba granjas. Le había costado mucho esfuerzo, pero ver como su hermano, disléxico y con dificultades en el instituto, había llegado tan lejos, le había dado esperanzas en los momentos más duros.
Cuando Sam y Blaine vieron que estaba conectado, comenzaron la llamada. La sonrisa del chico al verlos mostraba que se alegraba de verlos a ambos. Con el tiempo, el moreno se había convertido en un miembro más de la familia, por lo que era otro hermano para el joven.
Después de saludarse y de charlar sobre sus vidas, Sam supo que era el momento de contárselo. Miró a Blaine buscando su complicidad, tal vez era la persona que más le preocupaba.
–Quería contarte algo... –El mayor de los hermanos comentó.
–Me lo he imaginado. Tanta insistencia para hablar tenía que ser por algo. ¿Qué sucede?
–Blaine y yo estamos saliendo. –Sam dijo rápidamente, lo que hizo que el otro comenzara a reír.
–¿Es una broma?
–No. –El mayor estaba serio, por lo que el otro dejó de reír.
–¿Cuándo?
–Hace unas semanas empezamos a salir como pareja. Sé que es difícil de creer y que nunca había manifestado interés por hombres, pero... Es lo que siento y no quiero que me juzgues.
–No te juzgo, es que no me lo esperaba...
–Comprenderemos si necesitas tiempo para hacerte a la idea, es normal que te resulte complicado hacerte a la idea de que tu hermano está con un hombre. –Blaine intervino, queriendo apaciguar un poco la situación.
–No es eso... El amor es amor y si sois felices, no soy quién para juzgarlo. Simplemente, no me lo esperaba. Además, ya eres casi un hermano para mí. Supongo que dentro de poco será oficial. –El más joven sonrió, queriendo mostrarles a los otros dos que estaba feliz.
–Gracias. –Sam susurró.
–Supongo que ahora le tendré que dar 100$ a Stacey. –Steve frunció el ceño.
–¿Por qué? –El mayor de los hermanos miró extrañado al otro.
–Ella y yo teníamos una apuesta. Ella decía que sentíais algo el uno por el otro y yo que no. Después de varios años, se dio por vencida y me acabó pagando 50$. Ahora tendrá que devolvérselos y pagarle la parte de mi apuesta.
La siguiente a la que llamaron fue Stacey. Ella estudiaba en Washington una doble licenciatura, Ciencias Políticas y Derecho. Aspiraba dedicarse a ser presidenta de los Estados Unidos (aunque esperaba no ser la primera mujer en conseguirlo). La abogacía sería a lo que se dedicaría hasta ese momento.
De los tres hermanos, claramente era la más inteligente y la que más lejos iba a llegar a nivel académico, además de la más ambiciosa. Sin embargo, seguía siendo tan dulce y cariñosa como cuando era una niña.
Ella era la que mejor se llevaba con Blaine, al que quería como otro hermano más, pero que a veces le confiaba cosas que con sus hermanos no se atrevía. Por eso, cuando vio a los dos conectados en la pantalla de su ordenador, no pudo evitar sonreír.
Como siempre, comenzaron contándose las novedades de sus vidas, aunque los chicos evitaron darle la noticia. Sin embargo, la joven ya había sido informada por Steve en un descuido, porque pensaba que también lo sabía.
–Podéis contármelo, llevo años esperando la noticia. –Ella sonrió.
–¿De qué hablas? –Sam preguntó extrañado.
–Steve pensó que me lo habíais contado y... –Stacey dejó la frase inconclusa.
–Quería que te enteraras por mí. –El mayor de los hermanos se entristeció, por lo que su "novio" pasó su mano por su cintura y le dio un beso en la mejilla.
–Lo sé... ¡Tenéis que contármelo todo! ¿Cómo os distéis cuenta de lo que sentíais? ¿Quién se declaró? ¿Cuándo empezó vuestra relación? ¿Cómo fue vuestra primera cita? ¿Y el primer beso? No quiero muchos detalles, pero... ¿Cómo fue vuestra primera vez? –La joven estaba emocionada.
–Muchas preguntas... –Blaine respondió al darse cuenta de que Sam no respondería. Hasta ese momento, nadie le había hecho esas preguntas y no tenían nada preparado, tendría que improvisar. –Se declaró Sam, yo jamás lo habría hecho porque, hasta ese momento, creía que era heterosexual. En cuanto me dijo lo que sentía, lo besé. Llevamos unas semanas juntos y nuestra primera cita... Fue en un restaurante lujoso, queríamos que fuera diferente a lo que habíamos hecho hasta ese momento. ¿Me dejo algo?
–Vuestra primera vez. –Stacey comentó.
–Todavía no... –El mayor de los Evans respondió, avergonzado y tímido. –No estoy preparado.
Anderson, consciente de que la hermana de su "novio" estaba atenta a cada movimiento, lo besó en los labios antes de hablar.
–Ya lo estarás, no tenemos prisa...
Siguieron hablando durante un rato y, nada más colgar a Stacey, vieron que Cooper ya estaba en línea. Sabían que programar las dos videollamadas tan seguidas no era la mejor idea, pero era cuando todos podían estar a la vez. Sin apenas poder reponerse del interrogatorio de la joven y del shock que les había supuesto que llevara años pensando que entre ellos había algo.
Con el mayor de los Anderson también empezaron con otros temas, pero al final, llegó el momento de la confesión.
–Sam y yo estamos saliendo. –Blaine comentó con una sonrisa.
–¡Por fin! Hace tiempo que notaba que te gusta. Sam ha hecho esto, Sam ha dicho aquello... ¡No había nada que hiciera mal! –El mayor reía mientras hablaba.
–¡Coop!
–Es verdad... Me alegra mucho que puedas ser feliz con el hombre de tu vida. Estáis hechos el uno para el otro. –El hombre de ojos azules añadió.
–Gracias Coop, tu apoyo significa mucho para mí. Mamá y papá no...
Blaine apenas pudo seguir hablando porque las lágrimas comenzaron a salir. El simple recuerdo de lo que había pasado dolía y pronto sintió los brazos de Sam rodeándolo y un beso en la mejilla.
–Ellos se lo pierden. –El rubio susurró.
–Tu amorcito tiene razón, ellos se pierden el conocer al maravilloso hijo que tienen y al maravilloso hombre del que se ha enamorado. –El mayor fue firme, no quería mostrar ni la más mínima duda.
–Gracias... A los dos.
Después de eso, Cooper comenzó a hablar de tonterías para distraerlo. Sin embargo, al terminar la conversación, lo dos amigos se miraron.
–¿Todos pensaban que estamos enamorados antes de que se lo dijéramos? –El rubio dijo sorprendido.
–Eso parece. –El moreno se encogió de hombros.
–Pero ninguno de los dos se ha enamorado del otro... En ningún momento. –El dibujante siguió con sus pensamientos, sin ser consciente del sonrojo del otro, que evitaba mirarlo porque él sí sabía que había estado enamorado de Evans.
–Tal vez se confunden porque somos muy cercanos y nos gusta tener contacto físico. –El actor se encogió de hombros.
–Tal vez... ¿Cenamos?
Dejaron la conversación para ponerse a cocinar. No importaba lo que pensaran los demás, lo que querían era tener a su hijo lo antes posible. Para eso, seis meses de noviazgo y tres de compromiso antes de la boda y, tras la luna de miel, comenzarían el proceso. Al menos, ese era el plan.
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