Cap. 4
Cómo cuando la universidad te da una huelga para que no tengas excusas para no escribir, pero no hay excusa más grande que el bloqueo.
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Un día después de la llamada de Lidia, tuve una cita con ella.
Sirvió para refrescar mi cabeza de los últimos días, y pude disfrutar de una increíble noche con una mujer agradable, a quien pude conocer mejor.
Y sí, me dejaría llevar por la felicidad si ese asunto no siguiera allí. Trato de justificarlo como una cita divertida, cuando en realidad se trataba de un receso. Claro, ella por otra parte, no es un receso pero si confirmo mis sospechas con Anthon, tendré que tomar el riesgo de que una relación con Lidia no sería... Tan probable. Podría ser comprensiva.
Pero también podría no serlo.
-Ah... ¿Por qué hice tantas estupideces?
-Porque lo que tienes de alto, lo tienes de pendejo. -dijo el chico que, se supone, es mi mejor amigo.
Nadie mejor para bajarme de una nube e insultarme en un segundo, también hacerme reír.
-auch, y gracias.
-no me agradezcas, mejor dime si tienes alguna idea o indicio de donde encontrar a ese niño. -dice sin apartar la mirada de su hija.
Como el tío por elección de Dennis, Darcei y Tulip, me gusta asistir a sus eventos más importantes, ya sean fiestas de cumpleaños, obras de teatro o eventos deportivos. El equipo de Darcy había llegado a las finales estatales, tengo un conocimiento nulo de las reglas y del softbol... O todos los deportes existentes en el planeta. Soy un hombre que gusta de las cosas geeks y de la cultura pop. Pero a ella le hace feliz tenernos aquí, y a mí me gusta animarla desde las bancas.
Y sería aún mejor sin esos recordatorios de Alexis.
Veo a Darcy poniéndose en posición, y ver al frente muy determinada a llegar a la base, admiro esa confianza y energía, esquiva a los rivales con una gracia que cualquier bailarina envidiaría, la forma en que burla a los jugadores da casi risa. Puedo decir con orgullo "esa es mi sobrina". Y a quien me diga que genéticamente no, lo mato.
Varios minutos después, eran las campeonas estatales de softbol, y ella seguía conservando el puesto como la mejor jugadora del equipo.
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-Mami, ¿Ya nos podemos ir?
-Tulip, estamos celebrando el logro de tu hermana, ¿Por qué no vas con los demás niños?
Tulip volteó en dirección a la mesa donde su hermana y el resto del equipo estaban comiendo pizza, también había otros niños que no parecían deportistas, haciendo bromas y platicando entre ellos. Él solo se encogió en su silla y negó con la cabeza, Ale dio un respingo de preocupación y no insistió.
De todos sus hijos, este pequeño es el que más salió a Ale. Y no solo físicamente hablando, me recuerda a ese chico de secundaria sin ningún sentido de la moda y obsesionado con ser un hongo antisocial que pasará desapercibido. Con la diferencia de que Alexis era ligeramente más hablador. Darcei también es muy parecida a su mamá, a la vez que es increíblemente energética, no le cuesta mucho hacer amigos y adora ser el centro de atención. No me sorprendería que al buscar Ying y yang en el diccionario, aapareciera una foto de estos mellizos. Siete años, polos opuestos, hermanos inseparables.
Aunque falta alguien.
Y me siento mal tío porque no lo noté antes.
-¿A dónde fue Dennis?
-Oh sí, le gusta pasear por el club, no se va a tardar mucho, le pedí unas cosas.
-¿No te preocupa que se pasee por este lugar tan grande? -contuvo una pequeña risa. -Bueno, a mí sí me preocuparía.
-A ti se te perdió tu hermano en el cine, y te seguía viendo igual de despreocupado después de que lo encontraron.
-Primero; tú no estabas ahí, segundo; eso fue hace casi una década, y tercero; tú eres una mamá gallina, yo era un chiste de hermano mayor, hay diferencias. -Ale puso los ojos en blanco y movió su manos para "esfumar" mi inquietud.
-Este lugar tiene mucha vigilancia, y Dennis sabe defensa personal, puedes estar tranquilo. -Había olvidado que es el niño de oro. -¿Y cuando piensas buscar al flequillo azul? -vaya cambio de tema.
-se dónde encontrarlo, puedo ir cuando sea.
-¿Porque el tío Jason debe pintarse el pelo? -Ambos miramos a Tulip quien tenía esa carita de curiosidad, esperaba que eso me salvará de la plática de adultos.
-por que se vería muy guapo ¿No crees? -el pequeño frunció el seño y negó velozmente con la cabeza.
-Mi tío es guapo así, porque con el cabello azul sería un ¡Guacamayo!
Traté sin mucho éxito de contener mi risa, no sabía si tomarme eso como insulto o como halago o como crítica negativa a mi aspecto, daré el beneficio de la duda porque es un niño. Ale tampoco ocultaba sus carcajadas del todo bien y el menor de sus hijos no quitaba su expresión confundida.
-no entiendo... -hizo un pucherito y Ale besó su mejilla.
-Tienes razón, Jas no tendrá el cabello azul. -me miró fijamente a los ojos y con ese gesto me dijo todo.
Tengo que ver a Anthon hoy. Dejándolo para último momento hace que mi angustia y mi sentimiento de responsabilidad dejen de ser eclipsados por simples excusas. Sí no evitaba mis tareas en la escuela no tengo motivos para evitar esto.
Luego de eso, Ale llevó a Tulip al baño, Darcy se despedía del equipo y mi deber era ir por Dennis. Lo cual no era tan fácil, no estaba en la tienda del club, y después de ahí no tengo idea de dónde buscarlo. Me preocupé un poco pero al mismo tiempo me mantuve en calma, es un lugar vigilado, solo debo seguir buscando, es un niño listo, sí quería ver a otras personas jugar también sabía que debía quedarse cerca.
¿Frontenis? ¿Ping Pong? Las albercas no, bajar y subir las escaleras le haría perder mucho tiempo...
Pero salir a la cancha de fútbol no... Solo correría un poco.
Me apresuré a la salida, a unos cuantos metros estaban las tres canchas, cada una de ellas rodeada por una malla metálica, y a pocos metros eso, algunos árboles. Y sí, atrás de uno de esos árboles, un niño espiando el juego.
-Hey, enano. -Dennis se sobresaltó, cuando se giró relajó sus hombros al ver que era yo. -Si quieres observar el juego, adelante, pero avísanos primero, me empezabas a preocupar. -Le hice una seña con la mano para que me siguiera.
-Lo siento, solo quería echar un vistazo, me entretuve de más. -sigue dando pequeños vistazos al juego.
-Podemos pedirle permiso a tu mamá, seguro es más divertido verlo desde las gradas que verlo desde...
-¡Eso no!
-¿Eh? -me detuve un momento.
-Lo... Lo siento, no quería gritar... Solo olvídalo, el fútbol es aburrido.
-Sí tú lo dices...
Cuando Dennis no quiere hablar de algo con Ale o con su papá, siempre recurre a mí, el que no quisiera decirme... Y esa reacción... Sí es un poco desconcertante pero si no quiere hablar de eso lo dejaré tranquilo. Por ahora, al menos.
Cambié el tema y seguimos conversando de otras cosas hasta que llegamos al estacionamiento con Alexis y los mellizos. En el camino Darcy casi nos deja sordos con sus agudos en cada canción, pero tuvo un gran día así que puede romper mi tímpano todo lo que quiera. Cuando llegamos los niños fueron enseguida al sillón y se pusieron a jugar videojuegos, lo que a Ale y a mí nos dio el momento para "la charla", que aún estoy dispuesto a evitar.
-¿Crees que Dereck venga pronto? -soltó un carcajada antes de negar y dar un sorbo a su taza de café instantáneo.
-Mmm... Nop, va a recoger a L U C Y y a la cigüeña.
-Ah, entiendo.
No puede arruinar la sorpresa de que los abuelos de los niños regresan después de un año entero de luna de miel, claro, todo en código para que ellos no entiendan. A excepción de Dennis.
-Se pondrán aún más felices.
-Sí, como se pondría tu hijo luego de no verte en un largo tiempo, aunque sería muy diferente si no te ve hasta que sea un adulto o un adolescente, y te reclamé por esos años de abandono. -que sarcasmo tan directo. -o puede que le valga, pero no estará feliz, eso seguro.
-Ale, ni siquiera estamos seguros de que yo soy el padre. -resoplé. -No sé dónde buscarlo.
-Wow, creo que la edad te está afectando, inventadas mejores excusas para no entregar tareas. -si me río, me pega. -No lo buscas porque no quieres, sabes que puedes comenzar por el parque, o lugares cerca a dónde lo conociste.
-Él no fre...
-Jason. -me interrumpió. -No dejes pasar más tiempo, si resulta no se lo que creemos, te sentirás muy idiota por no averiguar antes. -di un suspiro y seguí tomando mi café. -yo mismo te llevaré a rastras a ese parque si no vas mañana. -lo peor es que sé que es capaz.
-Lo haré, me estoy preocupando en vano. Debe ser... -Ale hace una media sonrisa, y por fin quita la expresión severa.
-¿las cosas fueron bien con Lidia?
-Si... Ella es increíble, muy responsable, hermosa... -suspiré. -Espero no haber arruinado algo antes de empezarlo.
-Salud por que así sea. -chocó su taza con la mía.
-Salud...
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Al día siguiente, ya tenía los regalos y la disposición suficiente para ir al parque. Una parte de mí deseaba que fuera de esos artistas que van a cada parque por cada ciudad vendiendo sus dibujos... Pero claro, recordé que él me había dicho que vivía en esta ciudad, así que las esperanzas se redujeron. El plan de creer en la historia del novio es a la que debo centrarme.
Di un par de vueltas, y cuando llegué a una de las esquinas del lugar, ahí estaba, ese flequillo no pasa desapercibido, aún si está más maltratado que antes.
"Muy bien, Masner, no pasa nada, solo hablaremos, solo es hablar..."
Estaba recogiendo, me acerqué despacio y me incliné ligeramente, él no parece darse cuenta de que soy yo, solo sigue juntando los dibujos.
-Son realmente bonitos.
-¿Discul...? -ahora sí alzó la vista. Se quedó callado por un par de segundos y luego sonrió naturalmente como si nada.
-Cuanto tiempo sin verte. -Esa sonrisa podría engañar a cualquiera pero no a este abogado, empezó a recoger más rápido. -¿Vienes por más dibujos para los niños?
-¿Ni...? O ellos, sí, por supuesto, les gustaron mucho. -Ahora yo también soy falso.
-Ay que lindos, pero me tendrás que disculpar, es que ya estoy recogiendo y mi novio me está esperando. -cuando estaba por abrir su mochila hizo un movimiento raro, pero gracioso con la mano, que hizo que todos sus dibujos dieran a parar al piso de nuevo. -¡Carajo!
-espera, te ayudo.
-no, no hace falta, yo puedo, aún me puedo mover. Este bebé aún me da permiso. -bromeó con entusiasmo. -ya está, ¿Ves? No hizo falta.
-bueno, pero si quieres te ayudo a pararte. -abrió su boca para negarse, pero al tratar de dar ese ligero salto para levantarse, se dió cuenta de que no podía.
-ujum... -estiró las manos y en un segundo estaba parado. -Thanks, ya me tengo que ir.
-o-oye, espera un segundo, ¿En serio tu novio no puede esperarte un poco más? Me gustaría hablar un poco contigo. -me volteó a ver con... ¿Desagrado tal vez?
-Oye, amigo, no sé si te enteraste pero... Cuando te vas de la casa de alguien, sin dejarle tu número y sin despedirte, por lo general es porque no quieres volver a verlo, y su te lo encuentras en la calle tienes un saludo incómodo y esperas que no haya una segunda vez. -me dio la espalda y empezó a caminar.
Y sí, él tenía razón pero por otro lado, no me puedo ir sin resolver mis dudas. Así que empecé a caminar con él.
-¿No me oíste?
-Si te oí, solo que es de noche, y puede haber gente peligrosa.
-Tú eres el que está siguiendo a un doncel a quién sabe donde, correría si pudiera. -okey, lo que dijo es lógico.
-No voy a hacerte daño, solo quiero hablar un poco.
Nos acercamos a la orilla donde algunos autos aún están estacionados, entre ellos hay uno viejo y verde, un verde muy pastel, bueno, algunas partes, las otras están oxidadas, y los vidrios están sucios, el mejor prototipo de una versión de cars con zombies. Y justo, es a ese auto al que Anthon quiere llegar.
-Escucha, ya te dije que no, ni siquiera te conozco, y aún si lo hiciera, ya te dije que tengo novio.
-Sí pero...
En ese momento abrió la puerta,y pude ver mucha basura de con chatarra, algo de ropa hecha montón en el asiento de copiloto, y fue breve. Pero atrás creo que vi mantas. Anthon entró al coche, pero antes de que cerrará la puerta yo la sostuve, lo cual al fin hizo que me prestará atención.
-¿Porque tu novio te deja trabajar aquí tan tarde? -desvió la mirada y trató de cerrar la puerta otra vez sin éxito. -embarazado, a altas horas de la noche y con el frío que hace últimamente.
-Él también trabaja tarde ¿sí? Estamos solos, tenemos que cubrir varios gastos. -ya no le creo. Ahí se descuidó.
-pero dijiste que ya te esperaba en casa. -pude ver cómo apretaba los labios y se encogía en su asiento.
Relajé mi cara y miré un poco a Anthon, y después escuché como su estómago rugía, el chico se hizo aún más pequeño en su asiento (sí eso es posible, es bastante bajito), no recordaba muy bien cómo era, pero podía notar que estaba delgado, y eso es mucho sí consideramos su condición.
-¿Quieres ir a comer algo? Podemos ir a la cafetería de aquí cerca. -parecía avergonzado. -yo te invito, no te preocupes. Pero tienes que dejarme preguntarte algunas cosas, no estás obligado pero quiero saber. -lo dudó por dos segundos antes de acariciar su vientre y asentir.
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Al principio solo pidió una rebanada de pastel, pero cuando insistí en que comiera más cosas se pidió casi todo el menú, menos café, claro.
Lo bueno: aceptan visa.
Lo malo: aún no me dice nada.
No debería molestarlo mientras come, aunque no es como si tuviera la intención de hacer una pausa. Sí no lo interrumpió yo, lo hará el atragantamiento.
-¿Cuántos meses tienes? -se detuvo, por un momento.
-Mira, no es tuyo, ¿Sí? Ya te lo había dicho.
-también dijiste que tenías novio. -me miró enfadado.
-bien, tengo como cuatro meses, ¿Contento?
Las cuentas ya las tenía hechas cuando vine aquí. Cuatro meses coincidía perfectamente.
-No quiero dinero ni nada, me las arreglé por todo este tiempo, puedo seguir, no tienes que decirle nada a tu esposo. -le dirigí una mirada confundida.
-¿Esposo?
-¿No era ese doncel alto de cabello negro? -negué con la cabeza. -Entonces los niños que lo llamaban mami, tampoco eran tus hijos, ¿Verdad?
-No, solo acompañaba a un amigo.
En ese momento, Anthon agarra una rosquilla y la muerde mientras una expresión de alivio se pinta en él. Ese gesto, dijo mucho, y quizás, también confirmó. Él se dio cuenta y luego de limpiarse los labios me dio una sonrisa triste.
-Yo... Creí que había destruido una familia.
-Entonces sí es mío. -puso una mano en su barriguita, y no lo negó. -¿Porque no me buscaste? Sabes mi dirección.
-Somos extraños, no me gusta la idea de cuidar a un bebé con un extraño. -En serio es un niño...
Un momento... ¡¿Es un niño?!
-Anthon, ¿Qué edad tienes? -me miró por cinco segundos y se empezó a reír, sacó una cartera y muy orgulloso me mostró una identificación, la tomé, y... No lo creía.
-Mira la fecha, puedes calmarte, no fue nada ilegal.
Bien, Anthon mide cerca de un metro sesenta (cálculo yo, claro), pero la identificación es completamente auténtica así que cuesta creerlo. Pero aún así ¡¿Diecinueve?! ¡Carajo! ¡¿En qué pensaba?! ¡Y se ve menor! ¡Eso me hace quedar peor! Demonios, es apenas un año mayor que mi hermano.
-Conozco esa expresión. -me quitó la identificación. -Nos conocimos en un bar ¿Recuerdas?
-ah... Cierto. -También me mostró su identificación esa vez, qué idiota.
-No todos somos bendecidos como tú amigo, muchos llevamos nuestra identificación y a veces acta de nacimiento a todos lados. -Siguió comiendo con molestia.
-Lo siento. -me ignoró, pero ahora que lo notaba, él seguía comiendo apresuradamente. -¿Hace cuánto fue tu última comida? -bajó un poco la velocidad, pero siguió comiendo una rosquilla.
-Eshta maana.
"Esta mañana"
-¡¿Tanto tiempo?! -no dijo nada. -¿Al menos fue algo completo. -en ese momento masticó más lento. -asi que no.
-te dije que tengo gastos... -temblaron un poco sus labios, se cubrió con la servilleta para que no los viera. -hago lo que puedo, consumo tres comidas al día.
-Pero no son nutritivas... -entonces recordé el auto...
Envolturas
Ropa
Mantas
En un coche que se queda estacionado hasta el último momento del cierre del parque.
-Anthon... ¿Tienes un lugar donde dormir?
-Si. -respondió sin dudar.
-¿Y tiene ruedas? -no respondió.
Me froté las sienes y bajé la vista un segundo, las cosas son aún peores de lo que imaginé. Ale tenía razón, haber esperado lo hizo peor, dejé que él pasara por esto más tiempo del necesario.
Llamé al camarero y le dije que pusiera todos los postres sobrantes para llevar y me diera la cuenta. Anthon estaba confundido, pero no cuestionó nada, en segundos trajeron la terminal y pagué inmediatamente. Los postres aún tardarían unos minutos.
Sin pestañear, convencido de que si bien no era la situación que yo quería, está era la mejor, solo lo miré y le dije:
-Te quedarás en mi casa.
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