Tu allá y yo acá
No se me ocurrió otro título, ya sabran a que me refiero ;p
.
¿Ahora que iba a hacer?, no podía arriesgarse a que la descubrieran, moriría de vergüenza, no volvería a ver a ninguno de los pecados a la cara, mucho menos a aquel al que ama. Debía impedir que cambiaran el rumbo a Camelot, pero ¿como?
Quizás si convence a Hawk para que su madre no siguiera las ordenes del capitán. Negó, Meliodas se daría cuenta y el porcino se metería en problemas.
¿Y si huía?, el pecado la encontraría sin problemas. ¿Y si se lanzaba?, el la atraparía. ¡Maldición!, de una forma u otra el intervendría.
—Señor Meliodas— el capitán le volteo a ver, dejando de lado el mapa en que que trazaba el camino.
—¿Qué pasa, Elizabeth?— cuestiono. La albina mordía su mejilla interna, algo ansiosa y tímida.
—En verdad no es necesario que cambiemos el rumbo para encontrar al ultimo pecado, lo que tengo es un insomnio pasajero y ya— trato de dialogar, pero este no era tan ingenuo como sus compañeros alardeaban.
—No tiene sentido que digas que tengas insomnio cuando siempre estas dormida— esta amplio los ojos en un escalofrió.
—Bueno...— vacilo rodando los ojos en busca de excusas.
—No lo discutiremos más, iremos a Camelot con Merlín, aunque...— un alivio le inundo a la princesa al verle pensativo, ¿se había retractado? — Podríamos averiguar ahora mismo que es lo que tienes— su tez palideció —Tu recuéstate a dormir y yo llamare a Gowther—
—No, no es necesario— interrumpió rápidamente sudando en frio —Mejor espero a que vallamos con lady Marlín— comenzó a retroceder lentamente del líder que le seguía con la mirada con algo de curiosidad.
—Hm, de acuerdo— se hundió de hombros y continuo con lo suyo.
Elizabeth salió de la taberna soltando un suspiro. Su mirada se levanto al cielo dejando que el aire chocara contra su rostro debido al movimiento. Mamá Hawk caminaba a una velocidad constante, sin prisas, pero lo suficientemente rápido como para llegar a Camelot en días.
—¿Qué voy a hacer— musito para sí misma mordiendo su labio. Maldecía su mente, ¿Cuándo empezó a tener esos pensamientos tan asquerosamente lúbricos? Solo le hacia dudar realmente de sus sentimientos hacia el dragón de la ira, ¿realmente lo amaba o solo era una atracción sexual urgente?
Estaba tan confusa, quizás era mejor simplemente decirle al pecado de una vez por todas y solo irse a su hogar para olvidarlo y no volverlo a ver.
—Hola Elizabeth, ¿por que tan pensativa?— se acerco Diane, la serpiente para hacerle compañía.
—Nada realmente, solo disfruto la vista— mintió sin atreverse a verle, temía que sus ojos delataran sus verdades.
—¿Haz dormido mejor? Ayer tomaste mucho con Ban y caíste muy alcoholizada— soltó una pequeña risita contrario a la albina que solo apretó los labios. Aun si tomaba la más potente droga, eso no impediría sus sueños.
—Diane...— titubeo ligeramente —¿Alguna vez has amado de manera tan intensa; de esas veces en que te agitas y sientes que no respiras?— la de coletas hizo un mohín pensativo sin molestarse en contrarrestar el porque de su pregunta.
—Huh, se que en algún punto lo experimentare— relamió sus labios algo insegura —El amor es algo complicado, hermoso y doloroso a la vez, pero supongo que la persona correcta despertara en ti sensaciones que tu desconocías— le dirigió una sonrisa —Dime Eli, ¿Qué despierta en ti el capitán?— la princesa enrojeció.
—Eh... yo...— suspiró ¿debería decirle? —Solo su cercanía— espero que la castaña no encontrara el significado de dichas palabras.
—¿No has pensado que quizás te sentirías mejor si le dijeras? Elizabeth, esta misión no es de pensar, es de actuar y arriesgarte— con esto soltó un suspiro —No entiendo muy bien a los humanos, por eso no soy la indicada para ayudarte— dicho esto la dejo nuevamente sola.
Elizabeth suspiró, sin saber que desde el inclinado tejado, Ban había escuchado toda conversación y lejos de usarlo a para su diversión, quizás podría hacer algo por ella, después de todo, el también era humano.
[...]
La noche acobijo la tierra de Britania, el cerdo verde gigante se encontraba estancada en la tierra descansando y con ello, las luces de la taberna estaban apagas lo que indicaba que aquellos inquilinos dormían, a excepción de la princesa de cabello plateado quien luchaba por no cerrar los ojos, pero no podía. La zona inferior de sus ojos pesaban, seguramente las ojeras gritarían lo que no había dormido, sus parpados caían de poco en poco, pero se obligaba a abrirlos.
Soltó un bostezo, sus luceros lagrimearon un poco. El frio de la noche le obligo a acobijarse entre las mantas para entrar en calor, cosa que empeoro su estado de alerta. Fue cediendo a Morfeo para arrullara y dejarla nuevamente en aquellos sueños de los que constantemente huía.
[...]
—M-Meliodas...— mordía su labio inferior, en cualquier momento podría llorar de éxtasis que recibía su cuerpo, ¿Cómo llegaron a esa posición?, ¿por que accedió a esto? —Ngh...— tapo su boca con más fuerza echando su cabeza hacia atrás escondiendo su rubor.
El rubio rodeaba sus muslos para mantenerla quieta sobre su rostro, atendía tortuosamente su feminidad húmeda y más que lista para recibirlo, sin embargo, el rubio optó por saborear sus fluidos antes del acto. Los ojos azules miraron hacia abajo de su cuerpo, no lograba ver el rostro de su amante más que su barbilla, pero si el resto de su cuerpo extendido, solo sentía su respiración en su zona intima.
—¿Te gusta así?— cuestionó burlonamente, la albina luchaba por no dejarse caer en el, pero era imposible. Su lengua la penetraba para saborearla, separaba sus muslos para un mejor acceso.
—Gyaaa...si, me gusta, mucho....— soltó un alarido. Continuo con sus estimulaciones, una de sus manos subió por su pierna y comenzó a masajear su botón hinchado —¡Aaaah, Meliodas!— sus piernas temblaron, su vientre se contrajo repentinamente.
—Aún no te corras, preciosa— musito con voz ronca —Déjame saciarme de ti antes— la yema de sus dedos dieron masajes más rápidos que no podía soportar las contracciones de su intimidad. Su piernas no lo soportaron más.
—¡¡¡Aaaah, no lo voy a soportar!!!— chillo cayendo al frente, soportando su peso sobre el cuerpo del rubio con sus ante brazos . Jadeaba, el pecado tomo sus caderas y las acerco mas a su rostro insistiendo más entre sus pliegues húmedos —Hummm— abrió los ojos ligeramente nublados, encontrándose con el bulto entre los pantalones del rubio.
Su mente curioseo un poco, ¿podría darle el mismo placer?
Con manos titubeantes desabrochó la prenda blanca para sacar su predominante erección dura y con algo de líquido preseminal. Se relamió los labios.
—Oh, Elizabeth— fue turno del rubio de tensar la mandíbula al sentir el calor de la lengua de la princesa acariciar el glande —Grh— alzo un poco más la cadera a su rostro cosa que la doncella capto. De poco a poco, lo que su boca podía cubrir lo comenzó a succionar para después sacarlo en un jadeo
—A-Así esta bien, señor Meliodas?— se atrevió a preguntar a la vez que su mano lo abarcaba para comenzar a masturbarlo lentamente.
—Si...— jadeo —No te detengas, Eli— rogo para continuar con sus tratos a la flor de la princesa, esta vez chupando su clítoris y estimulándolo con la lengua. La albina en reacción apretó mas la longitud del rubio.
—Hmm— comenzó con la felación en la cabeza del miembro, trazando círculos con la lengua mientras su mano subía y bajaba logrando sentir los gruñidos del mismo en su zona intima.
Era increíble, sentirlo arder en su boca era la mejor sensación e incluso saber que el lo disfrutaba hacia que se excitara aun mas y perdiera el pudor. Ambos propiciándose un sexo oral era gratificante, los sonidos acuosos de sus bocas era gratos al igual que los gemidos y gruñidos.
—¡Ah, Elizabeth!— este se tenso cerrando los ojos —Más rápido, preciosa, mételo más a tu boca...— esta sin rechistar obedeció con gusto. Su boca abarco lo mas que pudo, subiendo y bajando la cabeza desenfrenada, saboreando su dureza en combinación de su salivaby fluidos. Era lo más delicioso que había probado.
—Ngh, hmm...— su alarido se vio sofocado, este hacia movimientos en su centro a la par de su velocidad con la que chupaba. Estaban a punto.
Su miembro vibro en su boca, ella se tenso en su rostro, el miembro en su boca pereció crecer; solo unos movimientos más y...
Se levanto agitada como si el aire le faltara o se ahogara, el sudor resbalaba por su frente y su centro palpitaba.
Tosió ligeramente soltando bocanadas casi violentas, hasta que su respiración se regularizo para su alivio. Soltó un suspiro, el rubio seguía durmiendo indiferente, al menos no se daría cuenta de su pequeño accidente al despertar.
Un ligero aire recorrió su cuerpo, la ventana estaba abierta, permitiendo el paso de la brisa. Soltó el aire, se levanto de la comodidad para cerrar la ventana, observó los pequeños rayos del sol se veían a lo lejos del horizonte faltaba poco para que amaneciera. Regreso a la cama donde lo vio dormir profundamente con el ceño ligeramente fruncido. El se movió incomodo por las cuerdas quedando boca arriba destapándose un poco.
Elizabeth no evito curiosear un poco su cuerpo.
Los ojos de la albina se concentraron en el hasta llegar a un pequeño bulto en sus pantalones, cosa que le hizo sonrojarse ligeramente. Bien sabía que los hombres solían tener erecciones en las mañanas, pero el verlo así le hizo relamerse los labios y más con el sueño que acababa de tener.
No lo resistió, poco le importaba si se despertaba, su boca exigía complacerlo...
.
.
.
Suspenso jajaja >:3
¿Elizabeth será capaz de ceder?
Este es más corto y menos intenso, pero bueno :v
La verdad no recuerdo haber leído un lemon que sea sobre esta posición "69", y si lo hice pues lo olvidé seguramente. Por cierto, espero se haya entendido :v
Bien, espero les haya gustado y nos vemos en el siguiente capítulo donde veremos un poco de celos >:3
Sin más, gracias por leer.
Pd. Esta historia concluirá en 6 o 7 capítulos más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top