1º Parte

Por si acaso alguien ha entrado aquí sin leer la descripción, aviso: CONTIENE SMUT/LEMON ZHUKULEMNTOSO.
Ahora que ha quedado claro, que disfruten xD

***
- No lo digas, Newt. Ni se te ocurra.

- Tommy...

- ¡No! ¡He dicho que pares! ¡Deja de llamarme así! - Thomas lloraba, dolido y enfadado.

- Pero yo no...- Volvió a interrumpirle. Estaba cansado ya de escuchar excusas tontas.

- No volverás a engañarme, no volverás a mentirme. ¡Te odio Newt!

El corazón del rubio se rompió en mil pedazos. ¿Cómo era posible que todo se hubiera fastidiado tanto? ¿Tan malo había sido en su otra vida como para que en esta le castigaran así?

- Thomas, deja ya de hacerte la víctima. ¿Crees que Teresa no me contó lo de la fiesta? ¿Crees que Brenda se quedó callada? Si crees eso, te equivocas.- Asco expresaban sus palabras, y a Thomas le dolió su tono, pero le dolió mucho más saber que tenía razón.

- Yo no...

- Ya sé que no fue tu culpa. Ya sé que te drogaron y ya sé que creías que era yo cuando la besaste. ¿Y sabes por qué lo sé? Porque cuando Teresa me dijo que te vio besar a Brenda, no le creí. Confiaba en ti, y mandé a la mierda sus palabras porque pensé que lo único que querían era separarnos. ¿Cómo es posible que ahora estés tan ciego como para no ver eso? ¿Ya no confías en mí? ¿Acaso alguna vez has confiado en mí? ¿Alguna vez me has querido siquiera?

- ¡No digas estupideces, garlopo! Sabes de sobra que te amo, que eres la única cosa importante para mí en este fuco lugar. Sabes que si te perdiera me moriría, que jamás te haría daño y que odio verte sufrir. También sabes que eres el único en quien confío plenamente. ¿Y tienes la cara de preguntarme si te quiero? Ni siquiera te lo mereces pero sí, te quiero. Es más, no podría vivir sin ti.

Thomas lloraba y gritaba. Newt lloraba y le miraba.

Se movieron a la vez y se fundieron el uno en el otro, devorando la boca ajena. Ninguno de los dos tenía necesidad de tocarse, pues ya se sabían el cuerpo del otro de memoria. Pero aun así, Newt acariciaba a Thomas y Thomas a Newt, como si jamás se hubiesen tocado antes, como si fuera nuevo para ellos. Con la pasión de quién lleva años sin tocarse aunque no llevaran ni 10 horas enfadados. Porque así eran ellos, así era su situación. Estaban encerrados, en una celda al aire libre, haciendo lo que CRUEL quería que hicieran y sin darse ni cuenta.

Se obligaban a sí mismos a aprovechar las pocas cosas buenas que les daba la vida. Como por ejemplo: el amor que se tenían.

Un amor que dos chicas celosas no podrían romper, por mucho que lo intentaran. Por mucho que Brenda convenciera a Thomas de que Newt y Teresa se acostaban, a Thomas le bastaba con mirar a Newt una sola vez a los ojos para darse cuenta de que eso no era posible. Para darse cuenta de lo que significaba para él. Para darse cuenta de que sacrificaría su vida, su dignidad y todo lo que le quedaba, aunque no fuera nada, por salvar a ese rubio al que amaba.

Y sí, una vez que se dio cuenta de esto, dejó de importarle todo lo demás.

Newt agarró la camiseta de Thomas con fuerza, como si tuviera miedo de que se le escapara. No quería perderle, jamás. Su vida, o lo que recordaba de ella, no tenía ningún sentido hasta que ese curioso muchacho castaño llegó a ella. Hasta que le miró por primera vez, viendo el miedo y a la vez las ganas por apartar ese miedo, viendo la confusión, la desesperanza. Hasta que se juró a sí mismo ayudarle a salir del Laberinto. Hasta que gracias a él quiso salir del Laberinto. Thomas le dio el valor para tratar de salir, le enseño que ir a lo seguro no siempre es lo mejor. Le enseñó que quien no arriesga, no gana. Y Newt estaba dispuesto a arriesgarlo todo si iba a ganar una vida junto a él.

Thomas interpretó el agarre del rubio como un permiso para quitarle la camiseta, así que se separó solamente lo justo para mandar esa estúpida prenda a la mierda. Cuando lo hizo volvió a lamer, morder y succionar el pálido cuello del que llevaba semanas disfrutando. Y Newt suspiró, cerró los ojos y se olvidó del caos en el que vivían. Thomas trataba de demostrar todo su amor hacia el rubio con sus caricias y sus besos. Y parece que lo estaba logrando, porque a pesar de todo lo que había sufrido, lo que había pasado, toda la gente a la que habían visto morir... A pesar de todo eso, Newt se sentía el hombre más feliz del mundo con las manos de Thomas en su cuerpo.

El rubio le acariciaba la espalda suavemente; abajo, arriba, abajo, arriba... No seguía ningún patrón; dibujaba formas sin sentido en ese trozo de piel suave. Aunque hubiera querido decir algo no habría podido. Thomas le mordía el cuello y Newt sentía que mordía también sus cuerdas vocales, porque no era capaz de hablar; solo emitía gemidos, susurraba incoherencias y disfrutaba de esa boca que tanto placer le daba.

Thomas bajó sus manos a la parte de atrás del pantalón del rubio, sin poder aguantar más. Agarró con fuerza sus nalgas, las masajeó, jugó con ellas, y Newt perdió la cordura que le quedaba. Olvidó totalmente que había llorado toda la noche creyendo que Thomas le odiaba por algo que no había hecho. Brenda y Teresa les habían contado tantas mentiras tanto a uno como a otro que les costaba diferenciar cuándo decían la verdad y cuándo no. Se le olvidó por qué discutían, se le olvidó incluso que estaban discutiendo. Y esa era una amnesia que no le importaba sufrir.

Así que simplemente se perdió entre los sentimientos que Thomas le hacía sentir.

Mientras tanto, Thomas seguía toqueteando a Newt a su antojo. Se sentía satisfecho porque ese cuerpo le pertenecía, porque no dejaría que nadie más disfrutara de él de esta manera. Subió por su espalda, desenredó unos cuantos mechones de ese pelo rubio que lo hacía tan sexy y volvió a su trasero. Lo acercó aún más, tratando de que hubiera el mínimo espacio posible entre ambos cuerpos. Newt por supuesto no se quejó. Empezaba a molestarle demasiado la ropa, así que agarró su camiseta y la tiró quién sabe dónde. Volvió al cuerpo del rubio y con las dos manos le acarició el pecho, mirándole como quien mira una obra de arte o un trozo de pizza que quiere devorar.

Newt puso sus manos en el cinturón de Thomas y le miró a los ojos. El castaño sonrió, sabiendo lo que venía. No era la primera ni la segunda vez que lo hacían, aunque sí la primera vez que tenían una cama cerca. En ese hotel abandonado en el que habían parado a descansar, en medio de ninguna parte y lo suficientemente grande como para que no hubiera nadie cerca de esa habitación.

Newt se acercó al cuello de Thomas y le repartió pequeños besitos por todo el lado izquierdo. Cuando le pareció suficiente, hizo uno más fuerte, provocando una marca visible y rojiza que se convertiría seguramente en un pequeño moratón, una prueba del amor que se habían demostrado esa noche.

Mientras se besaban, Newt desabrochó el botón de los pantalones de Thomas y bajó la cremallera, creándose un camino que le llevaba directamente hacia el miembro erecto del castaño, quien soltó un fuerte suspiro cuando las manos del rubio rozaron su ya húmeda punta.

Newt sonrió, contento de provocar a Thomas tal y como Thomas le provocaba a él.

Aún se besaban, bailaban con sus lenguas, luchaban entre ellas quedando ambos como claros vencedores. Newt metió la mano por dentro de la ropa interior de Thomas, y rozó brevemente su miembro provocando un gruñido de protesta del castaño, que exigía más atención en esa parte de su cuerpo. Newt no tardó en concedérsela. Lo sacó, y movió su mano acariciándolo suavemente, y apretando un poco más al llegar a la punta. Quería darle el máximo placer posible a Thomas, quería que ambos disfrutaran y se permitieran olvidar su asquerosa vida.

Se contuvo para no bajar directamente y saborear esa parte del cuerpo de su castaño que tan loco le volvía. Llevaban semanas sin hacer el amor y sin apenas tocarse por las circunstancias en las que estaban viviendo. Y ahora que tenían un rato libre, Newt quería ir despacio y aprovechar.

Siguió masajeando esa zona tan sensible mientras Thomas gemía cada vez más fuerte. Newt no pudo aguantar más; bajó su vista hacia donde su propia mano le proporcionaba el mayor placer que Thomas hubiera sentido jamás, y segundos después, a su vista le siguió su cabeza completa. Levantó una vez la mirada hacia Thomas, que averiguó la idea del rubio y no pudo estar más de acuerdo, así que le ayudó. Se separó un poco, se quitó los pantalones del todo junto con los calzoncillos y los tiró al mismo lugar perdido en el que andaban sus camisetas. Volvió a acercarse a Newt y le miró con deseo y lujuria. El rubio comprendió lo que su amante le pedía, y sin más dilación se puso a ello; él también lo deseaba.

Dio pequeños, húmedos y cortos lengüentazos por todo el tronco, y Thomas gruñó.

- Deja de jugar ya, Newt.- El nombrado sonrió por la desesperación que transmitían las palabras del castaño y decidió obedecerle por fin.

Puso todo su empeño en chupar, lamer y succionar el miembro de Thomas, que ya estaba duro, muy húmedo y enviando escalofríos de puro placer por todo el cuerpo del castaño. Newt se estaba excitando ya demasiado, y necesitaba liberarse. Pero aún así siguió poniéndole atención a la erección de Thomas sin preocuparse demasiado por la suya. Estaba disfrutando; le encantaba el sabor de Thomas, amaba sus gemidos, sus suspiros, sus susurros en los que decía su nombre como si de una oración se tratara. Oh dios, sí que había echado de menos eso.

Chupó el tronco, subió hasta la punta y siguió chupando. Thomas le acariciaba los cabellos rubios, y sentía que muy pronto iba a correrse. Bajó la mirada, y la imagen de Newt sudando y chuperreteando su miembro como si de una piruleta se tratara le hizo venirse sin poder avisar.

Pero a Newt no pudo importarle menos que no le avisara; trago todo el semen que Thomas expulsó, porque amaba cada centímetro de su cuerpo, incluido ese líquido que le proporcionaba la prueba de lo que acababan de hacer.

Thomas respiró hondo para tranquilizarse.

- Lo siento, no pude ni avisarte.

Newt sonrió con ganas, como no lo hacía desde que peleó con Thomas. Y le besó, metió su lengua, le saboreó.

***
No se asusten xD Aún queda la mejor parte ---> :)

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