Soñando Contigo

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Soñando Contigo

Draco caminaba como autómata su pasos eran guiados por Amber que aferraba con fuerza su mano y tiraba suavemente para que no se rezagara, se dirigían a la torres de premios anuales. El rubio no salía de su ensimismamiento estaba confundido, miles de ideas cruzaban por su mente, nada coherente solo pensamientos e imágenes al azar que le impedían hilar sus ideas de manera adecuada.

Entraron por la puerta llegando primero a la sala común, la chica lo empujo un poco  para que se sentara y se coloco a su lado, acariciando su rostro e intentando apoderarse de sus labios.

Sus labios se juntaron pero Draco no correspondía ese beso, era Amber quien se aferraba a su boca de manera desesperada con ansiedad y desesperación, mas al darse cuenta que el chico no reaccionaba.

Una chispa ilumino por fin el entendimiento de Malfoy y la aparto lo más delicadamente posible, pero Amber se negaba, usando un poco de fuerza volvió a abrazarlo y roso sus labios. Pero Draco siendo más fuerte la tomo por los brazos y la aparto.

-No puedo Amber

-Porque no. -Pregunto furiosa sabiendo la razón por la que la rechazaba.

-Lo siento, pero estoy confundido.

-Yo te quiero Draco. -Le dijo lo más tranquila que pudo.

Malfoy la vio directamente a los ojos, algo en ella no le convencía, tenía muchas dudas, muchas preguntas por hacerle, era todo tan confuso quería agradecerle y decirle lo mucho que valora su ayuda, pero de alguna manera se sentía mal, esa no era la forma. El beso en la enfermería había sido producto en mucho de la sorpresa,  solo se había dejado llevar, pero esos labios no lo hacía vibrar como lo hacia Hermione.

-Hermione. -Susurro su nombre al recordarle y eso hizo que se alejara definitivamente de la rubia que cada vez lucia mas enfadada. Se levanto del sillón y camino en círculos frente a la chimenea, al parecer estaba reaccionando al fin y se daba cuenta del la estupidez que acababa de hacer.

Amber claramente escucho cuando dijo el nombre de la Gryffindor en voz baja. Intentaba contenerse pero la furia se adueñaba cada vez mas de ella, era algo imposible de comprender como podía despreciarla de esa manera, era algo que la descontrolaba y la llenaba de rabia y decepción. Lo quería mucho era innegable, pero era un amor insano que llegaba a ser enfermizo y obsesivo en muchos aspectos, no le importaba, mentir, manipular y usurpar a Hermione con tal de hacer que Draco se rindiera a sus encantos, pero comprobar que a pesar de sus esfuerzos no lo lograba, la estaba enloqueciendo. 

La chica se levanto del sillón desatando la capa que dejo caer al piso con resentimiento y se acerco lentamente al chico para abrazarlo por la espalda.

-Se que tienes dudas, pero debes de saber que en verdad te quiero. Si antes no te dije quien era, fue por miedo a que me rechazaras, pero me di cuenta que debía ser sincera, porque si mi corazón no me engaña tú también sientes algo especial  por mí.

Draco cerró los ojos al sentir esos brazos aferrándose a él desde la espalda, era agradable, pero esa calidez no le quitaba el frio en su corazón, suspiro tratando de aclarar sus pensamientos y a su nariz llego un dulce aroma a flores, nunca antes lo había percibido, era un aroma exótico muy femenino, muy acorde a la personalidad de la rubia, y a pesar de eso la esencia que extrañaba era de otra persona.

Por algún motivo siempre había creído que Hermione y su princesa escarlata tenían la misma esencia a canela y manzana. Y ahora ese aroma floral se le hacía tan extraño y lejano que no despertaba los mismos sentimientos cuando lo percibía.

Después de un largo silencio el chico hablo. -Estoy profundamente agradecido contigo, hiciste un cambio muy significativo en mi vida, a ti te debo lo que soy ahora o lo que intento ser para mejorar. Fuiste la primera persona que a pesar de todo me dio un voto de confianza y me dio esperanzas para cambiar y dejar atrás todos mis errores. -El chico soltó con cuidado las manos que se aferraban a él y se giro con lentitud, pera quedar frente a la rubia. -Pero no quiero mentirte, me agradas, eres importante para mí en muchos sentidos, pero no te quiero… Lo siento mucho, pero no puedo, ni quiero engañarte, quiero a alguien más.

Esas palabras terminaron de descontrolar a Amber, sus ojos azules se llenaron de lagrimas, pero no de tristeza o decepción, era lagrimas llenas de  rabia y odio. Frunció el labio en un puchero y cubrió su rostro con ambas manos antes de salir a toda carrera a su habitación, sollozando y maldiciendo por lo bajo a Granger, eras su culpa, la hacía responsable del rechazo de Draco.

El rubio no intento alcanzarla, se sentía sumamente mal, culpable por lastimarla de esa manera, después de que ella lo ayudo tanto.

Se dejo caer abatido en el sillón y levanto la capa escarlata del piso, colocándola sobre sus piernas, no pudo evitar abrazarla y al hacerlo se estremeció, una pequeña corriente eléctrica atravesó su cuerpo. Aferrado a ella cerró los ojos  e inhalo el aroma que desprendía, no era el olor a flores que desprendía Amber, era otra esencia, otro aroma conocido muy diferente, era el aroma de Hermione, canela y manzana.

Abrió los ojos de súbito al darse cuenta de ese detalle, la capa olía a Hermione. Pero después de un momento recapacito, no podía ser posible, pensó que su imaginación le estaba jugando una pesada broma, tenía en su mente el fresco recuerdo de Hermione, sus labios, su calor y ahora su nariz tenia impregnado un olor que no lo dejaba tranquilo y hacia que pensara incluso imaginara que era de ella, esa capa escarlata que había escondido  hasta ese día el rostro de  su querida desconocida.

Se levanto desganado con la capa al hombro para seguir imaginando que era de la chica que ahora está en  la enfermería odiándolo por su estupidez, quien en su sano juicio podría besar a otra después de haberla besado a ella.

Sabía que a partir de ese día volvería a odiarlo como lo había hecho antes, pero estaba seguro que no lo odiaría tanto como se odiaba a si mismo por su falta de juicio y debilidad. Como podía presentarse ahora delante de ella y confesarle cuanto la quería, cuando con sus actos le había demostrado todo lo contrario.

Tumbado en su cama no pudo dormir, su mente estaba abrumada, sus sentidos agotados, su cuerpo agarrotado por la falta de descanso  y sus esperanzas enterradas en lo más profundo de su ser, se sentía despreciable, aun mas de lo que había sido siendo mortifago. Después de su aturdimiento inicial se dio cuenta de su catastrófico error, había besado a Amber justo después de haberse besado con Hermione, y mucho peor delante de ella y no fue capaz de darle una explicación o disculparse por actuar de manera tan infantil e irracional, solo salió de la enfermería sin decir nada de mano de otra.

Ahora todo empezaba a aclararse en su cabeza, como pudo ser tan tremendamente idiota para comportarse de esa manera. Claro que seguía agradecido con su salvadora, con aquella chica que le ayudo sin esperar nada a cambio y de manera tan incondicional, pero esa gratitud no era comparad de ninguna manera con el sentimiento que surgía de su interior hacia Hermione.

Se aferro con fuerza a la capa y lagrimas amargas comenzaron a resbalar de sus pupilas, apretaba sus ojos intentando contenerlas, pero era imposible resbalaban por su mejilla sin querer detenerse. Aspiro de nuevo ese aroma impreso en la capa y la apretó con ganas a su pecho, como si se tratara de no dejar ir nunca esa esencia que lo cautivaba.

Ya amanecía cuando por fin lo venció el sueño,  pero aun dormido no logro descansar, en su sopor caminaba en busca de alguien  por la espesura de un bosque tétrico, muy parecido al bosque prohibido, árboles  frondosos de espesos follajes proyectaban tenebrosas sombras, un aire helado se colaba entre las ramas y hacia ruidos muy perecidos a gemidos. Comenzó a correr con desesperación cuando vio alguien delante de él alejarse, era una mujer que cada tanto tiempo se giraba a verlo y continuaba corriendo, no sabía quien estaba cubierta por la capa escarlata, era su desconocida.

Las ramas crujían a su paso bajo sus pies, corría tan rápido que todo a su alrededor se tornaba borroso, tropezó barias veces con las raíces de los arboles, pero rápidamente se levantaba y continuaba su carrera detrás de su princesa. Se sentía cansado sus piernas le dolían y sus pulmones le ardía por el esfuerzo de respirar, sus manos sangraban ligeramente por los raspones que se había hecho por caer varias veces en el lodoso piso.

Poco a poco su princesa de capa escarlata comenzó a aminorar su carrera, mas aun al llegar a un claro en el centro del bosque, un verde y espeso césped crecía en el lugar, numerosas flores multicolores dispersas por todos lados adornaban el lugar de manera alegre transmitiendo tranquilidad, el cielo azul lleno de nubes blancas algodonosas  permanecía sereno remarcado por la luz del sol que se filtraba por las nubes pintándolas de colores violetaceos.

En el centro del claro se paró la chica aun cubriendo su rostro con la capucha, extendió sus manos y comenzó a girar en el mismo sitio meciéndose con el viento que soplaba ligeramente, parecía que bailaba con el vaivén de una música que no lograba escuchar, sus movimientos eran delicados  y suaves, moviendo sus manos con gracia y girando su cuerpo cada vez más rápido.

Draco la observaba embelesado a unos metros de distancia sin poder moverse, temía que saliera corriendo de nuevo si se acercaba demasiado, todavía a distancia le hablo suavemente para no sobresaltarla.

-¿Quién eres? -Pregunto con cuidado y la chica dejo de dar vueltas y se giro para ver quien le hablaba.

-Tú sabes quién soy. -Contesto con una dulce voz que le resulto familiar, pero no recordó a quien le pertenecía.

-No, no sé quién eres. -Afirmo el chico y dio un paso lentamente y con cautela para acercarse a ella.

-Tu corazón sabe quién soy, pero tu mente se niega aceptarlo. -Le replico tranquilamente sin alejarse y se agacho a recoger una hermosa margarita que se encontraba a sus pies.

-¿No me dirás quien eres? -Pregunto de nueva cuenta el rubio y dio otro paso más acortando la distancia.

-¿Para qué decirte, algo que ya sabes? -Dijo como toda respuesta y cortó otra flor y la acerco a su rostro aun oculto para olerla.

Draco se sentía contrariado y confundido por las respuestas que le daba la chica. No podía negar que le resultaba familiar algo en ella, además de su voz, su simple presencia le parecía conocida, a pesar de mantenerse oculta.

El rubio continúo acercándose a la chica paso a paso hasta estar frente a ella.

La chica a esas alturas sostenía en sus manos un pequeño ramo de flores silvestres de muchos colores que olía divinamente, y las acariciaba con ternura mientras las apretaba contra su pecho e inhalaba sus aromas entremezclados.

-Si es cierto que sé quién eres, no te recuerdo. Puedes ayudarme a recordarte. -Le pidió el rubio suplicante, frente a ella se dio cuenta que era un poco más baja de estatura que él y como mantenía su rostro ligeramente agachado no podía ver su cara.

-Cierra los ojos. -Le pidió suavemente y Draco obedeció.

Las flores cayeron de las manos de la chica y el viento arrastro las flores desprendiendo sus pétalos haciéndolos volar a su alrededor, el perfume inundo su nariz. Draco podía sentir los pétalos rosando su rostro y sus brazos descubiertos, agudizo sus sentidos y escucho cantar el viento, sintió los cálidos rayos del sol acariciando su piel  y en ese momento sintió unas suaves manos enredarse tras su nuca jugando con sus cabellos y un cálido cuerpo pegarse al suyo con delicadeza.

Una mano se soltó de su nuca y acaricio con cariño su piel desde su cuello  hasta el rostro y la poso por unos segundos en su mejilla delineando sus facciones, como si intentara memorizara cada uno de sus rasgos.

Draco se estremeció por el contacto pero no abrió los ojos, obediente se abandono a sus emociones y dejo que sus sentidos disfrutaran las amorosas caricias.

Percibió un cálido aliento combinarse con el suyo cuando el rostro de la chica se recargo en su pecho, el no pudo evitar que sus brazos cobraran vida y la abrazaran con ternura apoderándose de sus cintura y con cuidado subió una mano para acariciar su frágil espalda disfrutando de su candidez.

-Recuérdame. -Le dijo la chica en un susurro, suspiro  y roso sus labios con los del chico haciéndolo estremecerse de nuevo.

-Lo que más deseo en la vida es recordarte. -Contesto con voz entrecortada y la apretó un poco mas contra su pecho, suspirando con fuerza y al hacerlo un nuevo aroma ya conocido se filtro a su nariz, canela y manzana.

La chica no lo dejo seguir hablando, acallando todas sus dudas y preguntas con un tierno beso. Al principio fue solo un roce de labios donde sus alientos se combinaron formando uno solo, disfrutando de la suavidad y calidez de sus labios. Entreabrieron sus bocas apoderándose con necesidad de los labios del otro.

Fue algo increíble e indescriptible todas las sensaciones que despertaba en Draco. Era un beso con amor infinito, pasión, lleno de necesidad y ternura. Movían sus labios de manera cadenciosa en un vaivén acompasado, poco a poco se volvía mas frenético y pasional, disfrutaban su sabor, aprisionando sus labios y mordiéndolos con suavidad.   

Pero lo más maravilloso de todo era darse cuenta que ya había besado antes esos labios, que ya se había adueñado de esa boca que besaba de manera tan increíble, tenía la completa certeza de saber quién era la dueña de esos suaves y deliciosos labios. Porque no era sola la forma de besar era la manera en que se entregaba en ese momento, como la cadencia de esos labios lo hacían sucumbir por amor y deseo, sumado a esa entrega el olor suave y sutil de canela y manzana.

Abrió los ojos con lentitud si despegar sus labios de los de la chica y se encontró con que la capucha aun cubría parcialmente el rostro de la joven, separándose un poco pero sin dejar de aprisionar con una mano su cintura, bajo suavemente la capucha de la capa dejando ver en todo su esplendor el bello rostro de la chica.

Y era ella, solo ella, la dueña de sus sentimientos, la ladrona que robo su frio corazón y dejo a cambio solo un vacio imposible de llenar si no estaba a su lado para llenarlo de su calidez. Era su hermosa musa, que lo inspiraba para cambiar su mundo, sus acciones, sus malos recuerdos y amargas experiencia, tan solo con la promesa de llenar su existencia de esperanza.

Estaba consciente que era un sueño, pero qué demonios le importaba si por un instante podía sentirla en sus brazos, tenía el amor que le otorgaba la chica, disfrutaba el sabor de sus exquisitos labios, la suavidad de sus caricias y el calor de su cuerpo.

No le importaría seguir durmiendo eternamente si con eso podía permanecer siempre así, a su lado, abrazado a su frágil cuerpo, adueñándose de las mieles de sus labios, incluso sentia el latir de su corazón sincronizándose con el suyo de manera perfecta, como si se tratase de uno  mismo.

No comprendía del todo que ocurría pero visualizaba a Hermione, como la misma persona bajo la capa escarlata. Era su ex castaña la que tenía  aprisionada en sus brazos, eran sus labios, sus besos los únicos que lo hacían vibrar de esa manera, era la chica que se escondía bajo la capa escarlata, Hermione y su princesa eran las mismas.

Repentinamente todo se lleno de bruma y el claro comenzó a ensombrecer, las blancas nubes se convirtieron en grises como cuando pronostican una tormenta,  todo alrededor se seco y se volvió obscuro y sin vida. Se aferro con fuerza a Hermione, la tenía en sus brazos pero sollozaba, la sentía estremecerse y temblar como si tuviera miedo, trataba de consolarla pero el mismo sentía como el terror se apoderaba de él.

Se separo un poco de ella para ver su rostro, y al instante sus facciones angelicales y suaves cambiaron se tornaron distintas, los ojos cálidos castaños perdieron su color y se volvieron de un azul profundo y frio, su pelo se tiño de rubio y comenzó a encogerse y alisarse, un cuerpo con curvas más pronunciadas y exuberantes se descubrió y al siguiente momento ya no era Hermione la que tenía en sus brazos,  era Amber.  

Asustado la soltó, pero la chica se aferraba con tal fuerza que le causaba daño al clavarle sus uñas en la espalda del rubio

-Eres mío… solo mío… -Repetía una y otra vez, haciendo cada vez mas daño.

Draco desesperado la empujaba con fuerza, pero ella se pegaba a su cuerpo como sanguijuela debilitándolo cada vez más, sofocándolo con su presión, ahogándolo con su aroma a flores, le causaba daño, mucho daño al no dejarlo ir en busca de su amada.

Esa angustia lo hizo despertar por fin. Se levanto sobresaltado gritando el nombre de Hermione.

Sudaba copiosamente y sus manos temblaban, sentía un frio recorrer su cuerpo, su frente perlada de gotas de sudor y su garganta le dolía, la sentía reseca y una amargura tal que incluso le  molestaba, paso saliva con dificultad. Su corazón seguía sobresaltado latiendo frenético y su respiración era agitada, su hermoso sueño se torno en una terrible pesadilla.

A un lado del rubio sobre su capa descansaba la capa escarlata, la tomo aferrándose a ella buscando calmarse un poco, cerró los ojos y se concentro en su aroma, ahora sabía que no había sido una confusión, la capa olía a Hermione, por alguna razón que no lograba comprender.

Se levanto de su cama para bañarse, había dormido solo un par de horas, pero tenía la necesidad de ir a ver a Hermione, no le importaba que lo insultara o lo corriera, tenía que verla y saber que estaba bien. Estaba dispuesto a arrastrarse ante ella con tal de que lo perdonara, ya no se sentía capaz de resistir que su indiferencia, prefería mil veces morir, que ver desprecio u odio en sus ojos caramelo.

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Hermione se quedo dormida agotada de tanto llorar,  hecha un ovillo en la cama lloro por largo rato en la soledad de la enfermería, apaciguando sus gritos con la almohada, apretándola con fuerza sobre su cara, tratando de sofocar su llanto.

Su lagrimas escapaban por de sus nublados ojos que ahora lucían sin brillo y resbalando por sus mejillas se perdían en la espesura de cabello chocolate que permanecía esparcido por la almohada.

Los primeros rayos de sol ya entraban por la ventana, cuando cansada se quedo dormida.

Madame Pomfrey muy temprano fue a verla, mas no la despertó, al verla tan pálida y cansada a pesar de estar dormida se notaban obscuras ojeras bajo sus ojos, se preocupo pensando en que había pasado mala noche por su semblante desmejorado, por lo que la dejo dormir y no la daría de alta hasta la tarde.

Harry, Ginny, Luna, Ron e incluso Marcus fueron a primera hora del día a la enfermería pensando en que la darían de alta.

-Lo siento pero la señorita Granger aun  no se puede ir.

-¿Por qué? -Pregunto alarmado Ron

-Parece que no paso una buena noche, ahora está durmiendo, probablemente el dolor en su tobillo no la dejo dormir mucho y luce desmejorada.

-Podemos pasar a verla. -Pregunto Ginny.

-Es mejor que la dejen descansar, regresen mas tarde. -Les dijo tajante la enfermera y no los dejo pasar a verla.

Lo mismo ocurrió cuando Draco se coló hasta la enfermería, madame Pomfrey lo vio y lo corrió de inmediato para que dejara descansar a su paciente.

Después de algunas horas Hermione despertó, sobre la mesa de noche descansaban algunos presentes de sus amigos y una charola con comida.

-Al fin despiertas pequeña. -Le dijo amablemente la enfermera. -Como te sientes. -Pregunto mientras la examinaba.

-Mucho mejor. -Mintió Hermione, deseaba poder irse de ese lugar y perderse en sus libros para no pensar, para no recordar lo que había pasado.

-Yo te veo mucho mejor, aunque aun te notas algo decaída. -Le dijo mientras la tomaba delicadamente de las mejillas.

-En verdad ya me siento bien, solo tengo un poco adolorido el tobillo, pero ya puedo caminar. -Dijo y se levanto despacio de la cama para demostrarle que se encontraba bien. Se aguanto el dolor al sostener su peso sobre el pie  lastimado, pero no dijo nada para que la dejara ir.

-De acuerdo come y cámbiate de ropa para que puedas irte. -Le dijo antes de salir por la puerta.

Hermione no tenía hambre pero sabía que si no comía un poco no la dejaría ir, por lo que mastico lentamente un poco, picando aquí y allá con el tenedor, tomo jugo y dejo todo lo demás en la charola.

Se cambio con lentitud, con algo de esfuerzo, ya que sentía su cuerpo adolorido por la caída y le molestaba apoyar su tobillo al caminar. Hizo un gran esfuerzo pero caminar lo mejor posible delante de madame Pomfrey y salió por su propio pie tambaleándose solo un poco.

Camino con lentitud por los pasillos, no quería toparse con Draco por lo que pensó en que mejor iría a la sala común de Gryffindor a descansar un poco, tanto llanto la dejo exhausta.

Pero no tuvo suerte Amber la intercepto en el camino.

-Hola Hermione. -Le saludo de manera hipócrita con una sonrisilla de burla.

-Amber. -Contesto amanera de saludo.

-Que gusto que ya esté mejor. -Dijo levantándola ceja al verla caminar con dificultad. -Quiero darte una muy buena noticia, Draco y yo somos novios.

Enterarse de eso no sorprendió a la Gryffindor, pero a pesar de eso le dolió comprobarlo.

-Felicidades. -Le dijo sin ganas. -Aunque me gustaría saber que haría Draco si se entera de la verdad.

-No te creería, seria tu palabra contra la mía. -Contesto a la defensiva.

-¿En verdad lo crees? -Pregunto con seguridad. -Yo opino lo contrario.

-Te advierto que si te atreves a decirle algo te arrepentirás. -Le amenazo empujándola contra la pared causándole daño por sus resientes lesiones.

Pero Hermione no es del tipo de personas que se intimiden y haciendo acopio de todas su fuerza la empujo y saco al instante su varita sosteniéndola con firmeza y apuntando a Amber, tastabillando un poco por el dolor de su tobillo.

-No te tengo miedo, tus amenazas me tienen sin cuidado. Pero no te preocupes no le diré nada el tomo una decisión y ahora tiene que enfrentar las consecuencias. Tarde o temprano se dará cuenta de lo despreciable que eres.

Amber estaba pálida y temblaba de coraje, pero sabía que Granger era más hábil y fuerte que ella, a pesar de estar lastimada, por lo que temerosa se hizo a un lado para que pasara.  

Hermione paso a su lado con la cabeza muy en alto, sin darle la espalda temiendo que la atacara desprevenida.

-Ten cuidado con lo que hacer Amber, porque si le causas daño, no me detendré para hacerte pagar y yo misma te quitare la máscara delante de todos. -Le amenazo por ultimo Hermione y desapareció caminando con lentitud por uno de los pasillos.

Amber pataleo de coraje y apretó los dientes haciendo que sus finas facciones lucieran amenazadoras.

-Me las vas a pagar Granger. Voy a acabar contigo y así Draco será por fin mío. -Dijo en voz alta para si misma.

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Marcus se sentía culpable por lo que estaba haciendo su hermana, sabía que aunque no le estuviera ayudando, quedarse callado era tanto como participar en ese sucio plan que estaba creando Amber, pero no se atrevía a decirlo directamente, no quería causarle aun más daño a su hermana.

El chico Turpie estaba en la sala común meditando las cosas tomando una decisión respecto a lo que haría para detener a su hermana, cuando vio bajar a Draco y en sus manos llevaba la capa escarlata de Hermione.

-Hola Draco. -Le saludo

-Buen dia Marcus. -Le contesto desganado

-Veo que tú tampoco puedes dormir. -Dijo al fin Marcus al ver las ojeras bajo los ojos del rubio.

-No mucho. -Contesto escuetamente el rubio.

-¿Sabes cómo está Hermione? -Le pregunto con cuidado Marcus.

-Mejor, dijeron que la darían de alta hoy por la mañana. -No pudo evitar sentir celos por el interés de Marcus hacia la chica.

-Es bueno saberlo. -Dijo con alivio el chico.

-Si al menos no fue nada grave. -Hizo una pausa y continuo hablando mientras se acercaba a Turpie. -Amber olvido su capa, se la puedes dar. -Pregunto el rubio y estiro la capa para que la tomara Marcus.

-Esa capa no es de mi hermana, es de Hermione. Creo que se la presto desde anoche. -Dijo Marcus esperando que Draco entendiera el significado de eso. -Nos vemos después voy a desayunar. -Se despidió antes de que le hiciera más preguntas y salió de la torre.

Draco se quedo en shock por esas palabras y sin soltar la capa salió a toda prisa de la torre, necesitaba que Amber le explicara lo que le acababa de decir Marcus,  que la capa escarlata era de Hermione y no de ella.

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