Capítulo 14: Ser una más...
Lectores: Espero que se desarrolle bien la historia entre Azula y Naruto.
Zero: Híjole, yo creo que no se va a poder.
Gente, no será la primera vez que admita que soy un desastre escribiendo algo como 'Romantico' eso les dejo a las chicas en Wattpad que tienen más inspiración para eso, ya que yo tengo, lo que gente llama.
Corazón de piedra.
De hecho, esa fue la razón por la que única novia que tuve en la vida me cortó, porque yo soy demasiado… ¿Distanciado? ¿Eso es un término? Bueno la cuestión es que ella quería que fuéramos tomados de la mano a la plaza y mostrarnos afecto.
Literal, me mande a mudar.
Prefiero mil veces ir a pescar, hablar pendejadas con otros tarados como yo o incluso ver una buena película, que ir a dónde está medio mundo de gente, viendo cada cosa que haces, como si estuviéramos en un puto teatro.
Otro fallo fue que ella quería que este 24/7 con ella, ósea aguanta tengo que vivir por mi lado, tampoco voy a andar otra de tu culo todo el día o voz del mío, así no funciona una relación, o quiero creer eso.
Lectores: Nah Zero SOS un pecho frío, ni una mina como novia pode mantener.
Zero: y la verdad no lo niego, pero oigan miremos el lado bueno, tendré más espacio en mi cama.
Lectores: …
Zero: …
Solo duramos dos meses cuando nos dejamos, el único y más largo noviazgo que tuve, algo triste, pero para mí es como.
Bueno, lo
¿A quiero llegar con esta charla sin sentido?
Simple, no daré una historia de Your name aa Naruto y Azula, porque no me va a salir, así que le aremos a un ritmo torpe, pero seguro, espero puedan comprender, no pueden pedir una buena historia de amor, a alguien que le vale poco el amor hoy en día.
Punto número dos:
Los siguientes dos capítulos serán exclusivamente de Azula, este y el otro, listo ya lo dije.
En fin, gracias a todos por sus comentarios y apoyo, así que ahora solo empecemos de una vez.
Disculpen los errores ortográficos.
"hablar" personaje hablando.
"Hablar" personaje pensando.
"Hablar" nombres de las técnicas.
(Hablar) palabras del autor o aclaraciones.
############ Cambio de escenario o lugar.
Capítulo 14: Ser una más…
Ya habían pasado casi cuatro días desde que había sido desterrada, en ese tiempo nunca se había detenido, sólo caminaba sin rumbo hasta que sus pies palpitaran y sangraran, sufriendo de deshidratación y hambruna.
Cada día se debilitaba más, pero eso no le importaba.
Azula estaba sentada sobre el suelo, en una fría noche solo mirando a la nada en el medio de un bosque en alguna zona del reino tierra, su cuerpo tembló por la fría brisa, las noches solían ser bastantes frías en los primeros días de primavera.
Ella ahora misma se estaba debatiendo a sí misma.
¿Qué hacer? ¿A dónde ir?
Dos preguntas que no la dejaron dormir desde que fue desterrada, no podía evitar pensar si era esto lo que sintió su hermano mayor.
No, no podía compararse con el patético de Zusu, ella estaba desterrada sin oportunidad de redención, estaba destinada a vivir una vida patética entre la basura del sub mundo entre plebeyos, era… una realidad dura que tragar.
Tenía hambre.
Tenía frío.
Estaba sucia y sudorosa.
Estaba enojada.
Y…
"…" Azula apretó sus puños, clavando sus uñas contra la palma de sus manos, sacando sangre de ellos, cualquier dolor era mejor que sentir la debilidad emocional que la estaba consumiendo, levantando sus manos quiso disparar un rayo.
Necesitaba destruir algo.
Levantándose del suelo, tomo la posición que había practicado millones de veces, desde los cinco años, cada respiración, movimiento practicado y ejecutado hasta el más mínimo detalle, ese hormigueo en sus dedos que viajaba a todo su cuerpo.
La única vez que podía olvidar sus problemas, solo era cuando podía disparar uno de sus ataques más poderosos de su arsenal.
Extendiendo sus dedos, espero disparar.
Solo que no sucedió, nada sucedió.
"¿Qué?" Azula estaba atónita cuando no pudo disparar su relámpago, repitiendo la misma postura y ejercicio, estaba lista para disparar una vez más.
De nuevo, nada sucedió.
La desesperación empezó a sentirse, la chica lanzo golpes y patadas esperando al menos disparar la más pequeña llama de ese fuego azul, que la hizo tan distinguida en su hogar.
Sin embargó, ni siquiera hizo una chispa.
"…" en silencio Azula solo pudo dejarse caer y abrazar sus piernas contra su pecho, sus hombros empezaron a temblar y lágrimas se formaron en sus ojos, aunque ninguna fue derramada, ella se negó a llorar, se negaba a quebrarse y mostrar debilidad.
Fue una de las noches mas larga de su vida, ni siquiera pudo dormir.
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Tuvieron que pasar varios días, hasta que por fin había llegado a una ciudad.
Llevaba varios días sin comer algo y en cuanto al agua, hace solo un día paso por un río que le permitió saciar su sed.
Pero su estado seguía decayendo, aun solamente vestida su traje roto que alguna vez fue su armadura, qué se redujo a una playera rota roja que dejaba expuesto uno de sus hombros, pantalones con algunas placas metálicas abolladas y descalza.
La desnutrición hizo que perdiera masa muscular y se volviera más delgada, hasta el punto que tuvo que atar un trozo de tela para mantener sus pantalones en su lugar, pero lo peor era que sus costillas se volvieron visibles a través de su piel, en solo dos semanas ya se sentía destruida.
Su cabello era un desastre, no se había molestado en arreglarlo luego de que su padre le arrancó la coronilla con parte de su cabello, que ahora ocultaba su rostro ensombreciendo sus ojos, sus condiciones no eran mejores que una vagabunda y eso la enfermaba.
Hace días era una princesa, que tenía cientos de súpitos que se encargaban de todos sus caprichos y demás, tenía un grupo personal de 10 doncellas que cada mañana la limpiaban, tallando sus pies, limpiando sus uñas, lavando su cabello y rostro.
Todo eso era ahora, solo se reducía a ser una ilusión lejana.
Con hambre y frío Azula se dejó caer en una pared, ignorando cientos de personas que caminaban por las calles, todos ellos trabajando en el comercio o solo cumpliendo con sus rutinas, cada uno en su propia burbuja llamada vida.
Ahora estaba en los límites del reino tierra, lejos de cualquier relación con la Nación del Fuego, era difícil de decir si eso era algo bueno o malo.
¿Cuál era la diferencia en todo caso?
Si la encontraban soldados de su nación o del reino tierra, y la reconocían como la princesa de la nación del fuego, su vida acabaría, ellos la matarían sin duda.
La muerte… ¿Era mala en un momento como este?
Azula estaba pensando en porque no solo irse y saltar de un risco, o tomar un cuchillo y cortarse el cuello.
¿Está era la vida que le esperaba? Si ha de ser así, no vale la pena vivirla.
Azula salió de su estado de trance, cuando sintió algo tocar sus manos, confundida levantando la mirada para ver a un niño de siete años, que con una sonrisa le dejó algo en sus manos, para luego volver a dónde estaba su madre, que la esperaba con una sonrisa brillante, madre e hijo continuaron su camino perdiéndose entre la multitud.
La princesa estuvo varios segundos en silencio, cuando abrió sus manos para ver varias monedas de cobre, su mirada se oscureció y arrojó las monedas a la calle, varias personas que la vieron le dieron una mala mirada por esa acción tan infame.
"Arrojo el dinero de ese chico"
"Es una maldita"
"No, solo tiene problemas"
Pero Azula se sentía demasiada enojada para siquiera notar las miradas que caían sobre ella.
No necesitaba lastima.
No necesitaba el dinero de un niñito y su madre que buscaban hacer la buena acción del día, sintiendo pena por una vagabunda al azar.
No, ella no necesitaba la pena de nadie, si quería comida, la conseguiría, si quería dinero lo tomaría, en su furia la princesa se levantó y siguió caminando, se sentía enferma por como las personas la estaban viendo.
"Pobrecilla, debe ser horrible"
"Si, parece que no comió en días"
"Esta hecho un desastre, que asco"
Azula se sentía envuelta por las siluetas de todas las personas que murmuraban a sus espaldas, cada uno de ellos mostraban emocionada que ella odiaba, lastima, asco y repulsión, ¿Cómo se atrevían estos plebeyos? Si solo supieran quien era ella.
Si pudiera… los quemaría a todos.
Lentamente la maestra fuego se alejó de la multitud, entre los edificios, adentrándose en los oscuros callejones, Azula camino a paso lento, casi tambaleándose sobre sus pies, se detuvo cuando sintió un agudo dolor en su estómago, bajando su mirada llevo su mano derecha entre sus piernas.
Sangre.
Eso era lo que manchaba su ropa, desde el principio del día sintió que hoy sería uno de esos días al mes, era 'perfecto', nada como perder sangre entre sus piernas y ese dolor en su estómago que llegaba a su zona baja.
Su estado de ánimo, ya era deplorable y ahora cuando tenía que lidiar con su periodo, hizo que esto fuera aún peor.
Pero, se mantuvo recto cuando algunas siluetas se movieron entre las esquinas del callejón.
"Miren nada más… una basura de la nación del fuego"
La maestra fuego paro cuando frente a ella se planto un sujeto, que cargaba un bastón Bo metálico, era alto y fornido, con marcas de quemaduras alrededor de sus brazos, un típico mercenario.
"Tiene unos lindos pantalones" otra silueta más pequeña, mostro ser una mujer de cabello castaño y armada con un arco, con una sonrisa maliciosa le dio una mirada de arriba abajo a la princesa, "Debes estar tan lejos de casa, ¿Una desterrada?"
"No estoy de humor para esto…" el brillo asesino en los ojos de Azula era intenso, estaba llena de frustración y rabia, tal vez matar a estos mercenarios sea una buena manera de descargarse.
"Vaya, perra que ladra, no muerde" la última silueta mostró ser la más grande, un sujeto de más de dos metros, gordo como pocos y con la cabeza rapada, que le día una mirada divertida a la maestra fuego, "No puedo esperar a romper a esta perra" tronando sus nudillos el gigante corrió contra Azula, embistiéndola.
Pero fallo cuando esta de un salto lo evito, y girando en el aire le quiso dar una patada en la nuca, pero antes que pudiera conectar un golpe, una flecha se clavó en su pierna derecha.
"¡Ahg!" Azula no previno que sería tomada de su tobillo en pleno vuelo y ser azotada contra el suelo, la flecha termino enterrándose aún más en su pierna, haciéndola gritar con agonía, siendo tomada por su cabello fue levantada por el gigante, que la lanzo al aire.
Fueron cinco golpes consecutivos, que se estrellaron contra la chica, que no pudo defenderse del mercenario con bastón, que con un último golpe descendiente la termino golpeando en la cabeza, haciendo que este se golpeada con brutalidad contra el suelo.
Lo siguiente fue cruel, los mercenarios se reunieron para patearla por varios minutos, ella no pudo hacer nada ante los golpes que la terminaron dejando tendida en el suelo, con sangre bajando de su nariz y boca, además de un ojo ensangrentado, tosiendo sangre se retorcía intentando levantarse, pero una última patada en el rostro la dejo inmóvil.
"Basura de la nación del fuego" el del bastón Bo escupió sobre ella, para darle una última patada en el estómago, ella ni siquiera reaccionó.
"Me quedaré con esto" La mercenaria tomo todo lo de valor que Azula podía tener, incluso su ropa, dejándola casi desnuda en el callejón.
"No eres tan dura ahora ¿No?" El gigante se inclinó para acariciar su rostro, con una mirada más lujuriosa acarició los labios de la chica, "Si eres una buena chica, te dejare ser mi- ¡Ahhhhh!" el gigante termino gritando cuando dos de sus dedos fueron arrancados por los dientes de Azula.
"Ahggg" ella vómito sangre, junto con los dos dedos que le arrancó a su atacante, que la dio una patada tan dura que la termino golpeando contra la pared del callejón.
"¡Maldita perra!" el gigante la pateó un par de veces más, para luego tomar su mano y ver con furia la falta de sus dedos, el anular y el dedo medio.
"Eres un estúpido" la burló la mujer del arco que disfruto ver la agonía de su compañero, que cubrió sus heridas, para parar el sangrado, "Nos vamos" al parecer él era el líder del grupo, dio la orden de irse, ya habían acabado con ella, dudaba que estuviera viva, nadie podría sobrevivir con una paliza cómo esa. Los tres se terminaron retirando, dejándola atrás.
"…"
Azula ni siquiera podía levantar un dedo, estaba tendida en el suelo con sangre bajando de sus heridas, con una mirada vacía en su único ojo abierto, se quedó mirando el cielo azul, con nubes blancas y pájaros que pasaban.
Con lágrimas de sangre bajando de su ojo herido, ella suspiro de manera lenta y suave, su conciencia poco a poco se estaba yendo, en su estado actual solo sería cuestión de horas para que su cuerpo entre en shock por sus heridas, hematomas y hambruna.
Moriría…
No tenía por qué negarlo.
Pero… ¿Morir de esta forma?
Una prodigio como ella, muriendo por una pelea contra unos mercenarios de tercera, en un sucio callejón, vaya manera de morir, una manera tan patética, tan estúpida, tan…
Ya no tenía fuerzas y poco a poco fue cerrando los ojos, lo último que vio fue un pájaro volar cerca.
"Plumas… blancas" eso fue lo último que pensó antes de finalmente caer inconsciente.
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"Bebe…"
Azula débilmente separó sus labios, para beber lo que parecía ser sopa, su estómago gruñía por al fin tener algo de alimento y su boca saboreo cada gota como si fuera algo divino.
Aturdida la adolescente fue abriendo los ojos, y apenas pudo ver una silueta a su lado.
"Quédate quieta" ella quiso negarse a escuchar esa orden, pero se quedó quieta cuando sintió una agradable sensación de humedad recorrer todo su pecho y estómago, fue una experiencia nueva, la calidez y fluidez que se movió por todo su cuerpo.
"Un maestro agua" Azula pudo de inmediato saber quién era la que la estaba curando, y sabía lo que significaba.
Atrapada por el enemigo, al parecer un grupo de maestros agua que la mantenían con vida, solo para sacarle información o usarla como moneda de cambio para su padre, una rehén que ellos podrían usar para chantajear a su padre.
Buena suerte con eso.
Abriendo los ojos de nuevo, noto que ahora estaba sola, sus ojos se adaptaron a la luz y vio que estaba en lo que parecía ser azotea, recostaba sobre un viejo futón, pasaron casi diez minutos hasta que pudo recuperar el suficiente sentido para sentarse.
Estaba curada.
Noto que en dónde recibió el disparo de flecha, no había nada, ni siquiera una merca, lo misma en su rostro, su ojo herido no estaba hinchado, aunque si le dolía, usando sus manos recorrió su cuerpo, tenía vendas en su frente y alrededor de todo su pecho, con solo respirar sentía que sus costillas acomodadas aún crujían.
Moviéndose por el lugar llegó hasta un espejo, se veía mejor, incluso recupero algo de peso y los colores de su piel, se sentía mejor que antes.
Su miraba viajo alrededor de la habitación y de inmediato tomo unas tijeras que estaban en un canasto con vendas.
¿Por qué el enemigo le dejaría unas tijeras? Que podría usar para cortarles el cuello.
Dejando de pensar en eso, escucho que alguien subía por las escaleras, de inmediato guardo las tijeras detrás de ella, y se quedó esperando a que llegaba, lo mataría y escaparía, se negaba a ser la prisionera de sucios maestros agua.
"¿Qué hace? ¡No debería estar de pie!"
Azula parpadeo dos veces cuando vio a una niña de diez años, de cabello oscuro, piel morena y ojos verdes, características de las tribus agua, ella estaba cargando una charola con sopa y un poco de agua.
"…" Azula se mantuvo tensa cuando la chica dejo la charola en el suelo y se acercó a ella, la princesa tuvo el impulso de atacarla, pero no lo hizo cuando ella tomo una de sus manos, para llevarla hasta la cama y hacerla recostarse.
"Debes de descansar, tus heridas aún no sanan, no seas tonta" regaño la niña que hizo que la princesa se recostara en la cama.
"…" Azula se quedó en silencio cuando la niña, se acercó de nuevo con la charola, y con movimiento suaves de sus manos, hizo que el agua en el vaso rodeara sus manos, "Ahgg…" dando un quejido sintió la fría agua llegar a su pecho.
"En unos días tus costillas estarán bien, te curé lo mejor que pude"
"¿Cuánto tiempo llevo dormida?"
"Dos semanas"
"…" eso era mucho tiempo, Azula se quedó mirando el rostro de la niña, que estaba muy concentrada atendiendo sus heridas.
"Pensé que nunca despertarías, tuviste suerte que Pity te encontrará"
"¿Quién es Pity?"
"…" con una sonrisa la niña dio un silbido, y de inmediato se escuchó aleteo de alas y por la escalera subió un pájaro de plumas blancas, que extrañamente tenía una coraza en su espalda, la fusión de un loro y un armadillo.
"Pity encontrar niña, Pity ayudar" el plumífero aterrizó en el hombro de su dueña, aleteando sus alas con alegría.
"…" la maestra fuego solo miro el techo en silencio, mientras la maestra agua atendía sus heridas, pasaron varios minutos hasta que ella termino.
"Podrás caminar con más comodidad ahora" sonriendo la niña junto toda el agua para dejarla de nueva en la fuente, "Soy Rina, ¿Cómo te llamas?"
"…"
"¿Me escuchas? ¿Está bien?"
"Zu"
"¿Así te llamas?" pregunto extrañada por un nombre como ese.
"¿Algún problema con mi nombre?"
"¡No-o! Solo me parece curioso" la niña se disculpó por pensar que ofendió a la adolescente, "Te deje algo de sopa, tengo que irme a la escuela, hay un baño bajando por la escalera a la derecha, también ropa"
"…" Azula no dijo mucho, solo desvió la mirada e ignoro a la pequeña, que parecía decepcionada por su desinterés.
"No vemos"
"No tenías que haberme ayudado"
"¿Eh?" la pequeña morena se detuvo en la puerta cuando escucho eso, confusa miro a la adolescente, que la miraba fijamente.
"No pedí que me ayudaras"
"Estabas muriendo, no era como si pudiera pedirte permiso" contesto dudosa la niña, que no comprendía porque la princesa sonaba enojada.
"Debiste dejarme morir"
El silencio entre ambas fue tenso, con la mirada penetrante de Azula y confusa de la niña, que no sabía que pensar.
¿Quería que la dejara morir?
"Nadie tiene morir, si alguien puede evitarlo"
"No necesito tu lastima" gruño con furia Azula, con una mirada que intimidaría a cualquiera, pero a la pequeña maestra agua, que se cruzó de brazos y frunció el ceño.
"No te tengo lastima, solo ayudar, es todo"
"No la necesito, no te lo pedí"
"A veces no hay que esperar que pidan ayuda, solo hay que darla a quien lo necesite" con esas últimas palabras la niña se fue, estaba llegando tarde a la escuela, con su mascota en su hombro, la chica se fue dejando sola a la adolescente.
Esta última, espero hasta que la chica se fuera, y miro unos segundos la sopa a su lado, sentía su estómago gruñir, al final se levantó para tomar el plato y empezar a comer.
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Custro días, fue el suficiente tiempo para que Azula estuviera de cabeza sobre sus brazos, haciendo flexiones, con sudor goteando de su frente empezó a bajar y subir, ejercitándose y recuperando su estado físico.
Si no contaba con sus poderes de fuego, tendría que contar solo con su cuerpo.
Uno pensaría que pudo salir de su círculo de autodestrucción, que solo buscaba su muerte, pero no, encontró algo mucho mejor, de porque levantarse todos los días.
Venganza.
Ese era su nueva meta, vengarse de quienes se atrevieron aprovecharse de ella cuando estuvo en su peor momento, disfrutaría matarlos a cada uno de ellos, uno por uno y de la manera más dolorosa posible.
Y su venganza no acabaría por ellos, no, aún tenía una persona más en su lista… el.
"¡Hola Zu!" Azula frunció el ceño cuando su concentración de interrumpió, cuando la niña de la tribu del agua subió a la azotea, esta sonriente traía un tazón de arroz con pescado, "Aprendí mucho en la escuela hoy, ¿Sabías que los primeros maestros tierras fueron topos?"
"…" la princesa siguió con sus flexiones, solo que estaba vez con una sola mano, esto no desalentó a la niña que siguió hablando.
"Hoy de nuevo fui molestada por Ymi y sus amigas de nuevo, no sé porque, mi mamá decía que si era amable, le caería bien a las personas y aria amigas"
"Deberías de congelarla en un bloque de hielo a ella y las demás mocosas, y romperla en pedazos" gruño Azula aburrida de escuchar a la niña, que dudosa jugo con sus dedos.
"Pero… Mamá decía que no hay que usar nuestro poder para dañar a las personas, se supone que mi agua control es para curar a las personas, no dañarlas"
"Tendrás que pedirles nuevos concejos, porque ese no sirve" hablo con calma la princesa que cambio de mano para seguir con las flexiones.
"No puedo pedirle más concejos, ella ya no está… murió"
"…" Azula se detuvo y se quedó rígida en la posición en que estaba, lentamente se sentó en el suelo de madera para mirar fijamente a la chica, "¿Cómo fue lo que pasó?"
"Mama fue secuestrada de la tribu del sur en uno de los ataques de la nación del fuego, ella estaba embarazada de mí en ese momento, cuando logró huir, llegó aquí e hizo amigas que la ayudaron, pero hace unos meses ella se enfermo, no pudo lograrlo"
"…" Azula se removió indiferente dónde estaba, no sentía pena por la niña, aunque la mirada que ella tenía, la hizo imaginarse a si misma en el lugar de la niña, sin una madre a su lado, negando con la cabeza, apoyo sus manos en el suelo y lo sintió, "Nunca me dijiste dónde estamos exactamente"
La niña tuvo una sonrisa brillante cuando se levantó para tomarla de la mano y jalarla a las escaleras, Azula no se resistió, solo siguió a la niña, "¡Quiero que todas te conozcan!"
"¿Todas?" la princesa miro con curiosidad a su alrededor, era la primera vez que bajaba de la azotea, pudo escuchar música y risas bastante fuertes, un desagradable olor a alcohol y perfume invadió su nariz.
Las dos llegaron hasta una última puerta, que fue abierta para dejar ver una especia de cantina, pero había más mujeres de lo normal, dos o tres por cada hombre que había, siendo estos últimos atendidos por ellas, ya sean dándoles de beber, caricias o cosas que involucraban ir a habitaciones privadas.
Azula sintió el impulso de querer reírse, una princesa como ella estuvo todo este tiempo recuperándose y viviendo sobre un burdel, un sucio burdel llena de mujeres vulgares que rogaban atención y hacían lo que sea por míseras monedas.
"Rina ¿Qué haces aquí?" ambas fueron abordadas por una mujer morena bastante alta y complexión masculina, que estaba enojada al parecer por el que la niña estuviera ahí.
"¡Ella es Zu! La chica que estuve cuidando" la niña presento alegre a Azula, que se mantuvo estática bajo la mirada penetrante de la mujer morena.
"Esta es la tercera vagabunda que traes a casa este año, ¿Qué te he dicho de esto?"
"¡Pero ella necesitaba mi ayuda Caede! Fue golpeada en un callejón y no podía dejarla solo ahí, ¡No hubiera sido lo correcto!" la pequeña maestra agua se mantuvo firme ante Caede, que apretó el puente de su nariz con frustración.
"Como siempre la pequeña Rina ayudando a la demás~"
"…" la maestra fuego levantó una ceja cuando una mujer solo un par de años mayor que ella, camino y abrazo a Rina por la espalda, era bella de eso no había dudas, delgada y esbelta con cabello castaño y piel blanca, vistiendo un ajustado Kimono azul.
"Eres tan linda~"
"¡Suéltame Haru! ¡No soy una bebé!" la niña se retorció en el agarre de la nombrada como Haru, que solo la abrazo con más fuerte y cariño.
"Lo are, si me das un gran beso en la mejilla"
"¡Nunca!"
"…" Azula miro la interacción de ambas chicas con extrañes, no podía evitar pensar en Ty Lee por la forma en que ambas actuaban.
"¿Cuál es tu plan niña?" la princesa miro a Caede que la miro con una mirada de desconfianza, "Ahora que Rina te ayudó ¿Qué vas a hacer?"
"Irme"
"No lo creó" Caede saco detrás de la barra de la taberna un balde y un trapeador, dos cosas que puso a los pies de la princesa, "Resiste ayuda de la pequeña Rina y es hora de pagar, creo que tres semanas de trabajo sería una buena compensación, lavar pisos, limpiar baños y sacudir el polvo, suena justo ¿Verdad?"
"¿Y si no quiero?" Azula no se rebajaría a ser una sirviente de nadie, ella no pidió ser salvada, no le debía nada a nadie.
"Te dejare peor de cómo te encontré Rina"
"Quisiera verlo"
Azula y Caede chocaron miradas intensas, incomodando a varias que pensaban que una pelea estallaría en cualquier momento.
"Es suficiente hermana" Pero la tensión fue cortada por Rina, que se interpuso entre ambas, con una mirada dura la niña, paro la pelea antes que este diera comienzo, "Ayudar a alguien no significa que luego puedes obligarla a hacer algo que no quiera, ella no me debe nada"
"Eres una tonta pequeña" negando con la cabeza, Caede se cruzó de brazos, apretando los dientes se encogió de hombros, "Si Rina lo dice este bien, no nos debes nada… ahora lárgate"
La princesa de la nación del fuego quedó varios segundos solo mirando a la niña, que se dio la vuelva para darle una sonrisa suave, "Lamento que Caede sea un poco ruda, espero te vaya bien, fue un gusto conocerte"
"…" no entendía porque la niña era tan… buena, en plana guerra encontrar personas como ella, era algo que muchos pensarían imposible, "Solo es una mocosa de la tribu agua" Azula se quedó varios segundos mirando a la niña, dándose la vuelta se dirigió a la salida.
Rina decepcionada miro como se retiraba, con una mirada triste iba a irse a terminar su tarea de la escuela y luego limpiar su cuarto, sería una tarde bastante ocupada para ella, una buena manera de distraerse.
Pero antes que pudiera irse a subir a su cuarto, alguien paso a su lado.
Los ojos de la niña se iluminaron cuando vió a Azula volver a entrar por esa puerta y tomar la cubeta con el trapeador, está con una mala mirada moho el trapeador para empezar a limpiar, en silencio bajo la mirada de sorpresa de las demás chicas, la princesa empezó a limpiar los pisos.
"¡Te ayudaré Zu!"
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Pasaron las horas, trapeando pisos y limpiando todo lo que estuviera sucio, no fue el trabajo más grato que ha hecho en su vida, pero al menos fue breve, la pequeña maestra agua limpio la mayor parte usando sus poderes de una manera bastante hábil.
¿Quién diría que los poderes de maestro agua eran tan útiles para limpiar inodoros?
Con el sol ocultándose en el horizonte, Azula estaba terminando el día de limpieza barriendo la entrada, ignorando la mirada de las personas curiosas que pasaban al pecaminoso edificio.
"¿Cuánto es 34 x 4?"
"132"
"¡Gracias! ¿Y cuál es la temperatura ebullición del agua?"
"100 °C"
"¡Wow! ¡Eres muy inteligente Zu!" sonriendo Rina escribió la respuesta en su cuaderno de escuela, Caede decía que era importante hacer las tareas siempre cuando se tenga tiempo libre, no esperar hasta el último momento.
La pequeña maestra agua estaba sentada en el suelo escribiendo en su cuaderno, haciendo preguntas que no encontraba respuesta a su 'amiga', que, aunque no sonriera mucho siempre le respondía.
Azula estaba en trance, mientras seguía barriendo el polvo de la entrada.
¿Por qué se quedaba y hacia estos trabajos de plebeyos?
Tal vez esos mercenarios la golpearon tan duro que sacaron las neuronas de su cerebro.
O tal vez… veía algo en esa niña, algo que no sabía que era.
Mientras más lo pensaba, más recordaba a su madre, de como ella le cantaba antes de dormir, de cómo la abrazaba, la cocinaba e incluso esos besos en su frente, todo ese cariño que su madre le dio, se acabó a los cuatro años cuando mostró su talento para el fuego control.
Toda esa calidez que ella le daba, se volvió frialdad.
Esa cercanía madre e hija, se fue distanciando hasta que ese lazo que compartían se volvió inexistente.
Ese cariño, se volvió rechazo.
"¿Zu?" Rina se preocupó cuando vio cómo su amiga estuvo varios minutos de pie sin moverse, apretando la escoba, que ya empezó a fisurarse.
"¡Oye no pagaste!"
"¡Púdrete! ¡Nunca tuve un servicio tan malo!"
"¡Si eres lo suficiente hombre para satisfacer a una mujer! ¡es tu puto problema!"
Azula y Rina escucharon el alboroto, vieron como un gran sujeto de más de dos metros, que tenía toda la pinta de ser un mercenario, el que cargaba una gran hacha solo lo hizo más intimidante.
"¡Largo de aquí y no vuelvas!" Caede tuvo que sacarlo para evitar problemas, estaba a cargo de las chicas y no permitía que ninguna salga lastimada por un patán, un patán que parecía más fuerte de lo que aparentaba, ella intento empujarlo fuera, pero este se resistió y la mando a volar de una patada.
"¡Haré lo que yo quiera!" el mercenario saco su hacha dispuesto a cortar a la mitad a la encargada de este basurero, pero se detuvo cuando un chorro de agua golpeó su espalda, girando la cabeza miro con furia a una mocosa que estaba en la puerta.
"¡Deja a Caede en paz! ¡Hombre tonto y feo!"
"¡Mocosa!" todas las chicas se exaltaron cuando vieron al gigante correr contra Rina, algunas intentaron correr a ella para ayudarla, pero no llegarían, entre ellas, estaba Caede que sintió que el mundo se detenía cuando el hacha del mercenario estaba por cortar a la niña a la mitad.
Rina cerro los ojos con miedo, y se cubrió, un golpe se escuchó y levantó la mirada para ver cómo Zu, estaba frente a ella, tomando la muñeca del atacante y usando su fuerza por inercia para lanzarla sobre ella y terminará en la calle en una dura caída.
Con una expresión dura, la princesa camino al atacante bajando por las pocas escaleras hasta la calle, varias de los transeúntes se detuvieron a ver, y las chicas del burdel salieron a mirar, con Caede que por reflejo tomo a Rína en sus brazos.
"¡Maldita perra!" el gigante golpe en suelo con furia y se levantó para tomar su hacha, con un grito de guerra se lanzó al ataque, un golpe descendente iba a cortarla a la mitad, pero ella solo dio un paso de lado esquivando el golpe como si nada.
Con su ira llegando a los cielos, uso su arma para dar decenas de golpes, cada uno de ellos fue esquivado como si fuera un juego de niños, la chica estaba moviéndose con la gracia de una bailarina.
"¿Sabía que podía hacer eso?" pregunto Haru a la mayor de las 'hermanas' del burdel, que al parecer estaba igual de sorprendida que ella.
"No…" Caede miraba con incredulidad la forma de moverse de la extraña, que ni siquiera parecía esforzarse.
Luego de casi cinco minutos de ataques, el mercenario no pudo sostener su hacha, ese solo segundo fue aprovechando por Azula que le dio un gancho lo suficiente duro para sacarle varios dientes.
Rodando por el suelo, trato de levantarse, solo para recibir una dura patada en la boca de su estómago que le hizo soltar su hacha, aturdido quiso contraatacar, pero su muñeca fue tomada por ella, que dio un salto que la hizo quedar detrás de él.
*Crack*
Todos los espectadores se estremecieron cuando escucharon el doloroso tronido del brazo derecho del mercenario, que grito con dolor por su brazo quebrado.
Cuando intento levantarse, su cuello fue pisado y su otro brazo tomado por Azula, que tenía una sonrisa casi siniestra.
"¿Qué pasa? ¿Dónde quedó tu enojo?"
"Perra… ¡Ahhhhh!" sus gritos fueron más fuertes, cuando su otro brazo fue doblado en sentido contrario, a punto de ser roto.
"Necesitas una lección para aprender modales"
La sensación de superioridad era intoxícante, tener a este perdedor a sus pies.
"… o tal vez eso sea demasiado bueno para ti" murmuró de manera oscura Azula para que solo el mercenario la escuchara, este sintió como el pie de la princesa piso con más fuerza su cuello, que estaba al borde de ser quebrado como una rama seca, "Terminar con tu vida, me ara dormir como una bebé está noche…"
"¡Zu ya basta!"
Azula se detuvo antes que pudiera romperle el cuello al mercenario, levantando la mirada vio a Rína, que tenía una mirada de pánico y temor, la maestra fuego de quedó varios segundos quieta, hasta que lentamente movió su pie del cuello del sujeto y se agachó para tomar su bolsa de monedas de su cinturón.
"Nunca vuelvas aquí, o la próxima no tendrás tanta suerte" con esa amenaza la princesa se alejó del hombre herido, que fue atendido por unos soldados maestro tierra, que tuvieron que venir a ver porque tanto escándalo.
"¿Quién empezó le disturbio?" Pregunto uno de los maestros, mirando con sospecha a Azula que se mantuvo de pie dónde estaba.
"¡Fue ese bastardo!" Haru se paró ante la princesa y apunto contra el mercenario, varias de las demás chicas empezaron a gritar también, no paso mucho para que los soldados solo tomaran el cuerpo mal trecho del mercenario y se lo llevaran.
Azula podía escuchar sus pasos, de cómo era rodeaba hasta que sintió una mano en su hombro, "Gracias" la princesa quedó varios segundos mirando la mano que Caede le tendió, ambas tuvieron un apretón de manos breve y se separaron.
"¡Eso fue genial Zu!"
"¡Le rompiste el culo!"
"¡Eres única chica!"
"¡Tienes que enseñarnos a hacer eso!"
La maestra fuego se sintió aturdida por la lluvia de felicitaciones y sonrisa de todas las chicas que la rodearon, que le dieron palmadas en la espalda e incluso abrazos, todos ellas con grandes sonrisas en sus rostros.
Pero cuando alguien tiro de su manga, hizo que ella bajara la mirada y viera a una tímida Rina.
"Gracias… por defenderme Zu"
"…" La sonrisa de la niña hizo que un extraño sentimiento naciera en el pecho de Azula, que estuvo todo el tiempo estoica, no tenía nada que decir, solo dejo que la pequeña maestra agua la tomara de la mano, para llevarla de nuevo dentro del edificio.
Había sido un largo día.
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Chan
Channnnnn
Channnnnnnnnn
Channnnnnnnnnnnnn
¿Qué les parece?
Déjenme en los comentarios que les pareció, como siempre les deseo la mejor de la suerte y salud a ustedes y sus familias, recuerden como siempre, mientras más comentarios, más rápido será la publicación del siguiente capítulo.
Sin más CHAAAAAAUUUUUUUUU y que les vaya bien.
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