Capitulo 003
Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5, yo solo secuestro a sus personajes e historia por mera diversión.
·Una nueva Aventura T-2·
― ¿Acaso no saben quienes somos?
Protestaba Someoka mientras pateaba molesto una piedrecita. Raimon había llegado a Nara, al parque donde Leeze y sus compinches secuestraron al primer ministro. En la entrada del parque se encuentra un agente que les impide pasar, después de todo no pueden dejar pasar a cualquiera en la escena del crimen. Unos metros alejados de la entrada los muchachos se encuentran sentados en unas escaleras pensando en como podrían entrar.
― Natsumi, ¿tú papá no podría hacer nada?― Preguntó Haruna mirando a la castaña.
― Lo dudo mucho...
― ¡Ah! ¡Qué rabia!― Protesto a gritos el capitán mientras se levantaba―. Tenemos que entrar sea como sea.
― Si eso ya... ¿pero que piensas hacer?
Las palabras de Kazemaru dejaron al castaño sin argumento, suspirando se sentó apoyando sus codos en sus rodillas y sus mejillas en las palmas de sus manos mientras suspira. Todos en silencio pensaban en como poder entrar y burlar la seguridad del recinto.
― ¿Qué hacéis ahí parados?― La voz de la entrenadora hizo que los chicos levantaran la cabeza para verle.
― Vera, es que...
― ¿Así queréis llegar hacer el mejor equipo? Ahí sentados no vais a encontrar la forma de entrar. Vamos, en marcha.
Algunos nerviosos y otros comenzando a enojarse por la orden de la mujer se levantaron para separarse y busca la manera de entrar
― Tsk, ya me estoy hartando de tantas ordenes. ¿Es que ella no puede hacer nada?― protestaba Someoka cruzándose de brazos.
― Vamos Someoka... después de todo somos nosotros quienes queremos entrar... ¿no?― dijo Endo para intentar colmar al delantero.
― Aun así... desde que esta con nosotros no para de mandar... ¿somo sus esclavos o que?― ahora era Rosen quien se quejaba en susurro mientras se fijaba en el alrededor de la pared grisácea que separaba el camino del parque.
Los grupos caminaban por todo el alrededor intentando encontrar cualquier hueco por donde entrar. Pero las verjas no tenían ni un agujero, las paredes eran demasiado altas como para saltar por encima. No había otra manera de entrar que no fuera por la puerta principal.
― Ah, Endo, ya habéis vuelto― dijo Aki mirándoles con una sonrisa.
― ¡Capitán! Tenemos una idea para entra― comentó un entusiasta Kurimatus mientras sostenía la correa de Dabo.
― ¿Ah? ¿Qué hace aquí Dabo?
Rosen miraba sin entender porque habían sacado de la caraba al cachorro.
― Esto no me parece buena idea...― susurró Ichinose escondido tras unos arbustos con algunos.
― Si le tiene miedo a un perrito seguro que le tiene mucho más miedo a Dabo.― dijo Haruna muy convencida en su plan.
Mientras que ellos investigaban llegaron a escuchar como dos señoras hablaban de como ese agente había salido corriendo cuando una niña paso a su lado con un cachorrito y este se acerco a él ladrando. Si le temía a los perros pequeños seguro que con Dabo salia corriendo enseguida.
― ¿Listo?...― susurro Rosen mientras miraba al cachorro que le contesto con una ladrido―. No te subas en él... solo ladra y corre a su alrededor, si lo haces bien te doy unas cuantas. ¿Si?― Dijo enseñándole una chuche canina―. Tres... dos... uno... ya― Lanzó el balón por donde estaba el guardia parado y a los segundos silbo haciendo que el cachorro fuera tras el balón.
El balón llegó donde el agente, el cual lo miraba extrañado y sorprendido, pero su sorpresa cambio a terror cuando escucho los ladridos del perro acercándose a él. Mientras gritaba cosas como: "¡No, alejate de mi!" "¡Ayuda!" y de más comenzó a correr alejándose de su puesto. Felices y algunos asombrados fueron corriendo a la entrada para entrar rápido.
― ¡Genial Dabo!
― Al final a servido de algo...― Susurró la entrenadora entrando con los muchachos.
Con rapidez se adentraron en el parque caminando hasta el centro, lugar donde se encuentra la estatua del ciervo decapitado por los extraterrestre. Miraban a su alrededor molesto. No solo la estatua había sufrido daños, si no que también algunas partes del parque. Como ese puente de madera. Esto era horrible, no podían seguir destruyendo cada sitio que pisaban.
― Tranquilos, les acabaremos devolviendo todo lo que han hecho.
― ¡Si!
Ese grito de animo fue suficiente para que todos se dividieran comenzando a buscar algo que les pudiera servir. Natsumi y Hitomiko se quedaron frente a la estatua, la chica con rosto serio demostrando su enojo, la mayor mantenía una expresión pensativa.
― ¿Por qué se llevaron al ministro? Me pregunto cual es el motivo.
El cachorro rozaba su hocico con el suelo mientras caminaba haciendo eses. Por detrás del nuevo miembro de Raimon su dueña y mejor amigo. Cada uno estaba en sus pensamientos. El mayor preocupado por lo que podría suceder, demasiados problemas en su cabeza. La menos preocupada por su amigo, pero lo ocultaba en una falsa inquietud por encontrar algo. Ambos amigos se mantenían callados, caminaban al lado del otro, incluso alguna vez sus manos se rozaron por el movimiento. Roce que inquietaba y perturbaba la tranquilidad del delantero. ¿Y sí le hacían algo a ella?
― Oye Shuuya-kun... el otro día querías platicarme algo. ¿De que se trataba?
No dijo nada, solo continuó caminando con tranquilidad manteniendo ese rostro serio. Quiso preguntarle que le sucedía, pero los ladridos de Dabo lo impidieron. Parece que ha encontrado algo. Con rapidez el cachorro comenzó a correr donde el olor le guiaba, los chicos sorprendidos comenzaron a correr detrás del cánido, ¿de verdad había encontrado algo? Los gruñidos del cachorros les pusieron en alerta, pero a ver lo que era no se lo podían creer. Dabo comenzó a ladrar a un ciervo que rebuscaba algo dentro de aquella bolsa de galleta típicas en Nara. El animal asustado huyo con la galleta y Dabo victorioso fue a coger una, pero no quedaban ni las migajas.
― Dabo...― susurro con deserción Rosen mientras se agachaba poniendo una mano en la cabeza del perro. Dabo le miraba a los ojos haciendo los típicos sonidos cuando esta triste―. Luego iremos a por comida. Esto es serio.
― ¿Qué ha sido eso?
Ahora era Goenji quien se alteraba mirando a la derecha, lugar donde estaba el estanque, algo había caído. Con rapidez se acercaron a la orilla del estanque viendo como Megane salia del agua. ¿Enserio?
― ¿Pero qué haces ahí, Megane?
El chico les miro extrañado antes de darse cuenta que su compañero aun no había salido del agua, tampoco era tan profundo para ahogarse. El chico boca abajo en el agua miraba sorprendido lo que había en el fondo. Dando patadas y manotazos a la sustancia liquida, tratando de levantarse, comenzó a gritar:
― ¡Encontré uno!
El grito del grandote aviso a todos haciendo que en poco tiempo todos estuvieran en la orilla del estanque, junto al puente con ese agujero. Todos se colocaron en círculos, mirando ese balón negro que había en medio. El capitán se acercó a él tratando de levántarlo, pero era realmente pesado.
El balón se escapo de sus manos, haciendo un fuerte ruido, demostrando que era pesado y no que Endo estuviera bromeando. La sorpresa se podía ver en todos los chicos, y la misma pregunta rondaba su cabeza: ¿Cómo pudieron patearlo como si nada la otra vez?
― ¡No se muevan!
Ese grito acabo con la seriedad del momento. Confusos levantaron la mirada llegando a ver a varios hombres y mujeres frente a ellos con rostros serios. ¿Quines eran?
― No escaparan extraterrestres del Instituto Alien.
― ¿Se refiere a nosotros?
Confusos se miraron entre ellos y a los hombres frente a ellos. El gruñido del cachorro se hizo presente al igual que su posición de ataque hacia esos hombre. En un rápido movimiento se agacho para sujetarle por el collar y pañuelo de su cuello. El hombre de rostro alargado y con el cabello de un naranja rojizo se acercó a ellos con fuerza.
― ¿En donde esta el ministro? ¿A donde se lo llevaron?
Endo se acercó a solucionar las cosas, pero no había forma de hacerle entrar en razón. Tenían el balón negro con ellos y se habían colado, estaba claro que tenían que ser extraterrestre. Aquel hombre, de nombre: Eiji Sumisu. Seguía con su idea de que los chicos era los extraterrestres. Ellos eran el escuadrón que protegía al ministro, su deber era mantenerlo a salvo y rescatarle.
― Aun así no tienen derecho de acusarnos y decir que somos extraterrestres. No me parece justo― esta vez protestaba Kazemaru.
― ¿¡En dónde están esos monstruos!?― una voz chillonas se hizo de notar entre todas las quejas y acusaciones.
Las miradas confusas fueron a parar a esa chica de cabello rosado. No estaba muy lejos de ellos y le miraba con seriedad. Con paso decidido se acercó a los muchachos. Una vez frente a ellos les reconoció, claro, para no hacerlo. Aunque... ¿cuándo se iba a presentar otra oportunidad de jugar contra ellos?
― Nosotros ganamos el torneo fútbol frontera.
― Los atrapamos con ese balón, parece que los del espacio son muy descarados.
Esa maldito balón. Ya lo podían haber dejado en el fondo del estanque. La discusión por lo mismo continuaron. ¿Es que no conocían los limites? Estaba claro que ellos no eran Extraterrestres. Pero para esa chica "si lo eran". Después de todo, sino lo fueran estarían más tranquilos. ¿No? Como era normal para este equipo la discusión acabo con un duelo de fútbol. Jugarían un partidos.
En una parte de aquel parque había un campo de fútbol el cual usarían para su demostración de que no son extraterrestres. Los jugadores ya preparados se encontraban reunidos junto a su capitán. Un poco más atrás las gerentes y entrenadora. Natsumi no entendía porque tenían que demostrarlo con un partido de fútbol, la entrenadora tampoco sabía por qué, pero no les vendría mal, así podría saber de que esta hecho este equipo.
― Ser adultos no les brindan ninguna ventaja, una vez en el campo serán jugadores como nosotros― animo a sus compañeros como siempre hacía.
― ¡Si! Anotaremos muchos goles,
― Sin embargo hay una gran diferencia en la fuerza física, es por eso que debemos tener cuidado durante el juego
Estaba muy bien pensar en aguantar y mantener un mismo ritmo, pero... ¿cómo juegan? ¿Es un equipo ofensivo? ¿Defensivo? O ¿cómo? Celia se puso manos a la obra. Hincando una rodilla en el suelo y con la otra levantada para sostener su laptop rosa comenzó a buscar en su base de datos. Eran el equipo personal del primer ministro, este es tan aficionado al Fútbol que tiene su propio equipo formado por sus guarda espaldas. Venga ya... tenían que enfrentarse adultos y encima eran la élite. Debían esperar los consejos de su entrenadora, pero ella solo les dijo que jugaran como mejor le pareciera.
― ¿Qué haremos?
― Seguramente la entrenadora quiere ver nuestro estilo de fútbol.
― Sí es así mostremoles de que esta hecho Raimon― dijo Rosen uniéndose a la conversación.
― Así es, después de todo es el primer juego que dirige.
No había más que hablar. Con la táctica apunto se prepararon en el campo. Usarían una ofensiva, ahora lo primero era atacar. Por lo que Kazemaru y Domon subirían al medio campo. Teniendo a los demás defendiendo podían estar tranquilos y centrarse en atacar.
El saque inicial estaba apunto de ser hecho. Los chicos se encontraban en sus puestos, las gerentes y entrenadora en la banca mirando el campo, y tras ellas unos arbustos bailando. Todo esta... ¿¡Cómo que bailando!? Ante la sorpresa de todas las chicas, Kakuma, el mismo Kakuma que narró todos sus primero partidos aparecía montado en su bicicleta y bien preparado con su mesa para narrar. Hoy también narraría el partido del Raimon.
Someoka y Goenji se encontraban en la linea de saque, iban a marcar el primer gol. En la parte contraria, Toko, miraba con decisión y una sonrisa a Endo, este le devolvía la mirada chocando sus manos con entusiasmos, esta listo para todo. El pitido inicial dio comienzo con el ataque de Raimon. El balón fue de Someoka a Goenji, el primero corrió adentrarse en el campo rival. Goenji espero un poco para pasarle a Ichinose, quien con unos movimientos muy rápidos y gráciles se libro de dos defensores. Una pequeña carrera y un pase a Someoka, el juego fluía a favor de Raimon, pero Eiji no iba a dejar que siguieran así. Él junto a otros dos jugadores, Tamon y Hayato realizaron el Escudo Humano una técnica que consistía en que Eiji se queda en frente de los otros dos, ellos a su espalda le trasmitían su fuerza haciendo que delante de Eiji apareciera una barrera de energía amarilla que impidió el avance de Someoka y que el balón saliera por la banda. Un nuevo ataque de Raimon, esta vez es Goenji, pero al igual que con Someoka, él también fue bloqueado, esta vez por el defensa de cara mas alargada y cabello negro. Zona de Archivo era esta vez. Por más que atacaban no había forma, el Sp Fixres le impedían avanzar. Por fin tuvieron una nueva oportunidad, Someoka disparó con su Hisatsu, no sirvió para nada. Ken, el portero, repelió su disparo con la técnica Barrera de Seguridad.
― Es nuestro turno para atacar.
Ahora era turno del Sp Fixres hacer su ataque. La chica de cabello rosado se lanzaba al ataque junto a sus compañeros. Kazemaru era el encargado en detenerle. Mucho antes de que el chico pudiera tocar el balón, o acercarse a el, esta salto junto el balón dando una pirueta en el aire. Toco el suelo y al poco tiempo le paso a la mujer de cabello rubio. Kabeyama no le permitiría avanzar, pero le contraatacaron con otra Hisatsu. Aikido, una técnica combinado con el hombre con el sombrero. Unos movimientos muy coordinados, casi como un baile, ese fue el comienzo de la técnica, un ultimo movimiento de su mano creando unas líneas curvas en el aire que se lanzaron a por el defensa, en cuando le tocaron este dio media vuelta cayendo al cuelo de cara. Con su defensa abierta los rivales jugaban con tranquilidad en su campo dando pases entre ellos hasta llegar a la mujer de piel oscura y ojos azules. Tomó las manos del de cabello castaño y gafas negras. Tomados de las manos lo puso sobre su cabeza, lo bajo haciendo que ambos dieran una pirueta, cuando el hombre esta de nuevo arriba cabeceá creando la técnica Súper ataque bomba. Un disparo que iba directo al portero, Endo comenzó a golpear repetidamente el esférico haciendo que perdiera su fuerza y fuera a uno de sus compañeros. Rosen controló con el pecho, antes que pudiera hacer algún movimiento se encontraba rodeada por dos contrarios. El balón pasaba de un píe a otro mientras ella se movía tratando despistarles. Retrocedió el balón, antes que se alejara piso con fuerza un lado haciendo que subiera comenzando a girar. Houko saltó para atraparlo, pero en el ultimo momento el balón se detuvo cambiando su dirección. Un movimiento rápido para quitarse la otra marca corriendo a por el balón. Un mal movimiento con el brazo provoco un dolor punzante hizo que mordiera su labio inferior mientras hacía un pase.
― ¡Someoka!
El nombrado tomó el balón, incluso comenzó a preparar su Hissatsu, pero antes que pudiera chutar la chica de cabello rosado realizó su técnica. Sus brazos se colocaban estirados por encima de su cabeza cruzados, Los bajó con lentitud hasta el ultimo momento que los junto a su cuerpo con fuerza, a su alrededor se formo un circulo que desprendía una luz azul, comenzó a gritar mientras una torre comenzaba a levantarse. En los más alto levantó sus brazos haciendo que unos truenos salieran de ella y fuera directo al delantero. Esta es la La torre. Someoka quedo sentado en el suelo sintiendo un pinchado en su pierna.
― Esta gente es bastante buena.
Dijo Endo para si mismo mientras miraba a la chica decidido, ella le miraba de igual forma. Este era un partido muy reñido.
Un ultimo ataque antes de que sonara pitido. Rosen tenía el balón en el área, un chut rápido que se fue bien lejos de la portería. Apretó sus puños rabiosa aun sintiendo ese pinchado en el brazo que le impedía realizar sus rápidos movimientos. Desde la banca Aquilina observaba a los jugadores con seriedad, lo sabia.
La primera parte había acabado y todos los jugadores estaban en la banca reponiendo líquidos mientras las chicas felicitaban a los chicos. Después de todo están jugando contra adultos y parece que lo hicieran contra alguien de su edad. Aquilina se acercó a ellos chocando sus manos para llamar la atención de todos. Era hora de sus ordenes:
― Muchachos, escuchen. Les diré mi plan para el segundo tiempo. Someoka, Kazemaru, Kabeyama, Rosen, quiero que ustedes se queden en la banca.
― ¿Qué?
La sorpresa era notaría en todos los jugadores. ¿Por qué? Por qué hacia eso. Solo eran once, en el equipo, si sacaba a alguien le sería muy complicado seguir el ritmo del juego, pero si saca a cuatro sería imposible.
― ¿Qué esta diciendo?
― Los demás jugadores se encargarán de cubrir a sus compañeros. ¿Queda claro?
Ninguno estaba de acuerdo. Ninguno que fue sacado del campo estaba de acuerdo con su opinión, pero daba igual cuanto protestarán. Esas eran las ordenes de la entrenadora y no había más que hablar.
― Este plan lo hago para ganar.
― Espere por favor― le llamo Kido antes de que se alejara―. Así no podremos jugar bien.
― Te equivocas, es la mejor forma.
― ¡Entrenadora!
― El segundo tiempo ya va a comenzar.
No dijo nada más antes de alejarse de ellos dejando a los jugadores de campo confundido y los que se quedaban en el banquillo enojados. La segunda parte estaba por comenzar, y la nueva formación del Raimon tomó por sorpresa a sus rivales. ¿A acaso se burlaban de ellos? Claro que no, todo esto tenía un motivo. El partido comenzó y con este un juego más fluido por parte de Raimon. El juego iba como querían, incluso a tener menos jugadores "invitaron" al rival a subir formando huecos en su defensa.
― Que coraje, sería ridículo si ganamos así.
El juego iba a su favor, aun así Someoka no dejaba de quejarse. Hitomiko le ignoro, y echando su cuerpo un poco para atrás se quedo mirando a las chicas.
― Atención, Chicas― la duda era reflejada en el rostro de las tres―. Traigan hielo para estos niños.
Los cuatro aun mantenían leves daños por el partido anterior contra el Tormenta de Gémenis, aun así ninguno dijo nada. Podían aguantar el dolor y lo más importante, el equipo no estaba como para perder a cuatro jugadores. Kabeyma tenía unas tiras en su espalda que le daban calor. Someoka y Kazemaru con una bolsa de hielo, uno en el tobillo y otro en la rodilla. Rosen, al igual que Kabeyama tenía unas tiras en su hombro derecho el cual sostenía mientras miraba al campo, encontrándose con la mirada del delantero estrella, el cual le miraba preocupado.
El partido continuó, ahora siendo más fluido y fácil para Raimon, ahora que los jugadores lesionados estaban fuera Kido podía hacer un juego más fluido acabando con su victoria.
Con el partido acabado tocaba confesar. Toko, la chica de cabello rosado supo desde el principio que ellos eran el Raimon el equipo que hacia pocos días había ganado el torneo. Ella es Toko Zaizen, la hija del primer ministro y solo quería ponerle aprueba, saber si tenían el suficiente nivel para ayudarle a salvar a su padre.
― Discúlpenme por ponerles a prueba.
― No te preocupes, entiendo como te siente.
― Confió en que puedan derrotar al instituto Alien. Quiero que luchemos contra ellos, ¡y así ayudar a mi papá!
― Claro que si. ¿No es así amigos?
Una sonrisa se dibujo en los labios de la pelirrosa cuando escucho la afirmativa de los demás. Ahora su mirada era otra, ver al castaño levantarse y tendiéndole la mano le extraño.
― Hola, soy Endo Mamoru. Mucho gusto, y dime... ¿cuál es tu nombre?
― Toko Zaizen, Pero puedes llamarme Toko.
Con una sonrisa ambos estrecharon sus manos. Un sonido extraño, unas interferencias comenzaba hacerse eco en aquel lugar. En la enorme pantalla que había a su lado comenzó a tener unas interferencias acabando con la imagen de un conocido poco amigable. Su mensaje era directo: retaba a los habitantes de la tierra a usar el fútbol para demostrar quien es el que tiene mayor poder.
― ¿Qué? ¿Es cierto eso?.. Bien, confirmado. Encontraron a los extraterrestres, la señal se detector en la televisora Nara
No necesitaban nada más para montar en la caravana y correr lo más rápido posible allí. Llegaron a la azotea, lugar donde había un campo de fútbol y donde Lezzen junto a sus compañeros se disponían a marcharse. El grito del capitán llamándoles hizo que Lezzen se detuviera y mirara al castaño con superioridad.
― Los estábamos buscando instituto Alien― dijo Endo mientras le apuntaba.
― ¿Qué? ¿Nos buscaban? Les dimo a entender que no son de nuestro nivel. Ya sé, vinieron a rendirse, Pero el juego apenas acaba de comenzar. Creo que los terrícolas deben recibir una lección, para entender lo grandioso que es nuestro poder.
La palabras de Lezzen no inmutaba a los humanos, estos seguían mirándoles serio, después de todo habían ido para desafiarles, no se iban acobardar por solo unas palabras.
― No dejaremos que conquisten nuestro planeta. Lo que nosotros buscamos es: la oportunidad de tener otro encuentro con ustedes― dijo motivado sosteniendo el balón con ambas manos.
― ¿Encuentro?
― Esto no se quedará así después de destruyeron la escuela Raimon.
― No olviden a nuestros amigos que están internado. Les daremos una paliza.
Con diversión los extraterrestres comentaba sobre lo dicho por Someoka y Kazemaru. Si que tenían fantasías estos humanos.
― Lezzen te reto.
― No puedo aceptar.
― ¿¡De que estas hablando!?― protestó Domon.
― ¿Es que nos tenéis miedo o qué pasa?― esta vez fue Megane, pero con solo una mirada severa del portero fue suficiente para que se escondiera.
― Os lo explicare. Nosotros usamos el fútbol soccer como uno de los sistemas para medir nuestras fuerzas, y de acuerdo a este sistema no podemos enfrentarnos al mismo equipo que ya hemos derrotado.
― Pues aquí esta una jugadora diferente― Toko se posiciono delante de todos, con un rápido movimiento se quito el traje dejando ver que llevaba la equipasion de Raimon―. ¿Y ahora que?
Kido dio unos pasos adelante mirando al extraterrestre de cabello verde.
― Con ella ya seremos un once diferente. ¿Ahora que te parece?
Los habitantes de otro planeta solo lo dejo pasar, habría que enseñarle a las malas a estos humanos tercos.
― Tontos, no saben con quien se meten. Me parece bien, les daremos una lección, solo así dejaran de molestarnos.
Tormenta de Gémenis les miraban con diversión, y Raimon a ellos serios y con determinación, no iban a permitir que siguieran machando esa forma el soccer.
Los jugadores ya estaban cambiados y en círculos junto a la banca escuchando las palabras motivadoras de su capitán y tras él la táctica de su fiel estratega. Estaba claro que la habilidad mayoritaria de ellos era su gran velocidad, si hacían pases largos acabarían cortándolos y sucedería como la otra vez. Por eso debían avanzar con pases cortos.
― ¿Están listos? ¡Hagamoslo!
Gritó el capitán mientras alzaba el puño, sus compañeros no tardaron en imitarles gritando con el "sí". El partido iba a comenzar, Toko jugaría en el puesto que lo estuvo haciendo Megane, como lateral izquierdo. Desde la banca las chicas animaban a los chicos en susurro mirándoles preocupada, Dabo, con la correa alrededor de la pata, para evitar que entrará en el campo, y la entrenadora les miraba seria pensando en como actuarían contra un equipo que ya les derrotó. El pitido estaba por escucharse y Raimon haría el saque. Desde el centro Goenji observaba a sus rivales con seriedad hasta que su mirada chocó con los hombres del fondo. Eran ellos... la preocupación y angustia se reflejo en su rostro al mismo tiempo que el recuerdo de la charla con ellos llegó a su mente... "Confiamos en ti. Recuerda que esto lo harás por tu hermana."
El juego dio su inicio, un pase de Goenji a Someoka, estos dos junto a los centros campistas comenzaron avanzar entrelazando pases cortos entre ellos. Kido le pasó a Rosen y cuando estaban en buena posición dio un pase alto para el delantero estrella del equipo, pero el pase fue contado por Yoshiro, un defensa de piel azulina verdosa y cabello azul. El ataque ahora era cosa de Tormenta de Gémenis. Desde la portería Endo miraba serio a Hiromu, ese delantero de ojos azules y cabello castaño ondulado, el mismo que se acercaba para atacar. La idea era clara, si con la Mano Demoníaca no tenía el tiempo suficiente para parar sus tiros debería usar la Mano Fantasma. Inclinó levemente su cuerpo y chuto, un chuto que en el segundo cero desapareció de su vista, sin tiempo para reaccionar el balón impacto contra su abdomen haciendo que ambos entrarán en la portería.
― Con que esta es la velocidad del Intituto Alien.― susurró Toko impresionada por lo que acababa de ver.
― ¿Qué tanto tartamudeas? No me digas que le tienes miedo a esas criaturas espaciales.― habló Someoka mirando serio a la chicas. Antes que ella pudiera hablar otra más bajita, poniéndose de puntillas agarró la oreja del mayor tirando levemente.
― ¿Ya estas molestando a los novatos?― dijo seria antes de tirar de él para devolverle a la delantera―. Primero yo y ahora Toko. Vamos.
― ¿¡Y tú desde cuando tienes esa confianza!?
Esa escena tan cómica, y que hace unas semanas no se habían imaginado que pudiera pasar había levantado los ánimos del equipo. Solo era un gol, aun podían remontar. Aunque un delantero no se preocupaba por eso. Su mente estaba bien lejos y aun que sabía que estaba mal... debía obedecer a esos tipos de piel verde.
El partido continuó y como era de esperar los extraterrestres dominaban el juego. Su gran velocidad y agresividad hacía que los chicos de Raimon no tuvieran nada que hacer contra ellos. Pases largos o cortos, daba igual, Tormenta de Gémenis robaba todos los balones haciendo que no pudieran hacer nada. Un disparo tras otro hacía aumentar la diferencia en el marcador, daba igual cuanto chutaran Endo era incapaz de ver sus tiros.
― Oh, no. ¡Endo!― dijo preocupada Aki viendo al castaño.
El banquillo entero estaba preocupado, algunos lo demostraba como las gerente, u otros no como la entrenadora, y el pequeño animal tapaba sus ojos con la pata mientras "lloriqueaba" bajo la banca.
Diez a cerros, y Raimon ya no podía dar casi ni un paso. ¿Es que no había forma de pararles o que?
El partido se retomó, Shuntaru, un extraterrestre de cabello naranja y una mascara en su cara corría para adentrarse en el campo contrario, Someoka iba a su encuentro, se tiró en racha pero fue inútil, con unos movimientos rápidos y elegantes consiguió quitarse de en medio al delantero y defensa que fue ayudarle. Kido desde su puesto miraba a los contrarios sin poder creerse que no hubiera otro modo de detenerles. Tenía que haberlo. Una nueva jugada, el extraterrestre con algo parecido a una pecera en la cabeza le pasó al defensa de cabello largo y este le pasó al pequeño de piel rosada que parecía estar enfadado todo el tiempo. La sorpresa se dibujo en el rostro del castaño. No podía ser cierto. ¡Tenían un patrón de ataque! De nuevo el pequeño le iba a devolver el pase al de cabello largo, pero Kido cortó el pase, ante la sorpresa de todos. No había tiempo que perder, tenían que atacar. Un pase elevado para Goenji, no lo dudo, saltó comenzando a girar para realizar su Tornado de Fuego. Pero en el momento que chuto la imagen de su hermana y las palabras de esos tipos agolparon su mente haciendo que el balón golpeará en el larguero.
Nadie se lo podía creer... Goenji había fallado. Rosenthal se acerco a él, comenzaba a preocuparse cada vez más, primero su extraño comportamiento y ahora esto... pero sobre todo ver como no se movió y mantenía sus puños cerrados le hacía sentir que necesitaba apoyo.
― Shuuya-kun... vamos, a la siguiente marcas seguro.― le sonrió mientras ponía una mano en su hombro.
― ¡No pasa nada! ¡No pasa nada! Ya marcaremos más adelante.― desde la portería intentaba animar a su equipo.
El juego tenía que continuar, y Kido tenía que aumentar sus posibilidades de gol, después de todo habían descubierto su patrón, no podían desperdiciar así esta oportunidad.
Un saque de portería y de nuevo Raimon tenía problemas para atrapar el balón, estaban jugando con ellos, pero esto no duraría mucho más. Iderou, el defensa con casi apariencia de un demonio fue a darle un pase a la chica de cabello morado, pero Kido consiguió contar el pase una vez más. Sin perder el tiempo colocó el balón para el defensa y delantero, el primer chut para elevar el balón lo hicieron como siempre, pero una vez arría... el balón volvió a salir desviado y en la caída Goenji cayó mal por estar distraído. Esto era ya imposible, nadie podía creer que Goenji estuviera fallando tantas veces. Desde más atrás Someoka y Rosen miraban al delantero sin poder creerlo. Ninguno de los dos se imaginaban que algo así pudiera pasar, y menos dos veces seguidas.
― Pe-per-pero Axel...
El pitido que indicaba el final de la primera parte resonó por todo el lugar. Los chicos alrededor de la banca retomaban fuerzas bebiendo un poco de agua y escuchaba como Kido le contaba el método que le hacía poder atrapar los pases de ellos. Mientras todos hablaban y se animaban por tener mayores oportunidad para conseguir anotar un gol, alguien no estaba de humor. Unos ojos negros miraban a ese alguien preocupados, quiso acercarse para hablarlo, pero la voz de la entrenadora impidió que pudiera hacerlo.
― No sean ingenuos, Kido tiene toda la razón el equipo Tormenta de Gémenis tiene un patrón constante.
― Entrenadora, ¿usted también se dio cuenta?― preguntó intrigada Aki.
― Así es, solo vasta verlo.― le respondió cortante, haciendo que la chica agachara la cabeza y se disculpara―. Muchachos. ¿Están consientes de la situación que se encuentran?
― ¿Situación?
― En este momento ustedes no tienen la velocidad suficiente, aunque sepan su patrón de ataque difícilmente podrán derrotarlos.
― ¿Qué debemos hacer entrenadora?― ahora preguntaba Endo.
La entrenadora había tenido una idea horrible. ¿Cómo iban adelantar a todos los jugadores y dejar solo a Endo como defensa? Esto era una locura. Solo conseguiría que Endo acabara mal. Como todos podían llegar a adivinar no fueron capaces de tocar el balón en toda la segunda parte. El balón pasaba a su, algunas veces les golpeaba pero siempre acababa de la misma forma, con Endo recibiendo todo el daño. Un gol tras otro. Su derrota estaba sentenciada, pero aun así Endo seguía luchando y sus compañeros solo podían ver con impotencia como su capitán recibía todos los golpes.
― ¡Endo!
Raimon tras su derrota contra el Tormenta de Géminis volvieron al parque de Nara, lugar donde estacionaron la caravana. Mientras que adentro estaba Endo siendo atendido por las gerente, y Rosen fue a pasear y a por la comida del cachorro, los demás se encontraban afuera discutiendo sobre lo sucedido en el partido. Someoka estaba molesto, dejar todo el trabajo a Endo, ese no era el fútbol de Raimon, ellos luchaban todos juntos con todas sus fuerzas y hasta el final.
― Ellos ganaron con treinta y dos goles de ventaja, creo que esta derrota estuvo peor que la primera, ¿no lo creen?
― Después del partido contra los Sp Fixers, pensé que era una buena entrenadora.
― Hablaré con el presidente y le pediré que cambie ― sentencio Someoka dispuesto hacerlo
― Aguarda Someoka.
Le detuvo Kido, el de cabello rosa solo se molesto más. ¿A caso él estaba de su lado? No, no era eso.
― Me parece algo impulsivo tomar una decisión si aun no conocemos su forma de pensar.
― ¿Su forma de pensar?― Susurro sin entender Kazemaru.
― La entrenadora tenía razón, cuando terminó el primer tiempo nuestra resistencia ya había llegado al limite. Si hubiéramos continuado hasta el final del segundo tiempo, ¿se imaginan que nos hubiera pasado?
― ¿Qué no hubiera pasado?
Kazemaru se sorprendió a darse cuenta, sí hubieran seguido como antes era posible que la gran mayoría fuera hacerle compañía a sus compañeros que ya están en el hospital.
― ¿Entonces la entrenadora lo hizo para protegernos?
― Es cierto, pero ¿Creen que fue la mejor decisión? ― preguntó Domon mirando a sus compañeros―. No importa en que situación estemos, debemos seguir luchando, se supone que ese es nuestro estilo, amigos.
Someoka estaba de acuerdo con el defensa, pero su capitán no pensaba al igual que ellos. Desde dentro pudo escuchar toda su conversación, y aun que si era cierto que la entrenadora podía hacer algunas cosas extraña todo lo hacía para que ellos se dieran cuenta de lo que sucedía y protegerles. Que adelantara a todos fue para protegerle y de paso aprovechar sus múltiples tiros para hacer un entrenamiento especial, gracias a eso ha conseguido llegar a ver la trayectoria.
― ¿Qué? ¿Hablas enserio, Endo?
― Si, también pude apreciar una de sus Hissatsu, y les confieso que me pareció algo increíble, tanto que mis manos no dejan de temblar. Al fin me di cuenta de algo: que no existen imposibles. Si entreno lo suficiente seré capaz de detener esos goles sin ningún problema.
― Quieres decir que la entrenadora utilizo este partido para que tu entrenara mientras nos protegía colocándonos en la linea ofensiva. Y así en el próximo juego poder ganar― resumió con una sonrisa Megane.
Con estos nuevos datos hasta Someoka comenzaba a tener una imagen distinta de la entrenadora. No podía ser tan mala cuando solo pensaba en su bien y en que ganaran. Su conversación fue callada a ver como la mujer se acercaba a ellos. Aun con su rostro serio se paró a su lado y miró al delantero que llevaba todo el tiempo apartado de los demás.
― Escucha Goenji...
Reía bajo caminando al lado del cachorro, el pequeño estaba entusiasmado desde que ha olido la comida en esa bolsa tan grande.
― Jajaja, no te apresures. Cuando lleguemos podrás comer.
La sonrisa casi se borro de su rostro a ver a todos reunidos y como la entrenadora llamaba la atención del delantero. Se quedo parada ahí para no interrumpir y escuchar.
― Te voy a pedir que te alejes del equipo.
La sorpresa era notaría en todos, incluido el propio Goenji. Nadie se lo podía creer. ¿Cómo que estaba echando a Goenji? Es su goleador estrella, ¿qué iban hacer sin él? Por un momento se pudo notar la molestia en el rostro del de cabello crema, pero enseguida entendió todo y se disponía a marcharse sin decir nada.
― No, espera Goenjil― le pidió el castaño antes de mirar a la entrenadora pidiendo una explicación―. ¿Qué quiso decir con eso? ¿Por qué le pide que salga del equipo?
― Es ridículo entrenadora. Goenji es el goleador estrella del equipo ¿Sin él no podremos enfrentar a esos seres?
― ¿Acaso es porque fallo los goles en el partido? ― se apresuro a decir el más alto de todos.
Todos miraron a la mujer esperando una respuesta, respuesta que no le gusto escuchar a ninguno. Su misión era formar al equipo más fuerte, y para ello no necesitaba a Goenji. No dio ni una palabra más, y mientras todos discutían con la entrenadora, Goenji aprovecho para marcharse sin hacer ruido.
Rosen no podía creer todo lo que estaba viendo y escuchando. Sin fuerza en los brazos dejo caer la bolsa y soltar la correa del cachorro antes de salir corriendo sin poder creerlo, no... no esto no estaba sucediendo, esto era una broma de mal gusto.
No quería dejar a sus amigos, pero era lo mejor, pensaba que a irse mientras todos peleaban ninguno se daría cuenta que se había ido, que equivocado estaba, Endo y todos se dieron cuenta, pero solo el capitán fue tras él. Tras salir de detrás de todos los arboles llegaron al lugar de la estatua. Endo desde la parte más alta veía la espalda de Goenji, el cual ya había bajado unos escalones.
― Goenji... Por favor Goenji, dime. ¿En verdad piensas irte? ¿Harás caso a lo que te pidió la entrenadora? ¿Piensas dejar las coas así? ¿No sientes frustración? ¡Ellos destruyeron nuestra escuela! Lastimaron gravemente a nuestros amigos― protestaba Endo con rabia―. ¡Hazme caso!
No sabía que decir. Quería explicarle que pasaba, pero le era imposible. Ahora mismo, por más que le gritara todo eso su preocupación era otra. Claro que quería jugar con ellos... claro que quería vengar a sus compañeros, claro que quería hacer todo eso...
― Lo siento mucho Endo...― volteo con lentitud para verle mientras seguir hablando con un tono de voz apagado―. Pero no puedo jugar con el equipo Raimon.
― Goenji...
No se lo podía creer. ¿Qué le pasaba a su amigo para que estuviera así? Se quedo mirándole tratando de encontrar una respuesta a su comportamiento, pero no lo hacía. Pero si tuvo algo claro cuando pudo notar la tristeza en su mirada. No lo hacía por gusto, él quería quedarse con ellos, pero no podía, y como su amigo... no podía obligarle. Rabioso por no poder hacer nada apretó sus puños, pero enseguida se relajo, estaba seguro que volvería cuando fuera necesario. Como siempre ha hecho.
― Pero Goenji... ¡te estaremos esperando, buena suerte!
Con pesar cruzo aquel arco que hacía de puerta. Tenia que abandonar a sus compañeros era por su bien. Pero lo que más le dolía era marcharse sin despedirse de ella, se enteraría cuando volviera del paseo con Dabo... no podría decirle adió.
― ¿Por qué? Por qué no has reclamado... eres nuestro goleador estrella.
El susurro a su espalda hizo que cerra los ojos aliviado y al mismo tiempo dolido. Quería despedirse, pero no encontraba las palabras. No podía contarle sus verdaderos motivos y no quería mentirle.
― Si me quedo solo seré una molestia para el equipo.
―¿¡Cómo vas hacer una molestia!? Eres nuestro goleador estrella. Lo de hoy solo ha sido porque no es tu día a la pro-
― No va haber una próxima.
La respuesta seca y contundente del mayor hizo que apretara sus labios, luchaba con todas sus fuerzas para que las lágrimas no escaparan de sus ojos. Miraba la espalda de su mejor amigo sintiendo un gran dolor. ¿Cuándo volverían a verse? ¿Cuánto duraría este viaje? ¿Cuándo vuelva él estará ahí? Todas las preguntas que agolpaban su mente hacía que sintiera un pinchazo en el pecho que aumentaba la presión con cada pregunta. Goenji no estaba mejor, se mantenía serio, y fuerte, pero por dentro se moría, No quería volver a separarse y mucho menos ahora que aun no ha podido decir lo que siente. Pero no podía hacerlo, no podía hacerle eso. No podía declararse y luego desaparecer. No podía...
― Shuuya-kun...
Notó como agarraba la manga de su chaqueta temblorosa. Volteó un poco para verle a los ojos, trago duro casi en las ultimas. No aguantaría por mucho más.
― Prométeme que nos volveremos a ver. Que podremos hablar... no sé que te pasa... pero uf... sé que no dejarías el equipo por capricho... solo prométeme que volverás, te necesitamos, Shuuya-kun...― parecía que le rogara mientras extendía su otra mano con la pulsera que él le dio cuando eran pequeños.
Sus palabras hicieron que agachara la cabeza, hizo que el dolor de su pecho aumentara. "Te necesitamos". ¿Por qué no dejaba de hablar de plural y le decía que le necesitaba ella? Sin decir nada tomo la pulsera para ponérsela él antes de darse la vuelta extendiendo su meñique.
― Esta bien. Te prometo que nos volveremos a ver.
Su mirada oscura se ilumino un poco uniendo sus meñique. Asintió cerrando lo ojos.
― Te estar-
No acabo la palabra, los labios del mayor no le permitieron terminar.
No pudo aguantar, tenía que hacerlo, tenía que robarlo, tenía que llevarse ese recuerdo para poder pasar todo ese tiempo lejos de ella. Sus ojos se cerraron al contacto de los fríos y tiernos labios de ella. Los ojos de ella se abrieron de golpe notando como su mejillas comenzaban arder. ¿Le estaba besando? Su pulso se alborotaba, solo era un tierno e inocente roce de labios, pero para ambos algo especial, aunque uno de los dos no entendía porque. Al contrarío de como se unieron separo sus labios con la mirada agachada. Suspiro y le miró a los ojos acariciando su mano.
― Cuando nos volvamos a ver... tenemos que hablar...
Susurró bajo, se podía apreciar que el también estaba avergonzado. La chica no reaccionaba, solo pestañeaba, no se podía creer lo que acababa de pasar.
― ... No te resfríes, y ten cuidado, con lo torpe que eres seguro que te caes todo el tiempo.
Soltó su mano para acariciar su mejilla antes de acercarse a besar la otra. Se separó de ella quitándose la chaqueta para ponerla sobre sus hombros. Sonrío un poco, una de esas sonrisa que reservaba para muy pocos y sin decir ni una palabra más se marcho. Rosen se quedo parada, viendo como su mejor amigo se alejaba junto a la puesta de sol.
― Shuuya-kun... idiota...― un susurro que escapo de sus labios junto a una lágrima que enseguida fue acompañada por muchas más.
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