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Min Yoongi observaba aquella lápida con el nombre "Kan Yuna" escrito en ella, llevaba unas dos horas ahí parado. Lo raro en todo esto, era que pese a estar, lágrimas no brotaban de sus ojos como todas las veces anteriores.
¿Qué significaba aquello? ¿Comenzaba a superarla? No, el dolor aún estaba presente y partía su corazón en mil pedazos, tal vez sólo comenzaba a acostumbrarse, porque él se negaba rotundamente a superarle.

Dejo aquellos tulipanes de color blanco sobre el césped, se despidió de su querida amado, y sin más por hacer, se giró caminando a la salida del cementerio con las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta negra que llevaba puesta esa fría tarde. Sumido en pensamientos, daba pasos lentos sin dejar de mirar la punta de sus converse. De pronto, un carraspeo a sus espaldas lo hizo detenerse, y con pereza giró topándose con quien menos esperaba, con quien menos quería toparse en ese momento.

—¿Ye-YeoSol?—cuestionó sintiendo su sangre helarse—¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes de este lugar?

—Así que, has cogido un resfriado—dijo acercándose a él para inspeccionar—Aunque, debo decirte que yo te veo bastante bien.

—Bueno, es que, al parecer sólo fue una falsa alarma. Nada de que preocuparse—intento excusarse para que la contraria no se hiciera ideas erróneas en su cabeza.

—Fui a tú departamento, pero no te encontré ahí, así que...

—¿Quien te dijo que estaba aquí?—interrumpió frunciendo el entrecejo—No se lo dije a nadie.

—El señor Choi dijo que podrías estar en el cementerio, y aquí estás—mencionó encogiéndose de hombros.

—Sol, yo...

—Min, hablemos por favor, ya sé que estás evitándome, pero no puedes hacerlo toda la vida—interrumpió soltando un suspiro pesado—Sobre lo que dije ayer...

—Descuida, ya lo olvidé—dijo apresuradamente.

—¿Qué? No, no es eso. Lo que quiero decir es que...

—Se que en realidad no quisiste decir eso—volvió a interrumpir, enserio no quería escuchar nada al respecto, no ahí, no ese día—Todo fue un error, pero tranquila, que yo no lo he malinterpretado y...

—¡Min!—exclamó haciendo que el peli negro guardara silencio—No, no fue un error, es cierto.

El corazón de Yoongi automáticamente se volvió alocado, pues él podía jurar que en ese momento, el recuerdo de Yuna diciéndole cuanto le gustaba apareció en su cabeza, siendo reemplazado al instante por un inexplicable vacío. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que decir justo esas palabras?

—M-Me gustas Suga, desde que te vi por primera vez cuando te salvé en aquel callejón, no deje de pesar en ti ni por un segundo—continúo—Ya no puedo ocultarlo más.

El contrario no sabía exactamente qué responder en ese momento. Así que, sin pensar mucho en ello, divago la mirada por su alrededor hasta posarla nuevamente sobre esa joven, quien le miraba impaciente.

—¿Por qué?—levantó la voz sacando las manos de sus bolsillos—¡¿Por que justamente tenía que gustarte yo?! ¡Yo de tantas personas! ¿Por qué?

—¿Y porque no tú?

—¡Por qué estoy jodido!—respondió remarcando sus venas—Estoy hecho un fiasco. Mi vida cada vez se va más por el caño, y nada ni nadie cambiará eso, ni siquiera tú.

Un silencio de incomodidad los envolvió por un corto periodo de tiempo. Y al ver el rostro contraído de la chica decidió tomar las cosas con más calma.

—Y-yo—mencionó más tranquilo llamando nuevamente la atención de la chica con el cabello castaño—Iba a casarme hace un tiempo.

YeoSol lo miró sorprendida, pues no esperaba que esa fuese la respuesta a toda su confusión acerca del comportamiento tan deprimente que notaba en aquel chico de cabello negro.

—La conocí hace años, que sentía que la conocía de toda mi vida. Iba a proponérselo durante la cena de nuestro sexto aniversario, pero esa noche...—sus ojos comenzaron a cristalizarse—Un auto la arrolló, el conductor estaba ebrio y...Y-Yuna, f-falleció al instante.

Y las lágrimas ya no tardaron en salir desconsoladamente.

—Ella era mi persona—siguió—Mi mundo entero giraba en torno a nosotros, no había nada más importante que ella y yo. Simplemente ella y yo. Y alguien me arrebató eso.

Sol lo observó dolida, con brusquedad limpio unas pequeñas gotas que también comenzaban a asomarse por sus ojos, respiró profundo para controlarse.

—¿Sabes cuál es mi problema?—mencionó la castaña después de unos largos minutos de silencio—Qué estoy perdida e irremediablemente enamorada de ti. Me distraigo del mundo real cuando estoy contigo, y he hecho de todo para hacerte verdaderamente feliz, pero, siento que estoy empujando una puerta que jamás va a abrirse, estoy enamorada de ti, más no sé si pueda esperarte.

Dió pasos cortos y lentos hasta quedar al lado del peli negro, quien no había despegado la mirada del suelo.

—¿Sabes cuál es el tuyo?—habló mirando su perfil—Qué quizá, si yo no voy, tú nunca vienes a mi...nunca vendrás a mi. Porque sigues atrapado en el pasado, viviendo un presente que no te pertenece, por ende tu futuro...no existe—susurro pasándole de largo, camino hasta su motocicleta.

Y aunque él corazón le dolía como el demonio...Lo dejo fuera del cementerio, con el rostro bañado en lágrimas.

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