Itadori Yuuji
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Antes de leer esto, debes tener en cuenta lo siguiente:
εïз) Itadori x lectora.
εïз)Creo que ya estoy tomando mi ritmo otra vez.
εïз)Escenario pedido por AzmerZero y hecho en agradecimiento por su apoyo.
εïз)No tiene +18 muy explícito.
εïз)Gracias por todo su apoyo.
εïз)¡Espero que les guste mucho!
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"No puedo dormir".
Los dos juntos, uniendo sus brazos y compartiendo alientos con la noche pintando sus pieles, era la escena que estuvo durante toda la semana reproduciéndose en la cabeza de Itadori.
Durante las misiones en las que pudo trabajar se le notó extrañamente lleno de determinación y es que cada que un día llegaba a su fin, él se iba a dormir con el pensamiento de que ya faltaba poco para encontrarse con aquella hermosa mujer de mirada profunda y personalidad inolvidable.
Se quedaba dormido al poco tiempo en que colocaba sus manos por sobre su pecho, el cual expresaba su emoción subiendo y bajando con rapidez; ambos habían acordado que pasarían el fin de semana libre en el hogar de la chica. Era algo así como una cita, un dulce acuerdo que los dos ya estaban ansiosos por cumplir.
Se habían sentido torturados en el tiempo en que estuvieron lejos. Él exorcizando y ella trabajando en una oficina como cualquiera otra persona. Así que cuando se llegó el momento, comenzaron el sábado viendo películas, de cuando en cuando charlaban; Itadori le contaba tan animado de sus compañeros y su profesor, y ella reía por sus ocurrencias.
Cada parte de él, hasta la más extraña, la amaba y apreciaba tanto como si fuera el brillo del rubí más caro. Itadori se convirtió en su razón para vivir, aquella que le mostró todo sobre la felicidad y el amar de corazón. Solo es, y puede que más.
Las horas transcurrieron, sintiéndose estar en un sueño dulce y sobre una suave nube, la pareja fue a dormir a la única cama que había en el departamento cuando la noche los atrapó comiendo todo tipo de golosinas que evitaban en la semana.
Ambos tomaron un lado de la cama por debajo de las cobijas, se dieron las espaldas e intentaron dormir. Pudo haber sido culpa de la emoción de estar juntos que todavía estaban despiertos, como si las horas del día no hubiesen sido suficientes. Itadori intentó dormir, sintiendo su corazón perturbado al compartir lecho con la castaña, pero sus esmeros en traerse la calma se rompieron con facilidad como los ruidos falsos que emitía para hacerla creer que ya estaba dormido.
Se removió en su sitio. Ella también estaba despierta y solo por provocarlo, se acomodó de forma que quedó más próxima al cuerpo de Itadori.
—Oye ¿Estás dormida? —llamó Itadori, pero no obtuvo respuesta. Se dio la vuelta y pudo estudiar perfectamente la figura de la castaña gracias a la luz de luna que pobremente se filtraba por la cortina.
El tono que el castaño había empleado en ese momento fue tan dócil que la jovencita formó una débil sonrisa burlona.
—¡Acabo de escuchar que te reíste! —acusó él alzando la voz, así como levantándose un poco de su sitio.
—¡Me atrapaste! —respondió la castaña riendo. Al igual que Itadori se dio la vuelta y sus miradas se encontraron—. Perdón, no pude evitar reírme. ¿Qué hubieras hecho si de verdad estuviera dormida?
Itadori hizo un puchero en respuesta. Sintió su rostro enrojecer y cierta idea que lo había atormentado durante todo el día lo estaba matando ahora.
—Te hubiera despertado de igual forma —respondió con capricho, pero prontamente cambió su expresión y tono de voz a unos más ambles y tiernos—. No puedo dormir. Hablemos un poco ¿sí?
—Hablar de qué ¿Yuuji? —respondió ella.
El mencionado se tomó unos segundos para disfrutar su nombre bajo su voz. Era tan dulce, lo había esperado por tanto tiempo que no se quería perder de nada.
—¡De lo que sea! —respondió, sintiéndose presionado por sus ideas tanto como por la expresión de la castaña—. ¡Ya sé! Sabes, me gusta cuando me llamas por mi nombre, o cuando te ríes...
La risa de la castaña se levanto inmediatamente.
—¿Qué dices? —atacó ella, sintiéndose nerviosa y repentinamente más alegre.
—Sí, sí —dijo Itadori—. Cuando nos encontramos esta mañana pensé "¡Al fin voy a poder estar con ella!" y "Ah, que hermosa sonrisa" ... si tan solo esta fuese toda mía.
Entonces la jovencita se acercó lo suficiente como para atraparlo por la mejilla y antes de hablar, robarle un corto beso en los labios. La reacción de Itadori fue tardía cuando pudo formar alguna expresión, frunció el ceño y de alguna forma logró colocarse por encima de ella.
—Ya lo es —le dijo ella—. Mi sonrisa, mis buenos pensamientos e incluso mi cuerpo.
Itadori se retorció, cerró con fuerza los ojos llegando a preocuparla.
—¿Qué pasa? —preguntó, e Itadori desvió la mirada.
Justo en ese momento dejaba mostrar un lado más tímido que de costumbre. Una nueva expresión en Itadori leyó la castaña y entendió al segundo siguiente.
—Es que estamos los dos juntos. Estas usando mi polera amarilla, y tus piernas... —dijo con cierto tinte de frustración—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez y, en serio, en serio te extrañé mucho...
—Entiendo —murmuró ella, esperando a las palabras de su pareja con esa expresión coqueta.
—¿Podemos hacerlo?
Aunque en su cabeza parecían dos palabras difíciles de rezar, Itadori las dejó salir casi con un perfecto disimulo. La contraria, atrapada en sus brazos, sonrió compartiendo los mismos deseos, y en sus ojos, Itadori encontró el permiso para devorar sus labios y deslizar su diestra por debajo de la prenda hasta llegar a su pecho.
Sus cabezas se estaban perdiendo entre las sensaciones, y todo lo que alguna vez desearon hacer días antes, ahora tomaba una forma sólida.
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