Capítulo Uno




Capítulo uno.

Meredith Allen.


5 de enero, 2016.

El mundo está de cabeza...De acuerdo, eso no es cierto. Yo estoy de cabeza.

Me mantengo con las piernas apoyadas contra la pared, parada sobre mis manos mientras el teléfono del apartamento suena, suena...Y suena otro poco más. Pocas personas me llaman al teléfono local y no quiero hablar con ninguna de ellas en este momento, así que dejo que el buzón de mensajes haga lo suyo mientras me mantengo parada de manos contra la pared.

— ¡Medieeeee! —Sí, es bueno no haber contestado—. ¿Cuándo vuelves aquí? ¡Sí parece que te fuiste a vivir toda una vida a ese lugar frío, triste y gris! —Ella suspira de manera teatral—. No puedo creer que pasaras navidad y año nuevo sola, pobrecita, pero no te preocupes, estoy viendo boletos aéreos para...

— ¡Mierda, no!

Casi me parto la cabeza saliendo de mi ejercicio y corro hacia el teléfono golpeando el pie con la esquina del sofá ¡Duele cómo un maldito demonio! Pero logro contestar antes de que finalice la llamada y haga algo cómo comprar un boleto y venir aquí.

—Tía... —digo con la respiración agitada—. Lo siento, recién llego a casa de trotar.

—Oh, hola sobrina de mi vida —dice de manera melosa—. Estoy pensando en ir a Londres si no vienes en dos semanas.

—No puedo ir, tengo contratos que cumplir —No es una mentira totalmente— y no tienes que venir, eso sería muy incómodo para ti, no tienes que hacerlo.

— ¿Pero quién te dará amor?

Claramente ella no será porque el único amor que recibo es cuando me desprendo de dinero y se lo doy, que es básicamente la razón por la que quiere que vuelva o por la que quiere venir.

—Estoy bien, tía Rochelle ¿Cómo estás?

Ella comienza a hablar sobre cuántas dolencias ha tenido, arreglos que tiene que hacer a la casa que le compré en perfectas condiciones y añade un poco de "no hay día en el que no agradezca mi bondad de haberte sacado de ese lugar". Es tan típico que en lugar de sentir una espina, solo se siente cómo un rasguño que tapo muy bien con una tirita.

—Tantos gastos, Medie. Debo ver qué hago porque no abusaría de tu amabilidad, debo resolver mis problemas de la manera en los que resolví cuando me hice cargo de ti.

Aprieto el teléfono con fuerza y cuento hasta diez antes de poder responderle.

—No es una molestia, tía, tú me ayudaste cuando lo necesité, no me pesa hacer lo mismo por ti ¿Cuánto necesitas?

Escucho una cifra que es más elevada de lo que los gastos de los supuestos daños necesitan, pero cuando se trata de la tía Rochelle me callo porque me da vergüenza negarle algo a la mujer que me sacó de una horrible situación y se hizo cargo de mí. Es un sentimiento de deuda que no me he podido quitar y muchas veces me hace llorar.

—Te lo transferiré a tu cuenta hoy mismo. Tía no trates de venir, no te gustará este lugar. Iré cuando termine mis proyectos aquí en Londres ¿De acuerdo?

—Aquí en Estados Unidos tienes mejores oportunidades que ese horrible lugar frío, incluso París es mucho mejor. Haz que tu representante se encargue de traerte de vuelta —suspira de nuevo— y Meddie, vi tu última publicación, te ves con un par de kilos de más y algunos comentarios lo confirman, tienes que cuidarte, nena, la belleza se estropea.

De nuevo hago un conteo y agrego un "no la escuches" "estás bien" "no leas los comentarios maliciosos" "no escuches las palabras hirientes" ese es mi mantra desde que estoy expuesta a la crítica publica donde nunca a todos les voy a gustar y donde siempre habrán comentarios crueles.

—Trabajaré en ello, tía Rochelle.

—Lo digo por tu bien, las modelos gordas no se cotizan y hemos trabajado mucho en tu éxito.

"Hemos trabajado mucho" se traduce a un verdadero: he sido explotada demasiado. La escucho otros pocos minutos más y cuando la llamada finaliza me encuentro respirando aliviada de haber esquivado su visita.

Camino hasta el sofá y tomo mi teléfono ante de acostarme, el pedido para mi agente y gran amiga Loraine es claro: consígueme más trabajo que me mantenga por más tiempo lejos de Estados Unidos.

Tomando el control remoto del televisor, me acuesto de nuevo navegando por los canales. Llego a un programa de chismes que no debo ver porque justamente están hablando de mí y de cómo mis muslos se ven más "gordos" según los espectadores, otros aseguran que hay demasiado retoques y yo solo me giro dándole la espalda al televisor mientras me hago un ovillo.

—No los escuches, estás bien. No escuches palabras hirientes —susurro.

Pero es tarde porque eso activa los recuerdos sobre una inservible, inútil, fea, esquelética, maldición y alguien a la que "ni siquiera puedo vender por unos cuántos dolores" "la peor desgracia que me dejaron".

Mi nombre deja de ser dicho en el televisor, pero gimo de manera penosa cuando escucho el de Dallas Meyer, mi exnovio. Me volteo viendo su atractiva presencia en la pantalla y tras mostrarle el dedo medio cómo si pudiese verme, paso de canal escuchando a BG.5 sonar.

Eso está mejor.

Mi teléfono suena y asustada pienso que la tía Rochelle viene por un segundo ataque, pero en mi móvil personal, sin embargo, se trata de Loraine.

—Pensé que eras tía Rochelle, sentí verdadero miedo.

—Qué el cielo me libre de las energías de una aprovechadora —dice y apuesto a que se estremece—. Allen debes conciliar todas tus emociones sobre temer a tu tía o sobre su manipulación, estás en el mejor momento de tu carrera y no dejan de llegar grandes ofertas en Estados Unidos que rechazas por estar lejos de ella.

Tiene razón y lo sé. Hace ocho meses estuve cuatro meses en España con la excusa de trabajo, pero era más un caso de mí poniendo distancia de mi tía, lo logré por casi cinco meses y luego estuve un mes en Alemania. Hace un mes llegué a Londres  luego de que me pidieran representar una importante marca de moda y el plan hasta ahora es llenarme de trabajo que me den razones para quedarme aquí.

—Me gusta Londres —Eso es muy cierto—, las campañas aquí son muy buenas y bien pagadas. Quiero estar aquí por un tiempo.

—Está bien, así que conseguí otra campaña ¿No crees que han sido demasiadas? Tienes una agenda repleta de compromisos, es demasiado.

—Puedo con ello, háblame de esto nuevo.

—Una publicidad sobre un perfume con Kurth Johnson.

— ¡Ufs! Kurt es un gran talento y un gran visual, también he escuchado que es muy profesional.

— ¿Estás al tanto de su entrevista sobre acoso sexual, verdad?

—Sí, acuérdate que lo compartí. Admiro su tenacidad y la manera en la que lo abordó. Apúntame para ello, acepta.

—No te he dicho el precio.

Para este punto ya no me intereso en si puedo sacar más o si es poco, lo cual solo debería alarmarme porque tal vez estoy dejando a mi tía oscurecerme esto. Pregunto por el precio y cuando ella me dice que puede negociar más, ya creo que es demasiado dinero, afirmo estando de acuerdo.

Loraine no siempre fue mi agente, desde que tenía casi dieciséis años mi tía contrató a alguien que si bien me abrió paso en la industria de la moda, también era bueno tomando dinero y dándole aún más a mi tía. Loraine Stevens apareció en una noche de llanto en una banca, en donde yo estaba ocultándome con un ridículo disfraz y estaba ebria. Hablé sobre mi agente robándome, mi tía usándome y lo cansada que estaba.

Tenía casi veinte años, hacía un mes había dejado la facultad de ingeniería por insistencia de mi tía, había terminado de aceptar que los horarios no me daban y no estaba rindiendo bien pese a ser una buena estudiante.

Siempre quise ser una ingeniero, lo de ser modelo no fue mi decisión, pero cómo persona agradecida temerosa de ser arrojada a la calle, acepté un sueño que inicialmente no era mío y que luego me deslumbró.

Y aquí estamos años después, una agente que no me roba, que me escucha y me acompaña en cada aventura de "me estoy volviendo loca, huyamos de tía Rochelle".

—Estoy bien con ello —bostezo—. ¿A qué hora debo estar en las oficinas de la revista?

—En tres horas, lo siento, pero no tienes tiempo para dormir, tienes el sueño demasiado pesado...

—Y me hincho cómo un globo cuando tomó una siesta —agrego mientras lucho contra otro bostezo—. ¿Pasarás por mí o seguridad me lleva?

—Seguridad te lleva. Recuerda, esta entrevista es sobre tu pequeña aparición en la serie, lo ven cómo un debut...

—Solo digo diez líneas y no estoy interesada en ser actriz —No puedo evitar decir.

—Pero ya sabes cómo funciona ¿Qué dirás?

"La verdad es que esta oportunidad llegó cuando menos lo esperaba, estoy honrada y agradecida por ello. Actuar siempre fue algo que me causó curiosidad, pero a lo que no me atrevía a incursionar. Espero disfruten de este trabajo hecho con amor, creo que esto podría gustarme ¿Eh? Pero soy consciente de cuánta preparación requiere, no lo descarto en un futuro" sonrisa,  guiño y mirada penetrante de ojos entrecerrados a la cámara —Lo último que digo la hace reír.

—Muy bien, tratemos de que la mirada no sea tan profunda.

—Oh, entonces ¿Quieres una mirada de gatito, pero no una de una tigresa empoderada?

Ahora eso la tiene riendo y yo sonrío, esta vez no logro reprimir el bostezo y lo hago de manera escandalosa. Con una despedida rápida y una advertencia de "no te acuestes" porque todos saben que si lo hago no despierto de manera fácil, nos despedimos.

Veo la televisión pregúntame por qué BG.5 sigue sonando y me doy cuenta de que se trata de un especial de la banda. Justo de manera dramática se lee un "el éxito detrás de BG.5". Claramente es un especial grabado hace un par de años, porque la cantidad de prensa rosa me hace saber muchas cosas y esta información no ha actualizado que dos de ellos están casados.

La pregunta general es "¿Dónde crees que está el éxito de BG.5?" Y las respuestas vienen de manera individual, de esa manera en donde parecen estar en una habitación o algo así de escandaloso y teatral.

—Papi Max —responde el rubio actualmente casado.

—En nuestro increíble representante: Max Greene —asegura el señor ojos azules.

— ¡Papi Max! —responde riendo Dexter—. Ese hombre ha hecho tanto por BG.5, sin él no estaríamos aquí. ¡Es el mejor!

—El éxito de BG.5 empieza en la primera persona que creyó en nosotros: Max —responde el otro rubio que sé es Andrew Wood.

—Maximiliano Greene hizo posible todo este éxito —concluye con una pequeña sonrisa Ethan.

¡Vaya! Si Loraine no fuese tan buena y la amara, me robaría al representante de BG.5, que poderoso lo hacen sonar.

***

10 de enero, 2016.

—Mira más a la cámara, encorva la espalda, contrae el abdomen y levanta un poco el pie...Eso, Meredith, así es...Dame una mirada desafiante.

Le puedo dar miles porque estoy hambrienta, cansada y con sueño. No me explico cómo consigo mantener los ojos abiertos. La ropa es muy incómoda y un alfiler me está pinchando en la espalda.

Las modelos nos vemos bonitas e inalcanzables en fotos, pero esto es rudo. Las horas de sesiones fotográficas, el cansancio, el hambre, la ropa incómoda, los flashes cegadores y muchas personas sobre ti exigiéndote todo o más de lo que puedes dar.

Los pies me arden y mis talones claman un descanso luego de unos zapatos de tacones kilométricos que he estado usando durante cinco horas en esta sesión fotográfica con diferentes cambios de vestuario y maquillaje para la edición de febrero de una importante revista. El estómago me suena y los ojos me lagrimean con cansancio.

Cuando una lágrima logra escaparse de mis ojos irritados, un par de personas corren hacia mí a retocarme el maquillaje, echarme gotas que alivien la irritación y verificar que no colapsaré, algunos preguntan si estoy bien y respondo lo que se espera de mí: "lo estoy" porque decir lo contrario conllevaría a rumores de mí actuando cómo una diva o siendo poco profesional. Retoman la sesión de fotos de nuevo durante una hora que se me hace eterna y en dónde pienso que de verdad podría colapsar, cuando anuncian que terminaron siento que mis plegarias han sido escuchadas.

Camino hacia el cuarto de vestuario que me han asignado y me ayudan a sacar los alfileres pinchándome más en el proceso, quedando en topless y una tanga minúscula necesaria para el vestuario que llevaba me siento más ligera y menos cercana a una muerte dramática por exceso de trabajo.

—Disculpa ¿Sabes en dónde está mi ropa? —pregunto con amabilidad.

Incluso si tengo un mal día siempre soy amable porque una mirada malinterpretada puede significar una ola de odio por un malentendido, he aprendido tanto durante estos años que todo me parece natural lo cual es un poco triste.

Tras la respuesta negativa a mi pregunta me doy cuenta de que si no como algo muy bien podría desmayarme y si Loraine – quien se encuentra en una reunión – descubre que no me dieron comida para tener el estómago plano, se volverá loca. Así que tomo un abrigo prestado y no encontrando tampoco mis zapatos, hago un gran sacrificio dejándome los horriblemente altos zapatos de tacón. Un rápido vistazo en el espejo me hace esbozar una mueca ¡A veces no entiendo a la moda y eso que trabajo en esta industria! El maquillaje también tendrá que quedarse, al menos mi bolso dentro de un casillero con la clave que puse, se encuentra ahí lo que me permite tomar el poco dinero en efectivo que traigo conmigo y no usar una extravagante tarjeta para gastar unas pocas libras.

Debería comer algo ligero y libre de grasa, pero mi mente y estomago quieren otra cosa y hoy no tengo fuerza ni voluntad para luchar contra ello. Es el momento de pecar e ignorar la culpa o esconder... ¡Espera! La única que podría enterarse es Loraine y ella jamás me reprime con la comida, el problema son los demás: mi agencia, los asesores, mi tía, algunos grandes peces que me contratan para que los represente... En fin, que no tienen por qué enterarse.

Un poco entusiasmada por la promesa de una comida grasienta, pero moribunda por el hambre feroz, logro escabullirme fuera del lugar sin que se den cuenta y cuando doy un paso afuera de las instalaciones me estremezco por el frío, así que camino a paso apresurado con los súper tacones a la camioneta que conduce mi equipo de seguridad y suspiro de alivio al cerrar la puerta detrás de mí.

Qué bien se siente la calefacción. Deseo comer, ir a casa y descansar, pero sé que eso será difícil. Tendré que conformarme con cumplir uno de esos tres deseos: comer.

—Ray ¿Qué te parece ir por pizza? Siento que me desmayaré del hambre —Me acaricio el estómago que no deja de sonarme—. Casi creería que hay un bebé en mi interior clamando que lo alimente "mamá, estoy aquí, aliméntame" —suspiro teatralmente y finjo una mirada maternal—. Tranquilo, chiquitito, ya te alimentaré.

— ¿Quién eres y por qué subiste a este auto?

— ¿Cómo qué...? —Miro al frente y ese no es Ray.

Un hombre bastante guapo, de cabello castaño ondulado, tez clara, algo de barba y ojos azules claros acercándose al gris me ve con desconcierto y el ceño fruncido, parece enfadado mientras espera una respuesta. Lo veo un poco sorprendida porque la cosa del enfado debería hacerlo ver un poco feo, pero es innegablemente guapo, por suerte reacciono de mi estupor porque esta no será la primera ni última vez que vea a un hombre atractivo y además por lo absurdo de esta situación ¡La enfadada debería ser yo! Es mi auto o algo así ¿Qué hace él aquí? Guapo o no, necesita irse ahora mismo... Oh, mierda, éste no puede ser un acosador o algo así ¿Cierto? No sería la primera vez y siempre me asusta horriblemente porque no sé de lo que son capaces ¿En dónde está mi equipo de seguridad?

—Tengo gas pimienta —Le advierto metiendo la mano en el bolsillo de mi abrigo.

El gas pimienta de hecho está en mi bolso arriba, pero él no sabe eso y no debo demostrar miedo.

—Excelente dato, ahora baja de la camioneta, por favor. No obtendrás nada de la banda con esto, los perjudicas y no están aquí. Me haces perder el tiempo y hoy no tengo paciencia.

— ¿Qué banda? ¿Qué quieres? Bájate tú y tu dichosa impaciencia —Le respondo.

Él me da una larga mirada con los labios apretados, no está feliz, pero yo tampoco. Frunce el ceño viendo mi vestimenta y luego su mirada vuelve a mi rostro.  De repente me doy cuenta que llevar únicamente ropa interior debajo y tacones con los que sería un reto correr, no es lo adecuado para vestir en este momento. El hombre que ahora luce más enojado, abre la puerta de conductor en donde se encuentra sentado y luego aparece frente a mi puerta y la abre con brusquedad.

—Por favor, bájate. Esto no es agradable ni sensato —Todo lo que hago es verlo—. Llamaré a seguridad.

—Sí, llámalos porque claramente necesitan llevarte y alejarte. Vete o gritaré y te echaré gas pimienta en toda la cara.

—No voy a tocarte para que luego me acuses de algo malo, ha pasado antes y no funciona. Bájate del auto, ellos no están aquí y esto puede traerte problemas legales. Si te vas tranquilamente, no tomaremos acciones legales.

Los tipos sexys y atractivos también pueden resultar unos dementes. Miro alrededor y debido a que este es un lugar privado y bastante reservado sobre su ubicación, hay pocas personas, lo que me deja sin posibles ayudantes o rescatistas de este tipo de situaciones ¿En dónde está mi equipo de seguridad?

—Mira, no eres la primera fanática viniendo con intenciones. Sé que los amas, te agradecemos tu apoyo, pero hay una línea que no debe ser cruzada y debe respetarse su privacidad.

— ¿Ellos quiénes? ¡Dios mío! ¿Pero qué mierda es todo esto? Eres un auténtico hijo de perra loco.

— ¿Hijo de perra loco? —Se enoja más—. Bájate... Por favor.

¿Eh? ¿Me ha dicho por favor? Una vez más veo alrededor porque esta situación me supera, pero solo estamos nosotros en una situación confusa y de locos.

Saco el teléfono con rapidez y llamo Ray, porque es enorme y pateará el culo de este loco haciéndome pasar un momento francamente de locos y porque si la camioneta está aquí, debe de estar muy cerca. Ni siquiera lo regañaré por dejar las puertas desbloqueadas y alejarse tanto.

— ¿Ray? —Afirma a mi pregunta en respuesta— ¿En dónde estás? —No despego la vista del hombre por si hace un movimiento inesperado.

—La señorita Loraine necesitaba que la buscara rápidamente ¿Ya te desocupaste? Pregunté y me dijeron que tomaría más tiempo que terminaras —Creo que maldice por lo bajo—. Dime si necesito girar y le diré a la señorita Loraine que espere.

—No, no, estaré bien, ve por Loraine —El hombre frente a mí se está impacientando—. ¡Espera! ¿Quiere decir eso que te llevaste el auto?

—Por supuesto, señorita Lynch.

—Oh...Bueno...De acuerdo...Vuelve pronto.

Tragando e ignorando el sabor de la vergüenza así cómo mi hambre y cansancio, despliego una lenta sonrisa al sexy hombre enojado que espera a que baje de su camioneta. Con lentitud me muevo y bajo, me tambaleo en los tacones porque mis pies arden y duelen demasiado, así que me recargo de la puerta.

—No es lo que parece —Es lo primero que digo—. Mira, esto ha sido un malentendido. Pensé que era la camioneta de mi equipo de seguridad. Sé que me veo rara con los jodidos zapatos altos, el cabello recogido de manera rara con toda esta laca y el maquillaje extravagante, pero todo tiene una explicación, tal vez no veo cómo yo, pero soy yo y no soy una loca.

—Bien, lo entiendo. Problema olvidado —descarta pareciendo querer deshacerse de mí al cerrar la puerta con una fuera que me hace saltar, me ve de inmediato con arrepentimiento—. Lo siento, eso no fue adrede.

—Claro —Entrecierro los ojos hacia él—. Mira, lamento el malentendido, pero solo quería comer ¿De acuerdo? No sé dónde mierda está mi ropa, no me dieron comida para evitar que tuviera panza y parezco una extravagante mujer queriendo subir a la camioneta de alguien más ¡Solo quería una pizza! No tienes que ser grosero, ya dije que lo sentía.

—Y te dije que está bien, problema olvidado.

Mira esto, el estrés, el hambre y cansancio me hacen ver loca sentimental cuando sé sin duda alguna que lloraré sin razón que a él le parezca razonable, pero que para mí engloba arduas horas de trabajo con un estómago vacío, pinchazos y posiciones incómodas.

Por suerte me acuerdo de que soy una figura pública y que llorar frente a un extraño es lo último que debo hacer, no necesito fotos llenas de artículos falsos sobre mí y la razón por la que lloro, aunque con honestidad no hay nadie a nuestro alrededor, este lugar tal vez está demasiado oculto. Así que decido volver a las instalaciones, conseguir así sea una migaja de galleta y esperar a que vengan por mí.

Pero el plan se va al carajo en el momento en el que comienzo a avanzar y siento una pesadez en el abrigo, volteo y veo que la puerta tiene atrapada parte de la tela. Mi plan es volver y tirar, pero los malditos zapatos me hacen tambalear. Evito  caer al piso, lo que no evito es que esa cosa se abra con un rasgado que me llega hasta el alma.

En un momento estoy haciendo una salida triunfal y al siguiente siento un frío destroza huesos cuando me quedo básicamente desnuda en la calle.

Ambos estamos sorprendidos. Ambos bajamos la vista para confirmar que estoy en topless y ambos maldecimos con diferentes tonos.

— ¿Por qué a mí? ¿Por qué? —digo con enojo cubriéndome los pechos con las manos, pero él ya debe de haber notado que llevo un adorno en una de mis muchachas.

—Entra rápido.

Abre la puerta para mí con la misma rapidez con la que la abrió para correrme y una chaqueta me cae encima de la cabeza ante de que procese que se la ha quitado y me la ha dado para cubrirme.

Mascullando sobre odiar la vida, el maldito hambre y la inminente desgracia mientras le doy una breve mirada a la chaqueta antes de ponérmela. Estar en topless no es el problema, soy modelo y en pasarelas es normal desnudarse frente a otros mientras te cambian de vestuario o en sesiones fotográficas, además, este tipo debió haber visto muchas tetas en su vida, no sé si alguna con un piercing, pero bueno, nada se puede hacer. Lo que detesto es esta situación bochornosa de auto equivocado, abrigo rasgado y desnudez fuera de un ámbito necesariamente profesional.

Mi molestia también está en que si alguien lo fotografió, todo se verá mal, estaré en las noticias y seré agobiada cuando todo lo que quiero es mi maldito espacio, con ello mi tía aparecería haciendo un show que no necesito. Además de ello, la posibilidad de comer se hace cada vez más lejos y mi estómago gruñe por ello. Tengo tanta hambre que mi estómago sería capaz de comerse a sí mismo.

— ¿Ya? —pregunta el hombre enojado-amable desde el puesto del conductor, adelante.

—Ya —respondo y me paso el dorso de la mano debajo de los parpados dándome cuenta de que la humedad comienza a filtrarse.

Él voltea a verme y nuestras miradas se cruzan, parece sorprendido de verme derramar lágrimas del mismo modo en el que nota que de hecho el "ya" no era oficial porque apenas estoy cerrando los botones luego de medio limpiarme las lágrimas.

— ¿Qué pasa contigo y tu súper look? —me pregunta tras un largo silencio en el que ahora sí estoy totalmente cubierta.

—Es parte del trabajo —Tomo el pañuelo que me extiende—. ¿Vas preparado por si las personas lloran a tu alrededor?

—Los niños suelen llorar más de lo que crees y teniendo en cuenta que me rodeo de ellos, mejor estar preparado.

¿Es eso el indicio de lo que seguramente es una poderosa sonrisa? Seguramente. Este hombre es atractivo y sexy, pero es el aire poderoso, controlado y seguro lo que lo hace irradiar aún más sensualidad e intriga. Todo esto lo pienso mientras me limpio las lágrimas haciendo un desastre del maquillaje que de por sí ya era bastante raro, él sigue los movimientos con su mirada y enarca una ceja cuando suspiro.

—Entonces... ¿Tu trabajo?

—Oh, soy Allen —extiendo la mano hacia él y él la estrecha en un firme apretón.

Su mano es notablemente más grande, es cálida pese al frío y el tacto es agradable, pero la retira con rapidez.

—Soy Max, parece que ha habido un malentendido —dice volteándose y viendo por la ventana.

—Es lo que dije.

Permanecemos en silencio viendo por la ventana, mi estómago suena de una manera bastante notable y me llevo las manos hacia el lugar porque me duele. Sueño con comerme esa pizza que me metió en este lío en primer lugar. Me torturo pensando en todas las pizzas que podría estar comiendo en este momento, lo cual hace que mi estómago suene muchísimo más.

—Toma —Me dice haciendo que ya no pueda evitar más no verlo.

Alzo la vista encontrándome con una botella de agua y galletas de animalitos, adorable. Riendo acepto lo que me ofrece, esto seguramente me sabrá a gloria.

—No preguntes sobre las galletas, eso también es por los niños.

—Muchas gracias. Trabajar tantas horas sin comer cuando tu último bocado fue ayer a las cinco de la tarde, es lo peor.

— ¿Por qué lo haces?

—Porque no les gusta que se me vea panza —ruedo los ojos—. Cosas del trabajo.

—No tienes panza.

— ¿Cómo lo sa...? —Entrecierra los ojos hacia mí antes de que pueda finalizar la pregunta—. Ah, cierto, me acabas de ver en tanga y en con los pechos al aire. En fin, hay a quienes no les gusta que sus modelos coman antes porque tienden a hincharse.

— ¿No dejarte comer es siquiera legal?

—Uhm...No lo he investigado, pero es normal.

—Es peligroso ¿Alguien te lo ha dicho?

—Unos pocos —doy un sorbo de agua y luego tomo una de las galletas—. Oh, un dinosaurio.

Ahora la sonrisa es completa e incluso ríe por lo bajo ante mi comentario. Las galletas no son la pizza que deseaba, pero me saben a gloria mientras mastico una por una y bebo agua, poco a poco la sensación de hambre se aplaca aunque no desaparece.

Un teléfono suena y no es el mío, él responde y tras unas cuantas palabras deduzco que debe ir a alguna parte, así que rápidamente me como las últimas galletas. Cuando termina de hablar se encuentra girándose de nuevo hacia mí.

Espero no verme extraña con el hecho de que lo veo abiertamente a los ojos y detallo cada rasgo en su rostro porque de alguna manera lo registro en mi mente en la carpeta de "no olvides que esto pasó" y "muñeco para recordar por siempre y para siempre" y ¡Sorpresa! Esta última es una carpeta totalmente nueva creada para éste extraño...Espera, no es un extraño, dijo que se llama Max y éste querido Max ni siquiera ha comentado nada sobre mí o lo que hago para ganarme la vida.

Me doy cuenta que durante largos segundos nos dedicamos a vernos y luego él se aclara la garganta mientras vuelve la vista a otro lado. Eso fue definitivamente un momento raro-agradable-intenso. Lamiéndome los labios veo alrededor sintiendo que por alguna razón el corazón se me acelera, bueno, llegó la hora de irse.

—Gracias por tu hospitalidad luego del malentendido, tomaré la chaqueta cómo un préstamo, algún día te la devolveré ¿De acuerdo? No me apetece hacer una pasarela con este aspecto ridículo y solo llevando un tanga, el piercing es bonito pero no todos deben verlo.

—Sobre el piercing... —Sacude la cabeza y voltea a verme—. Quiero decir, puedes quedarte con la chaqueta y te daré un consejo: ve por esa pizza que tanto deseas.

—Oh, lo haré —Bajo del auto—. ¡Gracias, Max!

Cierro la puerta y él baja la ventanilla, se muerde el labio inferior cómo si se debatiera sobre hablar.

—No subas al auto equivocado de nuevo —termina por decir.

— ¡Tranquilo! Solo subiré al tuyo la próxima.

¡Oh, Dios mío! ¿Qué mierda cursi y ligona he dicho? Le doy una sonrisa avergonzada y él ríe por lo bajo asintiendo antes de volver a subir el vidrio y poco después el auto se marcha ¿Qué ha sido todo eso? Bajo la vista viendo las galletas de animalitos aun en mi mano junto a la botella de agua que me ha dado Max.

Espera ¿Max qué apellido? ¡Demonios! Estaba demasiado hambrienta y observadora sobre su atractivo cómo para prestar atención a la falta de apellido e información, aunque a él tampoco le importó compartirlo. ¿Qué hago? Debí haber dicho o escuchado más, todo fue culpa del hambre que no me dejó pensar.

Tomo otra galleta y la mastico con lentitud viendo por donde su camioneta desapareció. Si estaba en estas instalaciones algo tiene que ver con la industria y sin coincidimos una vez hay probabilidades de una segunda ¿Y qué hago pensando en esto cuando me estoy congelando del frío y solo traigo una chaqueta prestada puesta?

—Qué frío —murmuro caminando con los zapatos asesinos dentro de las instalaciones, pero me detengo abruptamente—. ¡Oh, maldición! De verdad me vio las tetas y ni siquiera fuimos a una cita.

Todo lo que quería era comer y en su lugar terminé dando un espectáculo a un atractivo hombre enojado que luego fue amable y con quien tuve un momento raro, no puedo decir que el día haya sido aburrido, no fue tan malo, supongo.








Aquí les dejé el vistazo a mi poderosa Meredith Allen Lynch ¿Impresiones?

¿Qué tal ese primer encuentro?

Para mí la persona que más se asemeja a cómo imagino a nuestra protagonista es Tashi Rodriguez , pero ustedes son libres de imaginarla cómo deseen si no la ven cómo yo jajajaja.

Redes: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany
Espero les guste.
Un beso.

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