Verte otra vez
Habían pasado años desde la ultima vez que la vio. Jamás pensó que sería la última vez. Hasta que al pasar del tiempo ella no respondió a sus llamadas, ni mensajes. Se fue sin avisar.
Su hermoso perico. A quien no había podido olvidar. A pesar de salir con diferentes chicas. Nadie seria como su perico.
Apago su celular y fue a casa de su amigo. Ahí estaban todos. King le lanzó su peor mirada al verlo. Aun no superaba que dejará a su hermana. No era su culpa el que aquella chica se allá enamorado de él y que no le pudiera corresponder. El que ella siguiera insistiendo, no era su culpa. Porque el jamás podría amar a alguien más, que no fuera su perico. Ya lo había intentado.
Bebieron cerveza tras cerveza. Lo malo de tener tanta resistencia era que le era difícil embriagarse.
Dejo a sus amigos y volvió a su departamento. Abrió su closet y sacó una pantalon para usarlo de pijama. Pero ahí estaba el hermoso vestido de su perico, el que había usado en su graduación. El estaba loco por que ese día llegará. Pues habían acordado mudarse juntos, pero tan solo unos días después ella se fue. Tomó el suéter de su perico. A pesar de los años, aun conservaba un poco de su aroma, se arrojó a la cama y abrazo aquel suéter. Era lo único que le dejaba dormir.
Ban había utilizado todos sus recursos para encontrarla, sin embargo, no habían ningún rastro de ella. Y estaban por terminarsele los fondos, cómo podría encontrarla.
El correo llegó, más correo como siempre. Pero él nunca lo abría.
Merlín entro a la casa. Aun no sabia como era que la bruja de su amiga, había conseguido las llaves de su departamento.
---Hace cuanto que no revisas tu correspondencia. A ese probé buzón no le cabía nada más.
Las dejo sobre su mesa. Le dijo varias cosas a la que no les presto atención y finalmente se fue.
Ban aventó toda la correspondencia. Todo era basura. Se preparó un café y fue a la cama. Algo de la estúpida correspondencia se le pegó en el pie. Copio el estúpido papel. Y vio que tenia algo escrito.
Para el único idiota que amaré en toda mi vida:
Solo había una persona quien lo llamaba así. Y él podría reconocer su caligrafía dónde fuera.
Tomó el papel, se veía que tenia bastante tiempo. Sus manos temblaban al abrir el sobre. Tardo minutos en abrirlo, pero finalmente lo logró.
Mi amor, no se en que momento te ha de llegar está carta. Y no tengo mucho tiempo. Mi hermano dice que es momento de irnos, que debemos desaparecer por un tiempo. No me ha dado mucho tiempo, escribo esto apresurada mente.
Cariño, posiblemente esto sea permanente. Alguna vez te dije, que mi padre se había metido en muchos problemas. Y como lo sospechaba, todo lo que había sucedido a nuestro rededor, no era conciencia. Alguien me buscaba.
Es probable que me encuentren al igual que a mi hermano. Y nuestro destino no será muy agradable. Ban, te amo. Y por ello es mejor alejarme ahora. Tal vez jamás nos volvamos a ver. Y por ello, espero que encuentres a la mujer perfecta para ti. Espero que seas feliz, y finalmente puedas tener la familia que tanto niegas que quieres.
Yo en verdad deseaba dártela, deseaba que viviéramos juntos. Deseaba todo una vida a tu lado. Pero los deseos no siempre se cumplen. Probablemente, este sea mi adiós definitivo.
Eso no podía estar pasando, porque después de tanto tiempo, llegaba esa estúpida carta.
Ban estaba al borde del llanto. Por las manchas de su hoja, podía deducir que su perico estaba igual al escribirla. Aquella carta, en vez de tranquilizarlo. Solo le provocaba frustración e irá. Al igual que miedo. Su perico, necesitaba que ella estuviera bien. ¿Porque no le había dicho nada? si estaba en peligro porqué no confió en el. Y aquello de pedirle que formará una familia. Que se enamorará. Le dolía en lo más profundo
Después de aquella carta, no pudo dormir tranquilo. Deseaba más que nada, verla. Sostenerla en sus brazos, besarle y hacerle el amor. Y sobre todo, exigirle respuestas. Pero más que nada, deseaba verla, aunque fuese una ultima vez. Aunque fuese de lejos.
Y con ese deseo volvió a pasar el tiempo
Aunque ese deseo no disminuyó, aprendió a vivir con él. No tenía más opción.
---Muévete Ban, camina. Le ordenó el capitán, pero ciertamente no tenia deseos de hacerlo. Así que se separo del grupo, paso por un parque se recostó ante la sombra de un árbol.
Estaba dormido, por ello había ido a ese lugar, uno que solía visitar junto a ella.
Durante su sueño imagino su voz, lo extraño es que llamaba a kilia.
Su pequeña hermana, porqué ella le estaría llamando, porqué la buscaba tan desesperada mente.
Y volvió a perderse en la obscuridad de su sueño. Hasta que algo lo despertó, un llanto, era una niña, ¿porqué lloraba? ¿En dónde estaba? Se levantó y caminó hasta dar con la fuente de aquel llanto. Una niña pequeña estaba entre los arbustos abrazando sus piernas. ---Hey que te pasa.
Su voz había sonado más suave de lo que esperaba. En si solo quería que ella se callará, pero verla en ese estado le partía el corazón. Y no tenia la más mínima idea del por qué
-No encuentro a mi mamá -. Sollozo la pequeña de cabello peliplata. Ban la miro con ternura. Se inclinó y suspiro.
---¿Quieres que te ayude a buscarla?
La niña asintió. Ban le tendió la mano, pero la niña negó. ---Me duele el pie.-- Ban suspiró nuevamente
---Entonces te cargo---. Ban lo dudo antes de decírselo, pues no quería demasiados problemas. Si tan sólo confiara en los policías, les daría al pequeño problema en que estaba por meterse. Pero no confiaba en ellos.
La niña levanto los brazos y Ban la cargo. Aquella niña hundió su cara en la chaqueta de Ban. Cosa que le dio cosquillas.
---Huele a menta señor.
---Eso me dicen.
---Mi mamí dice que así olía papá. Que es lo que más le gustaba de él
---¿Enserio?---. Sinceramente a Ban no le interesaba mucho esa historia, pero había algo que se le hacía familiar.
---En donde viste a tu madre por última vez.
---Estábamos con Nashi, yo empecé a seguir una mariposa. Y me perdí.
Ban suspiró. Estaba seguro de que tardarían un buen rato en encontrar encontrar a su madre.
---¿Y tú padre, dónde esta?
---No lo sé---. Ban se extraño, ---Mami dice que aún es pronto para conocerlo.
Ban no supo que responder ante eso.
Estuvo mucho tiempo con la niña, le compro un helado, caminaron mucho tiempo por el parque. Ella le dijo su nombre, Killia. Y fue cuando se preguntó si aquella voz desesperada que llamaba a su hermana, era la madre de esa niña y no su perico. Como la había pensado en su sueño
Suspiró con cansancio. Durante todo el tiempo que había estado con aquella niña de ojos miel, no había podido dejar de pensar en Jericho. Su corazón no había dejado de latir tan fuerte. Porqué, no lo sabía. Pero le gustaba esa sensación. Le gustaba y la odiaba
Tal vez era momento de formar una familia. De tener hijos. Como su perico le había pedido. Pero como lo haría si solo quería estar con su perico. Solo deseaba tener una familia con su perico.
---Señor, se encuentra bien
---A qué---..
---Se ve triste.
---No es nada, sigamos buscando a tu madre.
---Ya puedo caminar.
---Está bien---. Ban la bajó, ya estaba cansado, pero al hacerlo sintió un vacío en el corazón.
Caminaron algunos minutos más hasta que finalmente, se escuchó el grito de alivio de una mujer. ---Killia
La niña se reunió en los brazos de su madre.
---OH mi niña, en dónde te habías metido.
---Perdón mamí.
---Killi, tu madre estaba muy preocupada, que bueno que estés bien.
---Lo siento Nashi
---Gracias por traerla---. Volvió a hablar Nanashi. Pero nadie le hizo caso, pues el hombre que había llevado a killia y la madre de esta, no dejaban de mirarse fijamente, ambas miradas muy sorprendidas, pero la de ella muy angustiada.
-Jericho...- Murmuró Ban.
La mencionada se levantó con la niña en brazos se acercó a Nanashi. Eso no podía estar pasando, no aun. No así.
El hombre pelinegro tomó a Jericho de los hombros al verla tan perturbada. ---¿Princesa, te sientes bien?
---Yo...
---Mami-. Le hablo killia
---¿Mami?-. Ban no podía con aquello.
Él estaba preocupado por ella. Durante años la espero. Y ella tenía una hija.
Porque volvía para herirlo de esa forma. Porque no se quedo lejos.
Si ya no estaba para él. El no necesitaba verla así
Era verdad que necesitaba verla, saber que estaba bien. Pero no de esa forma. No necesitaba saber que ella si había continuado.
¿Qué deberían hacer o decirse?
Fueron bastantes minutos en silencio incomodo. Hasta que Jericho lo rompió. ---Gracias por traerme a mi hija. Tengo que irme.
Jericho no espero más y camino lo mas lejos que pudo. Prácticamente corrió con la niña en brazos. Y conteniendo las ganas de llorar.
Huyendo de él y de las ganas de arrojarse a sus brazos. Pues no sabía si el estaba con alguien, si lo sabia. Pero no quería aceptarlo, porque el verlo días atrás con aquella mujer rubia, le había partido el alma. Pero ella no podía decir ni reclamar nada, pues había sido ella quien le pidió que continuase su vida. No tenía derecho a molestarse
Se detuvo algunas cuadras después al percatarse de que su hija le hablaba y Nanashi no le seguía. ¿En dónde se había metido él?
Pues Jericho no se había dado cuenta de que ambos hombres se habían quedado parados retandose con la mirada.
Nanashi fue el primero en dejar de mirarlo. ---Gracias por encontrar a nuestra pequeña---. Fueron las palabras de aquel hombre antes de irse.
Ban se quedo parado odiando las palabras dichas por aquel hombre. Ese 'nuestra pequeña' debió ser de él. Debió decirlas él, por qué ese imbécil podía decirlas. Porque quería arrojarse de un barranco y morir.
Claro, la mujer que amaba, ahora estaba en brazos de otro. Tenia una hija y estaba con otro. ¡Maldita vida!
Ban sentía que había vuelto al principio. Cuando Jericho se había ido y no sabia que rumbo tomar. Ahora que la había encontrado con otro, empezaba a dudar de que ella lo había amado en algún momento. Empezaba a dudar de las palabras de su carta , empezaba a dudar de el supuesto peligro en que ella había estado. Estaba casi seguro de que se había ido por aquel imbécil.
Arrojó la botella, sobresaltando a quien entraba a su departamento. ---¡Ban!. ¿Qué estás haciendo?
Escucho esa voz chillona y dulce. Proveniente de la pequeña chica rubia, hermana de su amigo
---Qué haces aquí, Elaine
---Hace días que no te vemos. Me preocupe por ti
---Vete de aquí, y no molestes.
---Ban, qué fue lo que paso, por qué te alejaste.
---Eso no te incumbe niña. Largate.
---Me preocupas Ban, y quiero ayudarte.
---¡Porqué estás aquí! ¡Vete y déjame en paz. No seas una molestia!
---Por qué te amo.
---Pero yo no.
---Lo sé. Sin embargo, siempre estaré aquí para ti.
Al estar con ella, recordó cuando Jericho estaba con él. Su primer beso había sido en una situación similar. Cuando su padre murió. Jericho le había dicho las mismas palabras. ---Te amo, aunque tu me veas como una hermanita. Yo no puedo con estos sentimientos. Tú lo sabes mejor que nadie. Te amo.
Probablemente en aquella ocasión sólo estaba muy triste. Pero la acorraló contra la pared y la beso. Y se había vuelto muy adictivo, con hacerlo una vez, quiso seguir haciéndolo el resto de su vida.
Finalmente Elaine le ayudo a salir. En verdad esa chica era mejor que nadie. Y él la había rechazado.
Era la tercera vez que salían, y se estaba divirtiendo. La primera vez que habían salido, a él no le interesaba en lo más mínimo. Era un verdadero cretino y después de que Jericho se fue. Necesitaba algo en que distraerse. Más cuando su amigo estaba tan ocupado con su novia. Sí, Elaine solo había sido un pasatiempo. Pero eso podía cambiar.
---Ban, vamos a la rueda de la fortuna
Ban no dijo nada y la siguió. La rueda de la fortuna, algo muy cliché para las parejas. Algo que nunca le gusto a Jericho. La primera vez que la llevó ahí lo había arrastrado a los carritos chocones. Y después al gotcha.
Después de la rueda de la fortuna lo llevo por un helado. Y quería ir al carrusel. Ban le dijo que en definitiva no se subiría a ello. Pero ella lo arrastró. Se estaba divirtiendo, que podría salir mal. Sí, había algo que lo arruinaría.
Ella estaba ahí, con aquella niña. La niña miraba a su madre, con una gran sonrisa. Hasta que alzó la mirada y lo vio a él
Levanto su pequeña mano y lo saludo. ¿En verdad era para él?
¿Porqué su corazón palpitaba y dolía a la vez? Cómo era que aquella niña lograba esas emociones en él. Si era la segunda vez que le veía.
Jericho no se dio cuenta de su presencia y eso sólo lo molestó. Tomó a su acompañante del brazo y la arrastró fuera de ahí.
Solo suplicaba por no volversela a encontrar.
Jericho suspiró, estaba segura de que le daría un infarto. Tenia que buscarlo,se lo había prometido a su hija. Pero como hacerle, si el llevaba días evitandola. Cada que la veía, se alejaba. Huía de ella. Entro a el lugar donde sabia que trabajaba, tomándo la mano de su niña y del otro lado Nanashi. Quien dijo que le haría el favor de cuidar a Kilia mientras hablaba con él. Fueron a sentarse y busco con la mirada a la persona que buscaba.
Estaba sentado junto a ella, ¿por qué ella siempre tenía que estar junto a él? No podía dejarlo solo aunque fuera un momento.
Y ahí estaba su momento. La chica se levantó y fue al baño. Ella se acercó sigilosa y con paso seguro a donde estaba él.
---Hola Ban, podemos hablar
El mencionado se sobresalto al escucharla, pero no lo demostró
---No---. Su respuesta fue tan seguro, un gran golpe para ella.
---Qué...
No supo que decirle, sabía que podía estar molesto, pero no esperaba esa respuesta.
---Yo necesito...
---No me interesa que necesites. Solo déjame tranquilo.
---Ban, por favor.
---No---. Ban no se detuvo y le gritó atrayendo la atención de varias personas. ---Yo no tengo nada que hablar contigo.
---¡Pero yo sí!---. Sentía que en cualquier momento lloraría, pero no lo haría. No podía.
Ban sonrió con sorna y la miró. ---Te dije que no.
---¡Maldita sea Ban! ¡solamente escúchame! ¡No tienes que hablarme! ¡Solo escúchame, por favor!
Jamás la había escuchado suplicar de esa forma. Pero tenia mucho coraje y no cedería.
---¿Qué quieres hablar? ¿Quieres hablar acerca de cómo te fuiste con otro? ¡De como te largas te sin decirme nada! ¡de cómo fue tan fácil para ti, jugar con lo que teníamos!
---¡No fue así!
---¿Ah no?
---¡Te fuiste por más de cinco años Jericho!
---¡No tenia elección!
-No....Entonces ¿ Te obligaron a irte con aquel idiota?---. Irónizo
---¡Ese idiota era mi hermano!
---¡No me mientas. Joder! Ambos sabemos que ese idiota no era tu hermano. Te fuiste con un imbecil y ahora tienen a una estúpida niña.
Ban sintió amarga la boca al decir aquellas palabras. Aquella niña no tenia la culpa de nada, pero estaba furioso
Vio la furia en el rostro de Jericho, y segundos después sintió un puñetazo que lo mando atrás, haciéndolo caer al piso.
---Kilia es tu hija maldito idiota---. Las palabras de Jericho lo dejaron helado. Eso como podía ser.
Jericho se dio la media vuelta. Salió del lugar hacía el parque en donde le esperaba nanashi y su pequeña. La niña jugaba en los columpios. Ella no aguanto más y se refugió en los brazos de Nanashi. Como ese idiota se atrevía a insultar a su más grande tesoro. Porque le despreciaba tanto. Lloro varios minutos en el pecho de Nanashi.
No sabiendo que hacer. Le había prometido a su hija que pronto conocería a su padre. Pero el desprecio de las palabras de Ban... ¿Qué le diría a su niña? Si tan sólo ella hubiera podido quedarse junto a Ban.
No, ella no podía hacerlo. Porque lo amaba, sabía que fue lo mejor el haberse ido. Pero... era difícil contener sus sollozos. Y sólo suplicaba porque Killia no la viera
Las palabras de Jericho resonaban en su cabeza "Es tu hija " eso no podía ser cierto. Se habían cuidado, siempre habían sido cuidadosos. Ella era muy cuidadosa. Aunque sabía que Jericho jamás le mentiría. No de esa forma. Entonces ¿por qué era tan difícil de aceptar? Si era su hija. Porque no volvió antes.
Antes había llorado, embriagado sus penas. Pero en esa ocasión, simplemente no podía dejar de llorar, no sabia porque, ni siquiera sabias si era felicidad, coraje u otra cosa. Simplemente estaba llorando. Elaine se había ido hace horas. Y desde que ella se fue, solo pudo llorar.
Jericho tenia razón. Si necesitaban hablar. Pero ella no le había dicho dónde encontrarla. Simplemente se había ido corriendo
Sin decirle nada.
No sabia dónde encontrarla. Tal vez ¿en un hotel?, ¿tendría alguna casa?
¡Maldición!. Llevaba días en su búsqueda y nada. Comenzaba a creer que ella se había ido. Que lo había dejado nuevamente, y no podía hacerlo, no cuando le debía tantas explicaciones. No cuando comenzaba a tener la esperanza de volver a estar a su lado, no le importaba que estuviera con otro. Había sido suya y lo sería siempre. De eso no tenia dudas.
Aunque primero tenia que encontrarla
La nieve empezó a caer. Si, estaban en esa época del año en que todo se pintaba de blanco y hacia un maldito frío. La época favorita de Jericho. Aunque no entendía su inmensa alegría mientras el se moría de frío. Aunque en ese tiempo, siempre la convencía de estar la mayor parte de su tiempo en la cama. Con el magnífico pretexto de que tenía frío y ambos necesitaban mantener el calor. Podía tenerla en sus brazos y tenerla para él cuando quisiera.
Caminó un par de cuadras más, era momento de regresar, pues habían pronosticado una tormenta de nieve y encontrar taxi no sería nada fácil, por suerte para él, no vivía muy lejos y podía volver caminando.
Volvió casi sobre sus pasos, tomando alguna otra calle, para cortar camino. ---Mami, vamos a casa. Tengo frío
Esa voz, ¿en verdad eran ellas? En verdad estaban a una esquina de su casa. Jericho sabía que vivía ahí, sería acaso una táctica para encontrarlo.
Se dirigió hacia ellas. Tenía que ser una señal el que aquel sujeto no estuviera con ellas
---Jericho---. La mencionada giró, estaba pálida por la sorpresa
---¡Ban!---. Dijo en un susurro. La niña le sonrió
---Hola señor--- le saludo killia
Ban tuvo el impulso de cargarla y abrazarla, refugiar la contra su pecho pero lo contuvo. No sabia como se lo tomaría. Aunque si era suya tenia todo el derecho de hacerlo.
---Mami tengo frío, vamonos a casa.
Jericho revisó las cosas que tenia en sus manos y suspiró. ---Ven aquí. Jericho la cargo como le fue posible con todas las cosas que llevaba.
---Vamos a casa---. Repitió la niña.
---Vamos.
---No encontrarás algún taxi en varias horas Jericho. Son muy pocos quienes se arriesgan a salir en estas condiciones.
---Lo sé Ban.
---Empieza a nevar.
---¿Qué quieres?
---Tu lo dijiste el otro día. Necesitamos hablar.
---Me lo dijiste ese mismo día. No tenemos nada de que hablar.
Ban se puso frente a Jericho. ---Se que fui un idiota, pero hablemos Jericho.
Ban no le dio opción tomo a Killia de los brazos de Jericho.
---Ban que haces---. Jericho se asustó ante tal acción de Ban. No podía quitarle a su bebe
---¿Sr..?
---No te preocupes, Killia. Estoy ayudando a tu madre. Voy a llevarlas a un lugar caliente.
Tomó a jericho de la muñeca y empezó a tirar de ella. Jericho miró asombrada el edificio. Porqué después de tanto tiempo el seguía en ese edificio. cientos de recuerdos se adueñaron de su mente. Y quiso llorar.
Ban le cedió el paso y ella entró. El lugar no estaba muy ordenado, típico de Ban. Quien diría que ni con el tiempo el cambiaría. Al menos en eso, porque estaba más maduro. Jericho bufo, odiaba el no poder controlar esos pensamientos respecto a Ban. 'Tiene pareja, Jericho, recuerdalo'
Se recriminó
Ban suspiró antes de dejar a la niña. Por primera vez un sentimiento de perdida lo embargó. Cómo negar que era su hija, si se parecía tanto a él. Y estaba más furioso con Jericho, por no permitirle estar a su lado y verla crecer
Más le valía tener una muy buena explicación. Y ni eso podía disipar su furia.
Ban encendió la calefacción y dejo a la niña en el sofá. Prendió la televisión y le cedió el control. -Deja todo en la mesa-. Le pidió a Jericho
La sentó en una silla, alejados de la niña, quien aún los mirábamos
Jericho se acercó a ella y le sonrió ---El sr Ban y yo tenemos cosas que hablar.
---Lo conoces
Jerixho asintió -¿De qué van a hablar?
---Cosas de adultos...
---Vamos a hablar de tu papá -. El rostro de la niña se iluminó al escuchar esas palabras . Jericho le dio una mirada fulminante, la cual el peliblanco ignoro.
Killia quería escuchar, pero sabía que su mamá se lo diría después. O eso esperaba.
---Comienza---. Le exigió
---Tu eras quien quería hablar
-Pero tu eres quien me debe una explicación.
'Mierda' pensó Jericho. Pues el tenia razón.
---Empieza por el motivo de tu partida.
Jericho permaneció callada, pues no sabia que decirle.
---Quiero la verdad. No me importa que fue, quiero saber lo.
---¿Recuerdas todo lo que sucedió el ultimo mes en que estuvimos juntos?
---Recuerdo muchas cosas Jericho.
Jericho soltó otro suspiro.
-El tiroteo en la plaza, el choque a un auto.
Ban lo recordaba, el sabia que todos esos incidentes no eran casualidad. Pero Jericho insistía en lo contrario.
---Tu tenias razón. No eran causalidad ---. Ban pudo sonreír, el que Jericho le diera la razón era totalmente nuevo. Pero no se sentía bien, pues sabía que había estado en peligro. --- No se si recibiste mi carta Ban.
---Si lo hice. Varios años después. Gracias por haberte preocupado---. Irónizo
A Jericho le molesto y lastimó la ironía de Ban.---¡Mierda Ban!, por que no quieres entender que me fui para protegerte.
---No necesitaba que me protegieras.
---¡Y yo no necesitaba saber que podrían lastimarte por mi culpa!---. Jericho suspiró intentando calmarse.
---Demonios, quieres saber sobre Killia no es así, vamos a hablar de ella.
---pues empieza.
---No supe de mi embarazo hasta tres meses después de irme. Pero ya no había vuelta atrás.
---Qué quieres decir con eso, Jericho. Pensabas en deshacerte de ella.
-No me refería a eso, Killia a sido lo más importante para mi desde que supe que venía.
---¿Entonces que querías decir?
---Que ya no podía volver contigo. Mi hermano y yo estábamos muy lejos de aquí. En el oeste de Asía
Ban suspiró, así que ahí había estado todo ese tiempo. En Asia
---Ahí conocí Nanashi.
---No me interesa el nombre de tu pareja.
---Nanashi no es mi pareja, era de mi hermano.
Ban casi se ahoga con su saliva al oír esas palabras.
---¡Qué!--.
---Nanashi era... es la pareja de mi hermano Ban, el nos dio refugio en su casa.
En verdad que eso no se lo esperába. Siempre había considerado a Gustaf como un hombre, que le gustaban las mujeres. Incluso estaba seguro de que le gustaba Guila. Aunque ese no era lo importante.
---Después que
---Estuvimos ahí durante dos años y después nos encontraron. Y volvimos a irnos a América. Killia es muy inteligente y sabe adaptarse. No entiendo de quien lo saco. Ella ha crecido bien Ban. Siempre le hable de ti. Quería que en algún momento la conocieras.
---¿Porqué no volviste antes?
---No podía volver hasta saber que todo estaba bien. Hasta que todo se resolviera.
---¡Maldición Jericho!. Crees que esto me hace sentir mejor, me perdí los primeros años de su vida por tu egoísmo.
Jericho suspiro pesadamente. Ella había sido bastante egoísta con su hija, pero siempre deseo que el la conociera.
---Lo siento mucho Ban, pero, yo no quería estar lejos de ella. Se que fue egoísta de mi parte, el mantenerla ami lado aun con el peligro en el que pude ponerle. Pero sí, fui muy egoísta. Y lo siento. Era todo lo que me quedaba de ti, y no quería estar lejos de ella.
Ban suspiró, porqué Jericho le hacía. Si era venganza por todo el tiempo en que le trato como basura, había cobrado con creces. Ella sabía bien qué no quería hijos, pero si lo tenía, porque ocultarselo de esa forma.
El silencio rodeo a ambos durante mucho tiempo. Hasta que fue roto por una pequeña vocesita.
---Mamá teno hambe---. Jericho supo que su hija estuvo a punto de quedarse dormida, a pesar de su corta edad, ella podía decir las palabras bien. Excepto cuando acababa de despertarse. O estaba por dormirse.
---Prepararé algo para comer---. Le dijo Ban a Jericho. Ella no pudo replicar, su hija le extendió los brazos para que la cargará.
Hacía demasiado frío, por ello su pequeña buscaba el calor que ella podía proporcionarle.
Jericho la abrazo fuertemente, ella era más parecida a Ban, de lo que le gustaría admitir.
Estuvieron así varios minutos, hasta que Ban puso la comida frente a ellas. Ninguno de los adultos tenia hambre, así que prácticamente, Killia fue la única en comer.
-¿Mami ya nos vamos a casa?
Kill la miró con ojitos suplicantes.
---No pueden---. Respondió Ban ganándose una mirada temerosa de la niña.
---Poque-.
---Hay una tormenta afuera. Es peligroso que salgan ahora.
---¿Y dónde nos vamos a quedar?
---Hay una habitación dónde te puedes quedar.
---¿Y mi mamá?
---También.
---Puedo seguir viendo la tele?-. Con cada palabra que salía de la boca de la niña, su corazón latía. Como le haría para contenerse y no tomarla en brazos. Refugiarla contra su pecho y sobre todo para no ponerse a llorar frente a ellas.
Una parte de él quería odiar a Jericho por haberle impedido estar a su lado, pero el amor que albergaba a ella. Era demasiado que no le permitía odiarla. Si no todo lo contrario. Quería demostrarle cuanto la amaba.
Ambos adultos miraron a la niña, quien veía la televisión un tanto adormilada. Ya era tarde cuando llegaron, más el tiempo ahí. ---Ban, Killia ya debería irse a dormir, es tarde para ella. Dime, dónde podemos dormir.
Ban suspiró, a la mañana siguiente podrían hablar.
---Ban se acercó a Killia, la niña la miró y le sonrió. --- Vamos, es hora de dormir.
La niña asintió y Ban la cargó. Killia tenia un olor muy dulce, no era como el de Jericho. El de ambas era dulce y nada ostigoso, pero el de ella era más delicado. Debió haber sido hermosa desde que nació. La pegó más a su pecho. Ahora que sabía de ella, no podía dejar la ir. A ninguna de ellas.
---Es un cuarto infantil-. Murmuró Jericho sorprendida. Ban la miró y asintió.
---Lo sé. Meliodas y Elizabeth lo acondicionaron para su hijo. Le gusta pasar el tiempo aquí.
---Ya veo-.
La cama era pequeña. Jericho suspiró, cabrían ambas con mucha dificultad. Killia tenía muy mala postura para dormir.
Ban la dejo en la cama y la arropó. Había cuidado muchas veces de el hijo de Meliodas. Eran los únicos días en que podía estar sobrio sin problemas. El resto del tiempo era un verdadero martirio. Sobretodo el ir a trabajar. Pero si no trabajaba. No había dinero para el alcohol.
---Ya tienes sueño---. Preguntó Ban.
---No-.
---Aun tienes insomnio-. Jericho no respondió, pero no era necesario. El sabía la respuesta.
Ban preparó café y se sentó frente a ella.
---Por qué nombrarla como mi hermana
Jericho lo miro y sonrió
---Recuerdas cuando me contaste de ella. Desde ese momento supe que en verdad la adorabas. Y me dije que si algún día teníamos a una hija ese sería su nombre. Cuando supe de mi embarazo, a mi no me importaba lo que fuera. Solo deseaba que estuviera bien. Deseaba que todo terminará pronto para así poder volver a tu lado. Pero conforme pasaron los años. Entendí que ya no había vuelta atrás. Probablemente tu ya estaría casado y tuvieras otros hijos.
---Jericho...
---Y ella seguía insistiendo que quería conocer a su padre. Es un derecho que yo no puedo negar les. A ninguno de los dos.
---No lo negaste por años.
Jericho se hundió en su silla, no sabia como hacerlo entrar en razón. Y quería ponerse a llorar de la frustración que sentía en esos momentos.
---Creó que es mejor que vaya a dormir.
Jericho se puso de pie y camino hacia la habitación cuando sintió unos brazos abrazar su cintura.
Ban la estaba abrazando y hundía su cara en la curvatura de su cuello. ---Aun estando aquí te siento tan lejos.
Jericho se tenso al oír eso.
---Ban---.
Ban la giró y tomó su mentón. ---Han pasado solo cinco años y yo sentí que fue una eternidad
Se acercó lentamente hasta sus labios. Y le dio un beso. El beso más tierno que había compartido con ella, pero no fue mucho. Quería expresarle todo lo que la había extrañado y todo lo que la deseaba.
Jericho estaba sorprendida, aun así no dudo en seguirlo el beso. Y encargarse de que no se alejara. Se aferró a él. Y él a ella.
Como Ban se había dicho, había sido suya, y volvería a serlo. Porque ellos debían estar juntos.
Ban la guió a la habitación. A su habitación de ambos, porque siempre seria así. Era cierto que en esos cinco años estuvo con otras mujeres. Pero nunca en su habitación, esa solamente era de ellos. Ninguna mujer había pisado esa habitación y a decir verdad aquella casa.
A excepción de sus amigas como lo era Diane y Merlín. Y claramente Elaine. Pero ella era lo de menos en ese momento
Hubiese querido hacerlo lento como la primera vez, pero estaba desesperado por sentirla de nuevo. Y el hecho de que ella estuviera tan dispuesta lo hacía mejor.
Acarició y beso cada centímetro de su cuerpo. Sus cuerpos encajaban tan bien, era un vaivén único. Una danza que ellos eran los únicos en realizar
Sus gemidos era todo lo que ban necesitaba.
Se aferró a ella para dormir. Ella no se marcharía de ahí sin antes despertarlo
Tardo un segundo en orientarse al despertar y todo lo que había pasado vino a su memoria. Busco a su lado rápidamente pero no estaba. Ni siquiera había señales de que haya estado ahí. Un amargo sentimiento lo embargó, no pudo haber sido un sueño. Había sido tan real, no pudo imaginarse todo una noche a su lado. No pudo imaginarse a ese hermoso y pequeño ser llamado Killia. Una lágrima de tristeza frustración e irá empezó el recorrido por su mejilla.
No podía a ponerse a llorar. Se levantó a por una cerveza. Abrió la puerta y un delicioso aroma inundaba el lugar. Y después la vio. El amor de su vida estaba parada frente a la estufa viendo a esa hermosa niña.
---No hagas mucho ruido, aun hay alguien durmiendo.
La niña asintió muy entusiasta. Y siguió comiendo los panqueques que su madre había preparado.
---OH buenos días Ban. Espero y no te moleste. Tome algunas cosas para preparar el desayuno.
Sus pies lo guiaron hasta a ella. Y la abrazo, no había sido un sueño. Ellas estaban ahí, en su casa. Su hija estaba ahí.
Jericho se sentía extraña y dichosa entre los brazos de Ban. ---No te dije que no te levantarás hasta que yo lo hiciera
---Tenía que ver a Killia.
---Porque no has vuelto a la cama después. El desayuno pudo esperar-. Ban tomó el mentón de jericho y se acercó a ella hasta besarle.
Escucharon el grito de sorpresa que dio la niña y Jericho se alejo. -Porqué lo besas mamá.
Por un segundo Jericho quiso golpear a Ban. Para después explicarle a su hija lo que estaba pasando. Pero el fue más rápido
---¿Te molesta que tu mama y yo nos besaramos?
-Este yo... Mamí dijo que pronto conocería a mi papá y yo creí que íbamos a estar con él.
---Pero ya conoces a tu papa---. Le habló Ban con voz calma. Y la niña le miró confundida.
---¿Cuándo?
---Yo soy tu papá---. Jericho no sabia como intervenir ante esa situación. No era como había planeado que se desarrollará esa conversación.
La niña lo miró unos segundos. ---No es cierto-.
---Por su puesto que lo es. Por qué no lo crees.
---Entonces por qué no me lo dijo cuando me vio.
---Por que no sabia que eras tú. Porque no imagine que fueras tan hermosa.
La niña se ruborizó ---Y mi mamá, porque no la beso en cuanto la vio-. Dijo la niña sollozando. Jericho sonrió, aun se preguntaba de donde había sacado lo cursi. Y esas tantas fantasías románticas.
---Porque no la había visto en años y no imagene que se hubiera puesto tan hermosa.
Jericho se sonrojo y la niña sonrió. Se arrojó a los brazos de Ban y empezó a sollozar. Ban la recibió y la abrazó fuertemente, también estaba a punto de ponerse a llorar junto con la niña. Tal vez jamás podría olvidar el hecho de que Jericho le ocultará a su hija. Pero, podía vivir con ello. Porque teniendo a ambas a su lado. No importaba nada más
Y... Fin? ?
No se ni en que día vivo pero al fin aquí nueva publicación. Intento publicar los viernes pero habrá ocasiones como esta en que publicaré después, solo porque soy muy mala con los tiempos..
Sin más, gracias por leer y espero haya sido de su agrado
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