Capitulo 005
Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5, yo solo secuestro a sus personajes e historia por mera diversión.
·Una nueva Aventura T-2·
Estaba agotada, no ha podido dormir en todo el viaje. En el ferri por el mareo que le causaba tanto movimiento, y ahora en la caravana el frío. Para terminar de rematar esa frenada que casi hace que se caiga del asiento. Esta tan agotada que le cuesta mantener los ojos abiertos.
― ¿Ah? ¿Ese chico?
Nadie respondió a su susurro, Someoka estaba demasiado concentrado en otra cosa, y lo dijo tan bajo que nadie le escucho. ¿Cuándo había subido ese chico de cabello plateado? Dio un suave golpe a su mejilla tratando de desperar. Luego preguntaría por él, ahora el objetivo era no quedarse dormida.
― ¿Aun tienes frío?― preguntó amigable Toko.
El recién llegado solo negó, ya se encontraba mucho mejor.
― ¿Y que estabas haciendo ahí, en medio de la nieve?
― Bueno, es que iba a un lugar que es muy importante para mi. Se llama: Pico del norte.
El nombre del lugar llamó la atención del Sr. Furukabu, había escuchado hablar del lugar, uno donde hay muchas avalanchas. Las palabras del mayor hicieron que bajara la cabeza, como si hubiera recordado algo desagradable.
― Por cierto Chaval, ¿cómo has llegado tan lejos?
― Pues... como si fuera un balón chutado. Todo recto hacía delante.
― Muy bueno, me gusta esa frase.― comentaba animado el capitán―. Id recto hacía delante, como si fuera un balón chutado. ¿Tú también juegas al fútbol?
― Claro, me encanta jugar.
― A mi también me gusta el fútbol jaja.
El chico le contestó con una sonrisa de vuelta, pero ese clima tan calmado no tardó en desaparecer. Un fuerte y bruscos movimientos hicieron que todos se alteraran en cuestión de segundos. La caravana con podía continuar, parece que una de las ruedas habrá quedado encallada con la nieve. El Sr. Furukabu se disponía a bajar, pero el chico de ojos grisáceos-verdosos le aconsejó que no lo hiciera, que podía haber un viejo de la montaña. Confundidos todos le miraron. Megane que se encontraba junto a una de las ventas quiso mirar por ella, por si llegaba a verlo. Pero solo consiguió llevarse un susto mayor que el de hace unos segundos. Un fuerte golpe y una enorme pata había impactado contra el cristal. Los Gritos comenzaron en cuento la caravana comenzó a balancearse de un lado a otro. Sin previo aviso los golpe habían cedido y ese chico había desaparecido.
Fuera, bajo la nieve se podía ver una silueta, era aquel chico, que sin saber muy bien como o por que, el oso había caído al suelo, y un ultimo movimiento brusco hizo que la caravana saliera del socabon. Los muchachos se miraban entre sí riendo nerviosos, no... claro que él no podía haber acabado con el oso. ¿No?
― Que bien, ya se mueve.― aviso el conductor a conseguir arrancar y poder proseguir con su camino.
Ahora bien despierta, se quedo mirando incrédula al chico, pero quien demonios era ese chico.
Ya habían avanzado mucho, incluso la pequeña tormenta había parado. El chico de cabellos plateados decidió que ya podía volver solo, por lo que a despedirse de todos y agradeciéndoles se bajo de la caravana para continuar su camino. Pero se quedó ahí parado, esperando a que se alejara. Se giro un poco, a su alrededor solo había nieve. Formaba una pequeña elevación tan alta como él. Pero, bueno, ya que la nieve le estorba tendrá que quitarla de en medio. Con un solo chut que cortaba el viento gélido de aquel lugar consiguió crear un camino.
Ya conseguían verlo a lo lejos. El instituto Haruken, allí les estaría esperando aquel delantero tan fantástico. Aunque algunos estaban deseando llegar para conocerle, había algunos que aun estaban en contra de esto. De entre todos los componentes solo cuatros aceptaban las decisiones de la entradora, otros cuatro estaban encontrar y los otros dos neutros. El equipo estaba roto, bueno, puede que no tanto, pero si es cierto que había problemas.
Con la caravana aparcada tocaba ir a buscar al equipo de fútbol para hablar con ese tal Fubuki. En la sede del equipo le esperaba la mayoría con una sonrisa en sus rostros y erosionados por ver llegar a los campeones del Fútbol Frontera.
― ¡Que guai! Es el instituto Raimon.
― Que bien, el mejor equipo de todo el país esta aquí. Un autógrafo, por favor.
Las palabras sinceras de todos ellos llenaban los corazones del casa uno de los jugadores, pensar que todos ellos los conocen.
― Venga Endo, recuerda que no hemos venido por eso.
Ni se acordaba. Conocer a esos chicos le había hecho perder la noción.
― ¿Donde ese encuentra Fubuki Shiro? ¿Sabéis si esta por aquí?― preguntó la entrenadora.
La pregunta hizo que los componentes del Haruken "discutieran" por lo que estaba haciendo ese chico. Uno decía que patinaje, otro esquiando, otro con bobleingh. ¿Tantos deportes y encima pelea contra osos? Estaba claro que ese Fubuki no podía ser un chico normal. Mientras la mayoría se impresionaban por lo recién conocido de aquel chico, dos del Raimon se encontraban apartados, no querían saber nada de ese sujeto. En el único comento que hubo silencio se escucharon unos pasos. Shoji la chica más pequeña y con un sombrero de paja en la cabeza fue corriendo a la puerta, estaba claro que tenía que ser Fubuki.
― Deprisa, Deprisa, Fubuki. ¿Dónde te había metido? Han venido a verte unas personas.
El equipo de azul, nerviosos por conocer aquel chico tragaba duro y no apartaban la mirada de la puerta. Pero su seriedad se fue enseguida dejando paso a la sorpresa a ver aquel chico bajito y de piel de porcelana que encontraron en la carretera.
― Hola, sois vosotros.
― Si es... no me digas que tú... ¿eres Fubuki Shiro?― dijo sin poder terminar de creérselo el capitán.
― ¿¡El que lucha con los osos!?― protestó el chico de cabello rosado.
― Ay, os habéis decepcionado a ver como era yo en realidad. Todo el mundo escucha tantos rumores que se piensa que soy mucho mayor de lo que luego resulto. Pero yo soy el verdadero Fubuki Shiro. Es un placer.
Aunque en todo momento, el más pequeño hablo con una sonrisa y amigable, por algún motivo Someoka no pudo evitar comenzar a enfadarse. Sin estrechar su mano con él se marchó volviendole la cara y molesto. Endo quiso detenerle, pero Rosen se adelantó saliendo tras el pelirosa. Fubuki, confundido abre y cierra su mano viendo por donde se han ido esos dos.
― Oye..., ¿por qué se enfada? ¿He hecho algo mal?
No claro que no. Aunque como le iba a explicar que solo era una rabieta porque uno de sus compañeros se había marchado del equipo. No podía contarle eso, por lo que el capitán opto por solo disculparse haciendo una pequeña reverencia.
Afuera de la secundaria, aunque no muy lejos, es donde habían llegado esos dos. Someoka estaba más adelantado que la chica. Él miraba el horizonte y ella a él algo molesta.
― ¿Por qué has hecho eso?
― No lo sé.
― ¿Ah? No me vengas con esas.
― No lo sé ¿¡Vale!? No es lógico odiar a ese chico que no me ha hecho nada. Pero... pero creo que si acepto en el equipo a ese sujeto. ¡Entonces Goenji lo perderá!― frustrado por sus propias palabras golpe el tronco que tiene al lado―. ¡Y ya no podrá volver! Y es Goenji El delantero estrella del instituto Raimon es Goenji
Las palabras de Someoka le herían, ¿cómo que no iba a regresar? Claro que lo haría. Tenía que hacerlo. Quería decírselo, quería decirle lo equivocado que estaba, pero ella tampoco tenía claro que Shuuya volvería
Ya que habían llegado hasta allí, y la entradora tenía que hablar con Fubuki, ¿por qué no de mientras divertirse jugando con la nieve? El instituto Alpino esta construido sobre la explanada de una pequeña montaña, en sus faldas se encuentra el campo de fútbol, lugar donde se dirigen.
― Rrrr... que frío...― se quejaba Megane mientras bajaba las escaleras.
Con tranquilidad iban bajando por las grandes escaleras. Estaban estaban resbaladizas por el hielo que se formaba en ellas por el frío tan común en aquel lugar. Haruna lo comprobó por ella misma, ya que a bajar un escalón más acabó resbalando y si no hubiera sido por la ayuda de Fubuki habría acabado adolorida.
― Ten cuidado, es fácil resbalarse en estos escalones.― Le ayudo a ponerse de píe mientras le miraba con una pequeña sonrisa.
― Si, muchas gracias.
Un ruido, como si algo estuviera cayendo con rapidez y peso, un sonido muy conocido en los sitios con abundante nieve. De tanto nevar se acumula en los tejados, y con el menor movimiento de esta acaba cayendo provocando una pequeña avalancha. Todos levantaron la vista para ver como caía la pequeña parte de nieve del tejado. Aunque para la gran mayoría solo había sido un poco de nieve que caía del tejado para alguien llegó hacer algo más, ¿un recuerdo tal vez? Quien sabe. Pero ver como caía la nieve le provocó terror. Tardaron en darse cuenta que Fubuki estaba sentado, abrazando sus piernas y con la cabeza gacha mientras temblaba. No fue hasta que Shoji le tranquilizó diciendo lo que había pasado no fue que consiguió parar de temblar.
― Sí por un poco de nieve te pones así, es que eres mucho más gallina de lo que imaginaba― Comentó Natsumi mirando al chico
Trató de hacer como si no pasara nada riendo nervioso y animando a que prosiguieran bajando. Aunque para todos, este pequeño suceso había pasado como si nada, para la entradora no, era extraño que reaccionara así. Es un chico de Hokkaido, debería estar acostumbrado a las pequeñas avalanchas. ¿Por qué reaccionar de ese modo?
Aprovechando que la entradora y Endo se encontraban hablando con Fubuki, Raimon y Haruke decidieron comenzar a jugar con las bola de nieve, divididos en dos equipos comenzaron las bolas a ir y venir. Kabeyama y megane preferir algo más tranquilo, ambos comenzaron a construir muñecos de nieve, pero no simples muñecos de nieve con sus narices de zanahorias y ojos de piedra, no estos representaba a cada uno de los jugadores de Raimon. Someoka no quería ni entrabar amistad con los chicos del norte, ni quería perder el tiempo con juegos, por lo que él prefirió salir a pasear junto a Dabo y su dueña. Ninguno habría la boca, solo se podía escuchar sus pasos sobre la fría nieve. Por lo que no es de extraña que cuando pasaron cerca del iglu lograron escuchar la conversación que había ahí dentro.
― Veras Fubuki, estamos buscando jugadores para acabar con la Academia Alien.
― ¿Jugadores?
Se quedaron inmóviles escuchando la conversación mientras el cachorro les miraba sin saber que hacían.
― Hace unos cuantos días la Academia Alien destruyó un instituto en esta misma región.
― Pero... aquí estamos a salvo. ¿Por qué iban a venir a por nosotros? Después de todo nuestro equipo de Fútbol es más bien flojito.
La contestación del albino hizo que su sangre comenzará ha hervir. ¿¡Tan egoísta podía llegar a ser!?
― No se trata de algo del Haruken, si no que no podemos permitir que hagan lo que quiera.
― Escuchame bien. Para derrotarles tenemos que formal el mejor equipo de todo el planeta. Por eso hemos venido precisamente a verte a ti― dijo el capitán con su típico entusiasmo.
Todo acabo sanjado con un partido para que el chico de las nieves pudiera mostrarles su forma de jugar.
Ambos equipos se encontraban ya en el campo de juego, Raimon con la indicaciones de hacer lo que quieran, para ver en vivo las acciones de Fubuki, y el Haruken con las únicas indicaciones de dar todo lo que puedan en el campo. Los jugadores ya colocados en sus puestos los chicos de amarillo se llevaron una gran sorpresa a ver al delantero que habían ido a reclutar jugando en la defensa.
― ¿¡Pero es que Fubuki no es delantero!?
― Pues claro que es delantero― contestó Ryuu.
― ¿Y entonces a qué viene eso?
― Que ahora ha vuelto a la defensa.
La molestia de Someoka con aquel chico comenzaba aumentar cada vez más. Raimon hizo el saque de centro, y fue el chico de cabello rosa quien llevaba el ataque, dos jugadores blancos trataron de impedir su avance, pero no fueron nada para el violento de Someoka. Fubuki se mantuvo en su sitió observando como se acercaba divertido y tranquilo. No tuvo que esperar mucho para realizar su técnica: Piso de hielo, una técnica que consistía en congelar al contrarío dentro de un bloque de hielo y él con movimientos gráciles y elegantes conseguir llevarse él balón. Fubuki en vez de subir al ataque decide pasar el balón a su compañero, momento que Kazemaru aprovecha para robar el balón.
En ese momento se de cuenta del secreto a voces de Haruken. Fubuki Shiro es un jugador increíble pero sus compañero no llegan a tener su mismo talento. El balón vuelve a la delantera de Raimon. En el momento que Someoka toca el balón Fubuki se posiciona delante del portero.
― Intenta detener esto si puedes listillo.
Anunció antes de comenzar a realizar su técnica. Todos esperaban que el balón entrará o que fuera detenido con alguna técnica, pero nunca se imaginaron que ese chico lo detendría con un leve golpe de su pierna, haciendo que volviera a su poder. El campo derecho veía asombrado lo buen defensa que era, pero uno de ellos estaba más enfadado que entusiasmado por su poder. Se arrojó de cabeza para quitarle el balón, cosa que le fue imposible. Fubuki, en el momento que toco su bufanda un brisa congeladora se formó a su alrededor paralizando y echando a volar a Someoka.
― ¿¡Y esto es lo que sabéis hacer!? Pues baya birria de equipo.
Su personalidad había cambiado. De un momento a otro el chico reservado y callado que había conocido durante todo el día había cambiado por una más brusca. Sin esperar mucho más se lanzó al ataque. El primero que intentó detenerle fue Ichinose, que comenzó hacer cargas con el hombro, pero el de cabello plata fue mucho más fuerte. Los siguientes eran Kazemaru y Kido, ambos trataron de cargar contra el balón a la vez, pero la fuerza en las piernas del menor era mayor. El siguiente en cortarle el pasó fue Rosen. Con una sonrisa de superioridad se detuvo manteniendo el balón aun junto a sus pies moviendolo de un lado a otro. La chica observaba cada uno de sus movimientos tratando de igualar su velocidad.
― Ja, ¿¡eso es todo lo que puedes hacer!?
Izquierda, derecha, y un caño con efecto de rotación que tuvo contra el suelo fueron suficiente para pasar a Rosen y elevar el balón para él saltar tras el balón para realizar su técnica. Rosen sobre pasada por la velocidad del chico se quedo mirándole inmóvil. Tenía que admitidlo, era un gran jugador, tan bueno como Goenji, o incluso superior. El albino solo tuvo que girar sus piernas alrededor del balón formando una capa helada a su alrededor, el apoyó su mano en el suelo quedando algo agachado mientras el balón volvía a elevarse cargándose de más viento helado. Echo para atrás su cuerpo preparándose para saltar mientras giraba sobre sí mismo hasta llegar a patear el balón ahora recubierto de hielo y que salió disparado a la portería. Esta era la Eterna Ventisca que anuló la Mano Fantasma consiguiendo abrir el marcador. Desde el banquillo y terreno de juego todos veían asombrados al jugador número nueve. Estaba claro que era un gran jugador.
― ¿Esta claro ya? Yo soy Fubuki Shiro, el goleador estrella.
― Escucha bien Fubki. Pienso detener tu tiro sea como sea― dijo animado el portero.
― Vale, intenta detenerlo si te vez capaz.
No se podía negar que aquel chico iba hacer un gran cambio para Raimon sobre todo con ese tiro. Pero Someoka no pensaba aceptarlo, nunca permitiría que alguien como él entrara en el equipo y mucho menos le quitara el puesto a Goenji. Molesto tomo el balón dispuesto a continuar con el juego, pero la entrenadora quiso dar por acabado el encuentro. Su frustración era tal que no quiso dejar las cosas así. Chuto con todas sus fuerzas contra Fubuki, quien con un rápido movimiento desvió hacía arriba el balón, dejando que ambos se lanzarán a por el esférico con todas sus fuerzas. Cada uno desde un lado patearon a la vez el balón, pero las fuerzas de Fubuki eran mayores y consiguió tener el balón en su poder y dejar por los suelos al delantero azul y amarillo.
― ¿Esto es todo lo que tienes? No es para darte aires― sus palabras hacían enfadar aun más―. No me sirves para nada. Intenta divertirme un poco más.
Fubuki volvió a disparar, pero esta vez los defensas lo esperaban he hicieron todo lo que estaba en sus manos para tratar de detenerlo, aunque fue imposible. Desde la portería Endo le esperaba con la Mano Fantasma, trató de impedir su avance, pero aunque fue destruida, el balón no entró en la portería saliendo por encima del larguero.
La entrenadora se impuso haciendo que por fin acabaran con el partido. Endo estaba entusiasmado con el poder del futuro delantero de Raimon. Pero la entrada de este jugador no fue del agrado de todos, Someoka no pudo aguantar más y se marcho del lugar hecho una furia. Endo cansado de esa actitud fue tras él. Le estuvo persiguiendo hasta llegar junto a la caravana.
― ¡Someoka! ¡Eh! ¡Vuelve! Someoka. ¿Qué te pasa?― logró preguntarle una vez el delantero se detuvo,
― ¡Endo! ¿¡Es qué esto te parece bien!? ¿¡Vas a sustituir a Goenji por este tío!?
― Pero bueno... ¿tan mal te cae Fubuki?― intento bajar su enfado―. A mi me parece un chico interesante de verdad. Alguien capaz de chutar así no puede ser una mala persona.
― Goenji siempre se ha tomado los partidos enserio, sin perder el respeto. Pero es llegar este chico y... ¿¡Qué es eso de tener que divertirle!?
Tras escucharle comprendió porque era su enfado. Él también estaba triste por la marcha de Goenji, pero no podían hacer nada, Goenji volvería algún día con ellos, pero de mientras tenían que seguir manteniendo al Raimon fuerte para conseguir acabar con la Academia Alien y así él volverá.
― Someoka... y también quería que Goenji se quedara en el equipo, pero... cuando le mire a los ojos supe que no podría retenerlo.
― ¡Pero dejaremos de jugar a nuestro fútbol!
― Si creemos en los demás, haremos nuestro sueños realidad― sus palabras dejaron al más alto sorprendido― Estoy seguro que algún día volverá.
Ya había amanecido, y los muchachos se encontraban en el campo dispuestos a comenzar con el entrenamiento. Anoche, Leezen pronunció su amenaza contra el instituto Haruke, el tiempo se le acababa y debían volverse más fuertes para acabar con la amenaza que asolaba a todo Japón. El equipo se dividió en dos para entrenar el ataque y defensa. Someoka se encontraba en el equipo blanco y Fubuki en el azul, era la mejor opción por el momento.
― Escucha Fubuki― le llamó la entrenadora―. Me gustaría que esta vez jugaras como delantero.
― ¿Cómo? ¿Yo de delantero?― la noticia le pillaba por sorpresa, estaba acostumbra a comenzar como defensa...
El partido comenzó con la entrenadora sacando desde el centro del campo y ambos equipos lanzándose al ataque. Kazemaru y Kido fueron los primero en tocar balón, pero quien consiguió llevárselo fue el peli-azul. Se adentraba en el campo contrarío con su característica velocidad, pero no tardo en ser parado por Fubuki quien se fue con el balón. Dejandole una frase: "Hay que ser como el viento".
Dese la banca no se podían creer que le hubiera superado con tanta facilidad. Fubuki se adentraba en el campo perseguido por Kazemaru, por detrás Ichinose y Kido le pedían que pasara el balón, que fuera a lo seguro. Pero él no hizo ni caso, pasó a Kazemaru de un salto y en cuento volvió a tocar el suelo su tranquilidad había cambiado por una fuerza explosiva.
― Vaya birria de jugadores. ¿Es que no hay nadie capaz de hacerme sombra o que?
Por detrás sus compañeros azules se quejaban por su egoísmo y como les ignoraba.
― ¡Oye! ¡Para de una vez!― protestó Rosen colocándose frente a él con los brazos extendidos.
La sorpresa de ver a uno de su equipo parandole hizo que frenará en seco y del mismo modo volviera la personalidad con la que le conocieron.
― Tú, escuchame― protestó Someoka enfadado―. Es que no escuchabas como Ichinose y Kido te pedían que soltaras el balón.
― Pero... es que yo siempre lo he hecho así.
― Ya no estas en el Haruken donde eso era de lo más normal. Ahora eres jugador de Raimon. Eres tú quien se debe adaptar a nuestro juego.
― Ya... eso es fácil decirlo pero... correr como loco para acabar oliendo a sudor.
― ¿¡Cómo que oliendo a sudor!? ¿¡Quién huele aquí!?
Quien sabe si fue el tono tranquilo de su voz o la frase en sí, pero hizo que Someoka se enfadarán aun más, tanto que Ichinose y Dommon tuvieron que detenerlo.
― No obstante, en los equipos de nivel mundial aparte del juego de equipo a los jugadores les permiten aportar su clase de juegos― aportó Megane―. Puede que algo parecido pasara en el Haruken con Fubuki. ¿No os parece?
― ¡Pero ese no es el fútbol del Raimon!― protestó Rosen. Que gracias a ese gritó todos le miraron provocando que sus nervios volvieran a ella.― ah... etto... aah...
― ¡Tiene razón! ¿Cómo vamos a jugar con un tío que juega con su cuenta?― gritaba Someoka de los nervios―. Es imposible, este chico nunca podrá ser sustituto de Goenji.
Las ultimas palabras del delantero agolpaba su cabeza. "Sustituto de Goenji" ¿Cómo que su sustituto?... no... eso no no podía ser. Solo es un jugador más, nada más. Nunca podrá ocupar su lugar, siempre estará bacante la camiseta diez para él. La idea de que Goenji no pudiera volver por su culpa hacía que apretará con fuerza sus puños. La voz de Kazemaru consiguió sacarle de sus pensamientos.
― No estoy tan seguro. Me gustaría seguir el estilo de Fubuki.
― ¿Qué? ¿Pero que estas diciendo?
― Yo mismo... necesito ser tan rápido como Fubuki. Si queremos robarle el balón a la Academia Alien necesitamos esa rapidez. Si no... nos pasará lo mismo de antes.
Sus palabras iban con fuerza, y más con el recuerdo de sus amigos y compañeros siendo golpeados por Leezen y compañía hasta el punto que se encuentran ahora.
― Pues entonces. Tendremos que ser como el viento. ¿No?
La respuesta del menos dejó extrañados y sorprendidos a la mayoría. Les quiso mostrar a que se referían, por lo que tuvieron que adentrarse en el bosque hasta una pista de esquí. En la parte más alta del tuvo formado por la nieve se encontraban los compañeros de Fubuki preparados con grande bolas de nieves. Este no tardó en llegar montado en una tabla de Snow, provocando la duda de la mayoría y asombro del capitán.
― Ya lo veras. La nieve puede hacer que seamos como el viento.
Sin decir más se dejo deslizar ladera abajo con una velocidad increíble, todos miraban asombrados la velocidad y lo bien que lo hacía. Shoji le explicó porque la anterior frase de Fubuki, resulta que le gusta tanto deslizarse por la nieve porque toma tanta velocidad que parece que se convierte en el viento.
― Cómo el viento eh.― susurró curioso Kazemaru.
― Y más rápido que en el asfalto...― la mirada se le ilumino a ver la velocidad que tomaba el chico, y sobre todo el recordar los momentos que tomaba su monopatín para alejarse de todo lo que le hacía daño.
La dificultad aumentó cuando los compañeros dejaron caer las bolas, más de una estuvo apunto de darle, pero con los movimientos que ha aprendido durante tanto años de entrenamiento hacer pirueta y cambiar la velocidad de bajada según posicionaba su cuerpo.
― Según lo que dice Fubuki cuanto más deprisa va mas se agudizan los sentidos, y es capaz de ver todo lo que le rodea con mucha más facilidad.
― Eso si que es velocidad.
― Ese entrenamiento parece divertido.
― Es verdad. Yo también quiero probar― continuó Endo animado.
Una de las bolas subió demasiado y al bajar impacto con fuerza contra la nieve provocando que una poca provocará una avalancha. Fubuki a escuchar aquel estruendo paró la tabla y se dejó caer de rodillas aterrado.
Endo y los demás preocupados bajaron corriendo para ver que le había pasado. Pero como el día anterior trató de hacer como si nada hubiera pasado.
Con la demostración hecha tocaba comenzar la practica, todos se colocaban los cascos y protecciones que le habían dado. La curiosidad pudo con Kido por lo que no pudo evitar preguntarle cuanto tiempo llevaba entrenado así.
― Pero si no es ningún entrenamiento. Yo siempre he jugado a esto desde que era muy pequeño.
― Aaah, vale. Asique en el fondo esto no es más que un estúpido juego, eh― protestaba Someoka molesto―. Los del Raimon no usamos los entrenamientos para jugar, nos machacamos en los entrenamientos para hacernos más fuertes.
― ¿Ves? Lo que yo decía, suena muy cansado.
― ¿¡Cómo dices!?
― Si vamos a conseguir la misma fuerza prefiero que se divertido.
― Venga Someoka, seguro que es divertido.
Las palabras de la menor hizo que volteara rápido y alterado para verle ya preparada para montar en la tabla.
― ¡Ah! ¿¡Tu también!?
― V-a-vamos Someoka― se escondió tras la tabla nerviosa―. Hasta al capitán le parece buena idea.
Así era, el castaño se encontraba sentado en el suelo amarrando las correas a sus pies erosionado. No tardó en ponerse de píe y pedirle al albino que le explicara como fusionaba, pero enseguida descubrió como era a resbalarse colina abajo. Así fue como comenzó el entrenamiento de Raimon. Estuvieron entrenando hasta que se hizo de noche, con el cuerpo agotado y el estomago gritando por algo de comer volvieron al instituto encontrándose que su entrenamiento también estaba en la comida. La entrenadora había trastocado las comidas para que la cena fuera poca, el desayuno y almuerzo abundante para obtener todas las energías necesarias, ah, y también debían masticar treinta veces cada bocado.
La noche había caído, y como era costumbre Endo y Kazemru se encontraban sentados en el techo de la caravana observando las estrellas.
― Gracias por ayudarme hoy― rompió el silencio el castaño.
― ¿Qué?
― Si hombre, cuando Fubuki y Someoka estaban peleando y dijiste que querías probar el estilo de Fubuki. ¿Recuerdas?
― Ya...
― Fue entonces cuando me di cuenta de algo. Que antes de decirle a alguien que cambie, sea Fubuki o cualquiera, primero tenemos que cambiar nosotros o no conseguiremos hacernos más fuertes.
― Es cierto...― la voz del peli-azul se iba apagando poco a poco.
― Y Fubuki es fantástico, también tendremos que cambiar si no queremos que nos supere.
― Tenemos sus habilidades, pero necesitamos que alguien les robe el balón para ganarles, es imprescindible.
― Sí, tenemos que ser como el viento.
Ese comentario provocó que Kazemaru soltará todas sus inseguridades. ¿Y Si no lo conseguían? ¿Y si nunca lograban ser tan fuertes como la Academia Alien? ¿Qué pasaría entonces con la tierra y todo lo que conocían hasta ahora? En esos momento llegaba a pensar que si tuvieran el Dios agua todo podría ser diferente, podrían conseguir una fuerza mayor.
― ¿Crees que nos dejarían tomarlo si supieran que es para salvar el mundo?
Escuchar tales cosas le alteraron de manera brusca.
― ¿¡Qué dices!? ¡No usaremos el Dios agua ni nada parecido! No ves que si lo hiciéramos seriamos iguales que Kageyama La Academia Alien utiliza el fútbol para hacer daño, por eso mismo tenemos que enfrentarnos a ellos jugando limpio y sin hacer trampas. ¿Te has enterado?
Observó en todo momento al castaño, llegandole sus palabras, pero al mismo tiempo sabía que él nunca sería tan fuerte como él...pero aun no estaban las cosas perdidas. Aun podían seguir luchando.
― Lo siento mucho, no sé que me habrá pasado por la cabeza― dijo mientras se levantaba mirando la luna.
― Ahora toca entrenar a tope― golpeó su espalda con fuerza mirándole decidido―. Así seremos como el viento.
― Si.
El sonido de una cremallera abriéndose provocó que ambos mirarán en esa dirección. Los dos se sorprendieron a ver salir a Rosen seguida de Dabo los cuales se alejaban del campamento. Pensando que iría solo a pasear no se preocuparon y decidieron ir a dormir. Pero esos no eran los planes de Rosen. Agarraba con fuerza su móvil buscando un punto con buena cobertura, era tarde, seguro que se enfadaba con ella por llamarle a esas horas, pero necesitaba hablar con él. Acabó encontrando un lugar, tenía que mantener el brazo estirado y levantado, pero no le importaba. Marco el número de su amigo esperando que contestará, pero no dio ni un pitido cuando se descolgó.
― ¡Ah! Shu-
― El número que trata de llamar no pertenece a ningún operador.
Escuchar la voz rebotica hizo que dejara caer su brazo perdiendo la conexión. ¿Qué estaba pasando? Apretó sus labios y puños frustrada. ¿Era verdad todo lo que le dijo o solo era mentira? Nunca volverían a verse, se fue para siempre y el muy idiota se marcho besandole ¿¡Para qué!? ¿¡para que fuera aun más doloroso!? Confundida, frustrada, dolida, triste, y quien sabe cuento sentimientos más se marcho de allí gritando y pateando la nieve recordando con rabia ese ultimo momento que pasó con él.
― ¡AAAAH! ¡Que te den Goenji! ¡Eres de lo peor!― gritó quitándose la chaqueta del nombrado para arrojarla al suelo pateándola.
Respiraba agitada por todos los gritos y movimientos que acaba de hacer, no tardaron en caer las lágrimas por sus mejillas haciendo que perdiera las fuerza en las piernas cayendo de rodillas. Entre susurro maldecía ese momento, maldecía que todo hubiera cambiado, que Leezen y los demás hubieran llegado a la tierra. Dabo preocupado se acercó a ella rozando su hocico con su brazo, el frío tacto hizo que volviera a la realidad. Traba de limpiar sus lágrimas sintiéndose idiota por todo lo que había montado en esos segundos.
― Volvamos ya...
Tomó la chaqueta del suelo y la echo sobre su hombro volviendo al campamento, pero no se dio cuenta que se dejaba algo entre la nieve...
A primer hora de la mañana Kazemaru y Endo decidieron que era buen momento para comenzar a entrenar y hacerse mucho más fuertes. Pero se llevaron una sorpresa a ver que Someoka ya estaba ahí entrenando. Aunque era el primero en quejarse de Fubuki no podía quedarse atrás. Él también tenía que hacerse fuerte. Los tres comenzaron a entrenar, al principio se caían y no llegaban avanzar mucho, pero enseguida tomaron el control y mantenían el equilibrio bajando a esa velocidad. De repente una de las bolas apareció delante de Endo, este sin tener mucho tiempo de reacción extendió la mano por instinto. Una luz amarilla apareció de ella cargando con fuerza contra la bola haciendo que se desmontará en miles de pedazos. El entrenamiento comenzaba a tener sus frutos. Los chicos tomaron un pequeño descanso y quien sabe como comenzaron una guerra de bolas nieves. Desde lo alto, entre los árboles, Fubuki observaba a los chicos, les estuvo viendo mientras entrenaban, pero ahora verles jugar le hacía volver a un recuerdo que le ponía triste. Era él junto a otro niño jugando como los de abajo lo hacían con las bolas.
Todos entrenaban con mucho animo, incluso comenzaban acostumbrarse a la nueva dieta que la entrenadora había preparado para ellos. Todos notaban las nuevas fuerzas que tenían, incluso se dejaban cuando entrenaban en el terreno de juego. Las chicas y Fubuki desde lo alto del tuvo observaban como los chicos se deslizaban y eran capaces de esquivar todas las bolas. Su sorpresa fue a ver como Someoka subía hasta donde estaban ellos retando a Fubuki, era momento de ver quien era el delantero estrella de Raimon.
Todos habían vuelto para ver el enfrentamiento, ambos delantero estaban en el mismo lado del campo a la misma distancia del balón y el balón en el centro mientras Endo explicaba las reglas.
― Los dos chutareis el balón desde el centro, y quien marque primero gol gana. ¿Listos? ¡Adelante!
Endo se apartó para dejar que ambos comenzaran con sus duelo. ninguno daba su brazo a torcer, y aunque Fubuki seguía siendo muy rápido Someoka llegaba a igualar su velocidad en algunos momentos. Era un duelo de titanes.
Tanto esfuerzo mereció la pena, lo que hace uno días era imposible estaba pasando. Fubuki estaba a la par que el menor y no solo eso, sino que también había logrado quitarle el balón. En ese momento el albino volvió a cambiar a una personalidad algo más violenta. Los choques proseguían y ahora era Fubuki quien tenía en su poder el balón, se disponía a disparar, pero la presencia de una ardilla en el campo hizo que perdiera la concentración y Someoka con una carga consiguiera arrebatarle el balón y disparar a puerta. Pero el disparo era distinto, no tenía la fuerza de siempre y mucho menos era su Impacto Dragón. Era una nueva técnica, una técnica que le haría más fuerte y con ella vencerían a la Academia Alien. Desde el suelo le miraba con una sonrisa, por hoy le tocaría perder a él. Iba a levantarse cuando vio que alguien se acercaba tendiéndole la mano.
― Bueno duelo. La próxima vez sera más justo― bromeó agarrando su mano para ayudarle a ponerse de píe.
― Jaja, no pasa nada. Así esta bien Rosenthal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top