"Una pequeña Luna"

Era el gran día.

El gran día que cambiaría sus vidas para siempre después de que tus padres POR FIN se casaran, después de llevarse solo jugando (acorde a tus palabras) por casi dieciséis años de un lado a otro y sin hacer nada al respecto.

Era poco creíble que después de tanto tiempo siguieran viviendo separados después de todo lo que habían vivido a lo largo de sus vidas, por lo que tuviste que convencerles de al menos alquilar una casa juntos donde pudieran vivir todos ahí como una verdadera familia después de la boda.

Días antes de la gran celebración, habías invitado a Eric y Daisy para que fueran a Egipto contigo donde se celebraría la boda, y luego hablaste con Daisy estando extremadamente nerviosa para que fuera a la boda como tu pareja y no una amiga.

Elias estaba feliz, y muy emocionado de que comenzaras a avanzar las cosas con ella aunque no se pidieran mutuamente ser novias ni nada por el estilo, si no que solo te acompañaría a la boda. Mientras que los chicos y Layla tenían las sospechas de que había algo entre ustedes dos.

Marc estaba en el altar del pequeño lugar donde se celebraría la boda.

Una casa que le pertenecía a Layla en Egipto que parecía casi un oasis con una piscina, palmeras, algunas flores y muy hermosa.

El lugar perfecto para su celebración.

Marc no dejaba de tirar de la corbata de su traje, y al notarlo, te alejaste de Daisy y Eric para ir hacia él, mientras los demás invitados seguían con sus cosas.

–¿Estás bien?–Le preguntaste tomando la corbata y soltándola un poco para acomodarla y no le apretara el cuello.

Claro que si, ¿por qué no lo estaría? No es la primera vez que me caso con tu mamá.–Dijo sonando ligeramente a la defensiva.

–Ya pero tampoco muerdas, soy tu hija. Solo vengo a ayudarte, pero si no quieres, pues me voy.–Le dijiste encongiéndote de hombros y comenzando a alejarte.

¡No! T/N espera.–Dijo tomando tú mano y acercándote para quedar frente a él.–Está bien, si, estamos nerviosos. ¿Es eso lo que querías escuchar?

–Sip. Ahora, ¿por qué están nerviosos? Llevan de un lado a otro por casi dieciséis años, si mi mamá no hubiese querida casarse con ustedes, los habría dejado hace ya mucho tiempo. Además, ella es la única que los soporta como para hacer tremendo sacrificio por el mundo.–Le dijiste en modo en broma.

'sta puta niña...

¡No te atrevas a decirle así a nuestra hija! Ten un poco de respeto, Jake Lockley. Respeta si quieres salir durante la luna de miel.

¡Oye cabrón eso no es justo! ¡Esa mocosa me dice cosas peores y nada que le dices algo!

Cierra la boca.

Ja, ja. Que graciosa. De verdad me sorprende tu capacidad para dar ánimos.–Rodó los ojos metiendo ambas manos en los bolsillos del pantalón de su traje y viendo a su alrededor.

–¿Cómo están mi papá Jake y mi papá Steven?

Bien... acaban de ponerse a discutir, pero creo que ahora Steven está en algún rincón repasando su discurso para no arruinarlo, y Jake aunque no lo diga está nervioso haciendo quizás qué cosa. Tal vez planeando qué quiere hacer en la luna de miel o algo así.

–Euw. Que asco, no quería saber.–Te quejaste arrugando la nariz provocando que Marc riera.

–¿Y qué hay de ti?

–¿Qué hay conmigo? ¿Qué? No es mi boda, es la suya.–Le dijiste viéndole de pies a cabeza y sonando igual a la defensiva que Marc en un principio.

Me refiero a qué pasa con Daisy, ambos sabemos que no la invitaste solo como una amiga.–Te dijo con una sonrisa.

Al escucharlo, te sonrojaste por completo, lo cual hizo reír a Marc.

–¡Ay papá por favor! No pasa nada, solo somos amigas y ya. ¿Además a ti qué te importa? Métete en tus asuntos, viejo metiche.–Te quejaste con el ceño fruncido y cruzandote de brazos, volteando la vista hacia cualquier otro lado para no verle.

Pero hay algo.–Sonó más con una confirmación que pregunta.

–¡Ay mira! Ahí viene mi mamá, a ver cómo te las arreglas ahora.–Le dijiste con tono burlón antes de correr a tu asiento junto a Daisy en primera fila con Eric, y el papá de ella detrás de ustedes. Daisy tomándote de la mano cuando llegaste a su lado.

Ay verga... no... Marc ya cagamos. Más te vale no arruinar éste momento cabrón porque mira que todos lo van a recordar por siempre.

Oh dios... se ve... s-se ve bellísima...

Marc inhaló profundamente al ver a Layla caminar con un traje blanco muy hermoso, un ramo de sus flores favoritas en la mano y con su brazo entrelazado con el de Elias que la llevaba por el corto camino al altar.

Una vez llegó, Marc soltó una pequeña risa con los ojos llenos de lágrimas y tomó sus manos.

–Espero los dos sean muy felices juntos, se lo merecen más que nadie en el mundo.–Les dijo Elias con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos, dándole un abrazo a Layla.

–Muchas gracias, Elias.–Dijo ella abrazándolo de vuelta.

Gracias por todo, papá. Gracias por estar aquí para nosotros... y para mi.–Le dijo Marc dándole un abrazo fuerte.

–Tú hermano estaría muy orgulloso del hombre en el que te convertiste. En los hombres que los tres se convirtieron.–Le dijo con una gran sonrisa llorando en silencio, y dejando su mano en la mejilla de su hijo.

Marc sonrió agachando la cabeza, y luego volvió a ver a Elias para abrazarlo nuevamente.

Estoy muy feliz de que estés aquí conmigo hoy.–Le susurró dejando un beso en su mejilla y luego se alejó.

–Y a mi me alegra que me hayan permitido estar aquí.–Le dijo Elias sin dejar de sonreír, y luego tomó el ramo de flores de Layla y se acercó para sentarse junto a ti mientras la ceremonia comenzaba.

–¿Estás bien?–Le preguntaste a Elias posando tu mano sobre la suya que estaba en su pierna mientras que de fondo, la boda ya había iniciado.

–No podría estar más feliz. Al fin puedo tener a mi familia de vuelta.–Te susurró con voz temblorosa y una gran sonrisa.

–Ay abuelo, a mi también me encantan los finales felices.–Le dijiste con una sonrisa abrazándolo, y Elias pasó su brazo por tus hombros para pegarte a él y dejó un beso en tu cabeza.

Mientras tanto, Taweret estaba del lado del altar de Layla y Khonshu en el de Marc, ambos vestidos de una forma más elegante y formal que de costumbre.

Tan solo tardaron poco más de dieciséis años en finalmente darse cuenta de que eran el uno para el otro.–Dijo Taweret limpiando las lágrimas de su rostro y con una gran sonrisa.

Y lo único que se necesitó fue de "Una pequeña luna" para reunir a estos tontos enamorados.–Dijo Khonshu con un extraño tono de voz feliz.

Levantaste la vista hacia ambos dioses, y le guiñaste un ojo a Khonshu con una gran sonrisa.

Mientras tanto, cuando los chicos y Layla se besaron después de decir "Acepto", ambos dioses hicieron fuegos artificiales dentro del lugar, a la vez que todos celebraban y aplaudían la unión en matrimonio de la nueva pareja.

–Una pequeña luna para ayudar nunca está de más.–Murmuraste viendo con una gran sonrisa a tus padres besarse en el altar, mientras aplaudías y escuchabas a la gente celebrar a tu alrededor.

~FIN~

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