Cap. 11
Tratando de hacer actualizaciones más seguido, semana 1.
Capitulo dedicado a BellViMorales y a su pequeño bebé Alex, no puedo creer que lo llamaras así por Solo Soy Un Adolescente, te amito 💖
Ocho-Ocho-Ocho-Ocho-Ocho-Ocho-Ocho
Luego de una mala cita y días incómodos con mi roomie (que también es la madre de mi futuro hijo), una noche de fiesta es lo que necesitaba. Nada de trabajo, damas de honor que no quieren ser madrastras o chicos bajitos que se asusten con perros sin dientes... Ni citas de ultrasonidos.
"No es como si no hubiera otros después", esa es mi excusa para ponerme a tope con el tequila.
Estaba en un club de caballeros con Brandon y Noah, y otros hombres que seguramente son parientes del novio, creo que ubico a algunos de los ensayos ¿O de fiestas? No lo se. En fin, con club de caballeros no me refiero a masajes "especiales" ni a desnudistas. Literalmente es un bar solo de hombres, dónde se puede jugar billar y beber tragos. Los martinis son increíbles, ya llevo cinco.
Siempre tuve buena resistencia al alcohol, desde joven, pero admito que estoy tomando de más solo para sentirme menos mal con lo que pasa con Anthon en casa, lastima que no funcione tan bien como quiero. Dios, ¿Quien me manda a no usar condón?
-Esto es horrible.
-Hey, se que no tienes mucho material para ligar, pero sabes que Amelie me iba a matar si rodeaba a Noah de mujeres. -Dice mientras se sirve otra cerveza en su tarro, es más espuma que nada.
-Ah... Creeme que lo último que quiero es ligar con alguien ahora.
-¿Tan mal acabaron las cosas con Lidia, wey? -movió si tarro en círculos tratando de deshacer la mayoría de espuma. -Ella se encarga de la novia, y yo del novio, no la he tratado tanto.
Casi me convencí de contarle a Noah la verdad, hasta ahora, la única persona que sabe de Anthon es Ale, y ya lleva un mes conmigo. Sé que debería contarlo, aunque la idea de hacer un post en Instagram anunciando mi paternidad en cinco meses también es muy tentadora.
Y lo es porque solo quiero negar que esto va a suceder, se acabó el Jason soltero, no más casa para mí solo, no más conquistas de fin de semana y no más diversión. Así que, voy a disfrutar el poco tiempo que me queda.
-No estaba destinado. -Fue lo único que diría sobre Lidia. -Y es genial solo estar en un sitio tranquilo, lo clubes me empezaban a hartar, tanta música y ruido. -Negué con la cabeza antes de dar otro sorbo a mi bebida
-Te entiendo, bro. -Se acercó a mí y me pasó un brazo por los hombros. Allí sentí el aliento alcohólico de Brandon, no había notado que estaba tan ebrio. -el romance no es para todos. Todo eso de las parejas, las citas, siempre me pareció mucho estrés.
-Ahm... Si, supongo que lo es.
-Es que... ¿Por qué el amor romántico está tan sobrevalorado? Yo daría mi vida por cualquiera de mis imbéciles, incluso por ti, imbécil mayor. -Declaró antes de dar un sorbo largo a su botella.
-Okey... Gracias por eso, ¿Por qué soy el imbécil mayor?
Soltó una carcajadas antes de dejar la cerveza en la mesa causando un fuerte sonido del vidrio chocando.
-Ya nunca te vemos, tarado. Desde que Cristal se fue a...
-No lo digas. -le advertí.
-Si, bien, ella se fue y tú siempre pones excusas. -le dió hipo. -que si el trabajo, que si tu perro, que si una cita, ya nunca nos vemos, si no fuera porque el imbécil menor se va a casar, creo que no sabríamos nada de ti.
-Pff... Por favor, tú y Noah se tienen el uno al otro, saben divertirse sin...
-Soy AroAce.
Me callé.
El alcohol aún no se me subía al cerebro por completo, pero aún así, esta información estaba tratando en cargarse a mi base de datos interna.
-¿Sabes lo que quiere decir?
-Si, creo... -Hice una búsqueda rápida en mi limitada base de términos queer obtenida de diferentes medios de entretenimiento que sigo. -¿Significa que no quieres sexo ni enamorarte, no?
Quitó su brazo de mis hombros y se pasó ambas manos por el rostro. Por un momento pensé que mi definición lo había ofendido, con su mirada nublada por el alcohol es difícil saber.
-Quiero enamorarme. -admitió. -Lo intenté por años, ¿Sabes? Conocí donceles, chicos, chicas, incluso un par de no binarios. Y te juro que lo intenté, conocí gente increíble, mucha de ella me dijo las palabras mágicas: te amo. Y no debería ser tan difícil corresponderlas, pero no pude. -enterró sus dedos en su cabello, se estaba alterando, se notaba por como sus ojos pasaban del brillo por la ebriedad a uno de llanto.
-Calma amigo, tal vez solo no has conocido a la persona indicada. -soltó un bufido, de inmediato me arrepentí de lo que dije.
-¿Sabes cuántas veces me repetí eso? -dió el último trago a su botella casi vacía. -Lo intenté con Amelia.
Abrí los ojos de sobremanera, eso en definitiva no me lo esperaba, ¿Brandon es padrino de la boda de su ex? Y para variar, ella se casa con su mejor amigo... Eso... Eso es bastante confuso.
-No lo esperabas, ¿cierto? -sonrió, pero el gesto no llegó a sus ojos. -Ella me lo confesó, antes de que le presentara a Noah, pensé que si era alguien que conocía de antes, todo fluiría con naturalidad.
-¿Y luego?
-Y luego nada. -continuó. -La amé, pero no como debía. Adoro a mis amigos, Jas, a todos, son todo lo que tengo, porque aunque crecí como todos con la idea de la pareja, los hijos y el perro, lo cierto es que no es posible para mí. -se le escapó un tono entrecortado. Dios, solo quería abrazarlo. -Y luego se conocieron, se van a casar y yo me quedare sin ellos...
Empezaba a entender a donde quería llegar, Noah y Amelia son sus mejores amigos, y ellos solo han tenido ojos el uno para el otro desde hace tiempo. Brandon debe sentirse solo. Porque su otro mejor amigo ha estado muy ensimismado para darse cuenta.
-¿Sabes? Que se joda el amor romántico. -dije chocando mi botella a medio beber con la suya vacía. -No necesitas eso para ser feliz, eres un genio informático y el mejor padrino que alguien podría tener, -alcé la mano para pedirle otra al cantinero, no tardó ni dos segundos. -brindo por la amistad, igual de valiosa que el romance. -dije ofreciéndole otro choque.
Las lágrimas aún amenazaban con salir de sus ojos, aunque el rastro de autocompasión se estaba desvaneciendo.
-¿En serio? -preguntó ya sin el nudo.
-a veces incluso dura más.
Chocamos las bebidas una vez más, y decidí que esta noche, sería lo que no fuí para él en casi dos años: un buen amigo.
8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8
Y como consecuencia, terminé con mi asistente manejando mi auto en la madrugada mientras se escucha pop ochentero de fondo, fuí lo suficientemente ebrio-responsable para pedirle que me llevara a casa. Odio molestar a Mark en su día libre pero ya le pedí a Alexis que acompañara a Anthon a su cita.
Me alegra que estuviera despierto, fue muy amable de su parte venir hasta acá por nosotros... Debería darle un insentivo, le doy lo suficiente para el transporte ya que está en prácticas, pero ha hecho muy bien su trabajo, debería darle más.
No suelo hacerlo porque muchas veces los practicantes no aprecian la labor de abogado ambientalista, prefieren otras ramas, ya que creen que esto no es tan remunerado. Sin embargo, somos de los bufetes más importantes a nivel nacional, gracias a mí talento y a la alcaldesa que nos facilita las investigaciones. A esa gran mujer le interesa el medio ambiente tanto como a mí... Me encantaría conocerla en persona. Aunqueeee eso significaría confesar que embaracé a su hijo menor y que lo dejé solo para irme a emborrachar con mis amigos. Definitivamente no es lo primero que le dire cuando la conozca.
Si es que lo hago.
-Que desastre.
-¿Dijo algo, señor? -preguntó Mark sin apartar la vista del camino borroso.
-Nah, no te preocupes. -Dije recostandome y mirando al techo del auto. -Solo... No lo sé, pasan muchas cosas últimamente.
-Si, tenemos lo del caso Dalhi, y lo de las cabras...
-Ah... Ni me lo recuerdes. Pero no hablaba de eso.
-¿Entonces?
No sé si por qué estoy ebrio, o agradecido, o solo es porque Mark me da buena espina, pero decido contarle todo.
Me escucha atentamente mientras le cuento como hace unos meses me acosté con un hombre, como descubrí que era un doncel y terminó viviendo conmigo. También como tuve una cita que no terminó bien, y desde entonces he evitado a Anthon. Mark no me interrumpió en ningún momento, espero y escuchó cada palabra que dije, incluso bajó el volumen de la radio para ponerme atención. Fue liberador.
-Solo... No sé, desde que mi esposa se fue...-Dí un resoplido. -renuncié a la idea de los hijos. -Miré hacia Mark, esperando encontrar algo de juicio, o molestia, o algo, pero permaneció imperturbable. -Perdona, primero te hago ir por mí y ahora te tomo por psicólogo.
-Oh, en todo caso sería cantinero. Ya sabe, por qué se pasó de copas señor. -iba a responder, hasta que entendí que era una broma, en su lugar di una pequeña carcajada, muy pequeña. -No... Solo trataba de analizarlo. Es que... Wow, no sabía que pasaba por eso, señor.
-Siempre trato de mantener separado lo personal de lo laboral. -comenté
-Si, puedo notarlo. -Dió un pequeño suspiro y por primera vez separó la vista del camino para mirarme por el espejo retrovisor, solo fue un segundo, no lo suficiente para admirar esos ojos tricolor. -Señor Masner, entiendo que no es lo que usted quería, y es frustrante. Quiere desesperadamente que las cosas vuelvan a ser como antes, sin bebé, sin... Em... Ese chico... Que todo vuelva a la normalidad.
-¿Pero? -Porque debía haber uno. Mark se puso rojo, o eso creo, casi siempre está así.
-Ya... No será así. -Se escuchaba mal. -Lo siento, se que no es lo que quiere oír, pero así son las cosas, puede mandar a ese chico con su familia, si, pero los va a unir de por vida, claro, usted podría irse...
-No soy así.
-Lo sé. -Se mordió el labio. -Ese chico lo necesita, usted podrá estar asustado, y él... No importa si lo planeó o no, no está preparado, necesita ayuda, y está más aterrorizado de lo que se imagina, no sabe si será capaz de cuidarlo bien, de ser una buena madre. -La voz de Mark empezó a quejarse, comencé a pensar que no estábamos hablando solo de Anthon. Tomó dos respiraciones para componerse, continuó. -Ese niño y su madre lo necesitan más de lo que usted se imagina, trae mucho en la cabeza y lo último que necesita es más estrés, así que solo... Apoyelo, ¿Sí? Por qué lo último que quiere una persona embarazada es hacerlo todo solo.
Creo que eso terminó por bajarme el alcohol.
No dije nada, a pesar de que había mucho por decir. Mark no tenía que decírmelo, las náuseas que todos en la oficina notamos ahora tenían sentido. Y aunque él no está viviendo en un auto subsistiendo de comida chatarra, igual lo está pasando mal.
Anthon no está invadiendo mi casa, yo lo invité. Él no es el obstáculo en mis relaciones yo mismo lo fuí, tuve citas antes de Anthon, ¿Realmente hubiera querido que lo de Lidia fuera serio si él no viviera en mi casa ahora? Si, iba más a lo seguro que con otras, y aún así, nada me dice que eso iba a funcionar. Si me vuelvo a enamorar, esa persona entenderá... esto. Y claro lo más importante, Anthony pudo planearlo, y aún así, se necesitan dos para tener un hijo, a quien no le importa si estaba en mis planes o no, solo existe, y solo por eso es mi responsabilidad proveerlo.
Y... Quererle.
Mark y yo no hablamos mucho más, estábamos cerca de mi edificio así que empezó a orillarse.
Se que Mark se esfuerza mucho, es inteligente, tiene dos trabajos, estudia y creo que está pagando la educación de un familiar. Tengo perfectamente claro que no soy un modelo a seguir, aún así, no puedo imaginarme quien puede ser tan idiota para dejarlo embarazado y no involucrarse al respecto. Amaría volver a lo civil solo para quitarle todo a ese sujeto.
Finalmente no estacionamos.
-Mark, ¿Sabes que cuentas conmigo, no?
Habló de forma pausada, e hizo mucho esfuerzo por no llorar.
-Se-señor, lo que dije -Pausó para respirar. -Se trataba de un amigo, me acordé y solo por eso... Solo por eso dije esas cosas.
-Está bien. -Dije saliendo del auto a la vez que él lo hacía. -Dile a tu amigo que va a tener un aumento, ya no debe preocuparse por traerme café en las mañanas y que el bufete pagará su atención médica. -Mark abrió los ojos y por fin volteó a verme luego de este incómodo viaje, desde ese ángulo, sus ojos se veían más azules.
-Señor, está borracho.
-Se me bajó desde que pasamos por ese árbol podado como un cubo.
-Pero solo soy un practicante, no un empleado formal, a-además falté por una semana, y ya me dan seguro...
-Que no cubre maternidad. -Lo interrumpí. -Mark, eres el mejor practicante que hemos tenido en el bufete, ve, estás aquí y ni siquiera está en tus labores.
De hecho es ilegal que lo haya llamado fuera de horario laboral... Además está embarazado, dioses, esto está mal.
-Me gusta el trabajo... Y estaba cerca del club cuando me llamó...
-Necesitas mejorar en tus mentiras si quieres trabajar conmigo, muchacho. -¿Se le puede llamar mucha ho a alguien solo cuatro años menor que tú? Él me llama señor. -pagaremos tus visitas obstétricas, al igual que la licencia por maternidad, traenos todas las facturas. Y el lunes en la oficina hablaremos de tu aumento totalmente merecido, ¿Te pare...? ¡¿Por qué lloras?!
-Lo siento... -Dijo tratando de secarse con la manga. -No tiene idea de lo mucho que me ayuda todo esto.
No supe exactamente que me impulsó a hacerlo, me dió bastante ternura, cuando me di cuenta mi mano estaba sobre su cabeza, con el contacto dió un pequeño respingo pero al fin se calmó. El cabello de Mark es lacio, rubio, largo y bastante suave, me preguntó si el de Anthon se sentirá así, él suyo en más ondulado, corto y obscuro, excepto por ese flequillo, me pregunto si lo hubiera reconocido de no ser por ese detalle tan característico. A quien engaño, no olvidas a la primera persona que te hizo dudar de tu sexualidad.
Digo, a la primera persona fuera de tus preferencias sexuales con la que tuviste sexo.
-Gracias...
Le dí una pequeña, yo soy el que tenía que agradecer.
8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8
Esperamos hasta que llegó el taxi de Mark, cuando se fue al fin pude subir a mi apartamento, fue la primera vez en un mes que Anthon no me recibió, no creí que pudiera extrañar eso.
Fuí al cuarto, abrí la puerta sigilosamente, cuando me encontré con una imagen bastante tierna: Anthon estaba dormido en posición fetal, con la boca ligeramente abierta (probablemente babeaba), abrazaba a Primer Ministro quien estaba acurrucado en sus brazos. Se me cruzó por la mente despertarlo y pedirle perdón por todo, pero es de madrugada y apesto a tequila, no es buena idea.
Cerré y fuí al otro cuarto, bueno, oficina. Estoy muerto de cansancio y lo mejor sería irme a dormir al sofá. Y de todos modos en un segundo estoy rodeado de estantes, carpetas, cajas y fotos.
Entro y como siempre, todo está lleno de papeles, lo que nadie sabe, es que todos son de casos ya terminados, la computadora de escritorio casi no la uso, suelo usar más la laptop. Es más, el escritorio, los archiveros cabrían perfectamente en cualquier otra parte del departamento.
No tengo esta habitación para trabajar, la tengo para llenar un vacío, literal y metafórico.
Me senté en la silla móvil del escritorio, rechina por falta de uso. Bostecé y a la vez miré todo a mi al rededor, hasta que mis ojos toparon con un marco plateado. Lo tomé y me sentí avergonzado por mi apariencia en esa foto.
Tengo una sonrisa estúpida, mi cabello estaba largo y tenía una mancha de pastel en la mejilla que el fotógrafo no arregló con Photoshop.
Pero ella, dioses, ella. Cristal siempre fue hermosa, y ese día brilló con todo: era una princesa, no solo por el corte del vestido, sus rizos dorados estaban recogidos en ese precioso peinado, solo dejaron unos cuantos mechones al rededor de su cara y amé pasar mis dedos por ellos, tenzarlos un poco y luego soltarlos para ver como brincaban volviendo a su forma original. En la foto ella se sonreía con una mano sobre mí, sentí un pequeño dolor en el pecho al tratar de recordar ese sonido y no poder hacerlo.
Novios a los dieciocho, juntados a los vientidos, casados a los veinticuatro.
Solo a los veintiocho.
-Cris... No sé que estoy haciendo. -Admití, me picaron los ojos y parpadeé para espantar las lágrimas. -Yo no quería, siempre quise que tú fueras la única...
Respiré con dificultad, sequé rápido las lágrimas con mi mano. Esto era un desastre.
-Solo contigo, amor, ¿Puedes perdonarme por... Tener un bebé con alguien más?
Nunca llegó una respuesta.
8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8
No supe en qué momento me dormí, a la mañana siguiente desperté con una manta sobre mis hombros, y el escritorio con algo de baba, al menos no llegó a la foto. Afortunadamente, tampoco tengo resaca, no quería iniciar mi maratón de disculpas con eso.
Lo limpié, dejé el marco en su lugar y salí en busca de lo que fuera que Anthon estuviera cocinando, olía increíble. Al salir lo distinguí mejor, había tocino involucrado, y waffles, o pancakes, o pan francés, fuera lo que fuera, abría el apetito. Además, había música, que nunca había escuchado, creo que estaba en italiano.
En la sala la televisión estaba pasando la fuente del sonido, algún video de YouTube de una banda completamente desconocida para mí, y sonaban genial.
Luego me di cuenta, aunque el vocalista cantaba, había otra voz resonando, y venía de la cocina. Me acerqué a la barra, Primer Ministro estaba en su lugar, disfrutando de un sobre de ternera que claramente yo no le serví. Y decorando una torre de pancakes con bastante crema batida, estaba Anthon. Cantando sin ninguna equivocacion esa complicada letra, ahora sé que sus dotes artísticos no se limitan a la pintura.
Guardó la crema, y al momento de girarse se dió cuenta de mí, dejó de cantar, y me dirigió una sonrisa tímida. Por algún motivo sentí calor en las mejillas.
-No sabía que cantabas. -comenté apoyándome sobre mi mano. -O que sabías italiano.
-Si, cuando eres hijo de políticos te inscriben a varios cursos esperando que sobre salgas en algo y... Bueno, el coro y el dibujo son mis mejores atributos. Me defiendo en Italiano e inglés. -explicó dándome un plato antes de sentarse a mi lado. -
-Me gusta. -Admití, ambos nos quedamos callados, espero que mi cara no esté tan rosa como la suya. -Ehm... Gracias por el desayuno, y por la manta. -solo asintió en respuesta. -sobre ayer...
-Ah si... Gracias por pedirle a Alexis que me acompañe, fue considerado. -Negué con la cabeza mientras el empezaba a comer.
-Claro que no, Anthon, yo tenía que estar allí.
-No, Jas, entiendo, tenías un compromiso previo, además, no es como que no hubiera ido a citas sin tí antes. -Eso no debería dolerme como lo hizo.
Dejé a un lado los cubiertos y me gire para verlo mejor.
-Anthon, soy el padre. -Creo que es la primera vez que lo digo en voz alta. -Quiero estar presente, que seamos un equipo, que dejemos de ser extraños.
-¿Te cae? -preguntó inseguro, también dejando la comida a un lado para voltearse a verme. -Jason, ya me dejas vivir en tu casa, creo que con eso está bien... No es necesario que hagas más.
-Si es necesario, es mi hijo también.
-Hija.
-Wow, ¿Que?
-Es una niña.
Me quedé sin palabras, di por hecho que era un chico por las pocas niñas que hay últimamente. Incluso llegué a pensar que sería virmu. La imagen de una niña de cabello rubio y ojos cafés se me cruzó por la mente. Y no pude evitar sonreír.
-¿Desde hace cuánto lo sabes?
-Desde siempre, creo, hice varias pruebas caseras de internet al comienzo, algunas muy raras, la mayoría apuntaron a niña, me quedé con eso y... Ayer se confirmó. -Otra razón, del porque tuve que estar allí. Bien, lo he entendido.
A partir de ahora, y como siempre debió ser, me convertire en el padre más presente que exista.
-Eso es increíble.
-¿Lo es?
-¡Claro que sí, Anthon! ¡Tendremos una nena!
-Tendremos... -Repitió, como si quisiera confirmar que lo que escucho fue real. -¡Auh! -se sobresaltó, y yo también.
Estuve a punto de preguntar que pasaba, luego fue bastante obvio, se pasó la mano en su pancita dando pequeños movimientos circulares. No suelo ver mucho el cuerpo de Anthon, inconscientemente trataba de evadirlo, supongo, en este momento trae una pijama de algodón gris, la compramos el día después de que se mudó, era elástica, con tela suave y a la vez fresca para que no le molestara tanto con los bochornos del embarazo, y se le pegaba al cuerpo, haciendo más evidente su pancita, una curva perfecta y pronunciada, ajeno a su delgada complextura, no había forma de negar que había un bebé allí. Mi mirada no fue tan sutil, se dió cuenta, esperaba que se volviera a acomodarse para seguir desayunando. En su lugar abrió y cerró la boca un par de veces, queriendo decir algo y buscando las palabras correctas a la vez. Y finalmente lo dijo.
-¿Quieres sentirlo? -Preguntó y sus mejillas pasaron del rosa al carmín.
Mi primer impulso fue preguntar "¿Quien, yo?" pero hubiera sido una pregunta estúpida. Me limité a asentir y acerqué mis manos cuidadosamente. Aunque su pancita es grande, mis manos podrían envolverla completa, frené la tentación de hacerlo. Dejé que guiara mis manos, era más cálido de lo que pensé, y más firme, no tardó mucho para empezar a sentir esos pequeños empujones del interior.
-Wow... Es fuerte.
-Ni te imaginas. -mencionó dando una pequeña risa.
Sentí el impulso por acariciar en círculos, me dí cuenta que era la primera vez que lo tocaba. Sentí calidez en mi pecho, pude imaginarme a mí con esa bebé, cargándola, durmiendola, mostrándole todas las temporadas de Battles and Phoenix, la idea no me desagradó en absoluto. Creo que lo entiendo mejor, es mía, me necesita, y puedo quererla, está bien hacerlo.
-Mi niña.
Anthon dió un pequeño respingo, no se esperaba eso. Admito que yo tampoco, se me escapó, alcé la vista hasta toparme con sus ojos violetas, no me había dado cuenta de lo grandes que eran, con esas pestañas tan largas, tiene las cejas rectas, bastante expresivas. Me pregunto si nuestra hija sacaría esos hermosos ojos. Digo, sé que son lentillas, pero la forma de los ojos de Anthon es preciosa, y su color café natural también, creo que me gustaría verlo más seguido.
-Jason... Me estás mirando mucho. -Solté un risa que más bien sonó como un estornudo.
-Si, lo siento. -me aparté y continué con mi ahora frío desayuno. -Tendremos una niña. -ya no podía deshacerme de la sonrisa. -Y como te decía antes, voy a hacer todo por ella, tú y yo somos equipo... Familia si prefieres decirlo así, entonces, deja de sentirte como un huésped, y deja de pensar que tienes que pagarme todo después, no es así.
Anthon miró a su estómago, y lo abrazó con una sola mano, casi como si tuviera una discusión interna con la bebé. Me dió un poco de gracia.
-Está bien... Lo acepto. -me ofreció la mano. -empecemos de nuevo.
No pensé que estuviéramos haciendo un trato, pero si lo hacía sentir más seguro, la estreché.
-Así que... ¿Estamos en territorio completamente nuevo?
-Eso creo...
-Bien, bien...
Ambos terminamos y lavamos los platos juntos. Y vaya que Anthon era bueno en la cocina, sin embargo, también sabía hacer un gran desastre. Recordé que antes de él, apenas usaba la cocina, no me gustaba recoger un desastre solo. En equipo es más fácil.
Luego de eso, quise pasar más tiempo con él, vivimos bajo el mismo techo, y no solemos convivir más de lo necesario, algo que no debería ser así. Mientras mi rutina de fin de semana consistía en ir a correr y trabajar, la de Anthon trata de dibujar, estudiar, ver televisión y aprender más sobre el cuidado de niños y embarazo. Eso demuestra mi falta de interés, el primer paso es aceptarlo para pasar más tiempo con él, aún si tengo que sacrificar mis cinco kilómetros del domingo, creo que mis abdominales me lo perdonarán.
-Entonces, no basta con solo saber superficialmente que pasó con tus padres, necesito saberlo todo.
-¿Vamos a jugar a las veinte preguntas otra vez? -dijo acomodando a primer ministro sobre su pecho.
No puedo creer que mi perro chimuelo y mudo tenga una relación más cercana con Anthon que yo. Aún así, verlos juntos me da un ataque de ternura.
-No es un juego, necesitamos ser lo más honestos el uno con el otro.
-Entonces dime qué pasó con tu cita.
Bien, iniciamos con tema difícil, pero tiene derecho a saber porque actué tan imbécil.
Le cuento como la conocí en el ensayo, como será incómodo seguirla viendo, lo bien que nos llevamos y como no estoy de acuerdo con su opinión del villano "real" de Karate Kid (una referencia que Anthon no entendió del todo ya que prefiere clásicos de ciencia ficción), y por último, como llegamos al final de la cita, con ella rechazando mi "propuesta" de ser madrastra (cosa que estaba en todo su derecho de hacer) y como me enojé tanto con ella como con Anthon porque... No estaba seguro de querer ser padre.
En lugar de molestarse u ofenderse, Anthon acarició la espalda de Primer Ministro, dió un suspiro.
-Perdón por arrastrarte a esto.
-No, no, Anthon, tú no me engañaste en ningún momento. -Solo cuando me dijo que el bebé era de su novio en el parque. -Me acuesto con alguien que conocí en un bar, sin protección solo porque creí que eras como yo, creo que salir con un embarazo es mejor a contraer una enfermedad incurable.
Si, no sé muy bien cómo hacer que eso se oiga mejor.
-Tampoco pensé bien las cosas, solo quería a Richie de vuelta. -Al fin sé el nombre del famoso novio.
-¿En serio querías de vuelta a un chico que te dejó viviendo en un auto?
Es decir, entiendo que una persona pueda molestarse por la paternidad pero dejar a un chico solo y embarazado a su suerte... Eso no se hace.
-No creí que él fuera hacerme eso, era un chico increíble. -Alcé un poco la ceja, sigue pareciendome difícil de creer. -Es que... Richie fue la única persona que me quiso de verdad y... No como experimento.
-¿Experimento?
-Si, Jas, soy un doncel ¿Entiendes? Aunque mi género sea masculino, no soy biológicamente ni hombre ni mujer. -alzó un poco la voz despertando a Primer Ministro que se le quedó viendo, eso fue suficiente para que se calmara y volviera a acariciarlo para dormirlo. -mi primer novio solo me usó para saber si era gay o hetero, sorpresa, resultó ser lo primero, y no siguió conmigo ya te imaginarás por qué parte de mi cuerpo. -Entendí. -Tenía quince en ese momento, y no fue el único, no quiero entrar en detalles, pero digamos que... Varios chicos hicieron lo mismo. Y no, no soy un promiscuo.
-Oye, calma, no te estoy juzgando. -No era quien para hacerlo, tomando en cuenta mi periodo de soltería pos-Cristal y pre-Anthon.
-Gracias. -dijo con las mejillas un poco rojas. -Y conocí a Richie hace dos años, él... Era todo lo que quería, fue lindo conmigo, me trataba como un chico, no le importaba lo que había entre mis piernas, incluso cuando me terminó, fue lindo...
Lo miré con compasión, y no estoy seguro de que merezca hacerlo así. Porque yo también utilicé a Anthon, no solo para experimentar, también para olvidar. No soy nada diferente a las otras personas que se aprovecharon de él.
-Lo siento. -Soltó una pequeña risa, no muy divertida. No parecía entender por qué. -También quise probar algo diferente la noche en que estuve contigo. -soltó una pequeña risa.
-Creeme que lo noté, amigo. No por nada te sugería usar una venda. Supe que eras hetero en el momento en que te ví.
Ninguno dijo nada sobre eso. No había mucho que comentar al respecto.
Sin embargo, Anthon es muy atractivo, para ser un chico, nunca me habría acostado con él si no lo creyera. Aunque... Ahora tengo un poco de curiosidad, ¿Lo habríamos hecho igual sin la venda? ¿Como se veía esa noche? ¿Era muy diferente a las chicas? Su piel era suave... Bastante.
Olía bastante bien. Y lo curioso es que ahora sé que no usa perfume. Solo huele a él.
-¿Que te llevó a eso? -dejé de pensar.
-¿A que?
-Ya sabes, a tí, -me señaló. -a mí, -se señaló. -a esta bebé. -señaló su vientre.
Exhalé profundamente antes de pasarme la mano por el cabello. Anthon fue por completo sincero conmigo, así que solo podía pagarle con la misma moneda.
-El día que pasó yo... Cumplí un año de viudo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top