¿Salvar o ser salvado?
Era algo curioso, Sanemi y ella no eran los mejores amigos pero desde que se enteró que era muda, el pilar de viento hacía un esfuerzo por no molestarse con su apariencia apática y gracias a eso la conocía mejor cada día más. Actualmente podía tolerar su presencia bastante bien y no sabía como pero tal parecía ser que se había convertido en el segundo consejero de Tomioka.
Puede que sus personalidades chocaran a veces pero Tomioka siempre había querido acercarse a Shinazugawa para ser amigos, sobre todo cuando Kanae le contaba tantas cosas buenas sobre el pilar de cabello blanco, sabía muy bien que su amiga estaba enamorada de Sanemi aunque le insistiera que eran muy buenos amigos cada que la pilar de agua le veía con expresión de no creerle nada. Y esa era otra razón por la que se sentía culpable cuando la dulce chica que todos querían falleció, le había arrebatado el posible amor de su vida a Shinazugawa, aunque después de escribírselo a modo de confesión a su compañero recibió un golpe por parte del joven con cabello blanco y un grito diciéndole que no fuera estúpida y que no era su culpa.
- Déjame entender esto... tú y Rengoku sienten lo mismo, ¿Pero por una superstición sin sentido no vas a demostrarle lo que sientes?
La azabache asintió con tristeza, le hubiera gustado decirle que no era una superstición, realmente las personas que se acercaban demasiado a su vida morían pero Shinazugawa sabía mejor que sólo eran situaciones desafortunadas, arrugó el papel que acababa de leer y lo aventó al lado del camino por el cual andaban.
- Déjate de tonterías y dile, Tomioka. No creo que suceda pero si llegara a morir te arrepentirías de nunca haberle dicho lo mucho que significó para ti.
La pilar de agua se quedó pensando y se dio cuenta que tenía razón en esa parte, Rengoku ya le había dicho lo mucho que la apreciaba y sus sentimientos eran más que claros sin embargo el pilar de la flama no sabía a ciencia cierta lo que pensaba su corazón porque nunca se lo había dado a conocer como tal.
- En cuanto acabemos esta misión vas a llevar tu cara de culo a la casa de Rengoku y le vas a escribir todo. ¿Entendiste?
No le quedaba más remedio que aceptar, claro que aunque pudiera no le diría que iba a visitar a Tanjiro antes de hacer lo que le acababa de indicar, no es como que a Sanemi le fuera agradar la mención del chamaco que le metió un cabezazo frente a todos.
Después de una semana fue a visitar al chico Kamado en la finca mariposa, el cual se alegró mucho de verla.
- ¡Tomioka-san! – Tanjiro exclamó, corriendo a su lado para recibirla.
¿Estás bien?
- Sí, me siento mucho mejor gracias a la medicina y entrenamiento de recuperación de Shinobu-san – contestó el chico alegremente.
A Tomioka le gustaba pasar a visitarlo, no lo conocía tan bien pero Tanjiro siempre le tenía paciencia y parecía entenderla mucho mejor que la mayoría al ser capaz de identificar sus emociones con el olfato.
La pilar de agua revolvió su cabello con suavidad, el chico de cabellos burdeos sonrió con un pequeño sonrojo, su padre solía hacer eso cuando era un niño y que alguien lo hiciera de nuevo le traía lindas memorias.
- Tomioka-san, muchas gracias.
Una pequeña inclinación de cabeza a un costado le dijo al chico que no tenía idea de lo que estaba hablando.
- Gracias por salvar a Nezuko y arriesgar su vida por ella, significa mucho para mí y estoy seguro que si pudiera, Nezuko también le estaría muy agradecida.
La azabache pensaba que no había hecho nada sacrificado ni de honor por lo que las palabras de Tanjiro solo le dieron una sensación leve en su pecho, quizá simpatía, la verdad no estaba segura.
- ¡Ah! Ahora recuerdo, el pilar de la flama pasó hace unos minutos por aquí buscándola Tomioka-san – recordó, considerando importante notificarle a su benefactora.
Su nariz detectó un peculiar aroma que ya no alcanzó a confirmar cuando la pilar de agua salió apresuradamente de la habitación.
- ¡Oh, adiós! – alcanzó a gritar Kamado, preguntándose si aquel sentimiento había sido un producto de su imaginación.
Tomioka se apresuraba para alcanzar a su compañero, no quería dejar que pasara más tiempo, era momento de hacerle caso a Shinazugawa.
"Nunca pensé que diría eso..." Se extrañó mientras un pensamiento caricaturesco del pilar de viento maldiciendo y amenazando de muerte le recordaba el porqué.
A la distancia, disfrutando la calma de un día de descanso, Rengoku caminaba alegremente tratando de adivinar donde se encontraría su pilar favorito. El sonido que ya había aprendido a identificar le dibujó una sonrisa brillante al mismo tiempo que volteaba su cabeza a tiempo para descubrir a la joven que se acercaba a toda prisa.
- ¡Tomioka, justo te estaba buscando!
Su expresión se suavizó cuando Giyuu no se detuvo y chocó con él con cariño.
Jamás se hubiera imaginado que muy en el fondo, prácticamente olvidada, Tomioka guardaba una parte tan dulce y tierna, puede que se viera un poco raro que tuviera actitudes así de vez en cuanto con ese agraciado rostro suyo pero Kyojuro se enorgullecía de saber que era el único con el que se comportaba de esa manera.
Todos los muros de inseguridad y ansiedad de Giyuu caían rápidamente al abrazarlo, le gustaba pegar su oreja a su pecho y respirar tranquila con la sucesión de latidos que incluso parecían acelerar en cada ocasión. Alzó su cabeza para verlo antes de invitarlo a su casa para poderle escribir lo que necesitaba, sin querer su nariz le robó el beso discreto que iba dirigido a su cabello negro.
Ambos se colorearon de rojo por aquella acción, el rubio por haber sido descubierto y la azabache por la sensación de sus labios en su piel, se separaron y trataron de poner en orden sus cabezas.
"¡Tranquilo Kyojuro, tranquilo! Llevas haciendo esto por un tiempo y nunca te ha demostrado que no le gusta... pero... se ve muy apenada... ¡¿Será que no se había dado cuenta antes?!"
La boca del pilar de la flama se abrió con nerviosismo, demonios, nunca había considerado esa posibilidad. El silencio se había vuelto incómodo por la inesperada equivocación de sincronía, afortunadamente Tomioka sacó una tarjeta de su bolsillo de manera torpe, casi se le cae en dos ocasiones.
Mi casa
Con el tiempo la pilar de agua había agregado un par de tarjetas a las que Rengoku le había regalado.
- ¡De acuerdo, vamos a tu finca! – exclamó casi de inmediato su compañera, dispuesto a aprovechar la oportunidad para enterrar el "feliz accidente" que tuvieron.
Inmediatamente abrió plática y la expresión atenta pero seria de sus ojos azules le relajó de inmediato, regresándole la confianza mientras andaban el uno al lado del otro.
- Escuché que Shinobu comenzará pronto un tratamiento para que puedas volver a hablar. ¿Cómo te sientes?
La azabache dejó salir el aire sin mucha emoción y Regoku podría asegurar que fue un suspiro pesimista.
- Todo va a salir bien Tomioka, debes tener más confianza en el futuro. – comentó tratando de subirle el ánimo - ¡Yo puedo ayudarte con el tratamiento que te den! ¡De esa manera no me perderé tus primeras palabras! – agregó con alegría frente a la idea.
Vaya oración extraña que había resultado aquella, algo que le escucharías decir a un padre para su hijo que apenas va a explorar el complicado mundo del lenguaje. Aquella muestra de confianza y apoyo dibujo una efímera sonrisa en la cara de Giyuu, si en verdad funcionaba había una palabra que anhelaba decir con sus propias cuerdas vocales, cierto nombre que le gustaba bastante.
En cuanto acomodaron el calzado en la entrada, Tomioka fue en busca de algo que ofrecerle a su invitado, unos minutos después tomaban del té que Kanroji le había obsequiado a la joven muda en una muestra de buena voluntad. El pilar rubio disfrutaba la sensación del líquido caliente en aquel día fresco y con viento, mientras tanto la azabache terminaba de escribir las palabras que llevaba dentro de su dudoso pecho, ansiosa y algo temerosa de ver la cara que pondría el otro cuando lo leyera.
A Giyuu le encantaba que Rengoku de alguna manera siempre tenía tiempo para ella cuando más lo necesitaba, su miedo comenzaba a retroceder lentamente y por ello era que en parte decidió seguir la indicación, más que consejo, de Sanemi. Por la otra parte la idea de Kyojuro muriendo sin saber lo mucho que mejoró su vida y lo feliz que le hizo era una nueva razón que sus pesadillas usarían en su contra seguramente.
Los últimos trazos fueron algo nerviosos e inseguros, cosa que notó el otro, pero no por ello se acobardó. Tomó con decisión el papel y se lo ofreció a Rengoku rápidamente como si temiera cambiar de opinión, adquiriendo un primaveral tono de rosa en sus mejillas.
El joven pilar tomó el escrito con una amplia sonrisa y segundo con segundo que leía, ésta iba desapareciendo. Algo que definitivamente no tranquilizó a la pilar de agua.
Rengoku Kyojuro
Explicarte lo mucho que significas para mí por medio de palabras ya fuesen habladas o escritas es muy difícil, nunca te lo había dicho pero tengo mucho miedo de perderte si me acerco más a ti, pero contra todo lo que me digo para mantenerte a salvo, te necesito cada día más.
Eres como el sol y yo similar a una planta como las miles que hay, pero que aun así se fortalece cuando sus rayos la tocan.
Las ganas de abrazar a Tomioka crecían y con cada palabra un sentimiento diferente surgía, de pronto soltó una pequeña risa que alivianó el corazón de la pilar de cabello negro y al mismo tiempo puso en revuelo su mente con inquietud.
Eso sonó muy empalagoso... quizá demasiado, lo lamento. No fue mi intención... ¿O quizá sí? Olvídalo...
Como decía, me cuesta mucho expresar mis sentimientos, como probablemente ya te habrás dado cuenta. Tú siempre me has dicho lo que significo para ti y aunque ahora sabes el por qué no puedo corresponderte, lo menos que quiero es que pienses que tus sentimientos son unilaterales.
Sus pupilas se agrandaron y sus pómulos se sonrojaron, la volteó a ver asombrado, causando que la azabache desviara la mirada y por si acaso releyó la siguiente parte.
Te considero más que un amigo, me gustas mucho. Desde que supe que no era el único que se sentía así todo que quiero es estar a tu lado, sentir tu calor y escucharte hablar mientras acaricias mi cabello, me encanta que hagas eso, me hace querer volverme pequeña y acompañarte a todos lados en tu bolsillo del uniforme. Oh... Lo hice de nuevo ¿verdad? Lo siento...
"No te disculpes, es adorable." Pensó Rengoku con una dulce sonrisa.
Sé que somos pilares, la muerte es una compañera que viene con nosotros a donde vayamos, esperando el momento en que en vez de los demonios nos lleve a nosotros. Lo sé muy bien, te seguiré manteniendo a salvo de mi maldición pero ahora que sabes que correspondería tus sentimientos sin dudarlo me siento tranquila.
El rubio dejó cuidadosamente el papel en la misma mesita dónde Tomioka estaba escribiendo y abrió sus brazos, esperando que la pilar de agua se rindiera a sus deseos. No tardó mucho realmente, pronto traía a la insensible, fría y antisocial pilar de agua rodeando su cuello mientras frotaba con calma su cabeza en aquel hueco del hombro, disfrutando el calor de su presencia y aceptación de sus sentimientos.
Kyojuro creía que Giyuu tenía un miedo sin fundamento pero no le importaba esperar a que se diera cuenta que nada malo sucedería, lo más importante era verla feliz y seguro, incluso si su trabajo efectivamente era luchar contra la muerte misma, la esperanza siempre iluminaría un nuevo camino, estaba confiado en eso.
Se quedaron un tiempo así, juntos sin decir nada mediante palabras pero descubriendo cada pequeño sentimiento con caricias apacibles y como máxima expresión de afecto, un beso muy cerca de la boca por parte del pilar de la flama, pero todavía manteniéndose en el seguro territorio de la mejilla.
Tanjiro era feliz cuando pasaba por los pasillos de la finca mariposa después de practicar la respiración de concentración total y veía en una habitación a Tomioka realizando con Shinobu el tratamiento prescrito para recobrar su habilidad verbal, para la pilar insecto le resultaba un poco gracioso escuchar a una persona tan seria como la pilar de agua formar esos sonidos torpes y extraños, pero su formalidad médica y amistad con la azabache le ayudaban a no demostrar ni una pizca de burla en su semblante.
"Ahora entiendo la razón de su silencio total." Se dijo al ver como se cubría el rostro con las manos después de un ejercicio vocal en el que sonó como alguna especie de animal. "Le daba mucha vergüenza que la escucháramos haciendo esa clase de ruidos."
Shinobu sonreía con paciencia cada que la escena se repetía y le decía de nueva cuenta que no tenía nada de que apenarse, que si bien no era normal, cada vez escuchaba mejor los sonidos y entonaciones que hacía. La idea de estar mejorando la animaba y evitaba que faltara a la siguiente sesión de su tratamiento.
Cada día que Rengoku cruzaba su camino con Tomioka se alegraba singularmente pues la joven usuario de agua daba enormes brincos de progreso en su opinión. Ahora era capaz de pronunciar varias sílabas, todavía lentamente por lo que prefería seguir usando sus tarjetas y señas, incluso cuando el pilar de la flama le insistía en que intentara hablar más con la excusa para nada falsa de que le gustaba mucho su voz, lo poco que la había escuchado y aunque fuera todavía algo extraña.
- ¿Mi...si...ón? – preguntó Giyuu a petición de Kyojuro.
- ¡Muy bien Tomioka! Así es, muchos de nuestros cazadores no han vuelto de ese tren en específico y las personas siguen desapareciendo, ¿No te suena sospechoso?
La azabache asintió y poco después le dio la mano, transmitiéndole su deseo de que regresara a salvo como de costumbre, además de que su mirada le indicaba con cierta frialdad que evitara regresar con demasiadas heridas.
Rengoku parpadeó un par de veces y su expresión cambió a una llena de aprecio, cogió ambas manos y las llevó a sus labios para dejarle un par de besos con la intención de brindarle certeza de que las cosas estarían bien.
"No debería dejar que hiciera eso..." Empezó la azabache, repitiéndose que debía alejarlo con prudencia, pero lo reconsideró cuando los besos se sintieron en su mejilla y comisura de la boca.
"A quien engaño, adoro que haga eso." Pensó, rindiéndose a la sensación y dejándose querer.
En eso su memoria trajo las palabras del cuento que Kanae hizo cuando tenía diez años:
"No necesitaron hablar para darse cuenta de lo que sentían realmente..."
Alzó su mirada azul marino la cuál chocó con la flamígera del otro.
"... por lo que bastó con que se contemplaran a los ojos hasta tener que separarse."
El joven le sonrió antes de pasar sus dedos entre sus mechones y acomodárselos detrás de la oreja. Y pensar que Kanae se apenaba por guardar un cuento así, ¿Qué pensaría si supiera que predijo su futuro?
El pensamiento le causó gracia y nostalgia, extrañaba a Kanae, le hacían falta sus consejos y verla molestar traviesamente a Shinobu. El cuervo de Kyojuro esperaba que se despidieran para llevar a su dueño directo a la estación donde se encontraba el tren al que tenía que abordar.
- Volveré pronto, ni siquiera notarás que me fui – comentó antes de partir.
Giyuu agitó su mano tranquilamente en señal de despedida, Kanzaburo se acercó sobrevolando con dificultad y estuvo a punto de caerse de su hombro al aterrizar.
- Giyuu, ¿Ya puedes hablar? – preguntó esperanzado.
- Un... po...co. – respondió la pilar de agua, alegrando enormemente a su amigo.
"Debo ir a mi tratamiento con Kochou, me envenenará si me pierdo una sesión."
Dejó que su cuervo se acomodara en su cabeza y emprendió la marcha a la finca mariposa. Llegó a tiempo para ver partir a Tanjiro y los otros dos que lo acompañaban.
- ¡Es el haori dividido que no puede hablar!
- ¡No seas bruto, es la pilar de agua! ¡Nos matará si te escucha! – contestó asustado Zenitsu.
- ¡Oigan, Tomioka-san no es así y es grosero llamarle de esa forma! – regañó Tanjiro antes de volverse a ver a la azabache con las más radiante de sus sonrisas - ¡Tomioka-san, hola!
Kamado se apresuró a su lado en lo que las niñas les daban a sus amigos algunas cosas para el viaje.
- ¿Vino a su sesión con Shinobu-san?
En cuanto contestó, Tanjiro respondió con entusiasmo.
- ¡Usted puede lograrlo Tomioka-san, es una persona increíble y determinada!
Giyuu le revolvió el cabello, su forma de decir gracias con el chico de cabellos burdeos y que este ya estaba familiarizado. Antes de que el chico salvaje y el otro completamente de amarillo lo llamaran, Tanjiro le contó a su protectora que Oyakata-sama les había encargado asistir al pilar de la flama en su misión en el tren. Tomioka los vio alejarse y meditó seriamente en que cosa Rengoku necesitaría de su ayuda, realmente era un viaje de aprendizaje para los chicos, su compañero-pareja era uno de los pilares más disciplinados, poderosos y diestros con la espada que tenía la organización.
"Bueno, de algo les servirá a Tanjiro y esos otros dos niños." Se dijo al mismo tiempo que entraba a la finca en busca de la pilar insecto para continuar su recuperación.
Mientras Giyuu estaba dormida en su casa, el viejo cuervo aprovechaba el fuerte viento para llegar sin gastar mucha energía al lado de su compañera e informarle de una nueva tarea que debía cumplir. Quiso el destino que las corrientes aéreas lo desviaran de su trayectoria y terminó pasando sobre el escenario de un tren descarrilado y varias personas siendo auxiliadas para salir del transporte.
El ave veía con dificultad lo que sucedía pero una voz conocida le hizo posarse en uno de los árboles del bosque para observar la escena.
- ¡No te muevas, si la herida de tu estómago se abre será fatal!
La voz del enamorado de su pequeña pilar llegó hasta sus oídos y un mal presentimiento invadió el plumaje de Kanzaburo. El demonio que se enfrentaba al pilar de la flama no era ordinario, no, todo lo contrario, su gran experiencia al lado de Urokodaki le indicaba que el adversario tenía mucho mayor poder que el de una luna inferior. El chico Rengoku necesitaba ayuda, la misión de Giyuu podía esperar, abrió sus alas y echó a volar dando todo de sí para llegar lo más pronto posible a la finca del agua.
"Tomioka... lo siento tanto... no creo que vaya a volver... me hubiera gustado poder abrazarte una vez más.
Senjuro... te quiero más de lo que puedes imaginar, eres mi preciado hermanito menor, lo que decidas hacer con tu vida, estaré orgulloso.
Padre, lamento que me vaya a adelantar, quisiera que pudieras volver a estar feliz pero no lo conseguí, te respeto y estimo mucho padre, incluso si abandonaste todo y a todos."
Las palabras de Akaza no importaban, su concentración estaba por encima de ellas.
"¡Mantén tu corazón ardiendo! ¡Supera tus límites!"
- ¡Soy el pilar de la llama! ¡Kyojuro Rengoku! ¡Novena postura!
¡PURGATORIO!
La carrera desesperada de Giyuu a través de los árboles y la expresión angustiada que dejaba ver ahora que estaba sola era terrible.
"Ya sabía, ¡Ya lo sabía! Pero aun así fui lo suficientemente estúpida como para creer que todo estaría bien..."
Saltó un grueso tronco caído en su camino y al aterrizar alcanzó a ver el polvo y humo de la batalla y el descarrilamiento del tren varios metros adelante.
"¡Maldita sea Tomioka Giyuu, corrige tu error, cumple con tu responsabilidad! Si fuiste egoísta ahora sálvalo, ¡Sálvalo! ¡De prisa!"
Aumentó la precisión de su respiración de concentración total para que los músculos de sus piernas le permitieran ser aún más veloz. Frenó bruscamente cuando llegó al límite del bosque y resonaron gritos enfurecidos y desesperados a la par, el sol estaba por alzarse y fue cuando lo vio...
Kyojuro con el brazo de un demonio aprisionado entre su pecho y estómago, sosteniendo su katana roja en un intento de rebanarle la cabeza y la desesperación del demonio por escapar antes de que los primeros rayos de sol lo tocaran.
Y entonces sucedió, las imágenes se sobrepusieron, la muerte de Sabito y ahora lo que parecía ser la muerte de Rengoku, la sangre, el dolor, todo estaba ocurriendo de nuevo.
"No...No... ¡No!... Rengoku... ¡Rengoku!"
La impresión de lo que veía, el tratamiento y la medicina de Shinobu, contribuyeron al prodigio al cuál ni siquiera le dio importancia por la gravedad de la pelea.
Su boca se abrió emitiendo débiles sonidos aterrados pero algo se unió de nuevo dentro de sí y una palabra resonó en el campo de batalla, llamando la atención de Tanjiro e Inosuke que seguían acatando la orden del pilar de la flama de quedarse en su sitio.
- ¡K-KYOJURO!
Los ojos del mencionado se abrieron, y una sensación cálida que no era por su sangre se colocó en su pecho cuando volteó y vio a la pilar de agua corriendo desesperadamente hacia dónde había caído con katana azul en mano mientras no dejaba de llamarlo.
- ¡Kyojuro!, Re-Resiste ¡Kyojuro!
"Tomioka... ¡Estoy tan feliz, tu primera palabra fue mi nombre!" Pensó con una sonrisa alegre sin dejar que aquella hermosa situación lo distrajera de su tarea.
Ya se encontraba a la mitad del cuello de Akaza, tan solo unos centímetros más y todo terminaría.
- ¡Muévete! – gritó la luna superior tres, jalonando su brazo del hueco en su víctima.
El cazador de haori verde y negro a cuadros fue por su nichirin mientras le gritaba a su amigo que se moviera si quería salvar a Rengoku, sin embargo no hacía falta que se esmeraran tanto. La pilar de agua se abalanzó sobre Akaza, quien estaba ocupado tratando se liberarse del agarre del pilar rubio y sus ojos contemplaron el rostro enfurecido con un huracán de furia en su mirada mientras el filo azul de la espada chocaba con la hoja roja del otro, cercenando así al demonio.
El pilar de la flama cayó debilitado en los brazos fuertes de la joven pilar quien hacía un tremendo esfuerzo por ordenar sus ideas y formar una oración coherente de su desacostumbrada garganta.
- ¡No! E-Espera... ell... t-te necesitan, Tan-Tanjiro te ne...cesita, yo te ne-necesito. – alcanzó a formular todavía algo confundida pero comenzando a recordar cómo decir frases fluidas.
- Sabes que no me necesitas Tomioka – susurró Rengoku con un volumen preocupantemente bajo.
- ¡Lo sé p-pero q-quie...ro estar a t-tu lado! No t-te rindas, t-tú no ere-eres así. ¡No, no cie...rres los ojos!
Le dio una pequeña cachetada con su mano libre para mantenerlo despierto, se habían quedado solos, los chicos buscaban frenéticamente cualquier cosa que pudiera salvarle la vida a su nuevo maestro.
- Tu voz... es hermosa... me alegra escucharla...
- P...or favor... por fa-favor no te va-vayas...quédate conmigo...
- ...Tomioka...
- Por fav-favor... por favor... - murmuraba en voz baja, abrazándolo sin importarle la mancha de sangre que comenzaba a estamparse en su propio uniforme.
- Mi madre está aquí, debo irme.
- No digas es-esas cosas, por favor s-sólo un po...co más, t-te lo ruego. – sollozó recargando su cabeza en su pecho, atesorando cada débil latido que indicaba que no quedaba mucho tiempo.
Rengoku acarició su cabello y descubrió que odiaba escucharla llorar, alzó su mirada para ver a su madre y una sonrisa se dibujó en su rostro ensangrentado.
"Lo siento madre, si me lo permites creo que me tardaré un poco más en reunirme contigo."
Su madre lo contempló un rato antes de cerrar sus ojos y asentir comprensivamente. Rengoku respiró tratando de retrasar el sangrado y cuando vio a sus chicos llorando asustados pero acompañados de un haori que conocía bien junto a un cabello negro con puntas moradas sonrió para depositar un beso en el cabello de la azabache que tenía miedo de soltarlo.
- Tranquila Tomioka, parece ser que me quedaré mucho más tiempo con ustedes, con los chicos... contigo.
Sus palabras le trajeron alivio y dejó salir un suspiro calmado mientras acurrucaba su cabeza en su pecho, gracias al cielo haber pasado con Shinobu a que Kanzaburo le dijera lo que estaba pasando antes de ir a salvar a Rengoku definitivamente había sido la decisión acertada, herido y casi acabado pero su sol viviría.
- ¿Ahora estás convencida?
- No ent-entiendo... no debes ha...blar.
- No tienes una maldición, gracias a ti sigo con vida.
La azabache se tuvo que alejar para que la chica mariposa pusiera manos a la obra antes de que el brazo desapareciera, pero lo miró fijamente durante todo el proceso, platicando juntos de la manera en la que estaban habituados, en silencio, compartiendo sus pensamientos a través de lo que la gente llamaba los espejos del alma, y era cierto, al menos entre ellos no había dicho con mayor verdad.
Pero bueno, ¿Qué se puede esperar cuando las palabras están selladas y hay más de mil cosas que decirse?
Ambos pilares completaron sus correspondientes recuperaciones al mismo tiempo y aunque Kyojuro amaba la voz de Giyuu, todavía disfrutaba y entendía el callado lenguaje de sus corazones a la perfección.
Epílogo
- Se está tardando mucho en hablar.
Un niño evidentemente de la familia Rengoku miraba aburrido a su hermanito menor a quien su padre trataba de motivar para que dijera algo.
- Dale tiempo hijo, no todos aprenden al mismo tiempo – dijo tranquilamente Giyuu.
- ¡Así es, tu madre por ejemplo tardó años en poder hablar!
- ¿QUÉ? ¿Eso es cierto, madre?
La azabache cerró sus ojos con frustración y una pequeña vena se marcó en su frente.
- Creí que acordamos que nunca mencionaríamos eso de nuevo, Rengoku Kyojuro – masculló la ahora ex pilar de agua.
- Y yo creí decirte que apreciaría cada día de mi vida tu hermosa voz, Rengoku Giyuu – respondió alegremente el último de los pilares de la flama al ver que el bebé rubio se acercaba gateando a sus brazos.
- No tienes remedio – suspiró la joven de ojos azules.
- Oigan no me dejen aquí con la duda, ¿Qué fue lo que te sucedió? – preguntó el niño, irritado por semejante manera de ignorarle.
- Es una larga historia pero si algo aprendimos es que no se necesita hablar tanto como yo para poder entender el corazón de otra persona – comentó Kyojuro, cargando a su hijo menor mientras se acomodaba el parche en su ojo y acercándose a los otros dos para escuchar juntos la historia que probablemente Giyuu terminaría rindiéndose y contando.
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