Final
Final
Instituto New York
—¡Señores!—grito golpeando la mesa—. Esto es serio, no podemos perder el tiempo, si Idris fue destruida por un solo hombre, imagínense que podría pasar con el instituto, debemos avisar a los demás institutos.
—Ya mandamos un mensaje de fuego a todos los institutos, pero…
—¿Pero qué? ¡¿Pero qué?!
—No hemos recibido respuesta alguna, señora.
La directora del instituto, Julie Smith se llevó las manos al rostro, no podía creer que eso les estuviera pasando. Después que los Ligthwood desaparecieran, ella tomó las riendas del instituto por encargo de la clave; lo que no sabia es que iba a enfrentar una situación de esa naturaleza. Para ella saber que la cuidad de su familia y había sido destruida por el angel rebelde, es como conocían ellos a Lucifer, iba a causar daños tan catastróficos; peor aún enfrentar una amenaza nuevo de ataque.
Su mente en estos momentos eran un remolino, solo pensaba en que harían los Ligthwood en esta situación, lo más seguro es que harían algo loco eso era muy probable.
—Señora, ¿señora?—Llamaba su segundo al mando. Ella levantó la cabeza—. Ha llegado esta nota.
Julie arrancho la nota de las manos de su amigo. Una sonrisa apareció en su rostro.
—¿Son buenas noticias, señora?
—Excelentes noticias, los subterráneos tienen un plan y desean que les ayudemos—bajo la nota a su mesa—. Debemos avisar al resto de compañeros.
—Si, llamaré a junta general, ¿está bien en 10 minutos?
—Que sea en cinco mejor, no podemos perder tiempo.
Después de un par de días oscuros, aparecía un pequeña luz de esperanza, sin saber que esa pequeña salida se desvanecería en segundos.
Antes de salir de su oficina las alarmas del instituto sonaron, temiendo un ataque fue nuevamente a la mesa para tomar su estela; no pasó mucho tiempo para que Julie escuchara los gritos de sus compañeros. Aterrada por lo que pasaba se encerró en la oficina, se paró detrás del escritorio, miraba a todos lados, buscando una forma de huir; sabia que estaba siendo una cobarde, pero tenía 17 años, no le podían exigir mucho.
El tiempo se le fue eterno, los gritos cesaron dando pase a un silencio sepulcral. Decidió salir, aunque eso significara arriesgar su vida, su meta salir del instituto por los pasadizos secretos que estaban debajo del instituto.
Al salir de al oficina el cuadro que presenció fue uno de los cuentos de terror que solían leer los mundanos, había sangre, cuerpos. Las náuseas aparecieron, su cabeza comenzó a dar vueltas; se odiaba por ser una cobarde y no haber estado con sus camaradas. Haciendo el menos ruido posible llego hasta una de las entradas del pasadizo, se disponía a romper el sello de la puerta, cuando una voz se hizo presente.
—Creo que te faltó una, Lucifer.
Julie giró lentamente; frente a ella se encontraba un hombre, no tan mayor, a simple vista parecía un mundano; pero ella sabía bien que no se trataba de uno, sus ojos brillantes le delataban.
—Pero mira que tenemos aquí.—Julie se tensó al escuchar una voz detrás de ella—. Tenemos a una rata escurridiza.
Julie se giró en dirección a Lucifer.
—Tu…
—¿Escuchas eso tintineo, Miguel?
—Sí.—contestó el arcángel—; me gusta eso, es música para mis oídos. Esto va ser divertido.
—Ni que lo digas.—Julie le apuntó con la estela—. No, ¿piensas en pelear conmigo?
—Tenemos a una valiente y mira que la encontré cuando intentaba huir.—dijo Miguel.
—Pueden seguir burlándose de mi, pero les juro… que no va ser fácil acabar conmigo.
—Esa mirada—Lucifer miraba con enojo a la cazadora—, odio esa mirada. Los Winchester también me miraban así, todo desafiantes.
—¿Si deseas la puedo matar yo?—solicito Miguel.
—¡No!—La voz de Lucifer resonó por todo el salón—. De ella me encargo yo. Es mi presa.
—Como digas hermano, echaré un vistazo, vamos Enias.—Ambos hermanos se retiraron.
—Ya nos dejaron solos, ahora escoge, una muerte rápida o lenta.
Julie retrocede, pero Lucifer utilizó su teletransportación para aparecer detrás de ella dándole un golpe que la hizo rodar en el piso.
—Pensé que habías dicho que no ibas a dejarme tan fácil.—La cazadora se recompuso y activó su runa de agilidad, ella también comenzó a moverse de un lado a otro, pero Lucifer era superior a ella—. Vaya, te daré el crédito por eso, esas runas si son especiales, pero no suficiente para acabar conmigo, ¿cuáles son tus últimas palabras?
—Vete al infier…—Julie no termino de hablar, pues cayó al piso. Con su mano se tocaba en donde debía estar su corazón.
Lucifer apretaba su puño, se complacía al ver a la cazadora retorciéndose de dolor.
—Esto es hermoso—Sus ojos brillaban y apretaba más su puño.
—¡Ay! —se quejaba la cazadora. Tanto fue la presion que sentía que soltó su estela, rezaba a Raziel para que le calmara y ayudara.
—Solo un poco mas—dijo Lucifer—; solo falta un poco.—Y sin remordimiento alguno hizo su último movimiento, el arcángel esbozó una sonrisa al sentir el crujido del corazón romperse en pedazos—. Esto es vida.
—Por lo visto ya acabaste—Ese era Miguel.
—Sí, ya acabé, no me dio tanta diversión como esperaba, pero al menos con ella termine por fin con todos aquí. Lo malo que no encontré al rubio ese que me atacó.
—Todavía queda más lugares, en algunos de esos sitios lo vas a encontrar, pero debemos darnos prisa. Recuerda que tenemos que hacer ángeles y tu hijo puede escapar de la jaula, si es que no vamos rápido.
Así de ese modo Lucifer y Miguel iniciaron su camino de destrucción al mundo de las sombras.
(…)
En la habitación de Castiel todos se encontraban expectantes, pues el angel de ojos azules no despertaba y Rowena aún no terminaba el hechizo de reanimación. Gabriel había salido a buscar alguna pista de Jack, pues se desconocía su paradero.
—No puedo creer esto, ya tenemos todo listo para irnos y ocurre esto—se quejaba Robert—. Debieron cuidar bien a su Ángel.
—Papá por favor… Dean se siente mal como para que le digas eso, yo también quiero regresar, pero…
—No, no, y no. Ya me cansé que sus problemas de estos tipos rebasen los nuestros, tu madre está ahí sola, sabe Raziel que le pudo haber pasado.
—Dijimos sin pesimismo, papá—dijo Isabella—. Yo siento que mi madre estará bien.
—Su hija tiene razón, suegro. La señora Maryse es fuerte, todo una guerrera. No debe de tener miedo.
—No puedo creer que este de acuerdo con el niño rata, pero tiene razón. Tu esposa no es una simple cazadora, es auténtica cazadora con mucha experiencia—dijo Jace.
—Ok… —Dean se levantó de la silla—. Ya tuve suficiente de sus dramas, si desean irse pueden hacerlo, nadie los retiene.
—Dean…—hablo Sam—. Siéntate, no puedes perder los nervios.
—Eso ya los perdí, Sammy. Los perdí cuando vi a Cas en el suelo.—Apretaba sus puños—. Yo debí estar con el, debí estar con el.
—Recuerda que debía cuidar a Jack.
—Lo se, pero ahora el tampoco no está, Gabriel no llega con información, esto es una mierda, Sammy.
Los hermanos se abrazaron.
(…)
Mientras tanto en la sala del bunker, Rowena preparaba el hechizo de reanimación, su hijo el ex rey del infierno se encontraba con ella.
—Madre es un simple hechizo, ¿por qué te toma tanto tiempo?—Su madre tarareaba.
—¿Umh?—La bruja se detuvo—. Bueno, Fergus. Como sabrás nunca dejo de mover mis cartas.—Regreso a lo que estaba haciendo.
—Estas haciendo tus trucos otra vez.
—Si, ya casi termino.
Después de algunos minutos el hechizo ya estaba listo. La bruja junto a su hijo, llevaron la poción hasta donde se encontraba el resto del equipo.
—Ya estoy aquí—anunció Rowena, recibiendo la atenta mirada de todos—¡Oh!, creo que esperaban por mi.
—¿Estas seguro que esa cosa va a despertar a Cas?—pregunto Dean.
—Claro que sí, yo nunca fallo en mis hechizos—Ella le entrego el frasco con la poción—. Tienes que asegurarte que tome todo.
Dean sujeto la cabeza de su amado con mucho cuidado y le puso el frasco en los labios.
—No lo vayas a escupir, amigo.
—Dejame te ayudó—Sam tomo el frasco—. Dean, con tu otra mano abre su boca, así nos aseguramos que se tome todo.
Los cazadores de esta manera se aseguraron que Castiel bebiera de la poción completamente, mientras tanto a unos centímetros de ellos la bruja esbozaba una gran sonrisa.
<<Esto si se va poner bueno.>>, dijo en su mente Rowena.
No pasó mucho para que el angel reaccionara; Dean sentía la energía volver a su cuerpo; no solo el, también los shadowhunters se sentían feliz de ver a su amigo de regreso. Castiel con la ayuda de su ahora cuñado se pudo sentar en la cama, el de ojos azules al ver a su amado con esa expresión seria imagino que iba a recibir una reprimenda, pero la acción del rubio le sorprendió.
Dean sintió un tremendo alivio cuando Cas abrió los ojos, sus ojos no le quitaban la vista de encima; cuando por fin Castiel estaba sentado en la cama no dudo en lanzarse sobre el, lo abrazó como si no hubiera mañana y escondió su rostro en el hueco del cuello del ángel. Luego de unos largos segundos lo soltó.
—¿Estas bien amigo?—Dean no dejaba de mirarlo, quería asegurarse que no tuviera alguna herida; aunque eso ya lo había hecho ni bien trajeron a Castiel al bunker.
—Dean…—El ángel no pudo ocultar su sonrisa, le gustaba mucho que Dean se preocupara por el—. Estoy bien, solo que…
—¿Qué pasa?—Dean lo sujeto de las mejillas—¿Te sucede algo?
—Es una sensación muy extraña, pero tengo sed…
Dean soltó un suspiro de alivio.
—¡Hay! ¡Casi me matas del susto!—se levanto de la silla y sirvió un vaso con agua—. Aquí tienes hombre.—Le tendió el vaso, pero Cas en vez de recibirlo se le quedo mirando—. Vamos vaquero, es mala educación dejar esperando a las personas—le ánimo a coger el vaso, pero Cas no aceptaba.
—Dean—le llamó su hermano y este se giro—. Creo que no estás entendiendo la situación.
—¿Qué?
Los shadowhunters se miraron también preocupados.
—No me digas que…
—Creo si garbancito.
—¿De que hablan?—quiso saber Izzy.
—Su gracia, se ha ido.
Dean escucho lo que dijo el brujo, sus ojos posaban entre el vaso y Cas, y cayo en cuenta que los seres celestiales no beben ni comen.
—Creo que ya lo captas, ¿no?—Dean giro su rostro donde estaba su hermano—¿Dean?—su hermano seguía sin decir nada.
—Cas…—Por fin pudo decir algo—; no me digas que tu…
—Creo que si, soy humano, Dean.
La habitación quedó en silencio.
(…)
—¿Seguro que enviaste el mensaje, George?—El cazador asintió—. Entonces algo les detiene, ellos son muy rápidos en contestar, sobre todo Julie.
—Esto no me gusta nada—comento el cazador—Yo conozco también a la encargada, creo que debo ir personalmente—dijo tomando sus armas.
—Yo iré contigo—Ruf alistó su bolso.
—A Catarina no el va gustar eso.
—Tengo 250 años, ya estoy grandecito para que me ordene.
George rodo los ojos.
—Ok, vamos entonces.
Ruf que ya se había recuperado por las cremas especiales que su amiga Cat, le había dado; creo un portal con destino al instituto.
—Bien pensado, así llegaremos rápido.
—Vamos…
Ambos hombres entraron al portal; en cuestión de segundos ya estaban en la puerta del instituto. George dibujó la runa en la puerta y está se abrió, así llegaron hasta la entrada principal del edificio. Al entrar al recinto un aire frío los recibió, el olor a muerte se respiraba en el ambiente; solo dieron unos pasos y se encontraron con cuerpos regados por todo el piso, y más cadáveres al llegar al pasillo que llevaba a las oficinas.
Cada paso que daban la escena se hacía más difícil de mirar, el perpetrador de esta masacre si que se había dado el tiempo de torturar a los cazadores.
—Esto si es una verdadera masacre.—dijo Ruf, quien no salía de su asombro—. En mis años de existencia, jamás presencié un acto así.
La expresión del cazador era de dolor, pues el tenia muchos amigos en el instituto, su familia tenía orígenes en las paredes de ese recinto. Ver los cuerpos de los jóvenes era doloroso, eso el brujo lo notó.
—Debes ser fuerte, George. Vamos acabar con ese miserable, ya verás que tendrás venganza.
—Eso no lo dudes, yo mismo lo voy a matar.
Siguieron su camino y llegaron al gran salón, donde encontraron una escena de espanto. Se trataba de la encargada del instituto; su cuerpo colgaba en la pared en donde también había una nota. Ruf bajo el cuerpo de la cazadora, mientras George tomaba la nota, que tenía un mensaje escrita en sangre.
“Si no quieres más muertes, será mejor que vengas al puerto, ven solo arquero si no acabaré con cada instituto."
Atentamente, Lucifer.
George arrugó la nota.
<<Te juro que te voy a matar.>> dijo en su mente.
Ruf se acercó a su amigo.
—¿Qué decía la nota?
—Nada importante, debemos limpiar este lugar.—El brujo no estaba conforme con la respuesta, intuía que algo le ocultaba el cazador y el iba averiguarlo.
Ambos comenzaron a dar los honores a los cazadores de sombras; la recolección de cuerpos y la limpieza les temo como alrededor de dos horas aproximadamente.
Por la cabeza de George todavía rondaba las imágenes de la cuidad de Idris, todos aquellos cuerpos de sus camaradas, al menos en el instituto no eran tantos como aquí. Le llevo casi un día entero en limpiar la cuidad, acomodar los cuerpos, y todo con ayuda de algunos brujos.
Ya era el último cuerpo cuando hizo acto de presencia el nuevo líder de los vampiros, quien les ayudó con lo que faltaba.
—Siento la demora, no pude ayudar en casi nada—Se disculpó el vampiro—; pero termine de armar al equipo, solo junte algunos cuantos.
—No importa la cantidad, basta con uno para hacer la diferencia.
—Amo tu optimismo, Ruf.
—¿Qué pasa, George? Tu no eres así, ni con el ataque en Idris te pusiste así.
—Mi gente está siendo exterminada y se supone que somos cazadores.—dijo todo enojado—. Encima no es nuestra culpa, todo eso por los Ligthwood, esa familia solo ha traído desgracia al pueblo, sin contar a Magnus.
—Alto, ahí. No metas a Magnus en esto, si tendría que poner culpables son ustedes los cazadores.
—Ok, basta ustedes dos—El vampiro se puso en medio de los dos—. El enemigo nos quiere débil, no le demos el gusto.
—Esta bien—contestó secamente George.
Ruf rodo los ojos.
—Entonces creo que terminamos aquí, vamos, recuerden que el enemigo va atacar y no quiero que nos tome desprevenidos.
Así es como los tres hombres partieron del instituto.
(…)
—Estas jugando con fuego, madre.
—Soy una bruja, ¿qué esperabas? —dio un sorbo a su bebida—. Además no hice nada malo, solo lo hice sentir, ya después Dean me va agradecer.
—¿Qué se supone que te voy agradecer?—Dean estaba con los brazos cruzados apoyado en la puerta.
—Hola guapo, ¿a que te debo la visita?
—No te pasas la lista conmigo, ¿Qué le hiciste a Castiel?
—Nada grave cariño, solo le hice que sienta.—El cazador frunció el ceño—. No entiendes, ¿cierto?—La bruja rodo los ojos—. Me olvidaba que solo eres el guapo del equipo, tu hermano es el cerebro.
Dean le miró molesto.
—Haber ardilla—habló Crowley—; lo que quiere decir la bruja de mi madre es que le dio a tu angelito la capacidad de sentir sensaciones.
—Parecido a un humano—El demonio asintió—¿Pero cual es el motivo? Cas estaba bien como estaba.
—Ahora lo ves malo, pero espera la acción, te va sorprender—Rowena le guiño un ojo.
—No se a que te refieres.
—Por todo los cielos, si que eres tonto. Me refiero al sexo cariño.
Dean bajo sus brazos y escondió sus manos en sus bolsillos, a la vez que su rostro se ponía rojo como un tomate.
—Ahora no suena nada mal, ¿no ardilla?
—¿Dean?—Esa era la voz de Sam llamando a su hermano—¡Dean!
—¡Aquí estoy!
El menor fue donde su hermano.
—¿Entonces si fue Rowena?
—Sí, le dio un sistema nervioso a nuestro amigo.
—¿Sistema nervioso?
—Si, Sam. Un sistema nervioso, pensé que eras el genio.
—Ok, pero, ¿por qué hacer algo como eso?
—Ya conoces a la perra de Rowena, siempre haciendo sus trucos.
—Oye, niño sigo aquí, ¿sabes?—Los Winchester la ignoraron.
—Solo espero que no afecte sus poderes de ángel, lo vamos a necesitar.
—Sam, Cas no es un arma, es familia.
—Lo se, pero si no estas enterado estamos en problemas.
Rowena al verse ignorada salió de la sala.
—Encima que les hago un favor y no me agradecen, la próxima no haré nada—salió murmurando y Crowley detrás de ella.
Una vez solos los cazadores se pusieron a investigar algún hechizo o poción que ayudara a Cas a salir de ese estado. Empezaron a leer libros, pero no encontraron nada que les pudiera ayudar.
—Debemos encontrar algo, no podemos dejar a Cas asi—Dean dejo el libro que leía en la mesa.
—Al parecer no vamos hallar nada, debemos hacer que Rowena quite el hechizo, así es como funciona.
—¡Esa perra! Pero me la va a pagar.
—Tranquilo, Dean. No creo que sea malo del todo; hasta pienso que es bueno.
—¿Bueno?
—Sí. Dean, casi nunca he visto a Cas comer, ¿sabes en donde lo dejé?—Dean nego—. En la cocina, estaba comiendo—Sam mostró una pequeña sonrisa—. Algo bueno le pasó después de tanto dolor, ¿no crees?
—Si lo ves de esa manera… —A la mente del rubio llego las palabras de la bruja, imágenes de Cas insinuándose con él; agito la cabeza para que las imágenes se borrarán—. Sam..—Su hermano lo miró atentamente—. Tú crees que Cas tenga ganas de…
—Umh, ¿de que, Dean?
—Nada, olvídalo. De todas formas hay que buscar una solución. Ahora vamos con los otros.
—Tienes razón, vamos. Terminemos con esto de una buena vez.
(…)
—¿Dónde están los Winchester? Ya es hora de irnos.
—Tranquilo, padre. Todavía Magnus no termina de hacer el portal.
—Hemos perdido mucho tiempo, Alec.
—Yo no lo veo así, hemos ayudado a los Winchester en su mundo, hemos visto el nacimiento de un nefelim, hasta hemos recaudado información de esos dos arcángeles.
—Esperemos que eso nos ayude a salir de esto. Lo que me preocupa ahora es tu madre y los cazadores del instituto.
Mientras que padre e hijo hablaban los otros se preparaban para partir.
—Eso es genial, Clary; pero porque no le dices a Alec.
—No estoy segura que sea efectiva.
—¿Qué dices?, Clary acaba de funcionar en mi, esta runa seria de ayuda, no tendríamos que preocuparnos por recibir ataques.
—De demonios, Simón, no se si nos ayude contra ellos—Haciendo referencia a Miguel y Lucifer—. Solo no menciones de esto con los chicos.
—Pero…
—Por favor, recuerda que eres mi parabatai.
—De acuerdo, pero sigo pensando que es un error ocultar esta runa.
—¿Cuál runa?—Jace apareció detrás de ellos.
—Nada amor, nada. Solo le decía a mi parabatai que no se olvide de activar sus runas para la batalla, tu sabes como es de olvidadizo.
—Ni que lo digas, casi siempre le debemos salvar el trasero. No se como se graduó de la academia.
—Me gradué con honores, fui el primero en las clases.
—Chicos, ¿qué hacen? ¿Ya están listos?—interrumpió la conversación Isabella.
—Por mi parte estoy más que listo, es más, estoy esperando a mi hermano.—comento Jace.
En eso Magnus hizo si ingresó.
—¡Genial! Todos están reunidos, ya está todo terminado, ¿dónde está mi garbancito?—dijo mirando a todos lados, hasta que lo vio y camino hasta donde se encontraba—. Alec, ya tengo todo listo.—informo a su novio.
—Sabia que lo harías.—Lo beso.
—Cof, Cof —Robert estaba llamando su atención, la pareja se separó—. Entonces… ¿ya está listo?
—Si, solo debemos avisar a los Winchester.
—Aquí estamos, perdón la demora—Sam hizo su ingreso, seguido por su hermano—. ¿Ya se van?
—Sí—contestó Alec—; ya tenemos todo listo, pero antes quiero saber si descubrieron que paso con su amigo, ¿va estar bien?
—No deben preocuparse por el, pero si, el va estar bien—Dean tenia sus brazos cruzados, era una pose común cuando quería demostrar autoridad.
—Me alegra escuchar eso.
—A mi también—Magnus tenía una gran sonrisa—. Por favor cuiden mucho a Castiel, el tiempo que estuvo con nosotros le llegamos a tomar cariño.
—Eso haremos.
—¡Alec!—llamo Robert a su hijo.
—Si, bueno es hora de irnos, por favor Magnus.
—No se diga más, a un lado todos—Todos hicieron caso.
Magnus hizo un portal utilizando sus poderes, pero el trabajo no estaba terminado, pues a la vez empezó a recitar un hechizo que causó que el portal actuara extraño, hasta que cambiara de color; no pasó mucho para que dejara de mover sus manos.
—Se parece al que hizo, Aylin—comento Clary.
—Tienes razón, amor—Jace estaba sujetando su mano.
—¿Estas con miedo?
—¿Qué? —giro su cabeza para ver a su novia—. No, jamás. Solo que ya quiero partir el trasero de ese tipo.
—No se confíen, Lucifer es muy fuerte—dijo Sam.
—Raziel también lo era, y pudimos contra él.
—Solo tengan cuidado.
—Gracias, y no se preocupen estaremos bien.
—Andando Ligthwood, no hay tiempo que perder—Robert hablo a su equipo—. Recuerden que tenemos a un invitado esperando y nuestra regla es no hacer esperar a nadie. Magnus, ¿podrías guiarnos?
—¿Yo?—se señaló a el mismo.
—Sí, tu creaste el portal, es lo justo.
—Claro, no se diga más, suegro.—Es así como se puso delante de los cazadores—. Muy bien, vamos…
—Esperen—Sam se acercó a Alec—, ten esto.—Le entrego una daga—. Es una espada de arcángel, esto le quita la vida a Lucifer.
—¿Y ustedes?
—Acá tenemos uno de repuesto.
—Gracias, la usaremos correctamente, adiós.
Así es como los cazadores de sombras se despidieron de los Winchester; pero los problemas recién iniciaban, pues la batalla final estaba cerca.
—Es tiempo que nosotros nos movamos también—El menor de los hermanos saco su teléfono.
—¿Vas a llamar a Gabriel?
—Sí —contesto a su hermano al mismo tiempo que se llevaba el aparato al oido, pero no logró comunicarse con el truquero, así que guardo su teléfono—. Esto no me gusta nada, Gabriel siempre me responde.
—Seguro no habrá señal, no debes preocuparte.
—No se, Dean. Tengo una fea sensación, mejor vamos por Cas.
Los Winchester solo pudieron dar un paso, cuando sintieron las alarmas del búnker, eso solo significaba una cosa, enemigos. Rápidamente se pusieron sacaron sus armas; miraron a sus costados con las armas en mano, pero no había nadie, entonces decidieron buscar en las habitaciones del búnker. Para tener mayor cobertura se separaron; Dean decidió ir a la cocina para verificar que Castiel estuviera bien, al llegar al pequeño espacio divisó a su pareja en el suelo y no dudo en auxiliarlo; el cazador no podía creer que pasara nuevamente, pero su corazón volvió a la tranquilidad cuando después de dos intentos de reanimarlo el ángel abrió sus ojos.
—¡Cas!—Lo abrazo como si no hubiera mañana.
—¿De…? ¡Dean!—El también correspondió el abrazo—. Tenemos que tener cuidado, Miguel está aquí.
—Me lo imaginaba, vamos por Sam.
Se encaminaron en busca del menor, en pleno pasillo se encontraron con la bruja y su hijo, al parecer se dirigían al mismo lugar.
—Vaya, pensé que ya se habían ido.
—En eso estábamos querido—dijo Rowena—; pero ya sabes siempre pasan cosas.
—Debemos ir con cuidado, ¿algún plan ardilla?—Se gano una mala mirada del cazador, pero Dean no debía perder tiempo, debía ubicar a su hermano.
—Sí, encontrar a Sam.
—Que novedad, siempre ustedes dos yendo uno detrás del otro.
—Ya dejen eso para después, debemos ir por Sam—Castiel intervino para poder orden.
—Siempre la voz de la razón, por algo eres el ser celestial que más admiro, claro que es muy aparte de tus bellos ojos.—Rowena dijo guiñando un ojo a Castiel, quien se movió incómodo, ni hablar de Dean, quien le lanzaba maldiciones a la bruja en su mente.
Sin decir nada más comenzaron a moverse, decidieron ir al inicio de todo y eso era la sala central de reuniones, al llegar a dicho lugar hallaron a quien buscaban.
El corazón de Dean tuvo un paro haber a su hermano tirado en el suelo, tanto el rubio como el ángel fueron que se acercaron al menor primero, mientras madre e hijo solo se dedicaron ver la escena.
Dean golpeaba el rostro de su hermano para hacerle reaccionar, fueron tres intentos, y nada. La mente del mayor estaba nublada, imágenes de el con su hermano pequeño le inundaron la mente.
—Sam… no, por favor, tu no—Dean hacia movimientos con su cabeza—. ¡Sam!—sacudía a su hermano— ¡¡Sam!!
—Dean, déjame revisar—Castiel pidió permiso para examinar al menor, colocó sus dedos en el cuello del castaño y comenzó a buscar el pulso; mientras tanto el corazón de Dean palpitaba con fuerza, como si le fuera a salir, pero el alivio llegó cuando su pareja dijo aquellas palabras—. El esta bien, tiene pulso, solo está desmayado.
—Eso nos quita un problema de encima, pero seguimos bajo ataque—dijo el demonio.
—Creo que eso fue una ofensa, ¿cierto?—Esa voz les hizo dar un brinco de susto, se giraron y si, era Miguel quien pertenecía. El arcángel tenía una gran sonrisa—. No han contestado a mi pregunta, ¿fue o no fue esa una ofensa?
—Pensé que eras más inteligente, emplumado. Claro que lo fue—contesto el demonio.
Mientras el ex rey del infierno hablaba con Miguel; Dean aprovechó el momento para alejar el cuerpo de su hermano lo más lejos posible, Castiel por su parte se puso delante de ellos dos.
—Nos puedes decir, ¿a que se debe tu presencia, emplumado?
—No tengo porque hablar con un ser tan despreciable como tú.
—Querido, de verdad me halagas, nadie me había dicho cosas tan lindas.
—Por lo visto deseas morir, ¿eh?
—La verdad no quisiera, pero si no hay de otra—Hizo un gesto con sus hombros, señal que le daba igual lo que hiciera el arcángel.
Mientras tanto a unos metros, Dean trataba de despertar a su hermano.
—¡Ey! ¡Despierta!—Daba pequeños golpes en las mejillas de su hermano—. Vamos, Sammy. Debes despertar, esta cosa se está poniendo feo.
Después de batallar algunos segundos más, su hermano dio señales de querer despertar.
—Umh… De-Dean.—El mayor soltó un suspiro de alivio—. Dean, el se encuentra aquí, Miguel.
—Shuu—puso sus dedos en los labios de su hermano para que no hablara—. Ya sabemos eso, estamos ideando un plan.
—Dean—Llamo el angel al cazador y este le presto atención—. Puedo crear una breve distracción, así pueden huir, ir a un lugar seguro.
—¡¿Qué?! ¡No! Ni lo pienses, Cas. Yo me quedo aquí para matar a ese infeliz.
—Debes entender que no es rival para ti, además no olvides que eres su recipiente, no deseo que te pase nada.
—Gracias por tu preocupación, pero no.
—Dean.
—Ya dije que no, será mejor que no insistas. Pero creo que el que debería irse es Sam.—El mencionado que ya estaba sentado miró a su hermano.
—¿Disculpa?
—Eso, que debes irte, vamos atacar y vas aprovechar para irte—Le entrega las llaves de baby—. Solo cuida bien de mi nena, no quiero abolladuras.
—Dean, ¿estás hablando enserio?
—Claro que si, recuerda que no debes manejar a mucha velocidad, se malogra los frenos, además cambie hace poco los cables.
—No puedo creerlo—Sam se puso de pie y se plantó delante de su hermano—. Vas a cometer suicidio, ¿y te preocupas por tu auto?
—No le digas eso a mi nena, espero que no te haya escuchado.
—Dejen de pelear ustedes dos, Crowley esta en problemas—informó Cas.
Los cazadores dirigieron sus miradas hacia ellos y era verdad, Crowley era sujetado del cuello por el arcángel y Rowena un lado tendida en el suelo; los hermanos se miraron preocupados, pero sabían que debían actuar.
—Dean…
—Sam, cuando cuente tres sales del búnker.
—¡No!
—Soy tu hermano mayor y me debes obedecer.
—Lo siento, pero no. Ya estoy muy grande para que me des órdenes.
—No pienses en mi, sino en Gabriel, ¿crees que dirá?—Sam se tensó ante la mension del truquero—. Te aseguro que el me va a resucitar para después matarme, por favor.—rogó—. Además falta encontrar a Jack—Dean miro de reojo donde se encontraba Castiel y este también se movió incómodo.
—Amo a Gabriel, pero no… no puedo dejarte, Dean, te quiero hermano.
—Chicos—nombró Castiel—; no deseo interrumpir, pero si no actuamos vamos a perder a Crowley.
Dean volvió a mirar a su hermano y le dijo.
—¿Entonces no te vas?—Sam negó—Ok, vamos entonces.—Ambos se pusieron en posición de ataque—. Uno…dos…y… ¡tres!
Los tres se lanzaron al ataque; Castiel fue el primero en caer al suelo, pues ni bien quiso tocar a su hermano este le lanzo a los aires con su energía, esto hizo detener a los Winchester.
—¡¡CAS!!—grito Dean, otra vez sentía que se le iba el aire, pero Castiel se compuso, se miraron y se fueron otra vez contra Miguel.
Esta vez lograron que suelte al demonio que cayo al suelo con la mano en su garganta y tosiendo.
—¿Estas bien?—quiso saber Sam.
—Un diálogo más, y no lo hubiera contado, chicos.
—Lo sentimos—el menor ayudó a Crowley a ponerse de pie.
Dean por su parte revisaba que Castiel no tuviera daño alguno, el angel le dio una señal que se encontraba bien. Por otra lado, Rowena seguía sin reaccionar.
—Creo que tu madre no está bien.
—Esa perra solo actúa—el demonio miró donde se encontraba su madre—. Será mejor que te levantes, necesitamos aayud.—Sin hacer esfuerzo alguno la bruja se puso de pie.
—Siempre quitando la diversión, Fergus.
Sam se quedó sorprendido, estos dos eran tal para cual, era obvio, después de todo eran madre e hijo. Se conocían muy bien.
—Dean, debemos buscar una forma de acabar con el.
—¿Qué piensas que hago, Cas? Claro que estoy pensando, pero no se me ocurre nada.
El arcángel rio.
—¿De verdad piensan que podrán conmigo? Eso jamás pasará, soy más fuerte que todos ustedes juntos—comenzó avanzar a ellos, luego de dar algunos pasos se detuvo—. ¿Qué pueden hacer ustedes? Son dos sacos de carne, un demonio que perdió su corana, una maldita bruja y un angel que no tiene alas—dijo mirando a cada uno—. Ni en sus sueños, podrían conmigo. Así que no digan tonterías.
—Ellos tal vez no, pero yo si.
Todo paso muy rápido, del recipiente de Miguel comenzo a salir toda la gracia; Cas abrazo a Dean para no se vea afectado por la gracia, Sam se cubría así mismo. Un par de minutos después, todos miraron como el cuchillo que atravesaba el cuerpo del que alguna vez fue Miguel caía al suelo y tras eso se pudo ver a Gabriel.
—Creo que llegue justo a tiempo, hola mi alce.—El de cabello largo no pudo ocultar su sonrisa al ver a su pareja, quien sin perder la gracia en el se llevaba un dulce a la boca.
Dean cayó al suelo, pero no se encontraba herido, si no más bien se hallaba aliviado tanto así que soltó un largo suspiro; Cas se acercó a el.
—Ya acabo—le dijo Castiel.
—Sí, pero aún nos falta Lucifer, pero ese está en aquel mundo. Debemos ir a apoyarlos.
—Opino lo mismo—Se unio Gabriel a la conversación—; pero antes debemos rescatar a Jack.
—¿Dónde está? —Castiel pregunto muy preocupado.
—No me lo van a creer.
—Solo dinos, ¿quieres?
—Esta en la jaula—informó Gabriel al grupo.
Dean volteo para ver a Castiel, claramente se podía ver que sufría, su corazón se estrujo; el cazador amaba al ángel y no le gustaba verlo así de decaído. Se puso de pie y miró a su hermano, entre ellos ya había una comunicación en las miradas que se daban así que el menor entendió lo que quería decir aquella mirada que le daba su mayor, así que asintió.
—No queda de otra, Sammy dame las llaves—Sam le lanzo las llaves del impala.
—¿Qué quieres decir, Dean?—quiso saber el ángel.
—Pues que más, Cas. Vamos a ir por el chico—le sonrio a su pareja—. Y por cierto cuando todo esto acabe, deseo tener una cita contigo.
(…)
En la estación del metro de la cuidad de New York, en el tren de placa 643, con dirección al centro; Alec y compañía se robaban la atención de todos los pasajeros, el que se veía más afectado por lo que pasaba era Robert Ligthwood; el cazador no podía creer que había accedido a tal cosa.
—Podía haber sido peor—comento con gracia el brujo.
—¿Así?—contestó Alec—. Magnus, si no te has dado cuenta, mi padre está apunto de cometer asesinato.
—Lo siento amor, no sabia que el portal nos iba a dejar casi afuera de la ciudad.
—Eso es lo de menos, ¿no pudiste hacer otro para llegar más rápido al instituto?—se quejo Isabella.
—Querida cuñada, hacer el portal agotó mi energía, que sea inmortal no significa que sea invencible, querida.
—No hagan tanto drama, no ven que nos miran de manera rara—dijo la pelirroja.
—Amor, esos mundanos nos observan por brillitos, no ves su atuendo.—El brujo bufo ofendido—. Y la otra razón es que no han visto algo tan bello como yo.
—El tinte se subió a tu ego, ¿cierto?—comenzó a reír Magnus—. Por eso garbancito no es bueno utilizar esos tintes baratos, según se que tienen sustancias químicas muy fuertes.
—Magnus.
—Solo digo la verdad, cielo.
—Alec, controla a tu novio—amenazo Jace.
—No soy ningún perro para que digas eso, soy el gran brujo de Brooklyn, más respeto cazador.
—Chicos… están levantando la voz—Clary tenia sonrisa mientras al mismo tiempo hablaba entre labios—Jace, amor. Si no cierras la boca me voy de tu lado, así que guarda silencio.
El rubio ante la amenaza se quedó el resto del viaje callado.
El viaje fue sin novedad alguna, todos estaban con sus respectivas parejas, menos Robert que estaba sentado con el rostro mirando su reloj, pero para el mayor el viaje estaba apunto de acabar ya que Simón avisó el siguiente estación era donde debían bajar.
Los cazadores bajaron del tren, salieron de la estación, pero antes de continuar su camino se metieron a un callejón para activar sus runas de agilidad, y así ir por los tejados. En el trayecto estuvieron planeando una estrategia al igual que grupos de ataque como solían hacerlo.
Gracias a la runa se encontraban cerca de llegar, faltando unos metros, Robert hizo detener al equipo.
—¿Qué sucede papá?—pregunto el de ojos azules
—Tengo que ir por tu madre.
—¿Vas a ir a la casa de la hada?
—Sí, ahí es la última vez que la vimos, puedo conseguir pistas, es mi deber, soy su esposo.
—Te acompañó—Se ofreció Isabella—, yo también quiero asegurarme que este a salvo.
—No—contesto el mayor—. Debes ayudar a tus hermanos, yo puedo encargarme de esto.
Todos se miraban entre sí; Alec conocía a su padre perfectamente sabia que no era de brazo a torcer, luego de compartir unas cuentas miradas con su hermana y Jace; el joven cazador se acercó a su progenitor y sin dudarlo lo abrazo diciéndole al oído.
—Tienes que volver, ok—El mayor al escuchar eso correspondió el abrazo y al separarse de su hijo beso su mejilla.
—Los veré luego, ahora vayan y tengan cuidado.—Se giró en dirección al brujo—Por favor que no le pase nada—le dijo a Magnus, el brujo entendió a que se refería.
—No debes pedir aquello, lo cuidaré con mi vida—Robert sonrió ante aquella respuesta.
Una vez que Robert se hubiere marchado ellos continuaron su camino. En un par de minutos ya estaban en la puerta del instituto; como siempre fue Alec quien guio al grupo. Coloco la runa en la entrada y esta se abrió, todo hasta ese momento era normal; pasaron el portón y llegaron a la segunda puerta que también se abrió con ayuda de una runa, solo con cruzar esa puerta notaron que algo no andaba bien y se dieron cuenta porque no había ningún cazador de guardia, eso era raro.
—Alec…
—Si. Chicos saquen sus armas—ordenó mientras sacaba su flecha y apuntaba a cada lado por donde daba un paso—. Caminen sin hacer ruido.
Los chicos caminaron hasta llegar a la sala central y no encontraron a ningún cazador, pero si encontraron rastros de sangre por todos lados; inmediatamente imaginaron que algo malo había pasado, tal vez alguna batalla. Entonces Alec ordeno que se dividieran y buscaran algún rastro de vida.
Se dividieron como había ordenado su líder e iniciaron la búsqueda; pero habían recorrido casi todo el edificio y no lograron encontrar ningún indicio de algún cazador. Faltaba sólo el salón de entrenamiento, antes de ir a dicha sala fueron primero donde Alec y le dieron un informe de la búsqueda y los resultados, a la vez que informaban que solo faltaba un solo sitio donde buscar, el de ojos azules les dijo entonces que irían juntos.
Cuando entraron a la sala entrenamiento descubrieron una gran cantidad de bolsas negras en el suelo; era como Alec lo había imaginado, había ocurrido una batalla y en esas bolsas estaban los cuerpos de los caídos, pero la cantidad era enorme. Todos estaban consternados, aún así debían verificar; Jace fue quien abrió la primera bolsa y reconoció el rostro de la difunta, se trataba de Julie.
—¡Malditos!—se quejó el cazador.
—Entonces todos esos cuerpos son…
—Si, son nuestros amigos, llegamos tarde.—Alec en ese momento se sentía triste, frustrado, tanto era el enojo que tiró su arma al suelo y se hizo caer al suelo. Magnus que estaba a su lado lo consolaba, el brujo sabía que era perder amigos y entendía bien por lo que pasaba su amado.
Simón por su parte tenía en un brazo a su parabatai y en el otro a su novia, ambas lloraban, el también quería hacerlo, pero no podía mostrarse vulnerable en estos momentos, eso le habían enseñado en la academia.
La escena era desgarradora; los cazadores habían sobrevivido a una guerra antes, claro que habían tenido perdidas, pero esto era muy duro, sobre todo porque se sentían culpables, culpables de no haber estado aquí peleando con ellos, tal vez hubieran hecho alguna diferencia, no lo sabían exactamente, pero todos estaban de acuerdo en que no debieron permitir que este hecho ocurriera.
—Amor, creo que…
—Lo se, debemos movernos, no creo que sea seguro—Con ayuda de su pareja se puso de pie. No era tiempo de lamentarse, era tiempo de actuar—. Es hora, andando
—¿Hora de que?—Jace le miro confundido.
—De acabar con el que hizo esto.
—Ya estoy dudando que podamos con él—dijo Simón quien recibió una mala mirada del resto—. Solo di mi opinión—agacho la cabeza—, perdón.
—Espera, Alec. Nos estamos olvidando de papá, ¿lo vamos a esperar?—preguntó su hermana del ojiazul.
—No creo que sea un buen plan querida. Robert sabe lo que hace, lo más seguro que los va a rastrear, recuerden que tiene más experiencia que ustedes—dijo Magnus a la cazadora.
—Lo que dice Magnus tiene mucha lógica, Izzy se que te preocupas mucho por papá y mamá, pero ellos no son unos niños, van a estar bien.
—Amor, tu hermano tiene razón, recuerda que el apareció en la casa de Aylin sin haberlo llamado.
—Por primera vez coincido con el ex niño rata—Jace se acercó al grupo junto y se puso a lado de su novia—. Yo estoy de lado de mi parabatai, es hora de irnos.
Como todos estaban de acuerdo que debían ir a un lugar seguro, Magnus sugirió el refugio de unas de sus guaridas, además que tenía la certeza que es ahí donde se encontraba Ruf junto con los otros líderes y lo más probable con su querida amiga Catarina. Se preparó para crear un portal, pero antes que hiciera su magia uno portal apareció frente al equipo; inmediatamente se supieron en pociones de ataque, todos se llevaron una sorpresa al ver a la bruja azul junto a otro brujo, un brujo que Magnus y su novio conocían.
—Tenias razón, Cat—mencionó Ruf que no dejaba de mirar a Magnus con una sonrisa—; Magnus está aquí.
—Te lo dije, yo nunca me equivoco.
La bruja azul y Magnus se unieron en un fuerte abrazo.
—¡Oh, querida! No sabes cuanto me alegra verte—dijo Magnus al separarse de su amiga. La bruja le sonrió, pero no se quedó quieta, Cat le jalo las orejas.
—¡Magnus Bane! ¡Te dije que no tardarás!
—¡Ouch!—se quejó el subterráneo—. Cat, duele, duele.
Catarina lo soltó.
—Eso es para que aprendas, te dije bien claro que teníamos un fuerte problema.—La bruja enserio estaba enojada, para calmar las aguas, Alec tuvo que intervenir.
—Hola—el ojiazul sonrió—; creo que estas siendo injusta con Magnus, la verdad tuvimos muchos problemas, no fue nuestra intención demorar tanto tiempo, lo sentimos.
—Deberían, miren como terminó su casa, ni hablar de Idris, es un… —no pudo terminar la oración.
—Lo sabemos, nos dijiste en la última comunicación. Por cierto te escuche decir que sentiste a Magnus, ¿cómo fue eso?
—Bueno en realidad sentí una energía fuerte llegar a la cuidad, supe de inmediato que se trataba de él, no conozco a nadie más fuerte que este cabeza hueca.
—¡Oye!
—No te atrevas a contradecir lo que dije, sigo molesta contigo—señalo con el dedo al brujo.
Alec rio, el sabia que en el fondo Cat esta feliz de ver a Magnus y lo más seguro es que se hallaba muy preocupada por el y su actitud solo era para cubrir esa preocupación.
Izzy que estaba algo lejos de su hermano se acercó.
—Alec.
El cazador observó a su hermana y recordó por lo que habían llegado al instituto.
—¡Oh, casi lo olvido!—colocó su mano en el hombro de su novio para llamar su atención—. Magnus, tenemos que…
—Lo sé, bueno Cat, por favor llevamos a su escondite.
—Me gustaría llevarles, pero estamos aquí para buscar a George.
—¿George Firtzgerald? ¿El del consejo?—La bruja asintió—¿No se supone que estaba con ustedes?
—Tu lo has dicho, Ligthwood, estaba. Se supone que salió por un poco de aire, pero eso ya fue hace mucho tiempo—contó Ruf—; y supuse que estaría aquí, pero me equivoqué.
—¿Algún problema, Alec?—era Jace quien preguntaba.
—Umh..algo así, George está inubicable.
—Primero, Maryse y ahora este chico, nunca podemos tener paz.—Alec podía sentir la carga negativa de su parabatai, pero no podía negar que el también se sentía igual.
—Jace, cariño cálmate—Clary también podía sentir a su pareja tenso y trataba de que este se calmara.
Alec dejó de prestar atención a la pareja y se concentró en Ruf.
—¿Alguna idea de donde pueda estar?
—Sí, pero no estoy del todo seguro.
—¿Dónde?
—Con Lucifer…
(…)
Cerca del puerto de la ciudad, en una de sus tantas calles, Lucifer separaba la llegada su invitado, el cual no se hizo esperar. George había llegado puntual; el cazador de sombras llegó dispuesto acabar con todo el solo.
—Así que llegaste.
—Nunca me gusta hacer esperar a mis enemigos.
—Todos lo de su raza son tan altaneros, me crucé con alguien parecido a ti.
—¿Podemos ir al grano?, ¿qué deseas?
—También son muy impacientes, creo que no conocen la palabra diversión.
—Para los cazadores de sombras la diversión está en acabar con tipos como tú, y disculpa no tengo tiempo que perder, me llamaste y vine, ahora si me disculpas…
George sacó su espada serafín y se fue contra Lucifer, pero una onda de energía lo tiró al suelo. La escena se repitió como tres veces; entonces el nefelim llegó a la conclusión que los ataques directos no funcionan, así probó en lanzar sus flechas especiales.
—Querido eso no va funcionar, no otra vez.
—Ya lo veremos.
El cazador apunto al corazón y al sentirse seguro lanzó la flecha, la cual no llegó a tocar al arcángel pues una barrera lo impidió.
George era un cazador de sombras bendecido con un don, no era cualquier nefelim, por algo era que la clave lo tenía en el consejo, era el de menor edad entre los señores de la clave; tenía una inteligencia que resaltaba entre los demás, y justo ahora estaba utilizando ese don. Utilizo, entonces, su runa de velocidad, lo cual le permitía moverse de un lado a otro; cuando vio la oportunidad de atacar lanzó nuevamente su flecha y esta vez le dio en la pierna del arcángel; el cazador sonrió ante el hecho, logró comprobar que el campo de protección tenía sus huecos. La batalla recién comenzaba…
(…)
Los Winchester se encontraban peleando con los demonios que custodiaban el acceso a la jaula, con la ayuda de Gabriel, Castiel y Crowley se les hizo sencillo derrotar a sus contrincantes.
Después de enterarse que Jack se hallaba en la jaula no tenían que pensarlo dos veces para querer rescatarlo, sobre todo Dean, pues el cazador quería que su ángel estuviera feliz y eso era posible si el nefelim estaba con ellos; además habían descubierto otra cosa que les ayudaría a llegar al mundo de las sombras y así apoyar a la familia de Alec.
Así llegaron a la jaula, donde vieron a Enias esperándolos.
—Lucifer, tenía razón, vinieron.
—Así es, ahora libera al chico—ordeno Dean.
—Para eso deben detenerme y no va ser fácil.
—Eso va ser pan comido, pudimos contra Miguel, ¿sabes?
—Imposible, ustedes no…
—¡Ey!—grito Gabriel—. Se te olvida que me tienen a mi—se señaló—. Yo mismo acabé con él, así que si no deseas ser el siguiente, libera a nuestro sobrino.
Enias sabia que estaba en desventaja, todavía estaba en shock por la noticia por la muerte de Miguel; el arcángel no tuvo otra opción que rendirse, bajo su arma al suelo y mostró sus manos en señal de rendición.
Castiel se acercó a inspeccionar a Enias, no vaya hacer que tuviera un arma oculta, no era tiempo de cometer errores; mientras Cas hacia eso, Gabriel se acercó a la jaula y vio como su sobrino estaba sentado en un rincón, ocultando su rostro en sus rodillas, se veía deprimido.
—¿Jack?—llamó el arcángel, pero no recibió respuesta así que volvió a insistir—¿Jackie?—Esta vez sus ojos se encontraron con los del nefelim—. Hola, Jack.
El mitad ángel lucia como un niño asustado; cuando escucho que lo llamaban pensó que era su imaginación, la insistencia fue lo que hizo que levantara el rostro, haber a su tío parado fuera de las rejas y no solo a él, sino a los Winchester, hizo que se emocione. Se puso de pie y camino hasta su tío y los cazadores; cuando llegó donde ellos sonrió y les saludó.
—Hola—dijo alzando su mano.
—Hemos venido por ti, ¿cómo estás?—Jack leyó la preocupación del cazador de cabello largo.
—Bien, si se podría decir.
—Es algo, Rowena te va sacar de aquí en poco tiempo—informo Dean.
—No es necesario.
—¿Cómo dices?—Sam no podía creer lo que decía el menor—. Jack, tu no puedes estar aquí, este lugar…
—No, creo que no entendieron, dije que no es necesario porque yo puedo salir de aquí.—Arcángel y cazadores cruzaron miradas, no creían lo que oían.
—Espera, tu, ¿puedes abrir la jaula?—Dean, pregunto expectante. El nefelim asintió—. Entonces, hazlo.
Los tres que estaban cerca de la jaula retrocedieron imaginando que Jack utilizaría sus poderes para abrir las rejas, pero se quedaron sin habla cuando vieron que Jack solo quitó el seguro de la puerta y salió. No solo eso, pues al salir cerró la puerta detrás de él.
Dean estaba en shock, quería decir algo, pero no podía decir palabra alguna, solo pequeños balbuceos, sin mencionar las maldiciones en su mente. Por otra parte, Sam, estaba en las mismas, a comparación de su hermano el si pudo expresarse.
—Jack—se paso la mano por su rostro—Tu… Mejor olvídalo, me alegro verte nuevamente.
—Gracias, ¿qué hace Castiel?
—Esta cuidando que Enias no haga nada que nos pueda afectar.
Justo en ese instante hacia su aparición la bruja.
—Bien chicos, ya tengo todo…—No pudo continuar hablando porque vio al nefelim fuera de la jaula—. Eso quiere decir que no me van a necesitar, y por cierto, ¿dónde está, Fergus?—Gabriel le señalo en la dirección donde estaba Castiel—Ok, veré si esos dos sí necesitan mi ayuda.
Llego el momento de que todos estuvieran reunidos; discutían lo que harían con Enias, todos estaban de acuerdo que no podían dejarlo libre, eso sería muy peligroso.
—Yo opino que lo dejemos en la jaula—propuso Gabriel—; así va experimentar lo mismo que sintió mi sobrino.
—Pienso que deberíamos matarlo—sugirió Dean—. Si el chico pudo salir de la jaula, ¿qué nos garantiza que el no pueda hacerlo?
—El punto de Dean es válido—dijo Cas apoyando las palabras de su pareja—. Pero creo que podemos asegurar la jaula. Tal vez poner algunos sellos.
—Yo podría hacer eso—hablo la bruja.
En eso se escucho las risas de Enias.
—¿De verdad piensan que podrán con Lucifer?, son unos ilusos. No saben a lo que enfrentan.
—Una vez lo hemos hecho—mencionó Dean.
—Tu lo has dicho, además eso fue suerte, Lucifer estaba debilitado, ahora es distinto, ¿verdad niño?—Enias miraba con una sonrisa al nefelim.
Esa mirada hizo que Jack bajara la cabeza, los Winchester sabían que no era buena señal.
—¿Jack?—nombro Dean—¿Qué quiere decir ese tipo con eso?—El nefelim miró a los ojos al cazador.
—Mi padre… bueno, Lucifer, se llevó gran parte de gracia. Lo siento.
—Y ahí no termina la cosa—Todos giraron en dirección a Enias—. No se les hace sospecho que hayan matado muy fácil a Miguel.
—¿Qué?, pero si ese hijo de perra se nos hizo complicado…
Pero que tontos que son, ustedes pudieron matar a mi hermanito, solo porque no tenía su gracia al cien por ciento—no para de reir—. Deberían verse en un espejo, su cara es épica.
Castiel no aguanto el descaro de su hermano y en un segundo ya se encontraba apuntando a Enias con su espada de arcángel.
—Una palabra más, y te mato.
—Ay mi querido, Castiel. No me causa miedo, anda acaba conmigo, total, yo también estoy vulnerable ahora.
—¿Qué estas diciendo?
—No han entendido, ¿cierto?—Castiel bajo su arma—. Te lo voy a decir, nuestro querido Lucifer, tomo no solo la gracia del híbrido, si no también la de Miguel y la mía.
—Eso es imposible—soltó sorprendió Cas—. No se puede hacer eso, nuestro recipiente no soportaría una descarga de energía de esa magnitud.
—Claro que es posible, tiene sus riesgos, pero es posible. Están más que muertos, ja, ja, ja… —Enias paro de reír al sentir un dolor en su costado derecho, a levantar la vista pudo ver a Gabriel; el arcángel sentía como su poca gracia se iba de su recipiente.
—Adiós, Enias.—Fue lo único que dijo Gabriel al ver como el recipiente del cuerpo de su hermano caía al suelo.
—Gabriel, tu…
—No menciones nada, Cassie. Debemos irnos—se giro para mirar al resto—; no me miren así, solo hice lo correcto, pero tengan esto como un mensaje, y si, esto va para ti, Dean—miro directamente al cazador—, no te atrevas hacerle daño a mi hermano, ¿quedo claro?—Al rubio solo le quedo asentir mientras tragaba saliva.
Sam sonrió.
—Entonces, ¿nos vamos?—Todos asintieron.
—¿Pero cómo?, Jack no tiene como llevarnos—comento Dean.
—¡Cof! ¡Cof!—Rowena llamo su atención—. Tal vez, yo, no se, quizás, pueda ayudar—La bruja jugaba con un mechón de su larga cabellera.
—¿Cómo?—quiso saber Sam.
—De la misma forma que llegue a ese mundo, un viaje dimensional—Los cazadores se miraron y luego miraron a la bruja—. En esa ocasión tuve mucha ayuda de mi querido hijo—hablo dando un pequeño golpe en el hombro del demonio—; además del libro que encontramos en su refugio.
—Te refieres al libro de viajes dimensionales, pero ese libro era de fantasía.
—No, ese no, me refiero a otro, ¿saben? Estos días he tenido tiempo de hacer mucha lectura en la biblioteca, encontré una forma, solo necesito un poco de gracia—se giro donde Jack—; no te preocupes querido, no estoy hablando de ti, sino de tu tíos.
—Yo no puedo abrir ese tipo de puertas, es mi especialidad—dijo Gabriel—; ese era de Enias y Lucifer, hasta Miguel podía hacerlo.
—Lo se, pero solo te he pedido un poco de tu gracia, del bello Castiel no puedo tomarla, ya que esta bajo un hechizo y podría perjudicarlo.
—Hablando de ello—intervino Dean—. Quiero que quites el hechizo, aunque no he visto cambios drásticos, no quiero que le afecte en las batallas.
—Eso no va pasar o eso creo…
—No estoy jugando, Rowena.
—Tampoco yo, querido.
—Ok, paren ustedes dos, un caso a la vez—Sam como siempre tratando de que se enfoquen en el caso—. Primero vamos a ir ayudar a los chicos y al volver arreglamos lo de ese hechizo, ¿ok?
—Ok—Dean, contesto de mala gana.
—Tendré que confiar que una vez que tengas mi gracia, no vayas a huir.
—Jamás haría eso, además, yo también deseo que acaben con Lucifer—La bruja quería venganza—. Entonces, que, ¿me darás de tu gracia?, ¿sí o no?
—Si…
Gabriel tomó su cuchillo angelical y comenzó hacerse un corte; Castiel ayudó a conseguir un frasco que se llenó de un líquido brillante, color dorado. Una vez lleno el frasco, el serafín le hizo entrega a la bruja, que con un chasquido hizo aparecer una mesa donde había muchos ingredientes para hechizos.
—Manos a la obra…
(…)
La batalla entre el ángel rebelde y el cazador de sombras, George; era frenética y desigual a la vez. Mientras que, George se veía agotado y con más lesiones en su cuerpo, el arcángel no tenia ninguna lesión; sobre la fecha que el cazador le había lanzado ya no quedaba huella.
—Te dije que era mejor rendirte, debiste hacerme caso—Lucifer caminaba de un lado a otro, mientras George, estaba en el suelo.—Eso pasa cuando no aceptan su derrota.
—No me hagas reír, yo…no estoy…derrotado, no aún—se puso de pie.
—Por eso odio a los humanos, ¿acaso no ves tu limitaciones?
—Claro que si, pero no puedo rendirme, debo vengar a mis amigos.
—Venganza, un deseo tan fuerte o eso es lo que dicen, ¿tu crees poder conmigo?, hasta un ciego se daría cuenta que no tienes posibilidades de ganarme, solo tienes que verte a ti mismo.
—Puedes decir lo que quieras, pero no voy a dejar de pelear.
—Eres hombre muerto.
Lucifer utilizó su teletransportación para quedar frente al cazador, que no tuvo tiempo de reaccionar; el arcángel tomó del brazo al nefelim cuando este intento moverse, su agarre fue demasiado fuerte pues le terminó rompiendo el brazo, causando que el cazador gritara. Lo tiró al suelo y comenzó a patearlo por todas partes; estuvo así por varios minutos, se podía escuchar con cada golpe como los huesos se rompían.
Para alivio del cazador, Lucifer se detuvo. El nefelim era consciente que tenía el cuerpo destrozado; pero aún así, se arrastró hasta llegar a su arma, el angel caído camino hasta el y le piso la mano.
—Creo que ya es hora de poner fin a la diversión—hablo el arcángel alzando del suelo al cazador, saco su espada de su manga—. ¿Una última palabra?—George en vez de hablar le escupió en el rostro. Eso enojo a Lucifer, que apretó más fuerte su agarre en el cuello del cazador y con su mano libre se limpio—. Ahora si, te vas a morir.
Le iba a incrustar su espada en el estomago del nefelim, pero solo golpeo el aire, miro al suelo pensando que había soltado a su presa, no lo hallo, entonces observo a cada uno de los lados, tampoco había señales del cazador. Miro a frente suyo y ahí estaba lo que tanto buscaba, pero para su sorpresa ya no era él, y el cazador.
—¿Nos echaste de menos?—Ese era Jace, quien estaba en modo de batalla—. Yo creo que si, ¿qué opinas, Alec?
—Al juzgar por su expresión, siento que no nos esperaba, no tan pronto.
—Más basuras a las cuales matar.
—Estas basuras como dices, van acabar contigo—dijo Jace mientras le apuntaba con su espada.
Por otro lado, George, era atendido por Ruf, el brujo estaba asombrado, pues las heridas que tenía el cazador, ni hablar de las fracturas, era para que el nefelim estuviera muerto. Lo que le sorprendía más, era el echo que tenía fuerza para hablar.
—Ru-Ruf
—No hables, estoy curando tu cuerpo—le demando el brujo.
—Umh…—El cazador trató de sentarse.
—¡No te muevas!—le llamo la atención—. No ves que tu cuerpo está muy lastimado, tienes huesos fracturados, es serio.
—Sa…Sabes que…no…me…gusta…estar…quieto.
—Lo se, y te juro por tu Raziel, que si no estuvieras así, ya te habría dado una paliza.—El brujo seguía el proceso de curación—. Fuiste muy tonto en venir solo, que te costaba esperar por ayuda, ¿no piensas en los demás?
—Lo…sient...
—No te molestes en disculparte. Déjame terminar mi trabajo.
Magnus que estaba unos pasos atrás, se acercó para prestar ayuda.
—¿Te puedo ayudar?
Ruf lo miro y sonrió:
—No, mejor ve con tu cazador, el enemigo es fuerte.
Magnus giró su cabeza en dirección a Alec; su novio estaba a lado de su parabatai, aunque sabia que esos dos eran fuertes, no pudo evitar sentir miedo que algo parecido a lo que pasó a George le pasara a él, así que no lo pensó dos veces para decidir en ir con su pareja.
—Ok, pero cuando termines de curarlo, no dejes que se mueva de aquí.
—Eso no tienes que decirlo, si es necesario le pondré una cadena—dijo riendo.
—Solo, cuídalo, ¿ok?—Ruf, asintió. Con esa respuesta, Magnus se puso de pie; y con un solo chasquido de dedos, ya se encontraba a lado de pareja.
Alec miró de reojo a su lado derecho y dijo:
—Espero que tengas un plan.
—Lo tengo, pero no se si me vas a dejar, es algo peligroso.
—Desde cuando no estamos en peligro, somos cazadores, es nuestro negocio.
—Eso se escucho muy Winchester—ambos rieron.
—¿Oigan?—llamó el rubio—. Se olvidan que esto es serio, ¿verdad?
—Lo sabemos, teñido. Solo fue un momento de diversión, pero eso no lo entiendes, el tinte en tu cabeza no te deja pensar.
—No soy teñido, soy rubio natural—se defendió Jace.
Lucifer al verse ignorado por los cazadores y el brujo, lanzó un ataque para llamar su atención; cosa que funcionó, los tres hombres volvieron a tener su vista en su enemigo.
—Hasta que al fin—alzo sus brazos—; ya que tengo su atención, ¿comenzamos?, me siento aburrido. Su amigo no ayudo para nada en sacarme el aburrimiento.
—¿Piensan que esto es divertido?—el tono de Alec, era de enojo—. Asesinaste a varios de mis amigos, ¿todo por diversión?
—Pues si—dijo subiendo los hombros—; estaba tan aburrido que deseaba diversión y pensé que los de su clase me quitarían el aburrimiento, pero fue tan fácil acabar con sus amigos, una tremenda lástima.
—¡Eres un hijo de…!
—¡Jace! —grito Alec—. No caigas en sus provocaciones.
—Acaso no escuchaste lo que dijo, nuestros amigos…
—Claro que lo escuche, pero no podemos dejarnos llevar por la ira. Si queremos vengar a nuestros amigos debemos ser inteligentes.
Magnus sonría de orgullo ante las palabras de su novio; el brujo sabía que al ojiazul le dolía lo que había pasado, él también deseaba venganza, pero si querían acabar con Lucifer, debían tener la cabeza fría.
—Entonces, ¿vendrán por mí?—Les invito atacar, Lucifer.
—No comas ansias, querido. Estamos pensando como acabar contigo.
—Ya les dije que no van hacer eso.
—¿Tu crees?, yo miraría mejor a tu alrededor—Magnus señaló son sus ojos el lado derecho del arcángel.
—¿Pero que demonios…?—Lucifer no tuvo capacidad de reacción, sintió un golpe y cayó al suelo.
—Eso fue por mis amigos—le dijo Jace.
Inmediatamente, Lucifer se puso de pie.
—Admito que me tienen sorprendido, al parecer no va ser fácil, pero aún me queda esto—levanto su mano en dirección al cazador para luego apretar su puño. Jace cayo de rodillas, soltó su espada y llevó su mano a su pecho.
—¡¡Jace!!—se escucho los gritos de Clary que había salido de su escondite, la cazadora quiso acercarse, pero fue detenida por su parabatai—¡Suéltame!, ¡Jace!
—¡Magnus!—Alec no necesito explicar a su novio lo que deseaba que hiciera. Ellos tenían muchas batallas juntos que con solo decir el nombre del otro sabían que hacer.
Magnus lanzó varias bolas de magia hacia Lucifer, quien para evitar que ninguna le tocara tuvo que bajar la mano. Esa pequeña distracción salvo la vida de Jace; a la vez que ayudo a que Alec pudiera llegar con su parabatai.
Por otro lado la pelirroja seguía batallando para liberarse del agarre de su amigo.
—¡Suéltame!
—No puedo.
—¡¿Cómo que no puedes?!—La cazadora comenzó a patear a su parabatai.
Isabella al ver que la parabatai de su pareja no se tranquilizaba le dio una cachetada. La situación para la azabache también era preocupante, entendía como se sentía la pelirroja; pero no podía dejar que perdiera el control, menos ahora que el enemigo ya sabia que estaban ahí.
—Lo siento, en verdad no—Isabella fue directa.
—Empatía, Izzy —menciono Simón.
—Nos hemos puesto en descubierto, se supone que éramos el favor sorpresa.
—Lo siento—se disculpo, Clary—. No quise arruinar el plan, solo que…
—Te entiendo, pero Alec esta con el, y sabes mejor que nadie que no dejaría que nada malo le pase.
Los tres decidieron mirar la batalla desde la distancia; claro que sólo era por ahora, mientras pensaban en un plan para ayudar.
De regreso a la batalla, Alec se aseguraba que su hermano estuviera bien. Al verlo ya repuesto, se alivio; el cazador dirigió su vista donde su novio. El brujo seguía lanzando su magia contra el arcángel que con una mano esquivaba los ataques; tal como lo había estudiado, los ataques a distancia no funcionan, debía ser un ataque directo. Dejo de mirar la batalla de su novio unos segundos para ver a su parabatai.
—¿Te sientes mejor?
—Sí, sentí que esta vez no lo contaba, fue una horrible presión.
—Creo que utiliza una clase de telequinesis, debemos cuidarnos de eso, tratar de no estar cerca—comento Alec—; pero si queremos vencerlo debemos estar cerca.
—Eso es complicado, creo que tu suegro que cae mejor—ambos esbozaron una sonrisa que se borro inmediatamente—. Debemos ayudar a brillitos.
—Si.
El ataque con la magia había cesado, el brujo miró de reojo a su pareja y este asintió, ese era señal de que su parabatai se hallaba bien; con esa respuesta se volvió a concentrar en su oponente. Debía reconocer que después de su padre, Lucifer, era el oponente más poderoso en enfrentarse; el arcángel había parado con una sola manos sus ataques mágicos, un digno oponente.
—¿Qué sucede?, no me digan que se le acabaron las ideas.
Magnus respondió.
—No, claro que no. Tenemos cientos de estrategias solo para ti, no te vamos a dejar en paz por un buen tiempo.
—Menos mal, ya me comenzaba aburrir—Lucifer miraba como los cazadores se acercaban al brujo, también se percato de la presencia de otros tres cazadores.
El ángel caído sabía que de debía acabar con sus oponentes ahora, si les dejaba más tiempo, temía que ellos tomaran la riendas de la batalla y eso no lo iba a permitir además que lo más seguro es que los Winchester junto a sus hermanos podían llegar en cualquier momento, ni hablar de su hijo; justo era en el al que temía más.
Sin perder tiempo hizo su movida; los primeros fueron, Clary, Simón y la hermana de Alec, quienes salieron disparados a la pared, quedando pegados sin poder moverse. Ante eso el mayor de los hermanos Lightwood pasó la voz a su novio que volvió a disparar su magia contra Lucifer para que el junto a su parabatai atacaran por los costados. Lucifer leyó la jugada que querían hacer, antes que los cazadores atacaran con sus espadas los hizo volar y caer al suelo; pero eso no detuvo a los Nefelim, se pusieron de pie y volvieron a contraatacar; Magnus por su parte seguía arrojando sus bolas de magia.
—Esto ya no es divertido, creo que acabaré con todos ahora mismo—Después de haber dicho esas palabras la tierra comenzó a temblar, era parecido a un terremoto.
Ruf que estaba por terminar de curar a su amigo, cayó de espaldas, el movimiento era tan fuerte que no podía ponerse de pie; como pudo se estiró para tocar a George.
—Tenemos que irnos—le dijo que su amigo.
—¿Pero los Ligthwood?
—Esto se esta poniendo feo y, ¿te preocupas por ellos?
—Son mis amigos.
—Te prometo que volveremos, debemos salir de aquí—Sin decir nada más, abrió un portal y arrastrando al cazador luchaba por entrar en el.
Lucifer que tenia sus ojos puestos en todos lados, se dio cuenta que esos dos intentaban escapar y antes que el brujo logre su cometido, el arcángel le cerró el portal.
—Nadie va escapar de este lugar, nadie.
La tierra seguía temblando, los cazadores y Magnus podían sentir como el agua del subsuelo se movía debajo de ellos.
—Esto no va acabar bien, debemos detenerlo—dijo Alec, mientras intentaba no caer al suelo.
—¿Qué podemos hacer?—preguntó su parabatai.
—Hasta que piensen en algo, yo haré lo mío.—dijo el brujo poniéndose delante de ellos.
Magnus ataco a Lucifer con una bola de energía de gran tamaño; aquel ataque fue sorpresivo para el arcángel que para defenderse tuvo que dejar de sacar su gracia para detener el ataque. Así fue como el suelo dejó de temblar; a la vez que dejó libre a los otros cazadores, que sin dudarlo se unieron a su familia.
—Tu novio nunca deja de sorprenderme—Le comento Jace a su parabatai.
—Eso no es nada, Magnus es muy fuerte—Alec a pesar de la situación tenia una enorme sonrisa, el cazador estaba muy orgulloso de novio.
—Perdón si les interrumpo su conversación, ¿pero que vamos hacer para derrotar a Lucifer?
—Es lo que estamos pensando, Simón—contesto el ojiazul que tenía la mirada puesta en su enemigo—. Los ataques a distancia no funcionan, pero ataques a corta distancia es peligroso, ya vieron lo que pasó con Jace.
—Debemos atacar todos juntos—Todos se giraron al escuchar aquella voz. Robert Ligthwood hacia su aparición acompañado de su esposa.
—Su padre tiene razón, si atacamos todos juntos evitaremos que pueda usar sus poderes y así nosotros tendremos ventaja.—explicó Maryse.
—¿Qué les pasa? Pareciera que han visto un fantasma.
—Lo sentimos—se disculpo mientras se limpiaba las lágrimas Isabella—. No imaginamos verlos tan pronto, me refiero a mamá.
—Luego les contaré mi historia, ahora concentrémonos en ese tipo.
Todos volvieron su atención hacia Lucifer, quien comenzó a reír.
—Son unos idiotas, no importa cuántos sean ustedes—les señaló—; no van a poder conmigo…
En eso el sonido de un disparo se escucho, el arcángel sintió como algo había entrado a su cuerpo.
—Tal vez ellos no, pero yo si—Dean todavía tenía su arma apuntando a Lucifer. El arcángel se giró a su dirección.
—Acabas de arruinar mi ropa, Winchester.
—La ropa no va ser lo único que voy a destrozar de ti.
—Al parecer vamos a tener refuerzos—comento Simón.
—Lo veo y no lo creo, si lograron venir—Isabella no oculto su felicidad.
—No canten victoria.—Lucifer levanto sus brazos soltando su energía, haciendo volar y caer al suelo todos. Con ese ataque aprovechó para desaparecer.
Cuando los cazadores de sombras y los Winchester se pusieron de pie, no vieron por ningún lado al arcángel. Miraron a todos lados y no vieron señales de él.
—Esto no es bueno—comento Alec.
—Para ti no—dijo Lucifer delante del cazador, mientras le clavaba su cuchillo en el estómago del ojiazul—. Adiós, cazador.—Luego volvió a desaparecer.
El cazador cayó al suelo, aún con el dolor logró llevar su mano hacia donde sentía caer agua, alzo para ver y efectivamente estaba sangrando. El tiempo para el cazador pasaba lento, sentía los ojos cerrarse. Sintió como era sostenido, alzo su rostro para ver quién era; se trataba de su parabatai, este traía los ojos rojos y cubiertos de lágrimas.
—Todo va estar bien—escuchaba de los labios del rubio—. Te voy a dibujar iratze y te pondrás bien—comenzo a trazar la runa por los brazos de su parabatai.
—¡¡Alec!! ¡¡Alec!!—grito Magnus mientras se acercaba a su novio.
Los demás cazadores también se acercaron, no se hace faltar decir que Isabella lloraba desconsoladamente en los brazos de Simón, quien trataba de consolarla. Los padres del ojiazul se encontraban de rodillas a los pies de su hijo. Magnus por su parte usaba su magia para curar a su novio, pero no estaba funcionando, el cazador tenía personas vitales dañados.
Alec hizo a un costado la mano de su parabatai, quería que se detuviera, el nefelim sabia que ya no le quedaba mucho tiempo.
—Jace, basta…detente, no sigas.
—¿Por qué?
—Se que puedes sentirlo, ya me queda poco.
Era verdad, el rubio sentía un dolor dentro de el, un dolor que aumentaba cada vez más, y todo provenía de la runa parabatai.
Magnus sintió la mirada de su pareja y antes que este le dijera algo, el hablo.
—No, no y no. Se que me vas a pedir y no lo voy hacer, no voy a detener.
—Mag–Magnus, por favor.
—¡No!, yo sé que te puedo salvar, no me voy a detener.
—Te amo…—escuchó decir el brujo a su novio.
—No hagas eso, no te despida, Alec.
—Adiós…—Fue lo último que se escucho decir al cazador.
Magnus dejó caer sus manos, aparte de Alec, el subterráneo nunca había dejado que alguien le viera llorando, pero en ese instante no le importaba nadie, él sentía que la vida se le iba, sentía su corazón detenerse en ese momento.
Jace empezó a sacudir el cuerpo de su hermano; el cazador llamaba a gritos a su parabatai, pero no obtuvo respuesta.
—Alec…—Jace susurro mientras sostenía el rostro de su hermano—. No te vayas, por favor.
Por el otro lado, Dean y compañía miraba la escena. El rubio se sentía muy mal por los cazadores; no podía creer que otra vez un enemigo suyo causaba dolor a personas conocidas. Giro su rostro en su dirección en donde se hallaba Cas; pudo notar que su amigo, también se encontraba acongojado, y era normal, el había pasado más tiempo con todos ellos; lo tomó de la mano para darle ánimos, el angel se giró hacia el y correspondió el gesto con una sonrisa.
Justo en ese momento, Magnus se acercó a Castiel, lo que provocó que soltará la mano del cazador. El brujo tomó de los hombros al ser celestial y le dijo:
—Castiel, tu eres un ángel, tu puedes traerlo de regreso.
—Lo siento, pero él ya está muerto. No puedo regresar personas a la vida, no tengo esa habilidad, de verdad lo siento—Castiel no se atrevió a mirarlo a los ojos.
—Oye, lo siento, de verdad…
—No te atrevas a decir nada—Magnus miro con enojo a Dean—. Si ustedes no hubieran venido a nuestro mundo, Alec estuviera vivo.
—Se que estas dolido, pero lo que dices no tiene fundamento—remitió Dean al brujo.
—Que no, ¿dices? Se te olvida quien trajo aquí a Lucifer… ustedes—señaló a los Winchester—; cuando ustedes llegaron el mundo de las sombras se condenó, mejor dicho cuando llegó Castiel.
—Magnus, debes tranquilizarte, no sabes lo que dices—Clary trato de calmar a su amigo—. Ellos también han sufrido, todos somos víctimas.
—¿Pueden guardar silencio?—solicitó Maryse—. No ven que deshonran la memoria de mi hijo.
—Tranquila mujer—Robert tomo del hombro a su esposa—. En ves de discutir, debemos darle una despedida digna.
Pero antes que Robert pronuncie las palabras de despida a su hijo, las risas de Lucifer resonaron en el lugar. Jace, con suma delicadeza depósito el cuerpo de su parabatai en el suelo; aún con el dolor en su runa se supo de pie, tomó su espada y se fue al centro, se movía como buscando algo.
—¡Maldito, cobarde! ¡Aparece!
—Buuu—Ese sonido hizo que Jace, diera un brinco provocando que Lucifer riera a carcajadas.
—¡Miserable!—exclamó el cazador que no dudo en irse en contra del arcángel.
Lucifer esquivo el ataque antes que la espada lo toque, Jace intentó alejarse, pero el arcángel lo tenía bien sujeto. Solo pudo ver cuando los ojos de Lucifer brillaron, no recuerda cómo paso, pero el salió disparado por los aires, cayendo al extremo de donde se encontraban. Clary al ver eso, ella también se lanzó al ataque, acabando a igual que su pareja; prácticamente todos terminaron en el suelo.
—Creo que yo la hora de nosotros, ¿listo, Sammy?
—Sí
—Ya era hora de entrar en acción.
—No debería emocionarte, Gabriel. Recuerda quien tenemos al frente—Le recordó Castiel a su hermano.
—Como son de aburridos.
Lucifer hablo y atacó a sus hermanos que por ser seres celestiales no les afectó en casi nada. Dean corrió hasta donde se había caído Castiel y no ayudó a ponerse de pie.
—Debemos tener cuidado, se ha vuelto más fuerte.
—Lo dice quien ha caído al suelo.
—Dean, no…
—¡Cuidado!—se escucho gritar a Sam.
A la pareja no le dio tiempo de reaccionar, el arcángel los tomó del cuello y los llevó hasta la pared; el golpe no fue tan duro para el ángel, pero si para el cazador; el golpe lo había dejado casi noqueado.
Sam al ver la escena no lo pensó dos veces y atacó, el menor quería salvar a su hermano de las garras de tipo, Gabriel también fue al rescate, pero la pareja salió disparada hasta el otro extremo.
—¿De verdad creían que podían conmigo? Que ilusos son, ahora soy más fuerte que la primera vez que me enfrentaron. Tengo demasiada gracia.
Ante aquellas palabras, tanto los Winchester y como los cazadores de sombras veían el fin de sus vidas, no solo eso, también el fin de sus respectivos mundos.
—Ahora si, prepárense para la gran final…—Lucifer dejo caer a Dean y Castiel; ambos al igual que el resto se imaginan el peor escenario, pero lo que paso les dejo sin palabras.
Jack sostenía por atrás la cabeza de su padre, aunque eso no era lo realmente sorprendente; lo que les dejaba sin palabra alguna, era el hecho que el cuerpo del nefelim brillaba.
Lo que pasaba era que Jack estaba absorbiendo la energía de su padre y tomando esos poderes, a pesar que el arcángel batallaba para zafarse, no logró conseguirlo; pasado unos segundos todos observaron como el cuerpo de Lucifer caía al suelo y en donde debía estar sus ojos, solo había dos huecos; ese era señal que su enemigo ya no estaba entre ellos. El cuerpo de Jack en cambio parecía un foco fosforescente, que a medida que pasaba el tiempo se apagaba, al final volvió a la normalidad.
Castiel quien se encontraba ya de pie, miraba con orgullo a su hijo; a su mente llegó las imágenes de aquel mundo de paz y felicidad que le había mostrado el nefelim cuando aún se encontraba dentro de su madre. Dudo un momento en acercarse, pero las dudas se fueron al ver que su hijo lo observaba mostrando una sonrisa.
—Jack—el angel abrazo a su hijo. Ambos se separaron, Castiel tenía una mano en la mejilla del chico—. Sabia que lo harías, te pusiste en peligro por todos nosotros, eso muy valiente.
—Gracias, pero siento no haber actuado antes, hubo una pérdida irreparable—dijo mirando el cuerpo del ojiazul.
—No te puedes echar la culpa de eso—trato de consolar a su hijo—. Alec murió como un guerrero.
—Lo sé, pero su familia sufre.
—Jack, ante la muerte no se puede hacer nada, solo queda recordar con amor.
Por su parte los shadowhunters miraron asombrados al nefelim, nunca hubieran pensado que era así de fuerte; aunque ellos hubieran querido matar a Lucifer con sus manos no ocultaron su alegría de que ya todo había terminado y su mundo estaba a salvo, pero a un costo muy caro. Alec, había caído y eso no tenía solución. Se unieron en un abrazo, para luego formar un círculo alrededor del ojiazul.
Ruf que había sido un observador hasta el momento, ayudó a George a unirse con los Ligthwood. Aún el cazador no se había curado del todo, el brujo le había dicho que sus golpes habían sido muy fuertes y que a pesar de la magia le iban a quedar secuelas y esas secuelas ya se estaban notando.
Jack por su parte se reunió con el resto del equipo recibiendo la felicitación de cada uno, pero del que más quería oír era de Dean; el nefelim le había cogido cariño, y todo por la forma en que el cazador trataba a su hermano y Castiel.
—Creo que ahora si podré llevarlos de regreso—aviso Jack.
—Es bueno conocer eso, la verdad no creo que Rowena pueda abrir otra vez un portal de ese tamaño—dijo a Dean—Aunque ella dijo que si podía, solo que íbamos a esperar unos días.
—Dean, creo que debemos acercarnos para dar las condolencias—sugirió su hermano.
—Sammy, no creo que ellos quieran escuchar un lo siento de nosotros.
—No, no lo queremos…—Los Winchester giraron en dirección de aquella voz. Magnus estaba a unos pasos de ellos—. Vine a disculparme por mis palabras, hace rato dije cosas que…
—Detente, no tienes que decir nada, nosotros entendemos—Sam hablo en representación de todo el equipo, le mostró una sonrisa.
—Vamos a despedir a Alec, ¿quieren acompañarnos?
—Claro.
Los Winchester se acercaron al circulo; Jack por parte miraba el cuerpo del cazador que estaba cubierto por un manto blanco, posó su vista en cada unos de los shadowhunters; recordó cuando le dijo a Castiel que podía ver las almas de las personas y así podía saber si era una buena o mala persona, lo que su padre adoptivo le había dicho que mirar almas estaba mal, y le sugiero que evitara hacerlo, sobre todos con los Winchester. La verdad en ese momento se sentía tan mal por no poder evitar eso, pero mirando pudo comprender que tan importante era Alec para todos; el nefelim deseo de todo corazón que Alec despertara.
Cerro sus ojos y nombró el nombre del cazador de sombras. Y ante la mirada de todos Alec aún cubierto con la sábana comenzó a levantarse.
Magnus fue el primero en salir del shock, se puso de cuclillas y con sus manos temblorosas bajo la sábanas que cubrían a su amado. Los ojos del cazador se encontraban cerrados, como si esperaran que lo llamaran para que despierte. Magnus no dudo y llamo al cazador.
—Alexander…
Los ojos de Alec se abrieron.
Los Winchester no podían creer en el milagro que acababan de presenciar; Sam miro de reojo a Jack, este sonría y con eso supo la verdad, Jack había traído de vuelta al cazador. Ahora las lagrimas y los gritos no eran de dolor, si no de felicidad.
Fin.
—¡Al fin…!
—Por lo visto ya terminaste.
Chuck se estiró en su silla y luego de eso giró para ver a su hermana.
—Si, fue muy largo esta vez, pero no dudo que sea un éxito al igual que los otros—cerró su portátil.
—Pienso que deberías dejarlos en paz—Amara dejo su taza de café en la mesa.
—Algún día hermana, algún día.
¿Fin…?
Hola.
Bueno, lo prometido es deuda. Aquí esta el final de la historia.
Déjenme decirles que este es mi segundo libro más largo que escribo, el primero fue entre dos mundos.
La verdad iba a dividir la final en dos partes, pero lo vi necesario, espero no les sea pesado de leer.
Quiero agradecer de todo corazón a las personas que han comentado y votado en cada uno de los capítulos. Sin su apoyo no hubiera llegado hasta aquí, así que este capítulo va dedicado a cada uno de ustedes. Muchas gracias por todo.
Espero sus comentarios y sus votos. De verdad una vez más, muchas gracias, los amo.
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