Capítulo 1.

- ¡Nos mudaremos a Meridia durante unos meses! -gritó mí padre con completo entusiasmo.

No había ni un solo ruido en la sala, todo había quedado en silencio.

Sí hace una semana me hubieran dicho que me entraría a punto de subirme a un avión a un lugar en el medio de la nada me hubiera reído a todo pulmón, pero ahora la idea no parece tan lejana.

- ¿De verdad no me puedo quedar? - preguntó mi hermana Daphne. Sin duda de entre las dos la más afectada de este viaje tan repentino.

- ¿Y dejarte en casa de quien? ¿De Molly? Será para que no duermas nunca y te la pases de fiesta en fiesta.- dijo papá mientras le entregaba nuestros boletos a la azafata.

Los labios de Daphne se unieron en forma de puchero pero no reclamó, ella sabe que lo que dijo papá es cierto. Daphne tiene dieciocho años, es tremendamente guapa y muy fiestera, a pesar de tener la mayoría de edad -como yo- no ha querido separarse de papá. Luego de la muerte de nuestra madre papá quedó absolutamente devastado, la amaba con todo su corazón, por eso Daphne y yo no nos separamos de él después de su muerte, a pesar de que tengo veintiún años la idea de dejar a mí padre es casi imposible para mí, él me lo ha dado todo, ahora me toda a mí tratar de devolverle el favor.

Sí es cierto que este viaje ha sido de lo más repentino del mundo, pero según lo que nos explicó él, habría un concurso de pastelería muy famoso en Meridia y papá va a participar en él, así que aquí estamos, en un avión a punto de partir a un país de el cuál no había escuchado nunca.

- Daisy ¿Me pasas la revista que está allí? - tomémosles la revista que papá me señalaba y se la pasé.- ¡Oh, mira, esta es la familia real de Meridia!

Daphne dió un salto en su asiento y de inmediato se acercó a papá. ¿Familia real? ¿De verdad aún había algún otro rey en este mundo que no fuera la reina de Inglaterra? Eso sí es una sorpresa.

- ¡Pero que guapo está ese chico! ¡Kia, mira!- mi hermana prácticamente le arrancó la revista de las manos a papá y me la enseñaló.

En la portada aparecía una gran familia, dos niñas pequeñas, gemelas; dos chicos adolescentes y chico de más o menos de mí edad y dos señores ya un poco más gastados, todos rubios. Miro al chico más grande el cuál era el que Daphne me señalaba.

Es realmente guapo, su cabello rubio se encontraba perfectamente peinado hacia un lado, sus facciones son marcadas, le dan un toque de madurez, sus ojos miran con tal intensidad a la cámara con la que le habían tomado la foto que hasta me da un escalofrío ante esa mirada.

- Tiene lindos ojos.- dije. Mí hermana me miró mientras asentía eufórica.

- Tiene lindo todo.- dijo mientras seguía escaneado con la mirada aquella portada.

Rodé mis ojos, sí, es cierto que es guapo, pero estoy casi segura de que después de haber nacido quizás en una sábana de seda no me queda duda de que será otro niño creído más.

- ¿Podrías dejar de babear por ese chico?- dihe luego de unos minutos en los cuales Daph sólo se dedicó a seguir ojeando a la família.

- Escucha esto.- dijo con cierto interés en su tono.- "La familia real se encuentra realmente alegre luego de que su hijo mayor, el príncipe Landon confesara estar en busca de una pareja para él, que lo acompañará en sus deberes reales" ¡Pero si es el príncipe más guapo del mundo! ¡Ni los de Disney son así! ¿Te imaginas ser princesa?

Hice una mueca ante la idea, ser princesa nunca me ha interesado, más que todo porque sé que no sólo se trata de usar una tiara y vestidos bonitos, conlleva a muchísimas responsabilidades, estar en presión constante y bajo extrema supervisión.

Sí, jamás me gustaría ser princesa.

- Ya deja eso, ya va a despegar el avión.- dije quitándole la revista de las manos para poder dejarla en su lugar, Daphne bufó y se acomodó en su asiento, abrochando su cinturón.

Solté un pequeño suspiro mientras cierro mis ojos unos instantes, tratando de no caerme del sueño, los ojos me pesan una barbaridad, decir que mis horas de sueño han sido estables últimamente es una gran mentira. He pasado todo mí tiempo ayudando a papá con la pastelería ya que su ayudante, Marcos, decidió renunciar en el momento menos indicado y a pesar de que soy hija de un pastelero mis dotes en la repostería no son los mejores.

Las azafatas salen a hacer las demostraciones de que hacer durante cualquier tipo de emergencia y en ese momento aprovecho para tomar la revista que Daphne me había mostrado. Analizo a la familia de manera más detenida, todos están asombrosamente impecables, sus vestidos y trajes no tienen ninguna clase de arruga o mancha, sus cabellos se encuentran todos peinados de manera asimétrica y las joyas que portaban las princesitas y la reina relucen incluso en la imagen.

Son tan perfectos que dan miedo.

Abrí la revista para leer el artículo dedicado a esta familia mientras me acomodaba en el asiento para estar más cómoda:

"Como todos sabrán, nuestra familia real favorita cuenta con un repertorio de príncipes— y futuros reyes— realmente guapos y como lo abran notado nuestro futuro rey, Landon Fairchild, se encuentra actualmente en busca de una compañera de vida y no podríamos estar más felices y alegres por él.

Como todos saben, él príncipe Landon es un chico de muchas cualidades por lo cuál es de esperarse que elija a una mujer con cualidades tan sobresaliente como las suyas. Y por si posiblemente no conozcas algunas de las cualidades de nuestro amado príncipe, aquí te va una pequeña guía:

– Esgrima.
– Equitación.
– Sabe tocar una gran variedad de instrumentos.
– Bueno en estrategias.
– Graduado con honores (sí, a parte de guapo, extremadamente inteligente).
– Buen nadador.
– Habla una gran cantidad de idiomas.

Y ciertamente si siguiéramos la lista sería infinita, pero aquí están nuestros conocimientos más básicos sobre nuestro príncipe."

Suspiré sorprendida cuando termino de leer la lista, si sabía que un los príncipes son criados para ser líderes así no sean los siguientes en la línea de sucesión, pero nunca entendería como es que un simple niño podría aprender a hacer tantas cosas.

Luego de unos minutos el avión se alza en vuelo, Daphne tiembla levemente a mí lado, tomo su mano tratando de tranquilizarla un poco, ella me mira y me da una pequeña sonrisa y yo le guiño un ojo de forma cómplice.

• • •

Llevo una mano a mí cuello cuando siento una punzada de dolor, hago una mueca de dolor cuando el avión se sacude con algo de fuerza, abro mis ojos y veo por la ventana, el asfalto de la pista de aterrizaje aparece en mí visión seguido de un mensaje que llega a mis oídos.

Damas y caballeros, hemos aterrizado en Meridia.

Miro a mí padre y este parece a punto de vomitar arcoíris de la alegría, Daphne suelta un quejido antes de sonreírle a papá.

— Nuestra aventura está a punto de empezar.— dice con emoción.

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