Capítulo único.
Ban veía con pesar como Gustaf sacaba las cosas de Jericho, de su departamento, aquel que había sido su hogar durante dos años.
Ban se recargo en la pared y recordó el día en que acordaron vivir juntos. Recordó la duda, incredulidad y felicidad en su mirada cuando le propuso vivir juntos, a decir verdad. Ella lo había propuesto, después de año y medio saliendo. Porque él le había pedido algo más aquel día.
Caminaban por un parque cuando el había pronunciado las palabras más importantes y sinceras en su vida.
-Cásate conmigo.-. Esa frase había dado inicio a todo.
Jericho se mantuvo callada varios minutos.
-¿Estas de broma?-. Le cuestiono incrédula.
-Lo digo en serió-. Ban no la estaba mirando a los ojos y eso solo la ponía nerviosa. No tanto como Ban estaba en esos momentos.
-¿Por lo menos te de tuviste a pensarlo?-.
-¿Tenía que hacerlo?-. Cuestiono burlón intentando relajar el ambiente. Intentando relajala a ella
-¡No puedes simplemente jugar con eso! ¡Me asustan tus bromas!-. Le estaba regañando. Su novia era única.
-Jericho, estoy hablando en serio. Quiero casarme contigo-. Vio el cambio en la mirada de Jericho. Estaba nerviosa, y trataba de mantener su incredulidad.
-¿Por qué?-. La interrogante salio en un leve murmullo, pero lo suficiente audible para Ban.
-¿Vas a hacerme responderte eso?-. Preguntó confundido
-Es obvio que quiero saber por qué quieres casarte conmigo-. Jericho cada vez estaba más nerviosa. Y la voz le temblaba.
-Por qué te amo...-. Esas palabras lograron crear un sinfín de sensaciones y emociones en ambos. No era la primera vez que se lo decía, pero esa había sido diferente. -porque quiero compartir todo mi tiempo contigo, quiero estar contigo.
-Ban...-. Jericho se recargo en el árbol más cercano. Tantas emociones la iban a matar. Respiro profundamente repetidas veces -¿Sí entiendes lo que me estas pidiendo?-. Hablo finalmente - Casarse no es cualquier cosa. Y a mi me aterra esa idea-.
-No quieres casarte conmigo-.Concluyó con pesar
-¡Dios! ¡no lo sé Ban!. De todas las cosas que podías decirme, está no había pasado en mi mente-. Jericho prácticamente le estaba gritando producto del pánico.
-Ah qué le temes-. Jericho se deslizó por el árbol hasta estar sentada en el piso. Ban se agachó frente a ella.
-No es que le tema. No estoy lista, comprendes. Esto es muy presuroso y repentino-. Jericho intentaba respirar, las lágrimas estaban por salir de sus ojos y su voz comenzaba a quebrarse con cada palabra. -Tu me pides ahora que me casé contigo. Cuando yo creí que terminarías conmigo. Me estaba preparando mentalmente para eso.
-¿Por qué creías eso?-. Ban sujeto sus manos. Deteniendo el juego que sus dedos llevaban desde hacía un rato.
-Porque esta semana estuviste distante-. Cada palabra de Jericho, salía con dificultad.
-Lo sé-. Soltó en un suspiro. Ban había tomado distancia los últimos días tratando de aclarar sus ideas - Jericho, si lo pensé-. Afirmó. -En verdad. Esperaba preparar algo para pedirtelo de otra manera. Pero hoy al verte a mi lado. No quise esperar más.
Jericho ya había logrado calmarse un poco. Y controlar sus emociones.
-Entonces por qué casarnos-. Jericho levanto la cabeza
-¡Me pusiste atención en lo que te dije!-. Le cuestiono irritado
-Vivamos juntos. Veamos como funciona. Y en algún tiempo más podemos pensar en la boda-. Ban pestañeo un par de veces mientras procesaba las palabras de Jericho
-No quieres casarte conmigo. Pero si que vivamos juntos. ¿Qué no las mujeres piensan en tener una boda maravillosa antes de vivir con su pareja?-. Jericho supo que bromeaba. Su sonrisa lo delató en seguida
-Yo ni siquiera me había planteado salir con alguien-. Le informo Jericho igualmente con una sonrisa. Mientras limpiaba la traicionera lágrima. -Siempre creí que terminaría vistiendo santos.-. Ban la besó en ese instante.
Los siguientes dos meses después de eso. Estuvieron organizando su mudanza. Buscando un lugar donde vivir.
Vio a Gustaf sacar el álbum de fotografías de Jericho. Había tantas que algunas sobresalían del álbum. Gustaf lo dejo sobre la cama, aquella cama en que ambos compartieron tantas cosas. No sólo besos y caricias. Era el lugar perfecto para hablar. Ban recogió la fotografía que voló hasta él. Era de la primera vez que la vio.
Él y sus amigos solían reunirse en un parque a jugar. Y ahí le habia visto a lo lejos siendo jalada por Guila. Ella portaba un short completo en color azul y unas botas amarillas con una torerita del mismo color. Podía recordarlo sin ver la foto. Porque desde esa vez había tenido un gran impacto en el.
-Perdonen la tardanza pero mi amiga Jericho no se apuraba-.
Había saboreado cada sílaba de su nombre. Je/ri/cho. Se oía tan bien. -Ni siquiera se por que me has traído-. Ella parecía tan indiferente. Pero él pudo detectar su incomodidad
Guila la había llevado por que quería que conociera a Gowther. Pero hizo que el también la conociera.
Después de una aburrida presentación se habían entretenido hablando de cosas triviales y nadie noto cuando ella se había ido. Nadie excepto Ban.
La siguió por el parque. Y la vio detenerse frente a los juegos infantiles. Se acerco a las mujeres de ahí. No sabía de que habló con ellas. Supuso que pidió permiso. Porque había sacado una cámara y comenzado a tomar fotografías.
Lo hizo por un buen rato y a varias cosas. Como unas ardillas que jugaban en los árboles. A las flores y finalmente a la puesta de sol.
-Has estado siguiendome desde hace un rato. ¿Por qué?.
Él ni siquiera se habia dado cuenta cuando ella se acerco a él. En un momento Jericho estaba a varios metros y al otro estaba a su lado.
-No te estaba siguiendo.
-Aja... dime, ¿siempre acosas a las personas?
-Ths-. Ambos emprendieron el camino de regreso con los demás. Pero Jericho se entretuvo con una pareja que se besaba bajo unos árboles de cerezo. Retrocedió unos pasos. Hizo unos extraños movimientos y señas con las manos y tomo una fotografía.
Cuando llegaron con los demás Guila le pidió una fotografía con todos juntos.
La primera vez que la vio y no pudo evitar que ella lo atrapará. La encontró un par de veces en la calle y se volvieron amigos. De alguna extraña forma terminaron siendo amigos.
Se acerco a dejar la fotografía. Pero no quería desprenderse de ella. Y no sólo hablaba de la foto. Hablaba de Jericho.
Ella se había negado a volver a casa después de que saliera del hospital. Dijo que no quería saber más de él. Ella estaba sufriendo, pero él también.
Gustaf tomo el álbum. -Es todo-. Gustaf tenía una cajita en mano y se la dio. -Estaba en el cajón de Jericho-. Has lo que quieras con ello. A Jericho no le hará bien tenerlo.
Gustaf salio de la casa. Dejando a Ban solo. Y el se sumió en su dolor. Cuando abrió la caja de unos 10 cm3
Había un chupon dentro. Las lágrimas salieron sin que pudiera evitarlo.
-Tengamos un hijo-. Ban se había acercado sigilosamente a ella y abrazado por la espalda. Mientras ella miraba las fotos de su cámara parada a lado de la ventana.
-¡Oh vamos Ban!. No empieces de nuevo con tus bromas-. Le reclamó sin despegar la mirada de su cámara.
-No voy a tener la misma conversación que hace dos años. Él día que te pedí matrimonio-. Jericho bajo su cámara y lo miró a los ojos.
-¿Porque sigues pidiéndome cosas de esta manera?. ¡Por favor! Ni siquiera estamos casados-. Ella estaba sorprendida. Pero más que ello asustada.
Ban la abrazó más fuerte -Tengamos el bebé y luego nos casamos
-¿Y si primero nos casamos y después hablamos sobre ese asunto?
-¿Sabes que puedo embarazarte en cualquier momento?-. Ella rió
-¿Sabes que me estoy cuidando?
-Podrías dejar de hacerlo-. Le sugirió con una sonrisa.
-Sí claro... no cedere ante éso. Deberías conformarte con Akamaru. Ya tienes suficientes responsabilidades con él.
-Adoró a Akamaru. Pero en verdad quiero un hijo. Así que dime ¿Por qué no quieres darme un hijo?
-Si Akamaru te escucha se pondra celoso-.Un hermoso perro husky ladro un par de veces al escuchar su nombre.
-Jericho...
Jericho hizo un puchero -Tu no te pondrás gordo. Y aun más. Tu no sufrirás cuando el nazca
-Aunque te pongas gorda seras la mujer más hermosa-. Ban besó su hombro
-Ahora soy perico. Cuando esté embarazada con una enorme panza como vas a ponerme ¿eh?-. Jericho se volteó para tenerlo de frente.
-Cuando lo estés lo pensaré-. Le regaló una hermosa sonrisa
-Yo sigo diciendo no-. Sentenció
-Y yo sigo siendo que vamos a tener un bebé-. Declaro firmemente - Y ahora me dieron ganas de practicar.
No supo en que momento dejo de cuidarse. Mucho menos cuando quedo embarazada.
Perdió a su esposa e hijo el mismo día. Por una estupidez y se odiaba a sí mismo. Y la odiaba a ella. A Elaine su ex novia. Y quería odiar a Jericho, pero ella fue la menos culpable y la más herida. Y no hablaba sólo físicamente.
-¿Vas a decírmelo ya?-. Cuestionó Ban con exasperación.
-Te dije que esta noche-. Respondió Jericho con cansancio. - Te va a encantar, sólo ten paciencia.
-Bueno. Si eso que vas a decírme me gusta demasiado. Yo también podría decirte algo-. La besó con pasión y cariño cuando alguien toco el timbre.
-¿Esperas a alguien?
-No ¿y tú?
-Tan poco. Así que dejemos que toquen y tu yo volvamos a lo que estábamos. - Volvió a besarla pero volvieron a tocar el timbre con insistencia.
Ban frustado fue a ver quien era. Jericho mientras acomodo sus ropas y salió
-Quién es...-. Jericho pudo observar a una mujer unos centímetros más baja que ella de cabello rubio. Y la reconoció enseguida. Era la ex novia de Ban. Elaine, su primer amor.
-Qué haces aquí-. Escucho el tono osco con el que habló Ban.
-Ban, yo sólo, quería hablar contigo-. Sólo distinguió la dulce voz de aquella mujer
-Ahora no puedo. Estoy muy ocupado-. Ban seguía hablando demasiado cortante que incluso Jericho sintió pena por la mujer.
-Espere mucho para verte-. No dejaba de escucharse dulce, pero rota.
-Entonces puedes esperar más-. Vio las intenciones de Ban de cerrar la puerta. Pero su lado amable aun resistía.
-Por favor Ban. Sólo dame unos minutos-. La chica se abrió paso y entro a el lugar. Se asombro al ver a Jericho en el lugar.
-Ban...-. Susurró la mujer.
-Te dije que estaba ocupado pero ya que insistes. Te presentó a Jericho, mi mujer-. A Jericho le fascinaba que Ban le presentará así. Pero en esa ocasión, había sido distinto.
Jericho noto el dolor en la mirada de Elaine. Y haló a Ban -Habla con ella amor.
-¿Estás segura?
-Confío en ti. Sacaré a pasear a Akamaru-. Jericho tomo su saco colgado en el perchero y le hablo a Akamaru.
Juntos salieron del edificio. Estuvieron un buen rato fuera. Cuando sintió demasiado frío, cansancio y hambre decidió que era hora de volver a casa.
Llamó a Akamaru quien volvió hacia ella y camino a su lado.
Abrió la puerta y lo que vio la dejo sin palabras y rompió su corazón en miles de pedazos.
Ban había estado incomodo varios minutos. Hacia años que no veía a Elaine. Y no tenía ni la más mínima idea de que decirle
-¿Cómo supiste dónde encontrarme?-. Esa para él era la cuestión más importante.
-¿Eso importa?-. Preguntó Elaine con exasperación
-Sí me importa-. Ban no podía dejar de lado su tono osco.
-Me lo dijo Elizabeth. - Ban gruño. No podía enojarse con Elizabeth. Ella era muy fácil de engañar
-¿Quieres algo de beber?-. Por más incomodo y molesto que estuviese no podía dejar la cortesía de lado.
-Sólo agua.
Ban fue a la cocina y se tomó su tiempo sirviendo el agua y observando la cocina. Jericho había hecho mucho para esa noche.
-De que quieres hablar-. Le pregunto mientras le daba el agua. Elaine también se tomó su tiempo para beber un poco de agua y contestarle
-Ban yo... te extrañe-. Soltó en un suspiro
-Elaine. No puedes estar hablando en serio-. Su tono se volvió mucho más agrio.
-Demasiado en serio. Desde que me fui no deje de pensar en ti. Y a pesar de todo y del tiempo. Yo te amo.
-Qué esperas ganar con esto-.
-Vuelve conmigo-. Suplico la pequeña mujer.
-Por qué debería.
-Porque te amo. Y se que tu también me amas-. Afirmó demasiado segura.
-Te equivocas. Yo ya no te amo. Y no creas que voy a volver contigo
Porque yo amo a Jericho. Y no la dejaría porque tu vienes y afirmas que me amas.
-El que se equivoca eres tu. Yo se que aún me amas. Estas molesto por nuestra ruptura.
-Eso fue hace 5 años Elaine, y puedes estar segura de que lo que siento es real.
Elaine se puso a llorar. Ban no podía dejar la así. No era lo correcto. Después de todo ella había sido una parte de su vida muy importante. La más importante hasta que apareció Jericho.
Ban sujeto su hombro. -Lo siento Elaine. Pero yo ya encontré mi camino. Es hora de que busques el tuyo.
-No te creo. Y voy a demostrartelo -. Elaine era una mujer pequeña. Pero fuerte. Elaine se arrojó a él y lo besó. Ban la tomo de la cintura en un intentó de alejarla sin lastimarla. En el momento justo qué Jericho entraba.
-Ban...- Al fin logró quitarse a Elaine. Pero fue tarde,
-Jericho, no es lo que tu crees-. Estiró su brazo en un intento de tocarla. Pero ella le dio un manotazo.
-¡Aléjate de mi!-. Mascullo con pena y coraje. -¡Confié en ti!
Jericho no podía con eso. Y ella corrió fuera de la casa, intentando escapar de su cruel realidad. No quería estar ahí. No podía.
Akamaru ladraba sin parar a Elaine y unos segundos después de que Jericho se fuese el perro y Ban corrieron tras ella.
Y todo paso tan rápido. Jericho fue golpeada por un auto. Ban estaba aterrado. No podía estar pasando eso. No. No a Jericho. La gente se amontonó en el lugar. Y la ambulancia llegó. Ban no había podido alejarse de ella. Todo era su culpa.
En medio de su desesperación tuvo que llamar a Gustaf.
El Dr. Le dio una de las peores noticias. -Logramos estabilizar a la sra. Pero ya era tarde para el bebé-. El mundo de Ban comenzaba a desmoronarse. Un bebé, su hijo. No podía estar pasando, todo era un mal sueño
Cuando Gustaf encontró a Ban al borde del llanto. Pensó lo peor, no podía estar pasando, no su hermana.
-¿Cómo está?-. Preguntó suplicando por qué su hermana estuviese bien.
-Ella está bien-. Sí su hermana estaba bien. Qué había pasado. ..
-Entonces. Qué ha pasado.
-Perdió al bebé-. ¡El bebé!. ¡Su hermana estaba embarazada!. Era mucho qué procesar.
Jericho estuvo inconsistente durante algunos días. Los Dr decían que todo estaría bien. Ellos no sabían lo que se desataría cuando ella despertará. Porque nada estuvo bien.
Gustaf y Ban estaban en la habitación cuando ella despertó.
-Mi bebé. Cómo está mi bebé-. Fue lo primero que preguntó al despertar
Ambos esperaban que ella no lo supiera y todo pudiera ser más sencillo.
-Al fin despiertas. Le avisaremos al Dr-. Le dijo Gustaf sin saber que decirle.
-¡Gustaf! ¡Cómo está mi bebé!!-. Jericho estaba exasperada. Y aunque sabía la respuesta se negaba a aceptar lo. Su bebe no.
El Dr entro a la habitación seguido de Ban. Jericho esta intentando poner en pie. Pero su pierna enyesada era un gran impedimento.
-Sra. Necesito que se calme. O me veré en la obligación de volverla a dormir-. Le informo "dulcemente" la enfermera. Al final había sido lo correcto. Jericho estaba tan alterada. Tan rota.
Cuando se despertó sólo estaba Ban ahí. Tomando su mano, ella se soltó en seguida. -¿Por qué estas aquí?-. Preguntó con brusquedad.
-Es dónde debo estar-. Le respondió dulce y conciliador, pero a ella eso no le importaba.
-Vete... solo vete-. Suplicó
-No lo voy a hacer-. Contesto con firmeza.
-¡Lárgate! !No quiero volverte a ver!
Ban decidió que era mejor cumplir su petición. Esperaba que sólo fuera un tiempo. Ella estaría bien después.
Ban estuvo diario ahí. Todos sus amigos podían verla menos él. Ella misma se lo había pedido al Dr. Y le negaron la entrada. Eso no impidió que durante el tiempo que ella estuvo hospitalizada el fue diario.
Pero a Jericho no pareció importarle y cuando fue dada de alta. Lo termino todo. Mientras ella y Gustaf salían del hospital él esperaba
Gustaf sabía que tenía que dejarlos hablar y así los hizo.
-¿Qué quieres Ban?-. Ban no hizo nada por ocultar el dolor que su tono al dirigirse a él, le producía
-Volvamos a la casa-. Pidió con desesperación
-No voy a volver.
-Jericho ¡por favor!-. Ahora él suplicaba.
-Volver no cambiará nada, mi bebe no está. Y la confianza que te tenia tampoco. No quiero volver a verte. Dejame tranquila y yo haré lo mismo. Gustaf irá por todas mis cosas.
-Al menos déjame explicarlo.
-¡Que vas a explicarme!. ¡Cómo fue tan sencillo romper tus promesas Y todo el amor que decías tenerme¡ ¡No necesitas hacerlo, ya lo entendí todo!-. Las personas que les rodeaban les miraron cuando Jericho empezó a gritar.
-Adiós Ban. Qué seas feliz- Gustaf estacionó el auto frente a ellos y después bajo para ayudar a Jericho.
Esa fue la última vez que vio a Jericho. Y semanas después Gustaf fue por sus cosas. Era un imbécil. Todo era su culpa. Y aunque Jericho no lo menciono, pudo leerlo en sus ojos aquella vez. Y en los de su hermano. Ella lo odiaba. Y el se odiaba.
*Tres años después*
Ban estaba recargado en un árbol frente a un kindergarden. Era la hora de salida de todos los niños y habia padres yendo y viniendo. Pero a el no le importaban aquello niños, mucho menos los padres. Estaba ahí por la maestra de algunos de esos niños. Preguntándose, como hacía semanas que la vio. ¿Por qué estaba ahí?. ¿Dónde estaba su pasión por la fotografía?
Jericho. Se despidió del último niño y entro de nuevo al instituto. Y Ban se preguntaba cómo debía acercarse a ella. Debería simplemente ir y decirle Hola. Un encuentro supuesta mente accidental. Varias minutos volvió a salir con varias carpetas en brazos. Y una buena oportunidad. Cuando un hombre con mucha prisa. Paso y la empujó. Tirandole todas sus cosas sin detenerse por lo menos a disculparse.
Ella necesita ayuda. Y el le ayudaría. Y sin pensarlo más se acercó a ella y levanto algunas de sus carpetas.
-Gracias-. Jericho levanto la mirada y se encontró con los ojos de Ban. Sus hermosos ojos de color carmín.
Ban pudo notar en los ojos de Jericho la sorpresa, la melancolía. Sus ojos no tenían el brillo de antes, su piel era más pálida y se notaba un tanto más delgada. Durante semanas la había estado viendo. Pero no había observado esas desmejoras en ella. Solo noto que volvía a llevar el cabello corto y atado en una coleta. El listón rojo fue remplazado por uno negro. Su short por un pantalón. Que se veía hermosa
-¿Estás bien?-. No sabía que otra cosa decirle. Ella sola asintió.
Jericho no esperaba encontrar a Ban otra vez. Después de decirle que no quería volver a verlo. Y la impresión no la dejaba hablar. Al igual que el nudo en su garganta.
-¿Necesitas ayuda?-. Ella volvió a negarse.
-Parece pesado.
-Estoy bien. Gracias-. Ella respiro con dificultad -Debo irme. Jericho pasó junto a él. Y el no pudo evitar detenerla. Pero no sabía que decirle. -¿Necesitas algo..?-. A Ban le dolió la forma en que se dirigió a él.
Qué esperabas. Que te viera y se arrojará a tus brazos. Le reprocho su mente.
Debía decirle algo. Pero lo único que pasaba por su cabeza era la idea de besarla. Y decirle lo mucho que la necesitaba.
-¿Quieres tomar algo?-. Preguntó finalmente
-Ahora no-. Su tono era seco y frío
-Hace tiempo que no te veo-. Comento un tanto melancólico
-Qué quieres Ban-. Una pregunta tan simple y difícil de contestar. Lo que quería era a ella.
-Nada. Sólo te vi y supuse que podíamos tomar algo. Saber que ha pasado en tu vida-. Jericho lo sintió como un deja vu.
-Tus coincidencias dejaron de parecerme coincidencias hace días-. Hablo Jericho mientras apuntaba su cámara a un parque desde lo alto de un edificio.
-¿Entonces qué te parecen?
-Mejor dime qué quieres-. Su voz siempre tan indiferente
-¿Quieres beber algo?-. Preguntó casualmente
-Depende-. Ella bajo su cámara y lo miró esperando que él dijera algo.
-Y de qué-. Ban se sentía estúpidamente nervioso. Claramente no iba a demostrarlo
-De qué vamos a beber-. Jericho empezó a jugar con sus dedos. Sobre la cámara. Aunque seguía con su toque de indiferencia. Por dentro se moría de nervios.
-Nada de alcohol-. Ban le regaló una sonrisa que sólo logró ponerle más nerviosa
-Esta bien-. Ella le sonrió de vuelta y aunque era una sonrisa nerviosa a él le parecía hermosa
Jericho llevaba una mochila, donde guardaba sus cámaras. Y dos carpetas
-¿Y qué quieres beber?-. No había considerado eso en lo absoluto cuando la invito.
Jericho se lo pensó unos instantes -¿Te gusta el frape?-. Ahí estaba nuevamente su hermosa sonrisa.
Jericho lo arrastró hasta un pequeño local. -Buenas tardes Jericho. ¿Lo de siempre?-. Le pregunto un hombre canoso con una sonrisa, que le contagio a Jericho.
-Buenas tardes señor-. Respondió un tanto alegre -Lo de siempre, por favor.
-Veo que has traído a un amigo-. Aquel señor no parecía perder nunca su alegría -¿Qué vas a querer muchacho?
-No puedo creer que te gusten estas cosas-. Le cuestiono con una mueca.
-No es para todos. Además no debería sorprenderte. No conoces nada de mi-. A esa chica parecía no afectarle nada.
-De que es la tuya-. Ban se la arrebato y bebió.
-Son moras.
-Lo son...-. Respondió mientras movía la cabeza afirmando. -Ahora... ¿puedes devolverme mi bebida?-.
-¿Te la vas a tomar después de que yo le tomé?-. Ban esperaba que ella le dijera. Que no lo haría. Que era asqueroso o algo así. Como muchas, por no decir todas, lo harían.
-No le veo algún problema-. Le respondió con simplicidad
-No eres como otras chicas-. Concluyó en voz alta.
-¿Y eso te molesta?-. Preguntó mientras sorbia su frape.
-No. Me gusta de hecho-. Pudo ver el rubor en las mejillas de Jericho. Una chica tan extraña y sencilla.
Esas salidas se volvieron cotidianas. Él solía encontrarla siempre y ya llevaba su frape de moras. O café americano. Dependiendo del clima.
-¿Aún te gusta el frape de moras?-. Necesitaba convencerla fuera como fuere.
-Sigue siendo mi favorito-. Hubo un pequeño brillo en sus ojos que se apago enseguida -Pero esta al otro lado de la ciudad...- termino en un suspiro decepcionado
-Nunca te quejaste de la distancia-. Le recordó
-Las cosas cambian-. Eso era verdad. Pero lo negaría en esa ocasión.
-Pero el frape te sigue gustando-. Resolvió rápidamente
Jericho buscaba en su cabeza una señal, algo que le indicará que debía alejarse. Pero hasta su parte más racional le decía que fuera.
-Que sea en otra ocasión-. Respondió encontra de lo que su cabeza le indicaba
-Por qué no ahora-. Insistió con una sonrisa. Esas que a Jericho le fascinaban.
-Porque si no lo notas. Traigo demasiadas cosas-. Musito con molestia. Cosa que a Ban le importó poco. Por qué había notado que aún tenía efecto en Jericho.
-Puedo aligerar tu carga-. A Jericho se le humedecieron los ojos. Era una de las promesas que alguna vez se hicieron. Aligerar la carga del otro.
-¿Por qué estas aquí?-. La presencia de Ban comenzaba a irritarle. No por que lo odiara. Sí no, porque estaba abriendo sus heridas. Y desenterraba sentimientos que creía superados
-Solo pasaba y te vi-. Explicó pacientemente, no perdería su oportunidad por culpa de la impaciencia. -Vas a aceptar-. Seria tan insistente como fuera necesario.
-Tengo la opción de ir al otro lado de la ciudad por un frape o ir a mi casa a descansar-. Analizó Jericho. Ninguna de las opciones terminaba de convencerla. -Me gusta más lo opción de ir a mi casa-. Dijo. Para la decepción de Ban. Pero eso no lo detendría.
-Vamos por el frape y después te llevo a tu casa.
-¿Y tu vas a cargar con esto?-. Su tono era cansado. No quería acabar con la paciencia de Jericho, o la cosa se pondría fea. Pero tampoco dejaría su insistencia.
-Por ti haría cualquier cosa-. Jericho se sintió incomoda con aquella afirmación. Mientras Ban tomaba las carpetas
Sentados frente a frente bebiendo su frape estaban ambos
-¿Y qué ha sido de tu vida?-. Finalmente le pregunto Ban. Intentado iniciar una conversación
-Como has notado, soy maestra en un preescolar-. Contestó con simplicidad y una ligera sonrisa.
-¿Y qué paso con la fotografía?-.
-No eh tomado una fotografía en mucho tiempo. Perdí el gusto por ello-. Jericho no podía simplemente perder el gusto por la fotografía. Porque ella lo amaba era feliz con una cámara. Esa ya no era su Jericho. Y sentía que era su culpa.
-¿Sales con alguien?-. La pregunta que se moría por hacer y la respuesta que más miedo le daba.
-No tengo mucho tiempo libre-. Eso sí que le aliviaba - ¿Y tú, sales con alguien o ya eres zorro cazado?-. Esa era una broma que ella siempre le decía. Refiriéndose a que algún día se casaría.
-Nadie a podido cazar a este zorro. No pueden quitarme ni un pelo-. El clima se volvió frío. Había un sorprendente sol y ahora las nubes cubrían todo. Nada nuevo en britania
-Es hora de irme-. Anunció mientras sacaba su cartera. Ban tomo su mano para detenerla. Acto que causó demasiadas sensaciones en ambos -Yo pagaré.
-No. Yo pago lo mio.
-Insisto-. Jericho no planeaba perder más tiempo hablando de ello.
Ban la acompaño hasta la base de taxis más cercana. Y apenas pudieron llegar, una tormenta se desato. El lugar estaba totalmente vacío.
-Señores. No encontraran nada. Les hablo un hombre bastante mayor. -hubo un desastroso accidente en la carretera principal y todos están atascados ahí. Tendrán suerte si salen en dos horas. Y será peor con esta lluvia.
Jericho maldijo por lo bajo. ¿Por qué tenía que pasarle eso?. No podía simplemente caminar con esa lluvia y con las carpetas en mano.
-¿En dónde vives?-. No sabía aquello y si se lo decía podía volver a verla.
-Lejos-. Pero no sería tan fácil que ella se lo dijese
-Puedes quedarte con Gustaf-. Sugirió. Aunque el suplicaba porque se quedara con él.
-Gustaf ya no vive aquí-. Eso sí que no se lo esperaba.
-¿Ya no?-. Aunque intento disimular su curiosidad, Jericho lo conocía lo suficiente
-Hace un año se casó con Guila y se mudaron-.
-¡Con Guila!-. Ya no le fue posible esconder su sorpresa. Jericho lo había dicho tan tranquila como si fuese algo normal. Y tal vez lo era para ella. Lo último que supo de Guila fue que termino con Gowther.
-También fue una sorpresa para mí-. Comento sin mucho interés.
-Vamos...-. Ban tardó unos minutos en procesarlo. Tomo a Jericho de la mano y tiro de ella.
-¿A dónde vamos?-. Preguntó mientras intentaba seguirle el ritmo a Ban.
-Tu sólo corre-. No era tan fácil solo correr. Ban tenía piernas largas y era muy difícil seguirle el paso.
Jericho se safó bruscamente cuando vio el lugar.
-¿Por qué estamos aquí?-. Jericho estaba enfadada. Eso era evidente, al igual que sus ojos cristalinos.
-Entra. No puedes quedarte afuera con esta lluvia-. Ordenó pacientemente
No sabía que era peor estar parada frente a la calle donde perdió a su bebé o tener que ir a el lugar donde lo concibió. Ban volvió a tomarle de la mano y la haló hasta el apartamento. Pudo sentir la rigidez de Jericho. Los pasos que daba eran forzados.
Dejo todo lo que llevaban en la mesa.
Jericho no se movió de la puerta. Pero aún así pudo observar la mayor parte del apartamento. Todo estaba igual a excepción del sillón. Un sillón en terciopelo azul. Como ella le estuvo insistiendo a Ban que lo consiguieran.
-Pasa ya-. Ban seguía ordenandole y eso empezaba a cabrearla. -Ya conoces el lugar
-¿Por qué me has traído?-. Jericho no planeaba ser amable, ni relajarse en aquel sitio.
-Esperabas que te dejará ahí con este clima-. Jericho no contesto.
-Ve a darte un baño. Toma lo que necesites. No puedes quedarte con la ropa mojada-. Jericho asintió con duda sin decir nada. Fue a la habitación principal con paso lento y cauteloso.
Toda el lugar seguía igual. Incluso la foto sobre el buro, en la que aparecían ambos besándose, seguía ahí. No quiso seguir mirando. Así que se dirigió al closet.
En el closet había un gran hueco vacío. Era el lugar donde iba su ropa. ¿Porqué el no había movido nada?. Ya había pasado años, ¿porqué él mantenía todo igual?
Tomo una de las camisetas de Ban, le quedaban tan largas que podía usarla como vestido.
Pero... ¿era bueno estar ahí de esa manera?. Antes no le importaba. Estaban juntos, pero ya no era así. Ya no tenía ropa ahí. Ella ya no vivía ahí.
Se dio un baño rápido. Tomo una sudadera aparte de la camisa.
-¿La secadora aun funciona?-. Preguntó un tanto más tranquila
-Si...-. Ban trago en seco cuando la vio parada frente a él, usando solo una camiseta que le llegaban más de una mano arriba de la rodilla. Y una sudadera que intentaba ocultar parte de su cuerpo.
-Solo te has cambiado de ropa. Debiste darte un baño también-. Ban dejo de comérsela con la mirada cuando escucho su voz regañandole.
-Si lo hice, pero aún tardo menos que tú-. Le contesto de forma burlona
-Tardabamos lo mismo cuando...-. Jericho calló abrupta mente. Estuvo a punto de decirle algo que él ya sabía. Pero no era bueno recordar. 'Tardamos lo mismo cuando nos bañamos juntos.' Eso era lo que iba a decir.
-Puedo hacer una llamada-. Preguntó intentando no pensar más en lo anterior.
-Ya sabes donde está el teléfono-. Ban no levanto la vista hasta que la escucho hablar
Jericho tomo el teléfono y marcó el número sin mirar la agenda.
-Yo de este lado quien del otro-. Jericho dejo salir una risa.
-Jericho de este.
-Ah. ¿En dónde estás?-. Le respondió una preocupada voz del otro lado.
-Vine al otro lado de la ciudad y aquí sigo.
-Oh vaya...¿ necesitas algo? ¿tal vez que vaya a buscarte?-. La preocupación cada vez era mayor.
-No. Estaré bien. Pero, podrías ir a mi apartamento y darle de comer a Akamaru.
-Yo lo haré.
-Gracias Arturo. Nos vemos mañana. Descansa, pero no en mi cama. -Jericho colgó.
Ban no sabía con quien podría estar hablando que la hiciera reír y sonreír de aquella forma. Y sobretodo le dejará entrar en su apartamento.
-¿Aún tienes a Akamaru?-. Le cuestiono fingiendo tranquilidad. Pero en realidad estaba enfadado por aquella llamada.
-Sí... el sigue conmigo-. Ban pudo notar la tristeza de Jericho en todo su semblante. 'El sigue conmigo', ella no entendía, ni sabía que seguiría con ella si lo hubiera dejado explicarle. Si hubieran hablado.
-Comamos algo-. Dijo para relajar el ambiente, no quería terminar diciendo algo incorrecto.
Jericho se acerco a ayudarle. Aun después de tanto tiempo podían sincronizarse tan bien al colaborar en alguna tarea.
-¿Cerveza de vania?-. Preguntó Ban desde la cocina, mientras ella acomodaba la mesa.
-Solo una.
Comieron tranquilamente, casi sin decir nada. Y ambos se encontraron añorando viejos tiempos donde se sentaban lado a lado. Platicando, dándose de comer el uno al otro. Besándose.
-¿Dónde puedo dormir?-. Preguntó Jericho, después de lavar los platos y demás.
-Usa la habitación. Yo dormiré en el sofá-. Le indicó Ban después de secar el ultimo plato.
-Yo puedo dormir en el sofá-. A Jericho no le parecía correcto que Ban durmiera en el sofá. Su lugar era la cama 'a su lado ' aquel pensamiento llego sin proponerselo.
-Fue nuestro trato. Cuando escogiste la sala-. Le recordó
Que sea cómoda. Así cuando te portes mal puedas dormir en el
Ban fue a la habitación seguido por Jericho.
Ban tomo un par de sábanas y una almohada. Jericho no sabía que hacer. No quería dormir en esa cama 'Sola' agitó su cabeza levemente. No quería seguir con esos pensamientos.
-Ya sabes donde está todo, si lo necesitas-. Jericho asintió
-Ban...- Ahora era ella quien lo llamaba sin tener más que decir. Si tenia que decirle. Pero no podía. Simplemente no podía decirlo.
-Dime...-. Fue Jericho la que llegó hasta él. Y fue ella quien inicio el contacto con un beso.
Jericho dio el primer paso y Ban no iba a dejarla retractarse. El se encargó de profundizar el beso. Y el contacto.
La sujeto por las piernas y ella enredo sus brazos en su cuello. Ban la necesitaba cerca mucho más cerca. Rápidamente, quitó la sudadera pero no tenía tiempo que perder con la playera y la rompió. Después de todo era suya. Jericho lo despojó de su ropa. Lo había extrañado tanto. Se habían extrañado tanto. Se necesitan más de lo que querían admitir.
Ban deslizó sus manos por todo el cuerpo de Jericho. Al igual que ella en el de él. Ban no dió tiempo a juegos la primera vez. Necesitaba hacerla suya. Ambos lo necesitaban con desesperación.
Sus manos reconocieron el lugar donde jugaban, pero Ban pudo notar muchas diferencias en ella. Ban se corrió dentro de ella sin poder evitarlo y aunque hubiera podido no quiso hacerlo. Para ambos fue meramente placentero.
-Estas más delgada-. Le recriminó después de hacerle el amor por segunda vez.
-Lo sé-. Le respondió con timidez
-¿Por qué? ¿No sabes cuidar de ti?-. A Jericho le dolieron sus palabras. Pero tenía razón. Había descuidado su salud.
-¿No vas a empezar una discusión o si?-. Debía hacer algo para cambiar el tema.
Ambos se quedaron dormidos abrazándose fuertemente.
Demasiadas noches deseo que Ban estuviera a su lado.
Cuando Jericho despertó se alteró. Siempre era tan débil respecto a Ban. Salio de la cama y fue en busca de su ropa. El hecho de que lo extrañará no quería decir que lo que hicieron estuvo bien. Y eso solo eran palabras egoístas de Jericho. Por miedo a aceptar demasiadas verdades dolorosas.
Estaba por abrir la puerta cuando la abrazaron por detrás. Sabía quién era. Pero no quería verlo.
-No voy a dejarte ir otra vez-. Le afirmó. No iba a perderla otra vez
-Ban. No lo hagas más difícil-. Estaba siendo demasiado difícil para ambos, pero era más a Jericho
-Tú lo estas haciendo difícil-. Le recriminó con dolor -Escúchame bien. Estos fueron los años más largos de mi vida. Te amo y esta vez no voy a dejarte huir-. La seguridad y el dolor con el que Ban hablo sólo lograron destrozar a Jericho.
-Y qué harás si me niego. ¿Vas a secuestrarme?-. Ban distinguió el miedo en la quebrada voz de Jericho.
-De ser necesario lo haré-. Afirmó - Pero prefiero hacerlo por las buenas-. Ban suspiro, no quería obligarla a quedarse, pero ella debía ver lo que quería.
-Escucha lo que dice tu corazón. Tu cuerpo ya habló, ahora quiero escucharlo de tus labios.
-No puedo Ban-. Jericho empezó a llorar sin poder evitarlo. -Durante años he peleado con el deseo de volver a ti.
-No lo hagas más. Olvídate de lo que paso aquella noche. Y vuelve a mi-. Aquellas palabras solo lograron que Jericho llorará con más fuerza.
-¡No lo entiendes!. ¡No puedo hacerlo!-. Jericho estaba casi gritando
-Se que sientes que te falle. Pero no fue así-. Ban tenía que decirlo, lo necesitaba y creía que Jericho tan bien. No se esperaba la respuesta de Jericho
-¡Ya lo se Ban!-. Gritó desesperada. -Pero no puedo...-. Jericho intentaba contener el llanto. Pero era inútil -porque hacerlo, volver a ti. Aceptar que tu no me fallaste, solo es aceptar que yo mate a nuestro hijo. Y no puedo con esa culpa. Eh tratado de aceptarlo durante tanto tiempo. Pero no puedo-. Ban la abrazó con más fuerza intentando reconfortarla.
-Basta Jericho- Le pidió con voz ronca. Verla en ese estado le dolía - Deja eso atrás. Tu no tuviste la culpa. Deja de pensar eso.
-Fui yo la que corrió y se atravesó en el camino de aquel auto. No importa el motivo. Yo sabía que estaba embarazada. ¡Yo lo mate!-. Entendía el porque ella lo creía. Pero no debía seguir así
-Ya es suficiente-. Repitió - Deja eso atrás, por seguir con ello no has visto lo que tienes frente a ti. Has perdido tu vida. Te has perdido tú.
Jericho siguió llorando. Un buen rato. Ban la llevo al sofá y la dejo llorar en su pecho. Ella necesitaba sacar todo aquello que le atormentaba.
-Déja todo eso. Y date otra oportunidad, dame una oportunidad. Solo necesitamos una oportunidad.
*Un año después *
-Vamos Jericho. Puja, tu puedes. Una vez más.
Ban sentía que se quedaría sin mano. Jericho era una mujer con demasiada fuerza. Y en ese momento, estaba apretando la mano de Ban. Demasiado fuerte.
Un gran grito proveniente de Jericho le hizo darse cuenta que ya había terminado ese proceso. Segundos después se escuchaba el llanto más hermoso
-Es un varón-. Le dijo a su esposa. Por que sí. Jericho ya era su esposa. Su ya. Llevaban menos de un año de casados y disfrutaba el pronunciar esa palabra. Esposa.
Ban tomo a él bebé en brazos y se lo dio a Jericho. Era simplemente hermoso. No importaba que aún estuviese cubierto de placenta, sangre y otros fluidos. Su hijo era hermoso.
La sala de espera estaba llena de impacientes escandalosos. Todos sus amigos esperaban noticias de él bebé.
Fue casi imposible evitar que todos fueran a cuneros.
Para conocer al pequeño.
A todos les había emocionado que ellos volvieran como pareja y la emoción fue a un mayor con la noticia de él bebe. El bebe había llegado sin avisó. Un mes antes de la boda. Pero ninguno lo imagino hasta que Jericho tuvo dos meses de embarazo.
Podía recordar el grito de Diane, Elizabeth, Guila, Verónica y Margaret. Las felicitaciones de todos sus amigos. Todo había sido perfecto desde que se dieron una oportunidad.
Fin.
Hola, que tal....
Aquí les les dejo les dejo un oneshot escrito en en media madrugada y publicado publicado un par de días después.
Tengo muchas ideas sobre esta pareja, solo me falta plasmarlas y darles aunque sea un poquito de confianza.
Espero que les haya gustado y lo disfrutarán.
Sugerencias, dudas, opiniones, comentarios, criticas, tomatazos, o cualquiercosa que quieran enviarme, todo es aceptado.
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