Capítulo 5:
Comencé acariciarla un poco por el costado, sin entender porque lo estaba haciendo, era como si una fuerza más poderosa que mi conciencia estuviera tomando poco a poco las riendas de mi propio cuerpo.
Rubí permanecía relajada ante mis constantes caricias, cada vez más animadas y más atrevidas a investigar partes de su cuerpo que nunca antes había llegado a experimentar.
La lycanroc carmesí respondía a mis acciones emitiendo pequeños gruñidos que parecían indicarme que estaba preparada para mucho más.
Decidí entonces tumbarme en la cama a su lado, está apenas tenía hueco para posicionarme, aunque Rubí parecía percatarse de eso y se desplazó más hacia el centro, reduciendo distancias con Añil, ahora podía tumbarme junto a ella y envolverla con mis pequeños abrazos sin demasiada complejidad.
Permanecer junto a Rubí y sentir su cálido y largo cuerpo junto al mío era una sensación indescriptible, no era la primera vez que me encontraba tan cerca de su lado, ya que en los fríos inviernos su calor era una bendición cuando teníamos que acampar en las frías noches, pero sí que era la primera vez que lo hacía completamente desnudo, sintiendo el tacto de su esbelto pelaje junto a mi desnuda piel.
Me sentía un tanto confuso por las sensaciones que me llegaban, pero cada vez era más difícil saciar con simples caricias, me avergonzaba tener la duda de si esta misma sensación de cercanía es la que suele sentir un entrenador cualquiera con su pokemon más querido o en cambio... yo en el fondo sentía algo más profundo hacia Rubí y nunca me percaté de ello.
Sumergido en un molesto mar de pensamientos, fue Rubí la que llevó la iniciativa, inclinando sus caderas hacia atrás para mostrarme su mayor deseo a la vista.
El empujón me sorprendió un poco, aunque no fue lo suficientemente fuerte como para hacerme caer por el costado de la cama, ese empujón amistoso me sirvió para medir la enorme fuerza de Rubí y pensar en lo mucho que iba a tener que esforzarme para no decepcionarla.
Me pareció sorprendente que la lycanroc carmesí se mostrara tan relajada y tierna para un momento en el que según Matt insinuó, ella había estado esperando durante muchos años.
Es muy poco frecuente encontrarse un lycanroc de forma nocturna que muestre un comportamiento tan agradable y tierno con su entrenador, sin duda era un rasgo único de su personalidad que tanto amaba de ella.
Todo lo contrario resultaba Añil con mi amigo Matt, mostrando el típico comportamiento rebelde que suelen heredar los lycanroc de forma nocturna cuando evolucionan.
La curiosidad me hizo levantar la cabeza para observar cómo mi amigo ya se había unido a la fiesta posicionándose encima de su compañera Añil.
La lycanroc shiny agarraba con vigor el cuerpo de Matt con sus crecidas garras, como si Matt fuera una presa que ya no se podía escapar de ella, me sorprendió cómo Matt dejaba que jugara con él y su cuerpo, aunque al mismo tiempo manteniendo la cabeza para intervenir y controlar que Añil no se pase de la raya, sin duda parecía que Matt sabía cómo lidiar con los lycanroc más salvajes.
Matt:¡He! ... ¿qué te parece? ... ¿a que se siente genial?
Me dirigió la palabra entre pequeñas pausas, probablemente ante el esfuerzo que había empezado realizar montando a su salvaje lycanroc.
Le respondí con pequeñas abreviaciones para volver a centrarme en mi leal compañera, todavía paciente y a la espera de experimentar el mismo espectáculo que ella ya había visto comenzar al otro extremo de la cama.
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