Capitulo 19
Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5, yo solo secuestro a sus personajes e historia por mera diversión.
·Una nueva Aventura T-2·
El viento revolvía sus plateados cabellos. El olor a agua salada inundaba sus fosas nasales. Llegaría hacer un momento muy relajante sino fuera porque su mente estaba en otro lugar. La idea de reencontrarse con Goenji le había hecho muy feliz en su momento, ahora solo le causaba dudas y miles de preguntas. La más importante de todas: por qué hizo aquello a despedirse. Una cálida sensación recorrió su cuerpo a recordar ese beso. Había sido su primer beso, y ni siquiera pudo negarse o permitirlo. Quería saber que le hizo dejar Inazuma y encontrarse ahora en Okinawa. Saber porque no se puso en contacto en ningún momento. Agarró con fuerza la barandilla de aquel ferri mientras miraba al horizonte. Se dijo que dejaría al delantero de lado, pero le era imposible. Volver a escuchar hablar de él le hacía tener muchas ganas de volver a verle. ¿A caso había hecho que le llamaran así para dejarles una pista? Después de todo ella fue la primera quien le llamo Goleador de Fuego.
― ¿Qué le pasa? ―preguntó curiosa la de cabellos azules.
Era la primera vez que veía a Rosen con esa expresión. Los demás fijaron su vista en la chica, era normal que estuviera de esa forma, después de todo, ella y Someoka fueron los más afectados con la pérdida de su delantero estrella.
― Veras Lika...― comenzó hablar Aki.
― Rosen y Goenji son amigos desde que eran pequeños. Por eso el día que Goenji dejo el equipo le afecto mucho.
Atendió a la explicación con tranquilidad, la cual solo duró hasta que su imaginación hizo de las suyas. Comenzó a inventar que ambos estaban enamorados desde pequeños, pero nunca se confesaron sus sentimientos, y ahora que están a punto de reencontrarse no podía aguantar las ganas de abrazar a su amado.
La risa nerviosa se reflejaba en todos lo que conocían a la supuesta pareja. Nada de eso. Tan solo amigos de la infancia, es normal que quiera volver a verle, al igual que todos ellos. No solo Rosen estaba entusiasmada por esa idea. Todos estaba deseando volver a ver a Goenji con la camiseta del Raimon
― Estoy deseando de conocer a Goenji y tratar de detener uno de sus tiros― el joven portero se metido en la conversación con una sonrisa radiante.
― Ten cuidado Tachimukai, que detener el Tornado de Fuego no es tan fácil de detener― le contestó el capitán con una sonrisa.
― ¿Pero estamos seguros que se trata de Goenji?
― Por lo menos yo quiero creer que sí, para volver a ver.
Los gritos rompieron esa aura tan amigable, Toko había aparecido persiguiendo al pequeño Kogure, quien había aprovechado que la defensa estaba descansando para pintarrajearle la cara.
Las risas acompañaron la persecución del defensa. Endo miró la isla que comenzaba a verse a lo lejos. Su mirada lo decía todo, creía con todas sus fuerzas que aquel delantero que iban a buscar era Goenji, no había duda. Solo un poco más y volverán a encontrarse con su amigo.
"Espera un poco más Goenji, estamos en camino"
Estaban cada vez más cerca de su primera parada, en la isla Agato. El ferri hacía barias paradas alrededor de las islas del sur de Japón. La siguiente parada sería Okinawa. Cuanto más al sur te encuentres el ambiente es mucha más cálido, y esto lo estaba sufriendo el chico del norte y Kabeyama, quienes estaban sentados en unos de los asientos abanicándose, el de primero con una toalla y el de Hookaido con el extremo de su bufanda, que por más calor que tuviera no tenía intenciones de quitársela. Megane por su parte estaba ensimismado asomándose a la borda, el agua estaba tan cristalina que podía verse con perfección la vida marina.
―¡Mirad chicos! Hay corales, que preciosidad.
― Megane ten cuidado, que puede ser peligroso― le prevenía el de cabellos verdes.
― Aaagggg, estoy deseando tirarme al agua.
Los tres chicos miraron a su izquierda, por donde venía esa voz. De por sí siempre tenía calor, por algo nunca llevaba el chandal y lo había sustituido por una camiseta corta y los pantalones de la equipación. Por lo que no era de extrañar que ahora estuviera con mucho más calor y se hubiera desecho de la camiseta, dejando al descubierto su torso, tapando sus pechos con un sujetador deportivo y unas vendas por debajo de este. No pudieron evitar mirar, estaban en la edad después de todo.
― ¿Ah? ¿qué os pasa?
Ninguno dijo nada, y menos mal que aquella ola que chocaba contra el casco hizo que el de gafas perdieran el equilibrio. Había sido peligroso para su amigo, pero más peligrosa se estaba volviendo esa situación. Alertados por los gritos, el equipo entero se asomó a ver que sucedía. Endo fue el primero en reaccionar, casi salta para rescatarle, pero alguien más apareció en el agua, un chico de cabellos rosados había llegado en el auxilio del delantero, llevándolo hasta el muelle, donde se reunió con sus compañeros.
― Pero Megane.
Le reclamaba el capitán. Estaban alrededor del chico, quien se cubría con una toalla hasta el cuello. Trato de excusarse diciendo que los corales eran tan bonitos que no pudo contenerse y se asomó.
― Hay que tener más cuidado― terminó girando a la derecha para ver al salvador de Megane―. Muchas gracias, ahora Megane se encuentra en deuda contigo.
― Que va, a mí con que me dé las gracias me vasta.
― Si, mejor mejor, pero que os quede claro que sé nadar eh
― Estúpido. No subestimes jamás al océano― le regaño con seriedad―. En el océano es donde nace la vida, pero también donde se puede acabar sino estas atento.
No podía contestarle, no sabía cómo, solo pudo asumir y agachar la cabeza. Esa actitud sería no duró mucho, en seguida le sonrió amistoso. Despidiéndose con un "Chao" dejó al equipo atrás y sin poder proseguir con su viaje. Con todo esto del rescate habían perdido el barco, y solo hay uno por día.
Chasqueó la lengua molesta, no lo había hecho a posta, pero estaban perdiendo un día, un día para volver a encontrarse con él.
― Bien, ahora a entrenar.
Endo como siempre encontrando soluciones para todo. Si no podían seguir con el viaje, usarían este tiempo para entrenar, un poco más a dentro de la playa se veía un campo en la misma arena, las porterías eran unos palos atados con cuerdas y una red al fondo, las líneas del campo no eran visibles, pero era más que suficiente para entrenar.
― Aaaah, ¿con este calor? Mejor vamos al agua.
Hasta ese momento que abrió la boca nadie se había dado cuenta de cómo iba. Los colores se les subieron a todos los presentes. Ninguno estaba a costumbrado que una chica fuera así por la calle, verla con tanta normalidad les chocaba, en España ¿es lo normal? Haruna y Aki se pusieron delante de ella tapándola mientras rían nerviosas, ese tipo de risa fue contagiada por los chicos quienes miraron a otro lado.
― V-v-vamos a entrenar.
Retomaron la idea principal marchando primero los muchachos, dejando atrás a las chicas, quienes miraban a la extranjera con vergüenza.
― ¿Ah? ¿Pero qué demonios os pasa? ¡Tampoco es como si estuviera desnuda!
― Albin, no puedes ir así, es... vergonzoso.
― Chica más modales, no ves que hay más gente y no venimos a bañarnos― le reclamó la peliazul.
Iba a protestar, pero su camiseta le atacó, dándole justo en la cara. Rosen se la había lanzado con gesto cansado y harta de ella.
― Que no estás en España. Asúmelo de una vez.
Tan solo le contesto con un gruñido mientras se ponía la prenda.
De nuevo en aquel lugar oscuro, esta vez estaba iluminado por las tres luces. Cada uno en su pedestal tenían de nuevo una discusión.
― ¿Te has divertido Gran?
― ¿De qué me estás hablando?
― No te hagas el tonto― comenzaba a perder la paciencia quien estaba bajo el foco rojo.
― Parece que te has enfrentado a instituto Raimon. Y encimas usando el nombre de Génesis.
― Solo fue un simple juego, nada más. Que, os pica un poco la curiosidad el equipo del Raimon. Porque ese Endo Mamoru, es un chico muy interesante.
― El que aplastaste sin ningún problema.
― Jaja, sí, pero deberíais jugar con él.
― Puede que ahora vosotros, los de Gaia, disfrutéis del honor de tener la posición de Génesis. Pero os aconsejo no cometer ningún error― hablaba con tranquilidad y frialdad la persona iluminada por el foco azul.
― Seguro que escucho tus advertencias.
― Muy pronto, nosotros: el Prominence. Nos haremos con ese puesto, ya lo veras.
― Quien sabe. Te recuerdo que nosotros: el equipo Polvo de diamante no pensamos quedarnos atrás.
La conversación acabó ahí. Pero el líder de Prominence se quedó pensado en las palabras de Gran. ¿Qué podía tener de interesante un portero tan débil?
Lo mejor que podíamos hacer era entrenar
Como Tachimukai se nos acababa de unir, podíamos comenzar a echar partidos de entrenamientos. Gracias a él pudieron intentar crear nuevas formas de ataque. Recuerdo que Albin iba en el equipo de Endo, y a la mínima que tuviera oportunidad usaba su técnica. Cada vez que la usaba hacía más calor.
La Mano Demoníaca de Tachimukai no tenía nada que hacer contra esa técnica, pero nunca perdió el ánimo, en verdad es muy parecido al capitán. Ese día jugué en la defensa del equipo de Tachimukai. Toko y Lika habían comenzado el entrenamiento de Mariposa de Ensueño, y Albin tirando sin parar, fue muy complicado no volver a enfrentarme a ella dándolo todo, si lo hubiera hecho podrían haberse dado cuenta de mi enfermedad.
La nueva técnica no estaba perfeccionada aun, asique le servía para entrenar la Mano Demoníaca, y con Llamarada mejoraba sus reflejos, no consiguió detenerla, pero si a estar apunto rozar el balón.
Ah claro, ¿cómo se me podía olvidar? Tsunami Josuke. Nuestro compañero surfero y de un curso superior. Aunque aún no se había unido, en este punto aun le faltaban unos cuantos días, pero fue ese en el que le conocimos y comprobemos su gran fuerza. A las chicas se le fue desviado el balón, tanto que salió hasta el mar, justo donde Tsunami estaba cogiendo una ola, fue increíble ver como devolvía el balón. Su equilibrio en la tabla y fuerza fueron increíbles.
El balón que volvía desde el mar entraba en puerta, dejando al pobre Tachimukai si posibilidades, mira que llegó atraparlo, pero la fuerza del tiro le hizo llegar al fondo de la red.
― Aaah, menudo susto me he llevado― volvía a la playa sosteniendo la tabla y con una actitud muy tranquila―. Vi ese balón directo hacía mí.
― Oye Tsunami― el equipo le estaba esperando sorprendidos―. Tú juegas al fútbol ¿verdad?
― ¿A eso? Ni una vez, ¿por?
La sorpresa del capitán y resto de jugadores era notable. Pero pronto se animó a invitarle a jugar.
― Sí eres capaz de chutar con esa fuerza te divertirías mucho jugando.
― Jajaja, si claro, muy bueno. Soy surfista, no futbolista.
― Pero... venga, prueba hombre.
Trato de convencerle, pero no había quien le sacara de sus trece. Kido opto por una estrategia un poco más brusca. Había visto que tenía un gran potencial, tanto que podría salir algo muy interesante si logran hacer que jugara.
― Ya sé cuál es la razón. Después de todo, no eres más que un aficionado, y te da miedo no llegar a nuestro nivel.
― Cómo― se dio la vuelta para encarar al de gafas, quien se mostraba tranquilo y sin titubear
― El fútbol no es tan sencillo como para que lo pueda dominar cualquiera, y menos alguien que nunca ha jugado. Da igual el talento físico que tenga.
― ¿Es qué no lo acabas de ver? Os he devuelto ese lanzamiento, ¿o no?
― Sí, una vez.
Había conseguido lo que quería. El chico de mar estaba tan picado que le dio igual lo que había dicho momentos antes. Pensaba jugar y demostrar su valía. Tsunami Josuke era el nombre de este chico, quien entró sustituyendo a Rosen. Con todos listos y en sus marcas el partido estaba por volver a empezar. Él saque sería para el equipo de Tachimukai, donde el nuevo haría el saque de centro.
― Se trata de tirar a esa portería, ¿no?
Sin esperar ni un momento más, dio el saque de centro, cosa que se le dio muy bien, pues casi marca en menos de tres segundos. Su chut fue tan potente que ninguno de los jugadores lo vio venir, incluso Endo pudo despejarlo en el último momento. Tal era su fuerza que le hizo un poco de daño en la muñeca.
― Vaya... nada mal― murmuraba la teñida mirando al chico―. Aunque aún te queda mucho.
Las jugadas se sucedieron unas tras otras. Podía ser muy bueno rematando. Pero a la hora de regatear o defender era nefasto. Ni quiera podía controlar un pase de Kido. Este mismo fue quien empezó a darle consejos y guías para que intentara cogerle el tranquillo. En poco tiempo empezó a mejor a la hora de defender, el balón solo se movía como el agua revuelta del mar. Toko y Lika seguían empeñadas en perfeccionar la técnica, entre media tenían un duelo de defensa, pues cada vez que el pelirosa trataba de tirar alguno de los cuatro le quitaba el balón, y cuando eso pasaba él daba todo de sí para detener su avance. Durante uno de sus duelos, los dos pelirosas intercambiaron miradas cómplices, ambos se estaban tomando muy enserio su papel como defensas, aunque Lika manipulo todo en su mente volviendo a crear una historia de amor. Ambas consiguieron complementar sus movimientos y conseguir hacer la técnica a la perfección. Tomaron sus manos antes de chutar, haciendo que el balón se envolviera en una especie de polvo brillante y provocando que danzara como el vuelo de una mariposa. Cosa que vino muy bien cuando Tsunami trató de detenerlo, como si tuviera vida esquivó su pierna sin dificultad. El partido continuó igual, sin dejar que el nuevo jugador pudiera tirar. Tachimukai empezaba a preguntarse porque hacían eso.
― ¡Tachimukai!
Estaba tan metido en sus pensamientos que ni se dio cuenta que habían rematado. Con un movimiento rápido e improvisado, consiguió golpear la pelota haciendo que saliera hacia arriba. Se quedo mirando el movimiento que hacía, esa forma de subir y comenzar a bajar era iguala a lo que hacían las olas.
― Vasta, esto de los regates es una lata. Si entra en la portería, digo yo, que dará igual desde donde tire, ¿verdad?
Saltó a por el balón con la imagen de las olas en su cabeza. Tanta era su afán por marcar y su poder, que había conseguido sacar una técnica. Unas olas enormes inundaron la defensa, de las cuales apareció Tsunami montado en el balón, el que usaba como tabla de surf. Surfeando llegó a la cresta de la ola, donde abandonó el balón para chutar de chilena. Creando un camino de olas que se dirigía a la portería de Endo. Esta técnica la llamo: Gran Tsunami.
― ¡Eso es! ¡Venga Endo! ―habló Kido, esa era su intención. Un disparo diferente y con gran potencia con el que pudiera entrenar.
Ninguno nos esperemos que sacara una técnica en ese momento. Fue increíble.
Ni siquiera Endo pudo detenerla. Intentó hacer el Puño de la Justicia, pero acabó llevándose la portería al suelo junto a él.
En ese día no pasaron muchas más cosas, dormimos en una pequeña casa junto al mar, Tsunami llegó con la cena, un pez enorme que había pescado él mismo, sobra decir que era el pescado más fresco que había comido en mi vida. Fuimos a dormir pronto, teníamos que coger el barco para llegar a Okinawa.
Cada vez me impacientaba más.
Ahora mismo, tal y como han ido las cosas...
Me arrepiento de haberme hecho tantas ilusiones de volver a verle. Su actitud... fue un gran golpe que no esperaba.
Por fin habían llegado al puerto de Okinawa. La caravana, con todo abordo, abandonaban el ferri. Todos a dentro se veían animados y entusiasmado por el paisaje tan bonito. Agua cristalina y vegetación típica de una isla tropical. Aun así, ni Endo ni Rosen disfrutaban. Su mente estaba en otro lugar.
― Oye Endo, Rosen― ambos miraron al joven portero que les acompañaba en el asiento―. Yo también creo que el goleador de fuego es Axel.
Su confesión hizo que ambos se tranquilizaran un poco y sonrieran. Goenji apareció en el momento que más le necesitaba el Raimon, y se convirtió en uno de los pilares del equipo, como su delantero estrella a salvarles de la derrota más de una vez con sus increíbles disparos.
― Tengo ganas de jugar con Goenji para derrotar a los extraterrestres.
Dejaron que el Sr. Furukabu descara una vez encontraron donde montar el campamento. Ahora era su turno de ponerse en marcha. Tenían noticias de que se le hacía llamar El Goleador De Fuego a un chico que entrenaba junto a la orilla sus chuts creaban unas llamaradas ardientes. Las pistas no eran muy concretas la verdad, pero no podían perder la esperanza, si buscaban entre todos lo acabarían encontrando. Iban a dividirse cuando vieron elevarse un balón no muy lejos de su posición. Endo, Tachimukai y Kido se encargarían de investigar.
― Nosotros iremos por aquí. Nos reuniremos aquí mismo en una hora― Domon hablaba mientras se marchaba con Fubuki por donde decía.
―Cariño vamos a darnos un chapuzón.
Lika estaba agarrada de nuevo al brazo de Ichinose, quien no sabía que decir ante la propuesta de la chica. Esta solo quería ir a nadar y disfrutar de un día de playa.
― No estamos de vacaciones― le protestaba Toko molesta por su actitud.
― La que me decía ayer que no veníamos a bañarnos.
Su mirada volvía a la morena, y como ayer, todos se sonrojaron a ver su vestimenta. En algún momento aprovecho que no había nadie en la caravana para cambiarse. Llevaba parte de arriba de un bañador de color rojo, y un bañador de pantalón short que le llegaba por la mitad de los muslos.
― ¡Oye! ¡Eres una descarada!
― Que cojones queréis. Estoy en bañador, qué más da. Anda y que os den por culo
Gesticulando de mala gana se marchó colocados los cascos sobre los oídos mientras maldecía en susurros.
Endo y compañía habían encontrado a unos hermanos que jugaban con aquel balón que vieron. El portero animado y pensado que a los niños le gustaría, se puso en medio de la caída del balón para empezar a dar unos toques, pero sucedió todo lo contrario. Los pequeños comenzaron a llorar pensando que le quitaría su balón. No sabía qué hacer, incluso Kido llego viendo severo al castaño, preguntándole que había hecho.
En un abrir y cerrar de ojos un chico se abalanzaba a por ellos en defensa de los pequeños.
― ¿Quién ha sido? ¿Quién ha hecho llorar a mis hermanitos?
Los pequeños se agarrón al delantal que llevaba pidiendo su auxilio.
― Asido ese chico, que nos ha quitado el balón―señalaba uno de los pequeños aun con lágrimas en los ojos.
La mirada de ira del mayor podría haber matado a los tres en un segundo, pero todo se solucionó enseguida. Tan solo había sido un mal entendido. Les devolvió el balón mientras se disculpaba. Aun así, el mayor no estaba muy convencido, Kido le resultaba muy sospechoso, tanto que se lo dijo a la cara mientras le apuntaba con la escoba que llevaba en una mano.
― Que poca educación tienes― se limitó a contestar con tranquilidad.
Gruño molesto y dispuesto a marcharse, pero Endo le detuvo.
― El motivo por el que vinimos, fue porque le vimos jugar al fútbol y queríamos preguntarle una cosa. Somos el equipo de fútbol del equipo Raimon.
Esa revelación parece que hizo que cambiara de opinión sobre ellos, pues empezó a comportarse de una forma más más amable.
― jajaja, ha, perdonad, perdonad. Sois ese equipo que está jugando contra los extraterrestres, ¿no? Me llamo Hijikata Raiden. Voy a secundaria al igual que vosotros y también juego en el equipo de fútbol.
― ¿Juegas al fútbol? Me llamo Endo Mamoru soy el capitán del equipo del Raimon. Encantado.
Estrecharon sus manos mientras se miraban a los ojos, aunque Hijikata susurro algo que no esperaba el portero: "conque tu eres Endo Mamoru..."
― Bueno, ¿y qué pasa? ¿Es qué esos extraterrestres van atacar nuestra isla? Pues entonces os echare una mano. No pienso permitir que nadie destruya nuestra escuela.
Mientras hablaba uno de los pequeños le dio el balón, casi al final de la frase realizó un chut cargado de energía hacía arriba, tanto que creó una corriente de aire tan grande como para elevar la capa de Kido.
―Menuda fuerza...
Kido no quería quedarse atrás, y menos con lo de antes. Asique con gran agilidad y fuerza llegó hasta donde el balón comenzaba a caer, controlándolo con perfección y corriendo hacía el mayor. Este choco sus manos, y al igual que un sumo realizó el tradicional saludo alzando una pierna para luego pisar con fuerza el suelo. Era su Súper Técnica. Super Pisotón. A sus movimientos le acompañaba la aparición de un pie gigante abstracto de color amarillo que iba a por Kido. Justo cuando él pisó el suelo, el pie aplastó donde estaba el de rasta, pero este logro esquivar el peligro sin perder el balón. Aprovechando que habían hecho las paces con él y sus hermanos le preguntaron sobre el goleador que buscaban. Aunque no sacaron nueva información, no había oído hablar nunca de alguien así.
Mientras ellos conocían a Hijikata y a sus hermanos, el resto del equipo ya estaba en marcha. Megane y Kabeyama fueron cerca de la costa, preguntándole a las señoritas que tomaban el sol. Lika arrastraba a Ichinose de un lado a otro gritando que era una cita. Este tan solo no podía negarse y se dejó llevar, pensó que así podría llamar la atención de Aki, ella había ido con Toko. Estas dos le preguntaron a un grupo de chicos, pero estos ignoraron su pregunta y empezaron a ligar con ellas. La de cabellos rosa se hartó de sus insinuaciones y les dio su merecido utilizando su técnica. Domon y Fubuki buscaron por el norte de la isla.
― Esa es la chaqueta del Raimon, ¿no?
Ambos se pusieron en alerta a ser llamados por un extraño.
― Vaya, eso mola. Claro entonces, eso quiere decir que el instituto Raimon ha venido a buscarme. ¿no?
Con fundidos dejaron que el chico de cabellos rojos terminara de hablar. Caminó a su alrededor, tal como hace un depredador con su presa.
― En otras palabras. Me refiero, para jugar contra los extraterrestres.
― ¿Qué estás diciendo?
― ¿Qué? ¿A ti?
―Me llamo Nagumo Haruya. El goleador de fuego ese que estáis buscando, pues soy yo
Albin tenía otros planes. Llevaba tanto tiempo en un casi aislamiento que estaba deseando disfrutar de un día de playa; nadar; tomar el sol; y no hacer mucho más. Aunque había alguien que no le iba a dejar disfrutar. Rosen le había seguido hasta allí.
― No estamos de vacaciones. Hay que encontrar al goleador de fuego.
― Pues búscalo tú. Que yo lo haré a mi manera.
― ¡solo quieres pasarte todo el día en la playa!
― Lo vas pillando.
Terminó de hablar acostándose en la arena y poniéndose los cascos. Le estaba empezando a dar un tick en el ojo, estaba por perder la paciencia del todo. No estaba para tonterías. Se inclino a su lado quitándole lo cascos y empezando a gritar.
― ¡LEVANTA DE UNA VEZ!
De un salto se incorporó mirando con asco a la albina mientras tapaba sus oídos. Se lo había dicho hasta en español, para que le quedará bien claro.
― Mira que eres cansina. Si tanto quieres encontrarle ve y busca. Déjame en paz.
Protestaba mientras volvía a ponerse en pie. Esta se dirigió al pequeño mercadillo que había a unos pocos metros. La calle estaba llena gente, los puestos a los extremos. Unos eran simples, como una manta en el suelo y los productos encima, otros un poco mas elaborados con una mesa de madera y sus productos sobre una tela. Un encapuchado observaba unas pulseras en un puesto de abalorios. Había desde las más simples, como las de tela trenzadas, a otras más ostentosas de algún metal. La mujer encargada del puesto le mostraba una ya con forma circular que cerraba con un broche, la base era una trenza de dos colores amarillo y naranja, de la que colgaba un dije con la forma de una llama. Le acompañaba unas cuantas bolitas y pequeños adornos que la hacían más vistosa.
― ¿Podría cambiarle algunas cosas?
Aunque hablaba bajo la señora logró escucharle. Deshizo el nudo y sacó todos los abalorios, dejando solo los que el muchacho le pidió. Él le entregó el dinero y ella una bolsita de tela fina. Justo cuando se despedía lograba escuchar una voz muy conocida. No podía quedarse por mucho ahí.
― Pero mira que llegar hacer pesada. Déjame en paz de una vez.
― No puedes hacer siempre lo que te de la gana. Somos un equipo, por lo menos podrías echar una mano.
― ¿para qué? Si fuera quien creéis, no tengo ni idea de cómo es. No sirve mi ayuda.
Le estaba intentando dar esquinazo entre la gente, aprovechando un tramo donde había menos personas aceleró el paso. ¿Por qué le costaba tanto ayudarles? Ella no podría ponerse hablar con desconocidos con la naturalidad que lo haría Albin. Necesitaba su ayuda.
La entrenadora había vuelto tras su búsqueda en solitario. Furukabu, quien estaba bajando todo lo necesario y preparándolo, recibió a la entrenadora. Para su desgracia no había conseguido nueva información. Preguntó por sus jugadores, pero esta vez le respondió Natsumi, quien estaba bajo una sombrilla de tono crema.
― Han ido a preguntar por ahí.
La menor le pidió tener una conversación a solas. Había algo que quería aclarar antes de que regresaran los demás.
― Endo, Kido, Rosen y el resto están convencidos que el goleador de fuego es en realidad Goenji Shuuya. Cuando expulso a Goenji del equipo dijo que no le necesitábamos. ¿Ahora sigue pensando lo mismo? ― no contestó a su pregunta, igualmente, continuó hablando― ¿Y puedo saber que sentido tuvo echar a Axel? No creo que lo hiciese porque fallase un par de veces de forma inexplicable.
― ¿Y qué es lo que crees?
― Pues... yo creo que tal vez le expulso del equipo para protegerle. ¿Me equivoco entrenadora?
No hubo respuesta, ni siquiera reacciono.
― Pero ahora me gustaría pedirle un favor. Si el goleador de fuego resultase ser Goenji Shuuya me gustaría que considerase la idea de volver a dejarle entrar en el equipo.
― Eso es imposible. Por el momento.
Una respuesta que generaba muchas más dudas, o incluso le contestaba a más de una pregunta.
Poco a poco fueron reuniéndose en el lugar acordado. Estaban casi todos, Endo llegaba con su grupo y un chico nuevo. Era extraño verle con un delantal presentándose, incluso llegaron a preguntarse entre si porque lo llevaba.
― y... ¿el goleador de fuego es este chico?
― Ah, no. Hijikata no es el goleador, pero tiene unas técnicas de defensas impresionantes.
― Vaya, que alegría me da escuchar a Endo Mamoru alagarme de ese modo― comenzó a reír alegre por sus palabras.
El capitán pensaba incluir a este chico en la caravana, sus habilidades podrían serle de mucha ayuda contra la Academia Alius, pero se negaba a entrar. Tenía que cuidar de sus hermanos pequeños y no podía abandonar la isla, pero estaría dispuesto a echarle una mano si esos aliens llegaran a su hogar. Era comprensible, debía proteger a sus hermanitos como ellos querían proteger al fútbol, por eso tenía ese gran poder, debía proteger a alguien a toda costa. Ya que no habían encontrado por ahora al goleador, mejor empezar a entrenar, mañana ya sería otro día y pude que tuvieran más pistas. Estaban por marcharse cuando Domon y Fubuki subían las escaleras gritando que había encontrado al goleador de fuego.
Empezó a latirle con fuerza el corazón mientras miraba hacía las escaleras. ¿Se encontraría bien? Que cosas, claro que estaba bien si estaba jugando al fútbol. No era la única que dio un paso al frente mirando con ilusión aquellas escaleras. Endo también se emocionó. Aunque duró poco. Goenji no tenía el cabello rojo y ni esos ojos ámbar.
― Pero si este no es Goenji...
La decepción estaba reflejada en el rosto de todos los primeros integrantes de Raimon. En verdad esperaban encontrar a su viejo amigo.
― ¿Quién es él? ―preguntó Domon mirando al castaño.
― Este chico se llama Hijikata, vive por aquí cerca, asique he pensado que podríamos preguntarle a él.
― Pero ya no hace falta preguntarle a nadie más― aseguraba el albino―. Porque el goleador de fuego es él. Nagumo.
Era aun más doloroso verlo confirmado con palabras.
― Si, así es. Me llamo Nagumo Haruya. Eres el capitán Endo Mamoru, ¿no? Es un placer.
― Se enteró por ahí que le estábamos buscando, asique vino en persona para presentarse.
― ¿Y vives por aquí?
― Mas o menos― respondió con tranquilidad y pasividad, aunque le duró poco cuando Hijikata se puso junto a él mirándole con ojos acusadores.
― Aaah, ¿Seguro? A mi no me suena tu cara.
― Pues mira, a mi tampoco me suena la tuya, ¿y qué?
No solo Hijikata se veía crispado por la presencia de este delantero. Sino también Kogure, había algo en él que no le gustaba.
Le propusieron que mostrara esa técnica que le había enseñado a Domon y a Fubuki, pero este se negó diciendo que era muy aburrido así. El quería enfrentarse al Raimon entero. Sería un once contra uno. Quería demostrar su fuerza, enseñar que es digno en entrar al equipo. Sonaba interesante, por eso no se negaron en hacerle la prueba. Once de los jugadores de Raimon se pusieron en sus puestos. En la delantera estaban Albin y Lika, bajando a Fubuki en la defensa. Megane salió como central sustituyendo a Rosen. Nagumo estaba frente a ellos, esperando que comenzará su momento de brillar.
Furukabu hizo sonar el silbato dando comienzo. Sacó dándole un leve empujón al balón, empezaron a moverse como si de cualquier otro partido se tratara, todos menos Albin, se quedó en su puesto esperando a ver que trampa tenía planeada. Esa actitud no eran solo palabras. Así fue. En cuanto los jugadores empezaron a moverse piso un lado del balón para que subiera y pudiera chutar hacia arriba. Tensaba superarles en el juego aéreo, dio un salto que nunca habían visto, llegando al balón. Mientras todos se asombraban por su fuerza, Albin saltaba tras él tratando de conseguir el balón. Sus miradas chocaron en un duelo, pero el pelirrojo salió victorioso. No pudo alcanzar el balón antes de que rematara, envolviendo el balón en llamas con un gran poder. Iba directo a la defensa. Todos trataron de pararles con sus técnicas, pero el poder de ese chut era mayor, incluso si estaba por perder fuera, Nagumo ya estaba ahí volviendo a elevar el balón para pasarles, su objetivo era la portería, y nadie podía pararle. Superó a Fubuki, quien casi no pudo controlar el lado de Atsuya, estaba rabioso por el rival que tenía enfrente. Con su nuevo salto todo se volvió negro, debajo de él se acumulaba magma, el balón estaba en lo más alto, girando sobre sí mismo. Según subía se preparó para chutar de chilena. El magma subía siguiendo su pierna derecha. Llegando a impregnar con su calor abrazador el balón a chutar. Destello Atómico. Endo contraataco con la Mano Demoníaca, pero no sirvió de landa, fue gol.
― Es alucinante Nagumo.
― Claro que lo es, si me uno los extraterrestres no tendrán nada que hacer.
Desde el banquillo estaban asombrados con esa fuerza. Desde fuera había sido aún más increíble. No era a quien esperaban encontrar, pero era innegable, que su fuerza les ayudaría mucho. Su rostro volvía a tener esa expresión de los primeros días. En verdad creía que volvería a verle.
― Ahora que, ¿vamos a estar nosotros en la delantera? ―preguntaba Lika mientras se señalaba así misma.
― Me parece que sobras―hablo con tranquilidad mostrando la misma arrogancia que al principio. Abrió los ojos para volver a mirar a la chica de ojos rasgados. Ambos endurecieron la mirada, como si estuvieran retándose.
La entrenadora tomo la palabra, antes de que se uniera tendría que hablar con sus padres y centro, ya que ahora su bienestar sería su responsabilidad. Solo tuvo que preguntarle cual era su instituto para que todos sus planes se fueran al traste, tanto que su rostro calmado había cambiado por uno rabioso.
― A la Academia Alius
Una nueva persona se metió en la conversación, era Hiroto, bueno, Gran que le observaba desde lo alto de un depósito de agua cercano. Endo iba a ir en su búsqueda, resolver todas las dudas que tenía desde la ultima vez que se vieron, pero Kido le detuvo antes de que pudiera hacer algo. Todos estaban sorprendidos, ¿cómo que ese chico era parte de la Alius? No pudo seguir con su falsa.
―Rayos, deja de fastidiarme los planes.
― ¿Así? Y tú Nagumo, ¿qué pretendías? ¿Por qué querías infiltrarte en el Raimon?
― Solo quería conocer a ese chico que parece gustarte tanto, Gran.
― Cuidado Endo, no te dejes engañar.
Con esas palabras hizo brillar uno de sus balones negros antes de chutar en dirección al pelirrojo. Endo se pudo en medio queriendo tenerlo, pero antes de que pudiera hacer nada, Nagumo saltó sobre ellos llegando primero deteniendo el balón con el pecho como si nada antes de saltar con él. De alguna forma se ha creado un remolino en el que no se puede ver al chico. Volvió aparecer en el cielo, su ropa y aspecto habían cambiado completamente. No había duda, iban hacer engañados.
Antes de caer le devolvió el balón a Gran, cubriéndolo en llamas como antes. El de ojos verdes no se quedó atrás y volvió a chutar el balón, el recién descubierto aliens controló el balón con el pie hasta llegar de nuevo al suelo, donde lo piso con fuerza mientras movía sus hombros haciéndolos crujir.
― Nagumo, conque tú...
― Yo qué. Este soy yo en realidad. Me llamo Toch, ya podéis recordarlo bien.
― ¿Burn? ― repitió asombrado el capitán.
― Soy el capitán del Prominence, de la Academia Alius.
― ¿El Prominence?
― Eh Gran, estos son los que derrotaron al Tormenta Géminis y los que empataron contra Épsilon, y es muy posible que desde entonces hayan mejorado. Asique se me ocurrió que podría bajar a echarle un vistazo desde más cerca. Siempre hago lo que me da la gana, y si se os ocurre interponeros, os destruiré antes de que lo hagas tu.
Ante sus palabras bajó de un salto, cayendo a unos pasos del pelirrojo, al cual miraba directamente a los ojos mientras seguían conversando.
― ¿Destruirles? Sería muy poco rentable, también podríamos hacer que se unieran a nosotros, si son tan fuertes ¿no es verdad?
― ¿Unirse? ¿Quién? Este grupito. Nadie vale la pena. Aunque...
― ¿Cómo que unirnos? ―preguntó Endo.
Habían hablado demasiado. Segando a todos a golpear el balón aprovecharon para huir del lugar sin dar ni una sola explicación más.
― ¿Con que hay más equipos? ―preguntaba en alto la entrenadora con cierto tono de terror.
― Y esta claro de Genesis no es el último equipo.
― Por lo que he podido entender, debe ser un equipo del mismo rango que Genesis.
Los ánimos habían vuelto a bajar. No solo no habían encontrado al goleador de fuego, sino que ahora tenían rivales mucho más poderos esperando a que bajaran la guardia para destruirles. Albin se quedo mirando el mismo punto donde antes estaban los pelirrojos. Recordaba aquel día en el callejón, ¿habían intentado ponerse en contacto con ella?
No había mucho más que hacer ese día. Entrenaron hasta el cansancio, sobre todo Endo, que un después de la cena continúo entrenando con Kido y Rosen. Tenía que completar esa técnica si querían hacerles frente a sus nuevos rivales, ya habían comprobado por dos veces que la Mano Demoníaca ya no tenía ningún efecto. Debían descansar, pero aun así no podían coger el sueño. Los tres amigos subieron al techo de la caravana, disfrutando da la oscura noche, tan oscura que podían llegar a verse las estrellas.
― Parece que esa gente te conoce bien, Endo. Dijeron que nos uniéramos a ellos― rompió el silencio el de rastas.
― Eso quiere decir... ¿qué también hay humanos en la Academia Alius?
― Quien sabe. A lo mejor Goenji dejo el equipo por eso.
Las palabras de Endo hicieron que abriera los ojos de golpe. ¿eso podía ser cierto? Todo este tiempo él...
― Puede que pensase que perturbaría bastante al equipo saber que había sido contactado por el enemigo.
― Solo... ¿quería protegernos?
― Si hubiera podido saber lo que le pasaba...― se veía realmente preocupado por su amigo―. Tan solo le dije que esperaba volver a jugar junto a él... soy un idiota.
Los otros dos se quedaron mirando al capitán, esa no era su responsabilidad, ninguno pudo hacer nada ni sabían porque se marchó. No esperaron que reaccionara tan bruscamente. Comenzó a revolver su cabello mientras se tumbaba en la chapa. No era momento de seguir dándole vuelta a lo mismo. Los otros dos sonrieron antes de hacer igual que el otro, usando sus brazos para apoyar las cabezas. Durante el silencio los tres pensaban lo mismo, pero solo Endo se atrevió a decirlo primero.
― Le echo de menos.
― Yo también.
― De verdad que tengo muchas ganas de volver a jugar con él.
Rosen no abrió la boca, no se atrevía a decirlo. Claro que lo echaba de menos, claro que quería volver a jugar con él. Quería... quería volver abrazarle, llamarle estúpido a la cara, darle un balonazo si era preciso, pero sobre todo... quería volver a sentir sus labios sobre los suyos.
Ku ku ku, se pone interesante. Si queréis leer un poquito más sobre esta parejita ya esta disponible el OVA Te espero.
Dadle mucho amor, y nos leemos proto.
Nunca quiso volver alejarse de ella.Nunca quiso que todo aquello pasara.Solo quería olvidar sus discusiones y empezar de nuevo...Solo quería declararse...Ahora, le echa aun más de menos.Ahora desea con más ganas volver a besar sus labios.Ahora... sufre por no poder obtener una respuesta. Esta espera insufrible
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