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Arquitectos


El sonido de la alarma de su celular hizo que despertase, sin pocas ganas y cansado palpó entre las sábanas sin encontrar el celular. Abrió los ojos y los entrecerró por la luz que le invadió.

La lencería, el top y la falda de Jimin seguían dispersas en el suelo pero no estaba él.

La amarla seguía sonando así que se levantó para buscar en su pantalón. Estaba a punto de tomarlos del suelo cuando vio una pequeña nota en la mesa de noche cerca de la cama.


Sonrió de lado por los dibujos del papel, soltó un suspiro y sacó su celular del pantalón.

—¡Mierda!—maldijo en el segundo que vio la hora—. ¿Dónde está mi camisa?—preguntó al aire observando en toda la habitación.

Se vistió lo más rápido que pudo y salió de la casa sin ser visto por nadie, no quería darle explicaciones a sus amigos o a quién se topase.

Llegó a casa y tomó la ducha más rápida que pudo haber tomado en toda su vida y condujo hasta el edificio donde se reuniría con su padre y su socio.

La secretaria le recibió e indicó el piso y sala a la que debía entrar.

Volvió revisar la hora en el ascensor.

¡Su padre le iba a matar!

Tocó la puerta de la habitación y esperó una respuesta.

—Adelante—dijo la voz de un hombre.

Yoongi entró y pudo observar a tres personas sentadas en la gran mesa de reuniones.

Estaba su padre Min Suho, el socio de su padre; Park Jiyong y un rubio que no podía verle el rostro ya que se encontraba de espaldas.

—Buenos días, disculpen la demora—les regaló su típica sonrisa de gomita.

Yoongi vio al rubio girar sobre su hombro.

Era Jimin.

Ambos se quedaron mirando por unos segundos, ninguno se imaginó que volverían a verse o quizás si pero no tan pronto.

Hace unas horas estaban compartiendo la cama y ahora simplemente en una reunión de trabajo.

—Toma asiento hijo. Estábamos por iniciar la reunión—Yoongi se sentó alado de Suho—. Esta reunión fue inesperada, sin embargo, les tengo una excelente noticia. Ayer en la noche concreté la compra de un terreno en Jeju.

Yoongi apenas estaba prestado atención a lo que su padre estaba diciendo, él estaba observando sin pestañear a Jimin. Todavía estaba procesando que le tenía enfrente y ya no vestido de mujer, sino de él mismo con su traje formal.

Jimin por otro lado, sentía la mirada de Yoongi en él pero solo se dedicaba a prestar atención a las palabras de Min Suho. También se sorprendió al ver entrar a Yoongi y ya no con su ropa de cuero que le hacía parecer un chico malo en busca de problemas, sino con su traje formal.

Al parecer los dos pensaban lo mismo.

—Así que, queremos que vayan a la Isla Jeju para que hagan un análisis del terreno y saber cuáles son las condiciones en las que vamos a tener que trabajar para construir el edificio—explicó Jiyong.

—Yoongi ya tienes dos años de experiencia como arquitecto y por lo que me dijo Jiyong. Jimin está por acabar la carrera y además trabaja aquí, así que me parece una buena idea que vayan los dos—finalizó Suho.

—Oh. Por supuesto. ¿El terreno está cerca del mar o es en la zona central?—preguntó Jimin revisando los planos del aérea del terreno.

Yoongi solo existía en ese momento o más bien parecía una estatua.

—Está en la parte sur de la isla a unas cinco cuadras del mar—Suho miró a Yoongi—. ¿Tienes alguna pregunta? Por lo general sabes ser muy preguntón cuando se trata de un proyecto nuevo.

—Oh. Por el momento no tengo preguntas—contestó ojeando las hojas enfrente de él.

Jimin sonrió discretamente.

—Bien, salen hoy en la noche. Se van a quedar dos días y una noche, tienen que entregar un informe completo para cuando regresen. Eso es todo, los boletos del avión les van a llegar a sus correos. Posiblemente salgan a las once de la noche.

Una vez todo aclarado los cuarto salieron de la oficina, Jiyong y Suho se perdieron por uno de los pasillos mientras hablaban del edificio que se construiría en Seúl.

—¿Cómo es que eres el hijo del socio de mi papá?—le preguntó Jimin a Yoongi.

—Oh, Yoongi. ¿Cómo despertaste? ¿Comiste?—le miró serio.

—Tenía esta reunión, Yoongi. Ayer te dije que llegaría tarde—aclaró alzando una ceja.

—Si, cuando estaba mordiendo tus muslos. Lo recuerdo perfectamente—habló alto y Jimin le hizo callar.

—Jimin, ¿me explicas por qué Jin está diciendo en el grupo que tenemos con Taehyung que te vio entrar a una de las habitaciones con un amigo de Hobi?—aprecio Yeji vestida con ropa casual, usando mascarilla y gorra—. Es la resaca—explicó—, no quiero que me vean como muerta—aclaró mirando seria a Jimin y luego fijó la mirada en su acompañante—. ¡Tú!—le apuntó con el dedo.

—Yeji—Jimin bajó el brazo de su amiga—. Lo estás asustando—se quejó y Yoongi pasó la mano por su nariz—. Yoongi, ella es Yeji; una de mis mejores amigas. Yeji, él es Yoongi—les presentó.

—Sí. Lo ví ayer. Mira—dijo mirando al peli negro—, tú, si le haces algo a Jimin; te mato. Mi amigo no está para andar con heteros curiosos.

¿Por qué asumían que era heterosexual?

—Señorita—parpadeó y tomó aire—. En primer lugar, lo que ambos hagamos es cosa de nosotros. En segundo lugar, no soy heterosexual y como último punto, me tengo que ir. Voy a reunirme con tu novio el borracho. ¿Sabes si ya está en su casa?—le preguntó sacando el celular del bolsillo de su pantalón.

—Me cae bien—le dijo a Jimin con una sonrisa que no pudieron notar—. Y, Hobi sigue en mi casa. Yo solo vine por unos papeles. Oh, se me hace tarde, nos vemos—se despidió y estaba yéndose cuando paró su andar y se acercó a Jimin—. Queremos todos los detalles—le susurró en el odio y salió corriendo.

Jimin se sonrojó y negó con la cabeza.

—¿Qué te dijo?—le preguntó Yoongi alzando una ceja y acercándose más a él.

—Oh. Solo, nada importante—se encogió de hombros dándole quemeimportismo y concentrándose en no mirar las manos de Yoongi.

¿Esas manos le estaban nalgueando ayer en la noche? ¿Esas manos le estaban sujetando tan bien las caderas? Oh, y esa lengua.

—Tú cara está roja, Jimin. ¿Estás recordando lo de ayer?—preguntó caminando para acortar la distancia, Jimin negó con la cabeza y retrocedió unos cuantos pasos hasta que su espalda tocó la pared—. Ah, ¿No?—volvió a preguntar, Jimin volvió a negar con la cabeza mientas desviaba la mirada—. Y entonces, ¿por qué siento cómo tú corazón palpita con fuerza?—tomó la quijada de Jimin, ambos compartieron miradas. Yoongi estaba a punto de unir sus labios.

Y, como antagonista de la historia, el sonido del ascensor se hizo presente para que ambos se enderezasen de inmediato.

—Voy a desayunar—le dijo aclarando la voz y caminado hacia enfrente.

—Bien, Hoseok sigue en casa de su novia así que, vamos a desayunar—llevó sus manos a los bolsillos del pantalón—. Cuando estaba subiendo los trabajadores iban hablando de lo buena que es la comida en la cafetería.

—Lo es—le dio la razón—. Tienes que probar los croissant.

Ambos se dirigieron a la cafetería de la empresa en el piso dos. Al llegar a la amplia habitación pudieron observar a unos cuantos trabajadores sentados degustando de la comida. Ellos se acercaron a los mostradores y analizaron lo que comerían.

—Buenos días, ¿qué van a pedir?—preguntó el cajero a la pareja con una sonrisa de cortesía.

—Un tazón mediano de frutas picadas, un croissant y una tostada con mermelada de mora.

—Yo quiero también un tazón de frutas pero que sea pequeño, un croissant y un té de naranja caliente.

El cajero asentó con la cabeza y con su libreta en mano donde hizo las anotaciones de los dos clientes fue hacia el mostrador para despachar lo que habían pedido.

Jimin y Yoongi fueron a sentarse a una de las mesas cerca del ventanal donde podían ver los demás edificios y las calles.

—¿Tomaste una pastilla antes de salir de casa?—preguntó Yoongi preocupado por el té que había pedido Jimin, él negó con la cabeza—. Entonces ya regreso...

—Primero comamos, muero de hambre—le interrumpió Jimin sobándose el abdomen.

Yoongi no dijo nada y sacó su celular para pedirle un pequeño favor a Jungkook.

Cuando terminó de escribir, bloqueó el celular y miró a un costado. Un hombre le estaba mirando mal. Yoongi sentía que en algún momento se le lanzaría encima.

El hombre de a momentos desviaba la mirada hacia Jimin quien revisaba su celular y reía tapándose la boca con las manos.

—Por lo que veo, hay un hombre que al parecer no le caigo bien.

—¿Dónde?—le preguntó.

La mesera llegó a la mesa para dejar los desayunos.

—A tu derecha—le susurró.

La mesera intentó no reír.

—No pienso mirar, no soy para nada discreto. Mejor descríbemelo—también le susurró.

La mesera se enderezó dejando toda la comida en medio de la mesa, giró la cabeza para mirar de quien hablaban y después formó una reverencia para irse.

—Es de contextura delgada, tiene todo el cabello peinado hacia atrás a excepción de un mechón que cae sobre su frente...y tiene un broche en su blazer con la inicial J.

—¿Tiene un tatuaje de un tigre en una de sus manos?—le preguntó relajado untando la mermelada de mora en la tostada—. Yoongi asentó con la cabeza—. Es Jay—se encogió de hombros y le dio una mordida a la tostada.

La tostada y la mermelada eran la comida de Yoongi.

—No tengo idea de quién sea y aún así, me mira con cara de pocos amigos—Yoongi agarró en croissant.

—Bueno, es porque estás conmigo. Él ha estado pretendiéndome por los últimos meses y siempre le he rechazado. No es mi tipo, digo, es atento, bonito y todo lo que un buen hombre tiene pero no lo veo conmigo. No se como explicarlo—le dio otra mordida a la tostada para luego darle un sorbo al té.

—Come bien, mira como—con sus dedos limpió las migajas de tostada de la comisura de los labios de Jimin—. Ahora todo tiene sentido—dijo refiriéndose al hombre que le miraba de lejos.

Jimin estaba tan concentrado en comer que no le tomó importancia a la acción que hizo Yoongi pero quien si se percató de aquello fue Jay. Él se levantó y caminó hasta llegar a la mesa de Jimin y Yoongi.

—Jimin, tengo que hablar contigo—le miró con el semblante serio—. A solas—aclaró.

—Jay, estoy comiendo. ¿Puede ser después?

—No quiero sonar entrometido señor Jay pero salimos tarde de casa y no tuvimos tiempo de desayunar.

Ambos salieron de la misma casa así que, no era preciso aclarar que era la de Yeji.

Jay formó puños con sus manos y alzó una ceja.

Jimin le había dado otro mordisco a la tostada y ahora fue la mermelada que quedó en la comisura de sus labios y Yoongi volvió a limpiarle con sus dedos.

Jimin tatareó una canción mientras tomó su tazón de frutas listo para tomar los cuadros de sandía con su tenedor.

—¡Jimin!—Jay ya no aguantó las acciones de Yoongi.

Jimin dejó el tenedor en la base de la mesa y le miró con seriedad.

—¡Déjame comer!

—Yo, lo siento. No quise...

—Como sea—rodó los ojos y tomó de nuevo el tenedor.

—Adiós—le dijo Yoongi con claro ademán de que se fuese y les dejase solos.

Jay gruñó y se fue sin despedir. Yoongi sonrió discretamente con los brazos cruzados entretanto veía a Jimin comer.

El resto de la tarde Jimin había ido a almorzar con sus amigos quienes le inundaron de preguntas acerca del famoso Min Yoongi.

Jimin se limitó a decir que le conoció en la fiesta y que era hijo de uno de los socios de su padre.

—Me voy de viaje a Jeju por dos días así que no vayan a poner el mundo al revés—les advirtió cortando el pedazo de filete—. Por cierto, ¿Taehyung les contó lo qué pasó en la piscina?

Taehyung abrió la boca el grande y entrecerró los ojos, Yeji y Jin le miraron esperando a que hablara.

—¿Qué hiciste en mi piscina?

Taehyung cubrió con las manos su rostro.

—Mejor no nos digas. Creo que ya tenemos idea—le dijo Jin cruzando los brazos.

Yeji le miró indignada.

—¡Mi piscina! ¡Taehyung!

Taehyung luego de unas cuantas insistencia por parte de sus mejores amigos terminó contándoles como había terminado en la piscina y con un esbelto chico susurrándole palabras sucias mientras le penetraba.

Luego de que Taehyung hubiese soltado la sopa. Yeji y Jin le rogaron a Jimin que contase su noche pero el se negó rotundamente.

Después, Yeji terminó contándole lo meloso que es Hoseok cuando está borracho y Jin les contó que Namjoon se le había confesado.

Sin duda esa noche la recordarían para siempre.

Cuando terminaron de almorzar cada uno fue a su respectiva casa a descansar.

A Jimin le dolía un tanto su espalda baja y las articulaciones pero el dolor ya estaba cesando con la pastilla que Yoongi le había dejado en la recepción del edificio luego de que desayunasen juntos.

Al llegar a casa fue directo al armario y buscó la ropa que llevaría al viaje. Armó su maleta en media hora y la dejó en la esquina de la habitación.

Dejó puesta la alarma en su celular y se tiró en el colchón para arroparse con la grande sabana y tomar una siesta.

—Oh. Esto es lo que necesitaba—murmuró antes de caer dormido.


Las pantallas cambian de información conforme los vuelos partían. Jimin ojeó el lugar en busca de Yoongi pero no había rastro de él así que, solo fue a sentarse y esperar a encontrárselo en el avión.

Estaba a punto de leer el segundo capítulo de El principito cuando unas manos cubrieron sus ojos. Él sabía quién era, además, el perfume característico de Yoongi ya se había impregnado en sus fosas nasales.

—Tok tok.

—¿Quién es?

Jimin le siguió el juego.

—Adivina.

Yoongi quitó las manos del rostro de Jimin y rodeó los asientos para llegar hasta él y sentarse alado.

Se entretuvieron entre risas y conversaciones mientras esperaban ser llamados para embarcar.

Yoongi le contó a Jimin que estuvo toda la tarde molestando a Jungkook por haberse perdido toda la fiesta y este solo se mantenía callado si decir nada que le pusiese en evidencia.

Se sintieron sedientos luego de una larga charla así que, Yoongi se ofreció a ir por botellas de agua y mientas Jimin le esperaba, decidió escribir en su libreta.


Luego, dio vuelta a la página y volvió a escribir.


Jimin cerró la libreta y cerró los ojos.

—Jimin, solo tenían agua al ambiente—habló Yoongi con las dos botellas de agua en mano.

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