14. De como ser un mortal.


—¿Y bien, cómo te sientes?—Eris mordía su labio, tenía miedo.

Ella se iba a sentir sola sin mí. Esperaba que hallará nuevos amigos, o que me visitará.

—Bien, creo—dije.

—Te voy a extrañar.

—Dije que sin llorar—le recordé.

—Lo siento.

Hoy era la noche previa a mi "transformación". Estaba tranquilo, por ahora.

Como Star y Romance ya llevaban una relación estable, sin intervención mía o de Cupido, totalmente natural, no forzada como había dicho Eris, ya era hora de mi partida.

Apolo se había despedido de mí, incluso otros de los ayudantes de Cupido, era una celebridad porque había decidió ir al mundo mortal

—¿Estás listo?—dijo Cupido.

—Sí.

—La forma en que llegues al mundo humano va a ser muy diferente—comenzó a explicar—. Yo y mi equipo especial para estos casos fingiremos un accidente, por lo que aparecerás en un hospital, no recordarás nada, solo tu nombre. ¿Entiendes?

Asentí.

—¿Estás de acuerdo con el procedimiento?

—Totalmente.

—¿Preparados?—Zeus preguntó a los presentes, los doce dioses olímpicos todos reunidos con el fin de ayudarme. Era admirable.

—¡Ya!

3...2...1

Pip. Pip. Pip.

Un sonido insistente inundó mis oídos. Abrí mis ojos, la luz me cegó.

—¿Hola?

Una enfermera que revisaba mis signos volteó a verme.

—¿Cómo te encuentras?

—Bien, creo.

Tenía un ligero dolor de cabeza, pero no dije nada.

—Soy la enfermera, mi nombre es Kara Querty.

Kara. Ese nombre se me hacía familiar.

—¿Cómo es tu nombre?—prosiguió.

—Haris—dije sin dudar.

—Lindo nombre.—La enfermera anotó algo en mi historial—¿Recuerdas algo más?

Negué.

—Creo que es un caso de amnesia. Voy a llamar al doctor.

Asentí y ella se marchó.

Solo recordaba mi nombre, observé mi cuerpo, me sentía tan ajeno y extraño.

Lo único que mantenía grabado como el fuego era mi nombre. Haris.

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