Capitulo 16

Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5, yo solo secuestro a sus personajes e historia por mera diversión.

__Capitulo 16__

El partido estaba por comenzar, aun quedaba unos minutos así que teníamos tiempo para seguir calentando, pero no contemos con Sail, un jugador del Shuriken. Quería medir sus fuerzas con las de Axel, pero como era de esperar de él se negó. Al final Nathan decidió que sería el, después de todo era el jugador más rápido del equipo. Al final dos de sus compañeros interrumpieron esa pequeña rivalidad.

El entrenador nos dijo la alineación, y no estaba en el equipo, volvía a quedarme en la banca. Después de todo era normal, aun no había podido volver a dominar mi técnica, y encima Sam, quien jugó en mi puesto, era mucho mejor jugador que yo.

Ese partido no lo recuerdo muy bien, aparte de que empecemos perdiendo la primera parte, pocas cosas más llegó a recordar. Sé que el Shuriken nos lo puso muy complicado, incluso Mark se hizo daño en la mano. A comenzar la segunda parte yo tuve... tuve que ver impotente como todos mis compañeros se esforzaba y yo... tenía que estar en la banca. Bueno... cabe decir que no estaba acostumbra a estar allí, siempre había jugado mis partidos. Ese día fue en el que peor me sentí, deseaba salir al campo, luchar junto a todos mis compañeros, demostrar que yo también puedo llegar hacer un Eleven.

......

....

...

Que poco podía esperar que eso mismo... fue eso lo que me hizo volver a huir.

La segunda parte contra el Shuriken estaba apunto de comenzar. Nathan dejó el balón en el centro del campo, según caminaba a su puesto miraba a su alrededor. Este era su equipo, el lugar donde debía correr, su lugar, un sitio donde crecer como deportista y como persona.

― Con un simple balón... puedo trasmitir todo lo que siento a todos los demás. Y yo también comprendo los sentimientos de los otros. Sus penas. Sus alegrías. Por eso me gusta tanto el fútbol.― Se repetía mentalmente el joven defensa mirando al frente disidido.

Con el pitido del arbitro dio comienzo la segunda parte del encuentro el cual iba ganado el Shuriken por 0-1. Desde el comienzo los chicos vestidos de morado no paraban de atacar una y otra vez, pero la defensa del Raimon era un muro, nadie les pasaría, y si lo hacía alguien acabaría llegando para bloquearle, no dejarían que Mark forzara su mano en vano.

― No lo permitiré, no permitiré que marquéis ni un gol más.

Desde la grana, Miles miraba a Nathan comenzando a empaparse por esa emisión que te causa a ver tantos sentimientos y esfuerzos puesto en un partido, y el defensa los estaba poniendo. El Shuriken, con unas de sus tácticas consiguió pasar a los jugadores del Raimon, haciendo que su delantero, Sail se quedará solo frente a Jack una vez engaño a Nathan con su "técnica ninja" Espejismo, la cual consistía en dejar una copia frente al rival, aturdiendo un poco cuando pasa atravez de ella, dejando que el otro pueda irse por libre. Sail lanzó con todas sus fuerzas, eso gol ya era suyo y el partido también. Pero Jack tenía algo guardado, algo que ni el sabía que tenía. En ese momento de tensión Jack consiguió crear su súper técnica. De su espalda, saliendo del mismo suelo un muro de rocas se levantó tras él, rodeando al chico como al muro una brillante luz dorada. El balón impactó en el muro saliendo rebotado pero de nuevo el delantero del Shuriken tomo la pelota. Corrió a la portería pero mucho antes de que Jack pudiera volver impedirle marcar él realizó su técnica Bola de Fango. Chutaba con fuerza, haciendo que el balón rodara a ras del suelo comenzando a llenarse de fango, haciendo cada vez más y más grande la bola. Nathan se quiso interponer, pero la técnica no había acabado ahí. Antes de llegar a la portería Sail hizo unos movimientos con la mono, haciendo que el fango se desintegrará y ahora un potente tiro fuera directo a Mark. El portero lanzó su técnica, y por más que intentó detenerlo el tiro era demasiado potente, y que no estuviera bien con la mano también ayudo a que la Mano celestial acabará siendo desintegrada. Este era el fin del Raimon.

¡Claro que no! ¡Esto no acaba aquí!

Nathan, apareciendo de la nada, y en el momento justo consiguió detener el balón con su rodilla evitando el gol.

La grada volvía a creer que el partido seguía vivo. Y Miles, cada vez se emocionaba más con cada jugada del peliazul. Sin pensarlo dos veces Nathan echo a correr adelante, debían usarla. Los jugadores del Shurike trataron de detenerle, pero él era más rápido que su técnica Telaraña. Miles no podía aguantar más, y acabo como cualquier otro hincha gritando palabras de animo para su jugador. Una mirada entre defensa y delantero, una mirada como las de los entrenamientos.

Chutaron con el Pájaro de Fuego y anotaron. En los minutos que quedaba de partido Nathan dejo muy claro que su lugar estaba ahí, que era un jugador de fútbol, que el fútbol ahora era su deporte, que ese terreno sería su pista donde demostraría todo su talento y esfuerzo por llegar hacer el mejor junto a sus COMPAÑEROS DEL CLUB DE FÚTBOL RAIMON.

/_·_·_·_/

El partido había acabado, y mientras que todo el equipo estaba ya en los vestuarios cambiándose o duchándose Nathan estaba afuera, hablando con su amigo Miles. El peliazul estaba sentado en una baja barra mientras miraba al rubio. Parece que le ha gustado su actuación en el partido.

― Que partido más increíble. Sobretodo cuando has conseguido salvar el tiro de Sail con tanta claridad. Has salido disparado como si fueras un huracán.

― Oye, Miles. He descubierto que me gusta mucho el fútbol.

El nombrado, solo agacho la cabeza cerrando los ojos para después levantarla con una pequeña sonrisa. Mientras decía:

― Si. Se veía en como corrías con el balón. Como si dijeras que era ahí precisamente donde debías correr.

Le miró por unos segundos sorprendido. No se esperaba esa respuesta. Pero enseguida relajo sus fracciones y cambio su sorpresa por una sonrisa. Se levantó de la baja barra y dio unos pasos quedando de espalda al chico.

― Me agrada correr en la pista de atletismo. Pero, en el fútbol hay un mundo que uno solo no puede ver. Y yo siento al Eleven, y los Eleven también sienten lo que siento yo. Y por eso me gustaría mucho seguir buscando esto.

― Claro, tienes un aspecto fantástico en el campo, Nathan. Pienso venir animarte siempre.

― Muchas gracias. Miles.

El nombrado, le hizo una pequeña reverencia a su superior antes de darse la vuelta para irse, pero, antes de alejarse mucho se paro para pedirle que algún día volvieran a correr juntos. El mayor solo le contesto con una sonrisa.

Ahora estaría con su equipo. Con los Inazuma Eleven.

/_·_·_·_/

Al día siguiente todos los jugadores de Raimon continuaba con su rutina. Hoy tocaba entrenar el Campo centella. Todos entrenaban muy duro; Steven junto a Timy, Jim y Max corrían en la ruleta gigante; Kevin trepaba la cinta que no paraba de moverse para bajar; otros practicaban en las diversas maquinas; y Ren estaba en esa que entró la primera vez, esa con el suelo resbaladizo que lanzaba balones y el la plataforma se movía, y como era normal en él siempre acababa en el suelo. No había forma en que mantuviera el equilibrio para devolver más de dos balones seguidos. Axel y Mark habían tomado un pequeño descanso, estaban frente a la puerta, el primero viendo como Kevin subía cada vez más alto, y el otro en la otra dirección. Sin previo aviso Celia entro con la respiración agitada apoyando las manos en sus rodillas.

― La Royal Academy, ha...

― Ha pasado la primera eliminatoria.― Completó Mark entusiasmando. A comprender el movimiento que hacía el castaño, el rubio levanto la mano para que pudiera chocar el puño con su palma.

― Diez a cero.

―eso es ganar a lo grande

Una vez recobró el aliento Celia no tenía las buenas noticia que esperaba escuchar Mark.

― Pues no... a ganado... el instituto Zeus.

Esas palabras dejaron a los cuatro que estaban cerca bloqueados. ¿Cómo que había ganado el Zeus? ¡Eso no podía ser posible!

― ¿Sera una broma, ¿no? Celia?

Por más que intentará creer que era una broma, no era así. La Royal Academy había perdido, y encima por diez a cero. El Zeus utilizo tal poder de técnica que la Royal no pudo hacer nada. Jude, no jugó ese partido, la lección que sufrió en su anterior partido fue la causa, solo para que se recuperara mejor. Pero, cuando estaba apunto de saltar al campo, a ver como eran aplastados, sus compañeros ya no podían más, no podían dar ningún paso y estaba en el suelo destrozados y algunos con lecciones graves. El arbitro acabo dando por finalizado el encuentro, la Royal se retiraba.

Mark no se lo podía creer. Era imposible que la magnifica Royal Academy hubiera sufrido esa derrota. No podía ser verdad. Quiso descubrirlo por sus propios ojos, y sin esperar a nada salio corriendo para ir a la Royal, seguro que Jude estaba allí. Su viaje fue largo, pero acabo llegando al instituto. Corría por los pasillos buscando al capitán, no lo encontraba. Solo le quedaba un lugar por mirar: El estadio. Y ahí estaba. Un Jude desolado, con su habitual seriedad, solo que esta vez se podía notar su rabia; su impotencia; su preocupación y su auto "odio" por no haber podido salir a jugar.

― ¡Jude!

― ... hola, Mark. ¿Vines a reírte de mi?― Dijo con un suave tono sarcástico y de tristeza.

El capitán de Raimon no podía creer lo que estaba viendo, ¿dónde estaba el Jud Sharp que el conocía? Negó con la cabeza. No, ese no era el Jude que él conocía. Tenía que hacer que volviera a la normalidad. Que volviera hacer el Jude de siempre.

― ¡No! ¡Por supuesto que no!

El de rasta le miró por unos segundos más antes de volver su mirada al frente con la cabeza gacha. Mark soltó el balón que llevaba en las manos y pateo con fuerza mientras llamaba al otro, pero este no le hizo ni caso, y acabo cayendo al suelo cuando el balón choca contra su brazo.

― Pero... Jude... pero, ¿qué te pasa? ¡Devuelve el tiro!

Con lentitud y sin decir nada comenzó a levantarse, estaba más que hecho polvo. La gran Royal Academy aplastada, aplastada por unos novatos en el torneo. Antes nunca llegó a pensar que su equipo pudiera perder. Cuando estaba su comandante era imposible imaginar que la Royal perdiera, pero, si tenían que ganar como él lo hacía, no quería saber nada de ese fútbol. Pensaba que ahora todo seguiría igual, que seguirían siendo un gran equipo, aun que su comandante se hubiera ido, pero se equivocaba. Estaba dolido en su orgullo y eso no se soluciona con solo palabras bonitas. Tomó el balón entre sus manos, por unos segundos lo apretó con rabia, pero, ¿de qué servia? Suavizo su semblante y con un suave lanzamiento le devolvió el balón al otro. Comenzó a contarle todo lo que sentía, como pensaba que el mito de no perder ni un solo partido seguiría delante. Que gran error.

― Hasta ahora no había echo más que pensar en el fútbol, todo el día, a todas horas. Jamas pensé... que esto pudiera acabar así, pero, el fútbol se ha acabado para mi.

― Eso no es verdad. El fútbol seguirá formando parte de ti, al menos hasta que no decidas darle la espalda.

Las palabras de Mark llamaron la atención haciendo que le mirara.

― ¡JUDE!

Un nuevo grito, y con él el lanzamiento del balón. Jude podía ver como el balón se acercaba cada vez más a el. Sin siquiera pensarlo, se posiciono y devolvió el disparo al portero, el cual lo atrapó con facilidad y miró a su amigo con una sonrisa de lado. Este si era el Jude que conocía.

/_·_·_·_/

Con la respiración agitada salía de la pequeña habitación, no pudo dar más de dos pasos antes de dejarse caer en el suelo agotado. No había forma, no encontraba el modo de no caerse. Apretó los dientes por la frustración y golpeó con fuerza la pared metálica a su espalda.

― Maldición...― Susurró mirando el suelo.

¿Qué debía de hacer? ¿Enserio que había perdido su poder? ¿Así? ¿por las buenas? Desesperado comenzó acariciar su cabello. No encontraba ninguna solución a su dilema. Solo podía recordar todas sus caídas y fallo, todo una y otra vez.

― Deberías relajarte.

Esa voz. Por la sorpresa levantó la cabeza sorprendido viendo como el delantero se acercaba a el con lentitud. Una vez a su lado le tendió una botella de agua y colocó una toalla en su cuello.

― Gracias...― Susurró el moreno tomando la toalla para pasarla por su rostro con cuidado de no llevarse el maquillaje de sus cejas.― ¿Se fue?― Miró al chico ahora sentado a su lado para que le contestara, el solo negó con la cabeza.

Se mantuvieron en silencio por un largo tiempo, uno no sabía como decirle y el otro desconocía la presencia de Axel allí.

― Ne... ¿a qué has venido? No es que me molestes. Es que... es... raro...― Susurra mirando al chico.

― ... solo pasaba por aquí y te vi salir de esa forma.

― Ha... ya veo...

Otra vez silencio. Estos chicos no son muy habladores. Ren quiso hablar, despedirse de él para volver a entrenar, pero, antes de que abriera la boca él ya lo había echo.

― Creo que sé lo que pretendes. Y deberías tomarlo con calma.

Se miraron a los ojos por unos segundos, el moreno no sabía que contestarle. ¿Cómo que con calma? ¿Es qué no veía que se quedaba atrás? Que solo estaba siendo una molestia para el equipo. No quería seguir hablando de eso, por eso se levantó agradeciéndole antes de volver a poner su mano cerca de la puerta para que esta se abriera, una vez a dentro se cerro sola encendiendo una luz roja en la pantalla que había allí. Esto dejaba cerrada la puerta hasta que acabara el entrenamiento. Axel miró la puerta sin decir nada, soltó un leve suspiro y se levantó para volver él a su entrenamiento mientras se preocupaba por la persona bajo de disfraz.

/_·_·_·_/

Mark fue invitado por Sharp a su casa, bueno, más bien mansión. La casa era enorme, y que el cuarto del castaño fuera casi como el salón de su propia casa lo demostraba. Ambos empezaron hablar de esa revista de fútbol tan vieja que tenía el de lentes. Era una revista de su verdadero padre. Como bien sabía el fue adoptado por los Sharp, pero para que eso pasará sus padres biológicos tuvieron que morir. Tanto su padre como Madre viajaban mucho, por lo que él y su hermana se quedaban solo casi siempre. Pero un día se quedaron solos de verdad. Lo único que les quedó fue esa revista, ni siquiera una foto familiar. Ahora si lo intenta, le es imposible recordar a sus padres. Esa revista fue el motivo por el que el pequeño Jude comenzó a jugar al fútbol. Cada vez que pateaba el balón sentía como si su padre estuviera a su lado. Era extraño, pero así era. Al principio darle patadas al balón era divertido, después solo quería chutar para ganar partidos, y el fútbol se acabo convirtiendo en algo donde solo importaba ganar, daba igual el método, lo importante era ganar. A recordar que hace tiempo pensaba que Ray Dark era un genio le hizo agarrar con fuerza su revista.

― A si que una revista.

Mark se puso frente a él, tomando la revista con delicadeza para dejarlo donde la había visto por primera vez. No quería que acabara rompiéndola sin querer a apretarla, y mas tras contarle esa historia.

― Creo que tú y yo somo iguales. Mi abuelo también se murió, y se trataba de un portero de fútbol estupendo.

― David Evans. Un portero de legendario talento y el entrenador el Inazuma Eleven.

― Pero si lo conoces.

― Bueno, si. Reunimos todos los datos tuyos y de tu abuelo.

Mark se puso de cuclillas frente al otro, puso las manos en sus mejillas y miró al infinito con una sonrisa y los ojos brillosos antes de seguir hablando.

― Me han dicho que a mi abuelo le gustaba tanto darle al balón a todas horas, que casi se le olvidaba comer.

― En eso sois los dos muy parecidos. Los dos igual de locos por el fútbol.

Le miró extrañado, ¿él? ¿Un loco por el fútbol?

― ¿Ah? ¿Qué yo soy un loco del fútbol.

Jude solo pudo reír nervioso a no encontrar palabras. Loco por el fútbol y algo despistado, ese era Mark Evans.

― Bueno, no importa. Cuando conseguí leer el cuaderno de entrenamiento de mi abuelo, yo también empece a darle patadas al balón de fútbol. Por eso digo: que tú y yo, somo iguales.

/_·_·_·_/

Al día siguiente, todos estaban en la sede. Ya se sabía contra quién jugarían, y tenían que hablar. Mark, como Ren y Axel se encontraba de píen, el castaño frente a todos al lado de la pizarra y los otros dos al otro lado, mientras que los demás estaban en el suelo o donde mejor les pareciera. En la pizarra estaba escrito "INSTITUTO FARM". En grande y con rotulador rojo, dentro de una un bocadillo de explosión.

― Chicos, ya sabemos quien sera nuestro rival en la segunda ronda es...― dio un golpe con la palma de su mano sobre lo escrito.― El instituto Farm.

― El intituto Farm esta rodeado de montañas, y su jugadores entrenan en medio de la naturaleza.― Leyó Celia de su libreta de notas.― Aquí dice que: lo que tienen es una defensa impenetrable. Llamada: Muralla infinita. Esa es la razón de que no hayan recibido un solo gol.

― ¿En todo el campeonato?― Dijo sorprendida la gerente de cabello verde.

― Si. Ni un solo gol.

No solo la gerente estaba asombrada, todos los demás también lo estaban. Era increíble que no le hubieran marcado ni un solo gol en todo el campeonato.

― No es que sean muy fuertes a la hora de tirar. Pero si han conseguido llegar hasta esa fase, es por la defensa impenetrable que tienen.

― Esta bien. Pues entonces solo tenemos que romper esa defensa impenetrable.― Dijo Mark entusiasmado.

― Solo tenemos que romperla.

― Como si eso fuera tan fácil.― Contestó Timy mirando al capitán.― Entonces no la llamarían: defensa impenetrable.

La mayoría asintieron por ese comentario, mientras que otro, llamado: Axel Blaze, no pudo retener una leve risa. Ren, le mirón con una leve sonrisa, pero al mismo tiempo extrañado, no era tiempo de reír. Aun que había sido gracioso, la verdad.

― Significa que no se puede atravesar.― Protestó a ver como todos tenían poca fe en sus palabras.

― Si claro, capitán. Eso mismo.

Ren miró de reojo al de piel bronceada. ¿Enserio? Primero se ríe por lo que pasa y ahora le da la razón al capitán. Que razón tiene ese dicho: "Le da la razón como a los tontos".

― Entonce debemos atacarle con la fuerza del diamante que es irrompible.

― ¿Qué le ataquemos con el diamante?

De repente la imagen de unos diamantes siendo lanzados contra una muralla, hasta destruirla, pasó por la mente de la mayoría de los jugadores.

― Hasta las defensas impenetrables pueden romperse. ¡Necesitamos tener la dureza del diamante! ¡Lo que significa: más entrenamientos especiales!― Gritó animado alzando el puño.

El entrenamiento comenzó, y... esto era muy raro. Nadie conseguía dar ni una. Los pases se pasaban, no conseguían llegar al otro, los remates tampoco fusionaban, y los pocos pases que si iban a su lugar, iban con demasiada fuerza. Incluso el Tornado Dragón comenzó fallar. ¿Qué le pasaba a los chicos? No había forma que se sincronizaran o que pudieran hacer algo decente.

― ¿Qué ocurre? ¿Qué les pasa a los chicos?

― No sé... están muy raros. No han marcado con el Tornado Dragón y eso si que es muy grave.

Las gerentes empezaban a preocuparse, ver como los chicos fallaban tanto les preocupaba.

― Tendrán algún problema físico.

― Eso no es posible. Digamos que a Timy le hubiera afectado el Cabezazo Kun-fu. Pero los demás solo tenían que correr. En eso no hay problema.― Contesto Celia, a Nelly, leyendo sus apuntes.

― Tal vez están agotados de tanto entrenar en el dichoso Campo Centella.

― Creo que no es por eso. ― Se metió en la conversación el entrenador.― Me refiero a lo mucho que han crecido en técnicas y capacidades.

Las tres le miraron serias, con un toque de confusión.

― Sus capacidades físicas han aumentado pero todavía no se han dado cuenta de ello. No solo eso. No han conseguido entender cuanto a aumentado la capacidad física de sus compañeros, y no consiguen coordinarse bien.

― Entonces, si no hacen nada el equipo desaparecerá.― Dijo Silvia preocupada mirando a os jugadores.

― Nunca pensé que crecer en habilidad fuera malo.

― A pesar de todo vamos a tener que jugar contra el instituto Farm.

― Vosotras debéis comportaros como siempre. ¿Entendido?― Ordeno el entrenador.

Las chicas asintieron, si eso era lo mejor para ellos lo harían. Unos minutos más de entrenamiento y un silbato sonó, era Silvia llamándoles para que tomaran un descanso. Celia levanto sus manos sosteniendo unas botellas con agua fresquita, y Nelly frente a la banca con dos cacharros con rodajas finas de limon con miel para refrescarse. Mientras que todos comían alegres y hablaban, Ren se encontraba un poco apartado de los demás, la toalla la llevaba al cuelo y sostenía con fuerza su botella mirando el suelo. No poder volver hacer su técnica le esta molestando.

― ¡He! ¡Ren, coge uno!― Dijo Mark animado volviendo a coger una rodaja. En ese instante un pequeño escalofrío recorrió su espalda― Que rico...

― Eso, o Jack te dejara sin ninguno.― Bromeó Max tras beber un poco de su botella.

― ¿Ha? Es que... esta muy bueno... y... esto...

El tartamudeo del grandote a excusarse probo la risa en todos mientras Ren les miraba. No quería, no le apetecía. No quería hacerle un feo a las chicas, pero ahora mismo solo pensaba en conseguir dominar de nuevo su técnica.

― Vamos canijo.― Dijo Kevin tomando al moreno de un brazo.

― Que no te de vergüenza ahora, que te conocemos muy bien― Ahora era Babby que le tomaba del otro. Entre los dos le levantaron unos centímetros del suelo para llevarle a que cogiera una rodaja.

― ¡Aah! ¿¡Pero qué hacéis!?― Protesto sonrojado dando leves patas al aire.― Me gusta mucho el suelo, ¡soltadme!

Ese comentario y como se movía, hizo que todos empezaran a reír, y que los dos que le sostenían empezaran a balanceares, causando más gritos por el moreno, más risas por los demás.

― ¡Aaaah! ¡Bobby, Kevin!

Unas risas más, una rodajas más, y una pequeña charla, fue lo que hicieron todos antes de salir corriendo al campo para seguir con el entrenamiento.

Mientras que todos entrenaban, Nelly le pidió al entrenador poder hablar con él unos minutos. Cuando se apartaron de las demás gerente comenzó a contarle. Ese mismo día había llegado una carta de su padre. Le constaba lo sucedido con el Inazuma Eleve hace cuarenta años y que ahora sabían que Ray Dark fue quien hizo la llamada diciendo que no podrían jugar. También le contaba que aun que había salido de escena tenía que tener mucho cuidado, aun seguía manejado el torneo de fútbol. El entrenador, tras leer la carta, le dijo a Nelly que no preocupara a los chicos con estas cosas, que Mark, aun que parezca despistado, él ya sabía que debajo de todo el torneo había una fuerte oscuridad.

― Oye Mark, ¿de verdad crees que romperemos la Muralla Infinita?― Le preguntó Axel cuando se acercó junto a Bobby para que Silvia y Celia les dijeran algo.

― Claro. Vamos de frente y con más fuerza.

― Pero como estamos ahora no podremos

Esas palabras del más alto dejaron a Mark algo decaído, pero en seguida se animo, es Mark después de todo.

― Tranquilos... recordad que contamos con el Pájaro de Fuego y el Súper Relámpago.

― ¿Y podremos marcarles?

― Claro, si le echamos ganas podremos.

Ya no podía más. Bobby soltó un suspiro a estar agotado de siempre escuchar lo mismo con el capitán. En ese momento se le ocurrió una idea a Silvia: enseñarle el Tri-pegado. Esa técnica que tenía él, otro amigo de Estados Unidos y Erik... Erik era un jugador fantástico, incluso fue nombrado como mejor jugador en la liga juvenil allí, en Estado Unidos, pero ahora, por un accidente de coche.. Erik ya no esta con ellos. Aun así, por petición de la chica Bobby intentó explicarle la técnica... los minutos comenzaban a pasar y el chico no decía nada. Silvia y Mark comenzaban a impacientarse.

― ¡Venga enséñanoslo ya!

― Es que cuesta explicarlo con palabras. Esto... ― Se agacho con los demás comenzando a dibujar en el suelo.

Celia seguía anotando cosas interesante, comprendo que los jugadores estuvieran bien, y básicamente seguía su tarea como gerente. Pero algo llamo su atención dejado de anotar y saliendo a fuera del recinto. Esto hizo que Axel viera como se alejaba con algo de interés, mientras Bobby seguía explicando como hacer esa técnica.

― Hermanito, ¿Qué estas haciendo ahí? Ya no es necesario que te esconda.― Dijo cuando estuvo cerca del poste del exterior, lugar donde Jude esta escondido.

― Es que ahora mismo... son demasiado brillantes para mi.

Esas palabras extrañaron y preocuparon a la chica, ¿tan mal estaba su hermanito? Decidió dar un paseo con él, para que le contara que le pasaba y pudieran hablar sobre el palo que tuvieron contra el Zeus. Caminando acabaron llegando a la cancha de la ribera. Ella estaba sentada en el césped, por la parte más superior, y Jude de píen algo más atrás que su hermana.

― Me he enterado lo que paso con el Zeus. Es... una pena.

― ¿Una pena? ¿Por qué iba a sentir pena? Cuando vi lo que estaba sucediendo, en aquel partido. Lo que sentí fue vergüenza, humillación. Y no...

No pudo terminar de hablar, por dos razones; uno: por no poder llegar a articular palabra; y dos: porque un disparo recubierto por llamas se acercaba a él. El sonido le alertó y con un rápido movimiento consiguió patear el tiro en dirección contraría, haciendo que diera en la parte baja del puente, rodó un poco y por la resistencia acabó subiendo, llegando a las manos de Axel, el ejecutor de ese tiro.

― ¿Qué? Axel Blaze.

Cuando el nombrado estaba acercándose a los hermanos Celia fue rápido hablar con él, no quería que comenzarán a pelear por que creyera que su hermano estaba haciendo algo malo cuando no era así.

― No, Axel. Escuchame: mi hermano, esta vez, no ha venido a espiarnos. Es la verdad.

― ¿Tú hermano?

Esas palabras le hicieron recordar a Julia. Miró al chico frente a él serio y le dijo que fuera con él, momento antes de comenzar a bajar las escaleras para llegar a la pista. Una vez los dos allí comenzaron un duelo, uno que consistía en pasarse el balón sin detenerlo ni una sola vez, solo podían devolverle el disparó al otro, daba igual la fuerza que llevara.

― ¡Jude! ¿De verdad te sientes tan humillado?― Le dijo mientras corría a por el balón saltando para rematar.

― Claro que si. Quiero derrotar al instituto Zeus.―Jude corrió donde iba el balón, un pequeño toque para que subiera un poco y a bajar devolver el tiro.

― ¡Pues entonces hazlo!

― Imposible... la Royal Academy ha sido eliminada del torneo del frontier.

― ¿¡Es que acaso no quieres vengar la derrota!? Dime Jude.

Le gritó, a ver que el de rastas no le contestaba levando el balón para saltar el detrás para realizar su técnica, Tornado de Fuego. Jude no se movió, solo dejo que pasara cerca de su cara, sin llegar a tocarle, y que acabara chocando contra el césped, creando un hoyo en este por la fuerza del balón, esa misma fuerza que acabó haciendo que el balón explotara. El delantero aterrizo en el suelo y miró al castaño serio.

― Hay un método para eso. Hasta ahora solo has jugado con más como adversario. ¿No has pensado como sería jugar a su lado?

/_·_·_·_/

Ya era tarde, muy tarde. Ningún otro jugador quedaba en la escuela, incluso podría estar seguro que le tocaría saltar la valla para salir del instituto, pero eso no le importaba. Agotado con la respiración agitada y adolorido volvía a salir de la habitación dejándose caer al suelo.

― Aun... no... aun... puedo hacerlo mejor...― Musitó para animarse y resistir las ganas de cerrar los ojos.

Apoyo sus manos en el suelo, y con más dificultad de la que hubiera imaginado nunca comenzó a levantarse despacio y con lentitud hasta conseguir acabar de rodillas en el suelo. Algo andaba mal, muy mal, esto no podía seguir así. Miraba el suelo con la mirada perdida mientras intentaba recuperar el aliento, cosa que parecía imposible. Un poco más recuperado consiguió gatear hasta un pequeño hueco que había en la pared, estaba oscuro pero aun así no le importaba, estaba fresco. Quitó su pañuelo del cuello para pasarlo por la cara quitando todo el sudor antes de volver a mirar el suelo pensativo.

― ¿Qué hago mal?... ¿Qué hay de diferencia entre antes y ahora?... Andy...― Susurró intentado encontrar una respuesta, una que nunca llegaba.

/_·_·_·_/

Los días habían pasado y el partido contras el Farm estaba apunto de comenzar. Todo estaba listo, bueno, todo no podía estar listo ya que Raimon no salía al terreno de juego.

― Entrenador, por favor. Haga algo.

― No. Todavía nos falta alguien.

― Nos falta alguien, nos falta. Pero si ya estamos todos.― Protesto Kevin ante la tranquilidad del entrenador.― ¿Eh? ¿Y Jack?

― En el baño― Le contestó Ren moviendo su cabeza de un lado a otro para relajarse un poco. No haber conseguido aun la técnica le ponía muy tenso.

― Pero volverá enseguida, y tenemos un equipo completo.

Esto ya se estafa saliendo de los puntos de la realidad. Estaban todos y el entrenador no paraba de decir que faltaba alguien. ¿¡Quien demonio faltaba!? Los nervios y la perdida de paciencia se agolpa en los pensamientos de la mayoría. Y si encima ahora se enteraba que las reglas estipulan que: "Sí un equipo no a salido al terreno de juego en treinta minuto, sera descalificado". Esto solo conseguía que se alteraran mucho más.

― Queda un minuto.― Les aviso el arbitro.

― Por favor, que nos van a descalificar del partido.― Esta vez lo podía Sam.

― Falta alguien, pero, ¿quien sera?

― No tiene que venir nadie.

La desesperación y preocupación se podía leer en los rostro de la mayoría. Incluso Axel estaba preocupado por esto, ¿qué quería decir todo esto? ¿No podría cumplir la promesa que le hizo a su hermana? Ren también comenzaba a alterarse. Esto no le podía pasar, no podía volver a dejar el fútbol por que su entrenador estuviera esperando a un jugador fantasma.

― Si ya han salido todos los demás.

― ¿Por qué no comenzamos el partido? Entrenado.

― Tenéis treinta segundos.

― Por favor entrenador. ¿Pero quien tiene que venir? Díganoslo.

― ¡Entrenador!― Ren, acabo alzando la voz mirando al entrenador desesperado.

―Ya esta aquí.

Solo dijo eso, y cuando todos miraron a la salida del túnel de vestuarios se sorprendieron a ver quien estaba ahí.

― ¿¡Quéeeeeeeeeeeeee!?

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top