Capitulo 013
Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5, yo solo secuestro a sus personajes e historia por mera diversión.
*A partir de ahora tendréis que tener en cuenta una cosa: Albin es Española, y aunque hasta ahora no ha tenido problema en hablar en japones, o no ha usado su lengua materna no quiere decir que durante todo el viaje no lo vaya hacer. Como el fanfic esta escrito en castellano -y se supone que todos hablan en japones- para distinguir cuando Albin hable en Español será así:
― ¡Que c*@#nes estas hablando! ¡INUTIL!
·Una nueva Aventura T-2·
Desde que retomaron su camino la tensión es presente en una zona de la caravana. Aunque la chica de cabellos rubios rojos y azules duerme, su compañera de asiento no aguanta estar a su lado. Acabó sentándose atrás para conversar durante el viaje y olvidarse un poco de ella.
― Es muy buena... ¿pero de verdad va a encajar? ― preguntaba dudoso Kurimatsu mientras miraba en dirección al asiento de delante.
― A saber, pero está claro que su fuerza nos será muy útil contra nuestro nuevo rival.
Todos miraron al castaño de lentes, el cual se asomaba por encima del asiento.
Fubuki sentado a su lado solo escuchaba la conversación. Por una parte, estaba feliz de poder seguir conociendo a esa extraña chica, pero por otro tenía algo de miedo. ¿Y si ya no le necesitaban?
― Puede que Albin sea complicada... pero ya es parte del Raimon. Seguro que a partir de ahora todo cambia.
Endo con su entusiasmo como siempre.
La mayoría se miraron no muy convencidos. Aunque no podían negarle una oportunidad. Puede que con el tiempo se vuelva algo más suave su carácter.
La risita de Kogure se escuchó por encima de su conversación haciendo que le entrará curiosidad por ver a su nueva víctima. El pequeño estaba justo delante de la delantera sosteniendo un rotulador.
― Esto le pasa por quedarse dormida.
Una nueva risita mientras acercaba la punta a su rostro. Antes de poder tocarlo sus ojos se abrieron dejando ver sus pupilas rasgada que ahora le fulminaban, una mirada aterradora que heló la sangre del pequeño. Un chillido agudo y casi sin voz escapaba de su garganta antes de que volviera corriendo por donde había venido.
Una risa nerviosa fue la respuesta de todos a ver como la chica se asomaba por el pasillo mientras amenazaba al pequeño.
― ¿De verdad crees que cambiará? ― le preguntaba al capitán, este solo podía responder con una risa nerviosa.
Por fin habían llegado a Osaka, a las coordenadas que le dio el señor Raimon. Pero aquel lugar no es lo que ellos esperaban.
― Bueno ya estamos aquí, pero... ¿seguro que esto es una base extraterrestre?
Dijo Endo incrédulo a verse dentro de un parque de diversiones. La mayoría miraba a su alrededor confundidos, aunque intrigado, por otro lado, estaba Kogure, este chico solo pensaba en montar en todas las atracciones. Aun sin llegar a creerlo del todo, la entrenadora se encargo de llamar y confirmarlo, no había duda, la base tenía que estar en Divertilandia.
― Quien lo diría, ¿no?
― Se mire por donde se mire, a mi me parece un parque de diversiones normal y corriente.
― Por eso sería el mejor siiaaaaah― En mitad de la frase comenzó a bostezar―. Tio para esconderse.
La mayoría le vieron con una gota resbalando por su cien. ¿No podía comportarse ni en público?
― En cualquier caso, debemos separarnos para buscar a fondo. Hay que revisar este sitio de arriba abajo― hablo Natsumi, casi como una orden.
― ¿Oh? ¿Dónde se ha metido Fubuki?
La pregunta del capitán hizo que todos miraran a su alrededor. Era cierto, había vuelto a desaparecer.
― ¿Con que una base secreta Dices?
― Creo que podemos ir a investigar.
De nuevo, como en cada sitio al que llegaban Fubuki se encontraba rodeado de dos chicas, estas no sabían donde se encontraba eso que buscaban, pero aun así se fueron con él para buscarlo. Y ahí dejó a sus compañeros, como siempre, sin llegar a creerse lo que veían.
― ¿Siempre hace igual? ― preguntó curiosa a ver la reacción de los otros y recordar que algo parecido pasó con ella En Tokyo.
Con una risa nerviosa todos comenzaron a separarse para buscar. Kurimatsu y Kabeyama por un lado con el primero tratando de evitar que el mayor se olvidara de su misión por comer. Haruna era arrastrada por el pequeño a las atracciones. El capitán acabo hiendo con Toko, Natsumi y Aki. Ichinose por su parte y así hasta que ellas dos quedaron solas en la entrada. Ambas se miraron mal, y como si lo tuvieran planeado ambas voltearon y protestaron a la vez:
― ¡Ni de broma!
― Pues la verdad es que no veo nada especialmente raro.
Endo caminaba junto a las chicas mientras miraban a su alrededor. Por más que habían buscado no lograban encontrar nada fuera de lo normal.
― Lo sabía, debe de haber algún error en alguna parte.
― ¿Y si probamos con la rueda de la fortuna? ― preguntó Toko mientras alzaba la vista a la estructura que sobresalía de los arboles―. Sí vemos el parque desde arriba tal vez se nos ocurra algo.
Con todo el grupo de acuerdo con tener un punto de vista distinto del terreno fueron a la atracción. Era su turno de subir, y el primero en hacerlo fue Endo, las siguiente deberían haber sido Aki o Natsumi, pero ambas se quedaron inmóviles tratando de que no se le notara que querían sentarse junto al castaño.
― ¡Hacía mucho que no subía a una rueda de la fortuna!
La alegre Toko se les adelantó sentándose al lado del sonriente e ingenuo portero.
Se encontraba dentro de la casa del terror con esas dos chicas. Eran majas, pero ahí no parece que hubiera ninguna entrada secreta. Mientras ambas se agarraban a sus brazos el perdía la mente en otros pensamientos.
― Muchas gracias chicas― les dijo con una sonrisa amable.
Ellas querían seguir ayudándole, pero estar con ellas solo le hacía entrar en atracción tras atracción, era divertido, pero tenía que encontrar la base secreta. Soltó un largo suspiro caminando por el parque en busca de sus compañeros. De pronto las vio, dos de sus compañeras. Caminaban al lado peleando más que buscar, aunque más bien parecía que Rosen peleaba y Albin solo le ignoraba. Se acercó con una sonrisa.
― ¿Habéis encontrado algo?
― Oh, Fubuki... para nada― le contestó con una pequeña sonrisa, pero enseguida volvió a enfadarse a ver como la rubia continuaba caminando―. ¡Oye! ¡Pero espera un poco!
Sin decir ni una palabra continuó caminando mientras levantaba levente el brazo izquierdo, al mismo tiempo mantenía el dedo centrar erguido, cosa que solo provocó poner aun más de los nervios a la albina.
― ¡Aaaaw! Me saca de quicio― protestó viendo cómo se marchaba.
― ¿Por qué se comporta así? ―hizo esa pregunta en voz alta, pero más bien era para sus propios pensamientos.
― Ni idea, es así desde que la conozco. Uf... ¿Quieres que sigamos juntos?
Había Decidido centrarse en la búsqueda. Lo único que consolaba su corazón era saber que no estaba a solas con el capitán. Aunque tuvieran una misión que cumplir... seguía siendo un parque de diversiones, un lugar muy común para tener una cita. En seguida comenzó a mover su cabeza con brusquedad, tratando de alejar esos pensamientos de su mente. Claro que no, esto no sería una cita para ellos...
Tenía que volver a olvidarse de todo eso y volver a su búsqueda.
Tanto había conseguido meterse en sus pensamientos y encontrar algo sospechosos que se sorprendió cuando una chica de cabellos azules y ojos grisáceos se había parado frente a él para hablarle. Poco podía suponer que había echo eso por haberse quedado prenda de él a primera vista.
― ¿Qué estás buscando?
― Ah no... yo solo estaba...
Sin querer dar más explicaciones comenzó a caminar, pero las palabras de la chica le hicieron detenerse.
― A que estás buscando eso.
― ¿Eso?
― Ven conmigo.
No muy seguro que estuvieran hablando de lo mismo acabo hiendo con ella en busca de eso.
La curiosidad de a donde se dirigía la rubia le llamaba mucho más que las ganas de estar con la albina. Con la escusa de ir con la otra para vigilar que no hiciera nada raro dejó a Rosen que siguiera con su camino.
Le buscaba entre la multitud. Para solo haberle sacado unos metros sí que se había escondido bien. Logro verla a lo lejos. Estaba tumbada a la sombra de un árbol con los cascos puestos. Tenía que haber imaginado que iba hacer algo así. En verdad no solo su apariencia era la de un gato, su comportamiento y manía también le delataban.
Se disponía acercarse a ella, pero de nuevo volvió a toparse con unas chicas. Ahora eran ellas las que querían su ayuda, o al menos eso querían decir para acabar hiendo con el chico mono a tomar un helado. Sin poder negarse le acompañó, aunque su mirada iba varías veces a su espalda.
No se lo podía creer, aquella chica le había llevado hasta un restaurante de Okonomiyakis.
― ¿No estabas buscando un buen restaurante de Okonomiyakis?
― Ah no, yo no.
Sin prestarle atención abrió la puerta llamando a su madre la cual estaba tras el mostrador.
― Mamá soy yo, me he traído a mi novio. Hemos venido a probar tus Okonomiyakis
Aquella afirmación le hizo pegar un salto. ¿¡Cómo que su novio!? Enseguida la mujer con el cabello un poco más oscuro que la chica se acercó a él, demasiado para su gusto.
― Oh, conque tú eres el mozo de mi Lika.
― No, no es verdad. Si solo nos hemos conocido en Divertilandia.
Sin darle tiempo, o más bien, sin querer escuchar sus quejas, la menor comenzó a empujarle a dentro del restaurante. Por más que el castaño se quejara ambas hacían oídos sordos. Parecía que la madre iría en su rescate a llamar a la chica, pero solo era para ponerle verde.
― Lika no tienes ojos en la cara, ¿o qué te pasa? Que has podido ver en este chico que es tan poquita cosa.
― Pues anda, mira quien esta hablando. Te recuerdo que tú conseguiste echar a papá de casa. ¡Es verdad! ¡Aquí la única que tiene mal gusto eres tu mamá! Mira que pegarte como una lapa a ese viejo inútil.
― Ja, que sabrás tú lo que pasa entre hombres y mujeres.
― ¿¡Cómo que hombres y mujeres!? Si tenía una cara de ratón que no podía con ella.
Estaba presenciando una bronca de madre e hija, y él solo quería volver con sus amigos. Trató de conseguir su atención para marcharse, pero solo se acabó llevando los gritos.
― Me has puesto de mal humor me voy a dar una vuelta.
Antes que se marchara hizo que se detuviera para darle unos cupones, pues sabía a donde iría. Puede que esa era su relación, no es que sea la tradicional de madre e hija, pero aun con sus discusiones parece que se aprecian. Ichinose intentó escapar tras la madre, pero fue atrapado por los brazos de la chica.
― No querido, no te puedes ir.
― ¿Querido? ―repitió con miedo.
― Escucha, ya que estas en nuestra ciudad, tienes que probar las Okonomiyakis, te gustaran. Están riquísimas.
― No gracias, si no tengo hambre, de verdad.
― Ho vamos, no te hagas de rogar. ¿Vale?
― No, si te aseguro que no me hago de rogar.
Sin querer aguantar más sus rechazos opto por darle la vuelta y mirarle de una manera aterradora acompañada de una voz similar.
― He dicho que te voy a preparar unas Okonomiyakis y te las vas a comer.
No podía negarse, le daba demasiado miedo como para hacerlo.
No tardó mucho en ponerle delante un plato con Okonomiyakis y varios ingredientes con los cuales no parecía que tuviera muy buena pinta. Algo temeroso se acercó la paleta a la boca, pero solo hizo falta un bocado para comprobar que estaba deliciosos a pesar de su aspecto.
Ya había llegado la hora que acordaron encontrarse en la entrada del parque. Ninguno había encontrado nada extraño. Estaba claro que ahí no podía haber ninguna base secreta ni nada por el estilo.
― Ya te he dicho que no hemos venido a jugar.
Haruna ya estaba harta del más bajo, no han parado de montarse en atracciones todo el día. Aki le miraba divertida antes de ver al resto dándose cuenta que falta su amigo de la infancia.
― Chicos, ¿dónde se ha metido Ichinose?
― No lo sé. Aun no ha vuelto― contesto con tranquilidad el peli azul.
― Si habláis de Ichinose, aquí no está.
Y de nuevo Fubuki estaba junto a dos chicas, no eran con las que se fue al principio ni a mitad del día.
― Estas chicas dicen que hace rato les vieron salir del parque.
Con esa afirmación se despidió de ellas mientras dejaba a sus amigos con la misma expresión de siempre.
Según esas chicas habían visto a su amigo en un restaurante de Okonomiyakis, creyendo en sus palabras fueron al local. Al abrir la puerta se encontraron con el castaño sentado junto a la chica hablando tranquilamente.
― Pero oye, ¿qué estas haciendo en este sitio?
― Eso no es justo Ichinose. No vale comer sin nosotros― se apresuró a quejarse el peliverde.
― Veréis es que me han pasado muchas cosas.
― Estos chicos son los compañeros de los que me has hablado antes.
― Si. Bueno entonces me voy con ellos. Muchas gracias por todo, y por ese Okonomiyaki que estaba estupenda― hablaba mientras se ponía en pie dispuesto a irse, pero Lika se puso en medio para detenerle.
― Te has comido mi Okonomiyaki amorcito, ¿no es verdad? Pues aquí eso significa que te tienes que casar conmigo.
― ¡CASARSE! ― gritaron todos desde la puerta.
― Pero es que eso no me lo habías contado.
― Toma pues claro. Si llego a contártelo no te lo comes. Bueno ya esta claro que no tienes que encontrar a esa Academia Alius o como se llame, ni ganarlos ni nada por el estilo. Te quedarás a mi lado y formaremos una familia feliz querido.
Todos tenían aun muchas preguntas, sobre todo el pobre de Ichinose, pero antes de poder hacer nada ya estaban siendo echados del local y viendo como le cerraba la puerta en las narices.
Solo podían quedarse frente a la puerta escuchando como dentro ambos discutían y el castaño trataba de escapar.
― ¡ENDO socorro!
No, por supuesto que Ichinose no podía quedarse ahí para toda la vida. Iba a entrar ahí a rescatar a su amigo. Estaba decidido entrar, hasta que una chica que acaba de aparecer le echo a un lado con brusquedad.
― ¿Qué pasa aquí? ―saltó Kazemaru a ver eso.
― ¿Qué va hacer? Que hemos venido todas a por Seu.
Como si lo tuvieran ensayado, el grupo de chica que había a parecido a su lado presentaron a su equipo por todo lo alto. Dejando a cinco chicas por delante con una pose digna de una serie de super héroes. Aquí se presentan las chicas del fútbol, la Academia CCC de Osaka
― ¿Y ha estas quienes las han invitado? ―comentaba viendo con aburrimiento a las chicas.
La chica que antes había apartado antes al castaño abría la puerta de golpe pidiéndole explicaciones a la chica porque no había ido a entrenar, pero no pudo seguir a ver a la pareja abrazada y detectar que sobre la mesa estaba el plato de la Okonomiyaki especia de Sue. Bueno... Ichinose era apresado por Sue.
― ¡Eh chicas que Sue se ha echado novio para casarse!
Con solo esa frase todas se agolparon en la puerta para dar su visto bueno al chico. Por otro lado, Raimon no comprendía nada de lo que estaban presenciando. ¿cómo habían llegado a este punto?
― ¿Entonces es verdad que Ichinose se quedará toda la vida aquí para hacer Okonomiyakis?
― ¿Y qué hacemos ahora, Endo?
― Pues no tengo ni idea la verdad...
― Esta claro. Las apartamos por las buenas y nos llevamos a este de una vez― se arremangaba mientras intentaba acercarse a la puerta. Pero Rosen se lo impidió sosteniendo su chaqueta.
―Tú aquí quieta... a saber que es para ti por las buenas.
Megane tuvo una idea, lo mejor era solucionar esto con un partido, el ganador podrá quedarse con Ichinose.
― Pero Megane.
Ver como era Aki la que protestaba por el plan del castaño hizo que sus ojos se abrieran de golpe, una pequeña esperanza le hizo creer que lo hacía porque le quería como algo más que un amigo y no quería perderle.
― Tranquila, es un equipo entero de chicas, es imposible que podamos perder.
― Pero ese no es el caso Megane...
― Vale, parece divertido, me parece bien. Venga no perdamos tiempo al campo.
Como bien había dicho, no perdieron tiempo y fueron a la cancha para disputar el partido. A Repartirse para el juego y no estar la entrenadora, Kido se encargaba de la alineación. Quiso colocar a Albin para ver como se integraría al grupo, pero esta se negó en rotundo. Pues: Solo era un equipo de chicas, ¿no?
― Va acabar con mi paciencia...― murmuró mientras seguía mirando al frente tratando de ignorar a la rubia.
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