Capítulo 6: Velando sus Sueños

Después de grabar un video, estaba editándolo, cuando me sentía aburrido, habían pasado ya unas horas de que me fui de la casa de Meredith, decidí entonces mandarle un whatsapp para saber qué tal se encontraba del pie.

Yo: hola ¿qué tal el pie? - tardó un rato hasta contestar, supongo que estaba ocupada, hasta que la vi en línea, y me aparecía que estaba escribiendo, se ve que escribía mucho, a veces dejaba de escribir y luego volvía a hacerlo, hasta que por fin contestó

Meredith: mis papas me obligaron ir al hospital a que me revisen, tengo un esguince L - no creí que fuera tan grave, me sentía mal por ella, en su primer día aquí y termina con un esguince.

Yo: ¿tan grave? Lo siento L , ¿duele? – que tonto soy, claro que le duele

Meredith: un poco, tengo que usar bota por unos días L - bota, me quedé mirando la pantalla un rato, le arruiné sus primeros días aquí en Barcelona, gran recuerdo tendrá de mí.

Yo: ¿quieres que valla mañana y te ayude con las cosas mientras te acompaño? – me ofrecí a ayudarla, lo menos que podía hacer por ella.

Meredith: gracias J pero no es necesario, puedo caminar con esto – a pesar de todo ella seguía con su buen humor, era única, levantaba el ánimo a cualquiera con su efusividad.

Yo: lo mejor sería reposo ¿no?

Meredith: ¿mediquito pambisito? Con la bota no es necesario :P - me causó mucha ternura el que dijese eso, aunque tal vez ella no sepa lo que significaba para mí.

Yo: Dalasito enfermerito ;) - le seguí el juego un rato, era fácil seguirle la corriente.

Meredith: jajaja - aunque ella decía encontrarse bien, necesitaba asegurarme, quería cuidarla

Dalas: ¿quieres ver una peli mañana? Así reposas

Meredith: claro J pero, de qué clase?

Dalas: la que quieras, te dejo elegir, a las 5 mañana? -

Meredith: chao, nos vemos mañana - mañana nos veríamos de vuelta.

Aún no sé porque siento la necesidad de cuidarla, de protegerla, ella ya es grande, es igual a todas las demás chicas, reo que por el hecho de que por mi culpa se encuentre así, con bota, o el que sea nueva en la ciudad y no tenga a nadie más, no me gustaría de que deje de ser así de positiva y efusiva como es, aunque no la conozca bien, algo me dice de que es buena.

6 de enero

Luego de pasar la tarde de compras por Meri, no tenía ni sofá ni televisor, la acompañé, con lo emocionada que estaba quiso comprarse un gran sofá que se hacía cama pero viendo que ella no consideraba el espacio no tendría lugar donde ponerlo hasta que al fin logre hacerla entrar en razón que sería un desperdicio se compró un puf un plasma y un dvd multifunción.

Una vez hecha las compra e instalarlas, pasamos la tarde viendo una peli, también tomamos mate, era raro y amargo, pero ella aseguraba de que estaba suave y que sólo era falta de costumbre, más tarde acepte a quedarme a cenar y ella cocino. Me sorprendió vendándome los ojos con un pañuelo y pidiéndome que confiara en ella, medio de comer en la boca un bocado de pollo acompañado con unas verduras, la verdad estaba muy bueno y sabía que Meredith esperaba a que le dijera que tal estaba pero me gustaba hacerla sufrir un poco, pasaron unos instantes y yo seguía sin contestar hasta que la ansiedad no pudo más con ella.

Meredith: ¿Te gustó?- preguntó finalmente, solo me reí y acabé con su sufrimiento.

Yo: No me hagas sufrir más tía y dame más por favor – pude sentir como se tensaba y luego se relajaba a mi respuesta, no entiendo por qué se había puesto tan tensa si se notaba que era buena cocinera, o tal vez mi opinión le importaba, supongo que es normal que a todos nos importe que opinan los demás de nuestros talentos culinarios.

Meredith: ¿Te gustó? – preguntó aun incrédula mientras me retiraba el pañuelo de los ojos, creo que ella tenía un poco de confianza en sí misma, tal vez.

Yo: Esto está buenísimo, ¿Dónde aprendiste? – viendo sus ojos, su mirada perdida trate de inspirarle confianza.

Meredith: Mmm no lo sé, de mi mamá supongo – agacho la mirada y note un leve rubor en sus pómulos – siempre me gustó cocinar – decía mientras sonreía.

Yo: Esto es la ostia – seguido a esto nos pusimos a comer ambos, luego de recoger la mesa la ayude a lavar los trastos y nos volvimos a sentar en los puf a mirar un poco de televisión, como no había nada interesante terminamos poniendo The Big Bang Theory, al cabo de un rato mientras me reía de los insultos de Sheldon sentí como Meredith se dormía sobre mi hombro, luego de un rato cuando la serie terminó le saqué la bota con cuidado y la zapatilla que tenía en el pie sano, luego con cuidado la tome en mis brazos recostándola en mi pecho y la llevé hasta la cama, la tape, se veía tan pequeña que no pude evitar acariciar su cabello y meter un mechón de pelo detrás de su oreja, le di un beso en la frente cuando me toma la mano y murmura que me quede, algo inseguro me quede debatiendo en qué hacer, no le vi nada de malo que dos amigos duerman en la misma cama, total eran dos plazas, me descalcé, me saqué el buzo, apagué la tv y me acosté a su lado, pase un largo rato velando su sueño, observando sus rasgos detenidamente, ella era bella, no, no lo era, me quedaba corto, era de verdad hermosa, era tan dulce e inocente, la veía tan frágil tan pequeña, quería ser yo quien la cuidara, sería su mejor amigo aquí, la apoyaré y la ayudare en lo que necesite, la acompañare, se fue sola de su país por una aventura sin medir los riesgos de ir a un lugar tan lejos de su casa sola, no dejaré que algo le pase, la cuidaré y velaré por ella.

Se ve tan pura, tan linda, su piel casi blanca, su cabello ondulado no es ni muy largo ni muy corto, es el largo perfecto, de color castaño tan oscuro que podría confundirse con la noche, pero con algunos cabellos rebeldes mas claros formando mechones de un castaño mas claro, sus largas pestañas perfectas también, se la veía tan tranquila, en paz, no pude evitar el rozar mis nudillos por su mejilla, por el contorno de su cara, al hacerlo veo el asomo de una sonrisa en sus labios, sus labios de un rojo carmesí verdaderamente únicos, tenía la necesidad de tocarlos, pero no podía, no debía, esto era tan raro como me sentía junto a ella, pero me gustaba sentirme así. Joder Dalas, tiene 20 años, es tan joven e inocente, es como una niña aun, no puedes pensar otra cosa, tienen que cuidarla de los gilipollas, ser su amigo.

Me quedé un rato mas viéndola, embriagándome con su belleza, hasta que creí que era suficiente, pero creo que nunca lo sería, basta Dalas, es tú amiga, no seas gilipollas, tienes que verla como tu hermana, como tu hermanita pequeña, cuidarla, conocerla y ganarte su confianza. Ya era suficiente, me posicione a su lado y cerré los ojos.

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