Diagnostico

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Diagnostico

Se aclaro la garganta y vio con seriedad a los ahí reunidos. El ambiente estaba tenso, todos estaban al pendiente de lo que ese hombre les diría.

El médico los veía con seriedad, su profesión los preparaba para enfrentar este tipo de situaciones, pero siempre era duro ser portador de  noticias que no eran agradables, por mas que se buscara la mejor manera y se rebuscaran las palabras, al final el desenlace es el mismo al enfrentarse a la familia del paciente, en casos como este.

Y en este caso se sentía profundamente afectado y conmovido, sabía muy bien quien era su paciente, conocía su historia con lujo de detalle y eso le hacía más difícil encontrarse en esa situación.

Hermione Granger no es cualquier chica, esa muchacha de apariencia débil formaba parte del trió que venció al innombrable, gracias a ella el mundo mágico estaba libre y ahora, simplemente su vida se encontraba en una encrucijada.

Levanto la vista dándose ánimos, sabía que todos estaba ansiosos por tener noticias de la joven, se enfrento entonces con varios pares de ojos, con rostros llenos de preocupación, de angustia y desesperación.

No podía posponerlo más por lo que tomando la ultima bocanada de aire comenzó su informe, tratando de buscar una sutileza que sabía que no encontraría.

-La señorita Granger está en un estado sumamente crítico, hemos hecho todo lo posible, llego en estado de shock por hipotermia, su sistema nervioso esta alterado como consecuencia de la tortura a la que fue sometida, tenía varias costillas rotas una de ellas perforo su pulmón, también encontramos fracturas en una de sus piernas, un esguince en su cuello, perdió mucha sangre por una herida profunda en el cuello y una más en la espalda. Le suministramos sueros y pociones revitalizadoras y energizastes   para reponer su sangre y todos sus huesos han sido acomodados. Pero me temo que no sabemos si llegara a despertar o si resistiera pasar la noche, está sumamente débil, lamento mucho no tener mejores noticia. -Dijo el medimago.

El abrumador silencio se rompió para dar paso al llanto desesperado. Los padres de Hermione se abrazaron y comenzaron a llorar, si saber que más decir o que preguntar. Draco simplemente sintió que moriría en ese momento, tuvo que sentarse porque no sentía sus piernas y estuvo a punto de caer.

Ginny y Luna lloraban ahogadamente. Ron con el rostro enrojecido lloraba en silencio con dolor, mientras que Harry no podía reaccionar, tenía las pupilas dilatadas y sus ojos nublados.

-Ella es fuerte, Hermione va a resistir. -Dijo con voz quebrada pero llena de seguridad Harry mientras se limpiaba las lágrimas que habían escapado de sus ojos.

-¿Podemos verla? -Preguntaron el Señor Granger esperanzado.

-Solo puede estar con ella una persona y solo unos minutos. -Dijo comprensivo el médico.

Los padres de Hermione asistieron y fueron los primeros en entrar.

Draco no se movía de su lugar estaba pálido e inmóvil como una estatua, ni siquiera podía llorar, su cerebro dejo de funcionar no podía pensar en nada que no fuera el agudo dolor en su pecho que le impedía incluso respirar con normalidad.

Alguien poso su mano sobre el hombro del rubio pero ni siquiera pudo levantar la mirada.

-Ve a verla, convéncela de que no se puede ir, no nos pude dejar solos. -Era Ron quien le hablaba, seguía llorando sin poder evitarlo pero por primera vez le hablaba a Draco con el corazón en la mano.

Los señores Granger ya habían salido de la cuarto de Hermione por lo que alguien más podía entrar, todos estaban ansiosos de verla pero sabían que la castaña a quien más necesitaba en esos momentos era a Draco.

Harry lo tomo del brazo haciendo que se parara y le sonrió débilmente. -No podemos acobardarnos ahora Malfoy, Ve. -Ordeno el pelinegro y lo acompaño hasta la puerta de la habitación de la castaña.

Malfoy temblaba, tenía miedo, un intenso temor de enfrentarse a la realidad, un miedo indescriptible de perderla, giro el pomo de la puerta y entro en la habitación, se quedo unos minutos de pie con la espalda pegada en la puerta, sin poder moverse solo viéndola postrada en esa cama.

Parecía que no era ella, que no era su Hermione, que no era la Gryffindor que conocía, verla de esa manera le desgarraba el corazón.

El miedo lo paralizaba pero se obligo a dar el primer paso, y así uno a uno llego al lado de su cama. Y cuando estuvo así, a su lado no pudo evitar llorar de nuevo, ni el mismo sentía que era el mismo hombre, ahora se sentía un despojo, sin ella nada era lo mismo.

Hermione parecía dormir, su rostro seguía mostrando algunas heridas pero ya estaba menos inflamado y los cardenales se borraban poco a poco, su labio inferior mostraba una pequeña herida al igual que su ceja que ya están cicatrizando por completo.

Sin fuerzas se sentó a un lado de su cama en una silla dispuesta para tal efecto.

La observo por un largo rato sin saber que decir, un nudo en la garganta y el vacio en su estomago le impedían hablar. Tenía miedo de tocarla, no quería ser el causante de que el dolr regresara, pero conforme pasaban los segundos no pudo seguir evitando el contacto, el mismo necesitaba sentir de nuevo a la castaña.

Con cuidado acaricio su mejilla, apenas rozándola con la llena de sus dedos, aun temeroso, los paso por todo su rostro delineando sus facciones, a pesar de todo lucia tranquila incluso tenía en el semblante reflejada una enorme paz.

-Te amo. -Dijo en un susurro acercando sus labia a su oído, incluso sin cabello se veía hermosa a los ojos del rubio. -No te imaginas cuanto te extrañaba. -el chico colocaba suaves besos en sus  mejillas y frente.

Tomo su mano y la acaricio con delicadeza, de manera suave con infinita ternura. Vio que en su dedo aun lucia el anillo que le había regalado y eso lo hizo sonreír por un segundo.

-Hermione, eres una Gryffindor muy valiente, necesito que te quedes conmigo, prometimos estar juntos. Te necesito. -Pronuncio estas palabras y de nuevo sus ojos grises se volvieron turbios por las lágrimas.

Beso su mano con desesperación, inhalando su aroma, sintiendo su calidez, recargo su rostro en la palma de la chica.

-Weasley me pidió que te dijera que no puedes dejarnos, te necesitamos mucho Hermione. Todos te necesitamos. -Dijo llorando como un niño pequeño.

Draco estuvo sosteniendo su mano mientras le decía palabra de amor,  besaba su mano y con devoción acariciaba sus mejillas. Perdió la noción del tiempo, y así sentado en aquella incomoda silla y sin soltar su  mano se quedo dormido.

Y volvió a soñar con aquel salón enorme lleno de neblina espesa y se sintió feliz de regresar a ese lugar.

En el sopor de su sueño escuchaba que le llamaban.

-Draco… Draco... -Le decía una vocecita  infantil.

Draco camino en esa espesa bruma y se encontró con una pequeña niña de unos seis años.

-Hola -saludo a la niña y se arrodillo para estar a su estatura.

Y la niña se le ilumino el rostro  y se colgó de su cuello al verlo. Draco la abrazo con ternura, no la conocía pero le inspiraba algo especial esa chiquilla.

La pequeña llevaba un vestido azul con estampado de margaritas y una botitas azul celeste, un listón sostenía su cabello castaño en una coqueta coleta.

-¿Quién eres? -Le pregunto el rubio y la niña sonriendo solo se encogió de hombros.

-¿Me acompañas? -Le pidió con ternura la niña.

-No puedo, estoy buscando a alguien. -Le contesto pero la niña hizo un puchero y estaba a punto de llorar, por lo que rápidamente rectifico. -Está bien, ¿A dónde vas?

- A mi casa. -Contesto mientras tomaba su mano y tiraba de ella para que la siguiera.

-¿Dónde esta?

-Allá. -Señalo a lo lejos y la niebla comenzó a despejarse, dejando a la vista una casa pintada de blanco de dos pisos, con un gran jardín lleno de rosales y en la planta alta un balcón con algunas sillas de descanso.

Cuando llegaron al entrada de la casa, la niña lo condujo al segundo piso a una habitación sumamente ordenada con paredes pintadas en color rosa. -Esta es mi habitación, -Le dijo y lo llevo después al balcón.

-Siéntate. -Le pidió y corrió ella adentro de la casa a buscar algo. Regreso con un libro de cuentos en su mano. Un libro que no nunca había visto Malfoy nunca, hablaba de princesas y castillos. -Me lees una historia. -Le pidió suplicante y el rubio no pudo negarse a la petición, algo en sus ojos le despertaba cierta simpatía inexplicable.

La pequeña se acomodo en su regazo y el rubio comenzó a leer, hasta llegar al - "Y vivieron Felices para siempre" -Draco suspiro al desear tener un final así de bueno, como en los cuentos.

-Tengo que irme. -Le dijo y se dio cuenta que la pequeña ya estaba dormida, con cuidado la llevo en sus brazos a su habitación, le quito las botas y la acostó en su cama cubriéndola con la colcha. Dormida parecía un querubín, la cinta en su cabello se había desamarrado y ahora su cabello castaño se desparramaba por la almohada. Sintió el impulso de besar su frente y al hacerlo se desvaneció en el aire y de nuevo la bruma lo cubrió todo.

Se asusto por un momento pero de nuevo escucho que lo llamaban.

Era la misma niña pero ahora estaba más grande y al verla por fin se dio cuenta de quien se trataba, era Hermione a los once años.

-Me puede ayudar. -Le dijo con propiedad la castaña y Draco sonrió al escuchar su voz menos infantil.

-Claro -Contesto al darse cuenta que la chica no lo reconocía.

-Sería tan amable de alcanzarme ese libro. -Dijo con aire resuelto y de inmediato se fue la niebla y estaban en una de las librerías del callejón Draco.

Draco tomo el libro de la estantería y se tendió a la niña que contenta le sonrió.

-Gracias. -Dijo y se iba a retirar.

-¿Vas a Howard? -Le pregunto

La niña giro de nuevo y se puso frente a aquel joven rubio que no conocía y con una gran sonrisa contesto. -Si será mi primer año.

-Pues muchas felicidades, estoy seguro que serás la mejor bruja de todos los tiempo. -Le contesto con sinceridad.

-Gracias, es usted muy amable.

-Solo digo la verdad, serás grande Hermione Granger. Nunca hagas caso a los insultos de quien en su estupidez no son capaces de admitir la gran bruja que eres.

La niña no contesto pero no dejo de sonreír con agradecimiento. La niebla regreso haciéndolo desaparecer todo.

Draco continuo su caminar y de pronto estada en un callejón desolado y pudo ver como la espalda de una muchacha que se escondía tas un pilar y observaba preocupada como discutían unos muchachos.

Vio la rapidez con la que se coloco la capucha y cambio su voz con un hechizo resuelta a ayudar a muchacho de ser necesario, temblaba la joven y se notaba como sostenía con fuerza y firmeza su varita. En cuestión de segundos estaba al lado del joven contraatacando y dejando fuera de combate a los muchachos que lo atacaban. Tuvieron una corca conversación y después la chica de la capa se alejo, la siguió y tomo su mano antes de que desapareciera.

La castaña se sobresalto, vero al verlo sonrió divertida.

-Creo que tarde demasiado tiempo en decirte gracias. -Le dijo el rubio y Hermione lo abrazo sonriente, antes de desaparecer de nuevo.

De repente se encontró Draco a la orilla del lago negro, eras de noche, el cielo estaba estrellado y la luna coronaba el cielo en el firmamento.

Estaba sentado con la espalda recargada en el tronco de un árbol, suspiro al saber donde estaba y al hacerlo percibió un inconfundible aroma a canela y manzana.

-Estamos de nuevo aquí. -Hablo el rubio.

-Así es. -Le contesto una castaña del otro lado del árbol.

-Te amo Hermione.

-Y yo a ti Draco. -Le dijo estirando su mano para tomarla del chico.

-Necesitas despertar.

-No se si pueda Draco.

-Claro que puedes hacerlo amor. -Le dijo confiado el rubio

-Tengo miedo. -Dijo la castaña en un susurro.

-¿Miedo de que?

-De sentir de nuevo dolor, es algo insoportable.

-Yo te cuidare. -Le prometió Draco acariciando su  mano.

-Estás seguro. -Le pregunto y se acerco más al chico para recargar su cabeza en el pecho del rubio.

Draco  la abrazo con fuerza, para después acariciar sus cabellos con cariño acomodando un mechón rebelde tras su oído para despejar el rostro de la chica.

-No se lo que nos depare el destino Hermione, la mayoría de las veces no estoy seguro de muchas cosas, pero estoy completamente convencido de que te amo y no puedo vivir sin ti. No se lo que el destino traerá para nosotros en un futuro pero se que a tu lado todo es mas fácil. Prometimos estar juntos, nos vamos a casar y seremos felices, tendremos un final como en tus cuentos muggles. Pero necesitas despertar, Weasley y Potter me destrozaran si no regresas. -Le dijo sonriendo.

La chica comenzó a reír y enderezándose un poco beso los labios de Draco con dulzura. Y al hacerlo desapareció.

-Are mi mejor esfuerzo. -Fue lo último que escucho antes de despertar.

Abrió los ojos al despertar de ese extraño sueño y vio a Hermione aun inconsciente en su cama. No pudo evitar sentirse decepcionado, pero tampoco podía perder las esperanzas.

Se levanto adolorido de la silla y se acerco al rostro de la chica, roso su labios con los suyos mientras acariciaba sus mejillas.

-Se que vas a despertar y estaré aquí al pie de tu cama hasta que eso suceda. -Le prometió mientras una sonrisa apareció en sus labios.

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