¿Dónde Estás?

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¿Dónde Estás?

No fue fácil, ¿Pero que lo es? Al final todos trataban de hacerse a la idea que Hermione y Draco estaban juntos. La mayoría seguía viendo con desconfianza esa relación, pero nadie podía negar lo felices que se veían caminar tomados de la mano por los pasillos del colegio, y con el correr de los días se volvió algo común encontrarlos en la biblioteca en la misma mesa que acostumbraba sentarse la Gryffindor desde siempre, con la diferencia de que sentado a su lado se podía encontrar a un Slytherin de porte orgulloso de tomar su mano sobre la mesa, mientras intentaba poner al menos un poco de atención a lo que leía, aunque no siempre lo conseguía.

Harry y Ginny se habían hecho a la idea de esa extraña relación, incluso en ocasiones bajaban todos a Hogsmeade a pasear los fines de semana. Ron los acompañaba en ocasiones pero buscaba cualquier escusa para irse antes de tiempo. Se sentía tan fuera de lugar que no podía evitártelo, le seguía doliendo mucho ver a su castaña al lado del Huron volador, pero se veía tan feliz, que no se sentía capaz de hacer nada.

Por otra parte, Pansy y Blaiser lograron ver de cerca ese fenómeno tan interesante en la vida de su amigo Malfoy, que lo estaba transformado de todas las maneras posibles. Claro que no dejaba su porte altivo, su miraba arrogante y muchas de sus pequeños caprichos propios de  la realeza, pero si dejaba de ser así, dejaría su esencia y  no seria quien es, sin embargo, hasta ellos podía ver una nueva luz en sus ojos grises, ahora solo bastaba verlo para darse cuenta cuan enamorado estaba y ni que decir de sus pequeños caprichos que en comparación con sus nuevas costumbre adquiridas al lado de su novia eran nada.

Ahora Draco no solo disfrutaba el tiempo en la biblioteca o las largas caminatas por los jardines del castillo o las tardes a la orilla del lago negro bajo el cobijo de su árbol predilecto, también le fascinaba encontrarse en la mesa de los leones disfrutando de sus alimentos y verla sonreír complacida y feliz, mientras tomaba su mano bajo la mesa y platicaba animada con sus amigos que cada vez lo trataban con mayor familiaridad. Pero quizás lo que más disfrutaba era las tardes frente a la chimenea de la sala de premios anuales, acurrucados los dos en uno de los sillones, mientras Hermione leía en voz alta  y el acariciaba sus cabellos perdido en su magnética voz, y después la sesión de besos furtivos  y caricias, terminaban con huidas a la alcoba de la chica, para consumar su amor fundiendo sus cuerpos.

La amaba tanto que le parecía increíble poder sentía algo tan intenso, abrazador y sublime, era un sentimiento que no podía explicar y que sin embargo se agolpaba en su pecho llenándolo de una inmensa dicha y felicidad. Jamás pensó que tendría algo parecido, se daba cuenta ahora que su vida siempre fue vacía y superficial, tan llena de egocentrismo y tan carente de amor, que ahora que podía sentir ese calor inundando su pecho y apoderándose de cada rincón de su corazón  le parecía el milagro más sorprendente del mundo. 

Hermione cada vez lucia más feliz, llena de vida y amor, no podía pedirle más a la vida que estar rodeada de sus amigos y especialmente del amor de su vida. Cuando les conto a sus padres sobre su relación con Draco, los tomo por sorpresa, porque ellos también sabían de la mala relación que siempre habían llevado, pero sabían que su hija era muy lista y que tomaría la mejor decisión y si esta era ser novia de ese chico, no les quedaba más que aceptarlo. 

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Diciembre llego cubriéndolo todo de armonía, incluso Marcus descubría en Luna un ser increíble que podría llegar a amar.

-Te digo que spynks si existen. -Luna le explicaba con tranquilidad a Marcus sobre esos pequeños seres que eran invisibles pero que no por eso no están siempre presentes en los zapatos de los magos.

Marcus levantaba la ceja contrariado por la explicación de la rubia que le hablaba con tal seguridad y tranquilidad que a veces podía llegar a creer todas las increíbles historias de seres tan extraños que solo podían ser imaginarios.

-Te digo que no Luna, eso seres no existes.

-Claro que si. -Replico con su voz soñadora.

-Haber como puedes probar que existen. -Le dijo exasperado.

-Supongo que de la misma manera en que tu puedes comprobar que no existe. -Le dijo con tranquilidad mientras sonreía y sus ojos azules brillaban. -Simplemente yo se que existen.

-Bueno… yo no… yo no puedo comprobar eso.

-Que no los veas, no quiere decir que no existan. -Declaro Luna

-Pero Luna si no los ves ¿Cómo puedes saber que están ahí?

Sin dar más explicaciones Luna se paró de puntitas para acercarse a Marcus y colgándose de su cuello le pidió que cerrara los ojos.

-¿Por qué? -Pregunto un poco temeroso por la nueva ocurrencia de la chica.

-Solo cierra los ojos. -Le pidió luna sin dejar de ver sus ojos.

-Está bien. -Al final acepto y cerró los ojos, estaban sus mejillas sonrojadas por la cercanía de la chica y podía sentir su aliento dulce en su rostro, pero obedeció.

-¿No me puedes ver? -Pregunto suavemente la rubia.

-No. -Contesto Marcus aun sin comprender

-Entonces no existo, porque no me puedes ver.

-Pero tu si existes. -Declaro un poco fastidiado el chico

-¿Y cómo lo sabes?

-Porque te siento

-Entiendo. -Dijo la chica y se soltó del cuello del muchacho. -Entonces ya no existo, porque no me puedes ver y no me puedes tocar. -Declaro con voz cantarina.

-Claro que existes,  yo te conozco.

-¿Pero si no me vez y no me tocas como sabes que existo? ¿Cómo podrías  saberlo?-Volvió a preguntar al oído del chico.

-Porque simplemente lo sé.

Ante esta respuesta Luna subió sus manos y se aferro al cuello del chico.

-Ya ves eso prueba que los spynks pueden existir. -Dijo al final y beso con suavidad los labios de Marcus, que sorprendido abrió los ojos para ver como Luna cerraba sus ojos al hacerlo. El se dio cuenta en ese momento que con todo y sus locuras y disparates la rubia lo había conquistado.

Deslizo con cuidado sus manos y las poso en la breve cintura de la rubia para acercarla más y profundizar el beso. Estaba feliz por ese descubrimiento, quizás lo único que nublaba su completa felicidad era su hermana Amber.

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Hoy es el baile de navidad, todo está preparado para la ocasión, todo el castillo luce sus galas para ese evento, las armaduras fueron hechizadas para cantar alegres villancicos, un enorme árbol lleno de adornos embellece el gran comedor.

Las muchachas de todas las casas se embellecen para la ocasión, al igual que los muchachos que ya las esperan impacientes para llegar al gran salón e inicial el baile.

Hermione bajaba las escaleras con cuidado para no caer, no estaba aun muy acostumbrada a los zapados de tacón alto, pero Ginny la había animado, ya que combinaban muy bien con su vestido en color escarlata y dorado, los orgullosos colores de Gryffindor. Era un hermoso vestido sin tirantes, con escote en forma de corazón, tenía un bordado en toda la parte alta y en los bordes del largo vestido que se ceñía a su figura hasta la cintura para después caer con gracia en un faldón y sobre sus hombros como un grato recordatorio de aquel oportuno día llevaba su capa escarlata.

Al pie de la escalera la esperaba Draco con una gran  sonrisa al verla tan radiante ataviada con hermosas ropas, y qué decir de su cabello peinado delicadamente en un moño con algunos rizos sueltos y un maquillaje perfecto que acentuaba sus ojos caramelo y sus labios.

-Te ves hermosa. -Le alago mientras le tendía la mano  para ayudarle a bajar los últimos escalones.

-Gracias, tú también te ves muy bien.

Y no mentía para la ocasión  Draco llevaba una fina túnica de gala en color negro que le sentaba de maravilla, su cabello cuidadosamente peinado y una sonrisa que derretiría el polo norte. Y sobre sus hombros llevaba una capa en color verde esmeralda con bordados plata, habían decidido que fuera así, no para contrastar, si no para demostrar que pese a las diferencias aparentes y el color de sus casas, estaban unidos.

Hermione se paro en el ultimo escalón para estar un poco más al nivel del rubio y se besaron por largos minutos hasta que se quedaron sin aliento, se separaron un poco apoyando sus frentes.

-Te amo. -Confeso el rubio y enderezando sus rostros para verla a los ojos, y acaricio con su mano la mejilla sonrojada de Hermione.

-Yo también te amo Draco. -Contesto y se abrazo al muchacho aspirando su varonil aroma.

-Te tengo un pequeño regalo.

-¿Un regalo? -Dijo emocionada

-Tenía pensado dártelo después del baile, pero quiero que lo luzcas. -Saco de su túnica una pequeña cajita en color rojo adornada con un moño dorado.

-¿Qué es? -Pregunto sosteniendo la cajita en la palma de su mano.

-Es una promesa de que siempre estaremos juntos. -Le dijo y abrió la pequeña cajita.

-Son Hermosos. -Exclamo emocionada.

Draco tomo con cuidado  las piezas y la puso sobre su palma. Eran dos anillos de oro, uno para cada uno, eran alianzas muy similares a las de matrimonio.

-Este anillo es mi promesa de que siempre te voy a amar y llegado el momento deseo con todo mi corazón que sean mí esposa. -Deslizo el anillo en el dedo de Hermione.

La chica estaba conmovida, admiraba con los ojos humedecidos el bonito anillo sobre su dedo y después tomando el otro lo observo con detenimiento, se dio cuenta que tenía algo escrito.

-"Nuestro amor es eterno" H y D -Leyó en voz alta y beso al rubio que sonreía sinceramente. Se separo un poco y coloco el otro anillo en el dedo de Draco, tomando su mano la puso sobre su pecho del lado del corazón. -Mi corazón es tuyo amor y no hay nada que desee más en la vida que ser tu esposa.

Draco la abrazo y cargándola dieron varias vueltas son los labios unidos. Estaban felices, habían sellado una promesa de amor y solo un testigo mudo presencio con odio la escena.

Salieron abrazados  luciendo en sus dedos el recordatorio de la promesa que habían hecho de siempre amarse.

Fue un estupendo baile, la música era agradable todos bailaban felices, solo una mirada de odio que nadie notaba se fijaba en la pareja que formaban Hermione y Draco.

Después de una pieza Hermione se sintió acalorada y se disculpo con Draco y sus amigos para ir al baño ya después irían a tomar una bebida. Pero después de unos minutos no regresaba.

-Weasley, Potter no han visto a Hermione, es que ya tiene rato que fue al baño y no regresa. -Le pregunto preocupado

-No, pero vamos a buscarla. -Le dijo Harry, y todos salieron a buscar a la castaña. 

Buscaron en todos lados, en los baños, pasillos en la torre de Gryffindor y la de premios anuales, pero no la encontraban por ningún lado, regresaron al gran comedor para preguntar si alguien la había visto. Fueron a la mesa que compartían Luna, Marcus y Amber.

-No han visto a Hermione. -Les pregunto ansioso Draco.

-No desde hace un rato. -Contesto Amber

-Nosotros tampoco. -Dijo Luna y Marcus que comenzaron a asustarse por la palidez de Malfoy.

-Es que salió un momento al baño y ahora no la encontramos por ningún lado. -Les explico Ginny.

-Hay que seguir buscando. -Dijo Luna y salieron todos los Gryffindor e incluso Pansy y Blaiser a buscar a Hermione.

Después de una horas y cuando el baile ya había terminado y al no encontrarla por ningún lado tuvieron que avisar a la directora McGonagall.

En la Dirección Malfoy estaba desesperado, caminaba de un lado  a otro con el corazón encogido por la preocupación, no entendía que estaba pasando, ¿Dónde estaba Hermione? Ginny intentaba calmarlo, pero era casi imposible, estaba fuera de si. Harry, Ron, Luna, Marcus y Amber. Estaban ahí, la mayoría de pie, solo Amber estaba sentada con mirada ausente sin decir nada.

Un grupo de aurores estaba revisando los alrededores del castillo, la directora les pidió que permanecieran en su oficina, hasta no resolver lo que había ocurrido con la Gryffindor.

Al poco rato entro la Directora con algo entre sus manos. Todos se sobresaltaron a abrirse la puerta, Malfoy de inmediato se puso frente a la Directora, sin prestar aun atención a lo que llevaba entre las manos.

-¿La encontraron? -Exigiendo que le dijera de inmediato.

-No señor Malfoy. -Le contesto con seriedad pero algo en su miraba lo hizo estremecer.

-¿Qué pasa? -Pregunto Harry preocupado

-Encontraron esto en el bosque prohibido. -Dijo la directora y  puso sobre el escritorio lo que los aurores habían encontrado.

Draco sintió en ese momento como su corazón se detuvo, todo su cuerpo se cimbro y sus piernas se le doblaron cayendo de rodillas, su piel de por si blanca lucia transparente y paso sus manos sobre su cabeza con desesperación y tiraba con fuerza de sus cabellos. No podía hablar, tenía un nudo en la garganta que le impedía pronunciar palabra, el terror se apodero de él. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Dónde está Hermione? ¿Por qué estaba su capa rasgada y ensangrentada en el bosque prohibido? ¿Por qué su varita estaba rota?

Ginny lloraba desconsolada en el pecho de Harry, que también estaba en Shock. Los demás no atinaban a decir nada. Ron parecía fantasma y Luna sollozaba en silencio en los brazos de Marcus, mientras que Amber pálida no demostraba emoción alguna.

La Directora se sentó abatida en su silla, en efecto lo que encontraron los aurores era la capa escarlata de Hermione, rasgada y manchada de sangre, y su varita partida por la mitad.

Pero no había cuerpo según les explico la Directora aun con la esperanza de encontrarla con vida, muy a pesar de que encontraron  un gran charco de sangre.

En ese momento alguien tocaba a la puerta.

-Adelante. -dijo McGonagall

-Directora,  disculpa la interrupción pero otra de las alumnas no aparece por ningún lado. -Dijo el Profesor de encantamientos Filius

La directora se levanto de manera abrupta de la silla y palideció aun más por la noticia. -¿Quien?

-Lavender Brown, me lo acaba de informar su compañera de cuerpo Parvia Paltil, no la ha visto desde poco antes del  baile y no la encontró en su torre tampoco.

 -Hay que dar aviso a los aurores y a sus familias. -Dijo la directora.

Nadie entendía que pasaba, si se trataba de mortíferos como habían entrado al colegio.

-Lavender amenazo en varias ocasiones a Hermione. -Dijo Ron al recordar todas las veces en que había jurado vengarse de ella.

-Pero no  creo que sea  capaz de llegar a tanto. -Respondió Ginny aun llorando

-No voy a detenerme hasta encontrarla. -Dijo al fin Draco levantándose de donde había estado hincado.

-Señor Malfoy, lo mejor será dejar trabajar a los Aurores. -Dijo la directora tratando de detenerlo.

-¡No! -Grito exaltado y con los puños apretados se libro del agarre de McGonagall. -Que no se da cuenta que entre más tiempo pase le pueden hacer daño. ¡No me voy a quedar sentado esperando que eso pase!

Salió de la oficina azotando la puerta con rabia e impotencia, sentía miedo, mucho temor a que estuviera muerta, pero tenía que buscarla, tenía que encontrarla, no soportaba la sola idea de perderla, no podía perder la esperanza de encontrarla con vida. No concebía su existencia sin ella. Así le llevara la vida la encontraría.

Los Gryffindor salieron junto con Luna, Marcus y Amber, ellos tampoco se quedarían tranquilos hasta encontrar a Hermione. Sabían que ella jamás se hubiera dado por vencida si fueran ellos los desaparecidos.

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