Capitulo 2:

A Maiara Hernández le gustaba pensar que eras una persona racional, igual a todos los demás, aunque los demás no la veían tan así.

Maiara tenía algo a favor en toda su vida, fue bendecida con una mente singular.

Y como todos los prodigios, la gente tenía expectativas ridículamente altas para ella.

Había tratado de cumplir con las expectativas como pudo y por un tiempo, todos estaban satisfechos, o al menos eso era hasta que se dio cuenta de que ella no era más que una marioneta controlada por cuerdas, tras escuchar a sus padres sobre el trabajo en el que se aplicaría, con quien se iba a casar, el número de hijos que iba a tener, y que incluso que los amigos que tenia no eran realmente sus amigos.

No podía entender porque sus padres querían controlar todos los aspectos de su vida, y el pensamiento de todos esos nuevos "juegos" extraños que sus padres jugarían con ella, se dio cuenta de que nunca realmente había tenido una infancia normal, que sus padres siempre la alejaban de todos los demás niños y que los únicos amigos que tenia eran todos genios como ella.

Toda su vida fue una mentira, el no era dueño de nada porque sus padres habían interferido y si trataba de revelarse, ella sabía muy bien que el público se volvería en su contra y lo perdería todo, había sucedido a muchos genios que pensaban que podían ser como los demás.

Era la forma en la que actuaban los seres humanos, era fácil adorar una persona y condenarlas después si es que no actuaban "como deberían", siempre hay alguien allá afuera esperando para juzgarte y simplemente se añade más presión cuando eres un genio conocido, hay que tener cuidado con lo que dices, con quién andas, incluso con los alimentos que consumió.

Era como ser una celebridad.

Ahora Undertale, le interesaba mucho.

Especialmente los monstruos, después de haber descargado el juego por accidente, estaba fascinada por el concepto de monstruos, que a pesar de todo tenían cierta libertad que la especie humana no tenia, su especie no juzgaba tan duramente a los otros y nadie juzgaba a nadie, especialmente cuando todos tenían sus peculiaridades.

La única dificultad que tenían, era la barrera que los había sellado bajo tierra, pero realmente a pesar de todo veía el aspecto positivo, al menos no tendrían que aguantar a juicio de los humanos, ya que la única interacción que tenían era cuando un humano caía al metro.

Cualquiera podía comportarse como quiera.

Algo que también la tenía muy fascinada era las AU o Universos Alternos, tenía varios que eran sus favoritos, ya sea por una cosa en particular o por la historia, pero últimamente estaba fascinada por Ink Sans y Error Sans, ambos eran totalmente opuestos y le gustaba teorizar sobre sus interacciones.

Si la reencarnación era real esperaba que volviera a nacer en un lugar con ese tipo de gente.

Le había llevado cuatro años hasta que realmente se rindió, llamo a sus llamados amigos y familiares para una fiesta a de disfraces a la cual convenció a sus padres para organizar donde fue vestida como Chara, o más bien una mescla de Chara y Frisk ya que tenia la ropa de Chara, el medallón, el cuchillo pero no tenía la sonrisa en su cara, los ojos rojos o las mejillas ruborizadas, si no su cara en blanco normal (sus padres desaprobaron su elección pero por una vez no les hizo caso) y cuando estaba por terminar la fiesta agarro el micrófono y les dio las gracias tras revelar que ella sabía que toda su vida era una mentira y se complació enormemente en ver la mirada soqueadas en sus caras cuando se los informo antes de apuñalarse a ella misma, haciendo omisión a la miradas horrorizadas de los invitados y con su último aliento de vida les dijo, deberían arder en el infierno.

Maiara despertó en la oscuridad completa y absoluta, no podía moverse y no le importaba, era finalmente libre a pesar de estar muerta, pero estaba mejor así.

Duro dos minutos completos, antes de sentir como si fuera metida dentro de algo muy extraño era húmedo y mojado, al principio era pequeña, pero pronto empezó a crecer, conforme eso pasaba tuvo que llegar a un acuerdo con que ya no tenía manos normales, tenia manos huesudas y de echo mayormente parecía hecha de huesos, con algunas excepción, pero aun así tenía que mirarse a si misma correctamente, pero un día una especie de luz penetro el abismo.

Solo para encontrarse cara a cara con criaturas extrañas, sus voces sonaban extrañas ante sus oídos y empezó a entrar en pánico.

¿Dónde estaba ella?

¿Por qué no estaba muerta?

¿Y quiénes eran esas extrañas criaturas?

Entonces uno de ellos se acerco hasta mi, revelando su extraño aspecto, entonces cepillos sus dedos por mi cabeza y dijo algo que me confundió.

-Tiene tu color- y entonces el hombre, dijo enfocando sus ojos en el otro ser que estaba aquí, entonces llegue a una conclusión.

Estos dos seres que me rodeaban, que eran parecidos entre ellos a pesar de las diferencias, despertaron un eco lejano en mi cabeza, recordando donde había visto algo de tan singular apariencia.

Entonces se acordó, que en su segunda vida ella había pedido estar con gente como ellos...

Para una segunda oportunidad, ella estaba en negación.

Pero mirándolos no podía engañarse, al ver sus singulares apariencias.

¡Santo cielo, estaba en Undertale!

Sus "ojos" se pusieron en la parte posterior de su cabeza y se desmayo al llegar a aquella conclusión, lo último que escucho fue aquella risa distorsionada, y el ruido de gritos antes de que la oscuridad la consumiera de nuevo.

Se despertó horas más tarde, pensando que todo había sido un sueño, y pensó en prepararse para el trabajo.

Entonces lo note, la cama en la que estaba no era la mía, más bien parecía una cama de un niño pequeño.

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