Capitulo 3: Espada Derritiendose

Recostado en su cama, la poca luz que entraba por la ventana iluminaba el rostro pensativo de Izuku mientras miraba el techo.

Hacia solo unas horas, finalmente había decidido lo que quería hacer de su vida. Ser un héroe.

Pero sabia que eso no sería para nada fácil, y teniendo en cuenta cuando comenzarían los exámenes de admisión a la UA, solo tendría 10 meses para prepararse y lograr ingresar a la escuela. Y eso sin tener en cuenta los demás posibles ingresantes, que sin duda se habrían dedicado años en entrenar para convertirse en héroes.

Para siquiera alcanzar el mismo nivel que esas personas, tendría que esforzarse el doble, tal vez el triple.

Pero eso estaba bien, eso no es suficiente para asustarlo y hacerlo rendirse.

No es suficiente para apagar la llama en su corazón.

"Entonces, ¿Con que debería empezar?" sus pensamientos se centraron por como empezar su entrenamiento para el examen.

Lo primero en llegar a su mente, naturalmente, fue en practicar y entrenar con su Quirk. Pero después de unos segundos de considerarlo, decidió que no era lo mas importante. En el hipotético caso de que ingresara a la UA, habría profesores especializados que podrían ayudarlo y guiarlo con su Quirk. Sabia que su Quirk podía ser bastante sencillo de lidiar, una vez que se comprendía lo básico, y no había duda de que los profesores habrán lidiado con Quirks aun mas complejos y descontrolados.

El segundo pensamiento en surgir, fue aprender a pelear contra otras personas. Pero rápidamente lo descarto al darse cuenta de que ya tenia experiencia en peleas. Al final, meterse en peleas con algunos idiotas de Aldera valió la pena.

Y finalmente, llego a su tercer opcion; Entrenar con un arma. Si confiara solamente en su Quirk, ¿Qué haría en el hipotético caso de que no pueda usarlo, ya sea por agotamiento o riesgos externos?

Pero decirlo era mucho mas fácil, que hacerlo. No conocía ningún lugar que podría aceptar entrenarlo con algún arma, ya sea de fuego o blanca. Y dudaba de que el aprendizaje autodidacta pudiera compararse al aprendizaje bajo la guía de un maestro, o al menos alguien que supiera usar dicha arma.

Lo cual solo lo dejaba con una opción, una opción muy improbable e irreal, pedirle a alguien que le enseñara. Cualquiera.

Izuku cerro los ojos mientras pensaba, buscando en sus recuerdos a alguien que pudiera aceptarlo. El silencio de su habitación lo rodeaba mientras pensaba acostado en su cama, su aliento siendo la única indicación de que en realidad estaba vivo.

Su meditación duro unos minutos, hasta que su mente llego a una conclusión.

"Tetsuyami-san."

Akane Tetsuyami, una estudiante de último año de Aldera, justo como él.

Akane tenía cierta reputación en Aldera, y ciertamente no era una buena reputación. De hecho, su reputación era casi tan mala como la suya propia.

Por lo que Izuku podía recordar de los chismes y murmullos de sus compañeros, Akane era la fundadora y actual única miembro del club de Kenjutsu en Aldera. Los motivos de porque el club se mantenía en vigencia, a pesar de tener solo un integrante, eran un misterio.

De acuerdo a sus compañeros, Akane Tetsuyami era una chica callada y antisocial, cuya única prioridad aparente era el Kenjutsu. Razón por la que se ganaba las burlas y desprecio de algunos estudiantes de Aldera, ante su obsesión con el arte de la espada.

Y el hecho de que ella fuera Quirkless...

Pero personalmente, a Izuku esas cosas no le importaban en lo mas mínimo. En parte, por que ambos estaban en una situación similar.

Ambos eran odiados por algo que no podían controlar.

Izuku no podía controlar las acciones de sus padres.

Akane no podía elegir como nació.

Así que, en cierto sentido, el y ella eran espíritus afines.

"Si... Podría pedirle a ella." su elección se hacía más clara con cada razonamiento "Podría unirme a su club y entrenar con ella."

Con un nuevo objetivo en mente, Izuku controlo las alarmas en su teléfono y se acomodo en su cama. Finalmente dispuesto a dormir después de todos los acontecimientos del día, sonriendo emocionado.

No podía esperar a que sea mañana.

...

El sonido de su despertador fue lo que saco a Akane Tetsuyami del reino de los sueños.

Abrió los ojos con pereza, tratando de ajustarlos a la luz que entraba por las cortinas de su ventana. El sonido del despertador como un molesto ruido de fondo.

Cuando finalmente logro abrir los ojos y despertarse por completo, apagó el despertador y quedo tumbada bajo sus sábanas, reviviendo un sueño que ya se había vuelto recurrente a lo largo de los años.

Un sueño de fuego, destrucción y dolor.

Rápidamente alejo esos pensamientos de su cabeza, quitándose las sábanas y mostrando su desnudez en la privacidad de su habitación. Ella era la clase de persona que prefería dormir desnuda, se sentía más cómoda y libre así.

Se levantó de su cama y busco su teléfono para verificar la hora, frunciendo el ceño al ver que se había quedado dormida y se le estaba haciendo tarde para ir a la escuela.

"Mierda." gruñó con molestia, sabiendo que perdió una hora de valioso entrenamiento.

Después de todo, ella tenía un horario muy estricto en cuento a su rutina diaria. Todas las mañana se despertaba temprano y entrenaba Kenjutsu una hora en su casa, iba a la escuela, después de clases se quedaba entrenando en su club por 2 horas, volvía a casa, hacía la tarea, cocinaba la cena para ella y dejaba un plato para su padre.

Eso si su padre no estaba presente, lo cual era la mayoría del tiempo.

Soltó un suspiro de cansancio, resignada al hecho de que no entrenaría hasta después de clases, y rápidamente se dirigió a su armario para vestirse.

Tras sacar el insípido uniforme negro de Aldera, no pudo evitar notar su apariencia en el espejo de la puerta del armario.

Se quedo parada ahí por un momento, simplemente mirándose.

Miro su cabello, tan negro como la noche con puntas rojas, estaba un poco largo. Tendría que cortarlo, le estaba empezando a crecer de nuevo y casi llegaba a sus hombros.

Sus ojos, del mismo tono carmesí brillante que los de su madre, una de las pocas cosas que había heredado de ella, junto con las puntas rojas en su cabello. Que supiera.

Noto su figura, delgada pero en forma debido a su estricto entrenamiento y cuidado. Algunas chicas podrían decir que sus pechos eran muy pequeños, pero francamente no le importaba. Si tuviera los pechos más grandes, serían un estorbo en su entrenamiento.

Todas esas características de su cuerpo, sin duda la harían alguien promedio o normal en una multitud, hasta que vieran sus brazos. O más especifico, la falta de brazos.

Miro sus hombros, la zona que conectaba la carne de su cuerpo con el metal de sus brazos protésicos. Paso con delicadeza una mano metálica por esa zona, sintiendo el frío metal tocando la carne hasta dejar de sentirlo, ya que ya estaba tocando la parte metálica de su hombro.

Siguió en trance, sintiendo y no sintiendo el frío metal de su mano izquierda en contacto con su cuerpo.

No sabia cuento tiempo estuvo ahí parada, su mente no estaba concentrada en eso. Estaba concentrada en otras cosas.

El dojo quemándose hasta los cimientos.

Su padre gritando y llamándola entre las llamas.

Ella tirada en el piso cubierto de cenizas, siendo incapaz de levantarse.

El fuego...

La sangre...

¡El dolor...!

...

Antes de poder profundizar en esos recuerdos, una inhalación forzada la hizo salir del trance. Sacudió la cabeza para despejar su mente de esas cosas y empezó a vestirse.

"No pienses en eso... Ya paso, y no hay nada que puedas hacer..."

Miro brevemente sus brazos protésicos.

...

Las clases en Aldera eran promedio, y no podían importarle menos a Akane. Pero su desinterés por los temas enseñados no significaba que seria negligente con su educación, sus notas eran una de las cosas que mas importancia le daba, por debajo del Kenjutsu, claro.

Pero era bastante difícil tomar notas de lo escrito en la pizarra cuando el resto de la clase, o la mayoría, se la pasaba en sus teléfonos o chismeando con sus amigos.

Ahora bien, a Akane no le importaban sus compañeros ni lo que hagan con sus vidas. Ciertamente, ella no era importante para ellos. Solo por su "discapacidad" y "obsesión" con el Kenjutsu, ya era el objetivo de burlas y desprecio de casi todos los demás estudiantes, y la condescendencia de los profesores.

Pero eso no significaba que no fueran una molestia.

"¿Oíste? Parece que él piensa ir a UA..."

"¡Pues que imbécil, él no pertenece a un lugar tan genial como UA!"

"¡Si, ¿Qué se cree, que puede ser un héroe?!"

Akane puso los ojos en blanco ante los murmullos de sus compañeros, claramente chismeando y burlándose de alguien. Francamente, ella no veía la importancia de cuestionar las decisiones de vida de alguien mas, no es como si le afectara.

No entiende porque a ellos les importa tanto lo que hagan otras personas.

¿Por qué tienen que burlarse de su pasión por el Kenjutsu?

¿Por qué tienen que odiarla por ser Quirkless?

¿Por qué...?

Pero las siguientes palabras que salieron de sus bocas, detuvieron el curso de preguntas en su cabeza. Y haciendo que sus ojos se abran con sorpresa al escucharlas.

"Como si Midoriya pudiera ser mas que un villano."

Midoriya. Su mente se quedo con ese apellido grabado, repitiéndolo como una grabadora. Recuerdos profundamente escondidos en su mente saliendo a flote, pero afortunadamente el profesor llamo la atención de la clase, deteniendo los murmullos y el trance de Akane.

Ahora sintiéndose mas tranquila al evitar caer en trance, Akane trato de pensar con mas enfoque y calma, como cuando se enfrentaba a un oponente en un torneo de Kenjutsu. Estaban hablando de Izuku Midoriya, no de Hisashi Midoriya ni de Inko Midoriya, solo su hijo Izuku.

La "vergüenza" de Aldera, y apodado "Akumen" por Katsuki Bakugou, Izuku Midoriya.

"Cálmate." se dijo a si misma, controlando su respiración y dejando de escribir por un momento, luego lo completaría.

Izuku Midoriya, un chico de ultimo año y con una reputación aun peor que la suya propia, tanto por culpa de sus padres como por las peleas en las que se metía. Personalmente, Akane nunca vio o interactuó con el chico.

Para ella, Izuku Midoriya era como un extraño que conocía. Sabía de él, pero al mismo tiempo, no lo conocía.

Pero no era por odio o rechazo a esas posibles interacciones, simplemente estaba mas enfocada en el Kenjutsu.

Lo suficiente como para ni siquiera tratar de hacer amigos.

Akane dio un pequeño salto, tomada por sorpresa por el sonido de la campana de la escuela, anunciando la hora del almuerzo. Suspiro un poco, saliendo de esa línea de pensamientos y sabiendo que todavía faltaban 2 clases mas para que termine el día, y poder ir a entrenar su Kenjutsu.

Vio como casi todos sus compañeros de clase salían corriendo por la puerta, como si fueran una estampida de animales, dejándola a ella y el profesor como los únicos restantes en el salón.

Ella ignoro las miradas que recibió de sus compañeros mientras salían, claramente burlándose de ella o criticándola por su soledad, no era que si le importaran lo que piensen de ella. Akane saco de su mochila un bento casero y se dispuso a comer, saboreando la textura del arroz en su boca.

Mientras tanto, el profesor estaba guardando sus cosas en su maletín, planeando ir a descansar un rato en la sala de maestros antes de la próxima lección del día, cuando encontró en su maletín un papel.

"Oh, cierto." pensó tras leer rápidamente el papel, y se dirigió hacía Akane "Tetsuyami, tengo que hablar contigo."

Akane, por su parte, entrecerró los ojos ante las palabras de su profesor y dejo su bento en el pupitre, molesta por ser interrumpida en su comida pacifica "¿Si, sensei?"

"Dado que eres la fundadora, y única integrante, del club de Kenjutsu, deberías ser informada de esto." los ojos de Akane brillaron con sospecha ante sus palabras, no gustándole la situación que podrían implicar.

¿Al final cerrarían su club de Kenjutsu, aun cuando cumplía su parte del trato?

Entonces, el profesor le extendió al papel y ella lo tomo "Esta es una solicitud para ingresar al club de Kenjutsu, por alguna razón, y debes decidir si lo aceptas o no."

La sorpresa nació en la expresión usualmente fría e indiferente de Akane, ¿Alguien quería unirse a su club? Nadie mas se había visto interesado en el club desde que todos lo abandonaron cuando ella estaba en primer año, 5 meses después de inaugurarlo.

Desde entonces, era solo ella.

Y ahora ¿Alguien quería unirse?

Una pequeña pizca de emoción surgió en su corazón, complacida de que alguien estuviera interesado en lo mismo que ella. Akane rápidamente acabo con esa emoción y se concentro en el papel en sus manos.

Viendo fijamente los ojos verde esmeralda del estudiante en la fotografía de la solicitud, reconociendo esos mismos ojos verdes, incluso si no reconocía el rostro del dueño.

Recordó la vez cuando vio un par de ojos igual de verdes, por solo un instante, pero los recordaría para siempre.

Después de todo, fueron los ojos del tipo que arruino su vida.

Sus ojos se dirigieron a la sección de información del solicitante, encontrando el nombre Izuku Midoriya casi inmediatamente.

Rápidamente calmo sus nervios al ver esos familiares ojos verdes y los reemplazo con la aversión, sin querer pasar cada día junto con el hijo de Hisashi Midoriya. Estaba a punto de rechazar la solicitud, cuando un pensamiento surgió de la nada.

"Podría mejorar mis habilidades de combate."

Después de todo, solo podía llegar hasta cierto punto entrenando en solitario. Y la experiencia de enfrentarse diariamente a alguien podría serle de mucha ayuda en los torneos en los que participe en el futuro. Podría tener un compañero de entrenamiento.

La emoción de esa idea disminuyo un poco al darse cuenta de que tal vez tendría que enseñarle todo a Midoriya, pero entonces decidió que aunque él no quiera o no le guste, ella se encargaría de inculcar en su cuerpo todo lo necesario en el Kenjutsu. Incluso si tuviera que entrenarlo hasta el cansancio, se aseguraría de volverlo un espadachín lo suficientemente bueno como para servirle de pajera de entrenamiento. No importaba la cantidad de tiempo que tendría que verlo y corregirlo en cada error con un buen golpe, para que no vuelva a cometerlo.

Eso fue, sería una dura y estricta entrenadora con él para que se convierta en un buen espadachín.

No había ninguna otra razón, no, para nada.

"Lo acepto."

Y, en el caso de que Izuku Midoriya resultara ser un problema mayor a lo que valía, le daría una paliza.

...

Cuando lo notificaron de que su solicitud fue aceptada, Izuku se sintió mas feliz y emocionado que antes. Ahora, esperaba ansiosamente a que las clases terminaran y así poder ir a entrenar con su nueva compañera.

Finalmente, después de unas clases que se sintieron interminables, las clases terminaron y los estudiantes eran libres de irse a sus casas o a los clubs en los que estaban inscritos. A causa de la emoción, Izuku salió corriendo del salón en dirección al gimnasio, de hecho, fue tan rápido que cuando llego, todavía no había nadie.

Al ver que Tetsuyami-san todavía no llegaba, aprovecho para ir a prepararse. Se dirigió a los vestuarios vacíos de gente, donde rápidamente encontró un Budo-gi. Se desvistió y se lo puso casi enseguida, ajustando el cinturón en su cintura y probando las sandalias, acostumbrándose a la sensación que le daba. Doblo con cuidado su uniforme negro y salió del vestuario, no sin antes agarrar un Bokken que estaba abandonado en una esquina.

Cuando volvió a la sección del gimnasio que estaba destinada al Kenjutsu, se encontró con que Tetsuyami ya estaba ahí, aunque aun con el uniforme de Aldera y dirigiéndose al vestuario femenino.

Ambos cruzaron miradas de sorpresa, sin esperar encontrarse así. La sorpresa provoco un silencio incomodo, ambos adolescentes dándose cuenta de que en realidad era la primera vez que hablaban entre sí, y ninguno tenia buenas habilidades sociales para empezar.

Al final, parece que la primera en hacer un movimiento fue Tetsuyami.

"Midoriya." asintió con la cabeza, como reconociendo su presencia. A pesar de que se estuvieron mirando fijamente por varios segundos.

"Tetsuyami-san." asintió Izuku en respuesta.

Hubo unos segundos mas de silencio de parte de ambas partes, sin saber a donde dirigir la conversación.

"Veo que ya estas vestido." hablo Akane, fijando su vista en su cuerpo, como si acabara de darse cuenta de su aspecto.

"Si, estaba emocionado por esto." el rostro de Izuku se sonrojo un poco al procesar lo que dijo "Q-quiero decir, que estoy ansioso de aprender Kenjutsu contigo." un poco mas de rojo inundo su rostro.

"Ya veo..." Akane asintió con la cabeza lentamente, como si no hubieria dicho nada raro "Iré a cambiarme, luego podemos comenzar enseñándote lo básico."

"Entendido."

Akane asintió una ultima vez y siguió con su camino al vestuario, dejando atrás a un sonrojado Izuku que se reprendía internamente por avergonzarse así delante de una chica.

"Bien hecho Izuku, bien hecho." la vergüenza era tal, que estaba considerando seriamente golpearse en la cara con el Bokken "Esperemos que seas mejor con la espada que hablando con chicas..."

...

"Eso fue... Algo." fueron los pensamientos de Akane mientras se vestía su Budo-gi, agarraba su Bokken y guardaba su uniforme.

Durante la ultima clase, se la había pasado imaginando como sería su primer encuentro con Izuku Midoriya. Esperaba encontrarse con un chico que encarnara los rumores y chismes que esparcían sobre él, no ver a un chico socialmente incomodo y torpe. Fue... Una forma extraña de romper sus expectativas.

Aunque se veía algo tierno cuando estaba sonrojado-

Akane se deshizo de ese pensamiento, mientras salía del vestuario y se encontraba al peliverde en la sección del gimnasio asignada para su club de Kenjutsu. Alrededor de toda su zona, el resto de estudiantes en clubes ya estaban llegando y preparándose para sus actividades.

Pero Akane no estaba interesada en ellos, sus ojos estaban enfocados solo en Midoriya. Analizando su postura y forma debajo de su ropa, notando que estaba un poco en forma, bien, eso haría las cosas mas fáciles.

"Comencemos con lo básico." anuncio, recibiendo un asentimiento entusiasta del chico "Ponte en posición."

Izuku obedeció sin ninguna duda, sujetando fuerte su Bokken con ambas manos y alzándolo enfrente suya, la punta de la espada de madera apuntando al techo con una ligera inclinación hacia delante.

Akane lo miro de cabeza a pies, buscando cualquier falla o desajuste en su postura y corrigiéndolo "Separa un poco los pies, encorva tu torso hacia la espada e inclínala mas abajo."

El peliverde siguió sus ordenes separando sus pies por unos centímetros, encorvando su torso mas abajo e inclinando el Bokken en un ángulo mas cerrado. Akane asintió satisfecha con los ajustes, notando que su postura ahora era mucho mejor a la primera.

"Ahora, ataca." Izuku inhalo, tomando aire y aumentando su agarre en la empuñadura, antes de alzar el Bokken por encima de su cabeza. Cuando pensó que eso era suficiente, bajo la espada en un arco vertical, haciendo sonar el aire siendo cortado por la fuerza del movimiento.

La pelinegra miro con atención su movimiento, notando inmediatamente los errores en el proceso. Si, era bueno, pero podía mejorar...

"No uses demasiada fuerza, no la alces tan arriba." sus palabras llegaron a los oídos de Midoriya, quien asintió al escucharlas.

Entonces procedió a repetir el movimiento, esta vez sus manos relajando ligeramente su agarre en el Bokken. Alzo la espada por encima de su cabeza, deteniéndose a mitad de camino y volviéndola a bajar en un arco ligeramente mas amplio.

Akane asintió con satisfacción ante su segundo intento, notando que era mucho mejor al primer intento.

"De nuevo."

Y el peliverde le hizo caso, repitiendo el movimiento.

"De nuevo."

Otra repetición, otro movimiento satisfactorio.

"De nuevo."

El sonido del aire siendo cortado volvió a sonar.

"De nuevo."

Y otra vez.

"De nuevo."

...

Y así transcurrieron varios minutos, con Izuku probando varias posturas y Akane corrigiendo sus errores.

La pelinegra estaba cruzada de brazos, viendo a Izuku practicar un tajo diagonal ascendente, repitiéndolo sin parar y sin indicación. Estaba realmente complacida al ver que el peliverde nunca se detuvo, excepto para recuperar el aire, y seguía tan diligente con las repeticiones. Le recordaba a ella.

Ella esperaba que después de un rato, el se cansaría y reclamaría un descanso, pero no fue así. Desde el comienzo de sus lecciones, escucho y obedeció cada una de sus palabras, sin ninguna queja bajo su mandato.

Era... Agradable, que alguien la escuchara de esa forma.

Y Midoriya estaba resultando ser un alumno muy prometedor.

Ella podía verlo, como con cada repetición, sus movimientos se volvían más naturales y menos controlados. Su cuerpo ya se estaba acostumbrando a los movimientos musculares y al Bokken. Si él mantenía el ritmo, y entrenaba en serio, no tardaría mucho en alcanzarla.

Y ese pensamiento llenaba el corazón de Akane de una extraña sensación de orgullo.

"¿Así se sintió papá cuando empezó a entrenarme?" se preguntó de la nada, recordando la emoción y sonrisa en el rostro de su padre cuando ella era pequeña y demostraba su dedicación al Kenjutsu.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un constante sonido de metal chocándose. Confundida, volteo a ver a los alrededores, pensando que el sonido provenía de uno de los otros clubes presentes en el gimnasio. Pero no, no había nadie cerca que estuviera haciendo alguna actividad que pudiera causar ese sonido metálico.

De reojo miro a Izuku, notando como seguía con las repeticiones, ignorando el sonido o tan concentrado que no lo escuchaba. Fue entonces que se dio cuenta, que ella estaba causando el sonido.

O, más exacto, sus brazos protésicos.

Mientras estaba cruzada de brazos, sus dedos de la mano izquierda comenzaron a temblar y chocar con su bíceps derecho, causando el sonido.

Akane soltó un suspiro ante la aparición repentina de su tic nervioso. Cada que pasaba demasiado tiempo sin practicar Kenjutsu, sus dedos temblaban con la ausencia de una espada.

Sus ojos se dirigieron hacia el peliverde, quien había cambiado de postura y estaba repitiendo ataques horizontales, una postura que ya había practicado por un rato antes. Los ojos de Akane se movieron entonces al Bokken sujeto en su cintura, y no lo pensó mucho antes de ponerse junto a Izuku, practicando el mismo movimiento que él.

Ninguno de los dos dijo ninguna palabra, Akane no creía que fuera necesario hablar. Ya se había dado cuenta de que Midoriya no era alguien muy hablador, y ella estaba bien con eso. El hecho de que siguiera entrenando con la misma mirada ardiente del principio ya le decía la clase de persona que era.

Alguien que fijaba su objetivo, y no dejaba que nada lo detenga.

Como ella.

No tenia idea de cual era su objetivo, pero ella lo respetaría y se concentraría en su propia meta.

Ella se convertira en la mejor espadachín de Japón.

Cueste lo que cueste.

...

Antes de que Izuku se diera cuenta, ya habían pasado las 2 horas que la escuela permitía que tuvieran los estudiantes para sus actividades de club, y el y Tesuyami-san eran los únicos presentes en el gimnasio.

"Creo que eso es suficiente por hoy." declaro la pelinegra, notando que no había nadie más y que el reloj ya marcaba la hora límite.

"De acuerdo." asintió Izuku, permitiéndose relajarse y soltar el Bokken.

Solo para caer de bruces en la lona del piso.

"¡Midoriya!" Akane rápidamente se agacho a su lado, alarmada por su repentino colapso.

"D-disculpa... Creo que me excedí mucho." fue la pobre excusa que salió de su boca.

"Y tanto..." murmuró Akane entre dientes "¿Estas bien?"

"Si, si, solo un minuto..."

Izuku movió los brazos y se levantó del piso, haciendo un gran esfuerzo y notando lo adoloridos que en realidad estaban sus músculos.

Después de mucho esfuerzo, y un poco de apoyo de Akane, Izuku finalmente pudo pararse por completo sobre sus pies, se tambaleaba un poco, pero podía mantenerse estable.

Akane frunció el ceño, en una rara muestra de preocupación en su rostro normalmente indiferente "¿Seguro que estás bien?"

El peliverde sacudió la cabeza, desestimando la situación "Estaré bien, solo necesito descansar."

Akane asintió con la cabeza, no totalmente convencida, pero decidiendo dejar ese tema de lado. Ambos tomaron sus Bokken y se dirigieron a los vestuarios. Luego de una larga ducha refrescante y de cambiarse a su uniforme de nuevo, ambos salieron del vestuario vistiendo el insípido uniforme negro de Aldera.

Sin decir palabra, ambos salieron del gimnasio y se dirigieron a la salida de Aldera en silencio. Cuando llegaron a la calle fuera de la escuela, los dos se miraron entre sí.

"Nos vemos mañana." saludo Akane primero "Mañana seguiremos con lo básico."

"De acuerdo." asintió Izuku, sus ojos brillando de determinación "Hasta mañana, Tetsuyami-san."

Dicho eso, el peliverde se dio la vuelta y comenzó su camino a su casa, siendo visto por Akane.

Ella se quedo mirando su espalda por un momento, viéndolo alejarse y esperando volver a verlo al día siguiente.

Ansiosa de entrenar con él.

"Hasta mañana, Midoriya..."

Se dio la vuelta y comenzó a caminar a casa.

...

Luego de pasar unos 20 minutos caminando, Akane finalmente pudo llegar a su complejo de apartamentos. Subió las escaleras hasta llegar al tercer piso y camino por el pasillo, encontrándose con la puerta de su hogar.

Abrió la puerta y la cerró detrás suya al entrar, en silencio se agacho para comenzar a quitarse los zapatos y guardarlos junto a la puerta, cuando se dio cuenta de un detalle importante.

El otro par de zapatos junto a la puerta.

Los ojos de Akane se abrieron ante eso, eso solo podía significar una cosa. Su padre estaba en casa.

"¡Ya estoy en casa!" grito hacia la casa, esperando una respuesta ansiosamente.

Pasaron unos segundos de silencio, sin señal de otra presencia en el apartamento, cuando Akane escucho el sonido de pisadas acercándose.

"Bienvenida." hablo su padre, Kaito Tetsuyami, apareciendo por el pasillo.

Para ser alguien que solo estaba cumpliendo los 40 años, su padre parecía mucho más cansado. Su cabello azul oscuro estaba completamente salvaje y sus ojos celestes tenían profundas ojeras, producto de múltiples noches sin dormir. Todavía estaba vistiendo un traje de oficina, la ausencia de corbata mostraba que se había estado relajando de su agotador trabajo.

Pero el cansancio e insomnio no detuvo la sonrisa en el rostro de su padre al verla.

"Hola, Akane..." el cansancio notable en su voz le dio una extraña sensación al corazón de Akane.

Ella se acercó a su padre, rodeándolo en un abrazo "Hola papá."

Habían pasado días desde la última vez que se vieron, el trabajo de Kaito era lo suficientemente agotador y demandante como para no darles tiempo de charlar por teléfono. Ambos se separaron y se dirigieron a la cocina en un cómodo silencio, al llegar, Akane sentó a su padre en la mesa.

"Siéntate, ya prepararé algo."

"Esta bien..." fue la respuesta del hombre, demasiado cansado como para intentar discutir con su hija. Ella había heredado su terquedad y la de su madre.

Aunque le molestaba que su hija tuviera que hacer las cosas por él, cuando tenía que ser al revés.

Mientras que la pelinegra cocinaba algo rápido y sencillo, su padre la miraba desde la mesa, notando como se movía y la "aura" que desprendía. Aparte de la sonrisa de labios que tenía en el rostro.

"Te ves feliz." hablo de repente, haciendo que Akane lo mire por encima del hombro un momento "¿Paso algo bueno?"

"Mhhmm." soltó la pelinegra, dándose cuenta de su sonrisa mientras ponía los fideos en el agua hirviendo "Si, tengo un nuevo miembro en mi club."

Ante sus palabras, los ojos agotados de Kaito se abrieron con sorpresa y emoción, ante la perspectiva de que alguien esté interesado en el Kenjutsu y que se haya unido al club de su hija, sabiendo lo importante que era todo eso para ella.

"¿En serio?" una sonrisa entusiasta creció en su rostro, la fatiga y cansancio desapareciendo rápidamente "¿Y como es?"

"Bueno..." Akane se quedo en silencio mientras escurría los fideos y los ponía en 2 platos "Se unió hoy, así que solo es un principiante, pero..."

Mientras colocaba ambos platos en la mesa, para ella y su padre, su mente regreso a la tarde de ese mismo día. Recordaba como Izuku entrenaba las repeticiones, como se comportaba y la mirada que tenía cuando practicaba.

Ese fuego en su mirada.

"Es alguien prometedor y se parece a mi, estoy segura de que pronto me alcanzará."

Su padre asintió a sus palabras mientras tomaba un poco de fideos y los comía, escuchando atentamente las palabras de su hija y tratando de imaginar al chico, ansioso por conocerlo.

"¿Como se llama?"

Ante su pregunta, Akane se quedo en silencio. Después de todo, ¿Cómo podía decirle a su padre que su nuevo compañero, era el hijo del tipo de destruyó su antiguo dojo y le hizo perder los brazos?

Aun podía recordar como era su vida antes de ese día.

No le gustaba pensar en su madre, aunque igualmente no recordaba mucho de ella, Umi Seiko, quien la abandono a ella y su padre en cuanto se descubrió que era Quirkless. Después de eso, para tratar de animarla y distraerla del divorcio, su padre la llevo a su pequeño dojo de Kenjutsu y despertó su pasión por la espada. Luego de eso, sus vidas fueron normales y pacificas, con ella mejorando cada vez más en el Kenjutsu y su padre ganando mas estudiantes cada mes.

Hasta ese día, cuando ella tenia 7 años.

El dúo Midoriya, Firebreather y Mindraza, una pareja de villanos que ya tenían fama por su poder y maldad, ataco el dojo. No podía recordar con exactitud ese día, solo fragmentos.

Pero eso no cambio el resultado, ella perdió los brazos y el dojo quedo destruido. Su padre gasto una gran fortuna en sus prótesis, y para mantenerse a flote con los gastos y deudas, tuvo que cancelar su carrera como maestro de Kenjutsu y conseguir otro trabajo.

Por su bien, él tuvo que sacrificar su sueño de enseñar al mejor espadachín de Japón.

Es por eso que ella entrenaba tanto y tan duro, tenia que cumplir el sueño de su padre. Él dio todo lo que pudo por ella, era su deber corresponderlo.

Se lo debía.

...

"¿Como se llama?"

Kaito Tetsuyami estaba extasiado, ¡Su hija Akane tenia un compañero en su club! El sabía que los jóvenes no estaban interesados en las espadas, fuera de los animes o cultura, a causa de los héroes y Quirks. 

Así que saber que aun había chicos interesados en su pasión, lo emocionaba. Extrañamente, le daba esperanza en las nuevas generaciones.

Aunque su emoción se retuvo un poco al ver la duda en el rostro de su hija, aunque otros no notarían la diferencia en su casi inexpresivo rostro. 

"¿Akane?"

Los labios de la pelinegra hicieron una ligera mueca "Es... Izuku Midoriya..."

La mente de Kaito quedo en blanco ante la mención de ese nombre.

Midoriya.

Recuerdos de fuego y caos aturdiendo su mente, pero la mirada en los ojos escarlata de su hija lo hicieron salir de ellos.

"Ya... Ya veo..."

Después de eso, ambos se quedaron en silencio, sin saber que mas decir. Los 2 siguieron comiendo, y al terminar, Akane se levanto y junto los platos, poniéndose a lavarlos mientras que Kaito se dirigía a la sala.

Sentándose en el sofá de la sala, la mente de Kaito estaba concentrada en el hecho de que el hijo de esos bastardos estaba en mismo club que su hija.

"No, no pienses así." se reprendió casi inmediatamente "Él no es responsable por los crímenes de su padres."

Aun podía recordar la sorpresa e ira cuando hace 2 años, Akane le conto que en Aldera asistía el hijo de los Midoriya, incapaz de creer que personas como ellos podían hacer tales cosas, siendo padres.

Pero, aunque racionalmente sabía que este Izuku no era sus padres, aun así tenia esa sensación de querer proteger a su hija. Aunque sabía que ella podía defenderse por su cuenta.

Kaito suspiro, cansado física y mentalmente, suponiendo que tendría que conocer personalmente a este chico.

Solo por si acaso.

...

Cerrando el grifo de la ducha, Izuku se quedo parado en el baño de su casa, sintiéndose mucho mas relajado y satisfecho que en mucho tiempo.

"Fue mucho mas duro de lo que pensé." pensó mientras sacudía la cabeza para sacarse el agua como un perro "Tetsuyami-san es realmente exigente."

Pero eso era bueno, eso demostraba lo importante que era el Kenjutsu para ella. Y si le importaba tanto, entonces era muy buena.

Salió de la ducha secándose con la toalla e ignorando, como siempre, la cámara colocada en uno de los rincones del techo. En lugar de eso, su mente estaba concentrada en su nuevo horario con la inclusión de sus 2 horas de entrenamiento de Kenjutsu.

"Quedan 303 días para el examen de ingreso a UA, el 26 de febrero." se rascaba la barbilla mientras pensaba "Sin contar los fines de semana y otros casos, me quedan menos de 205 días. 2 horas diarias por 205 días me dan 410 horas de practica de Kenjutsu, lo que equivalen a 17.9 días."

Se fijo en su reflejo del espejo del baño, notando su figura ligeramente marcada. Frunció el ceño.

"No es suficiente."

Si quería ingresar a UA y ser un héroe, tendría que esforzarse mucho, mucho mas que los demás.

Agarro su teléfono y rápidamente lo prendió, buscando algo en el mercado online. Rápidamente encontró lo que buscaba; Equipo de entrenamiento, un Bokken y una katana real. 

Agradeciendo al dinero que Mitsuki-san le daba cada fin de mes, y que no haya gastado casi nada, excepto para comida, pago por la compra y entrega de esos productos. Viendo la confirmación de la compra y el tiempo estimado en llegar, 3 días, una sonrisa creció en su rostro.

Los próximos 10 meses serian muy duros y difíciles.

Pero el lo lograría.

Sin importar que.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top