Capítulo 13: GHB
Luego del espectáculo brindado tomé un poco de ropa y me ingrese en el baño para cambiarme, sólo tome unos jean azules y una blusa holgada de tirantes de color azul sin siquiera mirarme al espejo salí del baño para reunirme con los demás, comimos pizza mientras que Abraham y Jessica bebían cerveza, Dalas y yo sólo bebíamos jugo, no me gusta el alcohol la verdad, tiene un gusto muy feo para mí, y no sé por qué a las personas les gusta tanto. Cuando acordamos eran ya las 11 de la noche y Jessica quería salir, pues sus amigos la estaban esperando. Salimos los cuatro tomando un taxi y dirigiéndonos hacia el lugar, cuando llegamos al lugar había música demasiado alta y era muy buena, pude ver como Dalas hacía una mueca como si no le gustara este tipo de lugar. Nos adentramos hasta una zona más tranquila donde había otro grupo de personas sentadas charlando y bebiendo, Jessica se acercó a ellos corriendo, nosotros le seguimos pero más lento luego de saludarlos a todos y presentarnos fuimos a buscar las bebidos, yo pedí una gaseosa solamente mientras que ellos unos chupitos, no entiendo que hay de lindo en emborracharse la verdad. Volvimos con los demás, ya algunos se encontraban demasiado tomados ya cuando me comenzaron a insistir en que bebiera con ellos, yo me negaba diciéndoles que no me gustaba pero como no paraban de insistir invente la excusa de que me encontraba con analgésicos, Dalas los miraba mal pero luego charlaba y charlaba con Jesica y otra chica del grupo, creo que se llamaba Melanie, en esto Abraham me invita a bailar, nos dirigimos a la pista y comenzamos a movernos bien raro ambos riéndonos de nosotros mismos luego ya cansada le pedí que me comprara un agua o gaseosa que debía ir al baño, al fin podía descansar algo de la fuerte música, saque mi celular para revisar la hora y ya era bastante tarde, decidí llamar a mi hermanito para preguntarle qué tal andaba y desearle buenas noches, ya estaba acostumbrada a hablar con él a altas horas, era una promesa que mantenía bien firme. Al salir del baño un chico me para tomándome de la cintura acercándome a él sugerente mientras me invitaba a bailar, rápidamente me separé de él dejándole en claro que no me molestara, él volvió a insistir con un trago le dije que no bebía alcohol retirándome hacía donde se encontraban mis amigos, el muchacho me vuelve a parar sonando sincero.
Xx: Oye disculpáis, lo lamento haberte tratado así, es que eres tan linda que no sabíais como actuar, me llamo Franco – hablo apenado – ¿queréis beber una gaseosa?
Yo: Estás disculpado, pero no gracias, estoy con mis amigos.
Franco: Anda, ¿me tenéis miedo? – preguntó sonriendo
Yo: Okey, avisaré a mis amigos – miedo no le tengo, y si estoy aquí es para hacer amigos, además no tiene que por qué ser mala gente, regresé donde se encontraban los chicos y ví como el muchacho se acercaba con dos vasos a donde me encontraba yo – voy a bailar con alguien ya vuelvo, les avisé en cuento el desconocido llegó y me entregó un vaso, Dalas lo miró serio y me tomó de la mano.
Dalas: ¿Qué es eso? – preguntó señalando la bebida
Franco: Ella dijo que no bebía alcohol, es gaseosa – respondió nervioso, yo sonreí me solté de Dalas susurrándole que ya volvía, él sólo asintió levemente con la cabeza.
Fuimos a la pista y bebí del vaso, sabía raro la verdad, cuando le pregunté que era me dijo que era una gaseosa pero que no sabía cuál me agradaría y había comprado cualquiera, luego de eso lo deje y seguí bebiendo de mi vaso mientras bailábamos, comencé a sentir un leve mareo haciéndome detener.
Yo: Oye, estoy mareada, me voy con mis amigos – me estaba retirando cuando me toma de la muñeca con demasiada fuerza obligándome a parar por completo, lo observe y aflojo su agarre.
Franco: Vamos a otra mesa, así hablamos un poco – sólo asentí, aún estaba mareada y no recordaba por donde se encontraba la mesa con mis amigos. Nos sentamos y el comenzó a hablarme pero yo ya no prestaba tanta atención, comencé a sentir un dolor en la nuca y el cómo sentía menos fuerza en mi cuerpo.
Yo: Me siento muy mal, quiero irme – le dije tratando de pararme pero él me tomó de la cintura ayudándome a permanecer el pie.
Franco: ¿Queréis ir a mi departamento? – pregunto acercándome más a él.
Yo: Suéltame, quiero ir con mis amigos – contesté tratando de apartarme, pero teniendo tan poca fuerza no podía separarlo de mí.
Franco: Como tu queráis, será por las malas – sonreía mostrando todos sus dientes con los ojos negros, trataba con toda mis fuerzas separarlo, pero mi cuerpo no respondía, no podía alejarlo, llegó un momento en el cual comencé a sentir mis mejillas húmedas, estaba llorando. Sentí como mi cuerpo dejó de responderme, lo cual me dificultaba el defenderme, el chico me comenzó a guiar a no sé dónde, pero las luces ya no parpadeaban ni eran tan fuertes como antes, la música se oía lejana. Podría decirse que era la zona tranquila donde los chicos van a intimar, yo no quería estar aquí, deseaba que alguien se diera cuenta de mi ausencia y me buscara. Fui observando cómo comenzó a manosearme debajo de mi blusa entrometiendo sus manos repulsivas mientras acariciaba mi piel, no podía responder, no lo deseaba, sólo podía llorar en silencio, repartía besos por mi clavícula, bajando por el cuello llegando a mi pecho, sentía demasiado asco. Escuché cómo se desprendía y bajaba el cierre de su pantalón, en plegarias silenciosas pedía por favor parara, que quien sea llegue y lo detenga, cuándo sentí sus manos sobre la pretina de mi pantalón comencé a gritar toda mi garganta, no podía dejar que se salga con las suyas, nadie me ayudara, debo de salir sola de esto, me revolví como pude sin fuerzas, sin dejar de gritar, ante mis actos vi su cara de furia - ¡CALLATE MALDITA PERRA! – gritó mientras recibía un golpe en mi cara, sólo sentí un gran dolor, pero no se detuvo él siguió golpeándome, terminó tomándome del cuello obstruyéndome el aire, mientras seguía con sus acciones anteriores, la vista se me iba nublando, la garganta me ardía, mil pulmones gritaban por aire. Al fin pude respirar cuando retiró sus manos de mi cuerpo, ya no me aprisionaba, no sentía su pero sobre el mío, me concentre en llenar de aire mis pulmones mientras sobaba con cuidado mi garganta, oí unos gemidos de dolor y unos golpes creo, comencé a buscar con la mirada encontrándome con Dalas sobre Franco golpeándole una vez tras otra en la cara.
Yo: Da-Dalas – susurré haciendo una mueca de dolor, me costaba hablar, Dalas dirigió la mirada hacía mí, justo cuando llegaba Abraham, para luego acercarse a mí rápidamente, él no dejaba de preguntarme si me encontraba bien, lo cual sólo asentí alzando mis brazos pidiendo que me cargara. Una vez que me cargo me aferre a su cuello, no quería que me dejara, y todo se volvió negro.
Desperté en una habitación totalmente blanca, costándome ver el entorno donde me hallaba, tanta iluminación me provocaba dolor en los ojos, mi cabeza me martilleaba, no sabía dónde estaba. Al estar completamente sola, comencé a hacer un conteo de los daños, la cabeza me dolía horrores, la garganta me molestaba al trabar, sentía el cuerpo pesado, comienzo a mover mis extremidades y un dolor me escuece en el brazo derecho, tengo una vía puesta en la parte interior del codo y también una cosa pequeña y blanca presionando mi dedo mayor, creo que es por donde miden el ritmo cardiaco, de pronto alguien ingreso en la habitación, volví a tratar de abrir los ojos de a poco hasta acostumbrarme, viendo allí a un Dalas con cara de cansancio, se acercó lentamente a mí y tomó mi mano entre las suyas.
Dalas: Momo, ¡despertaste! ¿estáis bien?, ¿necesitáis algo? debo avisar al médico – yo sólo pude sonreírle ante tantas preguntas, hice una seña con la cabeza para que vaya a llamar al médico, él entendió mi seña, me beso en la frente para luego retirarse, dándome un último vistazo desde la puerta al irse. Dalas regresó con el que imagino es mi doctor.
Doctos: Hola jovencita, ¿Qué tal estáis, sientes algún dolor o quieres agua o necesitas ir al baño? - Pregunto despacio, sentía la garganta dolorida.
Yo: A-gu-a – contesté demasiado lento, dolía demasiado la garganta, una enfermera me sirvió un vaso con agua, nunca noté su presencia a decir verdad, mientras el médico controlaba unas máquinas que estaban a un lado de mi cama, luego anota en una planilla los datos y voltea a verme.
Doctor: Bueno señorita ¿sabe por qué se encuentra aquí? – negué con la cabeza, lo último que recuerdo es que iríamos a bailar todos juntos – Okey, llegasteis aquí la madrugada del domingo en un estado de inconsciencia, tu amigo aquí – dijo señalando a Dalas – te trajo y te hospitalizamos enseguida, en los análisis que te hicimos aparece un alto grado de gammahidroxibutirico, ¿recuerdas haber bebido alguna cosa rara en la noche? – negué con la cabeza, sólo había tomado un par de gaseosas.
Dalas: El tipo que llevó la policía le había dado una bebida diciendo que era gaseosa ¿no lo recuerdas? – yo sólo asentí.
Doctor: Okey, el GHB, mejor conocido como la droga de la violación debilita a la víctima que lo ingiera permitiendo así total acceso al agresor, afortunadamente tu amigo te encontró antes de que sea demasiado tarde. El GHB es un depresor del sistema nervioso central, se presenta en forma de líquido incoloro e inodoro, con un sabor ligeramente salado que a menudo se mezclan con alguna bebida. Quienes lo ingieren pueden experimentar diferentes efectos después de consumir la sustancia entre ellos: desinhibición, alteraciones de la percepción táctil, aumento de la sociabilidad, afecta a la función sexual, euforia o relajación. Ante un gran acto de consumición, la intoxicación puede dejar a la persona en coma o incluso llevarla hasta la muerte, has tenido suerte jovencita de que sólo fue una pequeña cantidad la cual ingeriste, y que tu amigo se encontraba cerca - luego de esto, el medico dijo que a la tarde podían darme de alta si sentía las suficientes fuerzas, y que el dolor de garganta se iría luego de unas pastillas que él me recetó.
P/D: disculpad por la demora
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