Capítulo Veintinueve
Capítulo veintinueve.
Meredith Allen.
25 de mayo, 2016.
—¿Preparada para París? —Me pregunta Loraine mientras un estilista se encarga de cortarme las puntas del cabello y dar más volumen a mis rizos con el corte.
—Lo estoy, me gustan las marcas con las que estaré colaborando y en cierta manera allá encuentro que son incluso menos invasivos que aquí.
Y no miento, me han encantado las veces que he trabajado en Francia con marcas de alta costura, pasarelas, semanas de la moda y trabajos editoriales, estoy entusiasmada sobre repetir experiencias y vivir otras nuevas, pero también estoy nerviosa y se me aprieta el estómago cuando asimilo que me iré, porque por primera vez estoy dejando personas atrás: amigos y a mi Maximiliano.
Desde un principio se estableció que era temporal, sin embargo, eso no hace agrio saber que dentro de poco ese vínculo se rompe. Sé que no desaparecemos de la vida del otro, incluso presiento que seguiremos hablando porque él siempre deja en claro que aparte es mi amigo y me hizo saber que no me olvidará, pero no es lo mismo. Las cosas que hacemos ahora, y no solo el sexo, no lo haremos más. Él podría conocer a alguien más, yo también y supongo que poco a poco dos personas que fueron amantes pueden convertirse en extraños.
—Ellos también están felices de volver a trabajar contigo —Me saca Loraine de mis pensamientos.
—Recuérdame cuándo saldría mi vuelo.
—Veinticinco de junio...
Y procede a decirme el orden de mi agenda en Francia aun sabiendo que no lo voy a recordar. Mi teléfono vibra y un rápido vistazo me hace saber que es mi tía, pero no respondo porque no quiero que el estilista lo escuche, por lo que espero a que termine y tras dejarlo con Loraine me alejo para devolverle la llamada a tía Rochelle.
—Hola, tía —digo con calma.
Hemos tenido pocas llamadas desde que estuve en Los Ángeles, pero de alguna manera pese a que son llamadas tensas e incomodas, ahora parecen más naturales teniendo en cuenta que ella ya no finge que soy su persona favorita y que yo ya no me quedo callada ni soy manipulada con tanta facilidad.
—Hola, Meredith, aquí en mi casa estuvo el vagabundo y bueno para nada de tu padre.
—¿Lo hizo?
Sé que Alfredo, mi padre, ha estado yendo a sus reuniones de narcóticos y alcohólicos anónimos, que va religiosamente a sus misas porque genuinamente ha incursionado en la religión, que está trabajando en un negocio de carpintería y no está lastimando a nadie. También me gusta pensar que todavía espera a que me sienta lista.
Muchas veces pienso en él y ahora no solo en lo malo, es cómo si ya no tuviese miedo en pensar en él cómo una persona que cometió muchos errores, que estaba enfermo y perdido, no le quito las responsabilidades de sus errores y mi infancia dura, pero de alguna manera poco a poco puedo ir desdibujando el monstruo que vi en mi cabeza durante tantos años. Espero algún día sentirme lo suficiente lista.
—Sí ¿Y sabes por qué lo hace? Porque se cree con el derecho, porque le das ese maldito poder.
»¡Me agredió, Meredith! ¿Acaso olvidas que ese hombre es un asesino con todas sus letras? Si mi hermana no hubiese muerto por su vida promiscua, estoy segura de que él la hubiese asesinado...
Despego el teléfono de mi oreja y simplemente cuelgo, con el estómago revuelto por sus palabras dirigidas tanto hacia Alfredo cómo a mi madre.
«—¿Qué tanto me amas, Mary Alena?
—Lo suficiente para siempre llevarte conmigo, mami.»
De manera distraída me llevo una mano al pecho cómo si pudiese acariciarme el corazón. Alfredo no habría asesinado a mamá, la amaba, era su vida e incluso cuando peleaban nunca fue cruel con sus palabras más de las cosas que mutuamente se llegaron a decir, cuando supo que ella era infiel prefirió beber y fingir no saber. Y mamá no era una promiscua, ella buscó la salida equivocada, pero su corazón solo fue de papá y luego de ese hombre que no la valoró y que la contagió.
Odio que tía Rochelle diga esas cosas y tal vez eso es lo que me incita a marcarle nuevamente queriendo hablar.
—¡Ja! ¿Así que luego de tus groserías quieres continuar...?
—Haz silencio —Le exijo y creo que la toma con tanta sorpresa que lo hace—. Nunca vuelvas a referirte a mi madre cómo una promiscua ni nada despectivo, no tienes derecho a juzgarla y no estuviste con nosotras para saber algo sobre su vida, ambas sabemos que careces de empatía.
—Meredith no te permito...
—Tampoco irás por la vida estableciendo que mi padre la habría asesinado, finges que sabes demasiado sobre lo que fue nuestra vida, pero no es cierto porque nunca te interesamos. Desterraste a tu hermana y solo volviste por mí porque básicamente te rogaron y necesitabas a alguien que cuidara de tus expectativas de servidumbre.
»Y no mientras, tía Rochelle, ambas sabemos que Alfredo no te agredió, si fue a tu casa sería para exigirte o hacer reclamos sobre lo que no dices, pero no te puso ni un solo dedo encima.
—¿Cómo puedes llamarme mentirosa? ¿Creer en él? Ni siquiera lo conoces.
—Tampoco te conozco a ti, nunca me dejaste hacerlo.
—No digas tonterías.
—Última advertencia, deja a Alfredo tranquilo y no me llames para estas tonterías que si quieres seguir con tu estilo de vida caro necesito enfocarme en mi trabajo y no en cosas como estas. Si te sobra tanto el tiempo libre para intentar sembrar este caos, utilízalo en algo útil cómo trabajo o producir algo —Tomo un respiro—. Ten buen día, tía Rochelle. Adiós.
Cuelgo de nuevo y tomo profundos respiros antes de reír por lo bajo porque se sintió cómo otro paso y ¡Dios! Se siente bien, poco a poco mi miedo va diluyéndose y aunque siempre me sentiré agradecida, comienzo a aprender a desprenderme de la agria costumbre de soportar desplantes ante la necesidad de creer que le debo. Poco a poco lo iré logrando, estoy viendo finalmente, después de años, las cadenas irse aflojando y algún día ya no estarán atándome, las dejaré ir.
—¿Todo bien, Allen? —Me pregunta Loraine y volteo a verla con una sonrisa.
—Me siento muy bien, Loraine.
—Eso es bueno —alza el pulgar hacia mí sonriendo y yo rio de nuevo.
***
5 de junio, 2016.
—Así que esta es tu idea de cita —dice Maximiliano en tanto aplico algo de iluminador en sus pómulos para destacar ese apuesto rostro que lo bendice.
En lugar de responder, me inclino dándole un suave beso en la boca, pero no pudiendo resistirme incluyo algo de lengua en tanto una de sus manos se cuela debajo de mi vestido, acariciándome el trasero desnudo mientras nos besamos.
—Ya, yo no beso a mis estilistas cuando me arreglan.
—Más te vale no hacerlo —Me pellizca una nalga y doy un respingo escuchándolo reír en voz baja.
—Abre un poco la boca, voy a aplicarte bálsamo.
Lo hace y no puedo evitar darle otro beso antes de hacer lo que he dicho y ¡Listo! No es que Maximiliano necesite maquillaje para recalcar su belleza, pero debido a que quiero capturar fotos perfectas y que quería jugar con él, lo he hecho y él no se ha quejado.
Una vez más hemos encontrado tiempo para vernos y hacer algo más que follar deliciosamente y esta vez he sido la encargada de organizar qué haríamos que no ameritara que llamáramos la atención, así que tras hablar con el fotógrafo que había trabajado anoche, me había ayudado a conseguir alquilar este lugar y el equipo necesario para hacer lo que quería y no, no es un video sexual.
—Arriba —Le pido— y sácate el abrigo.
Lo hace, dejándolo sobre la silla en dónde se encontraba y siguiéndome hacia una banca con las cortinas de fondo blanco. Antes de que pueda sentarse, subo las mangas largas de su camisa color tinto y desabrocho tres de sus botones revelando parte del vello sobre su pecho. Es una especie de muñeco dejándose guiar cuando lo hago sentarse, viéndome en todo momento.
—Creo que sin zapatos —digo de manera pensativa antes de agacharme y comenzar a sacárselos.
—Deja que lo haga.
—No, creo que este es un movimiento sexy —señalo, sacándole los zapatos y luego los calcetines.
Le doy un suave apretón al muso envuelto en jean negro antes de ponerme de pie y ahora posicionarlo. Las piernas abiertas, el codo sobre la piernas y apoyando la barbilla sobre la mano.
—Mi sueño —suspiro, retrocediendo y encendiendo los reflectores que por un momento parecen aturdirlo—. Lo siento.
Tomo la cámara del trípode. No soy una gran fotógrafa, más una aficionada, pero creo que hago un trabajo bueno y en vista de que estas fotos son para mí, sé que lo disfrutaré.
—Dame una mirada seductora, eres experto en eso.
Hago clic y se ve tenso, claramente no está acostumbrado a ser el foco de atención, así que decido optar por otra táctica.
—Veme cómo si con tu mirada pudieras desnudarme.
—Oh, eso es fácil.
Y lo hace ¡Maldita sea! Es realmente caliente, tanto que siento un poco de calor mientras me muevo haciendo clic. Su mirada me sigue y cuando sonríe ante mi pose ridícula en el suelo para conseguir un buen ángulo, consigo capturar una foto que valdría millones.
—Ubica una mano detrás de ti, apoyándote y que la otra cuelgue muy cerca entre tus piernas... Eso, muy bien, Maximiliano.
Siento que armaré un álbum completo de este hombre porque no hay manera de que pueda eliminar alguna foto, mucho menos cuando comienza a soltarse y consigo capturar poses naturales y otras elaboradas. Cuando chequea la hora en su reloj costoso, logro capturar la imagen de un empresario caliente, playboy que sacude la cama y te roba el corazón.
Me deja jugar a la fotógrafa por aproximadamente una hora antes de que suspire y haga una mueca, lo que tomo como mi señal de parar.
—No puedo creer que hagas esto durante horas, es tan agotador y ese reflector se siente cómo estar muy cerca del sol —Se pasa una mano por el cabello—. No es tan divertido.
—Trabajar nunca ha sido sinónimo de diversión —Le hago saber conteniendo la risa.
Caminando hasta él, me siento a horcajadas sobre sus piernas, consiguiendo que sus brazos me envuelvan la cintura mientras veo las fotografías que he obtenido.
—Es una lástima que no te guste esto de ser modelo, porque incluso cuando soy una novata, he conseguido unas tomas impresionantes de tu belleza innegable ¡Oh, mira esta! Muy parecida a cuando me pides que haga algo durante el sexo —Paso una tras otra—. Sabía que saldrías increíble, solo hay que ver las fotos que te toman desprevenido que hay en internet, por algo te llaman papi Max en internet y no precisamente de una manera paternal.
—¿Por qué querías hacer esto? ¿Qué harás con esas fotos? —pregunta, quitándome la cámara y estirándose hacia atrás para capturar fotos de mí.
—Para tener recuerdos especiales tangibles de ti cuando me vaya —Confieso y deja de fotografiarme.
Pienso qué tanto puedo sincerarme sin volver las cosas incómodas o tristes.
—Sé que te voy a extrañar y aunque tengo fotos tuyas sacadas de internet, quiero unas que solo sean mías y con las que pueda recordar el momento en el que las capturé porque así me veías.
Bajo de su regazo y veo alrededor sabiendo que expuse suficiente. No lo veo, pero sé que se pone de pie y pasa de mí. Cuando volteo, lo veo ubicando la cámara en el trípode.
—Tomemos varias fotos de nosotros —dice sonriéndome y le devuelvo el gesto.
—Eso me encantaría.
Y cómo traigo maquillaje sé que no saldré pálida y desastrosa a su lado debido a los reflectores. Activa el temporizador y así comenzamos a tomarnos fotos que nos tienen sonriendo, riendo y en última instancia besándonos. Cuando terminamos, nos sentamos en el suelo a ver los resultados y tengo que admitir que me hace sentir cálida el hecho que se quiere quedarse varias de las fotos, también quiere recordarme.
No puedo creer que los días se nos escapan, que la despedida cada vez se encuentra más cerca.
Tampoco puedo creer que cuánto lo quiero.
—Si algún día te tomas unos días libres —Le digo viendo aun hacia la pantalla de la cámara—. Me encantaría que me visitaras, siempre estaré feliz de verte en dónde sea que esté.
Me planta un beso en el cuello y tira de uno de mis rizos.
—Si eso llegara a suceder, lo haría —Hace una pausa—. También puedes visitarme...Aunque tendrías que estar corriendo conmigo de un lado a otro y eso podría no ser divertido.
—Aun así te visitaré —Le sonrío.
Y espero realmente poder hacerlo.
***
18 de junio, 2016.
—Hola, Kid —saludo cuando bajo del auto.
—Pero sí es Allen —Me sonríe con su sonrisa coqueta—. Qué dicha verte por nuestros territorios.
—He sido invitada —Le guiño un ojo antes de girarme al auto—. ¿Seguro que no quieres quedarte, Ray?
—Seguro, solo avísame cuando estés lista y vendré por ti. Loraine necesita que la lleve a un lugar y me aseguró que estás a salvo.
—Lo está —dice Kid acercándose—. Hay cómo diez guardaespaldas aquí, estamos todos. Está en buenas manos.
Ray asiente, me dice "diviértete" cómo un padre dejando a su hijo en casa de sus amigos y le arrojo un beso antes de girarme hacia Kid. Ahora, evaluándolo, me doy cuenta de que trae ropa casual: un jean roto en las rodillas y un suéter de lana ajustado que deja bastante claro que está bueno, es muy diferente al traje negro que usa mayormente o la ropa negra en general que lo hace ver inaccesible.
—¿Hoy es tu día de vístete cómo quieras en el trabajo?
—Algo así —Me responde sonriendo, caminando a mi lado cuando comienzo a hacerlo.
—Debes de saber en dónde se encuentran Dex y Doug, ellos me invitaron, querían que viera algo sobre una canción ¡Cómo si supiera de eso!
—Ah, por eso estás aquí, sígueme, sé en dónde están.
Es la primera vez que estoy en donde BG.5 suele hacer sus grabaciones y ensayos, en donde Max también tiene una oficina, básicamente todo el edificio es ocupado por ellos, al que sí he ido varias veces e incluso tuve sexo ahí, es en donde se encuentra la oficina principal de Max y se suelen hacer reuniones.
Camino junto a Kid riendo ante la conversación tonta que se encuentra estableciendo, no me puedo creer que tontamente incluso establecí amistad con los guardaespaldas de BG.5, son más personas que extrañaré.
—Te voy a extrañar —confieso—, aparte extrañaré que cuando estamos en el gimnasio, a la misma hora, me ayudas con el peso muerto para trabajar en tener un súper culo como el tuyo.
—Estoy seguro de que nos volveremos a ver...O eso espero.
—También espero eso.
Justo cuando doblamos el próximo pasillo, encontramos a Maximiliano hablando por teléfono, no esperaba encontrarlo aquí, pero hacerlo me hace sonreír y cuando se da la vuelta y me ve, me da una pequeña sonrisa antes de responder lo que sea que le digan por teléfono.
Apresuro el paso y lo abrazo pese a que sigue en su conversación, escondiendo mi cabeza debajo de su cuello y aspirando su olor.
No quiero contar los días antes de que me vaya, pero sé que es exactamente una semana y siete días no se sienten suficiente.
Cuando termina de hablar por teléfono, con sus labios me acaricia la sien antes de verme sonriéndole.
—¿Por qué sonríes así cómo desquiciada?
—¡Oye! —Le doy un golpecito en el pecho antes de retroceder—. Solo estoy feliz de verte. Pensé que solo vería a Dexter y a Doug.
—¿Vienes a encontrarte con ellos?
—Sí, me invitaron y Kid me guio hasta aquí... —Veo alrededor—. ¿A dónde fue Kid?
Max entrecierra los ojos hacia mí con sospecha.
—¡Es verdad! Fui invitada y no tramo nada.
—Veamos qué quieren esos dos desastrosos contigo —murmura.
Se voltea y abre la puerta, indicándome que entre primero.
—¡Sorpresa! —gritan en coro haciéndome gritar y sobresaltándome, llevando una mano a mi pecho en donde late de prisa.
Me toma largos segundos asimilar lo que veo y entenderlo, pero la gran pancarta me dice mucho: ¡Te extrañaremos, mami Mer!
Hay globos en una decoración preciosa y hay tantas personas, todos sonriendo y haciendo ruidos, luego la mano de Maximiliano está sobre mi hombro.
Ni siquiera me doy cuenta de que estoy derramando lágrimas hasta que las saboreo cuando sonrío entendiendo que esta fiesta sorpresa es para mí.
—Ciertamente el plan no era hacerla llorar —comenta Ethan con una lata de cerveza en la mano y sonriéndome—, pero tal vez ella es sensible.
—O simplemente está feliz —Le dice Grace dándole un pequeño empujón.
—¿Estás feliz? —Me pregunta Hilary a la expectativa y asiento sin poder hablar aun.
—Entonces ¡Abrazos! —dice Doug viniendo hacia mí.
Me da un abrazo sumamente fuerte y cálido, levantándome del suelo y haciéndome reír cuando gira, es el primero porque luego hay abrazos de saludos y palabras dulces. Kid ríe cuando me dice que por eso trae ropa casual porque de hecho todos los guardaespaldas lo hacen.
No puedo controlar las lágrimas, es la primera vez en mi vida que me hacen una fiesta sorpresa y es la primera vez en mi vida que tengo una fiesta real con personas que me quieren y aprecian, personas a las que les importo y que no están aquí simplemente para salir en algún artículo.
El hecho de que sea una fiesta de despedida me hace saber que será la primera vez que me extrañen, que es la primera vez que al correr veré atrás y sentiré que dejo un pedazo de mi corazón, es la primera vez que en las alturas de un avión pensaré en las personas que quedan atrás, en las personas que me llevo en recuerdos.
También es la primera vez que genuinamente me siento parte de algo, de una familia y es una sensación hermosa que no alcanzo a poder describir.
No puedo describirlo cuando Andrew riendo me pone collares coloridos, cuando Elanese me coloca una corona y Dexter me entrega un trago en un vaso decorado con mi nombre, no cuando Ethan me dice que debido a que le caigo bien podré salir en su próximo vídeo musical si quiero y no cuando Leslie me dice que vuelva alguna vez para que conozca a su bebé cuando nazca.
Y definitivamente no cuando sin importar que su familia nos vea, Maximiliano me abraza y me dice cuán hermosa me veo siendo feliz.
Las canciones suenan y bailo, también rio mucho y poso con cada persona que se quiere tomar una foto conmigo, me dejo grabar por Doug y sonrío enormemente cuando Harry habla conmigo y me cuenta cosas sobre su nuevo bebé.
En el pasado intenté imaginar muchas veces lo que se sentía pertenecer a un lugar, sentirte parte de una familia y sentirte amada, y aquí en Londres finalmente conozco y vivo lo que es, ahora entiendo por qué no podía imaginarlo: la magnitud de la emoción es tan grande que no creo que alguna vez hubiese logrado siquiera soñarlo.
Veo a Harry alzar su vaso y guiñarme un ojo antes de hablar:
—Eres la integrante inesperada y sorpresa de esta familia, pero estamos felices de que seas parte. Todos te extrañaremos de alguna forma y aunque aún no subes a ese avión ya te echamos de menos. Vuelve pronto y si alguna vez coincidimos en alguna ciudad no dudes que querremos verte —Hace una pausa—. Lo bueno de ser familia es que la distancia no importa, mientras nuestros corazones latan estaremos juntos. Gracias por ser parte de la familia, Allen.
—También me llamo Mary Alena —digo, sonriendo entre lágrimas y alzando el vaso hacia él.
—Jodidamente te extrañaremos, Allen, Mary Alena —dice Dexter alzando su vaso—. Por ti.
Estoy segura de que tengo los ojos hinchados y el rostro sonrojado de tantas lágrimas, pero es uno de mis momentos favoritos de todo lo que ha sido mi vida hasta ahora.
***
25 de junio, 2016.
Pienso en el cumpleaños número treinta y seis de Maximiliano que se celebró el veintiuno de junio, en su alegría, el cómo Doug sin querer arrojó el pastel al suelo haciendo que Dexter hiciera un berrinche, las risas, los bombones de chocolate que le regalé junto al masaje que le di durante la noche antes de que ambos sudáramos y gimiéramos.
Luego pienso en anoche, mantengo la sensación de sus manos sobre mí, durante la madrugada; de sus besos, las sonrisas, los susurros y el cómo se sentía dentro de mí. También recuerdo sus abrazos, las risas y la manera en la que en algún momento me llamó estúpida.
También lloré cuando finalmente hablamos de mi papá, sin guardarme nada, sobre mis miedos y sobre cómo poco a poco me libero de mi tía. Él, por primera vez, me habló completamente de su mamá, del dolor de la pérdida, la sensación de culpa y sobre extrañarla, sobre la incertidumbre sobre del nuevo álbum de BG.5 y el orgullo del tipo de hombres en los que se han convertido.
Y entonces, cuando amaneció y debíamos ponernos en marcha, una vez más lo sentí dentro de mí para una hora después tener que subir a autos separados y antes de subir a mi auto, lo llamé y sonreí antes de decirle:
—Lo recuerdo, ya recordé lo que te dije y sí te quiero.
Necesariamente no me respondió con palabras, pero sonrío y me besó antes de que fuera en la dirección opuesta.
—Ya casi aterrizaremos —Me dice Loraine sacándome de mis pensamientos y sonrío viendo los paisajes de París desde la altura.
Ya no tengo novio temporal.
Ya no estoy en Londres.
Pero sí tengo recuerdos y momentos que me tienen sonriendo y evitan que llore.
Londres fue mi hogar. Es mi hogar incluso si no es ahí en dónde me quedé ni en donde estoy.
Holissss, espero se encuentre bien y teniendo un buen primer mes del año.
Bueno, creo que todos éramos conscientes de que este momento llegaría o al menos eso pensé yo. Veamos cómo continúan estos dos con sus vidas después de todo lo que vivieron y siendo las personas que son ahora.
Redes sociales:
Instagram/ Tiktok/Younow: DarlisStefany
Twitter: Darlis_Steff
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top