♡|Epilogo|♡
5 años después.
Haris.
─Bien, terminamos por hoy. No olviden que el lunes es la fecha de entrega del ensayo sobre la revolución industrial.
─Fue una gran clase, profesor─dijo Tanya a la vez que se despidió y salió del salón.
Mi celular vibró. Un mensaje de Kiev.
No olvides llegar temprano a la cena de ensayo. Sabes que Kara nos mata si no llegamos.
Tecleé rápidamente una respuesta y me apresuré en dirección al estacionamiento de la secundaria.
Me dirigí primero a mi apartamento, me cambié de ropa y dejé los exámenes sobre la mesa.
Salí y miré la hora, todo perfecto.
En cuánto llegó a la cena de encayo veo a Eris
─Kara está un poco histérica─dijo con un cóctel en su mano al ver a Kara saludando de un lado a otro a las personas que iban llegando.
─¿No lo estarías si mañana fuera tu boda?
Se encogió de hombros y sorbió de su cóctel.
─Yo me casé tres veces, no estaba tan nerviosa.
Enarqué las cejas ante tal dato que desconocía.
─Fue mucho antes de que Zeús te creará, por así decirlo. ─Río.
─Estoy muy seguro que las bodas del Olimpo no son iguales a las de la Tierra.
─Definitivamente no, aquí no se casan con sus hermanos.
─¿Tú te casaste con tus hermanos?
─No, pero con mis primos sí.
Negué y reí.
Kara se nos acercó.
─Lo lamento, chicos. Esto me pone muy nerviosa. ─se dirigió a Eris─. Eris, tú siempre tan deslumbrante, algún día tienes que decirme tu secreto. ─Sonrió.
Reí, y Eris dijo:
─Algún día.
Kara se marchó luego de un rato.
─El secreto se llama <<ser una diosa griega, literalmente>>─bromeé.
─Já, que gracioso.
Entonces Eris vislumbró algo a lo lejos.
─Haris, ¿qué pasaría, hipotéticamente si volvieras a ver a...Star?
Star.
Tuvé la intención de voltearme pero Eris me detuvo.
─No voltees, responde.
Una mar de recuerdos atravesó mi subconsciente.
─No lo sé─solté.
─Pues ahora lo descubrirás, porque creo que viene hacia acá.
─¿Qué?─espeté buscando algún lugar para esconderme.
Comencé a caminar, atravesé el salón y busqué la mesa que me correspondía.
─Pensé que ya lo habías superado.
─Lo hicé, pero no estoy listo para enfrentarlo.
─No. Lo que no quieres enfrentar son tus sentimientos─espetó.
El nombre de Star no aparecía en ninguno de los carteles de la mesa, eso significaba que por lo menos no compartiríamos mesa.
Me dirigí hacia dónde estaba Kara.
─¿Por qué no me dijiste que ella vendría?
Kara palideció.
─¿De quién hablas?
─¿Qué pasa?─interrumpió Kiev.
─Ya la vio.
El "oh" que emitió me confirmó que yo era el único que pensaba que no iba a asistir a nada relacionado con la boda.
─¿Lo sabías?
─Amor, la mayoría de invitados ya llegó, tal vez...─Gavin dejó de hablar al ver que tenía una mirada desafiante y necesitaba respuestas.
─Ya la vio.
─¿También lo sabías?
Gavin desvió la mirada.
─Si te decía que ella vendría, tú no lo harías. Haris, es hora de enfrentar el pasado.
Eris apareció detrás de mí y al darse cuenta de lo que pasaba se quedó callada.
─Su rechazo te causo daño, lo sé. Pero, ¿lo superaste, no es así?
Asentí.
─¿Aún estás enamorado de ella?
Después de tanto tiempo, de tantas dudas y de años intentando encontrar quién era, podía responder esa y el millón de preguntas que hicieran hacerme sobre lo que sentía o deseaba.
─No.
─Bien, todo solucionado. Es hora de iniciar la cena de ensayo, ¿recuerdan?
Al parecer hasta Alexei, el novio de Kiev, estaba enterado. Mi vida privada, que por cierto, ahora ya no resultaba tan privada no podía haber sido más ventilada, hasta hubieran podido haber escrito un libro sobre mí.
─Sí, asunto solucionado.
Kara sonrió y en compañía de Gavin se fue a su mesa. Los demás hicimos lo mismo, al parecer Kara había hecho un buen trabajo organizando la mesa pues no me había encontrado con Star excepto por aquella vez en la que hui solo con verla. Como un cobarde. Tal vez no había superado el pasado, me replanteé esa pregunta a lo largo de la noche. No encontré respuesta.
Al día siguiente sería la boda de Kara y Gavin, sería un día pesado para todos, y lo último que quería era arruinar el día más felíz de Kara por mis exigencias en relación a lo de Star.
Star
─¿Aún me odia, cierto?
─No te odia─dijo Kara por tercera vez.
─Terminé con Romance.
Yo era una experta lanzando bombas como esa, no soportaba guardar secretos y el hecho de haber cargado por eso por casi siete meses me agobiaba.
─¿Qué?¿Por qué?
─No preguntes eso, no quiero dar explicaciones sobre cómo te das cuenta de que ya no amas a esa persona como antes.
─Star, ¿estás segura?
─Sí, ahora creo que me dedicaré a adoptar gatos, tal vez logré superar a la maestra Francine.
Francine era una maestra que nos dictaba literatura en la escuela, amaba los libros y era una gran soñadora, jamás se casó, solo se enamoró una vez, y ese amor no perduró, por eso ella vivía con sus gatos, su única compañía. <<La anciana de los gatos>> Así le decían cruelmente los niños de la escuela a pesar de que no era anciana.
Kara me dio una mirada que yo jamás hubiera esperado de ella. Ella odiaba sentir lástima y compasión por las personas, y lo odiaba porque ella sabía lo que se sentía recibir una mirada de esas, en la que te ven como una porcelana frágil.
─Soy un desastre en el amor, estoy segura de que nadie puede solucionar eso, no me compadezcas. Yo soy feliz a mi manera.
Entonces me abrazo, y ella sabe que odio los abrazos porque me ponen sentimental.
─Odio que hagas eso─susurré contra su cabello.
─Lo sé, amiga.
─Bien, debemos volver a la fiesta, mañana es tu boda.
Intenté trasmitir toda la alegría posible, quería que no se preocupará por mí.
Ella salió primero, yo me quedé viéndome en el espejo de baño.
─Tengo que hablar con él─murmuré.
─Escúchame, querida...─Una voz salió de los baños─, si te refieres al chico, como era su nombre, bueno ni idea, al chico que realmente amas, ve y dile lo que sientes. ─La mujer salió del baño, tambaleándose. Estaba completamente ebria, ni siquiera podía tenerse en pie.
─¿Se encuentra bien?
─Por mí, ni te preocupes, ve y dile. Te lo dice una anciana como yo, que se ha casado cuatro veces y ha dicho eso un millón de veces sin acertar, claro que eso no te va a pasar a ti. No, en serio, no.
─¿Usted escucho mi conversación con mi amiga?
Asintió.
El dicho los borrachos nunca mienten jamás tuvo tanto sentido para mí.
─Todita, y te digo algo esta vieja necesitaba oír un drama como ese.
─¿Acaso usted siempre escucha conversaciones ajenas?
─No, digo sí, tal vez. En ocasiones, con frecuencia. Lo importante aquí, es que vayas y le digas que lo amas.
La mujer se dirigió a la salida de los baños y se tropezó.
La ayudé a levantarse y la llevé a afuera, necesitaba dejarla en un lugar seguro, dónde no causará desastres.
Entonces lo vi.
─¿Es ese? Lo sé por tu mirada, y la suya, oh vaya, es un escurridizo. Se está yendo, querida. Ve tras él.
─No, la llevaré a su mesa.
Si no me odiaba, ¿por qué no me hablaba? ¿Tan difícil era para él superar el pasado?
El día de la boda
Haris.
El día de la boda había llegado, las damas de honor estaban ansiosas, Kara aún más y por último estábamos los padrinos que también debíamos calmar al novio.
─¿Por qué no llega?¿Y si se arrepintió?
─Gavin, por décima vez. Solo tiene 5 minutos de retraso. ─Kiev,estaba al borde de la impaciencia por las quejas del novio.
─Respira profundo y suelta. ─Alexei estaba practicando ejercicios de respiración con Gavin, los cuales realmente no estaban funcionando.
─¡Dios! Como alguien tan sentimental como él estudio medicina─dijo Kiev.
Le lancé una mirada de no estás ayudando y se dirigió a la salida de la iglesia.
─Iré a ver si ya viene.
Los invitados que ya se encontraban en sus asientos haciendo especulaciones sobre la novia no dejaban de parlotear.
El sacerdote se acercó a Gavin.
─¿Seguro que ella vendrá?
Él asintió repetidas veces.
Saqué mi teléfono. Al parecer el nerviosismo de Gavin era contagioso.
─Ella vendrá─afirmé.
Tiene que hacerlo.
─¡Ahí viene!─gritó Kiev.
Los músicos empezaron a emitir la clásica tonada matrimonial y Kara avanzaba camino al altar, seguida por dos pajecitas que lanzaban pétalos de rosas.
─Siempre lloró en las bodas─emitió Gavin.
─Estás en tú boda─recalqué.
─Lo sé.
Kara por fin llegó al altar, luego del típico protocolo por fin se escuchó el ya puede besar a la novia
Tras todo aquel ajetreo fue hora de la fiesta. La banda de Gary tocaba, luego de varias giras por fin habían vuelto a Nueva York, y sí los Red Socks se habían vuelto famosos, por eso una parte de la fiesta era televisada por medios de comunicación. Hoy tocarían gratis, a cambio Kara dejaba que los medios se inmiscuyeran en su boda. Un trato agradable para Gary pues él amaba demasiado la fama y las cámaras.
La canción que estaban tocando acabo, Kara y Gavin se encontraban en el centro riendo como la pareja de recién casados que eran. De un momento a otro Kara se acercó a la banda de Gary, haciéndole una petición sobre una canción. Vislumbré el ceño fruncido de Gary, kara le susurró algo más entonces levantó la vista y me observo. Asintió está vez más entusiasmado.
Kara volvió a la pista de baile, esta vez me guiño el ojo para luego abrazar a Gavin y decirle algo al oído.
Todo me parecía extraño. Kara tenía algo en mente.
Cuando Used to, de Daughtry empezó a sonar, supe lo que hacía. Quería recordarme algo, y ese algo era el pasado. De una u otra forma me instaba a dejar atrás, y a enfrentarme a lo más temía, el presente, en el que Star aparecía.
Gavin y Kara empezaron a hacer una vaga interpretación de la letra, acompañada de un baile. A leguas se notaba que esa canción no iba con un matrimonio felíz, hablaba de lo que solía ser. Más que todo era un detonador de recuerdos para mí.
A pesar de todo, los invitados siguieron aplaudiendo a la pareja al compás de la canción, algunos se unieron a ellos para bailar, yo los ignoré y miré hacia la única persona que no les prestaba atención.
Al igual que yo ella estaba en medio de la multitud que hacía un círculo alrededor de la feliz pareja.
Por instante nuestras miradas se cruzaron.
Desvié la mirada para entonces captar las señas que me hacía Kara, indicándome que me acercará a Star. Negué pero ella seguía insistiendo.
La canción cambió.
El ritmo de Love is in the radio, de Mcfly animó a los pocos que no se había atrevido a entrar a la pista de baile.
Caminé con un nudo en la garganta, era la primera vez que le hablaba después de tantos años.
Ella fue la primera en hablar.
─Hola
─Hola, ¿cómo estás?─pregunté intentando sonar casual, estaba incómodo porque no deseaba volver a la época depresiva que pasé intentando hacerme la idea de que ella había escogido, que yo no era parte de sus planes y que era un idiota por haberme enamorado de la persona incorrecta.
Miré hacia la pista de baile.
Quise volver a mi lugar, tomar un trago de whiskey y ahogar mis estúpidos pensamientos.
─Lo siento─dijo, a pesar de que no había motivo.
Ella no era la culpable, yo tampoco y Cupido mucho menos. El destino había hablado solo, yo le había hecho caso y cometí un error al haberlo hecho caso.
─Si, tengo parte de la culpa. ─Clavó sus ojos azules en los míos, realmente estaba arrepentida. ─Escucha, las cosas terminaron mal. No te di alguna oportunidad para ya sabes...
Asentí, al ver que seguía callada.
─Fue un desastre, pero quiero volver a empezar. Como si esta fuera la primera vez que nos conocimos.
Fruncí el ceño.
─Hola, me llamo Star.
Acerco su mano con la intención de estrechar la mía. Star estaba hablando en serio con el volver a empezar.
─Soy Haris.
─Lindo nombre.
Sus palabras hicieron que sonriera.
Jamás me había dicho eso, ni cuándo éramos amigos.
¿Era posible olvidar y empezar de nuevo?
─¿Invitado del novio o de la novia?
Realmente se había metido en su papel.
─De la novia.
Su boca formó una gran "o".
─¿En serio? Yo también.
Su expresión de sorpresa hizo que yo volviera a reír. Extrañaba sus locuras.
─¿Sabes? Nunca he oído hablar de ti.
Reí.
Había olvidado lo mucho que me divertía a su lado.
─Extraño, porque Kara me ha hablado demasiado de ti─expresé con diversión.
─Espero que cosas buenas.
Entonces la banda tocó una canción de baile lento, todas las parejas comenzaron a agruparse en la pista.
─¿Bailamos?
No espero mi respuesta, tal vez pensó que iba a negarme. Simplemente me tomó de la mano y me arrastró hacia la pista de baile.
Volver a empezar, repetí sus palabras en mi mente. No era mala idea, iba a dejar que las cosas siguieran su curso, no quería equivocarme de nuevo.
Como me había dicho Cupido una vez Hay que aprender de los errores.
Tenía miedo, debía admitirlo, no deseaba volver a fallar.
Y sin embargo allí estábamos intentando perdonarnos el uno al otro, como dos personas que cometen errores y al final logran aprender de ellos.
Por fin había comprendido que cerrar un ciclo era importante, que perdonar y olvidar iban de la mano. Podía entender con exactitud que los finales no siempre tenían que ser felices, que la protagonista no siempre se quedaba con el amor de su vida, ni que en los finales tristes siempre tenía que morir alguien, solo hay finales. Finales que concluyen etapas, que te ayudan a cerrar y a volver a empezar. Por fin entendí que el hecho de que Star me hubiera roto el corazón me había hecho ver la vida desde un punto de vista diferente, que sin ese dolor no había logrado entender quién era ni que quería.
Esa era la vida, los errores nos fortalecían y en ocasiones no llevaban a cosas mejores. Un principio y un final, así era siempre. Pues el final de esta historia es solo un final, y punto. Los protagonistas se perdonan y comprenden que ellos dos estaban destinados a estar juntos para cambiar su vida, para sacudirla, para alejarse y para volverse a encontrar.
Fin.
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