Capítulo 15🔞

ADVERTENCIA:

Bueno ya se la saben mi gente, los bebés vuelenle para otros fanfics (⌐■_■)--︻╦╤─
Los adultos se quedan. 

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—¿Qué?

La conmoción se quedaba corta, Sarada incluso sintió que el aire se le escapaba y no regresaba

—¿Cómo que...?

Sus palabras se perdieron entre los labios de Boruto cuando él se acercó. Las palabras ya sobraban, con esa sola acción era suficiente para que lo entendiera y abriera lo labios para él. Hacía mucho que no besaba, que no la besaban así, mejor dicho. O quizá era por toda la tensión retenida todo este tiempo. Sea lo que sea, ese beso sabía tan bien, sabía a tanta gloria que se dejó llevar y alzar sus pensamientos, pero cuando estuvo por perderse entre ellos, se separó.

—¿Sientes lo mismo? —murmuró él, rozando sus labios de nuevo—, solo eso necesito saber.

Ella respondió jalando el cuello de su camisa, chocando de nuevo. Saboreando lo que tantas veces negó por orgullo. Él continuó moviendo las manos sobre su cuerpo como tantas veces deseo, acunando un momento su cintura para después deslizarse hacia su espalda. Besarla después de tanto tiempo, después de tantas cosas e intentes fallidos por olvidarla, era magnifico y, de tanto que lo era, no quería perderse el resto de ella.

Sarada suspiró cuando sus labios se separaron, y se intensificó al sentirlos ahora en su cuello, recorriéndolo con ansia.

—La habitación —murmuró besándolo de nuevo.

Los pasos eran inestables, algunas cosas de la encimera cayeron mientras salían de la cocina y entre los pasillos fue el saco de Boruto que cayó.

La puerta la abrió Sarada y también la cerró, pero con la espalda cuando Boruto la cargó contra la puerta, atrapándola y sintiendo su cuerpo tan dispuesto como el suyo.

—Dios... —murmuró sujetándose a sus hombros.

—Si, se la ha rifado hoy.

—Idiota —Sarada rio, ni siquiera en un momento como este podían desaparecer las bromas y era algo que disfrutaba.

Boruto pasó de sus labios a sus mejillas, rozándolas con un tierno beso—. Sarada me encantas, pero no quiero tener más hijos por ahora.

—A veces olvidas que soy médico eh —acarició su barbilla con miedo a subir los ojos y que viera cuando lo deseaba también, pero no podía retenerlo más—, me cuido, no te preocupes.

—Oh... —él parecía dudar aun, dándole ternura y gracia— ¿segura?

—No debe fallar por lo menos en cinco años.

—Bueno, si tu insistes...

Sarada suspiró con una risita que de inmediato se convirtió en algo más al sentir sus manos de nuevo. Ella quería más, quería descubrir más y sus manos ansiosas no se detuvieron con los botones, siguieron hasta deslizar la camisa por sus hombros, comprobando así que tan caliente era su piel y que ese aroma discreto que sentía al pasar a su lado, no solo era obra de un perfume. Sello su deseo con un beso en su clavícula, en busca de más mientras lo empujaba hacia atrás, cada vez mas cerca de la cama hasta que sus piernas chocaron y se doblaron.

Sarada se apartó el cabello de sus hombros en un movimiento limpio y sensual y no apartó los ojos mientras se deshacía de sus propios botones con caricias, deseando que sean las manos de él como tantas negó entre sus sueños. Le causó satisfacción que la prenda cayera al igual que la mirada de Boruto hacia sus senos cuando quedaron libres y expuestos.

Dio un paso, pisando su talón para que los zapatos se perdieran en algún lugar de la habitación, desnudando consigo sus emociones.

Él tomó sus caderas, comprobando lo suave que era la tela de esos pantalones que se ceñían tan bien a su figura, tentándolo en varias ocasiones cuando se paseaba por la casa. Cedieron con tanta facilidad a lo largo de sus piernas, siendo seguido por sus manos, sintiendo la frescura de su piel.

Sara no esperó mas para volver a sus brazos, sentándose en sus piernas. Esta vez, se permitió deslizar los brazos hasta rodear su cuello, juntando sus cuerpos, sintiendo piel con piel, deseo con deseo.

Entonces ahora es real, pensaron ambos. Ya no eran fantasías o sueños de los que pretendían seguir huyendo.

Boruto despertó por fin, moviendo las manos en sus piernas, hasta subir con caricias suaves a sus caderas, tomándola con fuerza para levantarse y dejarse caer en la cama. El cabello de Sarada se esparció en las sabanas blancas y sus brazos le dieron la bienvenida a la par de sus piernas. Sin querer dejar pasar un segundo más, se movió rápido para quitarse el cinturón, los zapatos y el pantalón.

Él continuó con lo que empezó en la cocina, besos lejos de lo decente. Sarada levantó la barbilla al sentirlo recorrer su cuello con tantas ganas, bajando a su clavícula sin despegar los labios, sintiendo como el rastro húmedo en su piel iba bajando hasta atrapar su seno. Un suspiro más escapó cuando uso su mano libre para estrujar el otro, acompañándolo en seguida con su boca; pellizcando, mordiendo, besando. Haciendo que su nombre escapara de lo más profundo y sin vergüenza.

Eso era lo que ya no existía por parte de ninguno. Sarada levantó las caderas para que las bragas resbalaran hasta perderse entre las sábanas, poco después el resto de la ropa de él se sumó. Ahora solo eran ellos, frotando sus cuerpos entre abrazos y besos.

Sarada disfrutaba sentir como todo se hundía al tenerlo sobre ella, disfrutaba la diferencia de su piel con la suya, el tamaño de su cuerpo con el suyo. Sus mejillas se sonrojaron al descubrir que no todo en su espalda y hombros era tensión como creyó, los músculos firmes y marcados que las camisetas cubrían eran para ella ahora. Podía tocarlos y recorrerlos a su antojo para recibir suspiros satisfactorios como respuesta, que poco a poco, fueron aumentando mientras sus manos bajaban por su abdomen hasta atraparlo y hacerle saber con la mirada que lo necesitaba mas de lo que lo quería.

Él se movió, apoyando el antebrazo cerca de su cara, hundiendo la cara en el aroma de su caballo y dejando besos cortos en su lóbulo. Con la mano libre jugó con su cuerpo, frotando su miembro con su entrada, ganando un quejido frustrado y unas uñas haciendo presión en sus brazos. Pero disfrutó más sentir como se hundieron en su piel cuando él se adentró en su cuerpo con lentitud. Su nombre volvió a escapar con su dulce voz, arrebatando lo poco de cordura que le quedaba.

Ella abrió los ojos un momento para encontrar la misma expresión en los suyos, un deseo total. Él los entrecerró y apretó los labios cuando lo volvió a hacer, pero con más fuerza. Sarada hubiese querido hacer lo mismo, pero su boca solo se abría mas y más con cada estocada. Ella movió las manos hasta atraparlo y acercarlo, se veía sumamente sexy desde esa posición y Boruto también tenía de las mejores vistas al ver su rostro y sus pechos moviéndose, su vientre contrayéndose y las piernas abriéndose más para él, pero ambos estaban de acuerdo que no solo querían satisfacer su deseo carnal, consintieron sus emociones al abrazarse de nuevo, permitiéndose escuchar sus latidos acelerados y sus cuerpos chocando.

Sarada enredó los dedos entre sus cabellos rubios, halando con un poco de desespero, así como los labios de él buscaban los suyos, no para callarla como ella creyó. Terminó ahogando más gemidos al sentir su lengua chocar con la suya, al sentir su mano libre abrirse entre sus piernas hasta atrapar sus caderas, levantarla y hundirse con mas profundidad. Ella se retorció entre sus brazos y se terminó liberando de su boca, llamándolo más, pidiendo por más, y él, perdido entre su placer, concediéndole todo.

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Hina dio un gran bostezo mientras caminaba hacia la salida y se sentó en la banquita habitual en donde esperaba a Sarada, ella no solía tardar. Observó como las profesoras retiraban a los alumnos cuando los recogían, la mayoría eran mujeres; sus madres, abuelas, tías, hermanas. Había pocos padres, pero si había. Era una pena que el suyo no pueda venir como ellos, pero lo entendía.

Lo que no, era esa extraña sensación que se formaba en su pecho, era muy molesta.

Todos los niños corrían y gritaban mamá o las aventuras que tuvieron ese día. Ella hacia algo similar con Sara y no era eso lo que la molestara, disfrutaba hacerlo. Ahora tenia a quien contarle cosas que su padre no podía escuchar por su agenda ocupada, pero... ¿Qué pasará cuando se vaya?

Hina aprendió que las niñeras son temporales y comenzó a lamentarlo desde que conoció a Sarada.

—¡Hina! —una de sus maestras se acercó, inclinándose a su altura—, ya vinieron por ti, cariño. Vamos.

Hina se levantó, tomando su mano para cruzar la reja.

—Disculpa, había tráfico. ¿No esperaste mucho? —Sarada le acomodó un poco su cabello desordenado, si que tuvo un día activo.

—No —negó repetidas veces y tomó su mano ahora.

Sarada se despidió de las maestras y comenzaron a caminar hacia su auto. Eso fue lo que presenció Aly, mientras esperaba estacionada a unos metros de ella y no se preocupo tanto porque la viera ya que las ventanas estaban polarizadas. Pero ella si podía observarlas bien.

Por un momento pensó en seguirla de nuevo, pero podría delatarse. Consideraba que ya había averiguado algo desde que la vio salir del edificio donde trabaja Boruto, junto a él. Parecía mas una simple niñera, pero no tenía forma de confirmarlo hasta preguntarle a él mismo.

Llamarlo ya no era una opción, su número había sido dado de baja y solo le quedaba intentar contactarlo personalmente. Pero era aún más difícil, parecía que había sido vetada de ese edificio y no le extraña pensar que debió ser obra de sus amigos.

Aly resopló mientras metía reversa para salir y regresar a casa, él tenía que salir en algún momento y tendría que aceptar esa charla de la que tanto se negaba. Aunque claro, ¿Quién no lo haría? Sobre todo, Boruto que era alguien que prefería tomarse su tiempo cuando se sentía verdaderamente herido y, aunque no estaba orgullosa, sabía que lo había hecho.

—No fue la mejor manera de volver.

Era muy ridículo pensar que la recibiría con los brazos abiertos, pero todo había salido mal. Todo lo que dijo e hizo ese día, no estaba planeado en lo absoluto. Quería pretender una charla de adultos serena para dar paso a explicaciones, pero se salió de control al estar la niña en medio. Él entró en un aura de protección hacia su hija y ella, ella no sabia que sintió con exactitud al verla, pero después todo fue un desastre.

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Hina entró al departamento tirando sus cosas en el sillón, Sarada ya sabía de donde lo había aprendido entonces. Hina había comenzado su excursión a la cocina cuando de repente decidió regresar, rodeando el sillón y mirando con atención las cosas de su padre.

—¿Papá esta aquí? —gritó y sin esperar respuesta corrió hacia su habitación, pero no logró su objetivo al ser levantada del piso—, oye... —se quejó, pero lo pensó por un momento, eso debía sentir el señor ave cuando lo levantaba sin preguntarle.

—Esta dormido, mejor adelantemos tu tarea para que cuando despierte pueda jugar contigo ¿te parece?

—¡Buenoooo!

Sarada la sentó en la encimera y le acomodó el cabello, incluso tenía hojas.

—¿Qué tanto hiciste eh? —le quitó una y se la mostró.

Hina la tomó y la miró con orgullo.

—A que no adivinas.

—Mmmm —ella lo pensó un momento—, ¿buscaron insectos o algo?

—No —Hina cruzó los brazos sobre su pecho con arrogancia— ¡Le pegué a un niño y yo gané!

—¡¿Qué?!

—Se puso a llorar, no aguanta nada.

—Hina... —entrecerró los ojos

Uso ese tono que se asomaba junto a un regaño, pero los regaños de Sarada siempre eran pasivos y correctos. Siempre le hacia entrar en razón y ella era feliz con eso. 

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Nota:

Hace mucho no escribía contenido así, espero haya quedado good 👌🏻

Nos leemos quizá mañana, ahora me voy al trabajo, se cuidaaan lectores preciosos (´▽`).。o💛

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