Sólo con él
Llevaba días sin dormir... no entendía que le pasaba. Ni entendía que estaba pasando. Llevo una mano a sus labios, ¡cómo había pasado!
Ellos, siempre que se veían discutían. No importaba en donde, siempre terminaban peleando.
Desde la primera vez que se vieron cuando ella ingreso a esa escuela.
Ella había estado caminando, bastante desorientada. Hasta que choco con él por accidente.
-Fíjate por dónde vas.
-Fuiste tu quien me golpeó_. Rebatio ofendida.
-Tu te atravesaste en mi camino.
-¡Tu altura de jirafa debería ayudarte a ver por donde vas!-.
-Nunca miró hacia abajo-. Ella apretó sus puños, era su primer día, un idiota aparecía frente a ella. Y no podía golpearlo o se metería en problemas. Que situación tan frustrante. Ella bufo e intento pasar a su lado, no tenía tiempo que perder con aquel idiota. Pero al intentar hacerlo él volvió a cruzarse en su camino tapándole el paso.
-Hazte aun lado-. Ordeno molesta
-Sí te disculpas primero-.
-Por qué abría de hacerlo.
-Por qué eres una molestia-. Ese chico era mas que frustrante.
-Hazte aun lado-. Volvió a exigirle.
-Sí no qué-. Ella intento pasarlo varias veces hasta que lo tomó del brazo y ella misma lo apartó. Esperaba no volver a encontrarse con ese idiota.
Su primer encuentro no habia sido bueno. Tampoco los siguientes. Mucho menos cuando se entero que era uno de los sujetos más populares de la escuela. El grupo de los pecados capitales. Y para mejorar la situación, estaba en la misma clase que su novia.
Era su novia quien había iniciado la mayoría de las peleas. Siempre la provocaba cuando estaba cerca de él. Y quien le crería a ella, si la pequeña, dulce y frágil Elaine. No lastimaría a una mosca. Esa chica era muy falsa.
Y fue precisamente por ella que terminaron castigados.
Después de que aquel sujeto rompió su teléfono. Robó su reloj, saqueo su casillero. La insultó , y después de soportar a su noviesita. Finalmente desquitó su furia y frustración a mitad del comedor. Después de que le lanzó su pudin y ella fue a reclamarle y el se metió, ella le estrelló su puño en la cara. Ya estaba cansada de él, De Ban (Con quien se topó por accidente y estaba frustrando su vida) y de su pequeño insecto, Elaine.
El golpe lo lanzó atrás, tiro a Elaine y los lleno de comida, dulce venganza. Pero eso no se quedo así, pues el le lanzó un poco de puré. Y ella se lo regresó. Eso conllevó a ambos a un castigo.
Había sido durante el castigo que hablaron por primera vez. Habían estado durante horas limpiando la cafetería, ellos dos, solos. Tratando de ignorarse el uno al otro la primera hora.
-Golpeas bien-. Ella lo miró incrédula. Tras la primera frase de él.
-Deja tus burlas y apresurate. Eh perdido el transporte ya. Y no estoy de humor para escucharte.
-Yo no me burló de las personas.
-Sólo de mi-.
-Fuiste tu la que empezó con esto
-¿Yo? A casó soy yo la que te ha hecho la vida imposible desde que llegaste. A casó soy yo la que hizo que todos hablarán a tus espaldas.
-Fuiste tu la que apareció en mi camino-.
-Pues perdón, su real majestad. Por haberme atrevido a chocar con usted-. Hablo con sarcasmo mientras llevaba las bandejas al lava platos.
-Con una reverencia me basta-. Jericho lo ignoró. Sabía que si le hacía casó las cosas se pondrían feas.
Jericho lavaba los platos, y no eran pocos. Giró a ver a Ban quien estaba recostado sobre una mesa y eso solo hizo molesta a Jericho.
-A su real majestad se le maltratara el manicura, si se pone a hacer algo-. Hablo con fastidio.
-Para eso su real majestad tiene criada -. Jericho abrió los labios, ¡aquel imbécil la había llamado criada!
Tomó un poco de agua y se la arrojó. El se levantó de golpe. Jericho esperaba uno de sus ataques verbales o uno físico, como hacia siempre, cuando la veía y la empujaba o provocaba que se cayera. En su lugar recibió agua. El había contrata atacado, y eso no se quedaría así. Se corretearon por la cafetería. Intentando mojarse el uno al otro. Hasta que finalmente Ban tropezó con el trapeador, y calló al suelo. Jericho no pudo evitar reírse, había sido gracioso. Él la miró un tanto ofendido la halo de la mano, provocando que cayera a su lado. Ella no dejo de reírse ni un solo instante.
Y en algún punto se lo contagio.
No habían hablado de manera decente, pero había sido bueno para ambos. Cuando terminaron de limpiar la cafetería, después de muchos tiempo ya que estuvieron payaseando todo ese tiempo, fueron juntos, entre risas, a los vestidores. Cada quien entro al que le correspondía.
Ambos salieron con una sonrisa impregnada en el rostro, gesto que desapareció de su cara cuando vieron a los amigos de Ban en el lugar. Su noviesita se le pegó como garrapata y la miró con desprecio. Ella le ignoró como usualmente intentaba y siguió su camino a casa. Su hermano y el transporte ya se habían ido, así que le tocaba caminar mucho.
Su vida cotidiana, no cambió mucho. Las peleas siguieron, pero, eran distintas, todo fue distinto. Pues se volvieron más en broma. Solo entre ellos, aunque para el resto del mundo seguían siendo rivales, eran como perros y gatos.
Había momentos en que no debían estar discutiendo o peleando. Cuando ambos estaban solos y no había nadie. Habían aprendido a estar juntos sin discutir.
Jericho solía ir a la azotea de la escuela. Sabía que estaba prohibido y cerrada con llave. Pero durante uno de sus castigos encontró la llave. Así que no era ningún problema para ella ir a el lugar. Nadie la buscaba ahí, porque sabían que nadie podía entrar. Ahí podía tener la paz que tanto anhelaba, nunca pensó que esa tranquilidad podía verse frustrada. Por la única persona que podia frustrarla.
Cuando escucho abrir la puerta se sobresaltó e intento esconderse, no es como si hubiera muchos lugares donde hacerlo . Sabía que la única persona que podia ser era algunos de los conserjes. Pues aparte de ella eran los únicos que poseían llave del lugar y la única forma de abrir esa puerta era con llave. Sin contar a quienes fueran capas de forzarla. ¿Pero había alguien con esa habilidad?
Se escondió aun más cuando vio a la persona. Claramente no pensó en la persona que había saqueado su casillero. Porque era el mismo imbécil. Suplicó porque no la viera. Hubiera preferido aun conserje, su castigo seria menos severo.
Lo vio mirar por todos lados y finalmente dibujar una sonrisa. Esas sonrisa, era su sentencia. Que mala suerte.
-No conozco a nadie que pueda entrar en lugares tan pequeños.
Jericho estaba escondida en el pequeño espacio que quedaba entre la pared y el gran contenedor de agua.
Recargo su cabeza en el contenedor. -Sólo puedes hacer de cuenta que no has visto nada. Y puedes desaparecer.
El sonrió de lado. -No-. Si bueno, eso hubiera sido excelente y sencillo. Y sabía que con el nada era sencillo.
Jericho salió de su escondite y se paro a varios metros de él. -Así que este es tu escondite-. Jericho tomó asiento en la pequeña base que sostenía el contenedor de agua. -Sabes que esta prohibido, ¿Verdad?
-Por ello es el mejor lugar para estar sola-.
-Sí alguien se entera estarás en grave problemas, además... ¿cómo entras?
-Sí quieres decirle a alguien dicelo. Pero déjame en paz...
-No es necesario decírselo a alguien. Con que uno lo sepa, creo que es suficiente
-Habla.... ¿qué es lo que quieres?-. Estaba segura de que la única forma de mantenerlo callado era dándole lo que quería.
-Este lugar es tranquilo... me gusta.
-No-. Había entendido lo que el imbécil de Ban quería, quería ese lugar.
-Entonces prefieres que le de aviso a algún profesor... tal vez a algún prefecto.
Sabía jugar sus cartas. No podía darle alguna queja a los prefectos. Hendrixon era uno de ellos, Hendrixon era un buen amigo de la familia y mantenía a sus padres informados de su comportamiento. El imbécil frente a ella lo sabía por qué había escuchando a Hendrixon regañandole.
-Odio tu avaricia-. Ban sonrió ante esas palabras. Jericho había accedido.
-Esperó que no te moleste si fumo un poco
-Esto es un espacio mide unos 30 metros cuadrados. Puedes usar uno de los extremos, y no me molestes.
Jericho se puso de pie... y camino a la puerta.
-¿Ya te vas?.
-Terminaste de arruinar mi paz. Si. Ya me voy.
Jericho esperaba que el no volviera. Pues no tenía la llave del lugar. Pero cuando volvió al tercer día, él estaba ahí.
Hizo lo posible por ignorarlo los primeros días, aunque termino por acostumbrarse a él. Y termino resignandose cuando la llave comenzó a trabarse. El seguía forzando la puerta. Y de seguir así, terminaría por arruinar la chapa.
Así que antes de irse a su próxima clase, se detuvo a hablarle.
-Cretino-. El giró lentamente y alcanzó a atrapar algo en el aire.
-La quiero de vuelta. Déjala sobre la puerta-.
Jericho recuperó su llave y se aseguró de que el no volviera a forzar la puerta.
No solían hablar, pues lo que ambos buscaban era paz. Y cuando se encontraban frente a otros simplemente se trataban como solían hacerlo.
-Por qué veniste a este lugar-. Finalmente le pregunto en una ocasión Jericho.
-Te seguí-. Jericho maldijo por lo bajo. Debió darse cuenta de que la seguían.
Ban había dejado de ir varios días, lo que extraño a Jericho. Y aunque se habían encontrado en los pasillos de la escuela. No le habia dicho nada, por ello pensó que no volvería a ir. Y dedicó su tiempo a hacer lo que normalmente hacia cuando estaba en ese lugar. La azotea de aquel edificio tenía la vista perfecta para el aula de el chico que le interesaba. Fuerte, peliblanco; atractivo. En foco su vista al lugar y vio a Ban. Arruinando su vista, ambos iban a la misma aula. Cuando finalmente se quitó de ahí, pudo apreciar al atractivo chico. Estarossa.
Sabía de la mala reputación de aquel chico. Y probablemente eso fuera lo que más le atraía de él. A parte que desde que lo conoció la había tratado bien. Lo había conocido el mismo día que al imbécil de Ban. Y aunque el aura de chico malo lo rodeaba, se animó a pedirle información. Era un chico tan encantador y la acompaño hasta su salón. Se habían encontrado al día siguiente y le había preguntado que tal le parecía la escuela. Simplemente ese chico le gustaba desde el momento en que lo vio.
Saco su libreta y empezó con su pasatiempo preferido. Dibujar, extrañamente se le daba muy bien. Pero sus padres siempre dijeron que no perdiera el tiempo en esas cosas y lo hacía en secreto. Nadie, absolutamente nadie sabía que dibujaba. .
Estaba terminando el retrato de Estarosa. Llevaba meses trabajando en el, pero por mas que le hacía sentía que no tomaba su esencia. Lo perfecto que el era. Por ello llevaba demasiadas hojas mal gastadas.
Estaba tan concentrada en su dibujo que no escucho el abrir de la puerta. Ni los pasos, solo se dio cuenta de la presencia de alguien cuando estuvo detrás de ella.
-Qué haces-. Su piel se erizó, e intento cubrir el dibujo. Pero ya era tarde, el se lo había arrebatado. Intentó por todos sus medios quitárselo, pero no le fue posible. Ban era mucho más alto que ella. Y finalmente lo vio. Hizo una mueca y después se lo aventó.
-¿Eso es lo que hacías aquí? Acosas a ese idiota.
-No lo acoso. Y Estarosa no es ningún idiota.
-Cómo digas-. Ban se fue a su extremo y encendió su cigarrillo. Jericho se quedó en su lado muy perturbada.
Sintiendo, extrañamente, la mirada de Ban sobre ella.
Finalmente se dejó de babosadas y salio del lugar. No sin antes escuchar la voz de Ban.
-No lo haces mal. Pero... pudiste encontrar algo mejor -. Salió del lugar y una sonrisa se formó en sus labios. Era la primera persona que halagaba sus dibujos. También era la única que los había visto.
Jericho se sintió en confianza para dibujar frente a él. Y en algún punto, empezó a hacerlo con él. Sus dibujos habían dejado de ser cualquier cosa a ser Ban. Cuando Ban empezó a acercarse para ver sus dibujos, ella dejo de dibujarlo a él. Y lo hacía en los momentos que no estaba con el, no quería que el la pillara dibujandole y darle una razón más para sus bromas.
(.......)
La fecha del baile escolar se acercaba. Ella detestaba esas cosas, pero no importaba porque no asistiría. Nunca lo hacía y esa ocasión no sería diferente.
Aunque claramente tampoco se esperaba ser invitada por alguien. Y sólo se preguntaba una y otra vez, ¿porqué el chico que tanto le gustaba tenía que invitarla? El rechazarlo había sido difícil. Pero ya tenía planes... y no podía cancelarlo.
El le había dicho que era una verdadera pena. Pero sería después.
Ban le habia preguntado si iría a aquel baile. Y ella le dijo que no era de su incumbencia. Eso sólo había desatado una de sus tantas burlas, ya que el lo había entendido como un no iré, porque no tengo pareja. Y hasta que el la frustró. Como era común, ella le dijo.
-Dios, cállate. Alguien me invito, pero no voy a ir.
El había borrado toda burla y diversión de su rostro. Y en su lugar, puso un poco de fastidio, cosa que Jericho no pudo comprender.
-Dime quién fue el valiente-. Ella le dio una de su mejores miradas asesinas, pero el seguía viéndola desafiante.
-Perico; no vas a decírme-. La diversión volvió a aparecer en su rostro.
-Te lo has sacado de la manga. Nadie te invito.
-No molestes..-. Pero eso solo sirvió para que las burlas empezarán de nuevo.
-Estarossa me ha invitado, ya contento-. Le grito molesta, el había terminado con su poca paciencia.
Ban no parecía contento. En lo absoluto. Ahora se veía muy molesto. Cosa que descoloco aun más a Jericho.
-Y lo rechazaste-. Preguntó finalmente, mientras le daba la espalda. Jericho suspiró, aun pensaba en lo estúpida que fue al rechazarlo. Es decir, la invito a ella habiendo cientos de mujeres en esa escuela. Y la invito a ella.
-Ya tengo planes-. Fue todo lo que dijo. Y se sentó en la base dónde siempre. Saco su libreta para dibujar. Pero no tenia ganas.
-¿Y... que planes tienes?-. Jericho lo miró de reojo.
-Ire a algún lugar
-A dónde-. Y empezó de nueva cuenta con la insistencia de niño pequeño que tenía en ocasiones.
-A algún lugar-. Pero el siguió insistiendo por detalles.
-Cada año voy a visitar a un amigo-. Jericho sonrió, y Ban frunció el seño. -Salgo la noche antes del baile. Por ello no voy-.
Disminuyó su sonrisa, tomo sus cosas y se fue de la azotea. Tenía pocos minutos para llegar a clase.
Recordar todo lo que había hecho con su amigo la ponía alegre. Y en esos momentos algo nuevo llego a su mente.
La noche previa al baile... mientras esperaba en el aeropuerto. Un tipo alto se paro frente a ella. No era otro más que Ban.
-Qué haces aquí-. No te incumbe.
-A casó. .. no soporta bas la idea de no verme en vacaciones ni en el baile. Y decidiste venir a verme una ultima vez-. Preguntó burlona. Pero solo pensar en ello, se le aceleraba el corazón. Y no sabía porque
-Ya quisieras...- Pero ciertamente, el nunca le dijo el motivo.
Agitó su cabeza y sacó esas ideas de la cabeza. Era verdad que en los últimos meses. Se habían vuelto más cercanos. Pero que podía pasar si pasaban más tiempo juntos, hablaban más. Según ella se habían vuelto una especie de amigos. Porque se contaban cosas. Asi como el sabía que ella dibujaba, ella sabía que Ban era muy bueno con la guitarra. El sospechaba que le gustaba Estarosa, muchas veces le dijo que se idiota no era para ella. Ella sabía que el fumaba dentro del instituto.
Ella sabía que la época del año favorita de Ban era verano. Más que nada por las vacaciones. La de ella era invierno. No sólo por las vacaciones, sino por la nieve. Amaba la nieve y las cosas frías. Incluso le contó. Que cuando era niña solía meter su ropa al congelador para refrescar la. Y no le importaba arruinarla, solo le importaba que estuviera fría. El le había contado que desde niño tuvo la habilidad de quitarle las cosas a las personas sin que estas se dieran cuenta (robarles). Sus amigos sabían que la tenía, pero ella era la única que sabía desde cuando.
La razón de que se volvieran mas cercanos. No estaba segura de cual era. Pero si recordaba cuando fue... semanas después de su regreso de vacaciones, lo encontró en la azotea, fumaba. Mientras estaba reclinado en la pared. Mirando a él cielo.
No era la primera vez que lo veía así. Pero era raro.... -¿Te pasó algo..?- el no le habia insultado en días, ni bromeando con ella. Cosa que le preocupó. ¿Se había molestado con ella?
El se tomó un largo tiempo en hablarle. Pero finalmente lo hizo.
-Termine con mi novia-. Jericho se sorprendió. Había escuchado durante mucho tiempo lo maravillosa que era. Y muchas cosas de ella.
-¿Por qué?-.
-Empezamos a pelear porque antes del baile falte a nuestra cita y también se quejo de que desaparezco mucho tiempo. Una discusión nos llevó a otra. Ella me dijo que quería terminar, yo se lo dije también. Y pasó.
Jericho se sorprendió, más porque se lo contará que por lo que le contó. Si el fuera su novio, también se enfadaria porqué desaparecía y no le decía nada.
-De seguro. .. lo arreglaran
El giró a verla. Ella creyó ver una sonrisa en su cara... y no sabía a que se debía.
-No creó... fue definitivo. Hay discusiones que son divertidas. Pero con ella, todo se volvió aburrido y frustrante.
Jericho sabía a lo que el se refería. El aburrimiento siempre era frustrante.
-Tal vez encuentres a alguien más-. Ban apago su cigarrillo y puso sus manos en su Nuca, como base.
-Sugieres a alguien-. La sonrisa y su mirada sobre ella. La hicieron darse cuenta de cómo lo tomó él. Se sonrojó enseguida.
-No, solo decía-. Jericho se fue a su lugar de siempre. Ella no se refería a eso. No ¿o sí?
El hecho de que Ban terminará con Elaine. Le dio más tiempo libre, y más tiempo en la azotea. Más tiempo con ella. Pero eso no seso sus discusiones.
(....)
Se removió incomoda en la cama y miró el reloj. 3:30 am. Estaba cansada. Pero no podía dormir. Las últimas horas había dado vueltas a toda su historia con Ban. Volvió a llevar una mano a sus labios. Recordando lo que había pasado hace algunas horas. En la azotea.
Estaba como de costumbre en el lugar. Había dejado su libreta de dibujo en casa así que estaba aburrida recargada en la pared. Cuando el llego le saludo y el se recargo junto a ella
-Traes fuego-. Metió una mano en su bolsa y sacó un encendedor. Ella no fumaba. Pero lo llevaba por si el algún día lo necesitaba.
Estuvieron conversado de vez en cuando. Hasta que el sol se oculto. Ambos habían faltado a sus últimas clases. Pero no les preocupaba.
Había atrapado a Ban viéndola en varias ocasiones. Y fue hasta que su teléfono sonó que ella decidió salir de ahí.
-Nos vemos, jirafa-. Pero no alcanzo a caminar muy lejos cuando la jalaron del brazo y le recagaron en la pared. Acorralandola y seguido de eso. Sentir sus labios siendo atrapados por los labios de nadie menos que Ban. ¿Qué estaba pasando? . Al principio se dejó llevar. Y después huyó de ahí. Eso era lo que la había mantenido perturbada toda la tarde. Y la había hecho revivir muchos recuerdos con él. Buscando así.. alguna señal. Pero es que ella estaba ciega y no encontraba ninguna. O solo había sido otra forma de él para molestarla
Fue a clases bastante agotada. Casi no había dormido. Así que en el descanso fue a la azotea. Esperaba no encontrarlo ahí. Porqué lo único que quería hacer era dormir.
De detrás de él contenedor de agua. Saco una bolsa y de esta una manta. La había llevado en invierno por las bajas temperaturas. Ahora la usaba para ponerla en el suelo y dormir.
No tardo muchos en quedarse dormida y no despertó hasta mucho tiempo después.
Movió su cabeza lentamente y hundió la cara en su cómoda almohada. Respiro profundamente. Olía bien.
En su estado adormilado, se dio cuenta de algunas cosas. 1 sus almohadas olían bien, pero no era el mismo aroma. 2 sus almohadas no eran así de calidas 3Ella no estaba en su cama. .. se había dormido en... ¡la azotea de la escuela!
Abrió los ojos de golpe y el sueño se esfumó. Para dejarle ver exactamente donde estaba... lo miró un segundo para después desviar la mirada. Había estado durmiendo sobre el pecho de Ban. ¡Pero como era posible!
-¿Qué estas haciendo?- el le regaló una sonrisa.
-¿Qué estás haciendo tu?-. Le regreso la pregunta.
-¿Por qué estas aquí?-.
-Acordamos que también podía venir.
-¡Aquí en mi espacio!
-Entré, tu dormías, se veía cómodo y me recosté; después me usaste de almohada.
-Y por cierto. Tienes el sueño muy pesado y duermes como marinero-. Jericho se ruborizó y lo fulmino con la mirada.
Se levantó muy enfadada. -Ahora vas a decírme que no te gustó dormir junto a mí.
Ella quiso golpearlo, pero antes que nada, golpearse. Pues se había dejado llevar por el sueño y había terminado en esa incomoda situación.
-¡Todo es tu culpa!-. Le reclamó.
-Yo no te dije que me abrazaras.
-Pero tu invadiste mi espacio.
-Te gustó-. Jericho no supo que responder. Había estado cómoda, pero... ¡¿Por qué él tenía que hacer esas cosas! ? ¿Por qué se empeñaba en molestarla?
-Calmate. Quieres... solo dormimos... no es como que te haya hecho algo mientras
dormías-. Jericho le arrojó su estuche de tela, que fue lo primero que encontró.
-¡No estas ayudando!-. Quitó a Ban de su manta a empujones. Y la guardo.
-A dónde vas...- Le preguntó cuando la vio caminar a la puerta -Las clases ya terminaron.
Jericho reviso su reloj. Era cierto, hacía más de una hora que eso había pasado. Se iba a volver loca.
-Voy a mi casa...
-No quieres quedarte a hacerme compañía-. Sinceramente Jericho no quería, pues, estaba incomoda por lo sucedido el día anterior y ese mismo día.
-Deberías ir a casa... yo tengo cosas que hacer
-Me estas evitandoo-.
Era tan obvio...
-Ayer no parecía lo mismo. Tampoco mientras dormías.
-No sabía lo que hacía-.
Ban la tomo de la muñeca. Sin hacerle daño. La atrajo hacia él y la tomó de la cintura con una mano, para que no huyera. Ella intento alejarse, pero estaba acorralada.
-Lo deseas tanto como yo-. Le susurró al oído. Ella se quedó estática. No era posible, ¿o sí? En verdad deseaba estar con Ban.
-Qué es lo que deseo-. Balbuceo, Ban se reclino más sobre ella. Y la besó...
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Jericho había sido una molestia desde el día en que la conoció, pero también se había ganado un lugar en su vida. Al principio era su juguete. Después su amiga. No sabía cuando comenzó a verla como mujer. No era tan difícil notar que lo era. Sus excelentes curvas la delataban, en un principio pensaba que solo quería tener su cuerpo, deseaba su cuerpo. Pero después de tanto tiempo juntos, empezó a desear más que su cuerpo. Después de mirarla de lejos y ver sus carnosos labios. Acostumbrarse a su aroma. Deseaba y quería todo de ella.
Ella, sin proponerselo. Había sido el motivo por el que dejó a su novia. Porqué lo había cautivado, y el sólo esperaba haberla cautivado de esa forma también. No soportaba el hecho de que uno de los más grandes imbéciles de la escuela. La había cautivado primero, pero eso podía cambiar. Debía cambiar.
Sintió las manos de Jericho tratando de apartarlo, pero el no cedió hasta que se quedó sin aliento. Y para ese momento, Jericho ya se había rendido y le seguía el besó.
-Por qué-. Preguntó Jericho entrecortada mente.
-Porque me gustas, porque puedo y porque quiero-.
Volvió a besarla. Eso era lo único que el quería en esos momentos. Lo único que había querido desde meses atrás.
-Quita tu cara de perturbación yo se que te gustó.
Jericho no podía poner otra cara. Era como se sentía.
-Dejare que te vayas. Mañana te espero aquí-. Ban le dejo un beso en los labios antes de liberarla. Jericho se fue a paso muy lento.
Se sentía un tanto perturbada. Tan así que lo evito los siguientes días. Pero no podía estar así siempre.
Subió a la azotea. Sabía que lo encontraría ahí, pero era eso lo que quería. ¿o no? ¿Qué iba a decirle? No lo sabía. Pero ya estaba ahí abriendo la puerta.
Entró y lo primero que vio, fue una manta con una canasta. Revisó con duda el lugar y vio a Ban parado en junto a la pared. Con unos minoculares en mano.
-Buscas alguien-.
-Oh vaya. Estas aquí
-Sí te molestó me voy-. Ban negó
-Te buscaba a ti.
-Pues ya estoy aquí. Qué quieres.
-Siempre tan grosera.
Ban se acercó a ella. Creí haberte dicho, hace días, que te esperaba aquí.
-Y para qué-.
-Pareces tensa-. Ban se acercó a ella. Jericho no retrocedió, pues no tenía a dónde huir. Pero aún así se negaba a verle, teniendo la vista fíja en cualquier otra parte, que no fuera Ban.
-Aborreces mi presencia?
-No-. Jericho levanto la mirada, y lo que estuvo evitando por varios minutos. Sucedió, su mirada se cruzó con la de Ban. No lo miraba porque sabía lo que sucedería al hacerlo.
Se perdería en aquellas cuencas carmesí. Como había sucedido antes.
-Por qué no respondes...- susurro Ban a pocos centímetros de ella.
-Yo...- Jericho no lo aborrecia, solo... no entendía nada. No entendía porque había pasado de ser rivales a amigos, no entendía cómo termino gustandole a él. No entendía que sentía por él.
Lamió sus labios en un acto nervioso, y Ban lo tomó como una invitación. La besó muy apasionadamente, como no lo había hecho antes. Jericho lo correspondió, aún había duda en ella. Pero fue desapareciendo de ella conforme avanzaba ese beso.
Cuando ambos recuperaron el aire. Jericho lo halo para unirse en un beso. Ban hizo lo posible por seguir el beso y no sonreír. Sabía que Jericho caería ante él.
Jericho había iniciado ese beso, porque se dio cuenta que sus ideas se aclaraban, porqué dejando todo pensamiento atrás, ese beso era maravilloso.
No supo en que momento termino recostada sobre la manta. Con Ban sobre ella, pero ciertamente, no le importaba. Soló quería que Ban no se detuviera. No se alejara de ella.
Pero sus deseos no eran cumplidos. Porque Ban se separó, unos centímetros, solamente. -Sí seguimos así. La comida terminará por enfriarse.
-¿Qué comida?-. Preguntó confundida y agitada.
-La que traído para ti-.
-Al fin es tu turno de alimentarme-. Ban le sonrió. Desde que empezaron a verse en la azotea, Ban le robaba la comida a Jericho. Hasta el punto de acostumbrarla a llevar doble ración.
-Sí vas a hacer mi novia, tienes que probar mis excelentes habilidades culinarias...- Jericho no había terminado de escuchar lo que Ban le dijo, pues se había perdido en la palabra novia. Ella no había accedido a algo así... aunque, que importaba.
Ban se quitó de encima mientras Jericho se sentaba. Ban arrimó aquella canasta y empezó a sacar algunas cosas de ella.
-Empieza por donde quieras-. Le dijo Ban.
-El postre-. Decidió Jericho y Ban negó
-Ya te di una probada del postre-. Jericho se ruborizó, es que en verdad ese iba a ser el postre o sólo estaba jugando con ella.
Tomo el primer traste que encontró, se sorprendió al ver sopa. Y olía muy bien, la siguiente fue pollo. Así siguió hasta que encontró un pastel. Probó todo, en verdad Ban tenía un excelente sazón. -¿En verdad lo has hecho tu?-. Preguntó incrédula.
-Por qué lo dudas.
-Ni mi chef personal, prepara algo como esto-. Vio a Ban fruncir el ceño, y ella se mordió el labio inferior nerviosamente. Rápidamente, empezó a comer el pastel. Que por cierto estaba delicioso.
-Chef, personal-. Jericho no respondió. Pero cuando Ban empezó a insistir dejo el pastel de lado y se abalanzó a él.
El rápidamente siguió el beso, todo pensamiento fue a segunda plano. Dedicándose por completo a besar a Jericho.
El besó cae volvía más apasionado a cada instante. Pero jericho no lo detuvo
Porqué en todo el tiempo que estuvo ahí, ese día, se dio cuenta que siempre había sido Ban. Los momentos más divertidos en aquella escuela eran con Ban. A la persona que miraba, era Ban, No Estarossa, por ello sus dibujos nunca la satisfacían, porqué intentaba hacer a Estarosa en ves de Ban. Había sentido una enorme emoción cuando se entero que termino con Elaine. Le gustaba compartir mucho tiempo con él. Ahora estaba segura que lo que sentía por Ban era más que amistad... se había enamorado de él.
Así que no importaba nada Siempre y cuando fuera él, siempre y cuando el estuviera con ella.
Ban la miró a los ojos y se preguntó como pudo ser tan ciego durante tanto tiempo, dejó esos pensamientos de lado y se dedicó a besarla.
Tenía mucho tiempo para pensar en ello y en otras cosas como en los idiotas que dejaron ir a una mujer como ella.
Ambos se acomodaron en la manta abrazados. La escuela estaría por cerrar, pero no era muy difícil salir de ahí.
-¿Así que chef personal?
-Cállate y besame-. Le ordenó Jericho. Algún día le contaría todo acerca de su familia y todo su entorno. Algún día le contaría lo que implicaba ser su novio. Pero no era ese. Solo quería vivir el momento con él. Y sólo con él.
Este oneshot ya lo tenia planeado desde hace tiempo, y lo estoy subiendo apresurada mente. Si no entienden algo ( diferenciae recuerdos -presente ) por favor avísenme y lo corregire.
Dedicado a todos los que pensaron que había escrito otra parte de "un lugar en mi vida"
Está algo apresurado, por ello pido disculpas si no es muy bueno y hay muchas faltas de ortografía.
Sugerencias, dudas, opiniones, comentarios, criticas, tomatazos, o cualquier cosa que quieran enviarme, todo es aceptado.
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