Capítulos Seis


Capítulo seis.

Maximiliano.


14 de febrero, 2016.

—Eres una pequeña mierda y te lo digo con el jodido respeto desde el fondo de mi corazón.

Alzando la vista del teléfono me es inevitable no sonreír al encontrarme con Dexter, quien a mi parecer no luce ni un poco feliz, pero eso no me importa cuando yo he tenido una maldita semana difícil por su culpa, bueno, la culpa de los cinco porque callar y ser cómplices hace culpable a los otros tres.

— ¿Qué sucede con todo ese enojo, Dexter? Pensé que venías de una agradable y relajante reunión con Robbie y las diapositivas organizadas por la dulce Patty.

—No me jodas, perversa persona llena de maldad —Me señala.

Riendo por lo bajo termino de redactar el mensaje en uno de los teléfonos y luego me dedico a los correos pendientes. Escucho el arrastrar de una silla y cuando alzo la vista, encuentro a Dexter dejando la silla frente a mí y tomando asiento justo antes de que el otro gran culpable de mucho de mi estrés entre en el lugar. A diferencia de Dexter, Doug luce divertido y desafiante, cosa que no es extraña, pocas cosas logran sacarlo de sus casillas o incomodarlo y mis trampas no son una de ellas.

Vuelvo la atención al teléfono decidiendo ignorarlos, no debe de quedar mucho tiempo para que se tengan que ir porque sé de hecho que ambos tienen una sesión de fotos programada para dentro de dos horas y Peter se encargará de escoltarlos en por lo menos once o trece minutos. Pero supongo que soy un poco incrédulo porque la mirada persistente de ambos acaba por cansarme y ponerme los nervios de punta ¿Por qué si aún no tengo hijos me hago cargo de cinco adultos? No conozco todavía la respuesta a tal pregunta.

Alzando la vista los encuentro a ambos viéndome y la sonrisa de Doug habla de triunfo porque sabía que iban a fastidiarme lo suficiente para que les diera mi atención.

—Robbie es una persona genial y con energía positiva —dice Doug—. Promueve toda la cosa de trabajo en equipo y "todos somos familia" pero estoy a nada de pagarle a Patty para que no le haga más diapositivas o me volveré loco.

» ¿Por qué nos haces esto? ¿Por qué nos odias? —Todo esto lo dice llevándose una mano al pecho de manera teatral— ¿Qué te hemos hecho?

Los veo a los dos porque me parece bastante descarado que tenga la audacia de fingir que no han sido los creadores de otro rumor, uno que ha llegado un poco más lejos. No entiendo cómo creen que no sé cuándo ellos son los creadores y nunca se detienen.

El rumor que comenzó hace aproximadamente cinco días sobre la mujer misteriosa que fuentes "cercanas" afirmaron conocer, ha aumentado. De acuerdo, que haya crecido es bastante culpa mía porque coincidí al salir de una cena importante con una actriz algo conocida y además de detenerme a saludarla, conversé con ella más tiempo del necesario y de una manera que hablaba de familiaridad y cercanía; esto llevó a la prensa rosa suponer que ella era la mujer misteriosa y a remover antiguas fotos – de hace aproximadamente un año – en donde a ella se le veía con un hombre "no reconocido" que "curiosamente luce como Max Greene y ahora todo encaja."

Sí, bueno, era yo.

Antes, nunca, pero jamás nadie imaginó que podría ser yo, no hasta que mis dolores de cabeza inventaron un rumor y la casualidad me hizo toparme con Tracy; sumaron unas cuentas de una manera bastante mal y el resultado fue que un chisme inofensivo terminó viéndose muy real. Porque si bien salí varias veces con ella, eso es de tiempo atrás, no actual y ahora la prensa es toda especulaciones sobre una relación que no existe.

Ellos inventaron un chisme sin malas intenciones, sin nombre de una mujer misteriosa, pero lastimosamente hubo una mala sincronización y a diferencia de otras veces, este chisme tiene demasiados días sonando. Me molesta.

—Lo hago porque creo que les viene bien reunirse con Robbie, ustedes son dos miembros enérgicos y positivos de la banda, creo que son perfectos para esas reuniones, seguramente aprenden mucho y sé que Patty hace unas diapositivas grandiosas.

—Lo haces por una jodida maldad.

—Pero Dexter ¿Por qué yo les haría algo malo a ustedes? Tendría que estar enfadado porque hayan hecho algo que no me gustara y ese no es el caso ¿Verdad? —Al terminar de hacer mi pregunta, ambos se miran antes de volver a verme.

—No es el caso, no hemos hecho nada —dice Doug viendo hacia el techo, mentiroso—, pero tal vez deberías enviar a esa conferencia a Ethan, a él le vendría súper bien todo ese aire positivo.

—O a mi hermano, estoy seguro de que Robbie aprendería mucho de él —asegura Dexter.

—Me lo pensaré —respondo encogiéndome de hombros y volviendo la atención a los teléfonos.

— ¿Qué jodidos quieres decir con que lo pensarás?

—Quiero decir precisamente eso: que me lo pensaré —respondo sin dejar de teclear—. Ahora deberían irse, Peter ya está listo para acompañarlos a su cita y Doug no olvides llevarle los documentos de la inspección sanitaria del local de tatuajes a Jeremy.

Hay quejas, murmullos sobre cuán injusto soy, que los odio y que lo hago adrede, finjo no escucharlos mientras caminan hacia la salida, pero por supuesto que no se irían sin hacer un golpe mortal final hacia mí:

— ¿Nos castigas cuando eres quien se porta mal? —Cuestiona Doug y cuando alzo la vista lo encuentro sacudiendo la cabeza en negación—. No somos quienes estamos en internet por ser la conquista misteriosa de una actriz en ascenso.

— ¿Qué pasó con lo de ser malditamente discretos, papi Max?

Tengo que recordarme que arrojarle los teléfonos califica cómo agresión física y que no los odio, pero debo recordármelo fuertemente porque me dan una sonrisa de autosuficiencia antes de salir del lugar.

El teléfono en mi mano suena y lo contesto en automático porque es uno de los del trabajo, pero me arrepiento de inmediato en cuanto escucho la voz:

—Entonces ¿Lo admitirás de una vez? —Pregunta mi hermano Thomas—. ¿Estás teniendo una aventura con una actriz mientras le dices a papá que estás saliendo con otra chica? En esta familia no toleramos a los mujeriegos ¡Y no es el ejemplo que le daremos a Theo! —Él muy imbécil ríe luego de su gran discurso—. ¡Vaya, Maximiliano! ¿Te estás portando así de mal?

No le respondo, cuelgo la llamada y contengo las ganas de gritar. Me ordeno tomar profundas respiraciones y luego reviso mi teléfono personal porque vibra con varios mensajes.


Tom no responder: ¿Te estás portando mal? Eres un maldito sinvergüenza.


Ni siquiera me molesto en darle una respuesta mientras paso al siguiente mensaje, se trata de la dichosa mujer con la que los medios aseguran estoy teniendo un intenso romance que va de maravilla.


Tracy: mi representante dará un comunicado en breve

Tracy: revisa tu correo, necesito que estés de acuerdo antes de publicarlo

Tracy: gracioso que se hiciera tanto escándalo cuando ya todo pasó... ¿Cómo se enteraron?


Sí, bueno, jamás lanzaría de cabeza a las personas que un día de esto me volverán locos así que me voy con la respuesta más predecible


Maximiliano: no lo sé, pero ya sabes cómo es la prensa ¡Lo siento!


Tracy: nada de arrepentimientos

Tracy: después de todo la pasamos muy bien en su momento ¡Revisa el correo!


Antes de que pueda revisar mi correo personal, un nuevo mensaje llega y me detengo a abrirlo tal vez demasiado rápido.


Allen: ¿Sigue en pie comer sushi mañana? Sería descortés y de horrible persona cancelar cuando compré el postre

Maximiliano: ¿Por qué te cancelaría?

Allen: ¿Por una ardiente cita con la mujer no misteriosa?

Allen: se vería horrible que otra mujer que no sea ella sea fotografiada entrando o saliendo de tu casa ¡Pregúntale a Hunter! Seguramente él afirmaría mis palabras


¿Por qué Dios? ¿Por qué envías a mi vida a personas que ponen a prueba mi cordura?

Pasándome una mano por el cabello me doy cuenta que de hecho encuentro divertido su último mensaje. Tracy me escribe de nuevo que revise rápido el correo para poder publicar el comunicado, pero respondo rápidamente a la alocada mujer que compró un postre para mañana.


Maximiliano: PARA ACLARAR:

Maximiliano: 1) No tengo ninguna cita ardiente con la "no mujer misteriosa". Nuestros planes (Allen/Max) siguen en pie

Maximiliano: 2) ¿Planeas ser fotografiada entrando y saliendo de mi casa? Por cierto no pienso preguntarle absolutamente nada a Harold.

Maximiliano: 3) Deja de delirar e imaginar escenarios así de drásticos

Maximiliano: 4) No hay ninguna mujer misteriosa, ni salidas, ni citas ardientes ¡Ni siquiera tengo tiempo para eso!

Allen: te veo mañana (Inserta muchos corazones para ti)


Al leer su respuesta pienso en algo que mi mamá siempre decía: Maximiliano Dios jamás te enviará desafíos que no puedas enfrentar y conquistar. Y espero de corazón las palabras de mamá sean muy ciertas porque Meredith Allen parece ser un complejo desafío en el que estoy envuelto y con el que podría terminar de volverme loco.

Hay demasiadas personas locas a mí alrededor.


Tracy: ¡Max ve el maldito correo! Te veo en línea y no revisando el correo


Miento:


Maximiliano: justo lo estaba leyendo. Ten paciencia

Lo último me lo digo más a mí que a ella.

***

15 de febrero, 2016.

Sonrío escuchando a mi sobrino hablar sobre este increíble videojuego que me asegura es demasiado genial mientras su mamá de fondo establece que fríe sus neuronas exactamente cómo lo hace con el cerebro de mi hermano – una de las muchas diferencias que conllevaron a un divorcio –, sin embargo, el desaliento de su mamá no hace que Theo se detenga en su habladuría.

—Deberías intentar jugar conmigo, tío ¡Siempre pateo el trasero de papá!

— ¡Theo! —escucho a su mamá decir.

— ¡Mamá! Tengo que sentirme orgulloso por ello, papá es un muy buen jugador y ganarle me hace una completa leyenda ¡Tío M está de acuerdo!

— ¡Oye! —rio por lo bajo—. No he dicho eso, no me metas en problema con tu mamá.

—Hablando de problemas, tío...

—No hablábamos de problemas, sobrino...

— ¿Qué pasa con esa chica?

— ¿Qué chica? —Veo la hora en uno de los teléfonos laborales.

Allen lleva diecisiete minutos retrasada de la hora acordada para que llegara. Todavía me es difícil entender por qué accedí a ser su amigo londinense o que de hecho encontrara tiempo libre para hacer algo tan simple como comer sushi.

—Papá dijo que estabas loco por una chica y que se estaban comiendo, lo cual le dije que era canibalismo. He leído sobre el canibalismo y eso lo es, pero papá rió y no se retractó.

—Tu papá es un cerdo —escucho a mi excuñada.

—Los cerdos se casan con cerdas, mamá y tienen cerditos ¿Somos cerdos también?

Me ahogo con el trago de vino que recientemente ingería mientras el nombre de Theo es un grito agudo de indignación en boca de su madre.

— ¡Es simple biología, mamá! —Se queja—. Díselo, tío M. Dile que si papá es un cerdo, todos lo somos. Los cerdos solo se reproducen con cerdos y es imposible que cerdos tengan un hijo humano ¡Es lógica!

—Creo que deberías darle un descanso a tu mamá, sobrino y no tomar algunas cosas tan literales.

Tengo la ligera sospecha de que Theo con sus sobre análisis, lógica, ocurrencias y curiosidad está volviendo loca a su mamá. Mi sobrino tiene ocho años, es extremadamente inteligente, súper amigo de los videojuegos, crítico difícil de películas animadas y defensor extremo de que a los niños les queda genial el color rosa. Debatir con Theo es estar dispuesto a pasar unos cuantos minutos viéndole darle vueltas y vueltas a lo que dices. Desde que habla nos hemos preguntado "¿A quién exactamente salió esa personalidad de Theo?" y muchos concluyen que es toda una mezcla.

—Entonces ¿No estás practicando canibalismo, tío?

— ¿Eh? —Trago otro poco de vino mientras me concentro en la pregunta— ¡Desde luego que no!

—Uhm...Entonces papá tiene muchas cosas que explicar —asegura con seriedad haciéndome reír de nuevo—. Pero ¿Qué hay de la chica? El abuelo le dice a todos que tienes una novia con voz bonita y acento de otro lugar.

» ¿Cómo se llama? ¿Es cierto que la conoceremos cuando vayamos a Londres? ¿Sabe jugar videojuegos? ¿Le dijiste que Theo Greene patea traseros en los juegos? Los pateo y aniquilo sin piedad, dejo huella a mi paso...

— ¡Theo! Deja ya de hablar cómo un pequeño sinvergüenza.

— ¡Mamá! Pero así habla papá... Entonces te casaste con un sinvergüenza ¿Todos somos unos sinvergüenzas?

Me compadezco de mi excuñada, Theo siempre lo analiza todo y le da la vuelta volviéndola loca. Él vuelve a darme su atención planteando más preguntas a las que él mismo intenta darle respuestas.

El timbre de la puerta suena y sabiendo que solo hay una posible visita, que viene retrasada, tomo lo que resta de la copa de vino y camino hacia la puerta. Y en efecto, en cuanto la abro, encuentro una sonrisa, piel llena de gotas de agua y temblores.

—Sobrino, debo colgar—digo al teléfono.

—Está bien, tío M, también debo irme, tengo que conectarme para patear el trasero de papá —Escucho a su mamá suspirar—. Espero verte pronto, juega un rato, eso hace cosas buenas por el estrés...

— ¿Sabes siquiera lo que es estar estresado? —Me hago a un lado y le indico a Allen que entre, cerrando la puerta detrás de ella.

Nop, no lo sé, pero escuché a papá decir que tu trasero está estresado y necesitas cosas divertidas para relajarte —Su mamá parece decirle algo—. ¡Pero mamá! Papá solo se preocupa por su hermano.

—Dale un descanso a tu mamá ¿De acuerdo? —Sonrío cuando lo escucho suspirar—. También espero verte pronto, pequeño genio, tengo unos videojuegos para ti.

—Gracias...Oye ¿Tío M?

— ¿Sí, sobrino?

—Te amo —Hace una pausa—. Papá me dijo que siempre es importante decirles a las personas que nos importa que las amamos y que no hay que avergonzarse. Alguien había dicho que los niños se ven tontos diciéndolo, pero papá dice que los tontos son los que creen eso, así que te amo, tío M.

—También te amo, Theo.

—Saluda a tus amigos que veo en la tele...Pero no al que me ganó en el juego ¡Chao, tío!

Al finalizar la llamada estoy sonriendo, veo muy poco a mi sobrino, pero trato de hablar por teléfono con él tanto cómo puedo, me sorprende que ya tenga ocho años y que de hecho tengo más de ocho meses sin verlo.

Sacudiendo la cabeza, llevo la atención a mi invitada que de hecho parece estar ocupada reparando en la decoración en mi hogar, de la cual estoy muy orgulloso y además fue una de las últimas cosas que hice con mamá, razón principal por la que no me he mudado a un lugar más amplio y más céntrico cercano a las zonas donde me muevo por trabajo, me es difícil pensar en siquiera mudarme.

—Es bonito y acogedor, muy cálido y hogareño, tienes un bonito apartamento —dice volteándose para verme con una sonrisa—. Hola, sex...Max —Se aclara la garganta—. Perdona la impuntualidad, pero me pasó algo que no esperaba.

—Apuesto a que querré escucharlo.

Como la calefacción está encendida, pido su abrigo para colgarlo. Aun cuando no me ha prenda, se hace evidente con solo verla que esta se encuentra mojada; de nuevo reparo en las gotas de agua en su rostro junto a los temblores.

— ¿Qué te ha sucedido?

—Estoy bien, ya estoy entrando a calor, pero te dije, me pasó algo con lo que no contaba.

—Seguramente es una historia interesante ¿No?

—No quería salir con el conductor ni guardaespaldas porque eso llamaría la atención —dice saliendo de su abrigo y quedando con un simple vestido blanco hasta sus rodillas—, pero sabía que Loraine no lo aprobaría —Me extiende el abrigo y me sigue al otro extremo de la sala en donde lo cuelgo—. Así que le mentí y le dije que estaba teniendo cólicos premenstruales.

—Muy creativo —digo y se hace un silencio, volteo para encontrarla viéndome con fijeza— ¿Qué sucede?

—Esta es la parte en donde te horrorizas porque hable de ciclos menstruales.

— ¿Tienes idea de cuántas mujeres me rodeo y cuántas de ellas se unen a las giras de BG.5 en donde los ciclos menstruales suceden? Desde mi punto de vista: mejor tener cólicos menstruales y comprar artículos femeninos que nueve meses de ausencia y comprar pañales.

»Pero volviendo a tu interesante relato... —La insto a continuar y tras un par de parpadeos vuelve al relato.

—Así que tenía esta mentira y estaba lista para salir del apartamento ¡Pero entonces sucedió! —Alza la voz de una manera tan repentina que me sobresalto y eso la hace reír—. Lo siento, era el efecto dramático.

—Ya veo, el toque dramático no puede faltar —asiente en acuerdo pese a que no lo decía en serio.

—Llamé a un taxi y esta vez tenía dinero.

—Qué bueno, así que esta vez no hubo negociaciones con vagabundos, te felicito, Allen.

—Odioso —Me dice y me encojo de hombros—. Bueno, estaba en el taxi y no iba muy lejos cuando Loraine llamó diciendo que venía al apartamento a hacerme compañía y fue cómo "No, alto, no vengas", pero debió pensar que sonaba extraña.

»Me preguntó si tenía alguna cita en tinder y que me mataría si era así... Si no lo sabes, es una aplicación en donde...

—Sé lo que es tinder —La interrumpo y puedo predecir lo que va a preguntar así que respondo antes de que lo haga—. No, Allen, no uso tinder.

—Yo tampoco, pero apuesto a que algunos usan mi imagen lo que es un dato perturbador si lo analizas...

—Así que ¿Qué pasó luego? —La apremio porque algo me dice que podría desviar de nuevo el relato.

—Insistió en ir pese a que le dije que estaba en la cama —Tomando la tela del vestido a la altura de su pecho se seca el rostro antes de seguir hablando—. ¿Sabes lo que tuve que hacer? —Niego con la cabeza viéndola pasar los dedos por su desordenado cabello—. ¡Tuve que devolverme! Volví al conductor un protagonista de rápido y furioso.

—Supongo que obtendrá una multa.

—Tranquilo, le pagué lo bastante bien cómo para que cubra cincuenta multas.

—Gracias por contribuir con los impuestos de mi nación —digo con ironía y ella ríe por lo bajo, no puedo evitar sonreír—. ¿Qué pasó luego?

—Llegué antes que ella y le pagué al taxista para que me esperara —Estira la mano hacia mi cabello, pero luego se detiene y deja caer la mano—. Me saqué la fabulosa ropa que llevaba, me quité el maquillaje y me puse el pijama un minuto antes de que llegara.

»Creo que hice una de las mejores actuaciones de mi vida. Ella se quedó por diez minutos cuando me volví una loca gruñona quejándose del dolor y queriendo estar sola —suspira—. Viendo que venía tarde y que mi taxista podría irse...

— ¿Cuánto le pagaste al taxista por esperarte? —Me responde y sacudo la cabeza—. Con esa cantidad de dinero, imposible que te abandonara si prometiste más.

—En fin...Salí del apartamento y de nuevo estuve en rápido y furioso —Su mirada vaga por mi rostro y creo que se detiene en mi boca—. Pero el taxista se confundió y me dejó un poco más abajo, tuve que caminar y empezó a llover un poco ¡Pero conseguí llegar! —Respira hondo—. Por eso vine con el pijama puesto.

— ¿Eso es un pijama? Pensé que era un vestido.

—No usaría un vestido que dice "muérdeme en el culo" —Hace las comillas con los dedos.

Antes de que pueda hablar, gira mostrándome, en efecto, escrito en grande y negrita "muérdeme" en dónde dijo que estaría plasmada tan elocuente invitación. Gira de nuevo y me sonríe.

—Pero finjamos que es un vestido. Dicho todo esto ¿En dónde puedo poner mi bolso? —Antes de que pueda responder vuelve a hablar— ¿Está bien si lo dejo en el sofá?

—No hay problema.

Asiente sin perder la sonrisa y camina hacia el sofá, siento que la palabrita "muérdeme" se está burlando de mí, pero no me lo tomo como algo personal...O cómo alguna especie de invitación.

—Traje para hacer un postre, te dije que traería el postre —Saca una caja de su bolso—. Dice que es fácil de hacer, bajo en calorías y sin complicaciones ¿Tienes leche de almendra o soya? Mejor si es de la primera, la última no me gusta mucho.

—Uhm... Tengo simplemente leche —No me pierdo que sus ojos brillan con picardía porque eso suena bastante insinuante.

— ¿Descremada? —Tantea estirando sus labios en una pequeña sonrisa divertida.

—No, simple leche —repito y ella suspira.

—Bueno, estoy cometiendo delito alimenticio por tu culpa, que conste, pero al menos tienes leche ¿No? Eso es lo importante.

—Bueno...

Se hace un raro silencio en donde nos vemos con esta rara conversación sobre leche flotando entre nosotros. Es un poco gracioso y desesperante que mientras más te esfuerza en destruir un silencio incómodo, más largo este se vuelve y eso nos está pasando en este preciso momento.

—Así qué...

—Entonces... —dice ella interrumpiéndome.

Ambos nos quedamos en silencio esperando que alguno de los dos continúe el patético intento de inicio de una conversación. Por Dios ¡Esto es ridículo!

Desbloqueando mi teléfono personal, que aún se encuentra en una de mis manos, busco el menú de uno de mis restaurantes de sushi favoritos y el más cercano a la zona y acercándome a ella, hago un intercambio de la caja del supuesto postre súper sano por el teléfono.

—Elige lo que quieras y pongamos en marcha este postre que no se lee apetitoso, pero intentarlo no nos matará ¿Verdad?

—Nunca me acobardo si se trata de intentarlo, Max —Su sonrisa se vuelve ladeada—. ¿Sabes lo que quieres esta noche? Me refiero a comer —agrega esto último con rapidez.

Toso con la intención de esconder mi risa ante la manera en la que parece sorprendida de su audacia con el doble sentido de las palabras y cómo la tos no funciona lo suficientemente bien, opto por leer las instrucciones del postre encartonado en mis manos.

—Sí, sé lo que quiero esta noche, Allen.

— ¿Y es siempre lo mismo?

—No —alzo la vista para encontrarme con su mirada—, nunca quiero lo mismo porque siempre hay opciones.

— ¿Y compartes?

—No me gusta hacerlo.

—Supongo que hoy habrá una excepción y compartirás conmigo —sentencia— ¡Cielos! ¿Soy la única que piensa que eso sonó cómo una conversación sexy y sucia?

No, no fue la única.

Muy a mi pesar le devuelvo la sonrisa y le digo que me siga a la cocina mientras murmura acerca de todas las opciones que hay y cómo quiere devorarlo todo. Respondo sobre cuál es mi elección y cedo ante el hecho de compartir, cosa que solo suelo hacer con los niños BG.5 o mi sobrino, porque bueno, son manipuladores con sus expresiones conmovedoras.

Mientras ella comenta en voz alta sobre cada opción que podría elegir, me encargo de buscar lo que se supone necesita para hacer el postre, no es mucho y una vez todo está ubicado en el mesón, le doy de nuevo toda mi atención.

—Pensé que dijiste que eras una mujer decidida —comento refiriéndome a su indecisión hacia qué elegir del menú y en respuesta hace una mueca.

—Es que todo luce delicioso y tengo tanto tiempo sin comer sushi que quiere elegir bien.

—Pensé que comiste sushi aquella vez que me escribiste.

—No, al final comí un pollo al vapor con brócoli, sabía rico, pero no era sushi —Hace un puchero—. Estoy retrasando el pedir la cena, pero de verdad estoy eufórica por elegir todo.

—Déjame y te ayudo.

—Puedes ayudarme siempre que quieras, Max.

Y aunque no alza la vista del teléfono no me pierdo la sonrisita traviesa que esboza al decirlo, sabiamente ignoro la declaración mientras rodeo el mesón y me detengo a su lado, ella se acerca todavía más hasta el punto de que de una manera que no comprendo, termina entre el mesón y mi cuerpo. El plan era estar a su lado, no detrás. Y no, no veré esto cómo una posición interesante.

— ¿Cuáles son los que más te gustan? —pregunto viendo por sobre su hombro al teléfono y concentrándome en los que me responde y no en la cercanía—. Bien, estos dos son muy buenos, puedes pedir la mitad de uno y complementarlo con el otro.

—Y además probaré lo tuyo...

¿Qué pasa con esta mujer y el doble sentido?

—Y tú probarás lo mío —prosigue, ladea el rostro para verme y de verdad hay una alarmante cercanía entre nosotros—. Me gusta ese plan, ya hice mi elección, Max.

—Me alegro.

Una vez más hay silencio y mientras que sus dientes atrapan su labio inferior y su mirada baja más allá de mis ojos, decido que voy a retroceder, pero sus palabras me atacan antes de que pueda dar siquiera un paso atrás:

— ¿Aun no te animas a restar y sumar conmigo, Max?

Uno, tres, siete segundos pasan mientras nos vemos y antes de que mi teléfono en su mano suene y ambos bajemos la mirada para ver el nombre de Tracy brillando en una llamada entrante. Rápidamente me entrega el teléfono y se desliza a un lado, ahora dispuesta a darme espacio al verme responder la llamada.

—Max, estoy cerca de...

—Hola, Tracy, lo siento, pero o puedo atenderte en este momento, estoy ocupado. Hablamos luego —cuelgo sin esperar una respuesta y hago una mueca porque puedo darme cuenta de que eso fue grosero, me disculparé después.

—Sí, definitivamente eres odioso —Me dice rodeando el mesón y reorganizando las cosas para el postre.

—No podía atenderla, estoy ocupado y hablaremos luego, no hay mentira en ello —mientras señalo este hecho, hago el pedido de nuestra cena por mensaje.

—Ah así que se supone que no es odiosidad y que se trata de honestidad —Enarca una ceja—. Sin duda sabe cómo sacarte de aprietos, espero también sepas cómo meterte.

Jesucristo. Creo que lo hace adrede, el insinuar cosas sexuales o tal vez soy yo volteando todo lo que dice.

— ¿Así que no es solo un rumor?

— ¿El qué? —Aunque pregunto, sé de lo que habla.

—Tu amorío.

—Mi amorío —repito divertido por el término, se encoge de hombros.

Ella espera mi respuesta y yo no respondo de inmediato, en su lugar me dedico a terminar de hacer el pedido y solo cuando dejo el teléfono sobre el mesón, vuelvo a verla. Su ceño se encuentra fruncido y a parecer mi falta de respuesta inmediata la está disgustando.

—Ahora es un rumor —Hablo finalmente—, hace un tiempo no hubiese sido uno falso.

— ¿Saliste con Tracy?

—No, no salimos.

— ¿No?

—No, no salimos.

—No saliste...—Enarco una ceja y ella me mira durante largos segundos—. Oh, ya, entiendo. No saliste, follaste.

No puedo evitar reír por la manera en la que lo dice con énfasis en "follaste" y entrelazando su dedos cómo si hiciese una demostración de acoplamiento entre ellos para darle a su declaración un efecto visual.

Ella es rara, pero eso no es necesariamente malo.

— ¿Lo hicieron por mucho o poco tiempo? —Ahora enarco ambas cejas y puedo ver un poco de rubor en sus pómulos—. ¡Perdón! No sé por qué pregunto esos detalles.

— ¿Es eso un dato importante? ¿Sabes cuánto duró? Porque no llevé una cuenta —Me paso una mano por el cabello—. La cosa es que esto ha sido un rumor actualmente, un rumor que trajo a Tracy una vez más a mi vida —Hago ademan con la mano de que continúe con la preparación del postre y cuando lo hace vuelvo a hablar—, lo que no es malo porque nos llevamos bien y es una gran persona.

—Si se llevan tan bien y es esta gran persona ¿Por qué no sales con ella?

—Porque no busco novia —respondo en automático—. Mi agenda es horrible, no es algo de lo que una persona no se cansaría y lo entiendo, estoy bien con eso.

—Algo me dice que esa respuesta te la dieron otras personas y lo terminaste aceptando cómo una ley de vida amorosa.

—Más bien ha sido mi lema por muchos años, lo creé —Hago una pausa y bajo la vista a mis manos sobre el mesón—. Hice esperar demasiado y muchas veces a una mujer muy importante en mi vida y aprendí a que no es algo a lo que quiera someter a alguien más.

»Es reconfortante saber que te esperan, pero no es bonito cuando llegas demasiado tarde y te das cuenta de que incluso te esperaron hasta el final, pero no llegaste.

Veo cómo la cascara de uno de los huevos cae en el recipiente, algo me dice que cocinar o al menos hornear no es algo que acostumbre a hacer, pero parece tan determinada a lograrlo que no comento al respecto.

— ¿Se cansó de esperar y te abandonó? —pregunta tras un par de minutos en silencio.

No, ella jamás se hubiese cansado. Siempre llegué tarde, con retrasos, pero llegué, excepto al final. Justo cuando más deseé ser puntual y estar ahí, no llegué. Di por sentado muchas cosas.

—Ella siempre me esperó —respondo y me aclaro la garganta para alejar el repentino nudo en ella—, nunca dejó de hacerlo.

— ¿Y entonces qué pasó? ¿Por qué no están juntos?

—Me esperó hasta su último aliento —Su mirada se alza de inmediato hasta toparse con la mía—. Murió.

—Oh, Dios, lo siento tanto...

Me encojo de hombros y me siento en una de las sillas altas del mesón, sintiendo el peso del recuerdo.

—Era mi mamá —murmuro.

Veo sus ojos humedecerse y el nudo en mi garganta crece cómo cada vez que habló en voz alta de mamá o me dedico a pensar en tantas cosas que me gustaría cambiar si pudiera, si me dieran la oportunidad.

—Tengo muchos arrepentimientos al respecto y elijo no tener nuevos de ellos al hacer que alguien más esperé por mí.

—Lamento lo de tu mamá, algo me dice que te hubiese esperado toda su vida —Hace una pausa mientras vierte la mezcla en el recipiente de la batidora—. Eliges no hacer esperar, pero ¿Qué pasa si la persona elige esperarte? No eres el único con una agenda horrible, Max. A veces solo es cuestión de intentarlo.

—No siempre.

—No siempre —repite—, pero a veces funciona y cuando no lo hace al menos queda la experiencia y el aprendizaje ¿No? —Sonríe— O al menos eso dicen.

— ¿Por qué estás soltera? —pregunto quitando toda esa atención de mí.

Hace una pausa y parece pensativa antes de verme de nuevo. De manera distraída pasa las manos por su vestido-pijama blanco, ensuciándolo y maldiciendo al darse cuenta.

—Porque nunca estoy demasiado tiempo en un lugar y a diferencia de ti, no soy la que decide no esperar, soy a la que no esperan.

»Aunque tampoco me intereso románticamente en muchos. He tenido citas y salido de manera discreta por breves meses con algunos, pero luego decido irme y nada prospera —Baja la vista al desastre y suciedad que ha vuelto mi mesón—. Tal vez sepas que salí por mucho tiempo con Dallas Meyer, casi dos años y pensé que entendía mi dinámica.

»Cómo actor su agenda también era bastante complicada, pero todo parecía perfecto, funcionaba y por primera vez fui genuinamente feliz en una relación, me sentía segura, estable... Ilusionada —Aprieta los labios—, pero estaba equivocada en muchas cosas. En primer lugar no soy lo que Dallas quería y eso me quedó muy en claro.

»Dallas no es una mala persona, pero me rompió horriblemente el corazón y mientras quería ser cómo cualquier joven despechada y despotricar sobre mi corazón roto, tuve que dar un falso comunicado alegando que nos deseábamos lo mejor, que fue decisión mutua y que por nuestras carreras —Se prepara para encender la batidora—. Es una espina que mantengo conmigo.

—Espera, Allen, no enciendas aun...

Demasiado tarde.

La tasa se encuentra mal puesta y en cuanto enciende la batidora la mezcla sale del envase salpicándola en gran medida junto a al mesón y el suelo, incluso yo consigo un poco en el rostro.

—Mierda, la he cagado muchísimo ¿Verdad? ¡Maldita sea mi suerte! —Se queja.

La veo y comienzo a reír notando que su vestido estaba destrozado desde que la usó para limpiarse las manos, pero ahora es pegajoso con toda esa mezcla viscosa que no creo que debiera quedar así, tal vez sea algo bueno que eso no vaya a hornearse.

Rodeando el mesón voy a su lado para calcular el daño en el suelo y qué tanto debo limpiar, por fortuna nada exorbitante.

—Lo siento mucho, Max. Me distraje con la conversación.

—Y yo me di cuenta demasiado tarde —respondo tomando el dobladillo de mi camisa para limpiarme el rostro.

—Parece una gota —susurra y me paralizo sintiendo dedos cálidos rozar la piel de mi cadera izquierda.

Bajo la vista a las yemas de sus dedos sobre el lunar marrón muy claro, en efecto con forma de gota, ubicado en mi cadera y luego alzo al vista encontrándome con su mirada. De inmediato retira la mano.

—Lo siento, lo siento, fue cómo automático. Algo muy tipo: mi mano tuvo vida propia —Hace una pausa larga—. Es un lunar atractivo.

Con lentitud bajo de nuevo el borde de mi camisa y luego estiro la mano quitando algo de mezcla de uno de sus pómulos.

—Mereces que te esperen —concluyo volviendo a la conversación, bajo la mano.

—Tú también, claro, eso sí permites que alguien lo haga.

—Tu ex fue un idiota.

—No lo sé... —dice—. Dallas no es una mala persona, él solo no hizo las cosas bien al menos no conmigo. Su felicidad estuvo de primero incluso si con ello me aplastaba. Supongo que a veces somos simplemente egoístas ¿No?

»Dallas hizo locuras por amor, solo que se amor no fui yo —Se encoge de hombros y baja la vista a su pijama sucia.

Pero fui capaz de notar la pizca de dolor en su mirada sobre el tema que tal vez le resulte espinoso. No sé nada de su antigua relación, no cuando inició ni cuando terminó, pero entiendo que tal vez lo mejor sea dejar atrás la conversación en este momento porque yo tampoco quiero hablar sobre cómo llegué muy tarde al mi último encuentro con mamá.

— ¿Qué tal si busco algo que te quede y luego limpiamos este desastre? —Alza la vista ante mis palabras—. No soy tan amable cómo para limpiar solo todo este desastre cuando tú lo ocasionaste.

—No me sorprende, no esperaba que limpiaras por mí.

Pero por la mirada que le da al suelo y el mesón algo que me dice que eso es exactamente lo que esperaba, no puedo culparla, no es que yo ame la idea de limpiar, pero tampoco soporto la suciedad. Caminando hasta mi teléfono compruebo que el pedido llega en aproximadamente veinte minutos, tenemos tiempo de arreglar el desastre.

—Esto es lo que haremos —indico—: te quitas los zapatos y evitas pisar la mezcla, no tocas nada en el camino, entras al baño y te entrego algo de ropa, vuelves para ayudarme a limpiar.

—Es un buen plan.

Y eso es lo que hacemos aunque es imposible conseguir en mi ropa algo que le quede a una mujer que es más baja que yo y de complexión mucho más delgada, pero algo tiene que servir y por algo me refiero a una camisa de botones mangas largas y un pantalón de algodón con cordón que espero no termine en el suelo, también le llevo calcetines. Mientras ella se cambia, busco lo necesario para limpiar y comienzo con el mesón retirando en primer lugar todo lo que usó y la batidora.

Cuando estoy limpiando el mesón y estoy pensando muy seriamente que arda adrede para no ayudarme a limpiar, Allen reaparece y dejo de limpiar porque noto que se olvidó de ponerse algo de lo que le di: el pantalón de algodón.

— ¿Qué pasa con el pantalón? —pregunto cuando se hace evidente que mi mirada mágicamente no hará aparecer en su cuerpo dicha prenda.

—Me quedaba ridículo y lo arrastraba, podía terminar cayéndome y lastimándome, pero la camisa está bien, cómo un sexy vestido. Me gusta.

Sí, entiendo el concepto del sexy vestido porque en primer lugar le queda por debajo del muslo, se subió las mangas hasta los codos y los tres primeros botones están desabrochados dejando un escote sobre sus pechos. Las piernas se le ven kilométricas y toda la cosa de los calcetines la hace ver incluso hogareña, cómoda, cómo si no fuese la primera vez que nos reunimos de manera premeditada. Y ese no era el plan, no es el plan, no puede ser el plan.

Porque se supone aquí no pasa nada.

— ¿Lo ves? Es sexy, casual, cómodo, podría estar en tendencia —continúa y da una vuelta con lentitud, dándome la oportunidad de verla, de realmente hacerlo.

No respondo y hace lo que menos espero: hace una entrada cómo si el espacio entre el marco de la entrada de la cocina hasta donde estoy, fuese una pasarela. Modela, verdaderamente lo hace.

Endereza la espalda, alza la barbilla, entrecierra los ojos y sus labios se abren un poco mientras con mi camisa, unos calcetines y sin maquillaje camina cómo si estuviese vistiendo un millón de libras y fuese la semana de la moda en algún lugar. Me impresiona, tengo que admitirlo, incluso admitiré que me cautiva y me hace seguirla con la mirada.

En silencio la observo hacer el corto trayecto y entiendo por qué es una modelo tan reconocida y demandada, hizo que algo bastante simple pareciera lo último en tendencia, impresionante.

Cuando se detiene frente a mí, todavía tiene la mirada intensa y misteriosa, la actitud altiva y segura, pero al final sonríe y relaja los hombros en una posición mucho más casual.

— ¿Y bien? —pregunta.

— ¿Y bien qué?

—Te di gratis una pasarela, al menos espero la hayas disfrutado y me perdones por el desastre.

—Te perdonaré cuando me ayudes a limpiar —Le respondo saliendo de mi trance y enarca una ceja esperando por más—. De acuerdo, me impresionaste hace unos segundos, lo admito. Y la cosa de la mirada...

—Mirada de tigresa empoderada —dice haciéndola de nuevo y sonrío.

—Es hipnótica.

—Por eso Loraine ama que la use siempre, todos la aman.

—Me gusta, pero también me gustan tus miradas naturales y no preparadas.

—Qué bueno escucharte admitir que te gustan cosas de mí ¿Qué más te gusta? Estaré encantada de escucharte y luego decirte qué cosas me gustan de ti.

Mi vida no era tranquila antes de que ella apareciera, pero de alguna manera ella la está haciendo incluso más agitada en un lapso de tiempo muy corto porque apenas si nos estamos conociendo ¿Qué se supone que me espera?

No se ve avergonzada o tímida sobre sus palabras, de hecho, su sonrisa es desafiante y su mirada curiosa. Fui demasiado ingenuo pensando que podíamos tener una cena normal, de amigos o conocidos compartiendo un breve momento.

El timbre del apartamento suena y siento que llegó en el momento justo antes de que las cosas se desviaran entre nosotros, cosa que ha sucedido toda la noche con las frases de doble sentido, hablar de cosas privadas y ahora con mi camisa sobre ella.

—Esa es la comida, por favor ve por ella y luego vuelve. No te salvas de limpiar —Le advierto, extinguiendo el aire denso entre nosotros de hace unos instantes—. Ya la pagué, solo falta propina y en...

—Yo me encargo de la propina —asegura saliendo de la cocina— ¡Y claro que te ayudaré a limpiar!

Teniendo en cuenta que me queda poco para terminar con el mesón, dudo que quede mucho con lo que ayudarme. Contento con el resultado de mi limpieza, me preparo para limpiar el suelo cuando lo escucho:

—Jodidamente estoy soñando ¿Rubia, estamos soñando?

—No, no estamos soñando. Parece que papi Max tiene una fiesta.

Maldita sea. No puede ser.

No ellos.



Holisss, paso rápido porque el sueño es grande. Si el capítulo tiene errores, disculpen. 

Redes: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top