Capitulo 002
Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5, yo solo secuestro a sus personajes e historia por mera diversión.
·Una nueva Aventura T-2·
De nuevo había vuelto a llegar tarde. Atónitos, sin poder comprender porque les tenía que pasar esto a ellos, con la poca luz de la noche, vieron su secundaria derrumbado y destrozado.
― Esto... no puede ser.
Domon e Ichinose miraban con tristeza los escombros antes de mirar a su espalda, encontrando el rostro serio pero triste de su amiga. No les dijo nada, no hacían faltas las palabras, solo había que ver lo sucedido. En verdad los extraterrestres atacaron el Raimon y perdieron. Domon no podía aguantar más, se dejo caer al piso por todo los sentimiento que le golpearon de repente, sobre todo el de la duda. ¿Por qué les sucedía esto a ellos? Ellos ganaron el torneo hace unas horas, ¿por qué ahora esto? Ichinose miró a su amigo sin saber que decirle, pero mucho menos sabía que decirle a Aki, y menos cuando vio esa lágrima acumulada en su ojo. Quería animarle, volver a bromear como siempre hacía, decir algo al revés para que ella le corrigiera. Pero ahora... las palabras no querían salir. Mejor dejar las tonterías para otro momento.
― ¿En donde están los muchachos?
―Hicieron pedazo a nuestro equipo. Las hissatsu de todos no hicieron efecto durante el partido― el llanto amenazaba con salir, aun así les seguiría contando, aunque su voz comenzara a temblarle―. Endo y Goenji están lastimados, pero algunos compañeros tuvieron que ser hospitalizados.
― ¡Sí tan solo hubiéramos llegado a tiempo!― se lamentaba Domon golpeando con fuerza el piso.
Por más que dijera eso, no habría servido para nada. ¿Qué habrían echo ellos dos solos? O ¿En qué podrían haber ayudado? Incluso Endo cayó. No... aunque ellos hubieran estado nada abría cambiado. Bueno, una cosa sí, ellos también estarían en el hospital.
― Um...
Un leve protestó se escuchó desde la cama. Su rostro mostraba dolor, frustración, incluso algo de temor. Sus ojos comenzaron abrirse poco a poco. ¿Donde estaba?... es su cuarto... ¿¡Ah! ¿Y Leeze? Trató de levantarse rápido, pero su movimiento brusco solo dejo notar la leve lesión que tenia en el brazo a notar una punzada. Lo agarró con fuerza mordiendo su labio inferior. Sentada en la cama miraba las sabanas sin saber que hacer, en su mente solo aparecía los recuerdos del partido, como uno a uno iban cayendo, como por más que lo intentara no había forma humana de volver a levantarse, y todo acabo con la decepción y todos sus amigos por los suelos. Agarró con fuerza la manta bajo su mano rabiosa. ¿Por qué pasaba todo esto ahora? ¿por qué?...
En otro lugar de Inazuma había otro chico como ella. Endo, triste y lleno de rabia sostenía la foto de su abuelo mientras le miraba. Había fallado, le había fallado a todos, como capitán y como portero. ¿Qué se supone que deben hacer ahora? Raimon nunca se rinde, pero... ¿por más que lo intenten no van a logar nada?... intentó retener el llanto, pero era imposible. Usando la foto de su abuelo para ocultar sus lágrimas se dejo llevar por sus sentimientos.
No podía quedarse todo el día llorando, tenía que levantarse. Ellos nunca se dan por vencidos. Aun en pijama bajo a la cocina comenzando a comer toneladas inhumadas de *onigiris. Tragaba e introducía otro en su boca, en ambas manos tenía uno. Mientras desayunaba podía escuchar las noticias. Hablaban de lo sucedido desde ayer, como todas las secundarias iban siendo derribados uno a uno. Como las victimas y/o testigos afirmaban que había sido obra de los extraterrestre, unos que afirmaban venir de un lejano planeta llamado Alien. Aki preocupada por su amigo fue a ver como se encontraba, y por la forma de comer, aun sigue frustrado.
― Endo...
Las leves palabras de la chica hicieron que levantara la cabeza para verle confundido, su madre le confirmo que le había ido a ver porque estaba preocupada por él.
― Y... ¿ya te sientes mejor?
― ¿Qué ha pasó del partido?...
Bajo las manos al igual que su tono, ya no era ese enérgico y gritón que todos conocían. No sabía como decirle que sus amigos estaban en el hospital. Acabo encontrando la forma de hacerlo y la única respuesta del chico fue levantarse lo más rápido que pudo para ir corriendo a su cuarto a cambiarse y bajar para salir corriendo al hospital. Tenía que verles, tenía que ver como estaban todos sus amigos.
― ¡Aguarda Endo!
Le llamó Aki, pero este parecía no llegar a escucharle ya que continuaba corriendo. Llegaron al hospital, a la habitación de sus amigos. Shido, Matsuno, Handa, Sombra, Shorin... todos ellos encamados, algunos con solo vendas, otros con unos extraños caparazones para impedir el movimiento de sus hombros.
― Endo descuida, no resultó ser nada grave, amigo. No tenías porque molestarte en venir al hospital.
Quiso relajarle, verle tan serio y al mismo tiempo preocupado era muy extraño en su capitán.
― Él tiene razón.
― Es cierto. Por falta de preparación nos lesionamos. ¡Capitán vamos a entrenar de inmediato!― comentaba Shorin frustrado y enfadado. Quería levantarse, pero no pudo hacer muchos movimientos hasta que el dolor volvió a él.
― Shorin, no te levantes, estas débil.― con cuidado le ayudo a volver a costarse.
Los comentarios iguales a los del menor comenzaban a resonar, todos estaban igual que el pequeño, todos querían lugar, todos querían seguir jugando, llevarse la venganza contra ese Leeze, debían entrenar pero sus lesiones...
― Entiendo a la perfección como se sienten. Aunque primero tienen que recuperarse. Yo me encargaré de esos extraterrestres. ― lo notó, notó que no estaban bien y tenía que animarles como fuera
Aki se dio cuenta. Lo decía de todo corazón, pero al igual que los demás, Endo también esta molesto y frustrado.
Salia del despacho de su padre suspirando agotado. De nuevo esa conversación. Obligado por su padre tubo que ir al hospital a revisar que los partidos de ayer no le hubiera causado ninguna lesión, aunque él se sentía bien, un poco adolorido por los golpes, pero nada nuevo, tubo que ir. Agotado por toda la charla que tuvieron caminaba para salir del hospital. Las cosas no se quedarían como estaban, y sabía que él tampoco se quedaría parado, y seguro que estaba allí.
― Muchas gracias.
La voz de la chica hizo que se deteniera y mirara a su espalda viendo como la chica salía de una consulta cerrando la puerta y se quedo leyendo unos papeles. Le preocupo, ¿le pasó algo grave ayer? Espero donde estaba que ella levantara la cabeza, no tardo en suceder, le miró sorprendida por unos segundo antes de sonreír y acercarse a él.
― ¿Te sucede algo?
Ni un hola, buenos días, o cualquier tipo de saludo. Quería saber como se encontraba, ya habrá tiempo de saludos más tarde.
― Buenos días a ti también― dijo irónica frente a él―. Tranquilo, todo esta bien. Solo una revisión cotidiana, por lo de ayer. Ya sabes como son mis papas.
Aun que le sonreía y sus palabras sonaban a verdaderas no eran totalmente así. Sí, era una revisión por lo de ayer, su hombro, no estaba tan mal, pero lo mejor sería reposar y mantenerlo vendado, pero no era solo eso. En el segundo partido que tuvieron volvió a sentirlo, volvió a sentir ese peso en su espalda y dolor en el brazo derecho. En su momento no le dio importancia, y más porque es el hombro derecho el que tiene vendado, pero con lo que sabe de su padre no esta tranquila, quiso hacerse unas pruebas sobre eso, pero hasta dentro de unas semanas no estarían los resultados. No quería contarle sobre su problema en el hombro o el posible problema de corazón. Le conoce, sabe que le cubriría las veces que hiciera falta, pero si eso le ponía en peligro no le cubriría, y ella quiere volver al terreno de juego, quiere volver a enfrentarse al Tormenta Géminis.
Ambos amigos caminaba al lado del otro. Una pequeña conversación refiriéndose a las pruebas de ambos, y la noticia que Yuka había despertado. Aparte de eso no continuaron hablando, cada uno callaba algo que quería contarle al otro, pero no era el momento. Llegaron a la secundaria, lo miraban con tristeza y rabia. Continuaron caminando entre los escombros para llegar donde la sede, donde claramente, él estaba ahí. Se detergieron frente a él y Aki mientras sonreía.
Al otro lado esta Kido con su hermana, no solo ellos pensaron que aquel era el mejor lugar para encontrarse.
―Supuse que estarían aquí. Aunque este lugar sea un desastre, les preocupa, no es así.
Era Natsumi. Natsumi había llegado donde los demás y con pena se agacho a tomar el letrero del club mientras le quitaba el polvo. No había quedado nada. Aparte del letrero y un balón que tenía Endo entre sus manos. Las otras dos gerente se acercaron a ella mientras los cuatro jugadores mostraba sus frustraciones con la mirada.
― El instituto Alien pagará por esto. El fútbol no es en absoluto destruir cosas o hacer daños a los demás, claro que no. Voy a enseñarles a esos extraterrestre cual es el fútbol soccer de verdad― sus palabras de enojo y molestia llegaron a sus compañeros, ellos sentían lo mismo.
― Vamos, Endo. Pienso igual que tú.
― Yo también, y he venido por lo mismo. Juguemos otra vez contra esa gente. Juguemos y les derrotaremos sin piedad.
― No pienso quedarme de brazos cruzados mientras tratan de esa forma el fútbol soccer.
Las miradas decididas de los tres alegraron al castaño, sabía que no estaba solo, pero escucharles le subió mucho el animo, y no solo a él, si no a las chicas y el resto del equipo que se encontraba tras ellos.
― Nosotros también nos apuntamos― la voz de Someoka fue la que hizo que todos se dieran cuenta de que estaban ahí―. Hay que ver como eres. Que son unos extraterrestres, necesitamos algo más que un a por ellos con esa gente.
Endo comenzó a reír. Kido y Rosen le miraba con pequeña sonrisa, y Goenji, bueno, una de sus caras, siendo tan serio como es, es casi imposible descifrarlo.
― Pero Endo es siempre así, da igual el rival, jamas da un paso atrás. Y yo tampoco pienso retroceder.
― Entonces el equipo del Raimon ya tiene un nuevo reto.
― Osea, conque de verdad vamos a jugar contra unos extraterrestres, eh.
― Sí, les vamos a dar una paliza, esos no saben con quien se enfrentan.
Con tanto animo y felicidad la miradas de todos quedaron fijas en el de cabello verde que comenzaba a temblar, ¿tendría que ir al baño? Que ba, nada de eso. Esta erosionado, también era miembro del equipo y pensaba acabar con ellos. Megane por su parte seguía en su mundo, el grandioso Megane les daría su ayuda una vez más, pero solo porque la noticia de los primeros en derrotar a unos extraterrestre saldría en los libros de historia, que sino nada. Pero toda esta emociona tenia una pega: faltaban compañeros. ¿Qué harían? ¿jugar sin ellos o perder tiempo esperando a que se recuperen?
―Ya pero... tenemos que jugar.
Quería volver a jugar con todos, esa venganza era propiedad de cada uno de los compañeros que estaban en el hospital, pero... no podía dejar que Lezen y sus compañeros siguieran haciendo lo que quisieran.
― Exacto. Tenéis que jugar.
La voz autoritaria del entrenador se hizo hueco. Hibiki y el Sr. director fueron en la búsqueda de los muchachos, y ya que lo habían encontrado les guiaron hasta el Salón Relámpago. Lo mas lógico sería lo que pensó Endo, pero nada de entrenamiento, era una cosa aun mayor. Bajaron las escaleras de siempre, pero su destino no eran las habitaciones de entrenamiento, sino que se montaron en algo parecido a un elevador. Dentro de aquel lugar los chicos miraba a su alrededor confundidos y extrañados. ¿Desde cuando estaba esto aquí? Un pitido les informó que habían llegado a su destino, pocos segundos después las puertas se abrieron dejando ver al presidente de la junta frente a una pantalla que cubría gran parte de la pared frete a ellos. Bigas, ordenadores, unos suelos de metal, esto era casi como una guarida secreta.
― Me alegro que todos vosotros restéis sanos y salvo― les saludo el hombre mirando a los chicos―. Escuchad, no hay el menor tiempo que perder. Esta claro que esa gente piensa seguir destruyendo secundarias tras otra. Por lo tanto nuestro deber es reunir el equipo más fuerte de todo el planeta antes de que sea demasiado tarde.
Las palabras del Sr. Raimon llamaron la atención de todos comenzando a murmurar sobre este hecho. Endo no se dio cuenta hasta que Goenji coloco su mano sobre el hombro de primero haciéndole un gesto con la cabeza. Ver como todos estaban así de animados no había duda.
― Y una vez formado tenéis que derrotar a la instituto Alien.
― Sr. Raimon, deje que nosotros nos encarguemos de eso. Sí, nosotros lo haremos. Amigos, adelante, somos los mejores del país y seremos los mejores del universo.
Con entusiasmo todos levantaron sus puños felices, volverían a luchar contra ellos, conseguirían encontrar jugadores increíbles y formarían el equipo más poderoso de todos los tiempo.
― Partid en cuento lo tengáis todo preparado. Os deseo buena suerte.
Un momento... ¿qué quería decir eso? ¿Hibiki no les acompañaría? Por lo que se ve no. El entrenador tendrá que quedarse para realizar algo que el presidente de la junta le ha pedido. Entonces... tendrán que enfrentarse ellos solos a todos los obstaculizo que se le cruce.
― ¿Pero qué dice? Nos volvemos a quedar sin entrenador.
― Sr. Raimon...
― No por favor, no quiero quedarme sin entrenador.
― Pues yo tampoco quiero.
Intentaron rogar porque el entrenador se quedar. Incluso Kabeyama y Kurimatsu trataron de llegar a su punto más sensible poniéndose frente a ellos con las lágrimas saltadas. Pero nada fusionaría. Hibiki tenía otro asunto, pero aun así no dejarían al equipo sin un adulto que les guíe. De nuevo el pitido del ascensor, se abrieron las puertas dejando ver a una mujer de largo cabello y ojos verde agua.
― Os presento a vuestra nueva entrenador, la Srta. Hitomiko Kira.
Espera... ¿¡Qué!? ¿¡Una nueva entrenadora!?
― Sr. Raimon, esto es un poco...― agarró el mechón que reposaba sobre su hombro echándolo para atrás con aires de grandeza―. Decepcionante. Una cosa es que me diga que el equipo necesita un entrenador, y otra muy distinta tener que ir recogiendo chavales por ahí. ¿Me quieres decir que de verdad le va a confiar el futuro de la tierra a estos niños? Porque ya le ha derrotado la instituto Alien, ¿no?
― No me agrada...― susurró Rosen viendo como la mujer no paraba de menospreciarles, y no era la única, a todos le molestaron sus palabras.
― Por eso mismo les ganaremos. En el primero nos vencieron, pero en el segundo les venceremos nosotros.
Las palabras del castaño le cogieron por sorpresa, no mostró ningún signo de sorpresa, solo miro a su espalda desafiante, viendo a todos juntos y organizados, y lo más importante de todo, con una mirada decidida en los rostros de todos.
―Veo que crees en lo que dices, pero mi juego no se parece en nada a lo que habéis estado practicando hasta ahora― no dejo su tono de superioridad. Un rápido giro con todo su cuerpo a acompañándolo con unos elegantes movimientos de cabeza, hizo bailar a su cabello con elegancia. Cuando quedo mirando a los chicos les vio sería y retadora―. Mejor que esteis preparado.
Todos estaban ansiosos por recibir la llamada del Sr. Raimon. Con esa llamada comenzaría todo e irían a por Leeze y su equipo. Esto implicaría que estarían una temporada fuera de casa, por lo que Goenji quiso dejarle algo parecido a un sustituto a su hermanita. Era un peluche, uno enorme con forma de oso y de tono rosado. Cuando llegó la pequeña estaba durmiendo, pero aun así le contó para que era el oso. Lo dejo sentado en aquel taburete donde pasó horas y horas esperando a que despertara. Se quedo un poco más, sonriendo por ver a su hermana a salvo. Se encontraba fuera del cuarto, miraba a la pequeña con una sonrisa antes de querer cerrar la puerta, pero no llegó hacerlo. Tres hombres se colocaron frente a él, unos hombres de piel verdosa y que ocultaba sus ojos con unas extrañas gafas.
― Goenji Shuuya, ¿Verdad? Queríamos hablar contigo.
― ¿Quines son ustedes?
― Somos unas personas que cumplimos la voluntad de la instituto Alien. Y queremos pedirte que nos hagas un favor.
Las palabras del hombre le sorprendieron de la peor forma. ¿Cómo que un favor? ¿El instituto Alien? Enseguida reacciono, miró de reojo dentro de la habitación y su rostro cambio a uno de enfado y rabia mientras miraba aquellos hombres. Sin decir ni una palabra y relajando sus fracciones cerro la puerta.
En su habitación comenzó a preparar su bolsa. Sería mejor tenerla preparada, cuanto antes llegara mejor. Guarda la equipacion, unas camisetas limpias, un neceser con todo lo básico que necesita una chica a su edad. Miró la bolsa pensando que aun faltaba algo. Las botas estaban, las zapatillas en la entrada para ponérselas a salir, el chanda lo llevaba puesto. ¿Qué más necesitaba? Miró a su espalda a escuchar como Dabo abría a puerta puerta a empujes, en su coba sostenía la correa.
― Ey chico...― le sonreía mientras acariciaba su cabeza―. Tienes que aprovechar al máximo el tiempo que este aquí. Pronto me iré con los demás a impedir que le instituto Alien siga destruyendo secundarias.
Era estúpido, pero a ella le gustaba contarle las cosas a sus mascotas. Les extrañaría mucho. Se puso en píe estirándose mientras cerraba los ojos. Al abrirlo fijo su vista en el libro familiar. Al final no pudo leer todo lo que escribió su hermanos... ¿les sería de ayuda? No lo sabía, pero lo mejor era echarlo, por si acaso. Si no era útil al menos tendría un entretenimiento en los largos viajes.
Su celular comenzó a sonar. Había llegado la hora.
"Amigos, volved al instituto enseguida. La intituto Alien ha atacado de nuevo, esta vez en la antigua capital."
Todos recibieron la llamada, y no tardaron mucho en poner rumbo a la secundaria. Corría lo más rápido que podía, pero un ladrido hizo que se detuviera a unas pocas calles de su casa.
― ¡Dabo! Vuelve a casa. Ahora― le ordeno, pero este solo se sentó en el suelo soltando el trapo que llevada en la boca. Uno azul y Amarillo, y aun lado se podía leer el nombre del Raimon―. Ah... ¡Oye! No puedes venir conmigo. Vamos, tengo prisa― molesta tomo al cachorro de su collar tirando suavemente de él para que le siguiera de regreso a casa.
Ya se encontraba en la base de operaciones, tal como decidieron llamar a ese lugar oculto del Salón Relámpago. En la gran pantalla veían y escuchaba como en la noticia daban la noticia de como los extraterrestre habían atacado en la inauguración de una estatua por la paz mundial. Esta vez, Leeze y compañía no se conformaron con destruir lo que había a su paso, si no que tuvieron que llevarse al ministro Zaizen. En ese momento se escuchó las puertas del elevador abrirse llamando la atención de todos, sobre todo de la entrenadora a ver quien era.
― Goenji.
― Sí. Me demore, lo lamento.
El de cabello crema se colocó con los demás, junto a su amiga, la cual le miraba con una leve sonrisa a recordar que siempre llegaba tarde.
― Según las noticias el primer ministro fue secuestrado por un grupo desconocido, y al parecer este grupo esta relacionado con el instituto Alien.
Las palabras del presidente inquietaron a Goenji. Estaba hablando... ¿de las misma personas que fueron a verle? Extrañada por la reacción de su amigo le miró preocupada, pero las palabras de la entrenadora Hitomiko y el presidente les saco de sus pensamientos haciendo que mirara hacía ellos. ¿La Caravana Inazuma?
Tuvieron que volver a subir en otro elevador para ir a otro piso. La puerta se abrió automáticamente cuando estaban frente a ella. No se veía nada ahí. Las luces tardaron unos pocos segundo en ser dadas, con sorpresa todos miraron esa caravana con los tonalidades de Raimon y decorada muy... Raimon.
― Esta es la Caravana Inazuma. Esta equipada con todo lo necesario para que sirva como base de operaciones rodante.
Todos miraban asombrados e ilusionado la caravana. A falta de una sede, una base siempre estaba bien. Habían pensado en todo, incluso su viejo cartel estaba en la entrada, esto si que era genial. La confirmación de este hecho por el entrenador ilusiono mucho a la mayoría, incluso casi aplastan al capitán a echarse sobre él mientras le agradecía al entrenador Hibiki. Furukabu sería el conductor de la caravana. Ya estaba todo adentro, y los chicos afuera en fila escuchando las ultimas palabras de su entrenador.
― Estoy seguro de que ganaréis al instituto Alien. Lo sé porque creo en todos vosotros.
― ¡Si!
― ¡Muchachos! Todos arriba.
Disididos a ganar comenzaron a subir uno a uno, antes de que todos estuvieran arriba los ladridos de un perro comenzaron a ser escuchados, cada vez se acercaban más. Rosen se levanto de su asiento, entremedias de Someoka y Goenji, a tener un mal presentimiento.
― ¿Pero qué hace aquí este perro?
Pregunto desde fuera Ichinose a ver como el cachorro de pelaje cremas y patas morrones no paraba de correr un lado a otro, rebosaba felicidad.
― Pero si es el perro de Rosen. El que sabe jugar al fútbol― hablo Endo asombrado y al mismo tiempo sorprendido de que estuviera ahí.
― ¡Dabo!― la voz autoritaria de la chica hizo que el cachorro subiera sin ningún permiso para comenzar a saltar junto a su dueña.
― ¿Qué es todo esto, Fire?
La voz de la entrenadora tenso a la chica. Anda que había tardado en meterse en problema. Intentó excusarse de miles de forma, pero la seriedad de la mujer le hacía entender que por más que lo intentará no le iba a creer. Rápidamente se inclino frente a los adulto.
― ¡Lo lamento mucho! Lo intente dejar en casa, pero me ha acabado siguiendo hasta aquí...
― Si es tan bueno rastreando podríamos dejar que oliera algo del primer ministro, seguro que así le encontramos― bromeó Kurimatsu mientras acariciaba al cachorro.
― También podríamos dejar que oliera a Leeze, seguro que así sabríamos donde esta en cada momento― se unió a la broma Domon.
Rosen, aun inclinada mordía su labio inferior a escuchar todos los comentarios de sus amigos. Sobretodo como Endo les aseguraba que sabía jugar fútbol.
― ¡Ya vas!― el grito de la entrenadora hizo que todo se callan―. Estamos apunto de luchar contra el instituto Alien ¿y sólo piensan en bromear con el perro? Esto es serio.
Todos se quedaron callados algo arrepentidos por todo lo que acaban de hacer. Era cierto. Tenían algo más importante que hacer... ya jugarían con el cachorro después. No tenían tiempo para dejar que Rosen fuera a casa a dejar a Dabo, y tampoco se podían permitir perder a un jugador, por lo que la decisión fue sencilla. Dabo iría con ellos. Todos se volvieron a colocar en sus puertos. Los clib de los cinturones comenzaron a sonar uno tras otro.
― La Caravana Inazuma esta lista.
Esa palabras de la entrenadora fueron suficiente para hacer que la plataforma donde estaba subida la caravana comenzara a elevarse. Como si de una película se tratase el piso que componía el campo de fútbol de la secundaria comenzó a separarse, dejando ver una rampa, rampa que usaron para salir disparados y poner rumbo a su nuevo destino.
En un centro de operaciones muy diferente al de los chicos, los guarda espaldas del primer ministro Zaizen debatían sobre lo sucedido y como, por más que tratan de averiguarlo no lo encuentran.
― Pues le encontraremos sin falta. Porque salvar a mi padre es nuestra misión. Es el deber de los SP Fixers
Dijo con determinación una chica de cabello rosado y ojos grisáceo con un pequeño toque azul mientras miraba rabiosa uno de esos balones negros.
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