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¿A las ocho para desayunar?

—Es muy bonita tu libreta—se sentó alado de él colocándole la manta en los hombros y cerciorándose de cubrirle bien.

—Gracias. Es un regalo que me hace papá cada año desde que tengo noción. Escribo aquí cada vez que siento que mis días son interesantes. Después, puedo retroceder a las páginas escritas y recordar.

—Eso es interesante.

—Lo es, quizás deberías intentarlo. Yo lo hago con un propósito.

Jimin estaba hablando con la mano en el corazón, se estaba sincerando con Yoongi y él apreciaba que Jimin lo hiciese.

Yoongi fingió pensar.

—Quizás pero, no lo sé. No creo que mi vida sea interesante para escribirla. Quiero decir, mi madre nos abandonó a papá y a mi cuando tenía cinco años. Nunca he vuelto a saber de ella y sinceramente no creo querer saberlo. Mi vida ha sido normal, papá me supo criar y cuando tuve quince años supe que no me gustaban las mujeres sino los hombres. Él al principio lo tomó mal pero vio que yo seguía siendo el mismo solo que con preferencia hacia mi mismo sexo. A los diecinueve tuve mi primera relación formal pero todo era discusiones tontas y preferí cortar por lo sano. De ahí no he buscado nada serio porque quizás tengo miedo a que pase lo mismo. No me gusta salir mucho pero Hoseok me arrastra con él. Me mudé a Seúl hace un mes para cambiar de ambiente y tal vez quedarme.
Nada interesante, ¿no lo crees?

—Lo es. Todos tenemos una historia que contar. En nuestra vida pasamos por diferentes momentos ya sean felices o tristes. A veces reiremos y otras veces lloraremos. No todo es color de rosas. Yo tampoco tengo mamá—movió la libreta—. Papá—miró al cielo—. Papá y yo la perdimos en un accidente de tránsito, yo estaba con ella y no se como sobreviví. Tenía apenas tres años así que no recuerdo nada y tampoco a ella. En el transcurso que fui creciendo papá me habló de ella, me mostró fotos y videos. Considero que es la mujer más bella que mis ojos han visto—sonrió—. A veces quisiera que esté conmigo—dijo con la voz entrecortada—, y creo saber por qué papá me da una libreta cada año.

—Es para...

—Sí. Siento que le escribo a ella. Quizás parezca tonto pero es algo íntimo y simbólico.

—Es es aún más bonito y nada tonto—apretó la mano de Jimin reconfortandole.

—También crecí con normalidad—rió—. Papá tomó bien cuando le dije que me gustaban los hombres, lo malo es que empezó a buscarme pretendientes pero no son mi estilo y tampoco me gusta ese método, lo considero medieval. Crecí con mis tres mejores amigos, nos conocemos desde que usábamos pañales. Estoy estudiando lo mismo que papá porque me gusta dibujar y crear a mi estilo. Ah y mi cumpleaños es el trece de octubre.

—Momentos buenos y momentos malos.

—Momentos buenos y momentos malos—repitió Jimin mirándole.

—Mi cumpleaños es el tercer mes del año, día nueve. ¿Cuantos años tienes?

—Veintitrés.

—Yo veinticinco. ¿Así te atreves a llamarme por mi nombre y no con honoríficos?—le preguntó entrecerrando los ojos con voz chillona.

—Yoongi. Yoongi, Yoongi—repitió tres veces y le sacó la lengua.

Yoongi tomó el cachete de Jimin y lo amasó para molestarle.

—Bien, es hora de dormir. Mañana salimos al medio día.

—Tengo ganas de un buen vino.

—Es tarde.

—¿Y?

—Es tarde—le reprochó.

—Yo voy a pedir mi vino. Si quieres puedes ir a la cama—dijo levantándose arrastrando la manta y entrando a la habitación para hacer una llamada a la recepción.

Mientras esperó guardó la libreta en su maleta y revisó los mensajes en el grupo que tenía con sus mejores amigos.

Hablaban de lo bien que se la habían pasado al ir a un sauna con Hoseok, Namjoon y Jungkook. También, enviaron fotos de ellos comiendo en un restaurante a las afueras de Seúl.

Por otro lado, Yoongi se acostó en la cama y vio la grabación de un partido de basquetbol.

El servicio a la habitación llegó y Jimin dando saltos de felicidad fue por su vino tinto con uvas de Chile.
La persona le había hecho la entrega de dos copas pero él frunció el ceño, si habían dos personas en la habitación pero el paliducho que tenía enfrente concentrado viendo a hombres correr de derecha izquierda con quería beber con él.

Chasqueó la lengua olvidándole y dejó la copa que sería de Yoongi en la mesa de noche. Abrió con el destapa corchos el vino y llenó su copa hasta la mitad.

Como el ambiente estaba aburrido y lo único que se escuchaba el celular de Yoongi, decidió poner música; una para relajarse y olvidarse de que posiblemente tendría que despertarse temprano y quizás mareado.

Yoongi le miró por el rabillo del ojo. Jimin estaba levantándose de la cama y empezó a bailar solo al rito de la música.

Cheek to cheek de Ella Fitzgerald & Louis Armstrong.

Jazz.

Digamos que Taehyung le había hecho amante de aquellas melodías armoniosas.

Jimin se movía de un lado a otro al ritmo de la canción, sonriendo en cada trompeta y vocalización de los cantantes, el vino en su copa formaban olas sin salir del cristal.

Yoongi bloqueó el celular y le analizó, él mantenía los ojos cerrados.

No era amante de bailar y no lo hacía pero ver a Jimin disfrutar le dio ganas de hacerlo y por ello, se levantó de la cama y sujetó de la cintura al rubio.

Jimin dio un respingón y abrió los ojos, le regaló una sonrisa y se apegó más a él hasta dejar su cabeza en el pecho ajeno.

—Esto es relajante—le susurró mientras ambos movían el cuerpo sincronizadamente de un lado a otro.

—Lo es—coincidió Yoongi.

Se mantuvieron así hasta que la música finalizó. Jimin se separó para beber todo el vino de su copa y Yoongi le acomodó los mechones que le cubría la frente.

—Siéntate.

—¿Qué?—preguntó confundido.

—Siéntate—apuntó la cama.

Yoongi lo hizo sin saber por qué le obedecía.

Jimin dejó la copa en la mesa de noche alado de la que no estaba usada y caminó para sentarse a horcadas en el regazo de Yoongi.

—¿Quieres charlar así?—le preguntó sujetándole mejor.

—Sí. Quiero hacerte una pregunta—Yoongi asentó con la cabeza—. ¿Te vas a quedar en Corea?

—Sí.

La expresión de Jimin fue una que Yoongi no pudo descifrar, pese a ello, el rubio se levantó y fue al balcón.

Jimin vio el cielo, otra tormenta se acercaba.

Chasqueó los dientes, era mejor ir a dormir antes que quedarse a esperar los truenos. Entró a la habitación, Yoongi salió del baño con unos cuantos mechones de cabello mojados, se había lavado la cara.

—Se acerca otra tormenta—murmuró trepando sobre el colchón.

—Puedo dormir contigo—pareció pregunta pero fue afirmación.

Jimin le hizo un espacio y Yoongi se acostó alado de él. Apagó las luces con el botón cerca del respaldar de la cama y atrajo el cuerpo del rubio para dormir estilo cucharita.

Media hora transcurrió en el que ambos se dejaron ser en las manos del morfeo.

El teléfono de Jimin sonó, era una llamada. Yoongi fue el único que despertó y con los ojos cerrados estiró la mano en la esquina de la mesa de noche para atender la llamada.

—Jimin, hijo. Disculpa por no haberme comunicado contigo antes, estaba con una montaña de trabajo. ¿Cómo dormiste ayer? Hoy en las noticias vi que hubo una tormenta y hoy revisé el clima y...

—Buenas noches presidente Park—contestó con la voz ronca, Jimin se removió en su lugar—. Ayer, cuando la tormenta inició, Jimin se puso mal pero durmió bien el resto de la noche y ahora—le miró, él ya se encuentra dormido—. No se ha despertado y la tormenta parece empezar.

—Oh. Eres tú, Yoongi. Bueno, me alegro escuchar eso. Gracias por cuidar de Jimin en estos momentos, ahora puedo ir a dormir con calma. Bien, no interrumpo más tu sueño. Les esperamos mañana.

—Tenga buena noche, presidente Park. Mañana estaremos en Seúl.

Yoongi colgó la llamada y volvió a dejar el celular donde estaba. Afianzó el agarre en la estrecha cintura y entrelazó sus pies con los de Jimin.

La lluvia inició y de lejos se escuchaban las ráfagas de viento, pequeños estruendos se hicieron presente, sin embargo, Jimin no se inmutó ante ello.

A medida que las horas pasaban la tormenta se convirtió en una pequeña llovizna, por la entrada del balcón ya se podía observar el cielo azul oscuro, clave certera de que pronto saldría el sol.

Jimin se removió con quejidos y meció su cuerpo, Yoongi arrugó la cara y esperó a que Jimin soltara un quejido en palabras, como la anterior noche.

—Yoongi—balbuceó Jimin soltando un bostezo.

—¿Tienes calor o frío?—preguntó de inmediato jugando con los pies.

—Nada de eso—empujó su trasero hacia atrás contra el miembro de Yoongi.

—¿Siempre me vas a despertar así?—le preguntó acercándose al oído de Jimin y metiendo la mano por debajo de la camisa para buscar los pezones y pellizcarlos.

Jimin soltó un gruñido, sin embargo, siguió moviendo su trasero.

—¿Esto es lo correcto?—le preguntó Jimin llevando la mano a su entrepierna para atenderse.

—Lo es—le respondió chupando el lóbulo de la oreja—. Vamos, tócate y déjame escucharte—incitó.

Jimin asentó con la cabeza; y bajó su pantalón y bóxer hasta las rodillas, con la mano inició un bombeo lento. Yoongi entretanto le susurraba lo bien que se le escuchaba gemir.

—¡Mierda!—maldijo cuando su pezón fue virado con lentitud.

—Déjame ayudarte—bajó su mano y la colocó encima de la de Jimin—. Más rápido, Jimin—dijo incrementando los movientes.

La mano de Yoongi era más grande que la de él.

—¡Ah!—gritó y arqueó la espalda pegando el trasero aún más en el miembro de Yoongi.

El peli negro había subido su mano y estaba apretando el glande para prolongar el orgasmo del rubio.

—Mira como chillas—lamió el cuello—. Esto te pasa por provocarme.

—Déjame correr—dijo con la voz entrecortada, cerrando los ojos con fuerza y abriendo la boca por inercia.

—Mírame—ordenó.

Jimin giró la cabeza y no se detuvo a pensar en nada, simplemente unió sus labios con los de él y fue bien recibido.

Yoongi succionó la lengua de Jimin y aflojó el agarre del miembro para tragarse los gemidos que soltaba en medio del beso.

Jimin se corrió.

—Yoongi—gimió a unos milímetros de los labios contrarios.

Yoongi le dio vuela para que quedase frente a él.

Jimin bajó el pantalón y bóxer de Yoongi para que quedase como él.

Con su pequeña mano tomó el gran pedazo de carne y unió ambos miembros.

Yoongi soltero un gruñó y se limitó a mirar como Jimin les masturbaba.

No era suficiente una mano así que integró la otra para formar un círculo en donde ambos miembros quedaron en medio, apretó y tiró un tanto de saliva para que rodase con facilidad, el semen que Jimin había expulsado antes también fue de ayuda. El chapoteo incrementó formando sonidos obscenos y melodiosos para ambos.

—Tus manos se mueven tan bien—suspiró Yoongi con la respiración errática.

Jimin sonrió con malicia e incrementó los movimientos en donde su cuerpo se vio obligado a entumecerse y llevar la cabeza hacia abajo, casi al vientre de Yoongi.

Yoongi al percatarse de que ambos estaban por llegar al clímax se unió a los movientes y juntó las cuatro manos para acelerar de manera brutal el bombeo.

Ambos gimieron sin pudor.

Los dedos de los pies de Jimin se encogieron y las venas del miembro de Yoongi destacaron.

Los dos se fundieron en un orgasmo placentero al mismo tiempo que buscaban sus labios para ahogar los gemidos.

—Buenos días, Jimin—le susurró al cortar el beso.

—Me estoy recuperando del orgasmo—apoyó la cabeza en el hombro de Yoongi.


El informe del laboratorio había llegado al correo de ambos, aprovecharon el tiempo del vuelo de regreso a Seúl para realizar el informe final y entregarlo a sus padres.

Básicamente el suelo estaba en condiciones normales para realizar la construcción.

Al aterrizar el padre de Jimin le esperaba en la salida, al observar que su hijo y Yoongi venían riendo supo que quizás congeniaban.

Así que, ¿por qué no invitarles a un almuerzo luego del llegar a la ciudad?

El señor Park pasó por la casa de Yoongi para que fuese a dejar sus maletas y del mismo modo, a la casa de Jimin, luego les llevó a uno de los restaurantes de su amigo Hwang Dae-sung.

Múltiples platillos adornaban la mesa giratoria en la habitación privada del loca.

—Y dime Yoongi, ¿tienes novia?—preguntó Jiyong por curiosidad.

Jimin miró a su padre y Yoongi se atoró con el pedazo de kimchi que acababa de meter a su boca.

—No presidente Park, no tengo novia. Digamos que yo no...

—Ah. Eres casado.

Jimin abrió los ojos en grande y Yoongi sonrió por las ocurrencias de Park Jiyong.

—Papá—alargó Jimin—, no creo que sea momento de hacer este tipo de preguntas, son algo personal.

—Oh. Si, claro. Lo siento. De todas formas, envíale saludos a tu esposa de mi parte—le sonrió, él volvió a prestar atención a su plato de comida.

—Oh. Creo qué hay un mal entendió—llamó la atención de Jiyong—. No estoy casado y lo que le quería decir, es que, no me interesan las mujeres.

—Ahora entiendo. Ahora entiendo como sonríes como un idiota cuando ves a mi hijo—se encogió de hombros, Yoongi y Jimin se quedaron en silencio—, ¿No creían que me iba a dar cuenta de las miradas que se tiraban en el carro?

—¡Papá!—se quejó Jimin.

—Presidente Park...

—Solo, quería corroborar eso. Ahora, coman y déjenme comer que tengo hambre.

Sin duda Jimin era idéntico a Jiyong.

—Pa...

—Solo encárgate de desaparecer de Corea si no quieres nada con mi hijo.

—Lo asustas—se quejó en voz baja.

Yoongi asentó con la cabeza y el resto de la comida para Jimin se hizo un martirio tras la incomodad del silencio.

Jiyong recibió una llamada de trabajo importante, tendría que irse antes que ellos.

Al terminar el almuerzo Jimin llamó a Jin a que le fuese a recoger y Yoongi a Jungkook.

—Te veo mañana—le dijo Yoongi antes de que Jimin subiese al carro.

—¿A las ocho para desayunar?—preguntó sonriendo.

—A las ocho para desayunar—le respondió confirmando la hora.


Jimin tomó asiento en la silla y colocó su libreta abierta sobre la base de la mesa.

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