Capitulo 30: ¿Es una Realidad de mentira?. (T2)


{POV. Autora}


Ambos quedaron mudos ante lo que estaban viendo, sobre todo Cedric.

La mujer de vestido azul, pelo castaño ondulado y ojos verdes los miraba atónita y pálida como si hubiera visto un fantasma.

¡¡ERA IGUAL A SOFÍA!!

Era como ver a una Sofía más adulta y con ojos verdosos y detrás de esta estaban un par de niños, una niña que los miraba con confusión rubia y otro niño más pequeño parecido también a Sofía sonriéndoles.

-No puede ser... Si eres tú, oh Por Enchanthia- dijo la señora con una canasta en uno de sus brazos y acercándose a la princesa- Estás tan grande y hermo-

-¿Quien es usted?- pregunto Cedric poniéndose delante de Sofía viendo como la chica estaba muda aún en su lugar.

-Oh perdón debí haberlos asustado, soy Julia, ¿No me recuerdas Sofía? Soy yo tu tía- dijo apartándose un poco con pena.

-¿Q-que?- nada más salió de los labios de la castaña.

-¿Tienes familia?- pregunto Cedric mirándola sorprendido, no podía negar el parecido de ellos con ella, cualquiera podría decir que efectivamente eran familia.

-Si Sofía, soy yo, la hermana de tu padre, Josep, la última vez que te vi eras apenas una bebé, quizás es por eso que no me recuerdas, oh, eres igual a tu padre- dijo la mujer volviendo acercarse e intentando tocarle la cara.

-¿Ella es la Sofía de la que nos hablaste mamá? - dijo la niña un poco confundida

Sofía nada más retrocedió un poco asustada.

-Mi mamá me dijo que la familia de papá no seguía en el reino...- decía con cierto temor -¿En serio eres mi tía Julia?-

-Si, soy yo... Sofía yo- fue interrumpida por unos brazos que la rodearon rápidamente y con fuerza.

La chica la abrazaba con fuerza mientras sentía en sus ojos lágrimas que amenazaba por salir en cualquier momento.

-Pensé que no volvería a verlos- dijo con una voz quebrada.

-Y yo no puedo creer lo grandes que estás, o no llores, ¿no sabes que soy muy sentimental?- dijo la mujer abrazándola de vuelta con fuerza y también con una voz que amenazaba llanto

Y se reunieron en un lindo abrazo mientras que los otros solo miraban en silencio.

-Oh no puede ser, en serio pensé que jamás te volvería a ver Sofía, ¿Qué hacen aquí? ¿Están de visita?- pregunto la mujer limpiándose un par de lágrimas y tomando de los hombros a la princesa- déjame mirarte te pareces mucho a él de verdad.-

-Gracias, bueno podríamos decir que si, estamos de visita para solucionar algo.-

-Oh que modales, soy Julia un gusto, la tía de Sofía, ellos son mis hijos, Jonny y Candela-

-Hola- saludaron ambos niños detrás de su madre tímidos.

-¡Eres muy bonita!- dijo el niño más pequeño con una sonrisa.

-Gracias- le sonrió con mucha ternura- yo soy Sofía y el es Cedric el grande- dijo presentándose a ella y a su acompañante que solo miraba desconfiado a las personas delante de él.

-Un gusto Cedric- saludo la mujer muy contenta tomándole la mano en un apretón muy animado y una sonrisa que el conocía muy bien.

-Igualmente...- se sentía extraño con toda esta situación, ¿Sofía la conocía? ¿En serio confiaría en una extraña que solamente con decirle que era su tía, se lo creería?

-¡Estoy tan feliz! Vengan a mi casa por favor, toda la familia tiene que verte Sofía- dijo la mujer tomando las manos cariñosamente de la joven que le sonreía contenta- Todos se pondrán tan felices de verte, en especial alguien que-

-Disculpe señora, pero Sofía y yo estamos ocupados, además, ¿No le parece incómodo sabiendo que su padre está muerto?- menciono un Cedric interrumpiendo el cabeceó emocionado de la princesa de manera afirmativa hacia cada palabra de la mujer.

-Sofia tu...- la mujer miro atenta a Sofía y tomo sus manos con algo de fuerza y lastima en su mirada, ella la volteo a mirar después de mirar raro al hechicero- ¿Sabes que tu padre está...muerto?- pregunto tragando saliva y los niños detrás de ella se miraron entre sí confundidos.

-Si...desde hace mucho.-

La mujer solo la volvió abrazar como si fuera un consuelo muy anhelado

-Lo lamento tanto... Definitivamente deben venir a mi casa, perdón si están ocupados pero, bueno, imagina lo feliz que estarán de verte y poder conocerte- decía aún sosteniendo sus manos, él se estaba hartando de esto, ya que no confiaba en esa mentira de la familia que aparecía de un momento al otro.

-¡Si!- dijo la castaña mirando feliz a su tía y con emoción- ¿Podemos ir Cedric? Por favor- lo miro con verdadera ilusión, No podía negarse.

-No soy nadie para negarle eso...su majestad- volteó su rostro para otro lado, si esto resultaba ser un cruel engaño juraba que era capaz de matar a alguien.

Ella lo miro extrañada y la mujer solo miro sorprendida unos segundos pero después empezaron a caminar por todo el mercadillo mientras los niños se correteaban y Cedric iba callado detrás de las dos mujeres que conversaban animadamente sobre cómo su "tía" era la florista del pueblo.

Los estaban guiando entre las casa hasta que llegaron a una cabaña muy grande y afuera un gran jardín.

Se escuchaba ruido adentro, habían más personas..., Pensó el hechicero

-Bueno llegamos... Esta es la casa-

Sofía pareció quedarse congelada en su sitio .

La joven tenía una respiración nerviosa, ¿Estaba bien lo que estaba haciendo? ¿Qué dirían? ¿La rechazarían?

Estaba nerviosa y eso Cedric lo noto, se le acercó a su costado y le tomo la mano con fuerza pero llena de cariño.

-Si no quieres, no tienes que hacerlo Sofía- le susurro pero la mujer giro antes de tomar la manija de la puerta.

-¿Tienes miedo Sofía?- pregunto mirándola preocupada

Está solo se quedó callada y se refugio un poco con el azabache que intento darle un abrazo disimulado.

No podía entenderla pero si podía reconfortar en algo a su princesa lo haría.

-A veces tener miedo está bien- dijo de la nada la niña de cabellos rubios acercándose a la castaña - Es lo que nos dice mamá siempre, aún así no miedo hazlo- le dio alientos sonriendo le con algo de timidez.

Ya había escuchado eso antes...seguramente una lección de alguna princesa en el pasado de hace ya muchos años que ante su madurez fue olvidando.

Tomó una bocanada de aire y sus pulmones como sus venas se llenaron de una creciente adrenalina junto con el aire, se había enfrentado a cosas peores, hablar con personas, con su familia, no debía ser la cosa más difícil.

-De acuerdo, que estamos esperando- les respondió a todos con una sonrisa algo triunfal y las caras nuevas sonrieron complacidos.

Aunque Cedric no estaba de acuerdo con todo lo que ocurría se sentía feliz de ver a Sofía con esa actitud, con la que siempre la veía, valiente, cálida, decidida y sin una pizca de duda en hacer lo que le correspondía, una luz que hace mucho no veía, como si esa chispa se hubiera apagado y atenuado, seguramente ante la triste despedida que tuve hace ya unos meses.

La mujer asintió contenta con una dulce sonrisa y tomo con fuerza el pomo de la puerta de la rústica y gran cabaña adornada de las más dulces y aromáticas flores en el porche con enredaderas y desprendían un dulce aroma.

Se giró con algo de fuerza y....

                                                                                       * * *

Sentado en silencio en su gran palacio de joyas espectaculares, miraba desde el gran ventanal de su despacho personal de su habitación, como caía la fría nieve y se acumulaba en el piso de afuera o en los árboles secos, azotados por el Crudo invierno en el que nació y creció, aquel frío le permitía a su tierra el cultivar diamantes, el frío tan horrible lograba que las gemas se cristalizaran y se hicieran tanto como costosas e irrompibles, por lo que el proceso de crear cosas con ellas era arduo y difícil, y quién poseía las cualidades de hacerlo normalmente tenía demasiados ingresos o muchos trabajadores.

Acabado sus labores de príncipe se puso pensativo, recordaba cuando en vez de ponerse a hacer tareas en ese mismo despacho se ponía era a jugar de manera infantil con una Sofía más pequeña, Y se escondían por horas con bocadillos en los grandes cajones de los muebles, que ni en broma ahora podrían hacerlo.

Verla como se desestresaba al pasar tiempo juntos, en sus únicos momentos libres de protectora, ver cómo se quitaba el Encantelete por él, y leer los libros con una lámpara era lo mejor.

Muy infantil pero se sentía tan bien con ella, su sonrisas y sus hermosos ojos, esos ojos que le recordaban a su gema favorita pero según su pueblo una de no mucho valor, por eso no poseía muchas cosas con zafiros, su madre siempre le decía que aquellas piedras eran para nobles de menor alcance y no alguien como él.

Pero poder poseer aunque sea por unas cuantas horas ese par, que eran las más valiosas, lo hacían sentir como si no necesitará nada más.

Le hacían querer encerrarse en ese cajón a oscuras con un plato de galletas, libros, la tenue luz de una lámpara de aceite, la compañía de la castaña, y no salir jamás ni que pasará el tiempo y crecieran para distanciarse por asuntos reales.

Era tan reconfortante verla hablar de lo mucho que extraño pasar tiempo con aquellos a los que apreciaba, se sentía especial  por aquello, como un secreto que no se atrevería a decir a nadie más, el como se quejaba del trabajo, no ver a sus amigas del pueblo, familia y ese curioso amigo hechicero que tenía, lo mencionaba mucho y miraba la admiración en sus ojos al hablar de él y podría pasar horas hablando acerca de las aventuras con el de ojos castaños y no le incomodaría, solo por el mero hecho de compartir con ella y escuchar su dulce voz.

Si, era feliz... Demasiado y nunca se había dado cuenta antes...

Su padre al enterarse de los sentimientos de su el joven, lo alentó mucho, pero su amigo...

El príncipe Hugo, un chico el cual sentía tanta admiración por la menor de los Enchanthia, se había también cautivado, y como no hacerlo. Si ella era única, le hablaba tanto de ella que sentía a veces envidia y si alguna vez hubiera sentido tanto por Sofía.

Y cuando dejó de lado su ilusión para que sus sentimientos murieran se dio cuenta de su error tiempo después, al presenciar como su mejor amigo, Hugo, se prometió en matrimonio con otra joven, una amiga de Sofía, una tal Cleo y él partió a su viaje del que aún no volvía.

Para ese entonces era tan tarde, y volver a luchar por Sofía lo destruiría tanto, que solamente se resigno, su padre bajo las ilusiones de los beneficios más allá de su amor, tenía expectativas de lo que podrían conseguir en Enchanthia al ser un líder político, entonces, ¿Porqué no apuntar a la heredera de la familia?

Cuando sus padres ambiciosos se lo propusieron se sintió terrible al ver que jamás les importo sus propios sentimientos y solamente miraban beneficios que a la hora de la verdad eran vacíos

Pero se dio la oportunidad de conocer a Amber, y encontró una agradable sorpresa, era una chica con los mismos valores de Sofía y una actitud ..más o menos igual, se sentía terrible de buscar en ella cosas que tuviera su hermana, se sentía muy mal, como un mimo, un payaso de cara pintada que hace el papel de un bufón frente a todos bajo la mentira de que no quería a la pequeña, tierna, amable y casi perfecta Sofía.

Termino tomándole cariño a la rubia mostaza, quería hacerlo, quizás si lo lograba podría por fin olvidarse de la castaña.

Le costó al principio y en las cosas que hacía por Amber tenía que imaginarse como si ella fuera Sofía, eso no lo hacía sentirse mejor.

Quería a Amber, era tan valiente, independiente, lista y llena de clase que cualquier noble o no rogaría de rodillas por sus suspiros, y saber que ella sentía cosas por él, quizás facilito el "olvidar" a Sofía.

pasar tiempo con ella era muy lindo pero jamás, se compararía con el pasar tiempo con la de maravillosos ojos, los ojos de Amber eran lindos, un suave canela muy cautivador, pero para él eran tan... comunes, no encontraba algo verdadero especial en ellos.

La primera vez que vio a la menor se deslumbró tanto, y cuando conoció a Amber, se dio cuenta del porque Sofía la quería tanto.

Envuelto entre pensamientos, no se quería entrometer mucho en los asuntos de su propia "boda" no había visto a la castaña tanto como su prometida por esa semana.

De esas cosas se encargaría Amber, miraba atento y dudoso cada copo que caía, el silencio sepulcral que había le daba la impresión de que podría escuchar como los árboles de afuera crujían y lloraban al congelarse cada segundo que pasaba.

Jugueteaba con la argolla en sus dedos quitándose la y volviendo la a colocar en su sitio.

Si no hubiera sido tan tonto...no... Sofía jamás lo habría querido como él a ella, sabía que alguien ya ocupaba ese lugar e intentar llegar a ella seguramente sería la misma historia con él, pero ahora sería ella la que se vería envuelta en su situación.

Se sentía afligido y nostálgico, nada que pudiera remediar excepto recordar la cara de la rubia cada vez que sonreía emocionada, eso sí, la verdadera alegría que mostraba sus sonrisas, era algo verdaderamente bello.

Cansado de comparar a ambas jóvenes, se levantó y se fue a cualquier lado, no quería estar solo y envolverse en esos pensamientos tan negativos, no podía dudar ni echarse atrás, menos al ver que Sofía se estaba sintiendo atraída por alguien, era demasiado evidente.

Y terminó por sentarse al lado de su hermanita quien jugaba con muñecas vestidas de Miles de pequeños diamantes.

-Oh baronesa malvavisco, veo que se arrepintió de su decisión de traicionar al imperio y regresar a su hogar- menciono con una voz muy aristocrática y el apodo que le tenía a su hermano mayor, dando referencia a lo de sus asuntos nupciales y como ya no jugaba con ella a las muñecas.

-Si su majestad, he vuelto reina galleta- menciono siguiéndole el juego.

Y sentándose en la diminuta mesa con demás muñecas sentadas en los demás asientos.

-Bueno ya que estamos todas comencemos la fiesta de te del reino dulce- la de cabello crema aplaudió con clase y el mayor empezó a tomar de su tasa vacía- ¿Qué haces?-

-¿Tomo té?- respondió crédulo.

-Oh baronesa malvavisco, si que es demasiado tonta, su tasa está vacía- volvió a aplaudir y llegaron un grupo de sirvientes que trajeron dulces y teteras con té caliente- perfecto-

Una de las muñecas ladeo la cabeza al caerse frente al par que de nuevo estaban "solos"

-¡Condesa mantecada! Por ese insulto haré rodar su cabeza!- grito histérica y golpeando la mesa con enojo para voltear hacia su hermano- al parecer baronesa, la reunión de hoy será ahora una ejecución- tomo a la muñeca y se acercó a una ventana para abrirla y lanzar con odio a la muñeca afuera al patio con capas y capaz de nieve fría.

Por algo jamás la dejarían ser reina....

                                                                                              ***

Oh... Pequeña, pequeña Freddy.

Era como un pequeño ratón, sus piecitos eran tan pequeños que no hacían ningún tipo de ruido al caminar, podría hacerse de fantasma y esconderse en lugares pequeños y pasar totalmente desapercibida.

Estaba escondida de las mucamas del castillo con su típica libreta y lápices, una misión de incógnito.

Desde que se anunció lo que sea que fuera una "boda" su madre venía más al castillo, no le disgustaba, así podría seguir dibujando las grandes estructuras que le fascinaban.

Pero el lugar era tan aburrido y vacío sin su prima, tampoco estaba su nuevo amigo mágico ni el lindo cuervo que habla, así que, para que meterse en lugares aburridos con gente que ni conocía y le hacían preguntas cada segundo.

Le aburría también el hacerle compañía a las mujeres de la familia que estaban de aquí para allá trayendo referencias, listas y demás, no comprendía que pasaba pero tampoco le importaba.

Debajo de esa mesa se asomo con cautela y miraba los alrededores dándose cuenta que ese pasadizo si la llevo a otro lado y estaba solo, miraba los patrones en el tapiz de las paredes, indicaban pasadizos unos mejores ocultos que otros.

Armándose de valor y con la idea de estar en un lugar difícil de que la encontrarán, siguió el rastro de uno y su pequeño dedo meñique cupo perfecto en un agujero en la pared debajo de otra mesa en el pasillo.

Se abrió un pequeño compartimiento y escucharon pasos que venían apresurados y del susto se metió y termino resbalando por una especie de tobogán con demasiadas vueltas.

Sin saber que había ocurrido termino encerrada, se golpeó un poco pero de su boca no salió sonido alguno.

Se sentó sobándose la cabeza con el seño fruncido, y miro que, lo que reconocía fácilmente como un armario, prendas encima de ella estaban colgadas, y todo estaba oscuro.

El piso estaba algo flojo, quizás el tobogán seguía hasta alguna otra parte, pero al ser un pasadizo sin usar se haya trabado y dejado por ese lugar.

Estaba mirando a todo los lugares e intentar pararse en ese incómodo vestido pomposo que le ponían.

Se quedó quieta al escuchar voces, eran murmullos que cada vez eran más fuertes.

Abrió la puerta despacio y pisando lento para que el piso no se abriera de un momento a otro, ya no tenía curiosidad por eso sí no, más bien el de saber el porqué, la voz de la que identifico como su tía, se escuchaba tan molesta

Para su suerte dicho armario estaba detrás de unos estantes, y se escabulló gateando hasta debajo de otra mesa que sostenía un florero, tenía mantel así que no la verían.

Miro desconcertada a su tío en la gran mesa con una cara muy enojona, el "hombre palo con lentes" a su costado con una cara de malo, y de espaldas a ella su tía que sonaba triste

-¡No Roland! ¡No voy a firmar esto!- grito la mujer con voz quebrada tambaleando un poco en su sitio - ¡No voy a permitir que le hagas eso a Sofía!- el enojo, consternación y desbordante tristeza se evidenciaba en cada palabra que salía de la boca de la reina, cualquier persona que la escuchará se daría cuenta casi de inmediato que estaba completamente destrozada por lo que fuera el asunto de la discusión

-Su majestad- menciono el "canoso" intentando tranquilizar la.

-¡Tu cállate! No estoy hablando contigo- el odio en su voz era demasiado aterrador para la pequeña "fantasma" quería huir pero al escuchar ese nombre conocido la hizo llenarse de temor para entender que pasaba.

-Miranda, se que estás enojada pero ahora las cosas se nos están complicando y yo- replicó el rey con voz totalmente serie, en su corta vida jamás lo había visto así.

-¿Tu qué? Vamos Roland, ¿me vas a decir que eres tan insensato para hacer esto? Pareciera que no te preocupas por Sofía solo en tus propios objetivos- decía la mujer dejando escapar gruesas lágrimas y con voz amarga.

-Sabes muy bien que yo quiero a Sofía, ella es mi hija y yo soy su padre- respondió con la misma frialdad de antes.

-¡No lo eres! ¡Y nunca lo serás! ¡No si haces esto! ¡Su verdadero padre jamás hubiera hecho esto! - estaba completamente enfurecida.

la pequeña expectante estaba más que confundida y asustada, ¿el tío no era el papá de Sofí? Cómo era eso posible y ¿como? Las preguntas le rondaban en la mente hasta que se escuchó una pequeña risa sarcástica, era por parte de su tío.

- ¿Y que vas hacer respecto a eso Miranda? - tenía una sonrisa cínica, jamás en su vida lo habían comparado, Cedric pudo vivir su vida bajo ese tipo de trato y lo odiaba, pero era peor en el caso de alguien que jamás había sido comparado, y más si era con alguien tan importante del pasado de su esposa, se paró de su asiento y empezó a caminar lento alrededor de su esposa - Si no mal recuerdo, ¡EL ESTA MUERTO!- le gritó con total enojo golpeando sus manos en el escritorio sobresaltando a todos.

la pequeña temblaba al ver a su tío alguien cálido convertirse en ese monstruo que la atormentaban en las noches de lluvia

Miranda solo se quedó quieta en su lugar llorando en silencio.

-Miranda, mírame, no quise gritarte es solo que, no puedo ir a un enfrentamiento por algo así, créeme cuándo digo que quiero a Sofía y se que su padre no hubiera hecho todo esto, pero haremos algo para que no sea permanente, será solo un lapso de tiempo hasta que podamos solucionar el tema del compromiso y de esa fatídica boda- menciono tomando a su esposa por lo hombros la cual lloraba desconsolada tapándose la cara.

-No voy a dejar que un maldito le toque ni un solo pelo a mi hija mientras esperamos para eso- se vieron interrumpidos cuando la puerta del despacho había Sido abierta y cerrada de un momento a otro.

Miraron a la puerta asustados... Alguien los había escuchado.

El mayordomo salió a revisar con cautela pero no había nadie, quien fuera que hubiera sido se había esfumado casi que en el aire, el mayordomo mando a buscar a cualquier persona que se encontrará fuera de lugar y demás.

Mientras que el rey aún seguía intentando disculparse con su esposa por su actitud tan negativa y fría, la verdad era que le dolía demasiado y su mejor estrategia de autodefensa era mostrarse totalmente desprendido de las emociones que el problema pudiera ofrecerle, y termino abrazando a su esposa mientras lloraba un poco.

Mientras nuestra pequeña de coletas corría como sus pies se lo permitieran y sus pequeños pulmones que trabajaban el doble por estar llorando al tiempo.

Así que todo el asunto de la boda, no era con su prima Amba, si no con su prima favorita, Sofía.

Lo que parecía un evento feliz era algo malo, al menos eso era lo que entendía y ver la reacción de su tía al hablar de aquello se lo confirmaba, según lo que tenía entendido y lo que le habían explicado, era que, quien se casaba se iba a vivir con otra persona y se suponía que era algo feliz.

Pero al parecer era algo que iba a poner a Sofí muy, muy, muy triste.

No permitiría que su prima se pusiera triste, no jamás, ella tenía que hacer algo y de inmediato

Si quienes planeaban eso era su prima, abuela y su propia madre, ellas eran villanas al estar planeando algo tan malvado.

Metiéndose recorriendo al patio llegó dónde se suponía que sabía que estaban las mujeres, estaban mirando en una mesa composiciones para vestidos de novia, uno más ostentoso que el anterior.

Amber miraba maravillada cada diseño pero en el fondo se sentía mal por no poder verlos con Sofía.

La niña arruinaría lo más que pudiera para evitar las ideas que en su cabeza se empezaban a mostrar.

Se acercó rápido y jalo con fuerza los papeles sorprendiendo a todos los presentes rasgo algunos y su madre al ver que ocurría intento detenerla.

-¿Frederica?- dijo su madre sorprendida.

-¿Freddy?- menciono una Amber completamente sorprendida.

-Freddy no voy a soportar este comportamiento tuyo- dijo enojada parándose e intentando arrebatarle el gran trozo de hoja de sus manos.

Ambas forcejeaban dicho papel y era obvio que la Duquesa iba ganado al ser mucho más fuerte.

-¡n-No!- grito con su diminuta voz jalando con más fuerza- ¡Pedsonas horibles!- grito enojada, odiaba no saber pronunciar la letra "r" por lo que casi no decía palabras con dicha letra.

-¿Horribles?- dijo su madre con sorpresa, su hija repente estaba enojada con ellas por algún motivo, ¿Qué había pasado? Su hija estaba completamente normal y tranquila solo hace un par de horas, fuera lo que fuera que la tuviera así, debía ser algo completamente malo.

Llegando el "señor palo con lentes" por el alboroto miro desconcertado lo que ocurría, dijo un "oh no" muy por debajo imaginado se que era lo que pasaba

Finalmente el papel cedió y se rompió en dos, Matilda tambaleó un poco hacía atrás y casi se cae si no hubiera Sido por Amber.

La niña con su mitad la apretó convirtiéndola en una gran y pesada bola de papel, y mirando unos platos que tenían seleccionados y puestos en una mesa, lanzo con furia hacia ellos haciendo que se cayeran y rompieran en el acto.

Nadie comería en algo tan cruel, se decía A si misma la pequeña.

El alboroto había atraído a más personas del castillo, e intentaba tomar a la pequeña para saber que estaba pasando y que no se fuera a lastimar

Pero está como una escurridiza liebre, logro zafarse para salir de la sala y empezar una persecución detrás de ella

Aún no se reponía de su anterior corrida y el vestido le incomodaba, y en mitad de su carrera chocó con alguien.

¡Era la copia!

Su amigo mágico era genial y amable, y su pequeña copia de cabello largo y femenina era alguien que se veía una perfecta compañera de juegos.

-ou, pequeña, ¿Estás bien? - pregunto tomando a la niña de los hombros que aún intentaba correr mientras tomaba bocanadas de aire.

-¡Frederica!- gritaron desde el fondo del gran pasillo, la niña volvió a forcejear intentado volver a correr.

-wow ¿Qué pasa? ¿Te metiste en problemas?- preguntaba Calista quien algo confundida no sabía que hacer.

En eso la niña la miro con unos ojos suplicantes, lo cual fue suficiente motivo para querer ayudarla.

-Bueno, déjame ayudarte- y tomando su mano comenzó a correr junto con ella cuando la niña se detuvo en seco- ¿Qué ocurre?- preguntó

Ella se acercó a una pared y poniendo en unos agujeros ocultos sus dos meñiques se abrió un compartimiento.

-ou, si que eres lista- y ambas se metieron en aquel pasadizo

Llegando a otra habitación al otro lado del castillo.

Iban gateando juntas por aquel sitio.

-No se que es lo que hayas echo pero si estás tan alterada será por algo.-

La niña quien iba adelante solo apretó en su mano, el sobre de papel que había visto dejar caer su tía y en su escape había tomado

La niña miraba a todas partes mientras la mayor seguía limpiándose con sus manos.

Fue cuando reconoció a aquel rubio que paseaba de lo más normal, su primo.

Quien venia de una pequeña junta con el comité de defensa del reino, ya que pronto seria nombrado cono líder de un batallón completo al ya tener titulo de caballero.

Corrió hacia él para atrapar sus piernas en sus brazos.

-Wow, tranquila- James se vio interrumpido por la copia

-¿Frederica?- se acercó a ella y está solo lloraba abrazada a su primo y los más grandes se miraron entre sí confundidos.

-Príncipe James, disculpe la intromisión pero es que, no se que le pasa- dijo preocupada acariciándole la cabeza a la menor.

-No te preocupes, yo me encargo señorita Calista, Freddy, ¿Qué pasa? ¿Ocurre algo malo?- logrando apartarla un poco se agachó para mirar a su prima y está solo se restregaba los ojos mientras asentía con insistencia.-¿Si?-

-Sofí- fue lo único que dijo para que sus grandes ojos color oliva volvieran a cristalizarse.

-¿Le pasó algo a Sofía ?-

Pregunto con cierto temor la azabache.

-¿Que ocurre con Sofía?- apretó un poco los hombros de la niña la cual solo lo miro con miedo y tristeza y empezaba a negar con la cabeza.

En estos casos era imposible poder hablar con ella.

-Freddy, ¿Quieres que lo hablemos en privado?- se acercó también Calista encogiéndose a su altura.

La niña solo asintió algo más tranquila.

-Bueno, entonces yo sé dónde podemos conversarlo sin que nadie nos moleste- dijo Calista tomando a la pequeña en brazos para comenzar a caminar- ¿Vamos príncipe James?- pregunto girando se a un rubio que apenas se levantaba de su sitio.

-si voy detrás de ustedes-

Y sin más comenzaron a caminar rápido a dirección del taller de Cedric, Calista por el momento era quien estaba cargo de aquel lugar, además nadie sabía que ella estaba con la pequeña por lo que jamás se les ocurrirá el ir a buscarla en esos lugares.

Llegando Calista con una llave cerró la puerta por si algo.

Sentaron a la pequeña y se pararon al frente de ella para ver si por fin lograban que les dijera algo.

-¿Y bien? ¿Qué ocurre con Sofía Freddy?-

-...- se quedó pensativa pero después extendió el trozo de papel arrugado que aún seguía en su sobre.

James lo tomo mientras Calista intentaba consolar a la pequeña quien se veía realmente triste.

Sin precio aviso James apretó fuertemente aquella carta, casi como si fuera romperla eso alarmó un poco a la del cabello de dos colores mirándolo preocupada.

-No puede ser cierto- fue lo único que se escucho salir de la boca del príncipe a manera de susurro y apretó con verdadero enojo su seño

                                                                                             ***

No tenía una idea clara en la mente en ese momento por sobre todo como estaban yendo las cosas.

Pero sintió un muy mal presentimiento y el deseo de regresar al castillo, sospechaba que las cosas podían poner se tensas

O al menos eso era lo que sentía Cedric al estar como un simple espectador en lo que era la sala principal y ver cómo Sofía abrazaba con real alegría a una chica que decía ser una de sus primas.

Una chica con pecas, que guardaba cierto parecido a la joven además de tener ojos grises y un par de trenzas

Se sentía incómodo de como estaba de lado, casi podríamos decir que celoso, mientras que con la mirada revisaba el entorno.

Debía pensar en algo rápido Si no el tiempo se le acabaría, si Roland no era lo suficientemente fuerte para afrontar algo así, entonces él lo sería.

-Ven, vamos, tenemos que ir a saludar al resto- dijo la mujer tomando el hombro del joven y llamando su atención.

Caminaron un poco mientras que la prima llamada Stefani iba emocionada mencionando le cada cosa que había por la gran sala principal de la casa que conducía a las demás partes.

-Este es el jarrón favorito de la abuela, decoro el centro de mesa del día de su boda- dijo llevando de hombros a la princesa para que lo mirará- y... Oh oh! Estos, estos son, La colección de los botes en botellas del tío Josep, tu papá Sofía!- dijo emocionada mostrándole en una pared demasiados modelos llamando la atención de los invitados.

-No nos dejan jugar con ellos- menciono molesto el pequeño niño al lado de Cedric.

-Son ... ¿De mi padre?- Sofía se acercó a uno y lo tomo para mirarlo con detenimiento y abrazarlo- Teníamos uno en casa, pero no sé dónde quedó, ojalá y pudiera saberlo- se veía demasiado nostálgica mirando aquel pequeño bote en sus manos, tan frágil.

-Oh si, el más reciente que hizo fue este, hace ya un me- se vio interrumpida la prima al recibir un manotazo en su cabeza por parte de la tía- ahgg-

Esto desconcertó mucho a Sofía y Cedric y la tía de manera disimulada le hacía un gesto de que guardara silencio, cosa que solo Cedric noto.

-En fin, más tarde si quieres Sofía puedes llevarte uno cuando regreses al castillo, por ahora, ¿Quién quiere saludar a la abuela?- dijo la mujer abrazando por los hombros a Sofía para conducirla a unas escaleras y que los niños con entusiasmo la hicieran correr piso arriba.- Stefani.-

-¿Porque me pegaste tía?- se quejo la de trenzas sobándose.- ¿Es por lo que iba a decir? ¿Qué tiene?-

-Si, no deberíamos- se callo al instante al saber que Cedric seguía atrás de ellas seguramente oyendo y claro que lo estaba, todo este asunto y varias de sus actitudes le parecían demasiado extrañas- Lugo te explico-

Y llegaron por un extenso pasillo a una habitación y una silla sentada estaba una señora muy pequeña y con demasiadas arrugas.

-Abuela te tenemos una sorpresa- dijo la niña rubia entrando en la habitación.

-oh Hola querida, ¿Una sorpresa? ¿Y que es?- dijo la ancianita para dejar de hacer el trabajo de tejido que tenía entre manos.

-¡Una princesa!- dijo el niño más pequeño arrastrando a la joven dentro de la habitación tropezando un poco en el proceso

-Hola- saludo tímida Sofía

-Oh por mis rollos de pollo, ¡Si es la pequeña Sofía!- la doña se emociono mucho por lo que sus cansados ojos veían, no lo creía posible siquiera- Ven mi niña, ven para que pueda verte- Sofía se acercó y está empezó a acariciar su rostro y mirarlo mientras que sus hundidos ojos azules se cristalizaban -Eres tan hermosa, tus ojos, tu cabello, oh- estaba ya con lágrimas y una voz triste- pase tantas noches soñando el día en que volvieras a nosotros, mi pequeña- y sin más se dejó abrazar por la joven que también empezaba a llorar un poco más.

Sofía se sentí... a, no sabía cómo sentirse, eufórica, asustada, estaba feliz y sobre todo se sentía de alguna manera en casa.

-¿Cuántos años es que ya tienes pequeña?- pregunto la señora de mejor semblante.

-oh ya 19 abuela- dijo Sofia

-Si que esas grande ya, yo  a tu edad tenía a tu tío Joshua y a tu padre Josep- decía la señora retomando memoria.

-hola abuela- dijo llegando a la habitación la de trenzas.

-Mamá, veo que ya saludaste a Sofía, pero tenemos otro invitado.- dijo jalando un poco del brazo a Cedric quien entraba algo tímido a la habitación.

-¡Cedric!- dijo Sofia algo apenada, se había olvidado de él completamente- abuela él es-

-¿Ya trayendo hombres?, si que eres toda una pilla Sofía, dime, ¿Es tu novio?- dijo la señora levantándose de su asiento para acercarse a Cedric y con un salto alcanzar su rostro y mirarlo detenidamente.

-¡MAMÁ! ¿Cómo puedes decir eso? Son nuestros invitados, ¿No te da vergüenza?- decía Julia algo alterada mirando a su diminuta madre y los primos de Sofía nada más se reían de la escena mientras Sofía se quedó congelada en su sitio debatiéndose si debía decir la verdad a su familia.

-Umm tiene unos lindos ojos, ay, mis bis nietos serán una dulzura- dijo la señora saliendo del cuarto después de soltar la cara del azabache- vengan, ya casi es hora de la merienda-

-Buenos niños ya oyeron a su abuela, hablen le a su padre y tú Stefani, llama a tu padre y tú hermano y a tu madre- Decía Julia administrado de aquí para haya y todos salían de la habitación y los otros dos se quedaron callados.

Sofía no podía estar más en estado de pánico.

-Pido perdón por mi madre, es demasiado ahg ... Los esperamos abajo ¿Si?- dijo la mujer para salir y dejar al par solos.

Después de unos segundos de silencio Cedric simplemente dejo salir una pequeña risa

-¡Perdón!- decía Sofía apenada

-Me recordó a la misma imprudencia de alguien- dijo Cedric después de reírse de la más baja y tocarle su hombro para que lo mirara.

Algo que siempre caracterizó a esta chica fue su impropia y atípica imprudencia que conservo a pesar de los años.

-No soy tan imprudente- dijo algo ofendida saliendo de la habitación.

-Oh No claro que no, ¿Entonces quién era la princesa que entra a mi taller sin tocar la puerta? creo recordarlo, acaso se llamaba Sophie en vez de Sofia- decía sarcástico Cedric al ver la reacción de negación de la castaña

A decir verdad ser joven de nuevo y tener una compañera que lo entendiera y lo hiciera sentirse vivo le arregló un poco el humor y disfrutaba de molestarla, ver cómo se enfadaba era tierno, pero solo con cosas pequeñas ya que no soportaba verla enojaba por algo importante como cuando se enteró de que por mucho tiempo había "fingido" ser su amigo.

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Era interesante el ver cómo a la pequeña ya no tan pequeña Sofía la tenían sostenida mientras intentaba hacer un truco en una "cuerda floja" con uno de sus primos, 

-¡Vas bien nena!- grito su tía llegando al patio trasero con una bandeja con algunos vasos de madera- ¿Limonada joven Cedric?- le extendió un vaso con el líquido amarillento y una sonrisa amable.

La ironía en como lo llamo lo hizo reír un poco internamente.

-Si, gracias- lo tomo con algo de desconfianza.

-Disculpen la demora, "pero la abuela Débora tiene que hacer una buena merienda"- dijo imitando la voz de la anciana quien momentos atrás había dicho lo mismo.

y en eso estaba después de una breve presentación con parte de la demás familia, la abuela se dispuso a cocinar con ayuda de la florista y el resto en el patio viendo trucos de un primo de Sofía llamado Marcus quien aspiraba llegar a ser un acróbata del circo alas doradas.

Tomaba tranquilo del vaso mientras miraba la dulce sonrisa en la cara de la princesa. Y se perdió un poco en el aspecto risueño de esta, y contuvo sus deseos de querer darle un beso.

Pero esos pensamientos se cortaron al momento de que un hombre robusto se sentó al costado de él y del otro la tal Stefani.

-Oye muchacho, ¿Cadric no?- dijo el hombre de ojos ámbar sentado a su lado, otro tío de Sofía.

-Es Cedric- dijo algo molesto en voz baja.

-Bueno, me preguntaba de que conoces a mi pequeña sobrina- Decía mientras tomaba sin ningún problema del vaso que se veía bastante pequeño entre sus grandes manos.

Cedric lo miraba con su típica cara de disgusto.

-Es su novio según la Abuela- dijo la castaña de trenzas mientras lo empujaba por la espalda haciéndolo sobresaltar como incomodar más de lo que estaba, ¿Sofía se sentiría así con su propia familia? Ojalá y no.

-Oh ya veo- su semblante cambio a uno totalmente serio mirando amenazadoramente al hechicero y le tomaba con algo de fuerza el hombro.

-No no no, yo... Yo soy el hechicero real de su familia- se sentía nervioso ya que siempre tuvo ese complejo de sentirse torpe frente a alguien que lo superará en cualquier aspecto, en este caso alguien mas grande.

-¿De su familia?- pregunto confundido y su genio no pareció mejorar, ahora sí que Cedric pudo haber empeorado la situación al mencionar que tenía otra familia frente a...su familia.

-Papá, ¿recuerdas que Sofía es princesa? La tía Miranda se casó hace años con el rey- dijo intentando calmar a su padre y quitándole su mano del hombro del de pelo bicolor.

-Ella ya no es tu tía Stefani- menciono molesto por alguna extraña razón- y Sofía puede ser una princesa y todo lo que quieran pero ella es parte de esta familia, jamás será parte de esa famelucha de los Enchanthia-

Se veía enojado y la chica se veía incómoda por la actitud de su padre.

-¿Así que haces magia?- pregunto algo incómoda intentando quebrar el silencio que se creó.

-¿En serio?- menciono el niño pequeño que se acercaban al rededor de Cedric junto a su hermana y la esposa del tío de Sofía.

-Si niño, yo... Me encargo de resolver con magia los problemas del rey- menciono arrogante, algunas cosas no cambiaban nunca en él.

-¡Eso es asombroso!- menciono la de trenzas con una gran sonrisa.

-Oh Eso suena fantástico, de Seguro eres muy bueno- menciono la mujer de cabello negro algo largo mientras cargaba un bebé de nombres Mariane y Carlos respectivamente.

-¡haz un truco!- dijo el pequeño castaño Jonny.

-se más respetuoso primo- 

-perdón- dijo tímido tomándose de su camiseta.

-¿Es cierto que Sofía es princesa?- menciono la rubia

-Dha, claro que sí, su madre la Reina, se casó con el rey y Sofía es una princesa, ¡ay me imagino el tamaño de su cuarto! Todas sus cosas y sus vestidos y tiaras- dijo en respuesta la de trenzas apoyándose en Cedric mientras esté no sabía que responder ante tanta atención.

Podría lucir serio frente a realeza pero personas que técnicamente lo estaban tratando como alguien más de la familia al igual que con su enamorada lo hacían sentir incómodo.

-¿De qué hablan?- menciono el chico igual al de trenzas llegando junto a Sofía quien miraba curiosa.

-Oh de Sofía- menciono crédula la niña rubia.

-¿De mi?- dijo sorprendida.

-sip, de como ha de ser de maravillosa tu vida de princesa- respondió la de trenzas.

-¡Suficiente!- se paró enojado del lugar el hombre robusto pero callado- Ya basta con ese tema, no la agobien a de ser horrible el tener que seguir etiquetas todo el día, y ella mínimo está aquí para despejarse de todo eso Y nos encontró, así que déjenla en paz- menciono señalando a sus hijos para retirarse enojado

-Disculpen a Joshua, no le gusta hablar pero es algo explosivo- menciono su esposa mientras sostenía al bebé dormido en brazos y miraba apenada a sus invitados.

-¿Que sucede aquí?- Menciono un hombre Rubio que apenas llegaba a la casa y ver cómo su cuñado entraba molesto desde el patio se dispuso a ver por qué era.

-¡PAPÁ!- gritaron al unísono los niños para correr a abrazar al hombre de lentes, era el esposo de la tía de Sofía, Julia.

el hombre solo saludo a sus hijos y miro a los invitados sorprendido.

-Hola- querido, ya pueden todos pasar al comedor-

No dijeron nada más y algo incómodos entraron para merendar.

Sofia se sentía incómoda, todo lo que pasaba tan de repente, ¿Estaban enojados por qué era princesa?

Era cierto que en dicho pueblo odiaban a la familia real.

Sus primos empujaban a su hechicero y lo dirigían a lo que sería el comedor.

Se detuvo en seco cuando escucho un golpe dentro de un cuarto a su costado.

Sintió curiosidad y quiso abrir la puerta, pero casi inmediatamente después de haber puerto su mano en el pomo, llegó su tía a quitarle la mano de ahí con algo de urgencia.

-Vamos Sofí, la merienda se enfría y te estamos esperando- dijo algo nerviosa tomándola y dirigiendo la hacía el resto

-Perdón, escuché que algo se había caído dentro-

-oh a de ser... No sé quizás algún ratón, tenemos muchos por aquí- decía nerviosa caminando a la vez que divagaba.

Y sin esperar que ocurría en todo a su alrededor se desplomaría dentro de poco.

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Hola, Hola, ¡por favor no me maten! 

verán, mi computador se daño de imprevisto como algunos sabrán, y por otras cuestiones personales no pude actualizar antes, de verdad muchas disculpas a todos mis queridos lectores, espero y estas fechas los hayan tratado bonito, al menos les traje un capitulo mas largo, he tenido que acomodar algunas cosas en la historia como personajes y demás y trama, estuve a punto de acabarla de imprevisto por algunas cuestiones, pero no los voy a defraudar y mucho menos cuando veo que esta llegando mucha gente nueva y eso me emociona mucho.

este será el ultimo capitulo de este año (eso creo) y perdón por no cerrar con broche de oro pero esperemos que comencemos 2022 con muchas mas ganas.

se vendrán muchas cosas interesantes, y la verdad prefiero traerles capítulos largos a capítulos cortos cada menos tiempo, aunque no se como lo prefieran ustedes.

En fin, felices fiestas para todos, y espero que se la pasen super bien con sus familias y reciban muchos regalos y esperemos que el 2022 sea un año muy bueno para todos y veremos si esta "pequeña historia" llega hasta el próximo diciembre.

ya saben, comenten, voten y sigan leyendo.

palabras: 7075

Fecha:22/Dic/2021- 11:02 p.m.

Sunflower~



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