Palabras del corazón
Todos se sentían... estúpidos... por no decir otra palabra. Simplemente, ¿Cuánto tiempo había pasado desde que cada quién conocía a Tomioka? Claro que dependía de cada pilar pero realmente los únicos que podían salvarse eran Muichiro ya que era nuevo y Himejima hasta cierto punto, aunque siendo honestos también se sentía algo culpable por no haber notado las cosas antes.
- Esto es ridículo... tú debiste ser la primera en darte cuenta.
- ¿Disculpa? – respondió Shinobu con indignación en el tono.
Se había dado la ocasión de reunirse y los tres pilares se encontraban sentados en una banca mientras comían algunos dangos. Sanemi iba a morder el dulce pero volteó a verla antes de hacerlo.
- Eres la doctora aquí, todo el tiempo vamos a tu finca a que nos cures y estás familiarizada con nuestros cuerpos, sólo digo – dicho esto se metió una de las bolitas de masa a la boca.
Shinobu se molestó con lo que dijo pero no tuvo un contra argumento para aquello, así que en vez de eso contestó con otra pregunta.
- ¿Y cuál es tu excusa Shinazugawa-san? ¿Tu obsesión por pelear te vuelve tan estúpido cómo para no notar a una persona muda frente a ti?
- No estoy obsesionado con luchar.
- Claro, entonces explícame de donde han salido la mayor parte de tus cicatrices.
Iban a comenzar a discutir pero la voz de Iguro lo evitó.
- Tomioka tiene la culpa, eso no quita que seamos una bola de idiotas pero no es posible que no se le haya ocurrido en ningún momento hacérnoslo saber de alguna manera. Es casi como si disfrutara su situación.
- Además de arrogante, masoquista – masculló el pilar de viento poniendo sus ojos en blanco.
- Por favor Iguro-san, Tomioka-san no es buena relacionándose con las personas, puede llegar a ser un poco tonta en ocasiones pero no es intencional.
Eso era cierto, sin embargo el hecho de haberse dado cuenta que la pilar de agua tenía esa complicación y no haber sido capaz de deducir que además tenía problemas verbales le pegaba más en el orgullo a la pilar insecto. Aunque debía haber otras razones para que Tomioka no intentara buscar ayuda, los tres estaban seguros de ello pero ninguna explicación les resultaba lógica.
- Eso ya no importa, ahora que sabemos ¿Qué mierda se supone que vamos a hacer al respecto? – preguntó Shinazugawa.
Los pilares habían terminado, comenzaron a caminar sin rumbo por las calles de aquel pueblo en lo que resumían su plática.
- Lo primero y lo más razonable sería revisarla para ver cómo está la cosa realmente, después sólo sería cuestión de proporcionarle ayuda para que pueda comunicar de otras maneras lo que necesita o quiere.
- Kyojuro ya se adelantó en eso – comentó Obanai ganándose expresiones sorprendidas por parte de sus amigos.
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Giyuu y Kanzaburo veían con curiosidad el pequeño paquete en las manos de la joven azabache. Después de haber respondido la pregunta de Rengoku aquella noche y que se hubiera enterado finalmente que no podía hablar, Tomioka creyó que los demás le seguirían en la noticia y todo acabaría ahí, varios problemas se resolverían y hasta podrían ser más pacientes con ella, todo ventajas desde su punto de vista, pero no esperaba la visita del pilar de la flama en la entrada de su casa dos días después del incidente.
- ¡Buen día Tomioka! ¡Te tengo un obsequio!
Le entregó un paquetito envuelto sencillamente y esperaba ansioso a que su compañera terminara de revisarlo para ver su reacción al abrirlo. La azabache desató el lazo que mantenía el papel en su sitio y su curiosidad aumentó cuando notó que eran varias tarjetas con palabras en una de sus caras. Miró a su cuervo y luego a Rengoku con evidente cara de "no entiendo" y el rubio encontró el gesto sumamente adorable.
- No pude dejar de pensar en ti desde nuestra última misión, por lo que hice algo que espero te pueda ayudar para que puedas expresarte con más facilidad.
Tomioka dejó ver una cara sorprendida y avergonzada, Kyojuro quedó perplejo un par de segundos y se ruborizó al darse cuenta de lo primero que había dicho.
- ¡Ah! ¡No lo dije con esa intención! Digo es cierto que no he dejado de pensar en ti p-pero – Rengoku estaba hecho un desastre hablador y ahora ambos estaban seguros que se veían mutuamente sonrojados. - Ahm... ¿Quieres que te muestre cómo usarlas? – ofreció para zafarse de su metida de pata.
La joven apretó la boca en lo que pensaba y tímidamente le dijo que sí, Kanzaburo decidió dejarlos solos por lo que alzó el vuelo del hombro de la discípula de Urokodaki mientras el rubio entraba en la finca del agua. Se sentaron en uno de los pasillos exteriores, Rengoku colocó las tarjetas una a una en tres filas para que Tomioka pudiera ver las palabras, había un total de diez.
"Comida, Tomioka Giyuu, Dormir, Ten cuidado, Baño, ¿Estás bien?, Perdón, Gracias, No entiendo".
Eso decían nueve de ellas, tomó la última y le dio vuelta creyendo que estaba al revés pero no tenía nada escrito.
- Dejé esa en blanco por si querías escribir algo, pensé en cosas sencillas que decimos a menudo pero quería que pudieras agregar algo más – aclaró Kyojuro.
Tomioka lo pensó, realmente había hecho un buen trabajo con las palabras pero si había algo que quería decir y era de suma importancia, todavía con la tarjeta en mano le hizo señales al pilar de la flama para que lo siguiera, Rengoku recogió las demás velozmente y fue tras él. Entraron a una de las habitaciones dónde había una mesa, la azabache rebuscó un rato los materiales para escribir mientras el joven ordenaba las tarjetas y se aseguraba de que, tal y cómo lo había calculado, cupieran todas en el bolsillo del uniforme sin problemas.
De pronto el papel de la tarjeta faltante estaba extendido delante de él, apreció la caligrafía de su compañera y sus ojos analizaron lo que decía, su pecho se sintió raro y su sonrisa se ensanchó divertido con lo que había escrito la pilar de agua.
A mí no me odia nadie
"Creo que es evidente que esto está pensado para Shinobu". Pensó antes de sacar de su bolsillo las tarjetas y entregárselas a Giyuu una vez más.
- Es verdad, nadie te odia – mencionó Kyojuro con un tono amable.
Tomioka sentía bochorno por la mirada del otro, contempló sus tarjetas buscando una en específico, cuando la encontró se la mostró al pilar de la flama y se alegró cuando su rostro se iluminó.
Comida
- ¡Excelente, vamos a almorzar! ¡Conozco un lugar excelente! – exclamó con entusiasmo por la iniciativa de la azabache.
Ambos salieron en busca del restaurante que el pilar rubio conocía, durante el camino Tomioka se sentía contenta y al mismo tiempo preocupada. Rengoku era una persona increíble, de esas que pueden iluminar tu día con su sola presencia, no podía permitir que los demás lo perdieran por ser egoísta y no alejarlo antes de que fuera tarde, por otro lado se ponía triste con la idea de Kyojuro dejándole de poner esa atención que tanto le gustaba, no era invasiva o incómoda, todo lo contrario, gracias a él dejaba de sentirse sola y miserable, le daba un pequeño toque de vida al gris que le rodeaba y amaba ver como los colores parecían acentuarse cuando Rengoku estaba cerca.
En realidad al principio intentó plasmar en la tarjeta en blanco lo mucho que le daba las gracias y le importaba, unos segundos antes de que el pincel tocara el papel le ganó la vergüenza y terminó escribiendo lo segundo que le gustaría decir dentro de sus opciones.
La comida era deliciosa, Tomioka estaba muy feliz de haber podido comer en otro sitio sin molestar a alguien en el proceso y Rengoku no podía dejar de sonreír por estar haciendo algo que disfrutaba enormemente al lado de alguien a quien consideraba muy especial dentro de su corazón. Mientras ellos comían, los cuervos de ambos estaban viéndolos a través de una ventana, intercambiaron miradas y asintieron satisfechos, ya se habían percatado que aquello era más que una linda amistad y creían que si se seguía cultivando muy pronto florecerían los verdaderos sentimientos entre ellos.
El tiempo transcurrió y las cosas fueron mejorando poco a poco, los pilares le tenían más paciencia y gracias a cierto amigo rubio ya no se sentía tan asediada por la soledad como antes. Había un aire de cambio en el ambiente y la primera señal se le presentó más pronto de lo que creía.
Terminó de escribir y suspiró creando una pequeña nube de vapor por la temperatura, volteó a ver a los niños que había salvado, se veían débiles y pequeños pero tenían potencial. Se acercó al chico que había mandado al inconsciente hace varios minutos y colocó la carta en su mano en la que le explicaba quién era, por qué los atacó y lo que ahora le correspondía hacer al chico si quería curar a su hermana. Llamó a Kanzaburo y le encomendó una carta para Urokodaki en la cual le decía que enviaría a un chico con olfato increíble que quería convertirse en cazador de demonios.
- ¿Sucede algo Tomioka-san?
Regresó de su viaje al mundo de los olvidados, ni siquiera recordaba que era lo que estaba pensando así que negó y mostró la tarjeta que pedía perdón, después de dos años se había acostumbrado a manejar aquellos objetos y estaba eternamente agradecida con el pilar de la flama por haberse tomado las molestias de hacer esas tarjetas personalmente para ella, le hacían la vida mucho más fácil. La pilar insecto le pidió que tomara asiento y una vez lo hizo retomó lo que iba a decir.
- Sé que no te gusta hablar de eso pero creo que es necesario – La pilar de agua ya se imaginaba lo que diría pero se trataba de Shinobu, así que la dejaría hablar - Estuve revisando lo que mi hermana dejó de tu condición y tal vez haya manera de solucionarlo, hay varios factores que no sabemos sobre lo que provocó tu mudez pero si me das más tiempo estoy segura que puedo curarte.
Desde un inicio Giyuu no había buscado ayuda por pensar que era el castigo que debía por lo sucedido con Sabito y sumado a lo anterior, después de Kanae no quiso que nadie más tratara de ayudarla, Shinobu lanzó sus razones por la ventana y desde que se enteró que era muda hacía esfuerzos por descubrir una manera de ayudarle. Eran pilares y por ello su tiempo era limitado pero pese a eso la chica de puntas moradas no se preocupaba, Tomioka estaba acostumbrada a su situación actual y el trato de los demás hacía ella había mejorado en sobremanera por lo que todavía podía tardarse más tiempo de ser necesario. "Lo importante es hacer las cosas bien", era lo que había dicho la usuaria del aliento insecto y seguía manteniendo.
No le quedaba más remedio que aceptar pero aun así temía por la vida de su compañera, era peligroso relacionarse demasiado con ella... aunque había excepciones a la desafortunada regla.
- ¡Buen día Shinobu! – Una voz inconfundible se hacía presente en la puerta y una cabellera rubia se distinguió - Me preguntaba si... ¡Oh! ¡Tomioka, que bueno encontrarte aquí! Hace un par de meses que no nos vemos.
Kyojuro estaba feliz de haberse topado con la azabache, Giyuu se puso de pie y rápidamente revisó la herida de su antebrazo para después verlo con irritación.
- ¡Vamos Tomioka, no me veas con esa cara! Realmente intento cuidarme pero es difícil cuanto más poderosos son los demonios – se excusó Rengoku riendo despreocupadamente.
"Pero no eres como yo Rengoku, no puedes morir tan fácilmente, eres importante y todos te necesitan". Se dijo la joven de ojos azules mientras quitaba el vendaje improvisado que su compañero se había hecho en la herida.
La pilar insecto se fue un momento a traer lo necesario para tratar la cortada, Rengoku aprovechó para tomar sus manos y acariciarlas con cariño lo que apenó a Tomioka bastante pero no retiró las manos de sus caricias, se le hacía un poco raro que cada vez que se encontraban el pilar de la flama la trataba de una manera más íntima que la anterior, las primeras veces que lo hizo eran con algo de timidez y duda pero en estas últimas lo hacía con tanta seguridad que comenzaba a temer que fuera lo que su mente desde hace tiempo le repetía con insistencia.
"No, no puede ser, fue mi culpa aquella vez en que lo besé pero no se pudo haber enamorado de mí con solo eso, ¿Además quién querría estar con alguien como yo? Lo estás imaginando, sólo es amable como siempre".
"Si claro, amable". Respondió inmediatamente su sentido común con un tono de ironía cuando Rengoku acortó la distancia a escasos centímetros.
El rostro de Tomioka se volvió completamente rojo y deseó con todas sus fuerzas tener una tarjeta que dijera "muy cerca", aunque el dueño de esos ojos dorados ya sabía que estaba traspasando la frontera del espacio personal de Giyuu y planeaba invadir el rostro que llevaba anhelando por varias estaciones.
Había tenido mucho tiempo para pensar y estaba seguro de lo que quería, estaba enamorado de la espadachín de ojos azules oceánicos y cabello negro arreglado en una coleta, la pilar de agua entendía mejor las cosas si se demostraban con acciones y por lo tanto estaba determinado a demostrar sus sentimientos. Sin embargo el miedo que Tomioka tenía de que Kyojuro resultara lastimado si se acercaba sentimentalmente incluso un paso más, era demasiado. Rengoku presintió que ya no estarían solos por lo que se alejó dejando un beso en el dorso de su mano justo antes de que la azabache estuviera a punto de empujarlo lejos, probablemente causar un malentendido y huir, los pasos de Shinobu interrumpieron y salvaron los eventos del futuro.
- Ara, ara Rengoku-san, Tomioka-san, ¿Qué estaban haciendo mientras yo no estaba?
- Nada realmente.
- ¿Enserio? Entonces tendré que examinarte Tomioka-san, creo que te está dando fiebre – respondió la chica mariposa con burla en su mirada.
Giyuu respiraba entrecortadamente y sus mejillas todavía daban evidencia de lo que había estado a punto de suceder. Tragó con nervios y esperó que Kochou curara la herida del pilar, era costumbre que cada que se encontraban hacían algo juntos, una vez había intentado escabullirse y terminó en el hombro de Rengoku como si fuera un costal de harina, después de eso había aprendido la lección, nunca jamás tratar de huirle a su compañero si no se habían visto en mucho tiempo.
Al final decidieron hacer algo tranquilo para no arruinar el trabajo de Shinobu en el antebrazo del rubio. Senjuro abrió la puerta, alegrándose bastante al ver a su hermano.
- ¡Aniue! Creí que volverías a casa mañana.
- ¡Pues sorpresa, estoy aquí! Y traje a alguien conmigo.
Su hermano pequeño se percató que efectivamente iba acompañado, el aspecto serio de Tomioka le intimidó un poco pero cualquier amigo de Kyojuro era con seguridad una buena persona. Los tres pasaron un rato agradable en medio de las risas de los hermanos y la compañía de la azabache, cuando llegó la hora de comer se trató de ir pero Kyojuro insistió en que los acompañara y Giyuu no pudo negarse, sólo esperaba que no estuvieran tentando a la mala suerte que llevaba consigo siendo tan amables.
La residencia Rengoku era muy grande y a diferencia de la suya todavía conservaba algunos destellos de vida gracias a Kyojuro y Senjuro, tan sólo no quería arrebatarles su felicidad tal y cómo lo había hecho con la pilar insecto al creer que podía ser cercano con Kanae. Esta vez quería proteger a Rengoku, le daba miedo perderlo y por más que temiera admitirlo era porque le veía cómo algo más que un amigo. Desvió sus pensamientos y se fijó en como el joven le pellizcaba cariñosamente la nariz al niño, no recordaba exactamente como y cuando comenzó a tener sentimientos por aquel siempre sonriente hombre, tal vez desde que cometió el torpe descuido de besarlo, o tiempo después cuando el pilar de la flama comenzó a ponerle más cuidado y atención, como aquella vez que se enfermó y cuidó de ella incluso con el riesgo de pescar su resfriado, realmente habían sucedido demasiadas cosas, su corazón se mareaba si trataba de comprender el porqué de la sensación de su pecho y estómago.
- ¿Qué sucede Tomioka? ¿Te comió la lengua el gato? – preguntó Rengoku al ver que se había perdido en sus pensamientos.
La mencionada respondió alzando una ceja y empujándolo a modo de juego mientras el rubio reía de su reacción.
- ¡Lo siento, me gustan mucho tus reacciones así que no puedo evitar molestarte a veces! Son muy lindas.
Se sentía segura y cómoda cerca de Kyojuro, las bromas ocasionales sobre su mudez no le molestaban, al contrario a veces llegaba a pensar que su situación no era tan mala como solía serlo. Tomioka sintió calor en sus mejillas y giró su cabeza para que no pudiera ver que se había avergonzado por su comentario, el cuervo de la pilar de agua llegó y tambaleándose se acercó a ellos.
- Giyuu, Oyakata-sama requiere tu presencia en la residencia Ubuyashiki.
Se pusieron de pie y despidieron a la azabache quien fue rápidamente al encuentro del patrón, si la pensaba enviar a una misión no podía perder tiempo, la necesitaban y cada segundo cuenta cuando eres un pilar de los cazadores de demonios.
A la mañana siguiente se les solicitó a los pilares que acudieran para tratar una situación inesperada, conforme llegaban les informaban de que se trataba y la noticia no tardó en provocar una conversación entre ellos.
- Me preguntó cómo será el cazador que decidió romper las reglas de manera tan descarada y extravagante – comentó Uzui con emoción.
Ya nadie faltaba, sólo era cuestión de que trajeran al cazador y que Oyakata-sama llegara para dar inicio al juicio. Tomioka estaba alejada de todos y contaba los minutos para que los otros se alteraran, después de todo ya estaba enterada de lo que sucedería.
- ¡Viajar con un demonio es una falta muy grave, es más que obvio lo que debemos hacer! – exclamó Rengoku.
- Me encargaré de asesinar al repulsivo demonio y luego me encargaré del idiota ese – amenazó Sanemi con su mano lista para blandir su nichirin.
- Calma, debemos ser pacientes, Kamado-kun todavía no está aquí – les recordó Shinobu - además Tomioka-san probablemente trataría de detenerte como lo hizo conmigo, Shinazugawa-san.
Las miradas se clavaron en la pilar de agua quien no dejó que le perturbaran, en especial una de fuego que expresaba curiosidad sobre el motivo por el cuál había obstaculizado la misión de la pilar insecto en la montaña Natagumo.
Trajeron al chico todavía inconsciente y cuando despertó se montó una escena poco tiempo después cuando Sanemi, harto de esperar, fue en busca de la caja con la demonio que el tal Tanjiro llevaba consigo.
- Shinazugawa-san no actúes por tu cuenta.
La pilar de agua le agradeció mentalmente por su intervención pero se molestó bastante cuando el pilar de viento apuñaló la caja, el chico se enfureció y corrió a defender a su hermana pero Tomioka no estaba de acuerdo con que Tanjiro estuviera contribuyendo a tal escándalo.
"Estamos en la residencia de Oyakata-sama, ¡El patrón llegará en cualquier momento!" Pensó mientras tomaba una piedra y la lanzaba con precisión al pilar con cicatrices para llamar su atención y detener aquello.
Shinazugawa bloqueó la piedra con su espada, volteó a ver a Tomioka y al hacerlo le golpeó directamente en la frente otro proyectil de parte de la joven, intercambiaron miradas enojadas por una fracción de segundo pero aunque le fastidiaba que se estuvieran dejando llevar por impulso, Giyuu no pensaba permitirle al pilar de viento maltratar así a los niños que había acogido.
Rengoku también notó su mirada azul molesta pero su atención volvió al mayor de los Kamado cuando lo vieron esquivar la katana de Sanemi, alzarse en el aire mientras tomaba impulso y propinarle un tremendo cabezazo al pilar de viento. Ambos cayeron al suelo y Giyuu ladeó sus ojos con irritación, apretando sus puños como Shinobu lo hacía a menudo, en ese momento las niñas que acompañaban al patrón lo anunciaron y todos lo saludaron en cuanto apareció frente a ellos, la hora de las explicaciones había llegado. Una carta escrita por el ex pilar de agua, Sakonji Urokodaki les puso el panorama más claro, una de las niñas les leyó un fragmento.
- Por favor disculpen a Tanjiro por estar con un demonio, Nezuko tiene un espíritu tenaz y conserva parte del razonamiento humano. Incluso cuando está hambrienta ella no come seres humanos y ella se ha mantenido así por más de dos años.
Los pilares escuchaban atentamente pero las dudas y desconfianza se sentían en el aire. La niña continuó leyendo sin pausa.
- Puedes encontrar esto repentino y difícil de creer pero esta es la absoluta verdad. Si por casualidad Nezuko alguna vez ataca a alguien así como Kamado Tanjiro...
Los ojos del pilar de la flama se abrieron mientras procesaba las siguientes palabras que pronunció la chica.
- Urokodaki Sakonji y Tomioka Giyuu cortarán y abrirán sus propios estómagos como una disculpa.
"¿Q-que?, ¿De qué está hablando? No, debe ser un error, ¡No hay manera de que Tomioka haya accedido a realizar seppuku si esa demonio ataca a alguien!"
Sin embargo las lágrimas agradecidas de Tanjiro le indicaron a Kyojuro que Tomioka lo había hecho enserio. Trató de ignorar el sentimiento que crecía en su interior poniendo por delante su visión y misión como pilar, entendió que el chico era especial al enterarse que se había topado cara a cara con el progenitor de los demonios, además de que tenía energía y decisión lo cual le agradaba bastante, pero no podía aceptar a Nezuko tan fácilmente y menos aun con lo que significaba para la portadora de esos ojos azul profundo que tanto le gustaban.
"Por ser la voluntad de Oyakata-sama será protegida mientras continúe probando que no representa un peligro para los seres humanos, sólo así podrá ir ganando nuestra aprobación, pero me sigue preocupando".
En cuanto la reunión terminó Shinobu fue en busca de Tomioka pero Uzui la detuvo negando con la cabeza y agachándose para decirle al oído.
- A menos que quieras encontrarte con una pareja de enamorados peleados no te recomiendo que vayas tras Tomioka ahora.
- Vaya, me sorprende no ser la única que se ha dado cuenta de los sentimientos entre ese par.
Ambas risas cesaron después de unos minutos y el pilar del sonido aprovechó.
- ¿Cómo te enteraste tú?
- Tomioka-san estaba escribiendo una carta para Rengoku-san pero al final se acobardó y la tiró a un estanque durante una de nuestras misiones juntas, en cuanto se fue saqué el papel y leí lo que había escrito.
- ¡Esa es una manera muy original de descubrirlo! – exclamó Tengen admirado, y puso una cara ligeramente decepcionada. - La mía ahora es la más común de las dos, vi a Tomioka huir de Rengoku después de haberle dado un beso para callarlo.
- ... ¿Hablamos de la misma pilar de agua? – preguntó incrédula Kochou.
- Depresiva, cabello negro, haori extravagante, muda y con la sutileza de una roca... - numeró Tengen antes de verla. - Sí, creo que hablamos de la misma.
- Tiene que haber pasado algo, esa mujer nunca haría eso.
- Le dije que su misión era mantener el lugar callado... y luego llegó Rengoku. – dijo el pilar del sonido por toda explicación.
- ... Es una idiota... ya lo sabía, pero cada día me impresionan más sus niveles de idiotez.
Tengen soltó una carcajada al recordar cómo la pilar de cabello oscuro había huido con la cara más roja que había visto nunca. Si pudiera emitir sonidos podía imaginarla dando pequeños gruñidos y lanzando frías palabras a quien se le atravesara en el camino.
- Créeme que ella debió pensar lo mismo.
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Rengoku la veía fijamente y la azabache trataba de concentrarse en escribir sin sentirse presionada, apenas salió de la residencia de los Ubuyashiki una mano la tomó con fuerza de la muñeca y la arrastró a su casa, en cuanto estuvieron en la habitación de Tomioka el pilar rubio le pasó papel, tinta y un pincel para escribir, se había mantenido en silencio pero lo rompió antes de que Giyuu pudiera preguntarle por medio de sus tarjetas.
- Explícate, ahora.
Ni siquiera fue necesario decir más, ya sabía a lo que se refería, suspiró y se puso manos a la obra, se sentía incómoda con la mirada de Rengoku enojada sobre ella, por lo que trató de responder rápido y al grano. Le pasó la hoja de papel y Kyojuro la tomó para leer lo que había puesto.
"Ellos son especiales, Nezuko es una demonio pero a pesar de que acababa de transformarse no devoró a Tanjiro, lo protegió. Son diferentes."
- Tomioka – la mención de su nombre le hizo alzar su cabeza para ver a los ojos a Rengoku, su mirada reflejaba dolor y se sintió terrible. - ¿Son tan especiales para arriesgarte así? No quiero verte suicidándote... yo en verdad te aprecio, pero mucho más que como a un amiga, ¿Entiendes? He planeado decírtelo desde hace un tiempo...
Las manos frías de la azabache lo callaron colocándose sobre su boca mientras que apoyaba su cabeza contra su pecho. No quería que la viera así, si tan sólo no hubiera dicho aquello todo sería más fácil, negó con su cabeza y alejándose de él sacó de su bolsillo una de las tarjetas que incrementó la tristeza de Kyojuro.
Perdón
El silencio los envolvió unos instantes, la voz del joven rubio comenzó pero se quebró al primer intento y le ocurrió lo mismo al corazón de Giyuu al escucharlo.
- Oh, ya veo... lo siento, no fue mi intención incomodarte así – Suspiró pesadamente tratando de mostrar una sonrisa por más pequeña que fuera. – Espero que la confianza que le tienes a chica demonio no se vea desperdiciada. Me importas mucho Tomioka, cuídate.
Esta vez no se fue con una sonrisa, no le dio una palmada en el hombro como de costumbre ni le dijo que se verían pronto. Se sentía muy mal, le dolía haberlo alejado de ese modo, más ahora que sabía que no era la única que se sentía así pero debía protegerlo a costa de sus propios sentimientos, estar con él era una sentencia de muerte y no podría soportar otra pérdida como la de sus padres, su hermana, Sabito y Kanae. Tomioka apretó la tarjeta que pedía disculpas y maldijo no poder explicarle todo, nunca tenía suficiente tiempo para escribir o sin más se quedaba en blanco con cero ideas sobre qué hacer.
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La noche llegó más rápido que de costumbre, tenía sentido ya que Rengoku no le había buscado en una semana, ni siquiera le había mandado cartas. Kanzaburo pegaba su pico con preocupación en el cuello de su compañera, estaba muy sombría, más que de costumbre y el ave no planeaba decirle que tenía una nueva misión con esa actitud decaída, tristemente no consiguió animarla por lo que le indicó a donde debía ir y dejó que partiera.
"No debería sorprenderme que Kanzaburo se haya equivocado de dirección de nuevo". Se dijo Giyuu cuando terminó en medio de un pueblo que se notaba por la cantidad de personas todavía afuera que no tenían problemas con criaturas devora hombres por el momento.
Gruñó exasperada por tener que estar en medio de tantas personas que la veían murmurando por su inusual aspecto, por lo que se pegó lo más que pudo a las paredes de los hogares y establecimientos de la calle para llamar menos la atención. Tomó una pausa al frente de un establecimiento que se veía un poco más solitario, un agradable olor proveía de adentro y algunas risas se alcanzaban a escuchar, recordó al pilar de la flama y decidió irse antes de que comenzará a arrepentirse de lo que había hecho.
Sintió con un escalofrío como alguien le acababa de tocar la retaguardia, volteó inmediatamente dispuesta a dejar fuera de todo sentido al idiota que había sido lo suficientemente estúpido para hacer eso cuando se dio cuenta que el culpable era un hombre muy borracho. Cubrió su nariz con desagrado, corrección, estaba ahogándose en alcohol, esa era una bandera de retirada inmediata sin embargo la pescó con ambos brazos y la situación se puso aún más incómoda y humillante.
- Pero qué suerte...tengo... diime linda... ¿No te gussstaría hacerme...compañía esta *hic* noche? Te pagaré mejorrrr *hic* que cualquier otro.
La azabache se quedó procesando unos segundos y su cara cambió a una completamente mortificada, roja y sorprendida por ser tomado por una mujer ofreciendo sus servicios.
"¡No soy una de esas chicas!" Pensó mientras hacía esfuerzos por zafarse del agarre sin lastimar al borracho.
Abrió la boca con nerviosismo y se ruborizó inevitablemente cuando el sujeto tanteó su pecho de manera insolente.
- Eres una belleza *hic* con un pecho muy plano co -*hic* -mparado con otras, ¿Eh?
"¡Que no soy ese tipo de mujer con un carajo! ¡No me toque!" Rugió en lo profundo de su mente completamente humillada, apretando sus dientes con vergüenza al verse acosada de esa forma.
Obviamente las cosas tenían que ponerse peor, claro que sí, no bastaba con tener la cabeza hecha un lío, ahora el universo le estaba manchando la dignidad que le quedaba. Algunas personas salieron del establecimiento, viéndola con algo de desprecio y desaprobación, no estaba diciendo ni una palabra por lo que supusieron lo peor de la situación. Tomioka quería darle un puñetazo al hombre y fingir que nada de eso había pasado pero la insistencia del ebrio la estaba estresando bastante, llegó a su límite cuando la situación escaló al nivel más alto que conocía de repugnancia e incomodidad al sentir cómo trataba de pegar completamente su cuerpo con el suyo.
"¿Qué demonios le ocurre a este idiota?, si se vuelve un desvergonzado con las mujeres al tomar de más no debería tocar alcohol nunca más en su vida". Se dijo mientras cerraba el puño con ira a punto de romperle la nariz y enseñarle lo que pasaba cuando tocabas a una persona de aquel modo sin su consentimiento.
- ¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Aléjate de ella!
Tomioka volteó sorprendida y su humillación fue acompañada con la sensación imaginaria de una cubetada de agua fría.
"¿Rengoku? No por favor... ¿Por qué él?"
La presencia del rubio distrajo al borracho y Giyuu pudo zafarse de su agarre para después darle sin peligro de lastimarlo de más con su fuerza una tremenda cachetada y patada en la entrepierna. Se alejó lo más rápido que le fue posible pero su compañero igualó su velocidad y tomó con suavidad su mano, deteniendo su andar en el proceso.
- Tomioka, solo quiero que me escuches.
La azabache aún estaba muerta internamente de vergüenza y lo menos que quería es que Rengoku le viera haciendo esas expresiones pero asintió y se dejó conducir por él a un lugar tranquilo, apartado de todos donde pudieran hablar.
Kyojuro se encontraba en aquel sitio después de haber cumplido con otra misión y estaba meditando sobre si debería seguir tratando a la pilar de agua como de costumbre.
"Conociendo a Tomioka es probable que no me quiera ver, se sentirá incómoda ahora que sabe que me gusta y probablemente me evitará". Pensó con tristeza, sin embargo su estómago le reclamó que dejara de pensar y lo llenara de alimento pronto.
- Quizá me sea más fácil tomar una decisión después de haber comido algo. – comentó mientras entraba a un establecimiento algo apartado de los otros.
Acababa de pagar y se dirigía a la salida cuando unos murmullos desaprobatorios llegaron a sus oídos.
- Mira que hacer eso a media calle, ¡Que desvergonzados!
- No los voltees a ver, lo menos que queremos son problemas.
Rengoku no era morboso ni mucho menos pero por alguna razón volteó a ver la supuesta "escena indecente" que estaba sucediendo precisamente a su izquierda.
"Vaya, no me parece que la señorita esté muy de acuerdo con lo que está sucediendo, debo ir a detenerlos". Mientras más se acercaba más clara se volvía la escena. "Se parece, se parece a... ¡Tomioka!" Pensó al momento de ir a auxiliar a su compañera.
Habían llegado al inicio del camino que llevaba al pueblo, no había nadie por los alrededores y era poco probable que alguien los interrumpiera por lo tarde que era. Rengoku decidió que debía empezar pero Tomioka se le adelantó poniendo una tarjeta frente a él.
- Deberías dejarme hablar antes de pedirme perdón, Tomioka.
La azabache apretó los bordes de la tarjeta y la bajó dándole a entender que podía iniciar.
A punto de hablar el rubio notó con pesar que Giyuu tenía un par de lágrimas por la situación que pasó con aquel hombre y con cuidado las limpió, tratando de mantener una distancia apropiada en el proceso y logrando una mirada agradecida de su parte. Inmediatamente después tomó aire y comenzó a decir lo que había ensayado en su mente mientras comía.
- Está bien si no sientes lo mismo que yo, creo que me confundí, realmente me preocupo por ti pero si te molesta ya no te enviaré cartas a menos que sea necesario, me alejaré lo necesario y prometo que trataré de que todo sea lo más al margen como sea posible. ¿Qué opinas? – le dijo con una sonrisa amable.
Giyuu no sabía que cara poner... ¿Le estaba diciendo que ya no quería ser su amigo?, ¿Confundido? ¿O sea que en realidad nunca la vio de ese modo?
El pilar de la flama interpretó su silencio como que las cosas no le estaban quedando claras y siguió hablando, explicando como todo volvería a ser como antes pero que seguirían viéndose de vez en cuando y que su amabilidad siempre estaría ahí.
"Debería estar tranquila, Rengoku estará a salvo si se aleja de mí pero... no quiero".
- ¡Entonces así lo haremos, ten una linda noche Tomioka!
Se dio la vuelta rápidamente para que la pilar de agua no lo viera con ningún arrepentimiento y comenzó alejarse.
"Está bien, déjalo irse, es lo mejor..."
Su hermana y ella felices juntas como una familia.
Soledad
"Estará a salvo, es más importante que yo..."
Sabito riendo con alegría mientras entrenaban.
Soledad de nuevo
"...Si se queda cerca de ti morirá como ellos..."
Kanae contándole con emoción su día mientras tomaban té.
Soledad... tal vez para siempre
Lo único que se escuchó fueron unos pasos apresurados y lo siguiente fue el impacto sordo del fuerte abrazo por la espalda que acababa de darle la pilar de agua al de la flama. Giyuu se aferraba a él sin dejarlo ver su rostro por más que lo intentara, por su parte Rengoku advertía como lo iba apretando con fuerza cada cierto tiempo.
"¡No quiero estar sola de nuevo! ¡No dejes de escribirme, espero tus cartas aunque a veces no te responda! ¡Me gusta estar contigo aunque no pueda decirte lo mucho que iluminas mi día! No puedo aceptar tus sentimientos por tu seguridad pero no quiero que te alejes de mi lado... quiero ser egoísta aunque sea un poco... ¡Han pasado más de dos años y no ha sucedido nada! Podemos mantenerlo así... pero... pero..."
Rengoku no estaba entendiendo nada y como Tomioka no le dejaba ver su rostro no tenía ninguna pista de que quería.
- ¿Ocurre algo malo?
La joven asintió todavía con su cara enterrada en su espalda a la vez que aumentaba la fuerza del abrazo tratando desesperadamente que comprendiera lo que quería decir.
"No me dejes sola otra vez."
Después de unos segundos descifró lo que le pedía con urgencia y no pudo evitar alegrarse y preguntar algo más.
- ¿No te incomoda saber que me gustas?
Sintió el frenético negar de su cabeza y una sonrisa de alivio se extendió de nuevo en su rostro.
- De acuerdo, vamos a tu casa para que me puedas decir lo que está pasando por esa linda cabecita tuya, ¿Te parece?
Tomiokalo pensó un momento y dijo que sí mucho más tranquila. El pilar de la flama dejó escapar una pequeña risa y esperó pacientemente a que la azabache se pusiera a su lado para emprender el largo camino a la finca del agua.
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