Capítulo I
Todas las mañanas era visitado por aquel niño y esa era una razón para esforzarse en seguir viviendo. Una razón para soportar aquel infierno hecho de hermoso mar.
Pero sabía que como todo en el mundo..... esto llegaría a su fin.
-pronto recibire la armadura dorada de Escorpión-Kanon no era mucho de hablar pues no había nada interesante que él podría decir. Su vida no era realmente algo interesante-dime ¿Te sentirías muy solo si me fuera?-
Kanon había tenido un mal presentimiento ante aquellas palabras. Que debería responder.
Ser sincero equivale a mostrar su debilidad pero mentir..... él no quería mentirle..... a él no.
Pero entonces..... ¿Qué debería responder?
-si.... me sentire solo-Y muy triste. Me sentiría muy triste. No tendría deseos de vivir. Me rendiría ante aquel bello. Dejaría que su furia me tragase. Aunque claro..... Eso no te lo dire.
-lo siento..... El patriarca ya no me permite visitar Cabo Sunión-
El patriarca ya no me permite visitar Cabo Sunion.
El patriarca ya no me permite visitar Cabo Sunion.
El patriarca ya no me permite visitar Cabo Sunion.
-¿Patriarca?-Shion, ese maldito hombre. Milo le miro con decepción y tristeza. Kanon sintió que su corazón era apretado cruelmente.
-El patriarca fue quien dijo que te visitara, el me dio el permiso de visitarte-
En ese momento algo encajo en la mente de Kanon. Ese niño podría solo estar siguiendo las ordenes del Patriarca Shion. Ese niño se había acercado a él por que era una orden del Patriarca.
El patriarca le había ordenado a aquel niño que se acercara a él con el fin de causarle más dolor.
El patriarca le había ordenado a aquel niño que le diera amor, que hiciera que él se sintiera amado con el fin de destrozarle.
Seguramente El patriarca ya estaba al tanto de que Saga le había encerrado en aquella prisión y era más que claro que a Shion no le interesaba aquel asunto.
Pero Kanon no podía comprender ¿Qué ganaba El patriarca Shion con causarle más daño?
Acaso no le bastaba todo lo que había sufrido en su corta vida. Acaso eso no le bastaba.
Unos labios le atraparon de sorpresa. Kanon sintió un millón de sensaciones atacar su pecho con violencia.
Milo le estaba besando con los labios en un gesto dulce e infantil.
Una parte de él se sentía feliz, alegre, emocionada, viva pero había una parte que se sentía triste, adolorido, traicionado y muerto.
Empujo con una mano el pecho de Milo causando que ambos se separan.
-largate-
-¿Eh? ¡Kanon! ¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué dices?!-Milo se sentía dolido y confundido. Pensó que Kanon reaccionaría de otra manera más calmada, espero una aceptación por parte de Kanon.
-¡Que te largues!-grito. Un grito iracundo escapo de la garganta de Kanon causando que todo el cuerpo de Milo se estremeciera.
-n-no..... somos amigos-
Kanon con sus manos apreto los barrotes con fuerza mientras su rostro se distorcionaba en ira.
-¡Nadie nunca podría ser el amigo de alguien como yo! ¡Largate!-
Milo observo desconcertado y dolido a aquel joven que parecía estar a punto de llorar.
¿Qué debía hacer ante aquellas palabras?
Milo se puso de pie y sin más corrió alejándose de Kanon, huyendo de Kanon tratando de detenerse y regresar pero sin poder hacerlo.
Kanon atrapado en aquella prisión de mar, derramó lágrimas sintiéndo su corazón destruído.
Se arrepintió de haber gritado de aquella forma. Se arrepintió de haberlo alejado de su lado.
Pero también se sentía traicionado. Milo había sido un engaño. Milo realmente no le quería.
Aquel beso..... ¿Qué habra significado?
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